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Capítulo 2

Un Nuevo Mazoku

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Los personajes de Slayers pertencen a su creador. De ninguna forma me estoy adjudicando posesión alguna sobre ellos.

Este fic contiene referencias Shounen ai. Zelgadis / ? Quedan advertidos.

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Xellos apareció frente al salón del trono del Ama de las Bestias en la Isla de Wolfpack. Habían pasado aproximadamente tres semanas desde que Zelas le había ordenado vigilar a Lina y su grupo y a Filia con el pequeño Val. Realmente había pasado unos días dificiles. No enojar a alguno de esos personajes era como pretender no mojarse al caer al agua. Traía el cabello y las ropas algo chamuscadas, pero ni siquiera había pasado por su mente tratar de componerse. Las órdenes de Zelas debían cumplirse y hasta que ella no estuviera satisfecha el no haría nada por volverla a enfadar.

Empujó las puertas del salón y se detuvo en el centro, de rodillas, esperando por el consentimiento de Zelas para levantarse. Ella lo observó y finalmente le permitió ponerse en pie. Xellos comenzó a informarle sobre las actividades de Lina y compañía y sobre el dragón antiguo. Mientras le hablaba a su ama, pudo percibir un perfume que antes no había sentido.

Era dulce a sus sentidos, pero no era realmente un olor o un perfume, era más bien una esencia. La esencia del caos puro y total. Xellos moría por verificar el nivel de poder actual de su ama y señora, presentía que había aumentado. Pero no se atrevió siquiera asomarse al plano astral por unos segundos para comprobarlo.

Cuando finalmente terminó su informe y Zelas le permitió salir se dirigió a su cuarto. Lo primero que pudo ver fue a Zelgadis sentado en su cama. Su mirada aún seguía perdida pero ya no parecía tan vacía como antes.

"Vaya, vaya, Zel-kun, ¿como te sientes hoy?" dijo en su usual tono alegre. Zelgadis no respondió.

"Veo que sigues algo resentido." Le dijo acercándose mientras su rostro, cabello y ropas se componían al instante como si nada hubiera pasado en esas tres semanas. "Ya olvídalo Zel-kun." Y se sentó al lado de la quimera. Fue entonces que percibió la misma esencia que había percibido en su ama.

"¿Sucedió algo en mi ausencia?" preguntó Xellos con seriedad a pesar de la sonrisa que continuaba pegada en sus labios. Pudo notar que Zelgadis finalmente mostraba signos de vida. Había bajado la mirada y se notaba algo confundido.

"Sucedió algo... pero no lo recuerdo." Fue la simple respuesta. Xellos supuso que el Ama de las Bestias tendría algo que ver en el asunto. Quizás más tarde le preguntaría. Pero en ese momento lo único que tenía en mente era disfrutar de la presencia de Zelgadis, si posible causarle algo de dolor. Quizás no eran muchas las emociones que podía obtener de la quimera, pero conocía perfectamente las formas de obtener otros placeres. Comenzó a desvestir a la estoica quimera.

Así como la primera vez, Zelgadis se dejó hacer sin protestar y sin oponerse. La esencia de caos que cubría el cuerpo de Zel hizo que Xellos perdiera el control varias veces. Era muy dulce a sus sentidos, más incitante que todas las emociones negativas que había probado. La fuerza del caos, su esencia pura, eso era lo que lo hacía irracional. Tan fuerte que era como tocar a L-sama misma.

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Al día siguiente al despertar, encontró a la quimera profundamente dormida. Lo observó unos momentos y finalmente tuvo una idea. Quizás no podría ver si el Ama de las Bestias había incrementado su poder, pero si Zelgadis tenía el mismo caos impregnado en él, seguramente había presenciado el acontecimiento. Le echaría un vistazo a lo que Zelgadis había olvidado.

Recitó unas breves palabras mientras colocaba la palma de su mano en la frente de Zelgadis. Al instante una luz dorada cegó sus sentidos y no pudo más que quitar de inmediato su mano como si Zelgadis estuviera ardiendo.

"¡Kuso!, ¿qué sucede?" Dijo un tanto irritado y aún cegado por la luz que había percibido en el interior de la quimera.

Zelgadis se estremeció levemente al escucharlo maldecir y despertó.

"Buenos días Zel-kun." Le dijo colocándose su máscara de felicidad de inmediato. "¿Descansaste?"

La quimera observó a su alrededor unos instántes, como si estuviera perdida. Xellos se inclinó e intentó probar nuevamente la esencia del caos, como un niño que no puede evitar probar un dulce. Por unos instántes sintió que Zelgadis respondía a su beso, había cerrado los ojos y un sentimiento de placer proveniente del shaman le llegó de improviso. Pero así como había llegado la sensación placentera, llegó una de pánico en el momento en que Zelgadis lo empujó con fuerza para terminar el beso. Xellos fue a parar a la pared más cercana, completamente desnudo como estaba.

Zelgadis parpadeó varias veces y un profundo rubor subió a su rostro. En un gesto infantil cubrió su cabeza con las sábanas y de abajo de ellas se escuchó una ahogada disculpa.

Xellos quedó pegado a la pared unos instantes y luego se deslizó por la pared hasta el suelo.

"Yare, yare, Zel-kun, ahora sí estás despierto." Comentó Xellos con una sonrisa. Se acercó juguetonamente hasta la forma de Zelgadis bajo las sábanas y tiró de ellas con fuerza. Esta vez fue recibido por una fuerte explosión que dejó la habitación completamente en ruinas. Zelgadis había utilizado una bola de fuego, pero el daño que había causado el hechizo era cinco veces mayor que el daño que causaban las de la queridísima Lina.

Cuando logró levantarse del suelo tosió un poco y una leve nubecilla de humo escapó de su boca. Al ver a Zelgadis no pudo menos que echarse a reir a carcajadas. Zelgadis aún se encontraba sobre la cama, chamuscado por su propia bola de fuego, aparentemente no había medido el daño que podía causar el hechizo.

"Zel-kun, ¿cuánto poder te otorgó el Ama de las Bestias?" Preguntó Xellos, quien a pesar de haber sido chamuscado hacía unos segundos ahora se hallaba completamente vestido y limpio.

Zelgadis parpadeó varias veces, trató de recordar pero su mente se negaba a cooperar.

"No lo recuerdo." Dijo con voz grave.

Con un gesto el cuarto de Xellos volvió a formarse como si nada hubiera sucedido.

"Tal vez podamos preguntarle a Zelas-sama." Dijo alegremente, desvaneciéndose y permitiendo así que Zelgadis se vistiera. "Por cierto Zel-kun... ¿recuerdas algo de estas últimas tres semanas?" Zelgadis escuchó la voz resonar dentro de su cabeza.

"¡¡Tres semanas!!" Musitó Zel sorprendido.

Realmente se sentía muy confundido, no recordaba nada de lo que había sucedido desde que Zelas lo dirigiera hacia aquella luz dorada en el salón principal. Pero si había logrado atinarle a Xellos seguramente era algo bueno. Salió del cuarto y caminó por los pasillos del castillo hasta llegar a las puertas del salón del Ama de las Bestias donde Xellos lo esperaba.

Al entrar ambos se quedaron petrificados por la sopresa. El salón de Zelas, antes nítidamente compuesto y regio, estaba totalmente destrozado. Xellos fue el primero en reaccionar.

"¡¡Zelas-sama!!" Buscó por todo el salón hasta que la encontró, acurrucada en una esquina sobre los restos de una de las cortinas del salón.

"¡¡Zelas-sama!!" La llamó con cautela. Zelas le respondió con una especie de gruñido de advertencia.

No entendía el comportamiento de Zelas, la noche anterior todo había sido normal, con excepción de aquella fuerte esencia a caos. Ni siquiera había podido sacar la información de la mente de Zel. Los dorados ojos del Ama de las Bestias lo observaban con recelo y algo de demencia.

"Juu-oh-sama... ¿qué sucede?" Le dijo muy suavemente y agachándose a la altura de sus ojos. Le parecía como una bestia acorralada, jadeando forzosamente. Trató de acercarse un poco pero Zelas gruñó más amenazadoramente. Sintió una mano en su hombro detenerlo.

"Xellos..." Al voltearse vio a Zelgadis, la vista de la quimera fija en el Ama de las Bestias. Al observar nuevamente a Zelas se percató que se encontraba en una especie de trance al parecer doloroso.

"No creo que te reconozca en estos momentos." Dijo la quimera en voz grave. Realmente Zel era muy observador. La mirada de Zelas estaba empañada. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Zelas y se retorció entre las cortinas jadeando.

"Juro que encontraré al que hizo esto." Dijo Xellos con una mirada extraña. Otra oleada de dolor hizo convulsionar el cuerpo del Ama de las Bestias y Xellos trató de acercarse y confortarla, recibiendo a cambio una profunda herida en el pecho, producto de las afiladas garras de la mazoku.

"¡Kisama!" Gruño entre dientes. ¿Por qué no puedo hacer nada?" Dijo con desesperación.

Zelgadis estaba más confundido. La reacción de Xellos hacia su ama le parecía extraña. Los mazoku no podían albergar sentimientos positivos, no podían sentir preocupación... Y sin embargo, Xellos parecía tan preocupado como un hijo por su madre.

Un líquido espeso y negro fluia a través de la herida de Xellos y Juu-oh parecía estar sufriendo demasiado. Zelgadis no pudo registrar cuando sus piernas cedieron y cayó de rodillas al lado de Xellos. La escena también lo estaba afectando.

"Juu-oh-sama..." Le dijo suavemente y se acercó de la misma forma en que Xellos había tratado. Zelas husmeó el aire, cual un animal, y una especie de reconocimiento registró en su mente. El olor de Zelgadis le era conocido, dulce, la esencia del caos. Gimió desesperada mientras Zelgadis se acercaba.

"Zelgadis... ten cuidado." Le dijo Xellos secamente.

Zelgadis acercó primeramente su mano hasta tocar el hombro de Zelas, al ver que no sucedía nada, se aventuró a acariciar los blancos cabellos que se esparcían enredados sobre el cuerpo de la mazoku. Xellos no podía creer lo que veían sus ojos. Zelgadis había logrado acercarse y finalmente había acomodado a su ama de forma que su cabeza descansara en el regazo de la quimera. Trató de acercarse y nuevamente Zelas le gruñó agresivamente.

"Juu-oh-sama, es Xellos." Le dijo Zel.

"¿Juushinkan?" Zelas habló entre dientes.

"Hai, Zelas-sama." Esta vez el Ama de las Bestias le permitió acercarse.

"¿Qué sucede Zelas-sama?" Le preguntó Xellos preocupado. "El regalo de L-sama... los sueños..." Hablaba con dificultad, Xellos podía sentir todo el dolor que emanaba de ella, debía ser fuerte porque el sabor era intoxicante. Zelgadis continuaba acariciándola en un intento por calmarla.

Otro estremecimiento recorrió el cuerpo de Zelas y sus ojos se abrieron como dos órbitas doradas. Una luz cubrió su cuerpo y la esencia del caos se hizo más fuerte. Zelgadis estaba cegado, pero no había soltado a la mazoku. La luz se hizo más brillante y Xellos también tuvo que cerrar los ojos.

Cuando finalmente la luz desapareció una pequeña figura descansaba sobre el vientre de Zelas. Al verlo, el sacerdote casi tuvo un ataque de histeria.

"¿Un nuevo mazoku?" Murmuró Zelgadis atónito.

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Zelgadis se encontraba en un gran problema. Zelas aún no había despertado desde que *diera a luz*, y Xellos lo había dejado a cargo del infante mientras intentaba reanimar al Ama de las Bestias. El pequeño se revolvía en sus brazos y varias veces había intentado morder su dedo. A pesar de que su piel era de roca el pequeño había logrado perforar la sensible yema de su dedo con sus afilados colmillos.

"¡Kisama! ¿Dónde voy a conseguir leche?" Comenzó a maldecir.

Observó al pequeño detenidamente por primera vez desde que Xellos se lo entregara. El pequeño, a pesar de llevar unas horas de nacido, se revolvía inquieto como si tuviera seis meses. Su piel muy bronceada, tenía un leve rubor en las mejillas. Tenía los cabellos blancos, iguales a los de Zelas, así mismo los ojos, dorados, con pupilas felinas. Los tiernos deditos mostraban unas insipientes garras negras. Gimió al sentir que el pequeño volvía a llevarse su dedo a la boca.

"Un momento, cómo sé que puedo darte leche?, no es como que un mazoku necesite ese tipo de comida." Suspiró desesperanzado mientras continuaba meciendo al pequeño.

"¡¡¡Xellos!!!" gritó.

"¿Qué sucede Zel-kun, el Ama de las Bestias aún no despierta." Al momento Xellos apareció como si hubiera estado todo el tiempo a su lado.

"Tiene hambre." Dijo señalando al pequeño quien por quinta vez intentó morderle el dedo.

Xellos lo miró sin comprender.

"No sé qué debo darle de comer... ¿puede beber leche?" Le dijo sintiéndose tonto.

"Claro Zel-kun, pero me parece que eso no le va a quitar el hambre. Los demonios se alimentan de emociones, ¿recuerdas?"

"Ehh... sí, lo recuerdo. ¿Qué debo hacer entonces, enojarme con él?" Xellos soltó una sonora carcajada.

"Llévalo con Lina y compañía, estoy seguro que tendrá suficientes emociones negativas de ellos."

"No es como si pudiera llegar a ellos." Gruñó Zel enojado.

"Bien, bien, te llevaré donde se encuentran, pero te advierto, no debe pasarle nada al pequeño de Zelas." Le dijo con su usual sonrisa.

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Aparecieron cerca de una villa.

"Seguramente no tendrás problemas en encontrar a Lina. Lláma mi nombre si necesitas ayuda." Y sin más desapareció de la vista de Zel.

"Kuso, maldito demonio." Murmuró Zelgadis y con el pequeño en brazos se dirigió a donde acababa de escuchar una explosión.

Xellos lo observó dirigirse hacia donde se encontraba Lina y compañía. El ver que Zelgadis había salido de su estupor le hacía sentir... más tranquilo? Aún no sabía por qué le había confiado el pequeño de Zelas sabiendo que el shaman podría albergar sentimientos de venganza contra él o Zelas. Sacudió el pensamiento rapidamente y se dispuso a regresar a la isla donde el Ama de las Bestias continuaba sin recuperar el conocimiento.

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Lina y compañía se encontraban en una posada donde la hechicera acababa de vaporizar a un extraño que había tenido la osadía de interrumpir su comida. En el preciso momento en que Zelgadis entró a la posada el infante se calmó.

Trató de que los demás no se percataran de su presencia, con las ropas oscuras quizás no lo reconocerían pero Amelia lo descubrió al instante.

"¡Zelgadis-san!" Exclamó la princesa llena de júbilo. Los demás miraron en la dirección en que Amelia había salido corriendo. Al ver a la quimera se dirigieron de inmediato a ella.

"Hey Zel, como estás?" Lina le dio un leve golpe en el brazo.

"Hola Lina, Amelia, Gourry, ¿cómo han estado?"

"Oye Zel, ¿qué le sucedió a tu ropa?" Preguntó Gourry.

"¿Y eso que tienes en tus brazos?" Inquirió la princesa.

"Ah... es... una larga historia." Respondió Zel volteándo los ojos.

"Ya terminamos de comer, podemos escucharla." Dijo Lina con una sonrisa maliciosa.

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¿Cómo va hasta aquí? Espero que bien.

Gracias Fi-chan, jajajajaja, yo te seguiré llamando así aunque te cambies el nick entonces. Recuerda que estoy esperando tu update para el fic de Slayers, aún está en pie mi amenaza de escribirte un X/A, así que no te olvides. Jajaja, no me hagas escribirlo. =)

Gracias a ti también Mondbat, qué bueno que te está gustando el fic, muchísimas gracias por tu review!!

Bueno, ¿flamas? ¿comentarios? ¿sugerencias?, todo es bienvenido. Hasta la próxima mina-san, se cuidan mucho.

¡Ja ne!