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Capítulo 4
Dynast-sama
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Los personajes de Slayers pertencen a su creador. De ninguna forma me estoy adjudicando posesión alguna sobre ellos.
Este fic contiene referencias Shounen ai. Zelgadis / ? Quedan advertidos.
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El Ama de las Bestias se revolvía inquieta en su trono. Desde desde los acontecimientos que habían dado cabida al nacimiento del pequeño Ashura ya no estaba tan segura de su rol entre los Señores Oscuros. No conforme con eso, ahora la quimera había sido convertido en mazoku, nada menos que por un mazoku de unos pocos meses de nacido.
El pequeño realmente era poderoso, algo en su mirada hacía pensar que tenía mucha más edad de la que aparentaba. Cada vez que Zelas trataba de ver su forma astral una luz dorada cegaba sus sentidos y el sutil aroma a caos que emanaba del pequeño y de Zelgadis...
Si el pequeño era tan fuerte, no dudaba que llegado el momento llegaría a ocupar alguno de los espacios vacantes que habían dejado Fibrizo o Gaarv. No sólo tenía poder, incluso había escogido a su propio sacerdote... la ex- quimera, ni siquiera había pestañeado al crearlo.
A decir verdad, no sentía como si el pequeño Ashura fuera suyo. Ya fueran los sueños, ya fuera lo que le sabía capaz de hacer. Algo le decía que el pequeño demonio no era suyo del todo. No era como Xellos, su más fiel servidor. Cierto que el sacerdote tenía su forma de hacer las cosas, pero nunca la había traicionado en nada. Confiaba en él lo suficiente como para dejarlo hacer como le placiera, tampoco se veía volviéndolo a la nada de donde lo había creado.
El pequeño Ashura, por el contrario, tenía completa voluntad propia, no necesitaba de su energía así como a veces la requería su sacerdote. No había un lazo síquico que los conectara aunque presentía que el pequeño sí mantenía un lazo con Zelgadis. Debería entonces cerciorarse.
"Zelgadis..." Llamó mentalmente. Zelgadis apareció de inmediato, con el pequeño en brazos e hizo una profunda reverencia.
"Necesito que cumplas una pequeña petición..."
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Xellos y Zelgadis aparecieron en el interior del castillo congelado de Dynast. El color negro y los detalles en blanco eran los colores predominantes del interior del castillo. Zelgadis sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, no sólo por el frío. Era la primera vez que se separaba del pequeño Ashura y aunque apenas habían sido unos minutos ya lo extrañaba.
Siguió a Xellos por los enormes pasillos del castillo. Podía sentir que se acercaban más a la presencia misma de Dynast. Llegaron hasta dos enormes puertas de mármol negro, grabadas detalladamente con escenas de demonios. Xellos se volteó a mirarlo y Zelgadis devolvió una mirada serena.
Las puertas se abrieron a voluntad de los visitantes y quedaron ante la presencia de Dynast. Al pie del masivo trono se encontraba Dynast Grausherra. Sus cabellos negrísimos, totalmente vestido de negro, con algunos detalles blancos. Sus ojos grises, cual si estuvieran congelados se posaron sobre los visitantes.
"Juushinkan... ¿A qué debo el honor de esta visita?" Dijo en un tono lleno de sarcasmo. Grausherra no era un adepto de la presencia de Xellos.
Xellos hizo una profunda reverencia, seguido por Zelgadis. En esos momentos Grausherra tenía arriba todas sus alertas mentales. Xellos no era cualquier emisario y eso no se debía sencillamente a que fuera el general- sacerdote del Ama de las Bestias. Se decía que Xellos tenía la preferencia de L-sama misma sobre los demás demonios.
"Señor Dynast, mis más humildes saludos." Sonrió Xellos en una imitación de afabilidad.
"El Ama de las Bestias me envía con una proposición que puede beneficiarles a ambos." Diciendo lo cual extendió la mano, haciendo aparecier un pergamino. Dynast Grausherra levitó el pergamino y sin tocarlo lo abrió y leyó. Un leve gesto de sorpresa se reflejó en aquellos ojos helados.
"¿Cuál es la respuesta de Grausherra-sama?" Volvió a inquirir el sacerdote.
El Señor Oscuro examinó por unos instántes a la figura que yacía inclinada tras Xellos. Al cabo de un rato asintió.
"Me alegro de poder regresar con tan agradables noticias al Ama de las Bestias." Contestó Xellos con una sonrisa.
"Puedes retirarte sacerdote." Le dijo en un tono frío.
Xellos inclinó la cabeza en señal de respeto y desapareció por completo. Zelgadis quedó sólo ante la presencia de Dynast.
"¿Eres el sacerdote del Hijo de Zelas?" Preguntó Dynast sin emoción alguna. Zelgadis no esperaba esa pregunta, no era que estuviera muy seguro de lo que era o la posición que ocupara entre los mazokus. Dudó un momento antes de responder.
"Sólo soy la niñera del Hijo de Zelas..." Dijo un poco ruborizado.
"No es eso lo que se comenta." Le replicó Dynast. "De todas formas... debes saber que carezco de mis usuales sirvientes."
Zelgadis asintió, Xellos ya le había comentado al respecto antes de llegar aunque no le había dicho nada de qué consistía la ayuda que le brindaría a Grausherra.
"Necesito que me traigas una órbita de poder que es de mi propiedad. A cambio de este favor de parte de Juu-oh, yo le haré otro favor." Zelgadis escuchó todas las indicaciones. Luego de tener todas las instrucciones desapareció de la presencia de Grausherra no sin antes hacer una profunda reverencia.
"Zelas, espero que sepas lo que haces." Suspiró profundamente, había percibido claramente la esencia del caos que portaba Zelgadis y estaba casi seguro de que aquel demonio pronto los traicionaría.
*******
Tres días habían pasado desde que Zelgadis saliera del castillo helado de Dynast Grausherra y extrañaba angustiosamente al pequeño Ashura. Ahora se encontraba de regreso, frente a las puertas del salón privado de Dynast. Por alguna razón no había encontrado las dificultades que esperaba para conseguir la órbita de poder que ahora llevaba en su mano.
La verdad se le había hecho demasiado fácil. Los actuales guardianes de la órbita no habían tenido tiempo siquiera de parpadear. Se sentía satisfecho y sintiendo el poder de aquella órbita negra en su mano se sentía mucho mejor, su poder era intoxicante.
Las puertas del salón se abrieron y Zelgadis entró confiadamente e hizo una profunda reverencia.
"Lord Dynast." Dijo extendiendo la mano y mostrando la órbita de poder. Dynast se acercó a la ex-quimera y tomó la órbita, desapareciéndola en un hueco dimensional. Se quedó observando a Zelgadis, quien todavía podía sentir el poder de la órbita en su cuerpo.
La apariencia delicada de Zelgadis le había atraído en el momento en que lo vio entrar a su castillo con Xellos. El Ama de las Bestias le había pedido que probara la lealtad de Zelgadis por lo que le había solicitado ir y buscar la órbita que tan fácilmente pudo haber robado para sí mismo. Pero Zelgadis guardaba algo más y Zelas pensaba que quizás Dynast podría averiguar el secreto que ella no había podido descifrar acerca de Zelgadis. Esa, realmente, era la razón, aún cuando no se la hubiera comunicado abiertamente.
"Zelgadis... ¿Te agradó la misión?" Preguntó Dynast con su natural frialdad.
"Hai, Lord Dynast." Contestó Zel con una media sonrisa. Observó a Grausherra alejarse hasta quedar al pie de su masivo trono. Demasiado grande para su apariencia humana, pero perfecto para su apariencia demoniaca.
"Sabes, Zelgadis..." Lo dijo en un tono que lo hizo estremecerse.
"He notado que tu poder ahora está al mismo nivel que el de Juushinkan." Trató de observar alguna reacción de parte de Zelgadis, pero adicional a un leve gesto de incomodidad no pudo percibir nada en especial.
"El Ama de las Bestias no necesita un sacerdote o general adicional, con Juushinkan es suficiente. Y ya que eres tan sólo la niñera del hijo de Zelas, me preguntaba si te agradaría aplicar para las vacantes que existen de este lado del mundo."
Zelgadis palideció, sabía que aquella no era una simple petición. Dynast- sama era, de hecho, el más poderoso de los Señores Oscuros después de Phibrizo y rechazar una petición tan directa no era nada prudente. Trató de comunicarse directamente con Zelas, pero no obtuvo respuesta, podía sentir que lo escuchaba pero lo ignoraba deliberadamente. Seguidamente trató de comunicarse con Xellos.
"Zel-kun... Juu-oh-sama me ha prohibido darte cualquier tipo de consejo al respecto. Debes decidir tú mismo." Esa fue la única respuesta de parte del sacerdote antes de que cortara la comunicación entre ambos.
Dynast Grausherra lo observaba, había captado la comuicación entre Xellos y Zelgadis, además podía sentir que el temor se apoderaba del recién convertido mazoku. Sonrió para sus adentros pero entonces captó que Zelgadis se comunicaba con una tercera persona a la que no pudo identificar.
Lo vio concentrarse y después de unos momentos se relajó. Una leve sonrisa subió a los labios de la ex-quimera e hizo una profunda reverencia. Esto lo intrigó muchísimo.
"Lord Dynast... Sé que Zelas-sama no necesita un nuevo sacerdote o general, si fuera de su agrado cederme a su propiedad no tendría ningún problema en aceptar tan agradable proposición. Pero mientras no se llegue a un acuerdo, podría aceptar ocupar provisionalmente la posición que se me ofrece bajo una simple condición..."
Grausherra lo observó con curiosidad e hizo un gesto para que Zelgadis continuara.
"Es de su conocimiento que Zelas-sama, a pesar de la lealtad que le profeso, no es mi creadora. Extraño enormemente estar al lado de mi señor, Ashura-sama y estaría sumamente agradecido al Dynast si permitiera que el pequeño Ashura se quedara conmigo el tiempo que permanezca aquí." Zelgadis bajó la vista en espera de la respuesta de Dynast.
Sí que era una proposición arriesgada, primeramente acababa de declarar abiertamente que Zelas no era su ama, aunque le profesara completa lealtad. Segundo, Zelas no estaría muy de acuerdo en que el pequeño Ashura lo acompañara al dominio del Rey Supremo.
Dynast sonrió ampliamente. No sólo tendría a su servicio a un ser tan poderoso como Zelgadis, sino que tendría a su merced al propio hijo del Ama de las Bestias, eso le daba una posición ventajosa.
"Creo que podemos arreglar esos detalles, Zelgadis." Contestó calmadamente.
"Hai, Lord Dynast."
*******
Tienes mucha razón Mondbat, Zelgadis no está nada contento de haber sido convertido en mazoku. Pero si continúas leyendo podrás adivinar finalmente la suerte que correrá realmente Zel, así que espera un final mucho más feliz para la quimera.
Fi-chan!!!!!!!!! No entiendo lo que me dices, jajajajaja, toy tontita, sigo en Chocolandia, el peque y yo seguimos en las mismas. Pero en fin, qué se le puede hacer? ¿Quieres algo de romance con tu pareja favorita? Estoy pensando en subir "Demon Child", obviamente, más trabajado.
Karoru-chan, no me he olvidado del reto, espéralo que te llegará prontito. Tu page sigue estando fenomenal. Take care girl!!
Bueno, ¿flamas?, ¿comentarios?, ¿sugerencias?, todo es bienvenido. Gracias por su apoyo a todos. ¡Ja ne, mina-san!
Capítulo 4
Dynast-sama
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Los personajes de Slayers pertencen a su creador. De ninguna forma me estoy adjudicando posesión alguna sobre ellos.
Este fic contiene referencias Shounen ai. Zelgadis / ? Quedan advertidos.
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El Ama de las Bestias se revolvía inquieta en su trono. Desde desde los acontecimientos que habían dado cabida al nacimiento del pequeño Ashura ya no estaba tan segura de su rol entre los Señores Oscuros. No conforme con eso, ahora la quimera había sido convertido en mazoku, nada menos que por un mazoku de unos pocos meses de nacido.
El pequeño realmente era poderoso, algo en su mirada hacía pensar que tenía mucha más edad de la que aparentaba. Cada vez que Zelas trataba de ver su forma astral una luz dorada cegaba sus sentidos y el sutil aroma a caos que emanaba del pequeño y de Zelgadis...
Si el pequeño era tan fuerte, no dudaba que llegado el momento llegaría a ocupar alguno de los espacios vacantes que habían dejado Fibrizo o Gaarv. No sólo tenía poder, incluso había escogido a su propio sacerdote... la ex- quimera, ni siquiera había pestañeado al crearlo.
A decir verdad, no sentía como si el pequeño Ashura fuera suyo. Ya fueran los sueños, ya fuera lo que le sabía capaz de hacer. Algo le decía que el pequeño demonio no era suyo del todo. No era como Xellos, su más fiel servidor. Cierto que el sacerdote tenía su forma de hacer las cosas, pero nunca la había traicionado en nada. Confiaba en él lo suficiente como para dejarlo hacer como le placiera, tampoco se veía volviéndolo a la nada de donde lo había creado.
El pequeño Ashura, por el contrario, tenía completa voluntad propia, no necesitaba de su energía así como a veces la requería su sacerdote. No había un lazo síquico que los conectara aunque presentía que el pequeño sí mantenía un lazo con Zelgadis. Debería entonces cerciorarse.
"Zelgadis..." Llamó mentalmente. Zelgadis apareció de inmediato, con el pequeño en brazos e hizo una profunda reverencia.
"Necesito que cumplas una pequeña petición..."
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Xellos y Zelgadis aparecieron en el interior del castillo congelado de Dynast. El color negro y los detalles en blanco eran los colores predominantes del interior del castillo. Zelgadis sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, no sólo por el frío. Era la primera vez que se separaba del pequeño Ashura y aunque apenas habían sido unos minutos ya lo extrañaba.
Siguió a Xellos por los enormes pasillos del castillo. Podía sentir que se acercaban más a la presencia misma de Dynast. Llegaron hasta dos enormes puertas de mármol negro, grabadas detalladamente con escenas de demonios. Xellos se volteó a mirarlo y Zelgadis devolvió una mirada serena.
Las puertas se abrieron a voluntad de los visitantes y quedaron ante la presencia de Dynast. Al pie del masivo trono se encontraba Dynast Grausherra. Sus cabellos negrísimos, totalmente vestido de negro, con algunos detalles blancos. Sus ojos grises, cual si estuvieran congelados se posaron sobre los visitantes.
"Juushinkan... ¿A qué debo el honor de esta visita?" Dijo en un tono lleno de sarcasmo. Grausherra no era un adepto de la presencia de Xellos.
Xellos hizo una profunda reverencia, seguido por Zelgadis. En esos momentos Grausherra tenía arriba todas sus alertas mentales. Xellos no era cualquier emisario y eso no se debía sencillamente a que fuera el general- sacerdote del Ama de las Bestias. Se decía que Xellos tenía la preferencia de L-sama misma sobre los demás demonios.
"Señor Dynast, mis más humildes saludos." Sonrió Xellos en una imitación de afabilidad.
"El Ama de las Bestias me envía con una proposición que puede beneficiarles a ambos." Diciendo lo cual extendió la mano, haciendo aparecier un pergamino. Dynast Grausherra levitó el pergamino y sin tocarlo lo abrió y leyó. Un leve gesto de sorpresa se reflejó en aquellos ojos helados.
"¿Cuál es la respuesta de Grausherra-sama?" Volvió a inquirir el sacerdote.
El Señor Oscuro examinó por unos instántes a la figura que yacía inclinada tras Xellos. Al cabo de un rato asintió.
"Me alegro de poder regresar con tan agradables noticias al Ama de las Bestias." Contestó Xellos con una sonrisa.
"Puedes retirarte sacerdote." Le dijo en un tono frío.
Xellos inclinó la cabeza en señal de respeto y desapareció por completo. Zelgadis quedó sólo ante la presencia de Dynast.
"¿Eres el sacerdote del Hijo de Zelas?" Preguntó Dynast sin emoción alguna. Zelgadis no esperaba esa pregunta, no era que estuviera muy seguro de lo que era o la posición que ocupara entre los mazokus. Dudó un momento antes de responder.
"Sólo soy la niñera del Hijo de Zelas..." Dijo un poco ruborizado.
"No es eso lo que se comenta." Le replicó Dynast. "De todas formas... debes saber que carezco de mis usuales sirvientes."
Zelgadis asintió, Xellos ya le había comentado al respecto antes de llegar aunque no le había dicho nada de qué consistía la ayuda que le brindaría a Grausherra.
"Necesito que me traigas una órbita de poder que es de mi propiedad. A cambio de este favor de parte de Juu-oh, yo le haré otro favor." Zelgadis escuchó todas las indicaciones. Luego de tener todas las instrucciones desapareció de la presencia de Grausherra no sin antes hacer una profunda reverencia.
"Zelas, espero que sepas lo que haces." Suspiró profundamente, había percibido claramente la esencia del caos que portaba Zelgadis y estaba casi seguro de que aquel demonio pronto los traicionaría.
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Tres días habían pasado desde que Zelgadis saliera del castillo helado de Dynast Grausherra y extrañaba angustiosamente al pequeño Ashura. Ahora se encontraba de regreso, frente a las puertas del salón privado de Dynast. Por alguna razón no había encontrado las dificultades que esperaba para conseguir la órbita de poder que ahora llevaba en su mano.
La verdad se le había hecho demasiado fácil. Los actuales guardianes de la órbita no habían tenido tiempo siquiera de parpadear. Se sentía satisfecho y sintiendo el poder de aquella órbita negra en su mano se sentía mucho mejor, su poder era intoxicante.
Las puertas del salón se abrieron y Zelgadis entró confiadamente e hizo una profunda reverencia.
"Lord Dynast." Dijo extendiendo la mano y mostrando la órbita de poder. Dynast se acercó a la ex-quimera y tomó la órbita, desapareciéndola en un hueco dimensional. Se quedó observando a Zelgadis, quien todavía podía sentir el poder de la órbita en su cuerpo.
La apariencia delicada de Zelgadis le había atraído en el momento en que lo vio entrar a su castillo con Xellos. El Ama de las Bestias le había pedido que probara la lealtad de Zelgadis por lo que le había solicitado ir y buscar la órbita que tan fácilmente pudo haber robado para sí mismo. Pero Zelgadis guardaba algo más y Zelas pensaba que quizás Dynast podría averiguar el secreto que ella no había podido descifrar acerca de Zelgadis. Esa, realmente, era la razón, aún cuando no se la hubiera comunicado abiertamente.
"Zelgadis... ¿Te agradó la misión?" Preguntó Dynast con su natural frialdad.
"Hai, Lord Dynast." Contestó Zel con una media sonrisa. Observó a Grausherra alejarse hasta quedar al pie de su masivo trono. Demasiado grande para su apariencia humana, pero perfecto para su apariencia demoniaca.
"Sabes, Zelgadis..." Lo dijo en un tono que lo hizo estremecerse.
"He notado que tu poder ahora está al mismo nivel que el de Juushinkan." Trató de observar alguna reacción de parte de Zelgadis, pero adicional a un leve gesto de incomodidad no pudo percibir nada en especial.
"El Ama de las Bestias no necesita un sacerdote o general adicional, con Juushinkan es suficiente. Y ya que eres tan sólo la niñera del hijo de Zelas, me preguntaba si te agradaría aplicar para las vacantes que existen de este lado del mundo."
Zelgadis palideció, sabía que aquella no era una simple petición. Dynast- sama era, de hecho, el más poderoso de los Señores Oscuros después de Phibrizo y rechazar una petición tan directa no era nada prudente. Trató de comunicarse directamente con Zelas, pero no obtuvo respuesta, podía sentir que lo escuchaba pero lo ignoraba deliberadamente. Seguidamente trató de comunicarse con Xellos.
"Zel-kun... Juu-oh-sama me ha prohibido darte cualquier tipo de consejo al respecto. Debes decidir tú mismo." Esa fue la única respuesta de parte del sacerdote antes de que cortara la comunicación entre ambos.
Dynast Grausherra lo observaba, había captado la comuicación entre Xellos y Zelgadis, además podía sentir que el temor se apoderaba del recién convertido mazoku. Sonrió para sus adentros pero entonces captó que Zelgadis se comunicaba con una tercera persona a la que no pudo identificar.
Lo vio concentrarse y después de unos momentos se relajó. Una leve sonrisa subió a los labios de la ex-quimera e hizo una profunda reverencia. Esto lo intrigó muchísimo.
"Lord Dynast... Sé que Zelas-sama no necesita un nuevo sacerdote o general, si fuera de su agrado cederme a su propiedad no tendría ningún problema en aceptar tan agradable proposición. Pero mientras no se llegue a un acuerdo, podría aceptar ocupar provisionalmente la posición que se me ofrece bajo una simple condición..."
Grausherra lo observó con curiosidad e hizo un gesto para que Zelgadis continuara.
"Es de su conocimiento que Zelas-sama, a pesar de la lealtad que le profeso, no es mi creadora. Extraño enormemente estar al lado de mi señor, Ashura-sama y estaría sumamente agradecido al Dynast si permitiera que el pequeño Ashura se quedara conmigo el tiempo que permanezca aquí." Zelgadis bajó la vista en espera de la respuesta de Dynast.
Sí que era una proposición arriesgada, primeramente acababa de declarar abiertamente que Zelas no era su ama, aunque le profesara completa lealtad. Segundo, Zelas no estaría muy de acuerdo en que el pequeño Ashura lo acompañara al dominio del Rey Supremo.
Dynast sonrió ampliamente. No sólo tendría a su servicio a un ser tan poderoso como Zelgadis, sino que tendría a su merced al propio hijo del Ama de las Bestias, eso le daba una posición ventajosa.
"Creo que podemos arreglar esos detalles, Zelgadis." Contestó calmadamente.
"Hai, Lord Dynast."
*******
Tienes mucha razón Mondbat, Zelgadis no está nada contento de haber sido convertido en mazoku. Pero si continúas leyendo podrás adivinar finalmente la suerte que correrá realmente Zel, así que espera un final mucho más feliz para la quimera.
Fi-chan!!!!!!!!! No entiendo lo que me dices, jajajajaja, toy tontita, sigo en Chocolandia, el peque y yo seguimos en las mismas. Pero en fin, qué se le puede hacer? ¿Quieres algo de romance con tu pareja favorita? Estoy pensando en subir "Demon Child", obviamente, más trabajado.
Karoru-chan, no me he olvidado del reto, espéralo que te llegará prontito. Tu page sigue estando fenomenal. Take care girl!!
Bueno, ¿flamas?, ¿comentarios?, ¿sugerencias?, todo es bienvenido. Gracias por su apoyo a todos. ¡Ja ne, mina-san!
