Bueno, todo tiene un final. Y este fic no es una excepción. ¡Último episodio!

~3~

-Creo que ese es aún peor que el último, Shuu.

Shuuichi, cogiendo una patata de la fuente, tachó el nombre de la libreta con el rotulador en un solo movimiento, y suspiró. Se metió la patata en la boca al tiempo que decía

-Pu..s es...timo... que tng...

-¿Nani?

-Que ese es el último que tengo –dijo abriendo más la boca, y dejando el rotulador en la mesa.

Se volvió para mirar al otro, con una expresión de calma que denotaba no sólo que ese hecho no le preocupaba en lo más mínimo, sino también que su mente estaba muy, muy lejos de allí en aquellos momentos.

-¿Sabes? Al final le acabarás dando un ataque al corazón a Sakano-san.

Shuuichi se rió despacio, ladeando suavemente la cabeza.

-Si ha sobrevivido todo este tiempo, no creo que esto le mate.

-Yo no apostaría por ello –le respondió el otro sonriendo levemente- pero en serio, ¿esto es lo único que tienes?

Shuuichi asintió. Cogió otra patata antes de seguir.

-Bueno, como comprenderás el título de la canción no ha sido ni de lejos lo primero en mi lista de prioridades esta última semana.

-Oh, lo sé, Shuu –le dijo Hiro rápidamente, intentando escoger las palabras para no herir a su amigo- pero el single está preparado para salir en menos de dos semanas, y para hacer el video-clip y promocionarlo y todas esas cosas que hacen que la gente lo compre, necesitamos un título.

-Hai, hai. –le dijo mientras apoyaba su cabeza con ambas manos y volvía su mirada al papel.

Tumbados en el amplio sofá del a apartamento de Yuki, ambos trataban de encontrar un título apropiado para la primera canción del nuevo disco, que tanto había gustado tanto a los productores como a los técnicos del estudio. Incluso a Yuki no le había parecido, según sus propias palabras, una pérdida irrecuperable de papel y tinta, comentario que a Shuuichi le gustaba interpretar como si no fuera por que me da vergüenza, la cantaría ahora mismo de lo bonita que es.

Bueno, siempre se podía soñar.

Desafortunadamente, después de hora y media de hablar, y hablar, y comer un poco, y hablar un poco más, a Shuuichi se le agotaban las ideas, y Hiro nunca había sido alguien realmente creativo para algo que no tuviera que ver con acordes y notas musicales.

-Tal vez podría preguntarle a Yuki... –dijo finalmente Shuuichi, desistiendo de intentar encontrar algo medianamente original en el estado en que se encontraba.

-Oh, eso ni lo pienses –sonó una voz grave desde el fondo del pasillo. Poco después apareció Yuki, caminando despacio y apoyándose en las paredes para no tropezar, avanzando hacia ellos.

-No pienso tomar parte en la elaboración de otra canción pop que retumbará en mis oídos durante los próximos dos meses.

-¡Yuki~! –protestó el pequeño cantante, acercándose a él y ayudándole a sentarse en el sofá, a su lado y el de Hiro.

Éste los miraba con una mueca de asombro y satisfacción, al verlos comportarse como antes de que todo eso hubiera pasado, pero al mismo tiempo, como si fueran dos personas totalmente distintas. Ya no había amargura en el tono de voz de Yuki cuando regañaba a Shuuichi, si no más bien la típica irritación de alguien que pasa más de veinticuatro horas seguidas con él, y aún así quería más; ni tampoco notaba en Shuuichi esas pinceladas de temor que a veces le habían hecho dudar si debía hablar con Yuki o no, si a lo mejor ese no era un buen momento para llamarlo, o si tal vez debió hacer o decir otra cosas para no hacerlo enfadar.

Ahora era más como si se hubiera aceptado el uno al otro por fin tal y como eran, y estuviera resueltos a no dejar que eso les molestase en absoluto.

-A ver, enseñadme lo que tenéis –dijo acomodándose en el sofá, y cogiendo, para sorpresa de todos (¿Cómo demonios lo había sabido?) un puñado de patatas de la fuente.

-Eto.... –Shuuichi se apresuró a coger el block, y le leyó los títulos que Hiro y él habían dejado como 'posibles si no encontramos nada nada nada mejor' y algunos de los que no sonaban tan mal de 'esto le daría a Sakano tres ataques al corazón', omitiendo los de 'Seguchi nos despediría'.

Yuki los escuchó con la cara seria, realmente intentando no interrumpirle, pero llegó un momento en que su cerebro le dijo basta, y se preguntó vagamente como demonios 'Cuando vuelvas' podía siquiera considerarse como título de una canción pop que pretendiera ser remotamente famosa; antes de estallar en carajadas, para al asombro de guitarrista y el enfado de Shuuichi.

-Uf, voy a tener que acostumbrarme a eso –rió Hiro, encontrando que cada día se sentía más cómodo en la presencia de ese hombre, lo cual era algo bueno ahora que parecía que Shuuichi y él eran ya algo más que seguro.

Yuki, echándose hacia atrás y reposando su brazo en el respaldo de sofá, casualmente detrás de donde estaba sentado Shuuichi, sonrió ampliamente.

-Bueno, he redescubierto la dicha que reside en una buena carcajada.

-A costa mía, por supuesto

-Oh, vamos Shuu-chan, no te enfades. ¿No querías que te ayudase?

-Hai, pero no sé como tú riéndote de mi me ayuda en algo.

-Es parte de mi calentamiento.

-Pues me alegro de que al menos todas esas horas que pasé pensándolos hayan servido para algo –le dijo mientras entornaba sus ojos.

Yuki lo ignoró.

-Vamos a ver, no entiendo exactamente qué es lo que pasa. Nunca habías tenido problemas antes para ponerle un título a tus canciones, por dudosas que fueran –Shuuichi iba a decir algo, pero Yuki siguió hablando- tienes que saber usar la curiosidad de la gente para tus propios intereses. Dales un título que les intrigue, y ellos devorarán la canción.

-Ahí está buen consejo –le dijo Hiro, sinceramente.

Vaya, hasta tenía opiniones interesantes cuando era civilizado.

-Supongo... supongo que todavía puedo intentarme algo que nadie espere –anunció entonces Shuuichi, con una semi sonrisa perversa en su cara.

-¡Así se habla, compañero! -le animó Hiro, contento de poder dar buenas noticias a Sakano y Fujisaki para variar -Pues si ya todo está resuelto, creo que ya es hora de que me vaya –dijo entonces, mirando el reloj, y viendo que ya eran casi las ocho, y que probablemente Shuuichi y Yuki querrían estar solos, siendo el día siguiente cuando le quitaban las vendas y todo...

-No hace falta, Hiro-san, puedes quedarte a cenar con nosotros, si quieres.

A Hiro le sorprendió la propuesta de Yuki, pero asumió que era solo por cortesía.

-Iie, no querría...

-Oh, no, por favor. Insisto.

-Lo único que no quiere es evitar tener que oírme cantar la canción otra vez –le comentó Shuuichi, medio en bromas, echando una mirada despectiva a Yuki.

Esta vez Hiro rió con ganas, y pronto se le juntaron los otros dos. Al final lograron convencerle para que se quedase, al menos hasta las diez.

La cena consistió en una pizza caliente con doble de queso y el último trozo de la tarta que Mika había traído el día anterior (cuya mayor parte fue a parar al estómago de Yuki), ya que Hiro no es que fuera un manitas en la cocina, y Shuuichi no tenía ganas de ponerse creativo.

Nadie protestó realmente.

Cuando terminaron, y hubieron recogido la mesa, se sentaron de nuevo en el salón, tal y como hicieron con Mika y Tohma la semana anterior, mientras Hiro y Shuuichi se turnaban para contarle a Yuki la verdadera historia de cómo y por qué decidieron forma Bad Luck. El relato, sin embargo, fue interrumpido de repente por el sonido del teléfono, y Shuuichi se levanto raudo a contestarlo. Un momento después venia con el auricular en la mano, y le indicaba a Yuki que era para él.

-Hai. ... Está bien.... Muchas gracias... hai, me parece bien. ..... ok, le llamo la semana que viene entonces. ... Ja.

Hiro y Shuuichi lo miraban interrogantes, pero Yuki no se percató de ello. Shuuichi decidió preguntarle quien había sido el que había llamado.

-Mi editor. Parece que el libro les ha encantado- dijo con orgullo, por primera vez sintiéndose realmente bien por todo lo que había hecho hasta llegar a ese momento. Por primea vez sintiéndose realmente orgulloso de si mismo.

A Shuuichi se le iluminaron los ojos (o eso fue lo que la imagen mental de Shuuichi que Yuki se había formado en la cabeza hizo) y fue corriendo a abrazarle, mientas Hiro le daba educadamente la mano y le felicitaba.

-¿Cuándo van a sacarlo al mercado? –le preguntó, una vez Shuuichi se había soltado de él.

-Pues creo que en un par de semanas. Supongo que quieren aprovechar toda la publicidad que se ha montado por lo del accidente para hacer que el libro tenga más ventas.

-¡Pero eso es horrible! –exclamó Shuuichi, mirándolo horrorizado- No deberían aprovecharse de...

-Son los negocios, Shuuichi. Si el single no hubiera estado programado ya para la semana que viene, probablemente los productores lo habrían querido adelantar también –le explicó.

Hiro estuvo de acuerdo con Yuki, aunque a Shuuichi le costaba mucho creer que Seguchi hubiera adelantado nada después de todo lo que había pasado, pero no dijo nada.

Hiro entonces dijo que realmente tenía que irse a casa, y que ellos deberían irse a dormir, que mañana sería un día importante. Ambos, de acuerdo con él, quedaron en verse en el hospital por la mañana, y Shuuichi le acompañó hasta la salida.

-Ese Hiro es una persona interesante –comentó Yuki, una vez se hubo ido.

-Hai –le confirmó Shuuichi, orgulloso, volviéndose a sentar en el sofá al lado de Yuki- hemos sido amigos desde que puedo acordarme, siempre ha estado allí cuando realmente le he necesitado. Es... es casi como el hermano que nunca tuve –dijo con un poco de vergüenza, riéndose levemente –sé que suena a uno de esos cliqués de las películas sentimentales...

-Iie. Creo que es muy bonito, que tengas a alguien con quien poder compartirlo todo –le dijo mirando en su dirección, casi como si pudiera ver a través de la venda- y que además sea capaz de aguantarte todo el día! Realmente remarcable.

Yuki~! Te recuerdo que tú también me tienes que aguantar todo el día –apuntó con exasperación mientras entornaba los ojos; un gesto que pasó desapercibido por Yuki.

-Oh, si. Pero yo gano ciertas ventajas que estoy seguro que Hiro... no tiene... –y Yuki se inclinó hacia Shuuichi, con una precisión que le sorprendió tanto a él como al cantante, para darle un profundo beso en los labios.

Shuuichi, con las mejillas sonrosadas, carraspeó antes de hablar.

-Hai, creo que definitivamente Hiro prefiere a Ayaka-chan en ese aspecto.

Yuki rió, y con su brazo derecho atrajo más hacia sí a Shuuichi, haciendo que éste apoyase la cabeza contra su pecho.

-Ah, si. La encantadora Ayaka. ¿Cómo va su romance?

-Bien. Si en realidad ha estado a punto de venir a verte cuando se enteró del... accidente. Pero acababa de recibir una beca para estudiar... y Hiro logró convencerla para que se quedara.

-Ha hecho bien.

-¿La echas de menos? –le dijo mientras entrelazaba su mano con la de Yuki, y cerraba los ojos, disfrutando de la cercanía.

Yuki tardó unos segundos en responder.

-¿A Ayaka?

Shuuichi asintió con la cabeza, seguro de que Yuki lo sentiría hacerlo.

-Bueno, no demasiado. Quiero decir que nunca fuimos novios ni nada de eso, ni siquiera nos veíamos mucho. Solo algunas cartas, y fiestas familiares... Ayaka y yo, casi no nos conocemos. Solo tenemos una idea en la cabeza de cómo es el otro.

-Creo que te gustaría si la conocieras

Yuki se rió levemente

-¿Y desde cuando te has convertido en un experto en lo que Ayaka se refiere?

-Bueno, solo digamos que Hiro habla muchísimo más de ella, que yo de ti.

-¡No es posible! –dijo Yuki con voz melodramática, y ambos se echaron a reír.

-Gracias –le dijo Yuki, un rato después, mientras le acariciaba suavemente el cabello.

Shuuichi se volvió para mirarlo, claramente extrañado de lo que Yuki acababa de decirle.

-¿Nani?

-Gracias por apoyarme estas semanas, sé que no he sido la mejor de las compañías...

-Iie, Yuki. Siempre que estoy contigo eres la mejor compañía que podría tener. Excepto, quizás, aquella vez en que te confundiste de ropa y en vez de tu pijama te pusiste—

-Oh, cállate.

-Vamos, reconoce que eso fue divertido.

Yuki solo respondió un ¡hmp!. Shuuichi se volvió hacia él de nuevo, y le preguntó despacio

-¿Quieres que vayamos ya a dormir?

-Creo que deberíamos.

-De acuerdo.

Shuuichi, aún riéndose recordando aquella vez en que Yuki acabo poniéndose un traje de su hermana creyendo que era su ropa, le dijo que si quería le ayudaría a vestirse, pero Yuki le respondió que podía ponerse su pijama sin equivocarse, muchas gracias. Y sin bien tardo un rato largo, lo consiguió, y se acurrucó junto a Shuuichi debajo de las sábanas.

Antes de que ambos se quedasen dormidos, Shuuichi le dijo, su voz apenas un susrro.

-Estaré contigo, pase lo que pase mañana.

Yuki no le contestó, sino que le rodeó más fuerte con sus brazos, y cerró los ojos. Y esa noche durmió tranquilo y sin sueños.

Por la mañana no hablaron mucho. Shuuichi estaba demasiado nervioso por poder decir algo que no debía o que Yuki pudiera tomar en un mal sentido, y Yuki simplemente estaba aterrado. No lo admitiría claro, pero la sola idea de que a partir de ese día pudiera quedarse así era algo que definitivamente podía hacer que su humor estuviera por los suelos.

El sonido del portero les sobresaltó a ambos, y Shuuichi fue casi corriendo hasta la pared para contestar. Eran Mika Y Tohma, predeciblemente, que venían a buscarlos con el coche.

-De acuerdo, vámonos –le dijo Yuki con decisión, esperándole para que le guiara hasta la salida.

Shuuichi se apresuró a agarrarle del brazo, y juntos caminaron despacio hasta la puerta, luego el ascensor, y por último el coche. Tohma y Mika también estaban tensos, sin embargo trataron de mostrarse relajados con Yuki, preguntándole cómo se encontraba, que no tardarían nada en llegar, y que no debía preocuparse por nada. Yuki pensó que si le hubieran dado un yen cada vez que alguien le había dicho esa frase desde la operación, ahora podría costearse un viaje a Hawai para él y para Shuuichi.

Como habían prometido, en menos de un cuarto de hora llegaron al hospital, y en unos dos minutos, Yuki ya estaba acomodado en una de las habitaciones de la planta baja. Shuuichi, que no le había soltado la mano desde que salieran de casa, le estaba contando algo que le había pasado de niño, tratando de hacer que se olvidase por un momento de dónde estaba y que dejase de preocuparse.

Debía de estar consiguiéndolo hasta cierto punto, por que Yuki no parecía tan nervioso como antes.

Entonces llegaron también Hiro y Fujisaki, y K y Sakano, y hasta Ryuichi, que había traído a Kumagoro (aunque Yuki no quiso quedárselo, para desgracia del cantante) y pronto la habitación se llenó con conversaciones alrededor de Yuki, que no solo pretendían alejarle lo más posible de lo que estaba a punto de pasar, sino que, más que nada, mostraban que se preocupaban lo suficiente por él como para intentarlo siquiera.

Y Yuki se sintió mucho más relajado de lo que pensó posible una vez que llegase el momento. Por que sabía que no estaba solo, que ya nunca lo estaría.

Giovanna también entró en la habitación, y les saludo con una amplia sonrisa, pero no tuvieron tiempo de decirse nada por que en ese momento llegó el doctor Nagashi, diciendo que ya era hora, y que lo mejor sería que todos esperasen fuera, por si había laguna clase de complicación.

-No tengas miedo Yuki -le susurró Shuuichi cera del oído, apretándole fuerte la mano.

-No lo tengo –le respondió éste despacio, y lo dijo sinceramente.

El doctor entonces movió la cabeza hacia Shuuichi, indicándole silenciosamente que era hora de que saliera de la habitación, y que les dejara hacer su trabajo. Lentamente, soltó la mano de Yuki y se dejó arrastras por Giovanna hacia fuera de la habitación.

-Estará bien, pequeño ángel –le dijo Gio, antes de cerrar la puerta despacio.

Shuuichi no sabía que era peor, si tener que esperar en el pasillo mientras veían si Yuki reaccionaba o no a la luz, o estar allí dentro y verlo todo con sus propios ojos. A Hiro personalmente le hubiera gustado más que le hubieran dejado dentro, no podía soportar ver a su amigo tan angustiado y no poder hacer o decir nada para hacerse sentirle mejor. No saber decirle nada.

Solo esperar.

Excepto hasta que no pudo más, y le dijo que parase.

-¿Nani?

-Cielos, Shuuichi, para de caminar. Estás haciendo que me ponga nervioso.

Shuuichi paró de repente, dándose cuenta que había empezado a caminar de un lado para otro del pasillo sin ser consciente de que lo hacía.

-Gomen –le dijo, sintiéndose mal.

-Shuuichi, no te preocupes. Todos estamos nerviosos –le dijo la voz serena de Mika, indicándole con una mano el asiento libre que había a su lado- Ven, siéntate a mi lado.

Shuuichi miró a Hiro un momento, e hizo lo que Mika le había dicho.

Los minutos pasaron mucho más lentamente que de costumbre, y nadie dijo nada mientras esperaban. Nadie tenía nada que decir, realmente.

Solo esperar.

Entonces la puerta de la habitación se abrió, sobresaltándolos a todos, y Giovanna se giró hacia ellos buscando a Shuuichi con la mirada.

-Ya podéis pasar –dijo simplemente, y antes de que nadie le pudiera preguntar qué ero lo que había pasado, volvió a entrar en la habitación. Shuuichi fue el primero en levantarse, y caminar despacio hacia la habitación. Tohma fue el siguiente, que agarró la mano de Mika con fuerza, y también se pusieron en camino. Los demás los siguieron, en una silenciosa y extraña procesión.

Shuuichi entró en la habitación con una mezcla entre miedo y alegría, sin saber muy bien por cual decidirse. Por su puesto que su cerebro le decía que todo había salido bien, y que este episodio solo sería un recuerdo más del que acordarse en los años posteriores, como un sueño lejano. Por supuesto que su corazón le decía que no había nada por lo que preocuparse, que Yuki diría algún comentario sarcástico acerca de que la tardanza del tratamiento y de que su habitación no tenía vistas, y que quería irse a casa a escribir.

Por supuesto.

Sin embargo, una pequeña, muy, muy pequeña parte de él se preguntaba, sin embargo, qué sucedería si la operación había salido mal después de todo, y las vendas revelaban unos ojos que ya no podrían ver. No estaba preocupado por él, Shuuichi no iba a cambar ni su forma de verlo ni de amarlo solo por algo tan insignificante como eso, pero se preocupaba por Yuki. Por cómo le afectaría eso a él.

Haciendo tripas corazón, traspasó la puerta, y avanzó hasta el centro de la habitación.

Cuando levantó la vista y miró hacia la cama donde Yuki estaba echado, su corazón se paró. Yuki no le miraba, sino que tenía la vista perdida en algún lugar indeterminado delante de él. El docto Nagashi tampoco le miraba, y Gio-chan tenía una expresión imposible de leer.

Entonces, sin previo aviso, Yuki giró la cabeza y le miró, le miró directamente a los ojos, y le sonrió levemente.

Shuuichi sintió como el calor recorría su cuerpo, y se encaminó hacia él dispuesto a darle la bofetada más fuerte que hubiera recibido en su vida, mientas pensaba ¡Baka baka baka. ¿Cómo se atreve a jugar conmigo después de todo lo que ha pasado?¿a hacerme pensar por un momento que él....?

En vez de eso, Shuuichi se acercó y le dio el abrazo más fuerte que nadie le había dado en su vida. Simplemente era más fuerte que él. Ya no pudo controlar más las lágrimas que habían permanecido escondidas en el fondo de sus ojos, y dejó que corrieran libremente por sus mejillas, mojando el jersey de Yuki. Pero no le importó, y a Yuki parecía que tampoco, por que sintió que alargaba sus brazos, y lo estrechaba fuertemente contra él.

Mika también rompió en sollozos, y se acercó a su hermano, dándole un suave beso en la frente.

-Oh, Eiri, estoy tan... -pero no pudo terminar la frase.

-Lo sé, Mika –le dijo Yuki- lo sé. Gracias.

-Me alegra que estés bien –le dijo Tohma, acercándose a su mujer, y rodeándola con un brazo.

-Sí, todos nos alegras de que estés de vuelta –terció Hiro, mientras se acercaba junto con Fujisaki, K y Sakano, que asintieron.

-Pues yo no sé por que os ponéis así. Yo ya sabía que se iba a poner bueno –dijo Ryuichi como si fuera la cosa más obvia del mundo, haciendo que todos, incluidos el propio Yuki y el doctor Nagashi, estallasen en carajadas -¿Qué.... que he dicho? –se preguntó confuso, mirando a Kumagoro en busca de respuestas.

-Creo que deberíamos dejar al paciente descansar unos minutos –anunció Giovanna suavemente, girándose para mirar a Shuuichi y guiñarle un ojo.

Él la miró sin comprender, pero agradeció de igual modo que le diera la oportunidad de estar a solas unos minutos con Yuki.

El médico le dijo que volvería dentro de un rato para decirle algunas directrices que debería de seguir en los próximos meses, para cuidar su vista, y marchó despidiéndose de todos. El resto también fueron saliendo lentamente de la habitación, alegres y excitados por las buenas noticias, sintiendo el alivio de saber que todo se había solucionado. Todos excepto Ryuichi, que aparentemente nunca estuvo preocupado.

Giovanna les dijo (aunque a Shuuichi le parecía que se lo estaba diciendo a Yuki más que a él) que tenían unos diez minutos, y luego les lanzó una mirada tierna antes de salir por la puerta.

Sin querer separarse de él, pero sin poder remediarlo, Shuuichi levantó la cabeza para mirar a Yuki a los ojos, para mirarle los ojos. Esos ojos misteriosos y penetrantes que tanto había echado de menos.

-¿Realmente....realmente puedes ver? –le preguntó bajito, sabiendo de ante mano cual sería la respuesta. Pero aún así quería oírlo de su boca.

-Hai, Shuuichi. Y debo decir que eres la cosa más bonita que veo en mucho tiempo.

Shuuichi, lejos de sonrojarse por un comentario como ese, levantó un poco más la cara, y le besó tiernamente largo rato. Fue Yuki quien rompió el contacto, y le dijo, con un tono de voz que parecía denotar que estaba nervioso.

-Hay algo que tengo que preguntarte.

Shuuichi le miró sorprendido, pero asintió.

-Lo que quieras, Yuki.

Yuki tomo aire antes de seguir.

-¿Te habrías quedado conmigo si esto no hubiera salido bien?

Shuuichi se separó un poco de él instintivamente mientras fruncía el ceño, y estuvo apunto de enfadarse por esa pregunta. Pero cuando miró a Yuki a la cara y vio que él le estaba mirando fijamente, sin parpadear siguieras, vio también vio algo que no había visto nunca en todo el tiempo que había estado con él, excepto quizás en una ocasión.

Vio vulnerabilidad.

¿Pero era posible que aún no entendiera que le quería por encima de cualquier cosa? ¿Que no importase lo que pasase a su alrededor, si podía estar a su lado?

¿Que él era lo más importante para él por encima de cualquier otra cosa?

¿Que le seguiría hasta el final , pasase lo que pasase?

Shuuichi se acercó un poco más hacia él, y le miró directamente al alma.

-Claro que sí, Yuki. Siempre.

Yuki suspiró casi imperceptiblemente, como dejando escapar el aire que no sabía que había estado reteniendo y, en vez de sonreír o intentar abrazarle como Shuuichi hubiera esperado (y gustado que hubiera hecho), se volvió y rebuscó en su chaqueta, que estaba apoyada en el taburete al lado de la cama. Pero antes deque Shuuichi pudiera preguntarle que hacía, Yuki hizo la cosa más extraña del mundo.

Se sonrojó.

Llevaba una caja azul en la mano. En un movimiento rápido la abrió, y Shuuichi solo pudo ver un reflejo dorado antes deque la voz sedosa de Yuki le dijera en lo que era casi un susurro:

-¿Te quedarías conmigo para siempre?

Shuuichi parpadeó.

Varias veces, de hecho.

Yuki llegó a pensar que quizás no le había oído, pero entonces notó que los ojos de Shuuichi se humedecían de nuevo, y sintió en su corazón una sensación que no tenía desde hacía mucho tiempo.

La sensación de estar vivo.

-Yuki.... estás... ¿te estás declarando? –consiguió articular Shuuichi al fin, cuando su cerebro consiguió reconocer el hecho de que Yuki le había hecho una pregunta.

-Creo que sí –le dijo con una sonrisa incierta.

-Oh..... Yuki.....quiero decir.... Oh Dios mío.

Yuki, alarmado por un momento, empezó a pensar que quizás no había sido tan buena idea como le había parecido cuando decidió pedirle a Mika que le comprase el anillo y se lo diera sin que Shuuichi se enterase, que quería darle una sorpresa. Tal vez...

Pero los labios de Shuuichi contra los suyos cortaron cualquier pensamiento que fuera a tener. Era un beso suave, sin exigencias, pero al mismo tiempo, era todo lo que Yuki necesitaba para sentirse en el cielo.

-¿Es esto un si? –preguntó, adoptando ya su habitual tono.

-¿Un si? ¿¿Un si?? ¡Pues claro que es un sí, baka! –le dijo Shuuichi con una sonrisa de oreja a oreja- Es un sí gigantesco, es el sí más grande del mundo, es un sí tan grande que lo podrían oír hasta en Estados unidos en un concierto de heavy metal con—

-Um... ¿Shuu?

-¿Hai? –le dijo parando un momento, mientras aprovechaba para coger aliento.

-Cállate, y bésame otra vez.

Y Shuuichi no tuvo ninguna objeción en complacerle.

Varios minutos después, Giovanna abría la puerta de la habitación que ocupaba Yuki para anunciarles que el doctor les recibiría en seguida. Sin embargo, viendo la escena que tenía delante de ella, decidió darles un poco más de tiempo. Nagashi no tenía demasiados pacientes esa mañana de todas formas, no le importaría esperar un poco.

Al darse la vuelta y pasar por el pasillo, sonrió a toda la gente que esperaba fuera de la habitación con ojos expectantes, y dibujó el símbolo de la victoria con su mano derecha, Misión cumplida.

El resto le devolvió la sonrisa.

~ ~ ~

¿Qué ha parecido? ¡Contadme vuestras opiniones!

Ah, y claro que no me importa que archives mi fic, Youko! Solo mándame un mail (a ifloatstuff@hotmail.com) diciéndome la dirección de la página para que pueda echarla un vistazo ^_~