Waffy...oh, maravilloso waffy...

~4~

-¿....Yuki?

Yuki tenía la garganta seca, y solo supo asentir lentamente, deseando más que nunca no llevar esa estúpida venda alrededor de sus ojos y poder ver la cara de Shuuichi. Se conformaba solo con un segundo, una milésima de segundo, con tal de poder ver su sonrisa de nuevo.

De pronto, sitió unos brazos alrededor de su cuerpo que le apretaban con mucha fuerza, un cálido aliento en su cuello que decía palabras incoherentes entre sollozos, y el peso del cuerpo de Shuuichi al apoyarse contra el suyo, como si quisiera estar tan cerca de él como pudiera.

Bueno, esto tampoco estaba mal.

Torpemente, más por la emoción tan fuerte que le embargaba al volver a tener a Shuuichi tan cerca, que por que no se encontrase bien, levantó sus manos también, y lo atrajo más hacia sí, si es que eso era posible, abrazándolo fuertemente. Respiró profundo, y le sorprendió la maravillosa sensación de alivio que lo embargó. Como si se hubiera quitado un enorme peso de los hombros. No se había dado cuenta de cuanto le estaba afectando el pensar que jamás podría volver a abrazarlo, a hablar con él, a besarlo, hasta que había tenido una breve muestra de cómo sería su vida sin él.

Y no le gustaba en absoluto.

Yuki estaba decidido a no tener que volver a vivir aquello nunca más.

-Está bien, Shuuichi, está bien. No me voy a ir –le susurró, para calmar un poco al pequeño cantante, que sequía llorando entre sus brazos.

Pero Shuuichi no pareció oírle.

Mika, se volvió hacia Hiro, con intención de decirle que a lo mejor lo más correcto sería dejarles un rato a solas para que hablasen –esa era la cuestión en todo este plan después de todo; pero se dio cuenta de que este era el piso de Hiro, y que de ninguna manera le iba a decir que se marchara. Así que la única opción que quedaba era que ambos se fueran a su apartamento, para poder hablar tranquilos.

Hiro, que parecía haber tenido la misma idea, se hizo notar en la habitación, y se acercó a Yuki y Shuuichi.

-Ano... Shuu, creo que lo mejor sería que os fuerais a casa, ne? Para que podáis hablar de lo que ha pasado.

Shuuichi no hizo ningún movimiento para alejarse de Yuki y hacer caso a Hiro, ni siquiera parecía haberle oído.

Yuki sonrió internamente, agradecido por la honesta actuación de Shuuichi, que no hacía más que devolverle las esperanzas de que lo que Hiro le había contado aquella mañana era cierto, y que Shuuichi no le odiaba más de lo que él le odiaba a él, y que era posible que todo pudiera solucionarse de una manera satisfactoria.

-Shuuichi, Hiro tiene razón. Deberíamos ir a casa... ¿quieres?

Shuuichi asintió débilmente, aún sin soltarlo, pero Yuki quería una verdadera reacción de su parte, así que le apartó un poco con sus brazos, forzándolo a deshacer el abrazo.

-Shuuichi..

Yuki noto que Shuuichi levantaba la cabeza, como si le estuviera mirando, y él decidió que era un buen momento para sonreírle, y quizás hacerle ver que todo saldría bien, que esto era lo que él quería también.

-Hai... sería lo mejor, ne? Creo que Hiro y Mika-san ya han hecho suficiente por nosotros hoy.

Miró primero a Hiro, que le sonreía ampliamente, y luego a Mika, que tenía una mueca de satisfacción en su cara, y los miraba con la esperanza de que Yuki pudiera ser feliz al fin.

-En eso tengo que estar de acuerdo contigo, Shuuichi –convino Yuki, agrandando aún más su sonrisa.

-Bueno, también era por mi bien –rió Hiro, haciendo que todos se volvieran hacia él- no me entiendas mal, quiero mucho a Shuuichi, pero si tengo que aguantarlo otro día más por aquí deprimido, me hubiera dado algo.

Hiro~! –protestó Shuuichi, pero sin dejar de sonreír, y sin soltar a Yuki tampoco.

Todos rieron, mientras Shuuichi buscaba algo con lo que poder contestar a su amigo, pero no encontró nada.

-Vamos, os llevaré en el coche, no creo que ninguno estéis en condiciones de conducir.

Shuuichi saltó un poco al oír lo que Hiro acababa de decirle, y miró a Yuki con aprehensión, haciendo una nota mental para recordar a Hiro que eso podía ser un tema delicado para Yuki. Pero éste no parecía haberse sentido aludido, y seguía sonriendo, agarrando la mano de Shuuichi.

-Mika, te llevaré a ti también a casa, ¿te parece bien?

-Hai, arigatou, Hiro

¿Mika? ¿Hiro? Shuuichi se preguntó con curiosidad cuando se habían vuelto tan familiares el uno con el otro.

Los cuatro se dirigieron hacia el garaje, y subieron al coche rápidamente, Mika con Hiro delante, Shuuichi y Yuki detrás. No hablaron nada durante el viaje, todo estaban demasiado conmocionados por los últimos sucesos, y tenían muchas cosas en la cabeza.

Shuuichi no podía quitarse de encima ese hormigueo que le ardía en el estómago, como si un montón de mariposas estuvieran revolteando libremente bajo su camisa, y que, de alguna forma, le hacía sentirse muy inseguro. No parecía que Yuki estuviera enfadado con él, pero Shuuichi no podía estar seguro. No después de lo que le había hecho.

Hiro consiguió llegar en menos de veinte minutos al apartamento, se despidió de Yuki y Shuuichi, haciéndole prometer a su amigo que le llamaría más tarde para ver como iba todo, y volvió al coche con Mika.

-¿Vamos?

-Vamos –le dijo Mika, aún mirando a su hermano.

En realidad no tenía muchas ganas de ver a Tohma en aquellos momentos, pero sabía que retrasarlo no haría que el problema desapareciera.

-¿Te... te encuentras bien?

Mika se giró para mirarle, y por un momento se vio a si misma contestándole que no era asunto suyo y que la dejase tranquila, pero recordó la conversación en el apartamento de Yuki el otro día, y la que había tenido con Shuuichi esa mañana, y se dio cuenta de que eso sería una estupidez después de todo lo que había pasado,.

Al fin y al cabo, Hiro solo trataba de ayudar.

-Hai.

-Todo saldrá bien, Mika –le dijo con convicción, sin apartar la vista de la carretera.

Y Mika le creyó.

~ ~ ~

Shuuichi giró la llave del apartamento, que no había sacado de su mochila en todo ese tiempo, y abrió la puerta lentamente, dejando que Yuki entrara primero. No sabía si debía ayudarle a caminar para que no se tropezara con el escalón o algo así, o bien dejarle un poco de espacio. Lo que menos quería era agobiarlo, parecer demasiado sobre protector y hacerle enfadar.

Pero Yuki decidió por él, caminando con paso decidido por el salón, quitándose los zapatos con un movimiento rápido, y encaminándose hacia el sofá. Shuuichi lo siguió, sin saber muy bien que otra cosa hacer. Se sentó a su lado, a una distancia prudencial, y permaneció en silencio.

La voz de Yuki lo sobresaltó.

-¿No vas a decir nada?

Miraba hacia delante, pero Shuuichi no sabía si era por que no sabía hacia donde dirigirse por que no podía ver donde se había sentado, o por que quería parecer frío.

Esperaba que fuera lo primero.

-Ano.... yo....-Shuuichi suspiró- Gomen, Yuki.

Yuki dejó escapar una breve carcajada.

-Por que sabía que dirías eso.

Gomen! No era mi intención....

-¿Por qué te disculpas? –dijo al tiempo que giraba, de modo que su cara estaba enfrente de la de Shuuichi, como si pudiera vele a través de las vendas.

Un escalofrió recorrió la espalda de Shuuichi.

-Ano...

-Baka, deja de pedir perdón por motivos que no existen, y acércate un poco. Puede que esté momentáneamente ciego, pero definitivamente no estoy manco, y un poco de contacto físico no me vendría mal.

Shuuichi, demasiado sorprendido como para procesar lo que le acababa de decirle, se sentó al lado de Yuki y alargó sus manos para que Yuki pudiera estrechárselas.

Tal vez.... todo saldría bien después de todo.

-Entonces.... ¿no estas enfadado?

-Si, sí lo estoy –le dijo, apretándolas con fuerza.

El corazón de Shuuichi dio un vuelco al oír esto. Iba a empezar a decirle que lo sentía, que había sido un estúpido y que tenia todas las razones del mundo para estar enfadado con él, pero Yuki continuó hablando.

-Pero no contigo.

-...¿Eh?

-No estoy enfadado contigo Shuuichi. No tengo ningún motivo.

-Demo.... yo me he portado como un estúpido. No me despedí de ti, no fui al hospital en la operación, no estuve para—

Pero una mano de Yuki lo silenció, sus dedos tocando suavemente la superficie de los labios de Shuuichi.

-Eso no importa

-¡Claro que importa!

Yuki parecía sorprendido.

-Debí.... debí haberte apoyado, en vez de quedarme en casa. Pero es que.... –Shuuichi tragó saliva por que tenía la garganta increíblemente seca de repente- pensé que quizás no querrías verme después de lo que te había hecho, y luego ya era demasiado tarde para ir, y yo quería llamar, pero pensaba que no querrías hablar conmigo...

-Creo que alguien te metió esas ideas en la cabeza –dijo con exasperación.

Shuuichi lo miro sorprendido un momento, no sabía que Yuki estuviera al corriente de su conversación con Tohma acerca del accidente, y tampoco sabía si eso era una buena o una mala noticia.

El escritor pareció comprender la inquietud de Shuuichi.

-Hiro me contó a grandes rasgos las mentiras que Tohma te había contado. Eso es una parte del porque estoy aquí.

-Demo... ¡Tohma-san no lo hizo con mala intención, Yuki!. El pensaba que hacía lo correcto, que así te protegía. Pensó que estaba actuando solo en tu favor.

-No deberías tenerle en tan alta estima

-Demo... ¡es cierto, Yuki! Tohma-san es una buena persona, Mika-san no estaría enamorada de él si no lo fuera. Eso solo que... tiene que darse cuenta de que su forma de actuar.... era equivocada.

-Creo que todos nos hemos comportado como unos estúpidos estos últimos días.

Shuuichi se permitió una leve sonrisa al oír aquello.

-Hai, eso parece.

-Pues entonces creo que yo también debería disculparme.

Iie, Yuki! Fui yo el que abandonó a la primera dificultad....

-Mientras yo me dejaba mentir sin tener el valor suficiente para enfrentarme a la verdad.

-Iie...

-La verdad era que tenia miedo, Shuuichi. Estaba aterrado. No puedo explicar exactamente de qué, pero lo cierto es que lo estaba.

-Yuki....

-De repente yo no podía ver, y no sabía nada de ti, me sentía muy solo y no sabía que hacer. Jamás me había sentido tan vulnerable como en esos momentos. Ni siquiera cuando.... –Yuki dejó que su voz muriera.

Shuuichi apretó un poco más fuerte la mano de Yuki, como si quisiese enfundarle fuerzas.

-No se por qué, pero cuando te fuiste eso me dolió más que ninguna otra cosa. Era algo que yo no entendía, y contra lo que yo no podía luchar, y eso me frustraba.

Shuuichi no podía parar de llorar ahora, sabiendo que le había causado tanto dolor por no ser lo suficientemente fuerte como para hacer frente a Tohma, para darse cuenta de que solo eran una excusa para intentar liberase de la culpa que sentía el presidente desde hacía tanto tiempo.

-Gomen, Yuki, yo... jamás pretendí que—

-¡Deja de disculparte, maldita sea!

Shuuichi quedó callado un momento, sorprendido por la brusquedad de las palabras de Yuki.

-Estoy tratando de decirte que te he echado de menos mucho estos días, baka. Que te.... quiero.

Shuuichi tardó unos segundos en oír lo que Yuki le acababa de decir, y otro más en darse cuenta de lo que significaban. Creyó por un momento que su corazón había dejado de latir en su pecho.

-Yuki..... ¿honto ni?

Yuki, a pesar de saber que se lo diría y que Shuuichi le preguntaría si era verdad, no pudo evitar sonrojarse al contestar. Si, siempre lo había hecho, y nunca dejaría de hacerlo. Y esa era la única verdad que le importaba ahora mismo.

-Zutto.

Shuuichi abrazó de nuevo a Yuki, como horas antes lo hiciera en el apartamento de Hiro, sin pensarlo, solo dejando que la sensación tan maravillosa de saber que le importas a alguien más que ninguna otra cosa le inundara el corazón.

Deseó que ese momento durase para siempre.

Pero entonces Yuki se tambaleó hacia un lado, casi rompiendo el abrazo, y el corazón de Shuuichi volvió a acelerarse. ¡Algo andaba mal!

-¡¡Yuki!!

-Estoy.... estoy bien –dijo apartándose un poco y sujetándose la cabeza con sus manos- Solo me he mareado un poco.

-¿Seguro? ¿No deberíamos llamar la medico? ¿O quizás ir a hospital....?

-Baka, solo es un mareo, por el estrés. Hoy ha sido un día muy estresante.

Shuuichi bajó la cabeza.

-Gomen...

-Si vuelves a pedir perdón una vez más, esta noche duermes en el sofá.

Shuuichi se callo inmediatamente, sonriendo levemente.

-Eso esta mejor. Ahora por favor, coge las pastillas que están en el bolso de mi chaqueta, y tráeme una.

-Hai.

Shuuichi se levantó del sofá y cogió la chaqueta, buscando en los bolsos hasta que encontró en paquete de píldoras blancas. Le dio una, como le había dicho Yuki y también le llevó un vaso con agua para que se la bebiera. Estuvo apunto de preguntarle para que eran, pero como Yuki parecía cansado, se dijo que lo mejor seria esperar a mañana.

-Quizás deberías descansar un poco, ya es tarde..

Yuki terminó de beberse el agua y le tendió el vaso a Shuuichi, mientras suspiraba.

-Hai, creo que tienes razón. Me vendrían bien unas horas de sueño.

-¡Ok! Deja que te lleve hasta el dormitorio. Tendrás que cambiarte, y poner esa ropa a lavar,... y puede que tengamos que encender la calefacción. Puede que haga demasiado frió.... tal vez unas mantas serían lo mejor...

Shuuichi se dio cuenta de que Yuki estaba serio, mirando hacia la dirección donde se encontraba

-¿Yuki...?

-Echaba de menos esa capacidad tuya de hablar durante veinte minutos seguios sin respirar

Yuki~! –protestó Shuuichi, en su voz fingida de enfado, mientras le ayudaba a levantarse del sofá.

-Lo que más miedo me da es que es cierto –musitó Yuki, dejándose arrastra hacia el dormitorio. Shuuichi solo se rió, y le abrazó más fuerte.

Un rato después, con Yuki instalado en la cama con su pijama azul, Shuuichi se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta.

Yuki le dijo

-¿Es que no vienes?

-Hai –le contestó Shuuichi, sonriendo- hago una llamada y enseguida estoy contigo.

-De acuerdo –le dijo, sonriendo también.

Ni que decir tiene que cuando Shuuichi volvió al dormitorio después de una breve conversación con Hiro, Yuki ya estaba sonoramente dormido.

~ ~ ~

Mika giró la llave del apartamento, que no había sacado de su bolso en todo ese tiempo, y abrió la puerta de su casa lentamente, dejando que el viento la golpeara unos segundos en la cara antes de cerrarla tras de si.

Ya había anochecido, y la casa estaba en penumbras. Mika por un momento pensó que Tohma no estaba en casa después de todo. Quizás había salido a dar una vuelta con el coche, o quizás estuviera en el bar al que solían ir, tomando una copa.

Dejó el abrigo y el bolso encima del sinfonier de la entrada, y se quitó los zapatos, relajando los pies después de haber llevado esos malditos tacones todo el día. Justo cuando se dirigía al servicio para quitarse el maquillaje y asearse un poco, reparó en una sombra que había al lado de la ventana en el estudio de Tohma.

Tardó unos segundos en darse cuenta de que era Tohma.

-Me has asustado –dijo casi susurrando, intentando calmarse un poco de la impresión.

-Gomen. No te había oído entrar.

Mika se mordió el labio inferior, intentando decidir qué hacer. Tenía que hablar con Tohma, estaba claro, esa situación debía terminar de una vez por todas, pero no estaba totalmente segura de que ese fuera el mejor momento para hacerlo. Echó un vistazo a la habitación y vio que el ordenador estaba apagado (rara vez lo estaba) y que había una botella medio llena y una copa con hielos en cima de la mesa. No parecía que hubiera bebido mucho, pero Mika no sabía que efecto podía tener.

-Mika.... ¿puedo preguntarte algo?

Mika sonrió a pesar de si misma. Tohma, tan educado como siempre.

-Claro –dijo entrando en la habitación, y colocándose cerca de él, apoyada en la pared de costado.

-¿Me odias?

Mika abrió los ojos un poco, sorprendida por una pregunta tan directa, pero contestó en seguida.

-Por supuesto que no.

-¿Por qué? –le preguntó entonces, sin quitar la vista de la ventana.

-Por que eres mi marido

-¿Solo por eso?

Mika lo miró extrañada un momento, sin saber muy bien qué decir. Sin saber qué era lo que Tohma quería oír.

-Tohma, eres mi marido, y te quiero. No podría odiarte nunca.

-¿Incluso después de esto? –le preguntó, dándose la vuelta de modo que estaba en frente de Mika. Tenía lágrimas en los ojos, y la cara tan pálida, que al juntarlo con su pelo rubio le hacía tener un aspecto apagado, casi sin vida. A Mika le dio un vuelo el corazón cuando lo vio.

-Tohma....

Y Tohma se derrumbó entonces, dejando que las lágrimas corrieran libremente por sus mejillas, dejando que Mika lo viera en su momento más vulnerable. Dio unos pasos titubeantes hacia ella, intentando encontrar algo que le aliviara un poco.... y Mika recorrió la última distancia que los separaba y le abrazó. Tohma puso sus brazos desesperadamente a su alrededor, como si temiera que se desvaneciera en el aire.

-Yo.....Solo quería protegerlo, de verdad. Tienes que creerme, solo quería.... solo ....yo quería....

-Lo se, Tohma, lo se –le dijo, susurrando en su oído- Y Eiri también lo sabe. Pero tienes que dejarlo pasar. No fue culpa tuya, no lo fue. No podías saberlo. Eres tan culpable como yo. Tienes que.... que dejarlo pasar, Tohma. Eiri tiene que seguir adelante, por si mismo. Tiene que encontrar a quien le pueda ayudar.

-Lo se –le dijo, entre sollozos- y eso es lo que más miedo me da.

Mika lo miro con cara de no comprender.

-Que ya la haya encontrado, y ya no me necesite. Que me odie por que lo que pasó, y no me de la oportunidad de redimirme.

Mika notó que su visión se estaba empezando a nublar. No quería llorar, no ahora. Quería ser fuerte por él, quería decirle las palabras exactas que le hicieran comprender que no fue culpa suya, y que podía descansar al fin.

-Eso es en lo que te equivocas, Tohma –le dijo con decisión, apartándolo un poco para que pudiera verle la cara- que no necesitas redimirte de nada. No necesitas ser perdonado, por que nunca fue culpa tuya. ¿Lo entiendes? Tienes.... tienes que dejarlo ir.

Tohma asintió lentamente, y se dejó arrastrar por su esposa a un tierno beso.

-Siempre estaré a tu lado, no lo olvides -le dijo, sonriendo cálidamente.

Y Tohma la creyó.

-Arigatou...

Y por primera vez desde hacia muchos años, Tohma se sintió aliviado, y tranquilo.

Me encanta cuando los planes salen bien ^_~
Por si a alguien le interesa, la canción que inspiró esta última conversación fue 'Frozen' de Madonna.

Honto ni = de verdad?
Zutto= para siempre