Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, excepto por Yue y el otro personaje que pertenece a CLAMP y Card Captors Sakura. Como siempre contiene slash, muy ligerito. Snif.

CAPITULO 3

A mitad de la noche, cuando Yue había decidido salir a pensar, pasos sigilosos se acercaban hasta la comunidad. Gimli cabeceaba aferrado a su hacha, alguien la tomó haciéndole perder el equilibrio, el enano cayó de frente para recibir un golpe en la cabeza que le dejo inconsciente. Los hobbits eran amagados por dagas en sus cuellos y nada pudieron hacer para defenderse ni emitir algún quejido, Aragorn y Boromir pusieron resistencia al principio pero no fue suficiente, Legolas despertó para encontrarse con una espada sobre su pecho, su corazón se agito de sobre manera, estas mismas gentes debían ser quienes asesinaron a la gente de la caravana.

- Danos al bebé. – ordenó el que llevaba la espada.

- ¡No! – exclamó Legolas apretando a Orlando contra su pecho.

- ¡Quiténselo!

Tres hombres robustos se acercaron al elfo, mucho sabían de la fuerza de los hijos de Valar, por eso no se arriesgaban. Dos sujetaron a Legolas de los brazos, el otro arrebato a Orlando quien empezó a llorar con desconsuelo. Un golpe en el mentón recibió Legolas por parte de quien llevaba la espada.

- ¡No le hagan daño! ¡Por favor!

- ¡Silencio! –contesto el hombre dando un puntapié en el estomago del elfo

- ¡Por favor...! – agregó el elfo sin aliento

- ¿Te interesa el niño? – preguntó el que parecía el líder del grupo. Su mirada podía leerse con deseo y gusto por las facciones del elfo - ¿qué puedes ofrecerme?

- ¿Ofrecer? – preguntó Legolas sin entender

- ¡Déjenlo en paz! – gritó Aragorn desde su lugar, las manos las llevaba atadas a su espalda, imposibilitando sus movimientos.

Sin embargo, Aragorn podía leer en el rostro del hombre las intenciones para con el elfo. Por esto, el montaraz recibió un golpe en las costillas que le hizo callar.

- Este niño debe de morir – dijo el líder tomando al niño encima de el y contemplándole con desprecio – Es un mal para nuestro pueblo a pesar de lo que muchos afirman.

- ¡El es inocente! Nada te ha hecho – gritó Frodo desde su lugar.

- Tiene poderes que son inimaginables, debe morir ahora que podemos detenerle.

- ¡No! ¡Por favor!, ¡No! No le hagas daño..- exclamó Legolas preocupado.

El hombre sonrió con gusto.

- ¿Harás lo que te ordene?

- Si.. Pero dejadle vivir.. te lo suplico.. – dijo el elfo bajando su cabeza mientras el hombre se acercaba, llevaba al niño bajo el brazo y solo esperaba que no le dejara caer.

- ¡No! Legolas ¡No! – gritó Aragorn desesperado, no iba a permitir que mancillaran a su amigo, a su amor secreto.

Un nuevo golpe en el estomago le sacó el aliento, no podía creer lo que veía, ¿Legolas se iba a entregar a ese hombre sin poner objeción? ¿No había forma de salvarle de ayudarle? ¡Yue! Pero Yue no se encontraba allí en esos momentos.

El hombre tomó a Legolas por el cinto y le obligo a arrodillarse frente a él, Orlando no dejaba de llorar, los llantos desesperaron al líder quien casi arrojo al niño a los brazos de unos de sus seguidores.

- Bien.. acércate.. dame un beso.

El corazón de Legolas se agito con desenfreno, cosa tan repugnante nunca había hecho, nunca sus labios besaron los de otro hombre o mujer aun. Sería su primera vez y nunca pensó que sería así. Desviaba su mirada, no quería ver a sus compañeros, no quería ver a quien tenía enfrente. Sus manos estaban ya atadas, sus pies unidos con una soga, su rostro expuesto a la callosa y áspera mano del hombre que le humillaba.

- Vamos elfo, dame un beso – repitió una vez mas el hombre tomando a Legolas por los cabellos y haciéndole elevar su cabeza. – Eres hermoso, ¿te lo habían hecho?

- ¡Maldito! No le toques – gritó Aragorn mientras evitaba ser amordazado

Mientras Boromir trataba en vano de liberarse, recibiendo varios golpes por eso, Gimli aun inconsciente vigilado de cerca por un de los asesinos, los hobbits amarrados y amordazados uno a uno.

- ¡Oh! Ya veo que tienes un admirador, elfo.

Legolas miro a Aragorn quien le miraba con ojos húmedos, preocupados, visiblemente enojado y angustiado por la escena que se presentaba ante él. Legolas bajo su mirada para de nuevo sentir como una gruesa mano le hacía subir el rostro de nuevo.

- Bien, eres mío, hermoso...

El hombre paso la otra mano por el rostro de Legolas disfrutando el contacto, observando como Legolas cerraba sus ojos y esperaba lo peor, sintió como el calor del hombre se acercaba hasta el, como se hinco frente a él para estar a su misma altura, un brazo le rodeo la cintura y le atrajo hasta el sintiendo su deseo, el aliento del hombre era atroz, pero oraba para que todo terminara rápido y que Orlando estuviera con bien.

- ¿ Dejarás al niño con vida? – preguntó Legolas sin atreverse a mirarle de frente.

- Claro.. elfo mío.. pero pórtate bien conmigo.. o veras su muerte y nada podrás hacer por evitarlo

Una mano de nuevo en su rostro le apretó dejando sus suaves labios expuestos al rufián que deseaba probarles. No podía dejar de sentir pánico, su corazón parecía estallar de tan rápido que palpitaba, el hombre lo sabía y le gustaba apreciar el miedo que tenía el elfo de sus caricias. La palidez inundo su rostro y esperaba el comienzo de su fin. Aragorn vertía lágrimas de impotencia, nunca se imagino que tanto amaba al elfo hasta que estaba a punto de perderle.

Un rayo de luz provino de las alturas y una punta afilada de plata se incrusto en la espalda el hombre cayendo ante Legolas sin vida. El elfo miro hacia el cielo y Yue brillaba con todo su esplendor a la luz de la luna. Mas puntas de plata cayeron a donde se encontraban ellos, asesinando de una manera sutil y brillante a los asesinos. No pudo hacer lo mismo con el que llevaba al niño en brazos, por temor a lastimarlo, así que huyo con el pequeño Orlando que lloraba con toda la fuerza que sus pulmones tenían.

Legolas tomó la punta de plata de espaldas del hombre que le quería tocar y rompió sus ataduras, lo mismo hizo con sus pies y corrió en dirección del hombre que llevaba al pequeño Orlando en  brazos.

Yue le seguía por los cielos tratando de evadir las ramas de los árboles, Legolas era rápido sin lugar dudas, pero Yue lo era mas debido a sus alas, no se atrevió a disparar mas puntas de plata al hombre, podía herir al pequeño. Legolas le seguía de cercas, no podía arriesgarse a perder al dulce pequeño, se había encariñado con el y no permitiría que le asesinaran como a su madre.

- ¡Detente! – gritó Legolas con su daga en la mano

El hombre se detuvo al verse acorralado, estaba asustado y amenazaba al pequeño Orli con su cuchillo en el cuello. Los gritos y gemidos del pequeño inundaban la escena, el hombre sudaba y temblaba al ver la ira en los ojos del elfo.

- ¿No entiendes, elfo? Este niño debe morir.. Es un monstruo.. Tiene poderes que no puedes imaginar – gritó el hombre apretando mas al niño

- ¡El no ha hecho nada malo! ¡Déjalo en paz si no quieres morir aquí mismo! – advirtió Legolas mostrando su daga y acercándose lentamente al mortal.

- ¡Antes muere el que yo!

El hombre levantó su cuchillo y cuando estuvo a punto de atravesar el corazón de Orlando una punta de plata atravesó su cabeza muriendo instantáneamente. Orlando cayó junto con el hombre golpeándose un poco la cabeza.

Legolas se acercó y le tomo en sus brazos, le reviso y aunque el pequeño no dejaba de llorar, ya estaba a salvo. Yue bajo y al ver que el bebé se encontraba con bien, espero que Legolas le atendiera, Aragorn llego después que Yue, preocupado por ambos se acercó hasta el elfo.

- ¿Esta bien, el pequeño Orlando? – preguntó Aragorn acariciando al pequeño en la mejilla.

- Si... Aragorn.. solo tiene un..

- ¿Y tu?

- Yo estoy bien.. pero...

Un beso apasionado interrumpió al elfo, Orlando dejó de llorar y sorprendido miraba las mejillas de Legolas ponerse del color de la grana, al principio el elfo no lo entendía, mas luego, acostumbrándose al calor del mortal disfruto el contacto de sus labios, del abrazo en que le encerraba y se sentía seguro y querido en aquellos brazos musculosos.

Merry se acerco al elfo y tomó a Orlando con cuidado, nadie se atrevió a hablar, a interrumpir ese momento tan romántico, y Legolas pudo por fin reconocer lo que sentía por el mortal, todo sentimiento era correspondido y la pareja delante de ellos no podía ser mas feliz en ese momento.

- ¡Bravo! – gritaron los Hobbits viendo a la pareja besarse.

Aragorn se apartó avergonzado, el bebé sonrió sin dejar de acariciar su pequeña cabeza, parecía entender todo, aun y que llevaba un chichón en ella, pero no le importo al bebe, el disfrutaba de esta gente ajena a él. Y sus ojos una vez mas se posaron en Yue, que miraba como los Hobbits se acercaban a la pareja para felicitarle por haberse decidido a dar ese paso.

Yue cruzo su mirada con el bebé y creyó reconocer la luz que le iluminaba. Con mucho asombro contuvo un suspiro y aun dudaba de lo que sus ojos le decían, lo que su corazón le dictaba.

- Yue .. – dijo Legolas acercándose al ángel

El alado personaje no contestó pero volteo para recibir a Legolas mientras Aragorn revisaba la cabeza del pequeño, el cual, a pesar del dolor no dejaba de observarles.

- Quiero disculparme por mi actitud de hace poco.. Y agradecerte el que nos hallas ayudado a salvar al bebe.

- Tu disposición era mayor que la mía, yo solo he llegado a tiempo antes de que algo peor pudiera suceder.

Legolas presento su mano a Yue, quien esbozó una suave sonrisa antes de tomarla. Empezó a creer que su razón en estar en ese lugar era salvar la vida de ese bebé, pero si era así, ¿por qué no había regresado aún a su lugar de origen? Al parecer el mago Clow estaba involucrado en el enigmático viaje.

¿Qué mas podría hacer para volver? El bebé estaba ya a salvo, el grupo de personas extrañas que encontró, mostraban ya una total confianza hacia el, pero no creía que con solo eso bastara. Debía haber un motivo mas fuerte para la salvación del pequeño. Si alguien trato de matarle sería por su poder desconocido, pero ¿cual sería?

Dos días después llegaba el grupo acompañado de Yue al pueblo a donde supuestamente se dirigía la caravana donde murió la madre del bebé. Preguntaron a las gentes del lugar, mucho asombro causo tal compañía, elfo, enano, mortales y hobbits, junto a un ser alado a quien confundían con un ángel.

Al fin les indicaron la casa de Sekky, un hombre que esperaba la llegada de su esposa e hijo después de que ella diera a luz a su hijo en otro pueblo, por ser mas seguro para ella y el bebé.

Sekky abrió la puerta con tristeza, su esposa estaba tardando mucho, había pasado una semana desde la fecha designada.

Aragorn llamó a la puerta con resolución, pasos lentos y pesados se escucharon acercarse, Sekky abrió la puerta. Un mortal y un elfo cargando a un niño frente a el.

A las pocas palabras de explicación Sekky se hecho a llorar por la noticia de la perdida de su esposa y demás familiares y amigos que le acompañaban, pero al ver los hermosos ojos de su pequeño, sus lagrimas se convirtieron en gotas de felicidad y agradecimiento.

Sekky empezó a hablar primero con desconfianza, mas no se podía tener de personas tan buenas y amables que le habían llevado al único ser en el mundo que le unía a su fallecida esposa. Se contaba la leyenda por aquellos lugares, que dado la posición planetaria y encuadre de las estrellas, nacería en esos tiempos, un niño con la capacidad de ver fantasmas, de percibir el peligro e incluso contaría con algunos poderes desconocidos para los mortales comunes, según todas las probabilidades, el hijo de Sekky podría nacer bajo ese destino.

La gente asustada por lo desconocido podría impedir su llegada si le detectaban, así que, temerosos de las repercusiones que podría traer el nacimiento del pequeño, la esposa de Sekky y algunos familiares mas, se trasladaron a un pueblo un tanto cercano donde ella podría dar a luz al pequeño, esto lo hicieron antes de que el embarazo fuera notable. Pasado un tiempo, podría regresar con el pequeño, ocultando su verdadera edad e identidad.

Yue escuchaba la conversación con atención, sin embargo se encontraba de pie junto a la puerta, sus conclusiones eran afirmativas, su objetivo era ayudar al pequeño y al grupo, pero aún no quedaba del todo claro quien sería este bebé en el futuro.

Tomaron los alimentos de la tarde con el, Orlando parecía disfrutar la presencia de su padre aun y cuando no le había conocido antes, Yue esperaba de pie, con las manos cubiertas entre las mangas, observando con detenimiento a padre e hijo. Legolas sintió alivio y tristeza a la vez, se había encariñado con Orlando a lo largo de los días, pero sabía que esto era lo mejor, y además, ahora tenía otro niño a quien cuidar, Aragorn.

El padre se encargaría de la buena educación del pequeño, su único vástago, su razón de vivir, Orlando sería todo un orgullo para Sekky en años venideros, muy trabajador y responsable sería el joven Orlando en su vida. Ayudaría a las gentes de su comunidad trayéndoles paz con respecto a sus familiares fallecidos, advirtiendo con sutileza de alguno que otro peligro, y hasta alguna vez mas de diez personas atestiguarían que el solo había salvado el pueblo por completo de un inminente peligro.

Yue fue el primero en despedirse del pequeño, fue el primer beso que daba en esa forma, al parecer su contraparte, Yukito había tenido la oportunidad de besar  a alguna chica, pero no aún a Touya, así que el guardián de las cartas Clow se acercó al pequeño Orlando, le beso en la frente, y no pudo apreciar que el niño cerraba los ojos y recibía ese primer contacto como una bendición.

Los Hobbits se despidieron de Orli en la puerta, el niño agitaba la pequeña mano, como diciendo adiós, incluso se despidió de Gimli muy a su manera, a quien dio un fuerte jalón de barbas cuando se acercó a despedirse, Boromir le despeino un poco el cabello causando que el bebe frunciera el ceño, para luego recobrar su sonrisa habitual, al fin Aragorn le dio un beso en su pequeña mano, y Legolas llegó al final con el pequeño.

- Nos vemos, pequeño Orlando. – dijo Legolas dando un beso en su mejilla

El bebé sonrió con alegría y su risa angelical se dejo escuchar.

- ¿Orlando? – preguntó Sekky pensativo

- ¡Oh! Lo sentimos, así le llamábamos... ¿Pero cual es su nombre?.. El verdadero..

- Mi esposa siempre pensó en llamarle Touya. Ese es su nombre.

Yue reaccionó, palideció al imaginar que este pequeño era de alguna forma antepasado del ser quien mas quería y amaba. Para eso estaba allí, para salvar a este enlace con su amado, por eso reconoció la mirada, por lo mismo el niño sentía gran aprecio hacia el. Además. Salvando al pequeño, salvaba a su futura dueña, Sakura.

Yue sonrió ante este hecho, todo estaba arreglado para que así sucediera, acompaño a la comunidad hasta los límites del pueblo y allí sin proponérselo se elevo para perderse en los cielos. Desde las alturas dijo adiós a la comunidad, y tal como llegó se perdió en un rayo de luz. Regresaba a Tomoeda con su gente y se alegraba mucho de conocer a tan excelentes personas de Tierra Media.

La comunidad siguió su camino hasta Lothlorien, y el resto.. ya es historia.

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¡Gracias por sus reviews!, espero y les halla agradado como termine esta historia, y si me he equivocado un poco en la forma de ataque de Yue, disculpadme por favor, pero hace mucho que no he tenido oprtunidad de ver a Sakura como al principio, y los poco capitulos que he visto Yue no ataca.

Balrog of Altena, Sakura Potter, Elenawen, Sakura Corazón y Serena, hermoso nick por cierto, no sé si sea por las Sailor de quien soy fan y admiradora. No sé si les agradaría otro crossover, o que tal les pareció este, muy corto pero me gusto, snif.

Muchísimas gracias! Y hasta la próxima. J