No os pensaríais que iba a acabar así, ¿no? ¡Falta el epilogo! Waffy waffy....

Gracias a todos los que me han dejado algún review, significa mucho par mi saber que les ha gustado esta historia. También agradecer a Omi kitten, que siempre ha estado ahí para escuchar mis incoherencias cuando tenía algún bloqueo. Y también a Murakami Maki por crear a estos maravillosos personajes.
En definitiva, que me ha encantado estar con vosotros. Arigatou! ^___^

Epilogo.

-¡¡No no no no no no no nononononononono!! ¡¡NO pienso salir así!!

Unas manos lo agarraron fuertemente por la cintura, obligándolo a soltar la barandilla que agarraba tan fuerte como si la vida le fuera en ello. Presa del pánico, intentó soltarse otra vez, pero sus todos sus intentos fueron en vano, el otro hombre era mucho más alto, más fuerte, y estaba mucho más determinado a completar lo que había venido a hacer. No había forma de escapar.

-Enfréntate a esto como un hombre –le dijo, con voz autoritaria, y a Shuuichi le recorrió un escalofrío por toda la espalda.

Dio un paso al frente, apretó los puños, y trató de reunir todo el valor que le quedaba en esos momentos, que era muy, muy escaso. Solo a él se le ocurría meterse en líos como estos, de los que luego no había forma alguna de escapar.

Justo cuando iba a abrir la puerta, sus piernas flaquearon y el pánico volvió a invadirlo, más fuerte esta vez. En un impuso, dio un paso hacía atrás, y abrazó fuertemente al otro hombre, que lo miraba con gesto serio.

-¡¡No puedo salir con esto a la playa, Yuki!! ¡Todos me mirarán!

-Creo recordar que ese era el plan –le contestó, con una sonrisa perversa en la cara.

Shuuichi, a punto de llorar, levantó al vista y le miró, tratando de poner su mejor cara de angustia. Pero la expresión de Yuki no había cambiado ni un ápice.

No iba a apiadarse de él esta vez.

-Demo, Yuki~... onegai... no me hagas salir con esto....

-Un trato es un trato Shuuichi. Me dijiste que si recuperaba la vista, tú te lo pondrías en la playa. Creo recordar además una imagen en particular, que tu mencionaste. Algo de estar mojado....

Shuuichi no pudo por menos que sonrojarse al oír esto.

-Pues bien, ya puedo ver, y estamos en la playa, ¿cuál es el problema? Además te encanta que te observen ¿ne?

-Hai.... es cierto, Yuki, pero solo cuando cantó en el escenario, y siempre llevo una gabardina encima si llevo algo demasiado provocativo.

Yuki negó lentamente con la cabeza.

-Como he dicho antes, un trato es un trato. Me lo prometiste Shuuichi, y no querrás romper una promesa a tu futuro marido.

Shuuichi sabía que le había derrotado en el momento en que había dicho esa palabra, así hizo lo único que supo: guardarse el orgullo en el bolsillo y hacer lo que había prometido que haría. Con cara de resignación, cogió el pomo de la puerta de los vestuarios y la abrió lentamente, echando una última mirada a Yuki, que tenía esa mueca de satisfacción de cuando todo iba según él lo había planeado.

En aquellos momentos, odiaba esa cara.

Dio un paso al frente con una decisión que no tenía, y puso sus pies en la arena. Yuki le indicó con la mano hacia delante, donde los demás habían puesto las toallas y la sombrilla que K les había prestado para taparse del sol. Era de fuertes colores, pero no lo suficientemente grande para el gusto de Shuuichi, que esperaba que le tapase de la vista del resto de la gente y de las fotos de los malditos periodistas que no tenían nada mejor que hacer que seguirle a cualquier parte a la que fuera ahora que Yuki estaba recuperado y alguien (que Shuuichi empezaba a sospechar que era K, aunque no entendía por qué haría eso) había filtrado a la prensa que iban a casarse.

Shuuichi aún no podía creérselo. Iba ser el eh... ¡marido de Yuki! compañero, o lo que fuera. Al fin y al cabo, que iban a estar juntos para siempre. Oficialmente.

¡Y se lo había pedido Yuki!

¡De su propia iniciativa!

Por que si bien Shuuichi sabía positivamente que Yuki lo quería, realmente había llegado a pensar que jamás llegarían a ser como Mika y Tohma, en el sentido de oficialidad o lo que fuera, y que lo más probable era que Shuuichi acabase teniendo que convencerlo de las ventajas de llevar su relación a un nivel más alto.

Sin embargo, nada de eso fue necesario, y Shuuichi por fin tuvo la propuesta que todas esperan recibir algún día de la persona que aman...

Vale, ahora sueno como una quinceañera enamorada, pensó Shuuichi con ironía, pero sin importarle realmente.

Estaba demasiado feliz como para preocuparse por esas pequeñeces.

Pero la dicha le duró poco en cuando llegó junto al resto de sus amigos, que tomaban el Sol y hablaban de organizar un partido en el agua para refrescarse, cuando miraron en su dirección y abrieron la boca como si se hubiera teñido el pelo de negro o algo así.

-Um... Shuu... wow –fue lo más inteligente que se le ocurrió decir a Hiro, bajándose sus gafas de sol para poder echar un mejor vistazo a la vista de su amigo- quiero decir, ¿dónde está el resto del bañador?

-Muy gracioso –le dijo echándole una de sus miradas, mientras le empujaba con el codo para hacer sitio y sentarse entre él y Fujisaki en la toalla, lejos de las miradas de todos. –Es culpa de Yuki, así que no me miréis así.

Yuki, mirando tan inocente como alguien que lo conociera era capaz de creerse, rió levemente.

-Creo recordar que fuiste el que me dijo específicamente—

-Ok, ok, lo que quieras. Estoy aquí, ¿ne? Pues ya está –dijo intentando disimilar todo lo que pudiera su cara sonrojada- dejémoslo.

-Oh, vamos Shuuichi. Apuesto que mi hermano solo quiere lucirte delante de todos –dijo de pronto una voz grabe a sus espaldas, y todo se giraron para ver a Tatsua, refresco en mano y con un bañador muy parecido al que llevaba Shuuichi, pero con el nombre de Ryuichi rodeado por corazoncitos por todas partes.

-Tatsua, cállate –gruñó Yuki, con voz de pocos amigos- no tienes derecho a hablar así de mi futuro esposo. Ni siquiera estuviste cuando me quitaron las vendas en el hospital.

-Pero Eiri –sollozó, fingiendo estar herido- sabes que tenía una cita imposible de eludir... como puedes pensar que yo....oh –deliberadamente, anduvo varios pasos hasta Yuki y le puso un brazo sobre los hombros- ¡sabes que la familia es lo primero para mi!

-Ya, cuando puedes sacarles algo que te lleve más cerca de tu obsesión –musito el escritor.

-¡Eiri! ¡No te permito que hables así del Dios-por-encima-del-resto-de-mortales Sakuma-san! Y menos cuando traigo buenas noticias para ti –y con una sonrisa malvada en su cara, Tatsua se sentó al lado de K en una de las tumbonas libres, extendiéndose cuan largo era, y tomando otro sorbo del vaso que llevaba en la mano.

A Yuki no le gustaba nada e tono con que lo había dicho Tatsua, que implicaba que las buenas noticias eran de todo menos eso.

-Habla

-Maa, maa. Siempre tan impaciente...

Yuki le lanzó una de sus miradas.

Ahora Hiro sabía exactamente de donde había aprendido Shuuichi a hacer las suyas. Definitivamente, el escritor no era una buena influencia para él, decidió.

-Si te pones así... Bien, ¿recuerdas la entrega de premios a la que se suponía que debías ir para recoger tu premio –admitámoslo, tú eras el ganador- pero a la que nunca llegaste por que tuviste un accidente de coche en la autopista?

Shuuichi abrió mucho los ojos, y de nuevo le sorprendió el escaso (o nulo) tacto que Tatsua parecía haber heredado. No había pasado casi ni una semana desde que a Yuki le quitasen las vendas y supiera a ciencia cierta que no iba a ser un ciego para toda su vida, y aún así su hermano hablaba como si hubieran pasado hace décadas y fuera un hecho sin apenas importancia que apenas merecía ser recordado.

Pero, de nuevo, Yuki no parecía estar afectado por eso en lo más mínimo.

-Claro que lo recuerdo, baka. ¡No ha pasado ni un mes!

-De todas formas -prosiguió Tatsua, ignorando completamente a Yuki- y con una gran presión por mi parte moviendo muchos hilos, ¡la ceremonia se va a volver a celebrar!

Yuki solo se quedó un segundo parado, con los ojos cerrados, meditando vagamente cuanto tiempo estaría Mika enfadada con él una vez que hiciera un grandísimo favor a la raza humana y matara a su hermano; antes de abalanzarse sobre él, poniendo sus manos alrededor de su cuello con fuerza. Hizo falta que K y Hiro lo sujetasen para que Tatsua fuera capaz de respirar otra vez.

-Y yo matándome para subir tu popularidad...- dijo dramáticamente Tatsua.

Shuuichi, antes de que Yuki decidiera usar a su hermano como bolsa de boxeo humana otra vez, se levantó de la toalla y fue corriendo hasta su lado, cogiéndolo del brazo lo suficientemente fuerte como para que el otro se girase para mirarlo.

-¿Por qué no nos vamos a dar un paseo o algo así...?

-Solo quieres impedirme que mate al baka de mi hermano –protestó Yuki, la cara seria y echando miradas asesinas en dirección del susodicho, pero luego echó una mirada a Shuuichi y pareció cambiar de idea- aunque por otro lado un paseo no estaría nada mal...

Shuuichi se sonrojo, como esperado, y fue entonces cuando se dio cuenta de que dar un paseo implicaba caminar por la arena donde todo el mundo podía verle.

Oh, mierda...

-Um....

-¿Quieres que vayamos a alguna parte tranquila?

-Gracias Yuki –le dijo Shuuichi con una sonrisa, realmente agradecido de que Yuki por fin entendiera lo difícil que era esto para él.

-Oh, no creas que lo hago por ti. Es que no hay mucho que pueda hacerte con tanta gente mirando...

Pero antes de que Shuuichi tuviera tiempo de responder siquiera, Yuki anunció que iban a dar un paseo por la playa y que se verían luego para volver a casa en la furgoneta de K. Hiro sonrió en su dirección, guiñándole un ojo a Shuuichi –lo que solo contribuyó a hacer que su cara se pusiera aún mas roja- y Tatsua les dijo adiós con la mano melancólicamente.

Yuki, que no conocía muy bien la playa pero que siempre había podido contar con su sentido de la orientación, decidió dirigirse hacia la derecha, intentando encontrar una pequeña bahía que había visto desde el coche cuando venían aquella mañana, donde esperaba que no hubiera demasiada gente.

Cogiendo la mano de Shuuichi, entrelazó sus dedos con los suyos y tiró de él, comenzando a caminar.

Aunque ya fueran las siete de la tarde y no fuera un día especialmente caluroso, aún había bastante gente de todas las edades en la playa, tomando el Sol mientras leían algún libro, jugando con las paletas en la arena o simplemente hablando con sus amigos, y naturalmente dos hombres –y de buen ver, encima- agarrados de la mano no pasaban nada desapercibidos.

Shuuichi era consciente de las miradas que suscitaban cuando pasaban caminando por delante de ellos, y también de los comentarios a media voz que se intercambiaban cuando creían que estaban lo suficientemente lejos como para no oírlos. Pretendía que no oía nada ni que las caras de disgusto que hacían le molestaban en lo más mínimo, aunque en realidad no fuera así.

Pero así era más fácil.

Estaba acostumbrado a recibir críticas, de todas formas, no podía caerle bien a todo el mundo.

Echó una rápida mira a Yuki para ver si éste se había percatado de algo, pero el escritor seguía con la vista fija en el horizonte, canturreando levemente alguna canción que Shuuichi no lograba captar, y con un semblante alegre en su cara.

Sí, si estaba con Yuki, puede que eso no le importase nunca más.

Por fin, después de lo que a Shuuichi le pareció una eternidad, llegaron a una parte de la playa que estaba casi desierta, donde el Sol daba mucho menos y la arena era menos lisa. Pero a Shuuichi no le importó, con tal de no tener que volver a pasar por delante de toda esa gente otra vez.

Yuki le indicó un pequeño trozo de playa que había entre unas rocas, donde no daba el Sol y no había nadie que los molestase. Shuuichi le siguió.

Ambos se sentaron con cuidado en la arena, entrelazando sus brazos de modo que Shuuichi descansase su cabeza en el pecho de Yuki –su postura favorita- y éste pasase un brazo alrededor de sus hombros.

Entonces Yuki, usando la mano libre, se quitó las gafas de Sol que había estado llevando todo el día. Shuuichi abrió mucho los ojos.

-¡Yuki! Tal vez no deberías...

-Tranquilo, estoy bien –le cortó Yuki.

-Demo, el doctor dijo—

-Que debía protegerme del Sol durante una temporada, lo sé, pero ya no hay Sol, Shuuichi, y quiero disfrutar de la vista.

Yuki se volvió para mirarlo..., no, devorarlo con la mirada largo rato, y luego volvió su vista al frente.

-Bueno, y de la apuesta de Sol también... –dijo sonriendo

Shuuichi rió también, sin tiempo para sentirse avergonzado o sonrojarse. Siguió la vista de Yuki, y ambos permanecieron en silencio, contemplando el hermoso cielo que se se extendía ante ellos.

-Ne, Yuki... –le dijo Shuuichi, pasado un rato.

-¿Hai?

-¿Eres feliz?

Yuki rió para sí.

-¿Qué clase de pregunta es esa?

-Pues una pregunta normal

Yuki permaneció en silencio un momento.

-No tiene una respuesta fácil.

-¿Significa eso que no?

-¿He dicho yo eso? –dijo Yuki suavemente.

-Iie, demo...

Yuki se giró y le besó tiernamente en los labios durante un largo rato, saboreándolo.

-Nunca había sido tan feliz como ahora, ¿te vale eso?

Shuuichi no parecía del todo convencido

-Aunque yo sea, quiero decir....

-¿Hombre? ¿es eso lo que te preocupa?

Shuuichi se mordió el labio inferior. Recordaba las miradas y cuchicheos que habían recibido tan solo unos momentos antes, en la playa, las cartas ofensivas que recibía junto con los regalos de sus fans todos los días, los comentarios por televisión...

-Siempre va a haber gente así, Shuuichi –le dijo Yuki, como si leyera sus pensamientos- ignorantes que temen lo que no quieren entender, gente que cree que cualquier cosa que piensan es correcta, y que el resto del mundo se equivoca. No debes dejar que te afecten sus opiniones, no merecen la pena.

-Demo...ellos siempre pensaran que estamos haciendo algo malo....

Yuki entonces le sonrió abiertamente.

-¿Sabes? A mi hace mucho que dejó de importarme lo que la gente pensase de mi. Por mi pueden seguir en su mundo de fantasía, donde todo es blanco o negro.

Y sin apartar su mirada de Shuuichi, se inclinó levemente, sus labios a solo unos milímetros de los de Shuuichi. Al estar tan cerca, podía sentir la rápida respiración del pequeño cantante en sus brazos, y sus ojos clavados intensamente en él.

-Yo... prefiero vivir en pecado –le susurró, tan bajo que Shuuichi casi no lo oyó, y recorrió la distancia que los separaba, juntando sus bocas en un tierno beso que llevaba implícita la promesa de no terminar jamás.

Y Shuuichi cerró los ojos, y se dejo envolver por Yuki, y el resto del mundo se desvaneció de sus preocupaciones.

~Owari~

~ ~ ~

Espero no haber dejado nada pendiente ^^

Me ha sorprendido que haya gente que quiera una segunda parte. ¡Yoopy! Si encuentro un buen argumento, puede que la haga ¡Al fin y al cabo, me encanta escribir Gravitation! ^^;;

Nagi-chan.