Gracias por todos vuestros reviews! Vuestras opiniones hacen de mi una Nagi feliz ^^
~2~
-Bueno, vamos a ver–dijo en tono serio, mientras revisaba unos papeles que había en una carpeta amarilla, sus ojos moviéndose rápidamente por las líneas. Tenia las gafas ligeramente caídas, inclinadas en el empeine de su nariz, lo que le daba aspecto de ser más viejo de lo que en realidad era.
El efecto desapareció en cuanto levantó la vista, y se las quitó, dejándolas con cuidado encima de los papeles en la mesa.
Yuki se movió incómodo en su asiento, no sabiendo muy bien qué hacer o qué decir, si el doctor ya había terminado de revisar los análisis y las pruebas que se le habían practicado la semana pasada o no, y si su tardanza en responder era una buena, o una mala señal. Odiaba no poder ver la expresión de su cara.
Al menos Shuuichi le estaba sujetando la mano, y parecía bastante tranquilo. Si hubiera la más minina posibilidad de que algo pudiera salir mal, Shuuichi se pondría nervioso y Yuki lo notaría. Al menos podía contar con eso.
Al final decidió por aclararse la garganta, en un intento de hacer ver al médico que él sí estaba allí, y que esa no era forma de hacer que una persona ciega se sintiera cómoda.
-¿Yuki-san? ¿Quería preguntar algo?
Yuki se reprimió las ganas de contestarle alguna de las muchas frases sarcásticas y que, estaba bastante seguro, estarían fuera de tono, que habían acudido a su mente, y se limitó a preguntar qué le decían los resultados.
-Oh, no se preocupe. Todo está correcto. Los análisis y el resto de las pruebas han ido bastante bien, y no parece haber ninguna desagradable complicación secundaria, que era mi principal preocupación.
Shuuichi miró a Yuki con expresión de alegría, como queriéndole transmitir que todo saldría bien, pero al darse cuenta de que Yuki no podía verle, le dio un ligero apretón con la mano. Entonces Yuki se volvió ligeramente hacia él, e hizo algo totalmente inesperado que hizo al corazón de Shuuichi estremecerse.
Le sonrió.
Fue en ese momento cuando Shuuichi supo que todo saldría bien.
El doctor Nagashi, ajeno a su juego de miradas (o de gestos, más bien) terminó de guardar el resto de papeles en la carpeta otra vez, para dejarla en un pequeño montón a la izquierda de su mesa.
-Bueno, aunque de momento no hay ningún problema, y espero que no se vaya a desarrollar ninguno, aún debemos ser cuidadosos.
Yuki volvió de nuevo su atención al médico, sin soltar la mano de Shuuichi.
-¿Problemas? –dijo, intentando no sonar demasiado preocupado.
-Oh, no se preocupe, Yuki-san. Usted sólo debe pensar en ponerse bien, nada más. Así que fuera el estrés, y los esfuerzos grandes, y trate de descansar todo lo posible –hizo una pequeña pausa, como pensando sus palabras- No debe olvidar que esta es una recuperación tanto física como mental.
-Sí, claro.
-Demo, entonces todo va bien... ¿no? –preguntó tímidamente Shuuichi, que sí sonaba preocupado.
-Va como cabía esperar, Shindou-san. Ninguno de los dos ha de preocuparse- le dijo mirando honestamente a Shuuichi, que se sintió un poco mejor.
-Al fin y al cabo, ése es mi trabajo –añadió el doctor, con un leve sonrisa.
Shuuichi se permitió sonreír también, y Yuki notó que el ambiente se relajaba por fin. Tal vez, no había nada por lo que preocuparse.
-¿Cuándo me van a quitar las vendas?
El docto se aclaró la garganta antes de contestar.
-Bueno, teniendo en cuenta que los resultados de las pruebas han sido favorables, y que no ha habido complicaciones, me aventuraran a decir que dentro de unos ocho o nueve días sería una buena fecha para quitárselas, Yuki-san.
-¿He de venir a más revisiones?
Nagashi casi se rió.
-Claro que si. No esperaría que no tuviéramos un control sobre su estado, ne?
-Claro que no –musitó Yuki, y si hubiera podido, habría entornando los ojos la hacerlo.
El doctor entonces, mirando su reloj de pulsera con una expresión de pánico en su cara, dio por terminada la visita, recordándoles la fecha de la próxima, y un par de consejos sobre la alimentación que debería llevar, algo que a Yuki no le hizo mucha gracia, aunque Shuuichi lo anotó en su libreta con todo detalle.
Al salir de su despacho, Nagashi se despidió de amos, y se encaminó hacia el ascensor de personal, justo un momento antes de que alguien dijera su nombre por los altavoces.
Shuuichi cogió la mano de Yuki, y ambos fueron caminando lentamente por el pasillo.
-Bueno, pues al final todo ha salido bien –dijo Shuuichi con entusiasmo- ya ves que no hacía falta estar tan preocupado.
-¿Quién estaba preocupado? –le contestó Yuki, fingiendo indignación.
-Vamos, Yuki. Te conozco, sé cuando algo te preocupa.
-Oh, sí –dijo haciendo un gesto dramático con la mano- eres el maestro del lenguaje corporal y la sutileza.
-¡Yuki~! No seas m... –pero Shuuichi no llegó a terminar la palabra.
Yuki, momentáneamente alarmado, le preguntó qué pasaba, sin saber que la vista del muchacho estaba fijada en la persona que se dirigía hacia ellos con bastante decisión.
-Seguchi-san –dijo Shuuichi, sin poder evitar la sorpresa en su voz.
Sabía positivamente que Mika sabía que hoy Yuki tenía que ir al hospital para una revisión, pero no esperaba que se decidiera a venir, ni mucho menos traer a Tohma con ella. Era una algo que realmente no se había esperado.
Y no sabía cómo se sentía.
Por que sí, una cosa era decirle a Yuki que hiciera las paces con Tohma, y que tratase de escucharlo, por que al fin y al cabo era la persona a la que su hermana amaba, y con la que probablemente pasaría el resto de sus días. Además, hacía mucho tiempo que se conocían, con lo que no tenía sentido seguir enfadados. Pero él era otra historia. No había podido pensar mucho en eso, había estado demasiado ocupado recuperando el tiempo perdido con Yuki como para preocuparse por Tohma.
Sin embargo, mirando la cara del presidente de la compañía, realmente mirándolo a los ojos, Shuuichi no pudo por menos que disipar cualquier duda que aún tuviera de que había perdonado el comportamiento que había tenido estos últimos días. Como le había dicho a Yuki no hacía mucho, él ya había sufrido bastante con la culpa llevada en silencio durante tantos años. Tal vez, era mejor hacer borrón y cuenta nueva.
Y, ante la sorpresa y el asombro de Mika y del propio Tohma, Shuuichi les brindó una cálida sonrisa, mientras él y Yuki recorrían la distancia que los separaba.
-Mika-san, Seguchi-san, no sabía que fuerais a venir al hospital también.
-A decir verdad, nosotros tampoco hasta hace unos diez minutos –le contestó Mika devolviéndole la sonrisa –pero pensamos que quizás necesitaríais un poco de ayuda para llegar, y hemos traído el coche.
-El apartamento solo está a un cuarto de hora de aquí –protestó débilmente Yuki, al que no le gustaba demasiado que vinieran a interrumpirle la única mañana que Shuuichi no tendría que ir a ensayar y ambos podían estar solos.
-Oh, vamos, Eiri. Tendréis mucho tiempo el resto de la semana para hacer lo que queráis, y además, necesitas descansar.
Yuki, quizás un poco sorprendido por que Tohma supiera lo que estaba pensando con tanta exactitud incluso ahora, solo resopló.
-Eiri, no seas así –le dijo Mika en tono pacificador –para compensarte por tener que pasar un poco de tiempo con tu familia, te diré que os hemos traído mi tarta especial de arándanos, receta americana.
-¿La que papá odiaba tanto? –dijo Yuki con súbito interés
Mika sonrió perversamente
-Esa misma.
Shuuichi nunca había cambiar de actitud tan rápido a Yuki en todo el tiempo que llevaban juntos. Ahora el escritor sonreía abiertamente y solo quería irse al coche para llegar a casa.
Ver para creer.
-Sabía que estarías de acuerdo conmigo –le dijo finalmente Mika –vamos al coche y allí nos podéis explicar que ha dicho el médico, aunque por vuestras caras puedo adivinar que no son malas noticias.
Justo cuando Shuuichi iba a confirmar el comentario de Mika, Tohma intervino, hablando con una amplia sonrisa que no admitía discusión.
-¿Por qué no os adelantáis vosotros dos? Shindou-san y yo os alcanzaremos enseguida
Mika le lanzó una mirada inquisitiva, pero no dijo nada. Y Yuki no tenía oídos más que para el postre que le esperaba en casa.
Shuuichi se despidió de Yuki, y observó como se alejaban por el pasillo hasta el ascensor, mientras una sensación de incertidumbre crecía en su estómago. ¿Qué le querría decir Tohma en privado? La última vez que lo hizo, la cosa no acabó muy bien, y Shuuichi no podía evitar tener ciertas reservas.
-Sé lo que debes estar pensando, y no te culpo –le sorprendió diciendo Tohma, quitándose esa sonrisa falsa de la cara, y dejando ver un semblante preocupado y serio.
-La verdad es que no te odio; nunca lo he hecho, en realidad. Es más, es por ti y esa capacidad de generar energía de la nada que creí en Bad Luck antes de que fuera la banda que es ahora, cuando aún era poco más que un sueño.
-Seguchi—
-Déjame terminar, por favor –le dijo con suavidad, y Shuuichi le hizo caso- Sé... sé que no lo he demostrado últimamente, pero nunca he querido hacerte daño. Creía que lo estaba protegiendo al separaros, aunque en realidad solo estaba intentando redimirme de la culpa que sentía. Que aún siento.
Tohma suspiró sonoramente, y Shuuichi pudo notar que la voz estaba un poco quebrada. Le debía estar costando mucho decir eso.
-Creo que lo que trato de decir, es que lo siento. Sé que con eso no basta para borrar lo que hice, pero es lo único que puedo ofrecerte.
Shuuichi, que aún no acababa muy bien de creerse lo que acababa de oír, solo supo sonreírle lo más sinceramente que pudo.
-No era necesario, Seguchi-san. Conozco los motivos, por que yo siento ese mismo impulso de querer abrazarle y borrar todo lo malo que le ha pasado. Solo quiero que entiendas que nunca, bajo ninguna circunstancia, le haría daño a Yuki.
-Gracias –suspiró Tohma, antes de acercarse a él y hacer algo que Shuuichi jamás pensó ver.
Le abrazo.
Bueno, parecía que la gente se habría propuesto sorprenderlo aquel día. Lo próximo que vería, a Fujisaki tomándose un día libre.
Aún sorprendido, Shuuichi le devolvió el abrazo, y permaneció quieto hasta que el otro decidió romper el contacto. Le dedicó una pequeña sonrisa, pero que parecía más sincera que cualquiera de las que Shuuichi hubiera visto hasta entonces.
Juntos caminaron por el pasillo hasta el ascensor que momentos antes habían utilizado Mika y Yuki para bajar a la planta baja, y se encaminaron a los aparcamientos. Yuki, sentado en la parte de atrás hablaba muy deprisa con Mika, se quejó medio en bromas de que hubieran tardado tanto, y le indicó a Shuuichi que se sentara a su lado y que se marchasen de una vez.
Shuuichi, contento de que Yuki se hubiera olvidado de sus ojos aunque al menos fuera por un rato, hizo lo que le había dicho. Una vez sentado, se sorprendió cuando Yuki buscó su mano, y la tomó sin casi darse cuenta de ello.
Llegaron al apartamento en menos de diez minutos, entre risas de Mika, que estaba irrefrenablemente contenta de que todo pareciera volver a la normalidad por fin, y que pudieran volver (o mejor dicho, a empezar) a sentirse como una verdadera familia; y comentarios de Yuki, que parecía haber vuelto a su estado anterior de cínico que se las sabe todas.
Cuando llegaron (y después de haber comido una gran porción de tarta) Yuki propuso que se quedaran a comer, y tanto a Shuuichi como a Mika y Tohma les pareció una gran idea. Mika y Shuuichi se fueron a la cocina a intentar sacar algo comestible de lo que quedaba en el frigorífico, mientras Yuki le enseñaba a Tohma su última novela, que, según su editor le había dicho, saldría dentro de unos dos meses a la calle. A Tohma le pareció gracioso que la fecha coincidiera más o menos con la salida del nuevo single de Bad Luck.
-¡A comer! –anunció Mika, una vez satisfecha con la presentación de la mesa.
Shuuichi ayudó a Yuki a encontrar su silla, y se sentó a su lado, y Mika y Tohma se colocaron en frente. Todos quedaron agradados con el sabor de los platos, y así se lo hicieron saber a Mika, que dijo había sido gracias a la ayuda de Shuuichi, por que no había quien encontrase nada en aquélla cocina.
-¿Vas a ir a los ensayos esta tarde? –preguntó Tohma un rato después- Entenderé que esta semana...
-Voy a ir, Seguchi-san. Yuki y yo lo hemos hablado, y no hay por qué hacer que la salida del single se retrase solo por mi culpa –le contestó Shuuichi, sonriendo.
-Bien. Nakano-san sin duda se alegrará de oír eso. Y por favor, fuera de la empresa, llámame Tohma.
Shuuichi asintió, mientas decía
-Solo si me llamas Shuuichi.
Tohma también le sonrió, y Shuuichi empezó a sentirse mucho mejor. Que Tohma le dijera que podía llamarle por su nombre, aunque solo fuera en momentos más familiares, no ocurría todos los días. A Shuuichi le daba la impresión de que eso era un signo de que todo estaba en el buen camino por fin.
Después de la comida (y otro trozo de tarta a petición de Yuki) se fueron a la sala de estar a tomar una taza de té caliente, mientras las discusiones pasaron de la competitividad de las discografías del mercado americano, a la dificultad existente en hacer un hueco para novelas ambientadas en épocas antiguas en las listas de best-sellers europeas. Mika y Shuuichi se miraron preguntándose como habían acabado enamorándose de alguien como ellos.
Pronto, se hicieron las tres de la tarde, y Mika y Tohma dijeron que debían irse a casa ya, si no querían llegar tarde al trabajo despues. Shuuichi y Yuki los acompañaron hasta la puerta del hall.
-Como se suele decir, ha sido una velada magnifiquè –apuntó Mika, sinceramente.
-Tendremos que repetirlo aluna vez –dijo Shuuichi, de acuerdo con ella.
-Podríamos hacerlo un hábito, y quedar todos los fines de semana, por ejemplo, los Domingos –dijo esperanzada.
-No abuses, Mika –le advirtió Yuki, no muy contento ante la idea de tener que verlos todas las semanas.
Mika solo rió, ignorándolo.
-Nos veremos esta tarde, entonces –dijo Tohma mirando a Shuuichi, antes de abrir la puerta de la calle.
Mika les abrazó a los dos, y les prometió que llamaría un día de esos para quedar otra vez. Shuuichi les despidió con la mano hasta que entraron en el ascensor, cerrando la puerta tras de sí. Se iba a dirigir hacia la cocina para fregar los platos que habían quedado de la comida, pero Yuki le dijo que ya lo harían después, que ahora se sentía un poco cansado y que quería descansar un rato.
-¿Qué quieres hacer?
-Bueno... creo que ponen una película medianamente interesante en la tele hoy –le dijo al tiempo que palpaba la mesa en busca del mando.
-¿Quieres ver una película? –le preguntó Shuuichi visiblemente sorprendido.
-¿Por qué no?
-Ano...
-Shuuichi, estoy ciego, no sordo. Puedo oírla. Además, los actores no son tan guapos de todas formas.
-¡Yuki~! –protestó Shuuichi, sentándose en el sofá con él y apoyando ligeramente su cabeza contra el hombro de Yuki, mientras las letras comenzaban a aparecer por la pantalla.
Sucedió que Yuki tenía razón, y la película a parte de ser una mezcla entre películas malas de serie B que podías encontrarte en cualquier video club, tenía a los peores actores de la historia del cine japonés.
Pronto, Shuuichi antes de Yuki, que aún trataba de seguir el argumento, ambos perdieron el interés.
-Ne, Yuki
-¿Hai?
-He estado pensando…
-Que dios nos ampare –musitó Yuki para sí.
-He estado pensando en la mejor forma para ayudarte a recuperarte.
-¿De qué hablas? –le dijo Yuki, sintiéndose algo perdido en el planteamiento de Shuuichi.
-El doctor Brookman dice que la recuperación no solo es física, si no también psicológica. Tienes que querer curarte, sino tu cuerpo tampoco querrá.
-¡Pues claro que quiero curarme, baka! ¿quién no querría?
-De todas formas, voy a asegurarme de que así sea –dijo ignorando su comentario y sacando algo de su bolsillo- Coge esto.
Y algo aterrizó en los brazos de Yuki. No pesaba demasiado, y la textura era muy suave, agradable al tacto. Parecía.... como un pañuelo de tela o algo así. ¿Qué demonios estaría planeando Shuuichi esta vez?
-¿Shuuichi... que es esto?
-¿No lo adivinas? –le dijo con una voz sedosa, y Yuki pudo apreciar que se había acercado un poco más hacia él.
Resuelto a no dejarse vencer en lo que fuera que se le hubiera metido a Shuuichi esta vez en la cabeza, Yuki palpó de nuevo. Era una prenda si, ¿pero cual? Tenía dos aberturas pequeñas y otra mayor, pero no podía ser una camiseta, demasiado estrecha, ni unos pantalones o podía ser..
-¿Es un boxer?
-Bañador, en realidad. Veo que tus manos no son un problema, como siempre.
-¿Y cómo se supone que esto me va a ayudar?
-Bueno, es un bañador muy pequeño y ajustado –le dijo, casi susurrando, acercando su cara a la oreja de Yuki, sobresaltándolo- imagíname con él puesto en un playa soleada, saliendo del mar...
Ahora Yuki podía sentir su aliento en su oído, y el calor recorriendo su cuerpo. Y la imagen que había montado en su cabeza con Shuuichi, el mínimo bañador y las gotas de agua recorriéndolo no ayudaba en absoluto.
-¿Puedes? ¿Puedes imaginarlo?
Yuki tragó saliva.
-H.. hai.
-Pues será realidad si vuelves a ver, así que concéntrate en ella.
Dicho eso, su perfume desapareció y algo arranco la prenda de sus manos, dejando a Yuki mitad excitado, mitad atónito.
¿Acababa Shuuichi de manipularle como él solía hacerlo siempre?
Estaba perdiendo facultades, si ese muchachito ya podía reducirlo a un manojo de piel deseando tocar la suya con solo unas frases.
Oyó a Shuuichi caminando deprisa por el pasillo hasta el dormitorio, o eso calculo Yuki, unos golpes sordos, como puertas que se aren y se cierran, y luego la voz de Shuuichi que le llamaba.
-¿Yuki?
-¿Hai?
-¿Sabes donde está mi mochila? Voy a llegar tarde al estudio como siga así, otra vez.
Yuki estuvo a punto de contestarle que como se suponía que él, entre todas las personas, iba a saber donde estaba su mochila, pero luego recordó que Mika casi había tropezado con ella cuando llegaron esa mañana.
-Está en la entrada, donde la dejaste cuando vinimos del hospital. Y espérame, voy contigo
-¿...Al ensayo? –le llegó la voz dudosa de Shuuichi, mucho más cerca de él esta vez.
-Sí, claro.
Shuuichi se acercó para recoger la mochila del suelo y revisar que todo estuviera metido, sin poder evitar pensar si a Yuki le pasaba algo. Obviamente, no querría ir a verle ensayar por que sí.
-Yuki...
-Qué, no esperarías que me fuera a quedar aquí yo solo toda la tarde sin nada que hacer, ne? –le dijo tratando de imitar la voz del doctor Nagashi.
Debía de haberlo conseguido, al menos en parte, por que oyó a Shuuichi reírse, mientras se acercaba hacia él.
-Está bien, pero nada de criticas a la letra de la canción
-¿Quién, yo? -preguntó Yuki, poniendo tratando de poner una voz inocente.
Ambos se rieron mientras Shuuichi se acercaba al teléfono, ara llamar a Hiro y preguntarle si podría pasar a recogerlos con el coche, que Yuki había decidido que quería ir a ver, o a oír, el ensayo.
Por supuesto, Hiro no tuvo ninguna objeción.
Una vez allí, los primeros minutos fueron un bombardeo de preguntas sobre Yuki y su estado, el médico, la operación que había sufrido, su relación con Shuuichi, y qué iba a ocurrir a partir de entonces. Yuki, increíblemente, estuvo amable con todos, tratando de contestar a todas las preguntas, hasta que Fujisaki les recordó que habían vendo aquí para ensayar, no para tener una tertulia, y que Yuki querría descansar.
Sin muchas ganas, el resto decidió que el muchacho tenia razón, y se pusieron manos al trabajo, para ensayar la canción sin titulo que iba a ser su nuevo single. Yuki se quedó fuera del estudio, sentado en una silla al lado de K, mientras oía los ruidos de los aparatos de la banda, y a Fujisaki marchando el ritmo que se suponía que llevaba la canción, y entonces Shuuichi empezó a cantar.
Yuki entonces se dio cuenta de una cosa. Que en realidad nunca había escuchado una canción escrita por Shuuichi. Sí, claro, las había leído en su cuaderno, escritas con su caligrafía característica cuando iba a su despacho para que le dijera que le parecían, e incluso las había oído en los conciertos, aunque tenía que admitir que en esos momentos estaba más interesado en fijarse en él que en lo que estaba cantando... Pero nunca las había escuchado realmente.
Quedó gratamente sorprendido al comprobar que en realidad, lo que importaban no eran las palabras que usara en las canciones, sino el sentimiento con el que expresaba la idea que estaba detrás.
Que no es que le fuera a decir esto a Shuuichi, claro.
De pronto la música paró, y Yuki pudo oír las voces de Fujisaki y Hiro diciéndole a Shuuichi que había estado muy bien, y a Sakano felicitándoles a tofos convencido de que esa nueva canción sería todo un éxito.
-Parece que ya ha terminado –comentó Yuki entonces
-Así es, Yuki-san –le dijo K en tono serio.
Yuki, sintiendo su mirada clavada en él, le preguntó
-¿Ocurre algo?
-Solo que es extraño verte por aquí.
-Pues me lo he pasado bastante bien. En realidad no se por que nunca había venido antes
-Por que eras un tipo bastante desagradable sin corazón, o eso me habían dicho –le dijo, sin cambiar el tono.
Y por alguna razón que no llegaba a comprender, a Yuki no le sentó mal aquel comentario.
-La gente cambia –dijo en voz baja.
-Me alegra oír eso –le contestó K, totalmente de acuerdo con él- hay gente que se merece ese tipo de cambios, y Shuuichi es una de esas personas.
Pero Yuki no pudo contestarle nada, por que en ese momento el susodicho salió corriendo del estudio y se tiró, literalmente para desgracia de Yuki, en cima suyo, diciéndole una y otra vez que le había salido tan bien solo por que él había estado allí para escucharlo.
-¿Qué te ha parecido? -le preguntó, cuando consiguió recuperar el aliento.
Yuki sonrió, y dijo.
-Que no tienes nada de talento
Y Shuuichi, sabiendo de antemano que esa sería la respuesta que le daría, dejo escapar una leve risa, antes de inclinarse hacia abajo y darle un tierno beso en los labios, sin importarle lo más mínimo las miradas de los otros.
Yuki tampoco protestó.
~ ~ ~
A todas las personas que echaron de menos un poco más del capitulo anterior, lo siento mucho, pero realmente soy muy mala escribiendo esas escenas! ::sweatdrop:: Sin embargo, si de verdad os apetece, puedo intentar hacer una pequeña stand-alone de esa tarde... ^^;;
Reviwes? ¡Que esto se termina!
