Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, excepto por Yue que pertenece a CLAMP y Card Captors Sakura. Como siempre contiene slash, muy ligerito. Snif.

CAPITULO 2

Boromir y Aragorn trataron de atraparle, era claro que caería en el claro entre ellos, Legolas abrazo al niño y se apartó un poco del grupo, le custodiaban unos hobbits que blandían las espadas en sus manos. Frodo apretaba su anillo por encima de su ropas, mientras Gimli agitaba su hacha dispuesto a recibir cualquier ataque. Solo Boromir y Aragorn parecían no temerle a lo que enfrentarían.

Aragorn fue quien le recibió en brazos, ayudado por Boromir que le sostuvo por la espalda, pero ante la velocidad que llevaba, no pudieron evitar caer los tres al piso. Para su sorpresa, Aragorn sintió que la criatura extraña, que se encontraba entre sus brazos, era tan ligera como un mismo elfo.

Pudieron observarle en su inconsciencia, cabellos plateados y largos, llevaba una larga túnica blanca, con extraños bordados azules y amarillos, una pequeña esfera azul oscuro sobre su pecho a manera de pendiente. Su belleza era exquisita, su piel blanca y lozana, sus labios pequeños y entre cerrados como preparados para recibir un beso. Pero lo que mas les llamaba la atención eran esas enormes y blancas alas que llevaba en su espalda,

- ¿Quién será? – dijo Frodo acercándose.

Tanto Boromir como Aragorn no respondían, aquella criatura que al parecer era varón les había quitado el aliento, tanto física como emocionalmente. Legolas aun se mantenía al margen, pero el bebe parecía haberse inquietado un poco con la presencia del extraño.

Aragorn le tomó en sus brazos, y trato de reanimarle, un quejido salió de los labios del personaje, abrió lentamente los ojos para encontrarse con los grises y acerados del mortal, los del ser alado eran celestes claros, con un extraño parecido a los de Legolas.

- ¿Dónde estoy? – preguntó el personaje sentándose y apartándose de los brazos de Aragorn

- Estas a salvo, tranquilo, estabas cayendo del cielo, ¿cuál es tu nombre?

- ¿Quiénes son ustedes, que es este lugar? ¿Por qué visten así?

Aragorn se impaciento, el extraño no respondía a sus preguntas, mas no parecía conocerlos o quererlos atacar, el susto del primer encuentro le hacia dudar. Pero no era razón para ser descortés.

- Somos gente de diferentes regiones y razas, mi nombre es .. Trancos - dijo Aragorn ocultando su verdadera identidad .

El ser se puso en pie y revelo su alta estatura y su majestuosidad en sus movimientos, parecía un príncipe entre ellos, les estudio unos segundo mientras se presentaban a si mismos.

- Yo soy Boromir, hijo del guardián de la torre de Gondor. –dijo el mortal haciendo una breve reverencia

- Nosotros somos Hobbits – dijo Frodo dando un paso entre sus compañeros

Bajando un poco mas la mirada se encontró con cuatro caras asombradas ante su belleza y altura, "¿Hobbits? ¿alguna especie de niños?"

- También nos llaman medianos, venimos de la comarca, mi nombre es Frodo, ellos son mis compañeros, Sam, Merry y Pippin.

Nada contestó y solo irguió un poco mas la cabeza mirándoles con indiferencia, pero a decir verdad sentía un gran poder emerger de uno de ellos pero no lograba explicarse cual sería.

- Dime tu nombre, señor, y yo te daré el mío. Un enano no habla con desconocidos.

- ¿Eres tu un enano? ¿qué te hace pensar que eres digno de conocer mi nombre?

Gimli levanto su hacha amenazadoramente pero Legolas le detuvo con una mano, mientras con la otra sostenía al bebé.

- Alto Gimli, él es un ser muy poderoso.

Ninguno de los hasta ahora presentes había llamado tanto la atención de Yue como el que acababa de presentarse inesperadamente. Al principio creyó que era una dama, pues su belleza contrastaba mucho con la de los demás miembros del grupo. Sus rubios cabellos caían sobre sus hombros y espaldas, y sus ojos brillaban ante los últimos rayos del sol que le daban de frente. Debía tener una enorme fuerza, ya que con una sola mano detuvo la carrera de un enano robusto y fornido.

- ¿Quién eres tu? – preguntó Yue acercándose al elfo, esas orejas tan finas y pequeñas le llamaban la atención.

- ¿Debo responderte?

Yue sintió la defensiva de este varón, que aunque llevaba un niño en brazos parecía tener el suficiente valor para enfrentarle.

- Deberías cuidar mas a tu pequeño, puede haber hostilidad en las cercanías. No trates de asustarme por que no lo lograras.. Criatura..

Legolas lo tomo como una ofensa pero no podía arriesgar la vida del pequeño.

- Solo deseamos saber tu nombre, ya que usted, señor, conoce los nuestros – dijo Aragorn haciendo de intermediario entre ambos. – No deseamos problemas, y espero ese sea el caso de usted.

Yue no estaba en posición de ofenderles, en esa extraña tierra él necesitaría ayuda, tan desconocida era el entorno para el. Aun no recordaba como fue que llego hasta allí, ¿cual sería el motivo de su llegada? Así que no tuvo mas remedio de tratar de hacer amistad con la gente que le había salvado de una muerte segura.

- Mi nombre es Yue, y vengo del planeta Tierra, Japón. Soy un guardián de las cartas Clow y representó a la Luna.

- Yue.. – repitió Legolas en voz baja, el pequeño se inquieto un poco, Legolas lo sintió y le sonrió para calmarle.

Yue se volvió hacia donde Legolas y le cuestionó.

- Ahora bien, ¿me dirás tu nombre?

- Soy Legolas, un elfo del reino del Bosque Negro.

- ¿Elfo? ¿Qué es un elfo?

Los hobbits rieron, ¿cómo era posible que alguien no conociera lo que era un elfo? Aun en la Tierra Media se podía escuchar historias sobre ellos, si uno no tenía la oportunidad de conocerles, al menos sabía como reconocerles, catalogarles y escuchado cantar a su paso por los caminos que llevan a los puertos.

"¿Inmortales? ¿Sabios, hermosos?... ¿No duermen? ...¿3000 años?"

Yue estaba asombrado ante las palabras de los Hobbits al hablar de las características de los elfos, Legolas callaba y no interrumpía a los medianos salvo para corregirles en alguna que otra oración que exaltaba por demás las cualidades de un elfo. Pero todo eso se derrumbaba ante los ojos de Aragorn que ya no miraba a Legolas como otras veces, Yue ocupaba sus miradas, y pensamientos, cuanto quería hablar con el, conocerle, estudiarle y llegar a ser muy buenos amigos.

Tal era la misma idea que rondaba en cabeza de Boromir y los hobbits, habían olvidado por completo la presencia del príncipe elfo, pero eso a él no le importaba, ahora lo que mas apremiaba era llegar al pueblo mas cercano y dejar al pequeño allí, con una familia respetable para continuar su camino hacia la Montaña del Destino.

Mientras Yue era asediado con preguntas sobre su tierra, y le explicaban algunos detalles sobre la tierra donde había caído, Legolas se apartó para cambiar al pequeño, Gimli se acercó a ayudarle, la presencia de ese extraño ser no le causaba la misma admiración que a los demás, además no se había molestado en preguntar su nombre ni el buscaría el suyo.  Aun  prefería estar a merced de los olores que desprendía el pequeño a trabar amistad con ese ser de frías maneras. Nunca paso por la mente del enano, que la misma opinión tenía al principio de Legolas, pero Legolas.. era Legolas!

- Vamos pequeño, ¡ya estas listo! – exclamó complacido el elfo al observar lo hermoso que se hallaba el bebé cuando se encontraba tranquilo.

Orli no despegaba los ojos de Yue, algo le llamaba la atención, "tal vez será su cabello" pensó Legolas. Un poco de tristeza sintió el elfo al ver que ni siquiera el bebé le prestaba atención.

- Ali, ali.. bebé – exclamó Legolas acariciándole el pecho con leves cosquillas.

El bebé no respondía y seguía mirando a Yue con encanto

- ¿No es hermoso, Orlando? – preguntó Legolas tratando de animarse.

El bebé volvió su rostro y le sonrió, para después fijar nuevamente sus miradas en Yue, en ese ser alado que se veía rodeado de cuatro Hobbits entusiasmados con tantos otro nuevo miembro en la comunidad, el bebé también había tomado un segundo lugar en sus corazones. Boromir y Aragorn le miraban un poco mas retirados, estudiaban sus ropas elegantes y blancas, sus hermosas alas tan suaves como la seda y ligeras como el algodón. Les atraía mucho pensar que se sentiría acariciar aquella suave piel.

Yue dejó a los hobbits y se dirigió hasta donde Legolas, Gimli y Orli se encontraban. Yue se inclinó un poco hasta el bebé que reposaba en una roca utilizada como mesa, sonrió al pequeño, Orli le correspondió y le ofreció sus pequeños brazos. El elfo se sorprendió y la tristeza invadió su mirada al ver como un extraño le arrebataba el cariño del pequeño. Pero nada dijo.

- ¿Es tu hijo? – preguntó Yue mirando fijamente a los preciosos ojos azules del elfo

- No es mío. Este niño es un mortal, le hemos encontrado el día de ayer y le llevamos a un pueblo donde le puedan cuidar.

Yue acarició al pequeño, Orlando sonrió y le tomó un dedo entre sus pequeñas manitas tratando de llevársele a la boca. Los hobbits miraban con ternura y se congregaban alrededor de Yue para ver como le recibía el pequeño. No podía haber cuadro tan mas enternecedor. Legolas a un lado de Orlando, Yue sonriéndole y acariciando al bebé.

- Parece que le agradas.

- No es mi intención apartarte de él. – respondió Yue sintiendo la tristeza que había en el corazón del elfo – tu eres suficientemente bello para él.

Yue se apartó hasta un árbol donde se recargó, observó la luna que empezaba a recorrer su camino, luego cerró sus ojos y perdió sus manos entre sus mangas, tanto tenía que pensar, principalmente el como volver a Tomoeda, con Sakura y Kerberus, como volver a ver a Touya con su identidad de Yukito y divertirse un poco cada vez que el hermano mayor de Sakura trataba de confesarle sus sentimientos. ¿Cómo regresar a Japón?

El bebé se durmió entre los brazos de Legolas, Aragorn tomó de nuevo la primera guardia, no quería perderse de ese sueño que era el mirar a Yue cercano a el, la luz de la luna le iluminaba y le hacía parecer de plata, ¡cuan perfecto parecía ser!

Sin embargo, y aunque Aragorn aun no lo veía, había mas frialdad en él que en el elfo, que transmitía bondad y alegría a la gente a su alrededor, Yue en cambio le era indiferente el resto del grupo.

- ¿Qué es lo que miras, Trancos?

El montaraz se sobresalto, no pensó que Yue con sus ojos cerrados pudiera darse cuenta de que le miraba con atención.

- Disculpa, es que nunca había visto un ser con alas mas que en dragones y otras criaturas atroces.

- ¿Dragones? – preguntó Yue abriendo sus ojos para complacencia del mortal.

Aragorn se puso en pie y se dirigió hasta Yue, quien no se movió ni un centímetro para recibirle.

- Esta Tierra Media es muy extraña.

- Tu también lo eres para nosotros. No has querido comer nada y no sé como eres capaz de sostenerte. En Legolas es normal, pero no pienso que tu tengas trazas de  elfo.

- ¿Acaso el no come? ¿Otra virtud elfica?

- No es eso, claro que se alimenta, pero necesita mucho menos que nosotros los mortales, los enanos y ni que decir de los Hobbits, que son unos voraces comensales.

- El comer bien es signo de buena salud. – dijo Yue recordando las palabras que Sakura le dijo a Yukito hacia tiempo.

- Es cierto. ¿Ya sabes que es lo que haces por aquí? ¿cómo regresaras a tu tierra?

"¿Cuándo regresaras a tu tierra?, ¿cuando me dejaras?"

- Aun no sé el por que estoy aquí, debe de ser una razón importante.

- ¿Nos acompañaras a dejar al niño? Tal vez allí encuentres una explicación

- Tal vez.

Yue observó con el rabillo del ojo que Aragorn le miraba entusiasmado, sus labios parecían entreabrirse para decir algo pero no se atrevía, su mirada se perdía en su finas facciones y no sabía el por que le recordaba a cierto escolar de preparatoria de quien Yukito estaba interesado.

- ¿Sucede algo, Trancos?

- ¿Eh? .. no .. nada..

Aragorn se fue a su posición y mucho tuvo que esforzarse para no mirar hacia donde Yue se encontraba. Yue sin embargo se sentía un poco incomodo ante la vista de ese mortal que no hacia mas que mirarle, agito un poco la cabeza y volando se alejó un poco para pensar.

Aragorn le miro partir, pero como sabía que volvería y que esas alas le servirían para protegerse, no se preocupo demás por su seguridad. Aun y  cuando se encontraba en un lugar extraño y desconocido para el, sabía que podía protegerse por si mismo. Solamente notó que Orlando, aun en brazos de Legolas, se hallaba un poco inquieto en sus sueños, como si presintiera algo.

Así transcurrió la noche, Gimli le siguió en la guardia, pero el enano estaba tan cansado que dormito un poco, no pudo evitar el caer en su sueño dejando al grupo desprotegido.

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Hola! Gracias Balrog de Altena y Sakura Potter por sus reviews, se los agradezco mucho, este fic es algo cotro pero espero y entretenga... Dejad Review si les agrado o no, esta capítulo 2...  ^_^