CAPÍTULO 5: EL ASALTO DE LA HORDA NO MUERTA
"Los cementerios están llenos de hombres indispensables"-De Gaulle.
-¡A Harry no! ¡A Harry no! Por favor... haré cualquier cosa...
-A un lado... hazte a un lado, muchacha.
-A Harry no. A Harry no. A Harry no, por favor.
-Apártate, estúpida... apártate...
-A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar... A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...
-¡Avada Kedavra!
Harry despertó con la cicatriz ardiéndole como nunca hasta ahora había sentido, tuvo que hacer un esfuerzo para no gritar de dolor. El sudor recorría su cuerpo por completo y sentía su pelo más alborotado de lo normal. Se levantó de la cama y cogió sus gafas nuevas de la mesilla de noche. El despertador indicaba que eran cerca de las cuatro de la mañana. Había dormido poco menos de tres horas.
Se dirigió hacia la ventana, la cual estaba abierta pues ese verano estaba siendo más caluroso que ningún otro. A pesar del calor se fijó en que el cielo estaba cubierto de negros nubarrones que avecinaban una próxima tormenta. No se veían las estrellas ni la luna haciendo que fuese una noche especialmente oscura. Aspiró lentamente el aire tibio que entraba por la ventana sintiéndose mejor.
Una silueta se recortaba contra el cielo acercándose hacia la ventana, conforme disminuía la distancia que la separaba de ésta Harry pudo notar que se trataba de Hedwig, resultaba inconfundible por su plumaje blanco. Seguro que venía de una cacería nocturna. Su sorpresa fue enorme cuando divisó junto a ella otra lechuza de color pardo. Cuando entraron ambas dejaron caer dos paquetes en la cama de Harry. La lechuza parda partió en seguida, mientras que Hedwig se metió en su jaula para descansar.
Harry se acercó hasta ambos paquetes, cogió el que había traído la lechuza parda. Al abrirlo descubrió una tarjeta de cumpleaños, una carta y un regalo envuelto en papel de color azul cielo. Abrió la carta sorprendiéndose de quien era.
Estimado señor Harry Potter.
Le deseo un feliz cumpleaños donde quiera que esté. Le envío un regalo, lo hice en mis ratos libres entre faena y faena, me hubiese gustado poder dárselo en persona y en el día de su cumpleaños, pero tenía mucho trabajo, aunque el profesor Dumbledore quiso darme el día libre , pero Dobby se negó, porque Dobby es un buen y servicial elfo doméstico.
Espero que este curso vuelva a visitarme a las cocinas de vez en cuando, le estaré esperando impacientemente.
Atentamente, Dobby.
PD: Winky se está recuperando del duro golpe de la muerte de su antiguo amo, el señor Crouch, también ella le envía recuerdos.
Harry sonrió al recordar como la pobre Winky le tenía mucho cariño a su antigua familia, los Crouch. Abrió el regalo y se encontró con una bufanda de lana tejida a mano. Tenía rayas escarlatas y doradas y traía bordado el escudo de Gryffindor. Dejó a un lado la bufanda, la carta y la tarjeta de felicitación y abrió el otro paquete. En este había una carta y un pequeño estuche aterciopelado de color escarlata. Abrió la carta y la leyó:
Estimado Harry.
Feliz cumpleaños antes que nada. Te preguntarás porque te estoy escribiendo ¿no? Es que quería darte felicitaciones porque no todos los días cumples quince años. Parece que fue ayer cuando te vi en los brazos de tu madre después de nacer, eras tan mono ¿sabes?
Lamento como te he tratado todos estos catorce años, en parte creo que fue por la envidia y en parte por la tristeza. Envidia porque tu madre fue a ojos de mi tus abuelos la perfecta y la fantástica, mientras que yo era la segundona; envidio porque te parecías tanto a tu padre, el hombre que apartó de mi lado a la pequeña Lily. Yo podría sentir toda la envidia del mundo hacia ella, pero era mi hermana menor, la pequeña Lily que se metía en líos cada dos por tres, la pequeña Lily que en el mundo muggle se sentía a un lado. Cuando ese asesino los mató a ambos me sentí muy mal. No sólo por tu madre, sino por tu padre y por ti. Yo no podía odiar a tu padre, pues era un buen hombre y fue la persona que hizo más feliz que nadie a la pequeña Lily.
Se que vas a odiarme a mi y a mi familia por el resto de tus días y no te culpo, pero aun así quisiera pedirte perdón y decirte que nuestra casa estará aquí para acogerte cuando vuelvas de Hogwarts el próximo verano. Si al menos me hubiera tragado mi estúpido orgullo.
Vaya me estoy poniendo sentimental. No te escribí sólo por eso, también quería darte un regalo de cumpleaños. Perteneció a tu madre, lo puso bajo mi custodia el día antes de que ocurriera lo que ya sabes... Antes de que perteneciera a Lily fue de tu padre, quien se lo entregó como una prueba de su amor. Si se lo das a la persona a la cual de verdad amas, estaréis unidos para siempre. Protegerá a esa persona y te indicará donde está en caso de que se encuentre en peligro. Es un objeto mágico muy poderoso que conecta a un hombre y a una mujer que se amen por el corazón, ambos sabrán cuando el otro estará en peligro. Antes de que tu padre lo poseyera, fue de tu abuela materna y se lo dio tu abuelo paterno y tengo entendido que así sucedió con varias generaciones de los Potter. Espero que encuentres a esa persona y se lo des como prueba de tu amor.
Se despide de ti tu tía Petunia Dursley. PD: Vernon y Dudley te envían saludos y un feliz cumpleaños.
PDD:Llévalo siempre contigo, como hizo tu padre antes de dárselo a tu madre.
Harry terminó de leer la carta sintiendo ganas de llorar, las palabras de su tía le habían llegado al corazón; siempre había detestado a los Dursley, siempre habían pensado que eran personas odiosas y despreciables, pero ahora, sentía que no podía hacer otra cosa que perdonarles por todo lo que le habían echo. Cogió la caja y la abrió, encontrándose dentro con un colgante plateado cogido de una cadena de plata. El colgante tenía grabado en la parte central un león rojo y escarlata alzado sobre sus patas traseras y en la parte posterior dos letras en oro G.G., vió que podía abrirse y al hacerlo se encontró con que dentro había en cada mitad un espacio para colocar una foto pequeña. Estaba en el lado derecho la foto de su madre con dieciséis años y a la izquierda la de su padre con la misma edad, ambos mostrando una sonrisa de alegría en sus rostros. Bajo cada foto había un pequeño espacio que ponía James bajo la foto de su padre y Lily bajo la de su madre. Cerró el medallón y se lo colgó del cuello, sorprendiéndose de lo liviano y cálido que lo sentía.
La carta de su tía todavía resonaba en su cabeza, en especial dos palabras, "Espero que encuentres a esa persona y se lo des como prueba de tu amor". Sintió de repente una profunda nostalgia por sus padres y por la vida que no había podido tener junto a ellos, pero esa sensación fue sustituida por la imagen de otra persona. Una muchacha de su misma edad y de cabello castaño, la cual le daba la espalda, cuando se giró pudo observar que su rostro se le hacía muy familiar. Esa sonrisa, esos ojos, esos labios, sólo había una persona así en su vida, Hermione. Trató de apartarse esos pensamientos sobre ella que estaba empezando a tener, reprendiéndose a si mismo, pues por mi guapa y hermosa que fuese, Hermione era Hermione, su mejor amiga desde primero. Tratando de quitarse a Hermione de su cabeza le vino a la mente el porqué de que se hubiese despertado a esas horas de la noche, las imágenes de su pesadilla y el recuerdo del dolor de su cicatriz ensombrecieron su mirada.
Sentía la garganta muy seca, así que decidió bajar a la cocina a por un vaso de agua. Salió de su habitación y acabó en el pasillo que conducía a las escaleras. Este estaba iluminado fantasmalmente por lámparas que había en las paredes. Caminó despacio, intentando que sus pasos contra la alfombra no resonaran muy fuerte para no despertar a nadie. Bajó las escaleras y cogió la puerta que conducía al pasillo que levaba a la cocina. Al llegar a la puerta corredera notó que las luces del interior estaban encendidas, lo cual quería decir que había alguien adentro.
Al abrir la puerta y entrar observó que dentro estaban Myrddin, sentado en la mesa de cocina con una jarra en sus manos y Seth el dementor tras el de pie. Myrddin le dirigió una sonrisa cuando lo vio.
-¡Buenas noches Harry! ¿No puedes dormir?
-Eh... la verdad es que no -respondió Harry.
-Siéntate ¿Quieres café? Te ayudará a mantenerte despierto.
-Es que nunca lo he probado... -titubeó por un momento, pero luego pensó que no tenía ganas de volver a dormir y decidió que con probarlo nada malo pasaría. -Vale, está bien.
Myrddin se levantó y sacó otra jarra que llenó de café, leche y un par de cucharadas de azúcar, luego se sentó de nuevo y se la ofreció a Harry. Este la tomó entre sus manos y bebió muy lentamente. A pesar de haberle echado azúcar tenía un sabor ligeramente amargo, no obstante le gustó.
-Un placer ¿verdad? -decía Myrddin mientras bebía el suyo despacio. Fijó sus ojos dorados en Harry de forma penetrante e inquisidora, tratando de descubrir que le ocultaba el muchacho, luego agregó. -¿Porqué no concilias el sueño?
Harry sabía muy bien que Myrddin trataba de averiguar que le pasaba para poder tratar de animarle, sabía que con él podía tener la confianza que con otros adultos no podía tener, pues sabía que aunque Myrddin se preocupaba por él de la misma manera en que se preocupaban Sirius, Vivian, Dumbledore o los Weasley, lo hacía a la vez de forma diferente, como si confiara en Harry mucho más que el resto de los adultos, hacía tan sólo unas horas le había permitido estar en la reunión de la Orden del Fénix, y aunque les había pedido que se mantuvieran al margen, cuando posó su mirada en Harry, éste pudo oír su voz dentro de su cabeza diciéndola "No te preocupes, cuando necesite tu ayuda te la pediré". Sabía que podría hablar con Myrddin de sus inquietudes y temores.
-Verás... tuve una pesadilla y me desperté con la cicatriz doliéndome -a continuación le contó su sueño a Myrddin, sintiendo que se quitaba un peso de encima.
-Ya veo... bienvenido al club entonces... -dijo Myrddin con ironía pero a la vez con una mirada de tristeza en su rostro.
-¿Club? -preguntó Harry.
-Yo también a veces no concilio el sueño por culpa de las pesadillas -dijo Myrddin en voz baja. -Aparte de mis padres y de Dumbledore nadie lo sabe, pero a ti te lo voy a contar. Si queremos tener confianza entre nosotros no debe haber secretos ¿no crees? Y tú ya me has confiado varias de tus inquietudes -añadió con el rostro todavía triste.
-No hace falta Myrddin, se que confías en mi como ningún otro adulto lo hace -dijo Harry preocupado por la mirada apagada de Myrddin, nunca antes lo había visto así.
-Escucha. Yo tuve una novia en el pasado. Se llamaba Rose Dawson. Era bruja y estudió en Hogwarts, en Gryffindor. Me parece que Percy Weasley la conoció pues fue prefecta además de estudiante modelo y premio anual. Era una chica estupenda y maravillosa. Pero... hace dos años murió... -la voz se le iba apagando por momentos y sus ojos dorados estaban perdidos en la inmensidad. -La mataron unos mortífagos poco cercanos al círculo de confianza de Lord Voldemort pero que le eran muy fieles y querían encontrarle. Sus padres eran aurores y sospechaban que ella sabía del paradero de Lord Voldemort. Esa noche quedé con ella y me retrasé diez minutos. Conforme me acercaba al lugar de la cita empecé a oír sus gritos de dolor. Corrí hasta allí y me encontré con que la estaban torturando con la maldición cruciatus; antes de que pudiera hacer un solo movimiento uno de ellos le lanzó Avada Kedavra. Cuando vi lo que hicieron sentí tanta furia que el awen me poseyó, movido por la furia hice explotar la zona en la cual estaban los mortífagos. Provoqué un cráter de veinte metros de diámetro, matando a los mortífagos en el acto, pero no pude hacer nada por Rose. Durante más de un año me estuve echando la culpa por lo sucedido aquella noche, me estuve diciendo a mi mismo que si hubiese llegado a tiempo no habría pasado aquello -Myrddin soltó una lágrima por un momento y luego siguió hablando. -No conseguí levantar cabeza hasta que me di cuenta de que Rose no querría verme así, autocompadeciéndome y reconcomiéndome por su muerte. Y estoy seguro que Cedric tampoco querría que te culparas de su muerte y te autodestruyeras.
-Yo.. eh... Myrddin lo siento -dijo Harry clavando su mirada en los tristes ojos de Myrddin.
-No.. no tienes que sentir nada -dijo Myrddin mientras volvía a recuperar su habitual sonrisa. -¿Sabes lo que hago yo para vencer estos momentos? Pienso en las cosas buenas por las que he pasado o que voy a hacer con mi vida. La vida sigue su camino; cargaremos ambos con las muertes de aquellos que nos salvaron la vida o que murieron ante nuestros ojos, pero hay que tirar hacia delante, pues esas personas no nos abandonan del todo, viven en nuestros recuerdos y se manifiestan cuando más los necesitamos. Estén donde estén tus padres y Cedric, estoy seguro que querrán que sigas con tu vida y dejes sus muertes atrás.
-Eso haré Myrddin -dijo Harry también sonriendo. -Gracias por ayudarme tanto.
-De nada tío; por cierto, ¿qué es eso que llevas al cuello? ¿Un colgante? -dijo Myrddin jovialmente para cambiar de tema hacia uno más alegre.
-Si -dijo Harry explicándole todo lo referente al colgante. -Lo que más me chocó es que mi tía hasta nombró la palabra magia y el nombre de Hogwarts. Nunca antes había mencionado esas dos palabras, eran tabú. ¿Qué le ha pasado para que haya cambiado?
-Ella misma te lo explicó en su carta -dijo Myrddin serenamente. -Quería a tu hermana mucho, y también quería a tu padre y te quiere a ti, aunque no lo creas.
-Lo sé, ahora lo sé...
-Por cierto -dijo Seth atrayendo la atención hacia él. -¿A qué persona le darás el medallón? ¿A Hermione la prima de Myrddin?
-¿Por... por qué dices que se lo voy... a dar... a ella? -dijo Harry mientras se ponía rojo como un volcán.
-Bueno... puede que los dementores seamos ciegos, pero nos guiamos por las emociones de las personas -dijo Seth con voz divertida ante la cara de vergüenza de Harry y la de interés que tenía Myrddin. -Pero he notado que muchos de tus pensamientos están dirigidos hacia ella.
-Porque es mi amiga, nada más, mi mejor amiga. Una especie de hermana -respondió Harry azorado. -No voy a negar que se ha puesto muy guapa y que está hecha toda una mujer y...
-Y que tiene una mirada llena de paz y alegría, y una sonrisa que ni el sol ni las estrellas pueden superarla... -puntualizó Seth. -La ves como algo más admítelo.
-Eso es cierto Harry -dijo Myrddin con una risita. -Desde que posaste tus ojos en ella por primera vez en esta casa no has dejado de mirarla de reojo y sonrojarte cuando te mira a los ojos o te abraza.
-Este...
-¡Vamos! No negarás que Hermione se ha convertido en toda una mujer, o es que nunca antes la habías visto de esa manera -dijo Myrddin clavando su mirada en él.
-Antes de verla aquí sólo una vez, en el baile de navidad de cuarto -dijo Harry bajando la mirada.
-¡Lo ves! ¡Te gusta! ¡Admítelo! -dijo Myrddin como quien decía una sentencia. -Mejor que seas tu su novio que otro cualquiera...
-No... si le digo lo que siento pondría en peligro nuestra amistad por un amor de adolescentes... -dijo Harry apesadumbrado. -Además ella no está enamorada de mí.
-Eso nunca lo sabrás si no se lo dices -dijo Seth sentándose en una silla. -Y no creo que eso ponga en peligro vuestra amistad. Fíjate en lo que pasó entre tus padres o entre tu madre y Severus, siguieron siendo amigos.
En ese momento la conversación fue interrumpida por un golpeteo en la ventana. Todos se giraron para ver que lo causaba. En el alféizar había una lechuza negra que golpeaba una y otra vez la ventana con impaciencia. Myrddin se levantó y abrió la ventana dejando pasar a la lechuza, la cual voló hasta Harry, soltó un paquete frente a él y se alejó inmediatamente en las profundidades de la noche.
Harry abrió el paquete encontrándose dentro de él con una carta enrollada y una sobrevesta para colocar por encima de la armadura; dejaba los brazos al descubierto, pues carecía de mangas y llegaba hasta un poco por debajo de la cintura. De color rojo escarlata, tenía bordado en oro un león alzado sobre sus patas traseras, en él montaba una persona que tenía alzada una espada. En la parte posterior vio que estaba bordado en oro el escudo de la casa de Gryffindor. Cogió la carta para ver quien se la había enviado.
Eztimado Harry.
Komo te prometí, te envío mi regalo por tu dézimo kinto cumpleañoz. Ezpero ke te guzte, ze trata de una zobrevezta para colocárzela por enzima de la armadura y dejarla okulta.
Ezpero ke te guzte mi regalo; komo vez tiene bordado por atráz el ezcudo de la caza Gryffindor y por delante la imagen de un león, zobre el kual monta Godric Gryffindor zozteniendo en alto la espada ke ahora empuñaz.
Ezte fue un regalo ke me hizo tu padre en zeñal de nueztra amiztad, por ello me parezió ke te guztaría tenerla, puez me dijo ke la habían llevado todoz tu antepazadoz en la batalla. Ezpero ke zi alguna vez tomaz parte en una batalla, la llevez junto a ti para ke tuz enemigoz zepan ke ze enfrentan a un miembro de Gryffindor y zobretodo, a un Potter.
Ze dezpide de ti kordialmente;
Azrag, jefe del clan Blakrok.
-Vaya, el tabardo de los Potter -dijo Myrddin mientras examinaba la sobrevesta. -Se trata de una reliquia familiar, pues creo recordar que tiene cerca de mil años.
-¿Tan antiguo es? -preguntó Harry asombrado.
-Si, pero no tengas miedo de usarla, no se romperá -dijo Seth. -Ha pasado por miles de batallas, transfiriéndose de padres a hijos en tu familia.
-Vaya, son cerca de las cinco de la mañana -puntualizó Myrddin viendo el reloj de la cocina. -Creo que no tienes sueño, ¿me equivoco?
-La verdad es que no -contestó Harry. La conversación cn Myrddin y los nuevos regalos recibidos le habían despejado la cabeza por completo.
-¿Qué tal si nos echamos unas partiditas a la Play2 y desayunamos a las siete? -propuso Myrddin. -Papá, Seth, los abuelos y yo nos iremos a Caer Cymry a las ocho y si quieres nos acompañas.
-Vale -aceptó Harry. -No tengo nada mejor que hacer hoy.
-Pues entonces vamos.
Se dirigieron al salón y se pasaron las dos horas siguientes jugando al Pro Evolution mientras Seth no paraba de censurar su actitud cada vez que uno protestaba por las jugadas del otro o celebraba con énfasis un gol. A las siete de la mañana ya se encontraban en la cocina tomando unas tostadas y sendas tazas grandes de café. Cuando se disponían a salir para dirigirse a sus habitaciones y vestirse, tres personas entraron en la habitación.
-¡Buenos días! -dijo un sonriente Albus Dumbledore. Llevaba una túnica de un color grisáceo sin dibujos con una capa del mismo color sujeta con un broche que representaba el escudo de Hogwarts. Llevaba ceñida al costado una espada envainada de empuñadura dorada con gemas insertadas en ella. -Si que habéis sido madrugadores.
-Es que hemos pasado una divertida noche en vela, ¿verdad Harry?
-¿No habéis dormido en toda la noche? Myrddin eso no se hace en un día como hay. No tendréis fuerzas para divertiros -reprochó Avatar. Llevaba un peto de metal con finos grabados. Tenía protecciones metálicas en los hombros y antebrazos, y bajo éstas se podía percibir una cota de escamas de dragón parecida a la de Harry. También llevaba protecciones de metal en la cintura y una perneras que le cubrían toda la pierna pero articuladas en la rodilla para que pudiese moverse con facilidad. Llevaba una capa y al costado una espada en una vaina muy elaborada.
-Es que no teníamos sueño abuelo, ¿qué quieres que hagamos? Revolcarnos en la cama toda la noche -repuso Myrddin con fastidio en su voz. -Además tengo ya veinte años. Creo que puedo decidir que hago o no con mi vida.
-Aunque a veces parezca que tiene cuatro -dijo Seth entre dientes. Todos empezaron a reírse mientras Myrddin lanzaba miradas asesinas al dementor.
-¿Ese no es el tabardo de los Potter? -preguntó Eltharion con interés. Su armadura consistía en una cota de mallas dorada que le cubría todo el cuerpo. Flexible para facilitar los movimientos en las articulaciones. La completaban un peto metálico también dorado, con joyas incrustadas en él, unos guanteletes metálicos que llegaban hasta el codo y unas perneras que iban del pie a la rodilla. Llevaba una especie de faldón cogido a la cintura y que le cubría la parte posterior de las piernas, parecía estar hecho también de escamas de dragón. Llevaba también una espada ceñida en el costado derecho y una capa de color morado. De ésta sobresalía un arco largo idéntico al de Myrddin, de color blanco y una carcaj lleno de flechas. -¿Creía que lo tenía Azrag?
-Me lo dio por mi cumpleaños -explicó Harry.
-Ya veo, te lo puedes poner hoy. Creo que complementará muy bien el regalo de Arabella y la armadura que te dio Myrddin -añadió mientras el resto asentía.
-Será mejor que nos vayamos a vestir mientras vosotros desayunáis -dijo Eltharion mientras se llevaba a Harry por el hombro fuera de la cocina. -Así podremos irnos a las ocho.
Harry y él volvieron a sus habitaciones. Cuando Harry iba a entrar en la suya, oyó detrás de él un carraspeo. Al girarse vio a Myrddin que estaba parado en la puerta de su habitación y le miraba con sus ojos dorados.
-Sigue el consejo de mi padre y ponte las ropas que te regaló Arabella ayer. También lleva tus armas, a lo mejor te interesa participar en alguno de los concursos de esgrima.
Harry asintió y entró en su habitación, miró por la ventana y vio que los nubarrones negros seguían cubriendo el cielo, presagiando una inminente tormenta. Lo primero que hizo antes que nada fue ducharse. Diez minutos después volvía al dormitorio y cogía la ropa que Arabella le había dado. Se puso los pantalones y la túnica (llegaba hasta un poco por debajo de la cintura) azules que le había regalado Arabella. Por encima de la túnica se puso la cota de escamas de dragón y encima de esta la sobrevesta. Se calzó las botas marrones, las cuales llegaban hasta las rodillas. Se colgó el colgante de sus padre, ocultándolo bajo el tabardo, a continuación se puso el anillo que le había regalado Avatar. Luego se colocó el cinturón marrón que venía junto a la túnica, los pantalones y las botas; ciñéndose la espada en el costado izquierdo y la daga en el derecho. Por último cogió la capa blanca y le puso el broche que le había entregado Avatar. Cuando iba a colocarse las lentillas se fijó en el cuerno de Roland y decidió llevarlo consigo sin saber muy bien porqué. Tras ponerse las lentillas se miró en el armario, sorprendiéndose de la imagen que se hallaba ante él de él mismo. Parecía un príncipe sacado de los relatos de fantasía. Salió de la habitación encontrándose con Myrddin quien salía en ese momento de la suya. Llevaba puestos su túnica y pantalones pardos, por encima llevaba una cota de mallas de color negro que caía hasta la pantorrilla los codos, cubriendo ésta llevaba una chaqueta sin mangas de color marrón verdoso, el conjunto lo complementaba su capa verde. También llevaba al costado su espada y en el hombro su arco largo y un carcaj.
-Vaya, vaya... miren a quien tenemos aquí, a Harry James Potter listo para seducir con su gallardía y porte a cuantas damiselas fijen su vista en él -dijo Myrddin en tono teatral haciendo gestos shakespereanos. -Noble e hidalgo caballero, profetizo que en Hogwarts fundarán un club de admiradoras de vuestra hombría.
-Os ruego alteza que procuréis no enfadar a este noble vasallo. De lo contrario os las veréis con mi acero -contestó Harry siguiéndole el juego a Myrddin.
Bromeando y riendo bajaron hasta la cocina. Allí les esperaban Dumbledore, Avatar, Eltharion y Seth ya listos para partir.
-Vaya, te queda mejor de lo que pensaba el conjunto -dijo Eltharion mientras miraba a Harry de arriba abajo. -Pareces todo un guerrero venido del oeste.
-¿Cómo iremos a Caer Cymry? ¿En coche como la otra vez? -preguntó Harry.
-No, sería un viaje largo e incómodo. Iremos en traslador -dijo Eltharion mientras señalaba un sobre que había sobre la mesa de la cocina. -Está encantado para que nos lleve allí si lo tocamos a las ocho. Quedan un par de minutos, mejor nos preparamos ya.
Todos rodearon el sobre y pusieron un dedo sobre él. Cuando de reloj de la cocina marcó las ocho en punto de la mañana Harry sintió la familiar sacudida bajo el ombligo, cerró los ojos y se preparó para el aterrizaje. Sintió el fuerte contacto con el suelo pero se había anticipado para mantener el equilibrio. Cuando abrió los ojos vio que se encontraba en la gran plaza que había tras las murallas de Caer Cymry. Frente a ellos había un hombre que portaba una cota de anillas y un peto metálico con protecciones para la cintura y las caderas y grabados que representaban caballos al galope. Llevaba brazales en los brazos y grebas en las piernas. En la cabeza portaba un yelmo que tenía la forma de la cabeza de un caballo. Toda la armadura así como las vestimentas eran de color rojizo. Al costado llevaba ceñida una espado y cargaba con un escudo en el brazo izquierdo; de forma más o menos triangular, era de un color cobrizo con el dibujo de un caballo gris alzado sobre sus patas traseras.
-¡Bienvenidos Majestad, Altezas, profesor Dumbledore, guardián! -dijo el soldado mientras recogía el traslador y les hacía una reverencia. La voz del soldado se le hacía conocida a Harry, como si le hubiera visto antes. -¿Quién es vuestro acompañante?
-Vamos Marcus -dijo Myrddin jovialmente. -No me digas que no lo reconoces- ante tal respuesta el hombre miró a Harry de arriba abajo, reparando en la cicatriz de su frente.
-¡Harry James Potter! Es cierto, me habías dicho que tu madre era su madrina y que estaba pasando el verano en vuestra casa.
-En efecto. Harry, te presento a Marcus Flint, uno de mis mejores amigos. Marcus, él es Harry aunque ya lo conoces -añadió con una sonrisa.
Harry le estrechó la mano que le ofrecía el soldado dándose cuenta de quien era en ese momento. Se trataba de Marcus Flint, el antiguo capitán del equipo de quidditch de Slytherin. Al contrario de lo que ocurría cada vez que lo veía en Hogwarts, Flint le sonreía de manera amistosa.
-¡Vaya que si le conozco! Me derrotó tres años consecutivos en Hogwarts -dijo Flint entre risas. -Sin duda alguna el mejor buscador de Hogwarts del siglo. Aun recuerdo como capturó la snitch en su primer partido, nunca antes vi nada igual -añadió con una sonrisa en la cara.
Harry también esbozó una sonrisa al recordar ese partido. Había sido contra Slytherin y acabó atrapando la snitch con la boca, casi ahogándose en el intento. Tras despedirse de Flint empezaron a caminar por la plaza, que se iba llenando de gente poco a poco. Harry estaba extrañado por la actitud de Flint; en Hogwarts siempre se había mostrado como una persona desagradable y orgullosa. Sin embargo, se había comportado con él de manera jovial y amistosa, permitiéndose incluso bromear de su primera captura de la snitch.
-¿Extrañado por la actitud de Marcus? -le preguntó Myrddin. Harry se preguntaba como hacía Myrddin para adivinar que pensaba con sólo mirarle a los ojos. -Normal, cuando acabas en Slytherin... Teniendo en cuenta la gente que hay allí tienes que dejar de ser tú mismo y actuar de la misma manera que el resto. Si no lo haces te rechazan -añadió con amargura. -Marcus tuvo que fingir durante su estancia en Hogwarts y acatar los preceptos de los cabecillas de la casa; limpieza de sangre, desprecio a los hijos de muggles y a los Gryffindor. Para él fue un infierno, el fingir ser otra persona. El verdadero Marcus Flint es el que has visto hoy.
-Lo sé, pude verlo en sus ojos, un brillo en su mirada que nunca antes vi en él -contestó Harry mientras posaba su mirada en un grupo de hombre y mujeres vestidos de la misma forma que Flint, sólo que algunos llevaban lanzas y otros portaban arcos.
-Son los cymbrogi Harry. Es un grupo de soldados que se formó en esta ciudad con el objetivo de que los muggles que estaban al tanto del mundo mágico ayudasen a los magos a luchar en tiempos de oscuridad. Actualmente se encuentran extendidos por toda Gran Bretaña e Irlanda -explicó Myrddin. -Han luchado en todas las batallas que han decidido el futuro del mundo mágico. La última vez que lo hicieron fue en La Batalla del Paso de la Muerte, en la cual se derrotó a las huestes de Gryndelwald y acabó con su derrota a manos de Dumbledore. También han defendido a lo largo de los siglos esta ciudad con sus vidas. Mucha sangre de ellos y de sus enemigos se ha derramado en las puertas de la ciudad -añadió.
-¿Cuántos hombres componen las fuerzas de la ciudad? -preguntó Harry.
-Tres mil hombres y mujeres, magos y muggles forman una fuerza de carácter permanente en la actualidad. El resto de habitantes han sido entrenados desde una edad temprana para tomar las armas en caso de necesidad -dijo Myrddin. -Los hombres de Caer Cymry, al igual que el resto de los cymbrogi son valerosos y tenaces. Nunca dejarán que sus enemigos crucen las murallas de la ciudad y las defenderan hasta que el último de ellos caiga. La ciudad sólo ha caído en dos ocasiones en mil quinientos años.
-Increíble -murmuró Harry impresionado.
-¿Damos una vuelta por la plaza y luego subimos a las murallas? -propuso Eltharion. -Hasta mediodía no empiezan los torneos de esgrima, justa y tiro con arco.
-Vale -aceptaron los demás.
Hermione entró en la cocina bostezando. Había dormido poco y muy mal, pensando toda lo noche en la revelación que había visto ayer sobre lo ocurrido la noche del Torneo de los Tres Magos. Se preguntaba como Harry podía seguir adelante después de haber pasado una experiencia tan traumática sin haberse vuelto loco. Sentía ahora más que nunca lástima por su amigo, por todo lo que había tenido que sufrir en su corta vida. Vivian y Snape ya se encontraban desayunando. Vivian le dedicó una sonrisa cuando la vio, Snape se limitó a mirar un poco por encima del Profeta que estaba leyendo con su habitual mueca de desprecio.
-Buenos días cielo -dijo Vivian amablemente. -¿Quieres una tostada?
-Sí, gracias tía Vivian -respondió.
Se sentó en la gran mesa de la cocina y empezó a desayunar, minutos más tarde entró Ron seguido de los gemelos y Charlie. Instantes después se incorporaron a la mesa los señores Weasley, Diigory y Granger.
Mientras los presentes acababan el desayuno Vivian se acercó al televisor que había en la cocina y lo encendió. Empezó a cambiar los canales bajo la mirada sorprendida de los Weasley y los Diggory.
-¿Eso es un televisor? -preguntó el señor Weasley emocionado.
-Si, a ver si están echando en la televisión local de Caer Cymry algún reportaje sobre los festejos de hoy -dijo Vivian mientras cambiaba los canales. -Vaya, mirad a quien están entrevistando.
Todos se giraron hacia el telvisor, en la pantalla aparecían Harry y Myrddin junto al reportero y, en un segundo plano Avatar, Dumbeldore, Eltharion y Seth, quienes miraban con caras divertidas la cara de horror que tenía Harry en ese momento. -Si que ha madrugado Harry -observó Hermione. -Ha debido de ir con Myrddin y los demás a las ocho.
-Sí, desde mi punto de vista podrían haberse ido un poco más tarde, los torneos no empiezan hasta mediodía -dijo Vivian en ese momento entraron Hagrid, Madame Máxime, Percy y Bill. Segundos después entraban Bella, Sirius, Lupin y Mundungus.
-¿Qué hace Harry en la tele? -preguntó Sirius sorprendido.
-Practicar su hobby favorito Black, aparecer en la prensa -dijo Snape socarronamente. Mundungus y Lupin tuvieron que sujetarle para que no se abalanzara contra Snape.
-Mejor nos vamos al salón a ver la entrevista -dijo Vivian para finalizar la trifulca. -Allí estaremos más ancho.
Todos asintieron y se dirigieron al salón, allí Vivian encendió el gran televisor mientras todos se acomodaban en torno a él. Puso el canal y se sentó en el sofá entre Sirius y Snape para evitar problemas.
-Los Chudley Canons finalmente han aceptado jugar contra ustedes en un partido amistoso -decía el entrevistador a Myrddin. -¿Qué opina del partido que van a tener que disputar?
-Bueno, es cierto que los Canons están en un gran estado de forma, pero confiamos en nuestras posibilidades de poder vencerles -dijo Myrddin con seguridad.
-¿Creen que podrán contra ellos cuando de momento ni siquiera los Magpies han podido vencerles? -observó el periodista.
-Tenemos muy buen equipo a pesar de jugar exclusivamente amistosos y partidos benéficos. Eso sí, va a ser un encuentro muy disputado.
-¿De verdad piensa que un equipo de exhibición puede ganarle a los Canons? -dijo Ron incrédulo.
-Tú no has visto nunca jugar a los Fénix -dijo Hermione cortante. -Su equipo tiene una calidad técnica asombrosa. Además tiene a Myrddin como buscador.
-¿Y?
-¡Myrddin es el mejor buscador del mundo! ¡Harry y Víktor son meros aficionados a su lado! -dijo Hermione irritada. -¡Podría haber ido a los Mundiales con Inglaterra pero se negó! ¡Ya verás como tenga razón cuando humillen a los Canons!
-¡Chicos! -dijo Vivian para dar por finalizada la discusión. -¡Queremos oír!
-¿Y que piensa usted señor Potter del partido? -dijo el reportero mirando a Harry. -Denos su opinión como el buscador más joven de Hogwarts de los últimos cien años. -Bueno... la verdad es que nunca he visto jugar a los Fénix, así que no puedo dar una opinión al respecto, cuando les vea jugar emitiré un juicio al respecto -contestó Harry sintiendo como las palabras se negaban a salir de su boca al sentirse el centro de atención de todas las miradas de la ciudad.
-¿No está guapísimo? -preguntó Vivian mientras veían como Harry contestaba a las preguntas que le hacían con embarazo.
-Sí, si deja de ser tan tímido se convertirá en el soltero de oro de Hogwarts -dijo Arabella mientras los demás se reían.
-Parece que va a llover -dijo Myrddin observando el cielo. Los densos y negros nubarrones persistían en él.
-Eso parece, espero que no sea así -dijo Avatar. -Sería una pena que hubiese que cancelar los torneos.
-Muchas gracias por concederme unos minutos -agradeció el reportero a Harry mientras se iba.
-Ha sido un placer -dijo Harry mientras se volvía hacia Myrddin. -Myrddin, ¿qué le han hecho a la cámara de vídeo? -preguntó señalando una cámara que flotaba en torno al reportero, el cual entrevistaba ahora a los vigías de la muralla.
-Encantarla para que siga a los periodistas y tomen los mejores ángulos y planos para cada reportaje -explicó Dumbledore. -Combinación de la magia y la tecnología muggle.
-Vaya, menuda... ¡ay! -sintió de repente un agudo pinchazo en su cicatriz. El dolor era tal que se llevó la mano derecha a la frente.
-¿Qué ocurre Harry? -preguntó Eltharion preocupado.
-Es tu cicatriz. ¿Te duele verdad? -adivinó Dumbledore.
-A lo mejor Lord Voldemort está furioso -propuso Avatar. -Quizáspor eso te duele.
-No os preocupéis -dijo Harry mientras se quitaba la mano de la frente. -Me duele menos.
-¿Seguro? -preguntó Seth.
-Si... -dijo con el rostro sudoroso.
-Se acerca un jinete -dijo Myrddin mientras señalaba una figura que se acercaba al galope hacia los muros de la ciudad. Montaba un caballo negro y llevaba vestiduras negras; túnica, guantes y capa. Su rostro estaba cubierto por la capucha de la capa. Se detuvo frente a las puertas de la ciudad y clavó su vista en todos los hombres que había en la muralla. Cuando posó su mirada en Harry, este sintió que el dolor de su cicatriz volvía con toda su intensidad. Sintió que un escalofrío le recorría la espalda a la vez que un odio profundo le invadía. Sintió la reconfortante mano de Myrddin posarse en su hombro, éste le dirigió una mirada tranquilizadora.
-¿Qué asuntos os traen a Caer Cymry viojero? -preguntó uno de los vigías.
-¡Silencio muggle! -respondió el desconocido con una voz sibilante. -¡No he venido a intercambiar palabras con la chusma! No... he venido a hablar con otras personas... -dijo suavizando la voz, la cual sonaba ahora maliciosa. -Venía a hablar con el rey Fénix. Ya veo que viene acompañado de escoria de su talla. Ni más ni menos que el viejo loco paladín de los sangre sucia y la gente común, Albus Dumbledore.
-¿Cómo osáis insultar el nombre de Lord Fénix y Lord Dumbledore? ¡Debéis disculparos ahora mismo! ¡O consideraremos vuestra ofensa como una afrenta dirigida también hacia nosotros los cymbrogi!
-¡Cuida tus palabras asqueroso muggle! ¡O lamentarás haber nacido! -siseó el hombre con un tono suave pero a la vez muy agresivo. Algunos cymbrogi se echaron hacia atrás intimidados. La muralla se empezaba a llenar de gente que observaba al extraño con interés. -Yo, el mago más poderoso de todos los tiempos, yo, a quien todos temen pronunciar su nombre, yo, quien he desafiado a la misma muerte. Yo Lord Voldemort puedo dirigirme a quien quiera como me plazca.
Diciendo esto se bajó la capucha descubriendo su rostro. Varias personas ahogaron un grito y Harry sintió como se llenaba de odio y furia. Ese rostro pálido y huesudo como el de una calavera, esas rajas en lugar de nariz y esos ojos rojos pertenecían al mago más temido de los últimos tiempos y su mayor enemigo, Lord Voldemort.
-¡No puede ser! -exclamó la señora Weasley horrorizada. -¡Decidme que lo que estoy viendo no es verdad!
-¿Qué hace el allí? -dijo Arabella horrorizada.
-¿Ese es ese mago al que todos temen? -preguntó la señora Granger con la voz temblando de miedo.
-¡Dios mío quién-tu-sabes! ¡Sólo le separa de Harry una muralla y unos pocos magos! -gimió Hermione aterrorizada.
Toda la sala era una algarabía de gritos y murmullos; todo el mundo trataba de acercarse lo más posible al televisor para poder ver mejor. Vivian era la única aparte de Snape y Sirius que mantenía la calma. Estaba sentada en el sillón mirando la pantalla con expresión de furia en su cara.
-¡Calma! -gritó por encima del tumulto tratando de hacerse oír. Pero la gente no se callaba, ante esto alzó su voz aun más. -¡SILENCIO! -todos se callaron al oír su voz fría como el hielo. -¿Os habéis olvidado que Dumbledore está junto a Harry? ¡Mientras permanezca junto a Myrddin y a Dumbledore Voldemort no le hará nada! Ahora vamos a ver que pasa -dijo mientras volvía su vista hacia el televisor. -¿Me preguntó que querrá? -gruñó Snape mientras miraba con una expresió difícil de describir el televisor.
-Bueno, bueno... -dijo Lord Voldemort mientras miraba a Harry con una mirada ávida. -Mirad a quien tenemos aquí, al gran Harry Potter, el que todos consideraron mi caída. ¿Has pasado un buen verano Harry? Al margen de los dolores de cicatriz y las pesadillas por supuesto -dijo mientras emitía una risa helada y siniestra.
Harry no respondió ante las provocaciones de Lord Voldemort. Se limitó a clavarle una mirada desafiante mientras hacía una mueca con sus labios, fruto del dolor que sentía ahora en la cicatriz.
-¡Oh! ¡Lo siento Harry! Me había olvidado que cuando estamos cerca la cicatriz te arde y te duele como si te aplicaran un hierro al rojo vivo -dijo Voldemort con un tono meloso en su voz. Harry cada vez estaba más furioso, si hubiera tenido a mano su varita le habría lanzado allí mismo un hechizo. De improviso volvió a sentir la mano de Myrddin sobre su hombro, haciendo que se tranquilizara de nuevo.
-¿Qué deseas viniendo hasta aquí Lord Voldemort? -preguntó con voz dura Avatar.
-Haceros un proposición -dijo Lord Voldemort con una sonrisa en su pálido rostro. -Aunque he de reconocer que ciertos acontecimientos especiales han hecho cambiar las condiciones.
-¿Qué condiciones?
-Son poca cosa, nada que no podáis permitiros majestad.
-¿Porqué tanto interés en negociar con nosotros Voldemort? -preguntó Dumbledore colérico. Harry sólo le había visto así una vez, la noche de la última prueba del Torneo de los Tres Magos. -Me parece que esa no era tu intención original.
-Albus, Albus, Albus... siempre tan perspicaz -siseó Voldemort de manera burlona. -Ciertas son tus palabras, pero henos aquí negociando ¿Porqué? Porque tenéis algo que yo quiero y ambas partes podemos salir ganando con el trato que os voy a proponer.
-¿Ambos podríamos salir ganando? ¿En que sentido? -preguntó Myrddin con ironía en su voz. A pesar de ello su rostro mostraba una expresión bien distinta, su habitual sonrisa había desaparecido por una mueca de desprecio y sus ojos dorados relampagueaban. -¿Serías tan amable de explicárnoslo?
-Bueno, es obvio, vosotros tenéis lo que más deseo, a Potter -dijo Lord Voldemort encogiéndose de hombros. Todas las miradas pasaban de él a Harry suspicaces. -Simplemente por entregármelo saldréis muy bien parados.
-¿En que sentido? -preguntó Avatar con una mirada iracunda dirigida hacia él.
-Si hacéis lo que os digo Caer Cymry estará a salvo. Ni yo ni ninguno de mis servidores le haremos nada a la ciudad ni a sus habitantes -explicó. -Siempre y cuando me deis a Harry y no intervengáis en lo que no os concierne.
-¿Acaso se puede confiar en tus palabras? -repuso Dumbeldore enarcando una ceja. -¿Acaso se puede confiar en ti?
-Sabes mejor que nadie Dumbledore que yo siempre cumplo con mis tratos, siempre y cuando se respeten las condiciones que impongo -contestó Voldemort con una mirada siniestra. Posó su vista en todas las persona que se congregaban en los muros y se dirigió hacia ellos. -¿Qué me decís cymbrogi? Entregadme a Harry Potter. A cambio vuestras vidas y las de vuestras familias estarán a salvo. Simplemente dadme al muchacho que ha sido mi caída, nada más os exijo.
Los cymbrogi empezaron a hablar entre murmullos y a lanzarles miradas furtivas a Harry mientras hablaban más rápido. Dumbledore, Avatar, Eltharion, Seth y Myrddin permanecían en silencio mientras miraban a Voldemort con odio. Myrddin posó brevemente su vista en Harry y le dedicó una sonrisa mientras escuchaba su voz dentro de si que le decía que no se preocupara, que todo saldría bien. Harry trató de forzar una sonrisa pero no lo consiguió; Voldemort estaba jugando con los cymbrogi, a cambio de su vida salvarían la de sus seres queridos. Sintió una punzada de dolor en pecho al recordar la muerte de Cedric y empezó a plantearse si debía de entregarse a él, era preferible que él muriera antes que mucha más gente por interponerse entre él y Lord Voldemort. Estaba convencido de que los cymbrogi aceptarían el trato y ni Dumbledore ni Avatar ni nadie podría impedirlo. Súbitamente los cymbrogi se callaron y él mismo hombre que le había preguntado a Lord Voldemort a que había venido se encaró con él.
-¡Jamás! -exclamó. -¡Jamás aceptaremos tu propuesta!
-¡Estás delirando si crees que te entregaremos al hijo de James Potter o a cualquier otra persona que esté tras estas murallas Lord Voldemort! -gritó otro desafiante ante la cara de asombro del Señor Tenebroso.
-¿Te sorprende que pronunciemos tu nombre? -saltó un tercero alzando su espada en señal de desafío. -¡No tenemos ningún motivo para temer un nombre cuando nuestros antepasados sacrificaron sus vidas en innumerables batallas contra asesinos como tú desde hace siglos!
Lord Voldemort miraba a los cymbrogi con una mezcla entre la furia y el asombro. Alzó su mano para aplacar el tumulto que se había organizado. Poco a poco los cymbrogi se calmaron, pero ahora sus miradas eran coléricas y desafiantes y no había en ellas la más leve nota de temor.
-¿Acaso estáis insinuando que la vida de este muchacho tiene más valor que la de miles de personas? -dijo con una voz muy parecida a los silbidos de una serpiente. -¿A tanto llegáis para proteger al que ha sido considerado mi caída? Vamos, sed inteligentes, no arriesguéis la ciudad por defender al último Potter. ¡Entregádmelo y Lord Voldemort cumplirá su palabra! ¡La ciudad permanecerá a salvo! -en su voz había unos matices de diplomacia como Harry nunca había visto, parecía que concentraba todo su esfuerzo en que sus palabras surgieran efecto en los cymbrogi. -¿Arriesgaréis vuestras vidas y la de vuestros seres queridos por una sólo persona?
-¡Trágate tus palabras junto con tu lengua bífida tras tus colmillos serpiente! -exclamó una mujer cymbrogi alzando su espada.
-¡Crees que vamos a confiar en ti! -gritó colérico un hombre. -¡Tanto si te entregamos a Potter como si no atacarás la ciudad!
-¡No se puede confiar en ti!
-¡Nunca te entregaremos a Harry Potter!
-¡Antes muertos que eso!
Harry observaba atónito como los cymbrogi se encaraban nuevamente con Lord Voldemort de una manera aún más desafiante. Alzaban sus armas y pronunciaban a gritos su nombre con miradas fulminantes y coléricas. Voldemort parecía más molesto que nunca y en sus ojos sólo había una mirada; odio y desprecio.
-¡Me parece que los habitantes de Caer Cymry ya han decidido por si mismos! -dijo Dumbledore con una voz atronadora para hacerse oír por encima del tumulto. Todo el mundo se calló y le dirigió miradas de aprobación.
-¡Ya sabes a que atenerte Lord Voldemort! -exclamó Eltharion con una mirada de desprecio hacia El Señor Tenebroso.
-¿Si tanto interés tienes en Harry porqué no vienes tu mismo aquí arriba a por él? -exclamó Myrddin de manera altanera y desafiante. Los cymbrogi empezaron a corear su nombre.
-¡No me hagas reír Myrddin Fénix ap Eltharion! -siseó Lord Voldemort mientras se reía. Harry notó que sus gestos traicionaban su seguridad pues sujetaba muy fuerte las bridas de su montura. -¿En serio quieres que derribe las puertas de la ciudad y suba hasta ahí arriba? ¿En serio quieres que te demuestre cuán poderoso puedo ser? ¿Quieres que acabe de un solo movimiento de varita con la chusma que te rodea?
-¿Quieres que nos batamos en duelo aquí mismo Voldemort? -dijo Myrddin con una voz fría como el hielo y los ojos relampagueando de la ira.
-¡No seas necio! -repuso Lord Voldemort mientras retrocedía. -Si tú y yo nos batimos o nos destruimos mutuamente o ....
-Provocamos una batalla de cuarenta días y cuarenta noches. -concluyó Myrddin.
-¡No puedes batirte a duelo conmigo! ¡Estarías rompiendo el pacto que ha existido desde hace mil años! -chilló Voldemort nervioso. Harry se sorprendió por el comportamiento de su archienemigo. Todo su desprecio y orgullo había desaparecido y sus ojos reflejaban miedo y nerviosismo. -¡En absoluto! -dijo Myrddin muy tranquilo. -¡Eres tú el que lo ha roto al atacar a Harry en más de una ocasión! ¡Estoy en pleno derecho a defenderle si lo creo conveniente! ¿O acaso olvidas que está bajo mi protección?
Lord Voldemort sujetó con más fuerza las riendas del caballo y le dirigió una última mirada de desprecio a Myrddin antes de hablar mientras los habitantes de la ciudad coreaban de nuevo el nombre de Myrdin. Alzó su mano una vez más para pedir ser escuchado. El estruendo se apagó mientras todo el mundo miraba a Lord Voldemort, ansiosos por saber que más tenía que decir.
-¡Muy bien! ¡Sea así pues! -dijo con malicia en su mirada (aunque cambiaba a una de cautela cada vez que la posaba en Myrddin o en Dumbledore). -La muerte ha sido vuestra elección... ¡Recordad mis palabras! ¡Ya no habrá oportunidad de mostrar arrepentimiento!
Dicho esto dio medio vuelta con su caballo y se alejó al galope perdiéndose en el paso que conducía al valle. Los cymbrogi coraron una vez más el nombre de Myrddin mientras Harry le miraba impresionado. Se había encarado con Lord Voldemort para defenderle y prácticamente le había hecho huir con el rabo entre las patas. Se preguntaba cuan poderoso era Myrddin en realidad, pues desde que le conoció en pocas ocasiones le había visto utilizar sus poderes mágicos. No obstante algo le inquietó. La cara de Myrddin no reflejaba alegría ninguna, permanecía con el semblante serio y miraba al valle escrutándolo con sus ojos dorados. Las mismas caras presentaban Dumbledore, Avatar y Eltharion.
-¿Habéis visto? -preguntó el señor Weasley asombrado. -¿Lo habéis visto?
-Nunca pensé que vería algo así... -murmuró el señor Diggory. -Todos esos muggles encarándose con el Señor Tenebroso, llamándole por su nombre desafiantes...
-¡Dios mío! -exclamó McGonagall. -Tu hijo ha sido muy valiente Vivian. Y no sólo eso; el-que-no-debe-ser-nombrado le ha mostrado miedo cuando le ha desafiado.
Todas las caras se volvieron hacia Vivian. Ésta permanecía sentada entre Sirius y Snape con el ceño fruncido y los ojos fijos en la pantalla del televisor. Los dos hombres también miraban el aparato ceñudos.
-La tormenta no ha hecho más que empezar -murmuró.
Myrddin se volvió hacia todos los hombres que coreaban su nombre y alzó su mano pidiendo silencio. La gente se calló al instante sorprendidos al ver la mirada seria que surcaba su rostro. Miró en todas direcciones con sus ojos dorados brillando todavía, tomó aire y empezó a hablar.
-¡Preparados para sufrir un ataque inminente! -dijo con voz enérgica pero serena. -¡Todo hombre y mujer capaz de empuñar un arma que se dirija a los cuarteles a equiparse! ¡Los niños y los ancianos deben ir a los refugios de las montañas! ¡Que quinientos hombres se encarguen de vigilarlos! ¡Quiero que toda la ciudad esté preparada para ello en menos de veinte minutos! -al terminar de decir estas palabras los hombres parecieron reaccionar, aquellos que no llevaban armas empezaron a bajar los muros llevándose a los niños y a las personas mayores a interior de la ciudad. Myrddin se giró y dirigió su mirada hacia Avatar.
-¿He actuado bien abuelo?
-¿Porqué me lo preguntas? -dijo Avatar muy tranquilo.
-Bueno... es que me dejé llevar por la emoción del momento y... deberías de haber sido tú quien hubiese dado la orden o en todo casa papá, puesto que ambos tenéis mayor rango que yo.
-Myrddin -repuso Avatar. -Has actuado bien, tal y como lo hubiéramos hecho tu padre o yo. Además, si alguien tiene potestad para dirigir las tropas de Caer Cymry ese eres tú, puesto que has nacido aquí y esta es tu ciudad natal. Que ha nosotros se nos haya nombrados comandantes de las fuerzas de la ciudad tiene sólo un valor simbólico. La responsabilidad de dirigir a los cymbrogi recae ahora en ti, ya no en nosotros, nuestro tiempo ya pasó.
-Entiendo -dijo Myrddin mientras asentía con la cabeza. Luego se dirigió hacia un grupo de soldados y volvió a alzar su voz. -¡Que se toque el cuerno de llamada a las armas! -los soldados asintieron y se alejaron de él; momentos más tardes el clamor de un potente cuerno retumbaba en todo el valle alto y claro. -Seth, llévate a Harry a casa, allí estará más seguro -añadió mientras ponía una mano sobre el hombro de Harry.
-¡De ninguna manera! -respondió Harry con vehemencia. -¡Yo me quedo a luchar!
-No Harry -dijo Eltharion con voz grave. -Esto se va a convertir en un campo de batalla y va a ser muy peligroso.
-Eltharion tiene razó Harry -dijo Avatar.
-¡No pienso ir a la mansión! ¡No estoy dispuesto a permitir que nadie más muera por interponerse entre Voldmort y yo sin hacer nada por evitarlo! -exclamó sorprendiendo a todos. -¡Esta situación se ha originado porque los cymbrogi me han defendido y se han negado a entregarme a Lord Voldemort!
-Harry -dijo Myrddin tranquilamente. -Esto no tiene que ver con que te hayan defendido o no. Voldemort iba a atacar la ciudad de todas maneras, ese era su objetivo cuando vino aquí, pero al verte decidió jugar con los cymbrogi creyendo que te podría capturar de forma fácil y rápida.
-¡Aún así no estoy dispuesto a irme! ¡Quiero luchar! ¡Quiero ayudar a los cymbrogi! ¡Quiero devolverles el haberme defendido luchando junto a ellos y muriendo con ellos si es preciso! -dijo Harry con unas palabras que denotaban una seguridad y determinación insospechadas.
(Poner a continuación la pista 14 desde el minuto 4 de la BSO de Las Dos Torres, tras ésta poner los 2,30 primeros minutos de la pista 6 del mismo cd; a continuación poner los primeros 40 segundos de la pista 9 del mismo cd) Myrddin clavó sus ojos dorados en Harry, éste le sostuvo su mirada con decisión. Así estuvieron durante un minuto hasta que de repente Myrddin sonrió dejando a Harry atónito.
-Empuñemos juntos nuestras espadas.
-¿Qué? -preguntó Harry sorprendido.
-¡Luchemos hombro con hombro!. ¡Y si tenemos que morir hoy, que sea juntos y que canten nuestra caída hasta el fin de los días! -dijo Myrddin mientras colocaba su mano derecha en el hombro izquierdo de Harry y le sonreía. Las caras de Dumbledore, Avatar y Eltharion pasaron de la sorpresa a una sonrisa. Harry hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Myrddin se volvió hacia los cymbrogi apostados en la muralla, los cuales miraban sorprendidos a Harry por sus palabras. -¡El hijo de James Potter ha hablado! ¡Luchará y caerá si es preciso junto a nosotros! -añadió con tono solemne.
Al escuchar estas palabras los soldados alzaron sus armas y empezaron a gritar y a corear el nombre de Harry mientras gritaban cosas como "¡El hijo de James estará a nuestro lado!" o "¡El muchacho ha demostrado ser todo un Potter!" o "¡Ha hablado tal y como la hacía su padre!". Harry se sintió un poco cohibido de volver a ser el centro de las miradas y de la admiración. Miró a Myrddin quien sonreía. Éste desenvainó su espada y la colocó frente a Harry. Harry imitó su gesto y cuando ambas espadas estaban una frente a la otra procedieron a chocarlas, arrancando una multitud de vítores y aplausos entre los cymbrogi.
-¡No estará hablando tu hijo en serio! -gritó Sirius fuera de sí al ver como evolucionaban los acontecimientos.
-Me temo que sí Black; Myrddin va a dejarle tomar parte en la batalla y ni Dumbledore ni ningún otro se lo va a impedir -dijo Snape con una mueca de desprecio.
-¡Pero es una locura! -gimió la señora Weasley horrorizada. -¿Por Dios como pueden dejar que Harry participe en una batalla? ¡Sólo tiene quince años!
-¡No lo permitiré! -dijo Sirius completamente exaltado. -¡Ahora mismo voy a Caer Cymry a traerle de vuelta!
-¡Tú no irás a ningún sitio! ¿O es que quieres volver a Azkaban? -dijo Vivian con furia en su voz, haciendo que Sirius se parara temeroso. -¡Además! ¿Con que derecho derecho vas a decidir tú por Harry?
-Con el derecho de que soy su padrino y tutor -dijo Sirius más calmado.
-Pues yo soy su madrina y tutora y me opongo a que Harry vuelva. Si él ha decidido luchar que así sea.
-¡Por el amor de Dios Vivian! ¡Creía que siendo su madrina me entenderías y tratarías de proteger a Harry del peligro! -dijo Sirius con vehemencia.
-¡Y si de ti dependiera Harry estaría todo el día encerrado en la mansión o en Hogwarts! ¡Una cosa es querer protegerle, pero otra es encerrarle en una jaula! ¿Acaso has olvidado lo que dijo James antes de que se le aplicara a su casa el encantamiento fidelio?
La cara de Sirius se ensombreció, bajó la mirada al suelo y se quedó en silencio, luego volvió a hablar con voz ronca.
-Dijo que prefería morir a manos de Voldemort habiendo vivido de verdad que vivir quinientos años escondido en una cueva. Dijo que sacrificaba su libertad para proteger a Lily y a Harry, pero que si de él dependiera seguiría viviendo como vivió siempre, libre.
-Exacto... lo mismo pasa con Harry. Es igual que James en todo -dijo Vivian con tristeza.
-Ese es el problema -dijo la voz de Snape. Sirius y Vivian se volvieron hacia él. Sirius avanzó dos pasos pero fue detenido por Vivian. -No me malinterpretes Black. El problema es que tu ahijado ha heredado el maldito carácter de su padre. Podría haber heredado la sensatez de Lily, ¡pero no! ¡Tenía que heredar la cabezonería ya las ansias de atraer la atención de James!
-¡Te prohíbo que hables así de Harry! -gritó Sirius tratando de liberarse de Vivian, pero esta lo tenía firmemente agarrado.
-¿Acaso olvidaste lo que decía Lily de James? -dijo Snape en un tono sombrío. -Siempre se preguntaba porque James tenía que actuar de esa manera, porque tenía que arriesgarse tanto, porque tenía que ir más allá que ninguna otra persona -miró a Black intensamente a los ojos. -¡Y lo mismo pasa con Harry! No entiendo que es lo que pretende demostrar poniéndose continuamente en peligro y saltándose las normas continuamente. Es como... como si... como si quisiera demostrar que es digno de algo, y no que es ese algo.
-Severus... -dijo Vivian con tranquilidad. -Harry no pretende hacerse el héroe, simplemente lo que quiere es ayudar, quiere poder hacer algo más que estar sentado y mirar como ocurren los acontecimientos. Myrddin dijo en una ocasión "los héroes no son los que eligen serlo, sino los que se ven arrastrados por los acontecimientos y los asumen aun en contra de su voluntad".
-Aun así Vivian es para preocuparse -dijo Sirius. -No podemos permitir que Harry siga exponiéndose continuamente a riesgos y más ahora que Lord Voldemort ha regresado.
-Pues yo tengo muy claro una cosa. Harry ya no es un niño, es capaz de cargar con la carga de un mago adulto, conoce mejor que nadie sus límites. Creo que ahora empiezo a entender porque se lleva tan bien con Myrddin, porque él ha visto en Harry algo que sólo Dumbledore ha visto ahora -dijo muy tranquilamente mientras Sirius bajaba la cabeza y muchos meditaban esta palabras. -Lo único que podemos hacer es rezar ara que vuelvan todos sanos y salvos.
-¿No podemos ayudar de alguna manera? -preguntó el señor Weasley mientras tranquilizaba a su esposa.
-¿Sabéis acaso empuñar una espada, una lanza o un arco? -preguntó Vivian. Al ver que todos negaban añadió. -Pues entonces no podéis hacer nada, esta batalla es de Harry y los cymbrogi y de nadie más.
Diciendo esto volvió a sentarse y a mirar el televisor con una mirada de preocupación en su rostro.
-¿No me gusta nada ese banco de niebla que se ha formado al fondo del valle? -dijo Harry. Habían pasado ya cerca de quince minutos desde que Myrddin diera la señal para prepararse para un ataque. Hacía unos escasos cinco minutos que se había comenzado a formar un banco de niebla en la zona en torno al lago del valle y el paso que permitía el acceso al valle. Observó detenidamente la muralla, la cual se estaba llenando de hombres armados. Era tan ancha que cinco hombres podían andar por ella hombro con hombro sin ir muy juntos. Poseía varias escaleras que permitían bajar de ella y una escalera en zig-zag para poder acceder a la azotea de la torre central. Sobre ésta estaba Eltharion junto a los comandantes de los cymbrogi, Avatar y Dumbledore se habían hecho cargo de la parte izquierda del muro mientras que Seth, Myrddin y Harry se habían comprometido a hacerse cargo de la parte derecha. -¿Tú que opinas Myrddin?
-Creo que es un regalito de Lord Voldemort, seguro que nos ha preparado una sorpresa -contestó lacónicamente.
Myrddin había ordenado desplegar a los arqueros sobre la muralla junto con una buena parte de los espaderos, pues los cymbrogi contaban con un número reducido de arqueros; de unos ocho mil hombres en total sólo había unos mil quinientos hombres diestros en el arco, lo cual era una desventaja a la hora de defender la muralla. Los lanceros junto al resto de los espaderos habían sido desplegados abajo, custodiando las dos puertas por si el enemigo las echaba abajo. También se contaban entre las fuerzas de la ciudad los integrantes del barrio élfico. Era una suerte poder contar con ellos pues todos sabían manejar el arco con la precisión natural de su raza y esos quinientos arqueros adicionales les habían venido muy bien para defender el muro con efectividad. Sintió una mano por detrás de su hombro, al girarse se topó con Flint, que sonreía tratando de mostrar optimismo. Llevaba en su otra mano unos prismáticos de largo alcance.
-¿Me los dejas Marcus?
-¡Claro! -respondió Flint dándoselos.
Mientras Myrddin escudriñaba la zona bajo la niebla con los binoculares se escuchó el clamor de un cuerno retumbar de nuevo en el valle.
-La evacuación de la ciudad ha terminado -dijo Myrddin sin apartar los prismáticos de sus ojos. Los últimos cymbrogi procedían a ocupar sus puestos.
-¿Para que están las cámaras de televisión aquí? -preguntó Harry señalando las cámaras encantadas que revoloteaban sobre sus cabezas como si se tratasen de snitches. -Para que las personas refugiadas en las montañas puedan saber si el enemigo ha atravesado los muros -respondió Seth muy despacio. -En caso de que suceda, usarán los túneles subterráneos para escapar hacia el Valle del Fénix.
Harry quedó meditabundo en sus pensamientos mientras observaba el valle. La niebla era ahora tan densa que no se veía el lago ni el paso de entrada. Un relámpago iluminó con su destello el cielo e instantes más tarde un trueno retumbó en el valle. Todas las miradas se dirigieron hacia el cielo negro cuando unos gruesos goterones empezaron a caer con fuerza; en pocos segundos la lluvia caía con fuerza y violencia mojando a todos los cymbrogi y salpincando al rebotar contra el muro.
-Magnífico -dijo Flint con ironía. -Justo lo que nos faltaba. ¿Alguien da más?
Myrddin esbozó una breve sonrisa, su vista aun fija en el fondo del valle con la ayuda de los prismáticos. De pronto la sonrisa de su cara quedó borrada y su lugar lo ocupó un entrecejo fruncido. Bajó los prismáticos y señaló hacia el banco de niebla. Harry escudriñó la zona observando una enorme masa surgir de ella, parecía estar compuesta por muchas figuras pero a tanta distancia no podía discernirlas bien.
-¡No muertos! -exclamó Myrddin con todas sus fuerzas, al instante varios gritos y murmullos surgieron por toda la muralla. Los cymbrogi empezaron a apiñarse en torno al parapeto de la muralla para distinguir mejor la masa que avanzaba por el valle.
-¿No muertos? ¿Qué son? -preguntó Harry de forma dubitativa. Myrddin se giró y le miró a los ojos esbozando una sonrisa tranquilizadora. Le tendió los prismáticos, los cuales Harry aceptó.
-Míralo por ti mismo.
Harry se llevó los prismáticos a los ojos y ajustó el zoom para poder ver con claridad la mancha. Se quedo sin palabras para describir una de las visiones más terroríficas que había visto en su vida. La enorme masa que se aproximaba a ellos estaba compuesta por una ingente cantidad de esqueletos animados. Sus huesos de un blanco pálido estaban unidos entre sí por algún tipo de magia oscura muy poderosa. Sus cuencas de los ojos vacías mostraban una oscuridad negra como la noche en los más profundo de ellas. Sus miembros huesudos empuñaban armas oxidadas, escudos hendidos y lanzas podridas por el paso del tiempo y el castigo que habían sufrido a lo largo de incontables años. Su movimiento era lento y tambaleante, sus miembros con escasa coordinación y rapidez, pero su avance era inexorable y carente de naturalidad para todo ser viviente. Parecía como si una enorme fuerza de voluntad oscura y maligna les empujara sobre los cymbrogi con la única intención de aplastarlos.
-¡Que... que demonios! -exclamó Harry. -¿Esqueletos andantes?
-Si -dijo Seth de forma calmada. -Restos de guerreros muertos en las batallas del pasado. Son reanimados por la magia negra e impulsados a combatir como en su anterior vida. No es nada agradable enfrentarse a ellos, pues la lucha no cesa hasta que todos han caído.
-Aun así contamos con ventaja -dijo Flint por encima del barullo que se había formado. -Son guerreros con poca coordinación en sus movimientos y golpes.
La armado no muerta iba ocupando el valle poco a poco surgiendo de la niebla. Harry descubrió con horror que su número era grande, todo el valle estaba siendo ocupado por una marea de color blanco de movimiento raquítico. Las caras delos cymbrogi reflejaban tensión y preocupación al ver el número de las fuerzas enemigas.
-¿Cuántos son? -preguntó Harry.
-¡Muchísimos! -dijo Myrddin lacónicamente. -Decenas de millares. Calculo que habrá más de cincuenta mil, puede haber en total unos setenta y cinco mil o por ahí.
-¡Nos superan en diez a uno! -exclamó Harry alarmado.
-Si, pero estamos tras una muralla difícil de tomar y nuestros guerreros son mejores -replicó Seth; se llevó la metió la mano en la túnica por detrás de su hombro y sacó un espedón gigantesco que empuñó con ambas manos. Su pesada y larga hoja relucía como la plata. -Será mejor que empuñemos nuestras armas.
-¡Preparad las armas! ¡En formación de defensa! -exclamó Myrddin pasando entre las filas de cymbrogi. Los arcos de las dos primeras filas fueron sacados y las espadas empuñadas y los escudos embrazados. -¡Recordad que los golpes han de ir dirigidos a la cabeza del guerrero no muerto! ¡Ahí es donde se concentra la magia que lo mueve! ¡Si la cabeza es destruida o separada del cuerpo el no muerto perderá la unión con su amo y caerá echo un montón de huesos!
Los cymbrogi asintieron mientras volvían sus miradas al valle; ahora el enemigo se encontraba a menos de cien metros de la muralla Ocupando la mayor parte del valle, salvo unos trescientos metros que los separaban del banco de niebla. Las primeras filas estaban ocupadas por unidades de lanceros con sus escudos en alto. Myrddin volvió a su puesto junto a Harry, Seth y Flint. Descargó su arco del hombro mirando al enemigo de forma desafiante. Luego posó su vista en Harry.
-Recuerda una última cosa Harry. Mantén la cabeza y la sangre frías, no muestres compasión alguna pues no son seres vivos, son los restos de gente a los cuales Voldemort no les deja descansar en paz.
-Tranquilo Myrddin, cabeza serena, sangre fría... -respondió Harry.
-Lo harás muy bien -dijo Myrddin. -Recuerda todo lo que hemos practicado. No uses el awen todavía hasta que sea estrictamente necesario.
-Eso haré.
La lluvia caía pesadamente sobre todos los que se encontraban sobre la muralla. Abajo el valle se encontraba ocupado completamente por el enemigo, una visión blanca de muerte que avanzaba lentamente hacia la muralla en tromba, con un movimiento tambaleante pero que representaba a la perfección a la misma muerte. Harry se estremeció de pies a cabeza al contemplar aquella visión del enemigo, contempló a Myrddin, él cual se hallaba completamente sereno e impasible, sus cabellos plateados chorreando, sus ojos dorados fijos en el enemigo, su cota de mallas negra empapada por la lluvía, su mano izquierda sosteniendo el arco mientras con la derecha cargaba una flecha.
-El asalto ha comenzado -murmuró este. -¡Cargad los arcos!
Los arqueros obedecieron su orden preparando las flechas para diparar al enemigo. (Poner a continuación hasta el minuto1,45 de la pista 12 de la BSO de Las Dos Torres). En ese momento la enorme muchedumbre se lanzó a la carga recorriendo a toda velocidad los cincuanta metros que le separaba del muro.
-¡Preparados para disparar! -exclamó Myrddin tensando su arco. -¡Fuego! -gritó soltando su flecha!
Una andanada de proyectiles cayó sobre el enemigo, alcanzando muchos sus objetivos. Los arqueros más agraciados (como Myrddin y la mayor parte del destacamento élfico) lograron impactar de lleno en las cabezas enemigas, haciendo que los esqueletos se tambalearan y cayeran al suelo en un montones confuso de huesos. Otros arqueros tuvieron menos suerte y algunas flechas rebotaron en los escudos enemigos que los lanceros sostenían bien altos para proteger a los suyos del fuego de los defensores.
De entre las filas de los no muertos surgieron algunos esqueletos portando armaduras metálicas corroídas por el tiempo, pero lo preocupante no era eso, sino que portaban en sus manos ballestas pesadas cargadas y listas para disparar. Una lluvia de saetas fue la respuesta de los atacantes sobre los cymbrogi. La mayoría se estrellaron contra el muro y las troneras o pasaron por encima de las cabezas de los defensores, no obstante otras consiguieron impactar en un objetivo con una fuerza demoledora que traspasaba la armadura, varios cymbrogi de la primera fila que fueron alcanzados cayeron al vacío al ser alcanzados por los poderosos proyectiles enemigos.
-¡Huy ithurnariel emon ithäriel! -gritó Myrddin por encima del tumulto en una lengua desconocida para él. Al instante los arqueros elfos dispararon una ondada de flechas contra las filas de ballesteros enemigos. Los lanceros corrieron a proteger con sus escudos a sus ballesteros, pero la maestría con el arco de los elfos hacía inútil sus esfuerzos. Myrddin cargaba y disparaba su arco con una celeridad y maestría sin igual. Pronto las filas de ballesteros fueron reducidas a un montón de huesos inmóviles.
Pero a pesar de ello el asalto continuó; las filas de lanceros se abrieron para dejar paso a columnas de esqueletos que portaban escaleras de más de veinte metros de altura. Al llegar a la altura del muro las cogieron por la base y empezaron a impulsarlas para levantarlas. Sobre sus extremos iban cogidos guerreros esqueletos como si fuesen arañas o monos, portando espadas y escudos cargados a la espalda.
-¡Escaleras de asalto! ¡Espaderos aquí! -exclamó Myrddin mientras desenvainaba su espada. Los espaderos empezaron a ocupar las primeras filas listos para aguantar la embestida enemiga.
-¡Ahora es nuestro turno Harry! -exclamó Seth levantando su gigantesca espada a dos manos. -¡A por ellos!
Las primeras escaleras terminaron de ser alzadas quedando en contacto con las almenas. Los esqueletos que estaban ya colocados sobre ellas saltaron a las murallas y se pusieron en torno a ellas atacando a todos los que tenían cerca. Los espaderos se lanzaron a la carga empuñando sus armas. El choque de metales se produjo y pronto comenzaron a verse cuerpos caídos en el suelo.
-¡Abajo las escaleras antes de que nos desborden! -exclamó Myrddin derribando de dos precisos movimientos a dos enemigos y empujando haciendo que cayera. Flint esgrimía su espada y paraba los golpes que le eran enviados con su escudo, de un empujón con éste tiró a un no muerto por las almenas, Seth de un solo tajo le separó la cabeza a tres esqueletos partiendo sus armas y escudos cuando trataron de parar su demoledor golpe.
Un esqueleto se abalanzó sobre Harry descargando un tajo sobre él, al principio Harry no supo como reaccionar esquivando el golpe por muy poco, luego las palabras de de Myrddin resonaron sobre su cabeza "no son seres vivos", el ver a los cymbrogi luchar contra los esqueletos y caer luchando fue lo que sacó los sentimientos que le habían conducido a luchar a su lado, en ese momento fue como si se despertara de un sueño, reaccionó por fin ante su amenaza.
Harry pudo observar que Flint tenía razón, sus movimientos eran lentos y poco coordinados; paró el golpe enemigo con su espada, sorprendiéndose de la fuerza de los golpes enemigos a pesar de ser poco precisos cuando casi se le cae la espada por el impacto. Con un rápido movimiento desvió la hoja enemiga y descargó un tajo sobre la cabeza de su oponente, partiéndola en dos y convirtiéndolo en un montón de huesos. Otro esqueleto le atacó por el flanco izquierdo; esgrimiendo su espada con ambas manos descargó un golpe contra el cuello de su enemigo partiendo su oxidada hoja cuando éste trató de para su golpe, el no muerto cayó al suelo cuando la espada le cortó el cuello. Frente a él tenía una escalera por la cual subían más guerreros, corrió hasta ella y eliminando al no muerto que estaba saltando hacia el muro, empujó la escalera lejos del muro haciendo que cayera al vacío junto con todos los soldados esqueléticos que subían por ella.
-¡Dios mío que horror! ¡Y Harry allí en ese infierno! -exclamó alterada la señora Weasley. Todos miraban con preocupación como se desarrollaba la batalla contra la horda no muerta. Las cámaras mostraban en ese momento una perspectiva aérea del lado izquierdo del muro. Dumbledore y Avatar aparecían en el centro de la imagen empuñando sus armas con una destreza y elegancia sin par, a pesar de la edad avanzada de ambos hombres. Dumbledore sostenía su varita en su mano izquierda y de vez en cuando lanzaba por ella algún hechizo que hacía que las escaleras de aslato cayeran al vacío.
-Son muchos más que los cymbrogi -dijo Snape en un tono muy sombrío. -No podrán ganar esta batalla si siguen luchando así.
Todos se giraron dirigiéndole al profesor de pociones miradas tensas. Ahora aparecían en la pantalla Harry, Myrddin y Seth luchando hombro con hombro, derribando a sus enemigos con golpes rápidos y certeros y tirando todas las escaleras que podían.
-Mientras los cymbrogi sigan resistiendo no podrán tomar las murallas fácilmente -dijo Vivian, pero su voz sonaba carente de confianza en sus palabras.
(Poner la pista 16 de las BSO de La Comunidad del Anillo desde el minuto 1,05 hasta el 2,35; a continuación poner la pista 13 del mismo disco desde el minuto 1,25 hasta el 4,15).
Harry derribó a otro guerrero esquelético con un golpe cruzado de su espada, los cymbrogi luchaban valerosamente derribando a sus enemigos uno tras otro y echando abajo las escaleras, pero cada vez que lo hacían otras dos escaleras reemplazaban a la anterior. Myrddin y Flint corrían de un lado a otro de la muralla liderando a los defensores y haciéndoles sacar todo su valor y entrega. Seth daba amplios golpes con su espada derribando a varios de sus enemigos a la vez.
Harry se encontraba ahora separado de ellos luchando solo contra tres no muertos, derribó al primero antes de que alzase su arma, el segundo fue arrojado al vacío de una patada, agachándose rápidamente con sus reflejos de buscador esquivó un tajo horizontal que le envió el tercero, luego con un rápido golpe de abajo a arriba partió al tercero en dos verticalmente. Se limpió el sudor que cubría su frente con el dorso de la mano izquierda y dirigió una mirada tras el parapeto del muro; se quedó paralizado con lo que vio, cientos de arqueros tensaban sus arcos podridos, pero en lugar de cargar flechas había unos garfios de los cuales estaban atados unas cuerdas.
-¡Myrddin! -gritó con todas sus fuerzas. Éste le oyó y volteó a mirarlo. -¡Allí, allí! -exclamó señalando abajo al valle.
Myrddin se giró a mirar tras el parapeto y su cara se tornó en un gesto de preocupación al ver lo que le señalaba Harry. En ese momento los arqueros dispararon los garfios, los cuales se engancharon en el parapeto. Las cuerdas fueron tensadas y por ellas empezaron a ascender cientos de esqueletos.
-¡Unthüriel, unthüriel! -exclamó Myrddin a los arqueros elfos señalando a los arqueros esqueléticos que se preparaban para descargar una nueva tanda de garfios. Los elfos empezaron a abrir fuego contra los arqueros, una vez más el enemigo se dispersó ante la mortífera lluvia de proyectiles. -¡Cortad las escaleras de cuerda! -exclamó Myrddin mientras cortaba de un golpe la que más cerca tenía.
Harry empezó a correr de un lado para otro de la muralla cortando toda cuerda que veía, pero por algunas ya habían trepado algunos no muertos y eran defendidas para que más atacantes tuvieran la oportunidad de subir a los muros. Al girarse para encarar un nuevo atacante vio a Myrddin subir a toda prisa la escalera que conducía a la torre central.
Myrddin llegó hasta la azotea de la torre donde su padre y un pequeño grupo de cymbrogi disparaban contra los arqueros enemigos en un intento de evitar que más garfios fuesen lanzados contra el muro. Eltharion disparaba con la misma rapidez y certeza que su hijo.
-¿Qué tal va todo por aquí? -preguntó a su padre.
-Bien Myrddin; estamos concentrándonos en los arqueros... - su voz fue callada cuando vio a dos columnas de esqueletos portando dos grandes arietes y protegidos por grandes escudos. Llegaron a la altura de las dos puertas y empezaron a embestirlas con violencia. -Apuntalad las puertas -gritó volviéndose hacia los lanceros que estaban abajo en patio, estos se dirigieron hacia las puertas y empezaron a tratar de contener desde dentro las embestidas de los arietes del enemigo.
-¡Marcus! -chilló Myrddin desde el extremo de la escalera, este se volteó para mirarlo. -¡Arietes enemigos! ¡Concentrad el fuego sobre el de vuestra zona!
Flint dio órdenes a los hombres de esa parte del muro y al instante una lluvia de piedras y flechas empezó a caer sobre el ariete de su zona. Sin embargo la situación era bastante difícil, las escaleras seguían siendo colocadas cada vez que se echaban abajo y una nueva de escalas de cuerda fue lanzada sobre los muros. Con Seth a la cabeza empezó a reagrupar a los espaderos de la parte del muro que defendían y empezaron a repeler con fiereza al enemigo. Harry estaba muy activo derribando sin parar escaleras y cortando las cuerdas, esquivaba siempre que era posible los golpes enemigos y sólo luchaba contra ellos si era necesario. Se había concentrado en impedir que más asaltantes llegaran a los muros.
-¡Papá llévate a tus mejores hombres hacia la zona que defienden los abuelos, están desbordados! -exclamó Myrddin señalando la parte izquierda de los muros, donde la lucha era más encarnizada y donde había mayores dificultades.
-Bien Myrddin, ¡ocúpate tú de esta zona! -exclamó Eltharion mientras reunía a los comandantes de los cymbrogi que luchaban a su lado y corría escaleras abajo hacia la parte izquierda de las murallas.
En ese momento garfios quedaron enganchados al muro con cuerdas atadas a sus extremos. Myrddin y los cinco cymbrogi que permanecía junto a él corrieron a cortar las cuerdas antes de que escalasen enemigos por ellas, sin embargo mientras se ocupaban de ello fueron recibidos con una lluvia de proyectiles enemigos. Dos de los cymbrogi fueron alcanzados por los dardos enemigos, cayendo al vacío; unas gigantescas escaleras fueron impulsadas hacia la azotea de la torre. Al hacer contacto con las almenas los esqueletos que estaban en su extremo saltaron sobre los defensores de la torre. Mientras los enemigos hacían retroceder a los cuatro soldados que defendían valientemente la azotea una tercera escalera fue puesta contra la torre.
Uno a uno los cymbrogi fueron cayendo ante las espadas enemigas, Myrddin blandía su espada derribando a todo enemigo que se acercaba a él, pero el número le estaba superando irremisiblemente.
-¡Seth! -exclamó mientras cargaaba su arco acertando a un no muerto que subía por una de las escaleras y haciéndole caer al vacío arratrando con su caída a los que estaban por debajo de él. -¡Necesito una mano con esto!
Harry escuchó el grtio de ayuda de Myrddin y se volteó a ver; estaba luchando a la desesperada con un número muy grande de enemigos y pocos le habían escuchado. Se hallaba a dos metros de la escalera que conducía a la torre, así que corrió hacia ella a toda velocidad, subió los escalones de la escalera zigzagueante de tres en tres y derribó a medio camino a un esqueleto arrojándolo al vacío. Cuando llegó a la azotea empujó la escalera de asalto más cercana, haciéndola caer con todos los que subían por ella. Se giró sobre si mismo y se abalanzó contra el grupo que envolvía a Myrddin derribando a cuantos se interponían en su camino. Justo cuando estaba a dos metros de Myrddin pudo ver como un muerto viviente levantaba su espada lista para atacar a Myrddin por la espalda. Con un salvaje grito le amputó el brazo y lo remató de golpe cruzado, luego se encaró con el resto que acosaban al medio elfo y entre ambos lograron acabar con su amenaza. No obstante quedaban dos escaleras de asalto sobre los muros del torreón y por ellas subían nuevos enemigos. Ambos hombres blandieron sus espadas listos para resistir la nueva embestida.
En ese momento apareció Seth con un grupo de veinte hombre armados que atacaron con ferocidad a los asaltantes haciéndoles retroceder contra el parapeto; Harry y Myrddin aprovecharon esto para echar abajo las dos últimas escaleras.
-Te debo una Harry -dijo Myrddin jadeando por el esfuerzo cuando la torre estuvo limpia de enemigos.
-Tendrás más oportunidades de devolverme el favor -respondió Harry apoyado en su espada para recuperar el aliento.
-¡Dios, Papá y los abuelos están desbordados! ¡Seguidme! -gritó Myrddin mientras levantaba su espada de nuevo. Descendió por las escaleras del lado contrario seguido de Harry, Seth y varios cymbrogi empuñando sus armas en alto.
Cuando llegaron a la parte izquierda del muro, donde la lucha se volvía cada vez más encarnizada, empezaron a cortar cuerdas y a echar abajo las escalas enemigas, dando nuevos ánimos a los defensores de aquella parte del muro, los cuales se lanzaron con nueva determinación sobre el enemigo. Harry, Seth y Myrddin llegaron hasta la parte donde se encontraban luchando Avatar, Dumbledore y Eltharion, dirigiendo a los hombres de esa parte de la muralla.
-¿Cómo va todo? -preguntó Myrddin al llegar a su altura.
-Nos atacan muy duro -respondió Avatar.
-¡Dios! -exclamó Myrddin de improviso. -¡Arqueros enemigos! ¡A cubierto!
Todo el mundo echó una mirada por encima del parapeto, las filas de arqueros apuntaban al muro con los arcos cargados esta vez con flechas incendiarias. Con un chasquido cientos de proyectiles cayeron sobre el muro.
Harry se agazapó instintivamente contra el parapeto mientras el fuego enemigo silbaba sobre su cabeza. Algunos proyectiles encontraron un blanco entre las filas de los defensores de la ciudad. Se levantó y continuó luchando junto a Myrddin y el resto mientras las flechas silbaban a su alrededor.
-¡Fuego contra los arqueros enemigos! -exclamó Dumbledore a los arqueros aliados con una señal. Las flechas silbaron sobre su cabeza, alcanzando las filas de los no muertos y derribando a muchos de ellos.
Escucharon un enorme crujido bajo sus pies, luego el grito de un hombre resonó por encima del barullo.
-¡Las puertas de este lado están cediendo!
-¡Arqueros sobre los arietes! -exclamó Avatar.
-¡Así no aguantaremos mucho más! -chilló Eltharion. -¡Si traspasan las puertas no tendremos ninguna oportunidad!
Myrddin observaba el valle con sus ojos dorados, posando su mirada en el banco de niebla que persistían en el valle. Luego se giró de improviso y gritó con todas sus fuerzas.
-¡Escuadrilla de los dragones! ¡Preparados para lanzar nuestra carga contra el enemigo! -todas las miradas se concentraron brevemente en él. -¡Sé lo que tenemos que hacer!
-Si... ¡Si! ¡Tienes razón! -exclamó Eltharion recuperando la sonrisa en su cara. -¡Que todo hombre capaz de luchar a caballo baje de los muros! ¡Lanzaremos nuestra última carga! -varias voces repitieron las palabras del elfo.
-¡Seguidme cymbrogi! -exclamó Myrddin mientras descendía de la muralla. -¡Aguantad diez minutos!
Cientos de hombre bajaron de la muralla y se unieron a Myrddin y a su padre; muchos de los hombres que estaban abajo en la plaza por si el enemigo traspasaba las puertas los siguieron mientras el resto corría a subir a los muros para reforzarlos. Toda una multitud se perdió en la ciudad.
-¡Ya habéis oído! -exclamó Avatar. -¡Démosles diez minutos más! ¡Harry acompáñame al extremo derecho del muro! ¡Necesitan que alguien los dirija!
Harry y Avatar llegaron a la parte que había estado defendiendo minutos antes con Myrddin y empezaron a dirigir a los hombres que defendían esa parte. La situación se estaba complicando, muchas escaleras y cuerdas estaban colocadas sobre la muralla y muchos esqueletos saltaban continuamente sobre ella. Los defensores luchaban con todas sus fuerzas tratando de repeler sus ataques. Abajo los arietes golpeaban las dos puertas insistentemente, astillándolas cada vez más, a pesar de el fuego de proyectiles que era enviado por los defensores de la ciudad. Si un porteador del ariete caía era reemplazado por dos más.
La lluvia caía con mucha fuerza, dejando a los hombres y mujeres que defendían la ciudad calados hasta los huesos. Harry se percató de que muchos de ellos mostraban signos de agotamiento y cansancio por la lucha sin cuartel; necesitaban una chispa que volviera a prender el fuego y ardor de la batalla en sus corazones. De repente sintió unas palabras en su corazón, palabras que habían sido mencionadas ayer, lo que parecían auténticos siglos, "es el cuerno de Roland; cuando sea soplado producirá efectos muy parecidos al canto del fénix. Los corazones amigos se llenarán de valor y osadía, mientras que los enemigos y los seres impuros de corazón sentirán miedo e incertidumbre". Estas palabras resonaron una y otra vez en su cabeza, infundiéndole un espíritu de lucha y confianza como nunca hasta ahora había sentido. Podía, sin saber como, oír la voz de su padre hablarle, "los héroes no son los que eligen serlo, sino los que se ven arrastrados por los acontecimientos y los asumen aun en contra de su voluntad, el verdadero valor es el que hay dentro de cada uno cuando enfrentamos la dura y terrible realidad, el espíritu de lucha consiste en superarse a uno mismo y a las dificultades que se cruzan en nuestro camino, la esperanza nunca nos abandona, permanece en los más profundo de nuestros corazones, recordándonos lo bello que es vivir en los malos momentos..."
(Poner a continuación la pista 16 entera de la BSO de Las Dos Torres)
Movido por las palabras de su padre Harry corrió hasta la torre central y subió a lo alto de ella. Una vez que llegó y encaró al enemigo tras sus almenas, llevó su mano izquierda al cuerno que colgaba de su cuello, lo descolgó y se lo llevó a sus labios, tomando aire sopló con todas sus fuerzas.
Un potente sonido retumbó por todo el valle, de colina en colina, de roca en roca, de piedra en piedra; siendo escuchados por todos aquellos que se hallaban allí, ya fuera combatiendo en las murallas o refugiados en las montañas; a kilómetros de allí, en una gran mansión todos se levantaron de un salto cuando los ecos llegaron hasta ellos con la misma intensidad con que sonaba en el valle de los cymbrogi.
-¡De pie ahora cymbrogi! -exclamó Harry alzando su espada en posición desafiante y con una voz que no parecía la suya. -¡De pie camaradas! ¡La oscuridad nos envuelve! ¿Pero acaso no hay después de cada noche oscura un nuevo amanecer? ¿No brilla siempre el sol radiante cada mañana? ¿No ha sido Caer Cymry tomada más que en dos ocasiones en mil quinientos años? -el tiempo parecía haberse detenido, los cymbrogi miraban a Harry asombrados y los esqueletos parecían desconcertados con los ecos del cuerno que aun resonaban. -¡Ahora es cuando debemos luchar más que nunca! ¡Para que aquellos a los que queremos vean salir de nuevo el sol tras la oscuridad! ¡Por ellos y por nosotros a la carga!
Fue como si se hubiera prendido una mecha en un barril de pólvora, nada más acabar Harry de decir esto los hombre y mujeres de la ciudad se lanzaron a la carga con un coraje y una determinación como nunca antes habían tenido. Los atacantes fueron pillados desprevenidos y pronto fueron expulsados de los muros. Harr bajó a saltos la escalera del torreón y se incorporó de nueva a la muralla. Cuando estaba echando abajo una escalera de asalto los ecos de un cuerno diferente al anterior resonaron. El enemigo quedó detenido, desconcertado aun más de lo que ya estaba. Todas las miradas se posaron en el valle. Del banco de niebla surgió un jinete de pelo plateado y ojos dorados, espada en alto; tras él cabalgaban mil hombres montados a caballo, formando una única columna en forma de punta de flecha.
-¡Myrddin! ¡Myrddin! -exclamaron algunos.
Así surgió Myrddin brillante y majestuosos como el amanecer y las estrellas. A su derecha cabalgaba su padre Eltharion, señor entre los altos elfos, príncipe heredero al trono de Ulthuan, empuñaba en alto su espada, temida y respetada por muchos, conocida como el Colmillo del Oeste; a su izquierda estaba Marcus Flint, gran amigo y leal compañero de armas. Recorriendo la distancia que los separaban de loa sorprendida horda no muerta, la Escuadrilla de los Dragones embistió por la retaguardia a su enemigo, barriendo a cientos de ellos en un santiamén, demasiado sorprendido e incapaz de reaccionar a tiempo.
La horda en ese momento quedó paralizada; las filas posteriores se dieron la vuelta para enfrentar a la nueva amenaza, mientras las anteriores dudaban si debían proseguir con el asalto a la ciudad, hasta lo pesados arietes dejaron de embestir las puertas.
-¡Ahora! -exclamó Avatar. -¡Ahora es el momento! ¡Abrid los portones y salgamos a presentar batalla afuera!
Dichas estas palabras bajó del muro mientras era seguido por Dumbledore, Seth, Harry y los espaderos, los arqueros expulsaron a los últimos atacantes que estaban sobre la muralla y comenzaron a abrir un fuego continuo contra el enemigo abajo en el valle. Las enormes puertas se abrieron de par en par dejando salir como una tromba de agua a las fuerzas del interior de la ciudad. Se lanzaron sobre la vanguardia desconcertada del enemigo antes de que tuviera tiempo de reaccionar. Algunos no muertos trataron en vano de hacer frente a la carga frontal de los cymbrogi, pero fueron barridos por la furiosa turba rojiza.
Atrapada entre dos mareas la horda trató de reorganizarse en vano mientras sus componentes caían bajo los cascos de los caballos y las espadas y lanzas de los cymbrogi, pues la desorganización y el pánico había cundido entre sus filas. Antes de que la lluvia terminara de caer, mucho antes de que el sol saliera radiante en el cielo iluminando con su luz de nuevo el valle de Caer Cymry, el enemigo había caído completamente a manos de los valerosos defensores de la ciudad, consiguiendo la primera victoria de muggles y magos contra Lord Voldemort.
Bueno, ya terminé por fin este capítulo especialmente largo. No he podido ir más aprisa porque he estado bastante ocupado. He disfrutado mucho redactándolo y espero que os guste tanto como a mí leerlo. Este sí que está influenciado por ESDLA, sobretodo la batalla de Caer Cymry. Si tenéis la banda sonora de las dos películas del señor hacedme caso y poned las pistas que os digo, ya veréis que ambiente le dan al fic. ¿Qué os pareció el desafío de Myrddin a Voldemort? ¿Y que dejase participar a Harry en la batalla? Seguid contándome vuestras opiniones please.
Adelanto del próximo capítulo: Harry y sus amigos irán al Callejón Diagon, allí a Harry le espera una gran sorpresa. Seremos testigos del emocionante partido entre los Chudley Canons y los Cymry Fénix.
Fragmento de un próximo capítulo: "La varita es sólo un instrumento que canaliza nuestros poderes Harry, aquellos que de verdad se consideren magos deben de aprender a librarse de sus ataduras y a desarrollar sus poderes por sí mismos -dijo Myrddin."
Cymbrogi: compañeros del corazón.
"Los cementerios están llenos de hombres indispensables"-De Gaulle.
-¡A Harry no! ¡A Harry no! Por favor... haré cualquier cosa...
-A un lado... hazte a un lado, muchacha.
-A Harry no. A Harry no. A Harry no, por favor.
-Apártate, estúpida... apártate...
-A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar... A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...
-¡Avada Kedavra!
Harry despertó con la cicatriz ardiéndole como nunca hasta ahora había sentido, tuvo que hacer un esfuerzo para no gritar de dolor. El sudor recorría su cuerpo por completo y sentía su pelo más alborotado de lo normal. Se levantó de la cama y cogió sus gafas nuevas de la mesilla de noche. El despertador indicaba que eran cerca de las cuatro de la mañana. Había dormido poco menos de tres horas.
Se dirigió hacia la ventana, la cual estaba abierta pues ese verano estaba siendo más caluroso que ningún otro. A pesar del calor se fijó en que el cielo estaba cubierto de negros nubarrones que avecinaban una próxima tormenta. No se veían las estrellas ni la luna haciendo que fuese una noche especialmente oscura. Aspiró lentamente el aire tibio que entraba por la ventana sintiéndose mejor.
Una silueta se recortaba contra el cielo acercándose hacia la ventana, conforme disminuía la distancia que la separaba de ésta Harry pudo notar que se trataba de Hedwig, resultaba inconfundible por su plumaje blanco. Seguro que venía de una cacería nocturna. Su sorpresa fue enorme cuando divisó junto a ella otra lechuza de color pardo. Cuando entraron ambas dejaron caer dos paquetes en la cama de Harry. La lechuza parda partió en seguida, mientras que Hedwig se metió en su jaula para descansar.
Harry se acercó hasta ambos paquetes, cogió el que había traído la lechuza parda. Al abrirlo descubrió una tarjeta de cumpleaños, una carta y un regalo envuelto en papel de color azul cielo. Abrió la carta sorprendiéndose de quien era.
Estimado señor Harry Potter.
Le deseo un feliz cumpleaños donde quiera que esté. Le envío un regalo, lo hice en mis ratos libres entre faena y faena, me hubiese gustado poder dárselo en persona y en el día de su cumpleaños, pero tenía mucho trabajo, aunque el profesor Dumbledore quiso darme el día libre , pero Dobby se negó, porque Dobby es un buen y servicial elfo doméstico.
Espero que este curso vuelva a visitarme a las cocinas de vez en cuando, le estaré esperando impacientemente.
Atentamente, Dobby.
PD: Winky se está recuperando del duro golpe de la muerte de su antiguo amo, el señor Crouch, también ella le envía recuerdos.
Harry sonrió al recordar como la pobre Winky le tenía mucho cariño a su antigua familia, los Crouch. Abrió el regalo y se encontró con una bufanda de lana tejida a mano. Tenía rayas escarlatas y doradas y traía bordado el escudo de Gryffindor. Dejó a un lado la bufanda, la carta y la tarjeta de felicitación y abrió el otro paquete. En este había una carta y un pequeño estuche aterciopelado de color escarlata. Abrió la carta y la leyó:
Estimado Harry.
Feliz cumpleaños antes que nada. Te preguntarás porque te estoy escribiendo ¿no? Es que quería darte felicitaciones porque no todos los días cumples quince años. Parece que fue ayer cuando te vi en los brazos de tu madre después de nacer, eras tan mono ¿sabes?
Lamento como te he tratado todos estos catorce años, en parte creo que fue por la envidia y en parte por la tristeza. Envidia porque tu madre fue a ojos de mi tus abuelos la perfecta y la fantástica, mientras que yo era la segundona; envidio porque te parecías tanto a tu padre, el hombre que apartó de mi lado a la pequeña Lily. Yo podría sentir toda la envidia del mundo hacia ella, pero era mi hermana menor, la pequeña Lily que se metía en líos cada dos por tres, la pequeña Lily que en el mundo muggle se sentía a un lado. Cuando ese asesino los mató a ambos me sentí muy mal. No sólo por tu madre, sino por tu padre y por ti. Yo no podía odiar a tu padre, pues era un buen hombre y fue la persona que hizo más feliz que nadie a la pequeña Lily.
Se que vas a odiarme a mi y a mi familia por el resto de tus días y no te culpo, pero aun así quisiera pedirte perdón y decirte que nuestra casa estará aquí para acogerte cuando vuelvas de Hogwarts el próximo verano. Si al menos me hubiera tragado mi estúpido orgullo.
Vaya me estoy poniendo sentimental. No te escribí sólo por eso, también quería darte un regalo de cumpleaños. Perteneció a tu madre, lo puso bajo mi custodia el día antes de que ocurriera lo que ya sabes... Antes de que perteneciera a Lily fue de tu padre, quien se lo entregó como una prueba de su amor. Si se lo das a la persona a la cual de verdad amas, estaréis unidos para siempre. Protegerá a esa persona y te indicará donde está en caso de que se encuentre en peligro. Es un objeto mágico muy poderoso que conecta a un hombre y a una mujer que se amen por el corazón, ambos sabrán cuando el otro estará en peligro. Antes de que tu padre lo poseyera, fue de tu abuela materna y se lo dio tu abuelo paterno y tengo entendido que así sucedió con varias generaciones de los Potter. Espero que encuentres a esa persona y se lo des como prueba de tu amor.
Se despide de ti tu tía Petunia Dursley. PD: Vernon y Dudley te envían saludos y un feliz cumpleaños.
PDD:Llévalo siempre contigo, como hizo tu padre antes de dárselo a tu madre.
Harry terminó de leer la carta sintiendo ganas de llorar, las palabras de su tía le habían llegado al corazón; siempre había detestado a los Dursley, siempre habían pensado que eran personas odiosas y despreciables, pero ahora, sentía que no podía hacer otra cosa que perdonarles por todo lo que le habían echo. Cogió la caja y la abrió, encontrándose dentro con un colgante plateado cogido de una cadena de plata. El colgante tenía grabado en la parte central un león rojo y escarlata alzado sobre sus patas traseras y en la parte posterior dos letras en oro G.G., vió que podía abrirse y al hacerlo se encontró con que dentro había en cada mitad un espacio para colocar una foto pequeña. Estaba en el lado derecho la foto de su madre con dieciséis años y a la izquierda la de su padre con la misma edad, ambos mostrando una sonrisa de alegría en sus rostros. Bajo cada foto había un pequeño espacio que ponía James bajo la foto de su padre y Lily bajo la de su madre. Cerró el medallón y se lo colgó del cuello, sorprendiéndose de lo liviano y cálido que lo sentía.
La carta de su tía todavía resonaba en su cabeza, en especial dos palabras, "Espero que encuentres a esa persona y se lo des como prueba de tu amor". Sintió de repente una profunda nostalgia por sus padres y por la vida que no había podido tener junto a ellos, pero esa sensación fue sustituida por la imagen de otra persona. Una muchacha de su misma edad y de cabello castaño, la cual le daba la espalda, cuando se giró pudo observar que su rostro se le hacía muy familiar. Esa sonrisa, esos ojos, esos labios, sólo había una persona así en su vida, Hermione. Trató de apartarse esos pensamientos sobre ella que estaba empezando a tener, reprendiéndose a si mismo, pues por mi guapa y hermosa que fuese, Hermione era Hermione, su mejor amiga desde primero. Tratando de quitarse a Hermione de su cabeza le vino a la mente el porqué de que se hubiese despertado a esas horas de la noche, las imágenes de su pesadilla y el recuerdo del dolor de su cicatriz ensombrecieron su mirada.
Sentía la garganta muy seca, así que decidió bajar a la cocina a por un vaso de agua. Salió de su habitación y acabó en el pasillo que conducía a las escaleras. Este estaba iluminado fantasmalmente por lámparas que había en las paredes. Caminó despacio, intentando que sus pasos contra la alfombra no resonaran muy fuerte para no despertar a nadie. Bajó las escaleras y cogió la puerta que conducía al pasillo que levaba a la cocina. Al llegar a la puerta corredera notó que las luces del interior estaban encendidas, lo cual quería decir que había alguien adentro.
Al abrir la puerta y entrar observó que dentro estaban Myrddin, sentado en la mesa de cocina con una jarra en sus manos y Seth el dementor tras el de pie. Myrddin le dirigió una sonrisa cuando lo vio.
-¡Buenas noches Harry! ¿No puedes dormir?
-Eh... la verdad es que no -respondió Harry.
-Siéntate ¿Quieres café? Te ayudará a mantenerte despierto.
-Es que nunca lo he probado... -titubeó por un momento, pero luego pensó que no tenía ganas de volver a dormir y decidió que con probarlo nada malo pasaría. -Vale, está bien.
Myrddin se levantó y sacó otra jarra que llenó de café, leche y un par de cucharadas de azúcar, luego se sentó de nuevo y se la ofreció a Harry. Este la tomó entre sus manos y bebió muy lentamente. A pesar de haberle echado azúcar tenía un sabor ligeramente amargo, no obstante le gustó.
-Un placer ¿verdad? -decía Myrddin mientras bebía el suyo despacio. Fijó sus ojos dorados en Harry de forma penetrante e inquisidora, tratando de descubrir que le ocultaba el muchacho, luego agregó. -¿Porqué no concilias el sueño?
Harry sabía muy bien que Myrddin trataba de averiguar que le pasaba para poder tratar de animarle, sabía que con él podía tener la confianza que con otros adultos no podía tener, pues sabía que aunque Myrddin se preocupaba por él de la misma manera en que se preocupaban Sirius, Vivian, Dumbledore o los Weasley, lo hacía a la vez de forma diferente, como si confiara en Harry mucho más que el resto de los adultos, hacía tan sólo unas horas le había permitido estar en la reunión de la Orden del Fénix, y aunque les había pedido que se mantuvieran al margen, cuando posó su mirada en Harry, éste pudo oír su voz dentro de su cabeza diciéndola "No te preocupes, cuando necesite tu ayuda te la pediré". Sabía que podría hablar con Myrddin de sus inquietudes y temores.
-Verás... tuve una pesadilla y me desperté con la cicatriz doliéndome -a continuación le contó su sueño a Myrddin, sintiendo que se quitaba un peso de encima.
-Ya veo... bienvenido al club entonces... -dijo Myrddin con ironía pero a la vez con una mirada de tristeza en su rostro.
-¿Club? -preguntó Harry.
-Yo también a veces no concilio el sueño por culpa de las pesadillas -dijo Myrddin en voz baja. -Aparte de mis padres y de Dumbledore nadie lo sabe, pero a ti te lo voy a contar. Si queremos tener confianza entre nosotros no debe haber secretos ¿no crees? Y tú ya me has confiado varias de tus inquietudes -añadió con el rostro todavía triste.
-No hace falta Myrddin, se que confías en mi como ningún otro adulto lo hace -dijo Harry preocupado por la mirada apagada de Myrddin, nunca antes lo había visto así.
-Escucha. Yo tuve una novia en el pasado. Se llamaba Rose Dawson. Era bruja y estudió en Hogwarts, en Gryffindor. Me parece que Percy Weasley la conoció pues fue prefecta además de estudiante modelo y premio anual. Era una chica estupenda y maravillosa. Pero... hace dos años murió... -la voz se le iba apagando por momentos y sus ojos dorados estaban perdidos en la inmensidad. -La mataron unos mortífagos poco cercanos al círculo de confianza de Lord Voldemort pero que le eran muy fieles y querían encontrarle. Sus padres eran aurores y sospechaban que ella sabía del paradero de Lord Voldemort. Esa noche quedé con ella y me retrasé diez minutos. Conforme me acercaba al lugar de la cita empecé a oír sus gritos de dolor. Corrí hasta allí y me encontré con que la estaban torturando con la maldición cruciatus; antes de que pudiera hacer un solo movimiento uno de ellos le lanzó Avada Kedavra. Cuando vi lo que hicieron sentí tanta furia que el awen me poseyó, movido por la furia hice explotar la zona en la cual estaban los mortífagos. Provoqué un cráter de veinte metros de diámetro, matando a los mortífagos en el acto, pero no pude hacer nada por Rose. Durante más de un año me estuve echando la culpa por lo sucedido aquella noche, me estuve diciendo a mi mismo que si hubiese llegado a tiempo no habría pasado aquello -Myrddin soltó una lágrima por un momento y luego siguió hablando. -No conseguí levantar cabeza hasta que me di cuenta de que Rose no querría verme así, autocompadeciéndome y reconcomiéndome por su muerte. Y estoy seguro que Cedric tampoco querría que te culparas de su muerte y te autodestruyeras.
-Yo.. eh... Myrddin lo siento -dijo Harry clavando su mirada en los tristes ojos de Myrddin.
-No.. no tienes que sentir nada -dijo Myrddin mientras volvía a recuperar su habitual sonrisa. -¿Sabes lo que hago yo para vencer estos momentos? Pienso en las cosas buenas por las que he pasado o que voy a hacer con mi vida. La vida sigue su camino; cargaremos ambos con las muertes de aquellos que nos salvaron la vida o que murieron ante nuestros ojos, pero hay que tirar hacia delante, pues esas personas no nos abandonan del todo, viven en nuestros recuerdos y se manifiestan cuando más los necesitamos. Estén donde estén tus padres y Cedric, estoy seguro que querrán que sigas con tu vida y dejes sus muertes atrás.
-Eso haré Myrddin -dijo Harry también sonriendo. -Gracias por ayudarme tanto.
-De nada tío; por cierto, ¿qué es eso que llevas al cuello? ¿Un colgante? -dijo Myrddin jovialmente para cambiar de tema hacia uno más alegre.
-Si -dijo Harry explicándole todo lo referente al colgante. -Lo que más me chocó es que mi tía hasta nombró la palabra magia y el nombre de Hogwarts. Nunca antes había mencionado esas dos palabras, eran tabú. ¿Qué le ha pasado para que haya cambiado?
-Ella misma te lo explicó en su carta -dijo Myrddin serenamente. -Quería a tu hermana mucho, y también quería a tu padre y te quiere a ti, aunque no lo creas.
-Lo sé, ahora lo sé...
-Por cierto -dijo Seth atrayendo la atención hacia él. -¿A qué persona le darás el medallón? ¿A Hermione la prima de Myrddin?
-¿Por... por qué dices que se lo voy... a dar... a ella? -dijo Harry mientras se ponía rojo como un volcán.
-Bueno... puede que los dementores seamos ciegos, pero nos guiamos por las emociones de las personas -dijo Seth con voz divertida ante la cara de vergüenza de Harry y la de interés que tenía Myrddin. -Pero he notado que muchos de tus pensamientos están dirigidos hacia ella.
-Porque es mi amiga, nada más, mi mejor amiga. Una especie de hermana -respondió Harry azorado. -No voy a negar que se ha puesto muy guapa y que está hecha toda una mujer y...
-Y que tiene una mirada llena de paz y alegría, y una sonrisa que ni el sol ni las estrellas pueden superarla... -puntualizó Seth. -La ves como algo más admítelo.
-Eso es cierto Harry -dijo Myrddin con una risita. -Desde que posaste tus ojos en ella por primera vez en esta casa no has dejado de mirarla de reojo y sonrojarte cuando te mira a los ojos o te abraza.
-Este...
-¡Vamos! No negarás que Hermione se ha convertido en toda una mujer, o es que nunca antes la habías visto de esa manera -dijo Myrddin clavando su mirada en él.
-Antes de verla aquí sólo una vez, en el baile de navidad de cuarto -dijo Harry bajando la mirada.
-¡Lo ves! ¡Te gusta! ¡Admítelo! -dijo Myrddin como quien decía una sentencia. -Mejor que seas tu su novio que otro cualquiera...
-No... si le digo lo que siento pondría en peligro nuestra amistad por un amor de adolescentes... -dijo Harry apesadumbrado. -Además ella no está enamorada de mí.
-Eso nunca lo sabrás si no se lo dices -dijo Seth sentándose en una silla. -Y no creo que eso ponga en peligro vuestra amistad. Fíjate en lo que pasó entre tus padres o entre tu madre y Severus, siguieron siendo amigos.
En ese momento la conversación fue interrumpida por un golpeteo en la ventana. Todos se giraron para ver que lo causaba. En el alféizar había una lechuza negra que golpeaba una y otra vez la ventana con impaciencia. Myrddin se levantó y abrió la ventana dejando pasar a la lechuza, la cual voló hasta Harry, soltó un paquete frente a él y se alejó inmediatamente en las profundidades de la noche.
Harry abrió el paquete encontrándose dentro de él con una carta enrollada y una sobrevesta para colocar por encima de la armadura; dejaba los brazos al descubierto, pues carecía de mangas y llegaba hasta un poco por debajo de la cintura. De color rojo escarlata, tenía bordado en oro un león alzado sobre sus patas traseras, en él montaba una persona que tenía alzada una espada. En la parte posterior vio que estaba bordado en oro el escudo de la casa de Gryffindor. Cogió la carta para ver quien se la había enviado.
Eztimado Harry.
Komo te prometí, te envío mi regalo por tu dézimo kinto cumpleañoz. Ezpero ke te guzte, ze trata de una zobrevezta para colocárzela por enzima de la armadura y dejarla okulta.
Ezpero ke te guzte mi regalo; komo vez tiene bordado por atráz el ezcudo de la caza Gryffindor y por delante la imagen de un león, zobre el kual monta Godric Gryffindor zozteniendo en alto la espada ke ahora empuñaz.
Ezte fue un regalo ke me hizo tu padre en zeñal de nueztra amiztad, por ello me parezió ke te guztaría tenerla, puez me dijo ke la habían llevado todoz tu antepazadoz en la batalla. Ezpero ke zi alguna vez tomaz parte en una batalla, la llevez junto a ti para ke tuz enemigoz zepan ke ze enfrentan a un miembro de Gryffindor y zobretodo, a un Potter.
Ze dezpide de ti kordialmente;
Azrag, jefe del clan Blakrok.
-Vaya, el tabardo de los Potter -dijo Myrddin mientras examinaba la sobrevesta. -Se trata de una reliquia familiar, pues creo recordar que tiene cerca de mil años.
-¿Tan antiguo es? -preguntó Harry asombrado.
-Si, pero no tengas miedo de usarla, no se romperá -dijo Seth. -Ha pasado por miles de batallas, transfiriéndose de padres a hijos en tu familia.
-Vaya, son cerca de las cinco de la mañana -puntualizó Myrddin viendo el reloj de la cocina. -Creo que no tienes sueño, ¿me equivoco?
-La verdad es que no -contestó Harry. La conversación cn Myrddin y los nuevos regalos recibidos le habían despejado la cabeza por completo.
-¿Qué tal si nos echamos unas partiditas a la Play2 y desayunamos a las siete? -propuso Myrddin. -Papá, Seth, los abuelos y yo nos iremos a Caer Cymry a las ocho y si quieres nos acompañas.
-Vale -aceptó Harry. -No tengo nada mejor que hacer hoy.
-Pues entonces vamos.
Se dirigieron al salón y se pasaron las dos horas siguientes jugando al Pro Evolution mientras Seth no paraba de censurar su actitud cada vez que uno protestaba por las jugadas del otro o celebraba con énfasis un gol. A las siete de la mañana ya se encontraban en la cocina tomando unas tostadas y sendas tazas grandes de café. Cuando se disponían a salir para dirigirse a sus habitaciones y vestirse, tres personas entraron en la habitación.
-¡Buenos días! -dijo un sonriente Albus Dumbledore. Llevaba una túnica de un color grisáceo sin dibujos con una capa del mismo color sujeta con un broche que representaba el escudo de Hogwarts. Llevaba ceñida al costado una espada envainada de empuñadura dorada con gemas insertadas en ella. -Si que habéis sido madrugadores.
-Es que hemos pasado una divertida noche en vela, ¿verdad Harry?
-¿No habéis dormido en toda la noche? Myrddin eso no se hace en un día como hay. No tendréis fuerzas para divertiros -reprochó Avatar. Llevaba un peto de metal con finos grabados. Tenía protecciones metálicas en los hombros y antebrazos, y bajo éstas se podía percibir una cota de escamas de dragón parecida a la de Harry. También llevaba protecciones de metal en la cintura y una perneras que le cubrían toda la pierna pero articuladas en la rodilla para que pudiese moverse con facilidad. Llevaba una capa y al costado una espada en una vaina muy elaborada.
-Es que no teníamos sueño abuelo, ¿qué quieres que hagamos? Revolcarnos en la cama toda la noche -repuso Myrddin con fastidio en su voz. -Además tengo ya veinte años. Creo que puedo decidir que hago o no con mi vida.
-Aunque a veces parezca que tiene cuatro -dijo Seth entre dientes. Todos empezaron a reírse mientras Myrddin lanzaba miradas asesinas al dementor.
-¿Ese no es el tabardo de los Potter? -preguntó Eltharion con interés. Su armadura consistía en una cota de mallas dorada que le cubría todo el cuerpo. Flexible para facilitar los movimientos en las articulaciones. La completaban un peto metálico también dorado, con joyas incrustadas en él, unos guanteletes metálicos que llegaban hasta el codo y unas perneras que iban del pie a la rodilla. Llevaba una especie de faldón cogido a la cintura y que le cubría la parte posterior de las piernas, parecía estar hecho también de escamas de dragón. Llevaba también una espada ceñida en el costado derecho y una capa de color morado. De ésta sobresalía un arco largo idéntico al de Myrddin, de color blanco y una carcaj lleno de flechas. -¿Creía que lo tenía Azrag?
-Me lo dio por mi cumpleaños -explicó Harry.
-Ya veo, te lo puedes poner hoy. Creo que complementará muy bien el regalo de Arabella y la armadura que te dio Myrddin -añadió mientras el resto asentía.
-Será mejor que nos vayamos a vestir mientras vosotros desayunáis -dijo Eltharion mientras se llevaba a Harry por el hombro fuera de la cocina. -Así podremos irnos a las ocho.
Harry y él volvieron a sus habitaciones. Cuando Harry iba a entrar en la suya, oyó detrás de él un carraspeo. Al girarse vio a Myrddin que estaba parado en la puerta de su habitación y le miraba con sus ojos dorados.
-Sigue el consejo de mi padre y ponte las ropas que te regaló Arabella ayer. También lleva tus armas, a lo mejor te interesa participar en alguno de los concursos de esgrima.
Harry asintió y entró en su habitación, miró por la ventana y vio que los nubarrones negros seguían cubriendo el cielo, presagiando una inminente tormenta. Lo primero que hizo antes que nada fue ducharse. Diez minutos después volvía al dormitorio y cogía la ropa que Arabella le había dado. Se puso los pantalones y la túnica (llegaba hasta un poco por debajo de la cintura) azules que le había regalado Arabella. Por encima de la túnica se puso la cota de escamas de dragón y encima de esta la sobrevesta. Se calzó las botas marrones, las cuales llegaban hasta las rodillas. Se colgó el colgante de sus padre, ocultándolo bajo el tabardo, a continuación se puso el anillo que le había regalado Avatar. Luego se colocó el cinturón marrón que venía junto a la túnica, los pantalones y las botas; ciñéndose la espada en el costado izquierdo y la daga en el derecho. Por último cogió la capa blanca y le puso el broche que le había entregado Avatar. Cuando iba a colocarse las lentillas se fijó en el cuerno de Roland y decidió llevarlo consigo sin saber muy bien porqué. Tras ponerse las lentillas se miró en el armario, sorprendiéndose de la imagen que se hallaba ante él de él mismo. Parecía un príncipe sacado de los relatos de fantasía. Salió de la habitación encontrándose con Myrddin quien salía en ese momento de la suya. Llevaba puestos su túnica y pantalones pardos, por encima llevaba una cota de mallas de color negro que caía hasta la pantorrilla los codos, cubriendo ésta llevaba una chaqueta sin mangas de color marrón verdoso, el conjunto lo complementaba su capa verde. También llevaba al costado su espada y en el hombro su arco largo y un carcaj.
-Vaya, vaya... miren a quien tenemos aquí, a Harry James Potter listo para seducir con su gallardía y porte a cuantas damiselas fijen su vista en él -dijo Myrddin en tono teatral haciendo gestos shakespereanos. -Noble e hidalgo caballero, profetizo que en Hogwarts fundarán un club de admiradoras de vuestra hombría.
-Os ruego alteza que procuréis no enfadar a este noble vasallo. De lo contrario os las veréis con mi acero -contestó Harry siguiéndole el juego a Myrddin.
Bromeando y riendo bajaron hasta la cocina. Allí les esperaban Dumbledore, Avatar, Eltharion y Seth ya listos para partir.
-Vaya, te queda mejor de lo que pensaba el conjunto -dijo Eltharion mientras miraba a Harry de arriba abajo. -Pareces todo un guerrero venido del oeste.
-¿Cómo iremos a Caer Cymry? ¿En coche como la otra vez? -preguntó Harry.
-No, sería un viaje largo e incómodo. Iremos en traslador -dijo Eltharion mientras señalaba un sobre que había sobre la mesa de la cocina. -Está encantado para que nos lleve allí si lo tocamos a las ocho. Quedan un par de minutos, mejor nos preparamos ya.
Todos rodearon el sobre y pusieron un dedo sobre él. Cuando de reloj de la cocina marcó las ocho en punto de la mañana Harry sintió la familiar sacudida bajo el ombligo, cerró los ojos y se preparó para el aterrizaje. Sintió el fuerte contacto con el suelo pero se había anticipado para mantener el equilibrio. Cuando abrió los ojos vio que se encontraba en la gran plaza que había tras las murallas de Caer Cymry. Frente a ellos había un hombre que portaba una cota de anillas y un peto metálico con protecciones para la cintura y las caderas y grabados que representaban caballos al galope. Llevaba brazales en los brazos y grebas en las piernas. En la cabeza portaba un yelmo que tenía la forma de la cabeza de un caballo. Toda la armadura así como las vestimentas eran de color rojizo. Al costado llevaba ceñida una espado y cargaba con un escudo en el brazo izquierdo; de forma más o menos triangular, era de un color cobrizo con el dibujo de un caballo gris alzado sobre sus patas traseras.
-¡Bienvenidos Majestad, Altezas, profesor Dumbledore, guardián! -dijo el soldado mientras recogía el traslador y les hacía una reverencia. La voz del soldado se le hacía conocida a Harry, como si le hubiera visto antes. -¿Quién es vuestro acompañante?
-Vamos Marcus -dijo Myrddin jovialmente. -No me digas que no lo reconoces- ante tal respuesta el hombre miró a Harry de arriba abajo, reparando en la cicatriz de su frente.
-¡Harry James Potter! Es cierto, me habías dicho que tu madre era su madrina y que estaba pasando el verano en vuestra casa.
-En efecto. Harry, te presento a Marcus Flint, uno de mis mejores amigos. Marcus, él es Harry aunque ya lo conoces -añadió con una sonrisa.
Harry le estrechó la mano que le ofrecía el soldado dándose cuenta de quien era en ese momento. Se trataba de Marcus Flint, el antiguo capitán del equipo de quidditch de Slytherin. Al contrario de lo que ocurría cada vez que lo veía en Hogwarts, Flint le sonreía de manera amistosa.
-¡Vaya que si le conozco! Me derrotó tres años consecutivos en Hogwarts -dijo Flint entre risas. -Sin duda alguna el mejor buscador de Hogwarts del siglo. Aun recuerdo como capturó la snitch en su primer partido, nunca antes vi nada igual -añadió con una sonrisa en la cara.
Harry también esbozó una sonrisa al recordar ese partido. Había sido contra Slytherin y acabó atrapando la snitch con la boca, casi ahogándose en el intento. Tras despedirse de Flint empezaron a caminar por la plaza, que se iba llenando de gente poco a poco. Harry estaba extrañado por la actitud de Flint; en Hogwarts siempre se había mostrado como una persona desagradable y orgullosa. Sin embargo, se había comportado con él de manera jovial y amistosa, permitiéndose incluso bromear de su primera captura de la snitch.
-¿Extrañado por la actitud de Marcus? -le preguntó Myrddin. Harry se preguntaba como hacía Myrddin para adivinar que pensaba con sólo mirarle a los ojos. -Normal, cuando acabas en Slytherin... Teniendo en cuenta la gente que hay allí tienes que dejar de ser tú mismo y actuar de la misma manera que el resto. Si no lo haces te rechazan -añadió con amargura. -Marcus tuvo que fingir durante su estancia en Hogwarts y acatar los preceptos de los cabecillas de la casa; limpieza de sangre, desprecio a los hijos de muggles y a los Gryffindor. Para él fue un infierno, el fingir ser otra persona. El verdadero Marcus Flint es el que has visto hoy.
-Lo sé, pude verlo en sus ojos, un brillo en su mirada que nunca antes vi en él -contestó Harry mientras posaba su mirada en un grupo de hombre y mujeres vestidos de la misma forma que Flint, sólo que algunos llevaban lanzas y otros portaban arcos.
-Son los cymbrogi Harry. Es un grupo de soldados que se formó en esta ciudad con el objetivo de que los muggles que estaban al tanto del mundo mágico ayudasen a los magos a luchar en tiempos de oscuridad. Actualmente se encuentran extendidos por toda Gran Bretaña e Irlanda -explicó Myrddin. -Han luchado en todas las batallas que han decidido el futuro del mundo mágico. La última vez que lo hicieron fue en La Batalla del Paso de la Muerte, en la cual se derrotó a las huestes de Gryndelwald y acabó con su derrota a manos de Dumbledore. También han defendido a lo largo de los siglos esta ciudad con sus vidas. Mucha sangre de ellos y de sus enemigos se ha derramado en las puertas de la ciudad -añadió.
-¿Cuántos hombres componen las fuerzas de la ciudad? -preguntó Harry.
-Tres mil hombres y mujeres, magos y muggles forman una fuerza de carácter permanente en la actualidad. El resto de habitantes han sido entrenados desde una edad temprana para tomar las armas en caso de necesidad -dijo Myrddin. -Los hombres de Caer Cymry, al igual que el resto de los cymbrogi son valerosos y tenaces. Nunca dejarán que sus enemigos crucen las murallas de la ciudad y las defenderan hasta que el último de ellos caiga. La ciudad sólo ha caído en dos ocasiones en mil quinientos años.
-Increíble -murmuró Harry impresionado.
-¿Damos una vuelta por la plaza y luego subimos a las murallas? -propuso Eltharion. -Hasta mediodía no empiezan los torneos de esgrima, justa y tiro con arco.
-Vale -aceptaron los demás.
Hermione entró en la cocina bostezando. Había dormido poco y muy mal, pensando toda lo noche en la revelación que había visto ayer sobre lo ocurrido la noche del Torneo de los Tres Magos. Se preguntaba como Harry podía seguir adelante después de haber pasado una experiencia tan traumática sin haberse vuelto loco. Sentía ahora más que nunca lástima por su amigo, por todo lo que había tenido que sufrir en su corta vida. Vivian y Snape ya se encontraban desayunando. Vivian le dedicó una sonrisa cuando la vio, Snape se limitó a mirar un poco por encima del Profeta que estaba leyendo con su habitual mueca de desprecio.
-Buenos días cielo -dijo Vivian amablemente. -¿Quieres una tostada?
-Sí, gracias tía Vivian -respondió.
Se sentó en la gran mesa de la cocina y empezó a desayunar, minutos más tarde entró Ron seguido de los gemelos y Charlie. Instantes después se incorporaron a la mesa los señores Weasley, Diigory y Granger.
Mientras los presentes acababan el desayuno Vivian se acercó al televisor que había en la cocina y lo encendió. Empezó a cambiar los canales bajo la mirada sorprendida de los Weasley y los Diggory.
-¿Eso es un televisor? -preguntó el señor Weasley emocionado.
-Si, a ver si están echando en la televisión local de Caer Cymry algún reportaje sobre los festejos de hoy -dijo Vivian mientras cambiaba los canales. -Vaya, mirad a quien están entrevistando.
Todos se giraron hacia el telvisor, en la pantalla aparecían Harry y Myrddin junto al reportero y, en un segundo plano Avatar, Dumbeldore, Eltharion y Seth, quienes miraban con caras divertidas la cara de horror que tenía Harry en ese momento. -Si que ha madrugado Harry -observó Hermione. -Ha debido de ir con Myrddin y los demás a las ocho.
-Sí, desde mi punto de vista podrían haberse ido un poco más tarde, los torneos no empiezan hasta mediodía -dijo Vivian en ese momento entraron Hagrid, Madame Máxime, Percy y Bill. Segundos después entraban Bella, Sirius, Lupin y Mundungus.
-¿Qué hace Harry en la tele? -preguntó Sirius sorprendido.
-Practicar su hobby favorito Black, aparecer en la prensa -dijo Snape socarronamente. Mundungus y Lupin tuvieron que sujetarle para que no se abalanzara contra Snape.
-Mejor nos vamos al salón a ver la entrevista -dijo Vivian para finalizar la trifulca. -Allí estaremos más ancho.
Todos asintieron y se dirigieron al salón, allí Vivian encendió el gran televisor mientras todos se acomodaban en torno a él. Puso el canal y se sentó en el sofá entre Sirius y Snape para evitar problemas.
-Los Chudley Canons finalmente han aceptado jugar contra ustedes en un partido amistoso -decía el entrevistador a Myrddin. -¿Qué opina del partido que van a tener que disputar?
-Bueno, es cierto que los Canons están en un gran estado de forma, pero confiamos en nuestras posibilidades de poder vencerles -dijo Myrddin con seguridad.
-¿Creen que podrán contra ellos cuando de momento ni siquiera los Magpies han podido vencerles? -observó el periodista.
-Tenemos muy buen equipo a pesar de jugar exclusivamente amistosos y partidos benéficos. Eso sí, va a ser un encuentro muy disputado.
-¿De verdad piensa que un equipo de exhibición puede ganarle a los Canons? -dijo Ron incrédulo.
-Tú no has visto nunca jugar a los Fénix -dijo Hermione cortante. -Su equipo tiene una calidad técnica asombrosa. Además tiene a Myrddin como buscador.
-¿Y?
-¡Myrddin es el mejor buscador del mundo! ¡Harry y Víktor son meros aficionados a su lado! -dijo Hermione irritada. -¡Podría haber ido a los Mundiales con Inglaterra pero se negó! ¡Ya verás como tenga razón cuando humillen a los Canons!
-¡Chicos! -dijo Vivian para dar por finalizada la discusión. -¡Queremos oír!
-¿Y que piensa usted señor Potter del partido? -dijo el reportero mirando a Harry. -Denos su opinión como el buscador más joven de Hogwarts de los últimos cien años. -Bueno... la verdad es que nunca he visto jugar a los Fénix, así que no puedo dar una opinión al respecto, cuando les vea jugar emitiré un juicio al respecto -contestó Harry sintiendo como las palabras se negaban a salir de su boca al sentirse el centro de atención de todas las miradas de la ciudad.
-¿No está guapísimo? -preguntó Vivian mientras veían como Harry contestaba a las preguntas que le hacían con embarazo.
-Sí, si deja de ser tan tímido se convertirá en el soltero de oro de Hogwarts -dijo Arabella mientras los demás se reían.
-Parece que va a llover -dijo Myrddin observando el cielo. Los densos y negros nubarrones persistían en él.
-Eso parece, espero que no sea así -dijo Avatar. -Sería una pena que hubiese que cancelar los torneos.
-Muchas gracias por concederme unos minutos -agradeció el reportero a Harry mientras se iba.
-Ha sido un placer -dijo Harry mientras se volvía hacia Myrddin. -Myrddin, ¿qué le han hecho a la cámara de vídeo? -preguntó señalando una cámara que flotaba en torno al reportero, el cual entrevistaba ahora a los vigías de la muralla.
-Encantarla para que siga a los periodistas y tomen los mejores ángulos y planos para cada reportaje -explicó Dumbledore. -Combinación de la magia y la tecnología muggle.
-Vaya, menuda... ¡ay! -sintió de repente un agudo pinchazo en su cicatriz. El dolor era tal que se llevó la mano derecha a la frente.
-¿Qué ocurre Harry? -preguntó Eltharion preocupado.
-Es tu cicatriz. ¿Te duele verdad? -adivinó Dumbledore.
-A lo mejor Lord Voldemort está furioso -propuso Avatar. -Quizáspor eso te duele.
-No os preocupéis -dijo Harry mientras se quitaba la mano de la frente. -Me duele menos.
-¿Seguro? -preguntó Seth.
-Si... -dijo con el rostro sudoroso.
-Se acerca un jinete -dijo Myrddin mientras señalaba una figura que se acercaba al galope hacia los muros de la ciudad. Montaba un caballo negro y llevaba vestiduras negras; túnica, guantes y capa. Su rostro estaba cubierto por la capucha de la capa. Se detuvo frente a las puertas de la ciudad y clavó su vista en todos los hombres que había en la muralla. Cuando posó su mirada en Harry, este sintió que el dolor de su cicatriz volvía con toda su intensidad. Sintió que un escalofrío le recorría la espalda a la vez que un odio profundo le invadía. Sintió la reconfortante mano de Myrddin posarse en su hombro, éste le dirigió una mirada tranquilizadora.
-¿Qué asuntos os traen a Caer Cymry viojero? -preguntó uno de los vigías.
-¡Silencio muggle! -respondió el desconocido con una voz sibilante. -¡No he venido a intercambiar palabras con la chusma! No... he venido a hablar con otras personas... -dijo suavizando la voz, la cual sonaba ahora maliciosa. -Venía a hablar con el rey Fénix. Ya veo que viene acompañado de escoria de su talla. Ni más ni menos que el viejo loco paladín de los sangre sucia y la gente común, Albus Dumbledore.
-¿Cómo osáis insultar el nombre de Lord Fénix y Lord Dumbledore? ¡Debéis disculparos ahora mismo! ¡O consideraremos vuestra ofensa como una afrenta dirigida también hacia nosotros los cymbrogi!
-¡Cuida tus palabras asqueroso muggle! ¡O lamentarás haber nacido! -siseó el hombre con un tono suave pero a la vez muy agresivo. Algunos cymbrogi se echaron hacia atrás intimidados. La muralla se empezaba a llenar de gente que observaba al extraño con interés. -Yo, el mago más poderoso de todos los tiempos, yo, a quien todos temen pronunciar su nombre, yo, quien he desafiado a la misma muerte. Yo Lord Voldemort puedo dirigirme a quien quiera como me plazca.
Diciendo esto se bajó la capucha descubriendo su rostro. Varias personas ahogaron un grito y Harry sintió como se llenaba de odio y furia. Ese rostro pálido y huesudo como el de una calavera, esas rajas en lugar de nariz y esos ojos rojos pertenecían al mago más temido de los últimos tiempos y su mayor enemigo, Lord Voldemort.
-¡No puede ser! -exclamó la señora Weasley horrorizada. -¡Decidme que lo que estoy viendo no es verdad!
-¿Qué hace el allí? -dijo Arabella horrorizada.
-¿Ese es ese mago al que todos temen? -preguntó la señora Granger con la voz temblando de miedo.
-¡Dios mío quién-tu-sabes! ¡Sólo le separa de Harry una muralla y unos pocos magos! -gimió Hermione aterrorizada.
Toda la sala era una algarabía de gritos y murmullos; todo el mundo trataba de acercarse lo más posible al televisor para poder ver mejor. Vivian era la única aparte de Snape y Sirius que mantenía la calma. Estaba sentada en el sillón mirando la pantalla con expresión de furia en su cara.
-¡Calma! -gritó por encima del tumulto tratando de hacerse oír. Pero la gente no se callaba, ante esto alzó su voz aun más. -¡SILENCIO! -todos se callaron al oír su voz fría como el hielo. -¿Os habéis olvidado que Dumbledore está junto a Harry? ¡Mientras permanezca junto a Myrddin y a Dumbledore Voldemort no le hará nada! Ahora vamos a ver que pasa -dijo mientras volvía su vista hacia el televisor. -¿Me preguntó que querrá? -gruñó Snape mientras miraba con una expresió difícil de describir el televisor.
-Bueno, bueno... -dijo Lord Voldemort mientras miraba a Harry con una mirada ávida. -Mirad a quien tenemos aquí, al gran Harry Potter, el que todos consideraron mi caída. ¿Has pasado un buen verano Harry? Al margen de los dolores de cicatriz y las pesadillas por supuesto -dijo mientras emitía una risa helada y siniestra.
Harry no respondió ante las provocaciones de Lord Voldemort. Se limitó a clavarle una mirada desafiante mientras hacía una mueca con sus labios, fruto del dolor que sentía ahora en la cicatriz.
-¡Oh! ¡Lo siento Harry! Me había olvidado que cuando estamos cerca la cicatriz te arde y te duele como si te aplicaran un hierro al rojo vivo -dijo Voldemort con un tono meloso en su voz. Harry cada vez estaba más furioso, si hubiera tenido a mano su varita le habría lanzado allí mismo un hechizo. De improviso volvió a sentir la mano de Myrddin sobre su hombro, haciendo que se tranquilizara de nuevo.
-¿Qué deseas viniendo hasta aquí Lord Voldemort? -preguntó con voz dura Avatar.
-Haceros un proposición -dijo Lord Voldemort con una sonrisa en su pálido rostro. -Aunque he de reconocer que ciertos acontecimientos especiales han hecho cambiar las condiciones.
-¿Qué condiciones?
-Son poca cosa, nada que no podáis permitiros majestad.
-¿Porqué tanto interés en negociar con nosotros Voldemort? -preguntó Dumbledore colérico. Harry sólo le había visto así una vez, la noche de la última prueba del Torneo de los Tres Magos. -Me parece que esa no era tu intención original.
-Albus, Albus, Albus... siempre tan perspicaz -siseó Voldemort de manera burlona. -Ciertas son tus palabras, pero henos aquí negociando ¿Porqué? Porque tenéis algo que yo quiero y ambas partes podemos salir ganando con el trato que os voy a proponer.
-¿Ambos podríamos salir ganando? ¿En que sentido? -preguntó Myrddin con ironía en su voz. A pesar de ello su rostro mostraba una expresión bien distinta, su habitual sonrisa había desaparecido por una mueca de desprecio y sus ojos dorados relampagueaban. -¿Serías tan amable de explicárnoslo?
-Bueno, es obvio, vosotros tenéis lo que más deseo, a Potter -dijo Lord Voldemort encogiéndose de hombros. Todas las miradas pasaban de él a Harry suspicaces. -Simplemente por entregármelo saldréis muy bien parados.
-¿En que sentido? -preguntó Avatar con una mirada iracunda dirigida hacia él.
-Si hacéis lo que os digo Caer Cymry estará a salvo. Ni yo ni ninguno de mis servidores le haremos nada a la ciudad ni a sus habitantes -explicó. -Siempre y cuando me deis a Harry y no intervengáis en lo que no os concierne.
-¿Acaso se puede confiar en tus palabras? -repuso Dumbeldore enarcando una ceja. -¿Acaso se puede confiar en ti?
-Sabes mejor que nadie Dumbledore que yo siempre cumplo con mis tratos, siempre y cuando se respeten las condiciones que impongo -contestó Voldemort con una mirada siniestra. Posó su vista en todas las persona que se congregaban en los muros y se dirigió hacia ellos. -¿Qué me decís cymbrogi? Entregadme a Harry Potter. A cambio vuestras vidas y las de vuestras familias estarán a salvo. Simplemente dadme al muchacho que ha sido mi caída, nada más os exijo.
Los cymbrogi empezaron a hablar entre murmullos y a lanzarles miradas furtivas a Harry mientras hablaban más rápido. Dumbledore, Avatar, Eltharion, Seth y Myrddin permanecían en silencio mientras miraban a Voldemort con odio. Myrddin posó brevemente su vista en Harry y le dedicó una sonrisa mientras escuchaba su voz dentro de si que le decía que no se preocupara, que todo saldría bien. Harry trató de forzar una sonrisa pero no lo consiguió; Voldemort estaba jugando con los cymbrogi, a cambio de su vida salvarían la de sus seres queridos. Sintió una punzada de dolor en pecho al recordar la muerte de Cedric y empezó a plantearse si debía de entregarse a él, era preferible que él muriera antes que mucha más gente por interponerse entre él y Lord Voldemort. Estaba convencido de que los cymbrogi aceptarían el trato y ni Dumbledore ni Avatar ni nadie podría impedirlo. Súbitamente los cymbrogi se callaron y él mismo hombre que le había preguntado a Lord Voldemort a que había venido se encaró con él.
-¡Jamás! -exclamó. -¡Jamás aceptaremos tu propuesta!
-¡Estás delirando si crees que te entregaremos al hijo de James Potter o a cualquier otra persona que esté tras estas murallas Lord Voldemort! -gritó otro desafiante ante la cara de asombro del Señor Tenebroso.
-¿Te sorprende que pronunciemos tu nombre? -saltó un tercero alzando su espada en señal de desafío. -¡No tenemos ningún motivo para temer un nombre cuando nuestros antepasados sacrificaron sus vidas en innumerables batallas contra asesinos como tú desde hace siglos!
Lord Voldemort miraba a los cymbrogi con una mezcla entre la furia y el asombro. Alzó su mano para aplacar el tumulto que se había organizado. Poco a poco los cymbrogi se calmaron, pero ahora sus miradas eran coléricas y desafiantes y no había en ellas la más leve nota de temor.
-¿Acaso estáis insinuando que la vida de este muchacho tiene más valor que la de miles de personas? -dijo con una voz muy parecida a los silbidos de una serpiente. -¿A tanto llegáis para proteger al que ha sido considerado mi caída? Vamos, sed inteligentes, no arriesguéis la ciudad por defender al último Potter. ¡Entregádmelo y Lord Voldemort cumplirá su palabra! ¡La ciudad permanecerá a salvo! -en su voz había unos matices de diplomacia como Harry nunca había visto, parecía que concentraba todo su esfuerzo en que sus palabras surgieran efecto en los cymbrogi. -¿Arriesgaréis vuestras vidas y la de vuestros seres queridos por una sólo persona?
-¡Trágate tus palabras junto con tu lengua bífida tras tus colmillos serpiente! -exclamó una mujer cymbrogi alzando su espada.
-¡Crees que vamos a confiar en ti! -gritó colérico un hombre. -¡Tanto si te entregamos a Potter como si no atacarás la ciudad!
-¡No se puede confiar en ti!
-¡Nunca te entregaremos a Harry Potter!
-¡Antes muertos que eso!
Harry observaba atónito como los cymbrogi se encaraban nuevamente con Lord Voldemort de una manera aún más desafiante. Alzaban sus armas y pronunciaban a gritos su nombre con miradas fulminantes y coléricas. Voldemort parecía más molesto que nunca y en sus ojos sólo había una mirada; odio y desprecio.
-¡Me parece que los habitantes de Caer Cymry ya han decidido por si mismos! -dijo Dumbledore con una voz atronadora para hacerse oír por encima del tumulto. Todo el mundo se calló y le dirigió miradas de aprobación.
-¡Ya sabes a que atenerte Lord Voldemort! -exclamó Eltharion con una mirada de desprecio hacia El Señor Tenebroso.
-¿Si tanto interés tienes en Harry porqué no vienes tu mismo aquí arriba a por él? -exclamó Myrddin de manera altanera y desafiante. Los cymbrogi empezaron a corear su nombre.
-¡No me hagas reír Myrddin Fénix ap Eltharion! -siseó Lord Voldemort mientras se reía. Harry notó que sus gestos traicionaban su seguridad pues sujetaba muy fuerte las bridas de su montura. -¿En serio quieres que derribe las puertas de la ciudad y suba hasta ahí arriba? ¿En serio quieres que te demuestre cuán poderoso puedo ser? ¿Quieres que acabe de un solo movimiento de varita con la chusma que te rodea?
-¿Quieres que nos batamos en duelo aquí mismo Voldemort? -dijo Myrddin con una voz fría como el hielo y los ojos relampagueando de la ira.
-¡No seas necio! -repuso Lord Voldemort mientras retrocedía. -Si tú y yo nos batimos o nos destruimos mutuamente o ....
-Provocamos una batalla de cuarenta días y cuarenta noches. -concluyó Myrddin.
-¡No puedes batirte a duelo conmigo! ¡Estarías rompiendo el pacto que ha existido desde hace mil años! -chilló Voldemort nervioso. Harry se sorprendió por el comportamiento de su archienemigo. Todo su desprecio y orgullo había desaparecido y sus ojos reflejaban miedo y nerviosismo. -¡En absoluto! -dijo Myrddin muy tranquilo. -¡Eres tú el que lo ha roto al atacar a Harry en más de una ocasión! ¡Estoy en pleno derecho a defenderle si lo creo conveniente! ¿O acaso olvidas que está bajo mi protección?
Lord Voldemort sujetó con más fuerza las riendas del caballo y le dirigió una última mirada de desprecio a Myrddin antes de hablar mientras los habitantes de la ciudad coreaban de nuevo el nombre de Myrdin. Alzó su mano una vez más para pedir ser escuchado. El estruendo se apagó mientras todo el mundo miraba a Lord Voldemort, ansiosos por saber que más tenía que decir.
-¡Muy bien! ¡Sea así pues! -dijo con malicia en su mirada (aunque cambiaba a una de cautela cada vez que la posaba en Myrddin o en Dumbledore). -La muerte ha sido vuestra elección... ¡Recordad mis palabras! ¡Ya no habrá oportunidad de mostrar arrepentimiento!
Dicho esto dio medio vuelta con su caballo y se alejó al galope perdiéndose en el paso que conducía al valle. Los cymbrogi coraron una vez más el nombre de Myrddin mientras Harry le miraba impresionado. Se había encarado con Lord Voldemort para defenderle y prácticamente le había hecho huir con el rabo entre las patas. Se preguntaba cuan poderoso era Myrddin en realidad, pues desde que le conoció en pocas ocasiones le había visto utilizar sus poderes mágicos. No obstante algo le inquietó. La cara de Myrddin no reflejaba alegría ninguna, permanecía con el semblante serio y miraba al valle escrutándolo con sus ojos dorados. Las mismas caras presentaban Dumbledore, Avatar y Eltharion.
-¿Habéis visto? -preguntó el señor Weasley asombrado. -¿Lo habéis visto?
-Nunca pensé que vería algo así... -murmuró el señor Diggory. -Todos esos muggles encarándose con el Señor Tenebroso, llamándole por su nombre desafiantes...
-¡Dios mío! -exclamó McGonagall. -Tu hijo ha sido muy valiente Vivian. Y no sólo eso; el-que-no-debe-ser-nombrado le ha mostrado miedo cuando le ha desafiado.
Todas las caras se volvieron hacia Vivian. Ésta permanecía sentada entre Sirius y Snape con el ceño fruncido y los ojos fijos en la pantalla del televisor. Los dos hombres también miraban el aparato ceñudos.
-La tormenta no ha hecho más que empezar -murmuró.
Myrddin se volvió hacia todos los hombres que coreaban su nombre y alzó su mano pidiendo silencio. La gente se calló al instante sorprendidos al ver la mirada seria que surcaba su rostro. Miró en todas direcciones con sus ojos dorados brillando todavía, tomó aire y empezó a hablar.
-¡Preparados para sufrir un ataque inminente! -dijo con voz enérgica pero serena. -¡Todo hombre y mujer capaz de empuñar un arma que se dirija a los cuarteles a equiparse! ¡Los niños y los ancianos deben ir a los refugios de las montañas! ¡Que quinientos hombres se encarguen de vigilarlos! ¡Quiero que toda la ciudad esté preparada para ello en menos de veinte minutos! -al terminar de decir estas palabras los hombres parecieron reaccionar, aquellos que no llevaban armas empezaron a bajar los muros llevándose a los niños y a las personas mayores a interior de la ciudad. Myrddin se giró y dirigió su mirada hacia Avatar.
-¿He actuado bien abuelo?
-¿Porqué me lo preguntas? -dijo Avatar muy tranquilo.
-Bueno... es que me dejé llevar por la emoción del momento y... deberías de haber sido tú quien hubiese dado la orden o en todo casa papá, puesto que ambos tenéis mayor rango que yo.
-Myrddin -repuso Avatar. -Has actuado bien, tal y como lo hubiéramos hecho tu padre o yo. Además, si alguien tiene potestad para dirigir las tropas de Caer Cymry ese eres tú, puesto que has nacido aquí y esta es tu ciudad natal. Que ha nosotros se nos haya nombrados comandantes de las fuerzas de la ciudad tiene sólo un valor simbólico. La responsabilidad de dirigir a los cymbrogi recae ahora en ti, ya no en nosotros, nuestro tiempo ya pasó.
-Entiendo -dijo Myrddin mientras asentía con la cabeza. Luego se dirigió hacia un grupo de soldados y volvió a alzar su voz. -¡Que se toque el cuerno de llamada a las armas! -los soldados asintieron y se alejaron de él; momentos más tardes el clamor de un potente cuerno retumbaba en todo el valle alto y claro. -Seth, llévate a Harry a casa, allí estará más seguro -añadió mientras ponía una mano sobre el hombro de Harry.
-¡De ninguna manera! -respondió Harry con vehemencia. -¡Yo me quedo a luchar!
-No Harry -dijo Eltharion con voz grave. -Esto se va a convertir en un campo de batalla y va a ser muy peligroso.
-Eltharion tiene razó Harry -dijo Avatar.
-¡No pienso ir a la mansión! ¡No estoy dispuesto a permitir que nadie más muera por interponerse entre Voldmort y yo sin hacer nada por evitarlo! -exclamó sorprendiendo a todos. -¡Esta situación se ha originado porque los cymbrogi me han defendido y se han negado a entregarme a Lord Voldemort!
-Harry -dijo Myrddin tranquilamente. -Esto no tiene que ver con que te hayan defendido o no. Voldemort iba a atacar la ciudad de todas maneras, ese era su objetivo cuando vino aquí, pero al verte decidió jugar con los cymbrogi creyendo que te podría capturar de forma fácil y rápida.
-¡Aún así no estoy dispuesto a irme! ¡Quiero luchar! ¡Quiero ayudar a los cymbrogi! ¡Quiero devolverles el haberme defendido luchando junto a ellos y muriendo con ellos si es preciso! -dijo Harry con unas palabras que denotaban una seguridad y determinación insospechadas.
(Poner a continuación la pista 14 desde el minuto 4 de la BSO de Las Dos Torres, tras ésta poner los 2,30 primeros minutos de la pista 6 del mismo cd; a continuación poner los primeros 40 segundos de la pista 9 del mismo cd) Myrddin clavó sus ojos dorados en Harry, éste le sostuvo su mirada con decisión. Así estuvieron durante un minuto hasta que de repente Myrddin sonrió dejando a Harry atónito.
-Empuñemos juntos nuestras espadas.
-¿Qué? -preguntó Harry sorprendido.
-¡Luchemos hombro con hombro!. ¡Y si tenemos que morir hoy, que sea juntos y que canten nuestra caída hasta el fin de los días! -dijo Myrddin mientras colocaba su mano derecha en el hombro izquierdo de Harry y le sonreía. Las caras de Dumbledore, Avatar y Eltharion pasaron de la sorpresa a una sonrisa. Harry hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Myrddin se volvió hacia los cymbrogi apostados en la muralla, los cuales miraban sorprendidos a Harry por sus palabras. -¡El hijo de James Potter ha hablado! ¡Luchará y caerá si es preciso junto a nosotros! -añadió con tono solemne.
Al escuchar estas palabras los soldados alzaron sus armas y empezaron a gritar y a corear el nombre de Harry mientras gritaban cosas como "¡El hijo de James estará a nuestro lado!" o "¡El muchacho ha demostrado ser todo un Potter!" o "¡Ha hablado tal y como la hacía su padre!". Harry se sintió un poco cohibido de volver a ser el centro de las miradas y de la admiración. Miró a Myrddin quien sonreía. Éste desenvainó su espada y la colocó frente a Harry. Harry imitó su gesto y cuando ambas espadas estaban una frente a la otra procedieron a chocarlas, arrancando una multitud de vítores y aplausos entre los cymbrogi.
-¡No estará hablando tu hijo en serio! -gritó Sirius fuera de sí al ver como evolucionaban los acontecimientos.
-Me temo que sí Black; Myrddin va a dejarle tomar parte en la batalla y ni Dumbledore ni ningún otro se lo va a impedir -dijo Snape con una mueca de desprecio.
-¡Pero es una locura! -gimió la señora Weasley horrorizada. -¿Por Dios como pueden dejar que Harry participe en una batalla? ¡Sólo tiene quince años!
-¡No lo permitiré! -dijo Sirius completamente exaltado. -¡Ahora mismo voy a Caer Cymry a traerle de vuelta!
-¡Tú no irás a ningún sitio! ¿O es que quieres volver a Azkaban? -dijo Vivian con furia en su voz, haciendo que Sirius se parara temeroso. -¡Además! ¿Con que derecho derecho vas a decidir tú por Harry?
-Con el derecho de que soy su padrino y tutor -dijo Sirius más calmado.
-Pues yo soy su madrina y tutora y me opongo a que Harry vuelva. Si él ha decidido luchar que así sea.
-¡Por el amor de Dios Vivian! ¡Creía que siendo su madrina me entenderías y tratarías de proteger a Harry del peligro! -dijo Sirius con vehemencia.
-¡Y si de ti dependiera Harry estaría todo el día encerrado en la mansión o en Hogwarts! ¡Una cosa es querer protegerle, pero otra es encerrarle en una jaula! ¿Acaso has olvidado lo que dijo James antes de que se le aplicara a su casa el encantamiento fidelio?
La cara de Sirius se ensombreció, bajó la mirada al suelo y se quedó en silencio, luego volvió a hablar con voz ronca.
-Dijo que prefería morir a manos de Voldemort habiendo vivido de verdad que vivir quinientos años escondido en una cueva. Dijo que sacrificaba su libertad para proteger a Lily y a Harry, pero que si de él dependiera seguiría viviendo como vivió siempre, libre.
-Exacto... lo mismo pasa con Harry. Es igual que James en todo -dijo Vivian con tristeza.
-Ese es el problema -dijo la voz de Snape. Sirius y Vivian se volvieron hacia él. Sirius avanzó dos pasos pero fue detenido por Vivian. -No me malinterpretes Black. El problema es que tu ahijado ha heredado el maldito carácter de su padre. Podría haber heredado la sensatez de Lily, ¡pero no! ¡Tenía que heredar la cabezonería ya las ansias de atraer la atención de James!
-¡Te prohíbo que hables así de Harry! -gritó Sirius tratando de liberarse de Vivian, pero esta lo tenía firmemente agarrado.
-¿Acaso olvidaste lo que decía Lily de James? -dijo Snape en un tono sombrío. -Siempre se preguntaba porque James tenía que actuar de esa manera, porque tenía que arriesgarse tanto, porque tenía que ir más allá que ninguna otra persona -miró a Black intensamente a los ojos. -¡Y lo mismo pasa con Harry! No entiendo que es lo que pretende demostrar poniéndose continuamente en peligro y saltándose las normas continuamente. Es como... como si... como si quisiera demostrar que es digno de algo, y no que es ese algo.
-Severus... -dijo Vivian con tranquilidad. -Harry no pretende hacerse el héroe, simplemente lo que quiere es ayudar, quiere poder hacer algo más que estar sentado y mirar como ocurren los acontecimientos. Myrddin dijo en una ocasión "los héroes no son los que eligen serlo, sino los que se ven arrastrados por los acontecimientos y los asumen aun en contra de su voluntad".
-Aun así Vivian es para preocuparse -dijo Sirius. -No podemos permitir que Harry siga exponiéndose continuamente a riesgos y más ahora que Lord Voldemort ha regresado.
-Pues yo tengo muy claro una cosa. Harry ya no es un niño, es capaz de cargar con la carga de un mago adulto, conoce mejor que nadie sus límites. Creo que ahora empiezo a entender porque se lleva tan bien con Myrddin, porque él ha visto en Harry algo que sólo Dumbledore ha visto ahora -dijo muy tranquilamente mientras Sirius bajaba la cabeza y muchos meditaban esta palabras. -Lo único que podemos hacer es rezar ara que vuelvan todos sanos y salvos.
-¿No podemos ayudar de alguna manera? -preguntó el señor Weasley mientras tranquilizaba a su esposa.
-¿Sabéis acaso empuñar una espada, una lanza o un arco? -preguntó Vivian. Al ver que todos negaban añadió. -Pues entonces no podéis hacer nada, esta batalla es de Harry y los cymbrogi y de nadie más.
Diciendo esto volvió a sentarse y a mirar el televisor con una mirada de preocupación en su rostro.
-¿No me gusta nada ese banco de niebla que se ha formado al fondo del valle? -dijo Harry. Habían pasado ya cerca de quince minutos desde que Myrddin diera la señal para prepararse para un ataque. Hacía unos escasos cinco minutos que se había comenzado a formar un banco de niebla en la zona en torno al lago del valle y el paso que permitía el acceso al valle. Observó detenidamente la muralla, la cual se estaba llenando de hombres armados. Era tan ancha que cinco hombres podían andar por ella hombro con hombro sin ir muy juntos. Poseía varias escaleras que permitían bajar de ella y una escalera en zig-zag para poder acceder a la azotea de la torre central. Sobre ésta estaba Eltharion junto a los comandantes de los cymbrogi, Avatar y Dumbledore se habían hecho cargo de la parte izquierda del muro mientras que Seth, Myrddin y Harry se habían comprometido a hacerse cargo de la parte derecha. -¿Tú que opinas Myrddin?
-Creo que es un regalito de Lord Voldemort, seguro que nos ha preparado una sorpresa -contestó lacónicamente.
Myrddin había ordenado desplegar a los arqueros sobre la muralla junto con una buena parte de los espaderos, pues los cymbrogi contaban con un número reducido de arqueros; de unos ocho mil hombres en total sólo había unos mil quinientos hombres diestros en el arco, lo cual era una desventaja a la hora de defender la muralla. Los lanceros junto al resto de los espaderos habían sido desplegados abajo, custodiando las dos puertas por si el enemigo las echaba abajo. También se contaban entre las fuerzas de la ciudad los integrantes del barrio élfico. Era una suerte poder contar con ellos pues todos sabían manejar el arco con la precisión natural de su raza y esos quinientos arqueros adicionales les habían venido muy bien para defender el muro con efectividad. Sintió una mano por detrás de su hombro, al girarse se topó con Flint, que sonreía tratando de mostrar optimismo. Llevaba en su otra mano unos prismáticos de largo alcance.
-¿Me los dejas Marcus?
-¡Claro! -respondió Flint dándoselos.
Mientras Myrddin escudriñaba la zona bajo la niebla con los binoculares se escuchó el clamor de un cuerno retumbar de nuevo en el valle.
-La evacuación de la ciudad ha terminado -dijo Myrddin sin apartar los prismáticos de sus ojos. Los últimos cymbrogi procedían a ocupar sus puestos.
-¿Para que están las cámaras de televisión aquí? -preguntó Harry señalando las cámaras encantadas que revoloteaban sobre sus cabezas como si se tratasen de snitches. -Para que las personas refugiadas en las montañas puedan saber si el enemigo ha atravesado los muros -respondió Seth muy despacio. -En caso de que suceda, usarán los túneles subterráneos para escapar hacia el Valle del Fénix.
Harry quedó meditabundo en sus pensamientos mientras observaba el valle. La niebla era ahora tan densa que no se veía el lago ni el paso de entrada. Un relámpago iluminó con su destello el cielo e instantes más tarde un trueno retumbó en el valle. Todas las miradas se dirigieron hacia el cielo negro cuando unos gruesos goterones empezaron a caer con fuerza; en pocos segundos la lluvia caía con fuerza y violencia mojando a todos los cymbrogi y salpincando al rebotar contra el muro.
-Magnífico -dijo Flint con ironía. -Justo lo que nos faltaba. ¿Alguien da más?
Myrddin esbozó una breve sonrisa, su vista aun fija en el fondo del valle con la ayuda de los prismáticos. De pronto la sonrisa de su cara quedó borrada y su lugar lo ocupó un entrecejo fruncido. Bajó los prismáticos y señaló hacia el banco de niebla. Harry escudriñó la zona observando una enorme masa surgir de ella, parecía estar compuesta por muchas figuras pero a tanta distancia no podía discernirlas bien.
-¡No muertos! -exclamó Myrddin con todas sus fuerzas, al instante varios gritos y murmullos surgieron por toda la muralla. Los cymbrogi empezaron a apiñarse en torno al parapeto de la muralla para distinguir mejor la masa que avanzaba por el valle.
-¿No muertos? ¿Qué son? -preguntó Harry de forma dubitativa. Myrddin se giró y le miró a los ojos esbozando una sonrisa tranquilizadora. Le tendió los prismáticos, los cuales Harry aceptó.
-Míralo por ti mismo.
Harry se llevó los prismáticos a los ojos y ajustó el zoom para poder ver con claridad la mancha. Se quedo sin palabras para describir una de las visiones más terroríficas que había visto en su vida. La enorme masa que se aproximaba a ellos estaba compuesta por una ingente cantidad de esqueletos animados. Sus huesos de un blanco pálido estaban unidos entre sí por algún tipo de magia oscura muy poderosa. Sus cuencas de los ojos vacías mostraban una oscuridad negra como la noche en los más profundo de ellas. Sus miembros huesudos empuñaban armas oxidadas, escudos hendidos y lanzas podridas por el paso del tiempo y el castigo que habían sufrido a lo largo de incontables años. Su movimiento era lento y tambaleante, sus miembros con escasa coordinación y rapidez, pero su avance era inexorable y carente de naturalidad para todo ser viviente. Parecía como si una enorme fuerza de voluntad oscura y maligna les empujara sobre los cymbrogi con la única intención de aplastarlos.
-¡Que... que demonios! -exclamó Harry. -¿Esqueletos andantes?
-Si -dijo Seth de forma calmada. -Restos de guerreros muertos en las batallas del pasado. Son reanimados por la magia negra e impulsados a combatir como en su anterior vida. No es nada agradable enfrentarse a ellos, pues la lucha no cesa hasta que todos han caído.
-Aun así contamos con ventaja -dijo Flint por encima del barullo que se había formado. -Son guerreros con poca coordinación en sus movimientos y golpes.
La armado no muerta iba ocupando el valle poco a poco surgiendo de la niebla. Harry descubrió con horror que su número era grande, todo el valle estaba siendo ocupado por una marea de color blanco de movimiento raquítico. Las caras delos cymbrogi reflejaban tensión y preocupación al ver el número de las fuerzas enemigas.
-¿Cuántos son? -preguntó Harry.
-¡Muchísimos! -dijo Myrddin lacónicamente. -Decenas de millares. Calculo que habrá más de cincuenta mil, puede haber en total unos setenta y cinco mil o por ahí.
-¡Nos superan en diez a uno! -exclamó Harry alarmado.
-Si, pero estamos tras una muralla difícil de tomar y nuestros guerreros son mejores -replicó Seth; se llevó la metió la mano en la túnica por detrás de su hombro y sacó un espedón gigantesco que empuñó con ambas manos. Su pesada y larga hoja relucía como la plata. -Será mejor que empuñemos nuestras armas.
-¡Preparad las armas! ¡En formación de defensa! -exclamó Myrddin pasando entre las filas de cymbrogi. Los arcos de las dos primeras filas fueron sacados y las espadas empuñadas y los escudos embrazados. -¡Recordad que los golpes han de ir dirigidos a la cabeza del guerrero no muerto! ¡Ahí es donde se concentra la magia que lo mueve! ¡Si la cabeza es destruida o separada del cuerpo el no muerto perderá la unión con su amo y caerá echo un montón de huesos!
Los cymbrogi asintieron mientras volvían sus miradas al valle; ahora el enemigo se encontraba a menos de cien metros de la muralla Ocupando la mayor parte del valle, salvo unos trescientos metros que los separaban del banco de niebla. Las primeras filas estaban ocupadas por unidades de lanceros con sus escudos en alto. Myrddin volvió a su puesto junto a Harry, Seth y Flint. Descargó su arco del hombro mirando al enemigo de forma desafiante. Luego posó su vista en Harry.
-Recuerda una última cosa Harry. Mantén la cabeza y la sangre frías, no muestres compasión alguna pues no son seres vivos, son los restos de gente a los cuales Voldemort no les deja descansar en paz.
-Tranquilo Myrddin, cabeza serena, sangre fría... -respondió Harry.
-Lo harás muy bien -dijo Myrddin. -Recuerda todo lo que hemos practicado. No uses el awen todavía hasta que sea estrictamente necesario.
-Eso haré.
La lluvia caía pesadamente sobre todos los que se encontraban sobre la muralla. Abajo el valle se encontraba ocupado completamente por el enemigo, una visión blanca de muerte que avanzaba lentamente hacia la muralla en tromba, con un movimiento tambaleante pero que representaba a la perfección a la misma muerte. Harry se estremeció de pies a cabeza al contemplar aquella visión del enemigo, contempló a Myrddin, él cual se hallaba completamente sereno e impasible, sus cabellos plateados chorreando, sus ojos dorados fijos en el enemigo, su cota de mallas negra empapada por la lluvía, su mano izquierda sosteniendo el arco mientras con la derecha cargaba una flecha.
-El asalto ha comenzado -murmuró este. -¡Cargad los arcos!
Los arqueros obedecieron su orden preparando las flechas para diparar al enemigo. (Poner a continuación hasta el minuto1,45 de la pista 12 de la BSO de Las Dos Torres). En ese momento la enorme muchedumbre se lanzó a la carga recorriendo a toda velocidad los cincuanta metros que le separaba del muro.
-¡Preparados para disparar! -exclamó Myrddin tensando su arco. -¡Fuego! -gritó soltando su flecha!
Una andanada de proyectiles cayó sobre el enemigo, alcanzando muchos sus objetivos. Los arqueros más agraciados (como Myrddin y la mayor parte del destacamento élfico) lograron impactar de lleno en las cabezas enemigas, haciendo que los esqueletos se tambalearan y cayeran al suelo en un montones confuso de huesos. Otros arqueros tuvieron menos suerte y algunas flechas rebotaron en los escudos enemigos que los lanceros sostenían bien altos para proteger a los suyos del fuego de los defensores.
De entre las filas de los no muertos surgieron algunos esqueletos portando armaduras metálicas corroídas por el tiempo, pero lo preocupante no era eso, sino que portaban en sus manos ballestas pesadas cargadas y listas para disparar. Una lluvia de saetas fue la respuesta de los atacantes sobre los cymbrogi. La mayoría se estrellaron contra el muro y las troneras o pasaron por encima de las cabezas de los defensores, no obstante otras consiguieron impactar en un objetivo con una fuerza demoledora que traspasaba la armadura, varios cymbrogi de la primera fila que fueron alcanzados cayeron al vacío al ser alcanzados por los poderosos proyectiles enemigos.
-¡Huy ithurnariel emon ithäriel! -gritó Myrddin por encima del tumulto en una lengua desconocida para él. Al instante los arqueros elfos dispararon una ondada de flechas contra las filas de ballesteros enemigos. Los lanceros corrieron a proteger con sus escudos a sus ballesteros, pero la maestría con el arco de los elfos hacía inútil sus esfuerzos. Myrddin cargaba y disparaba su arco con una celeridad y maestría sin igual. Pronto las filas de ballesteros fueron reducidas a un montón de huesos inmóviles.
Pero a pesar de ello el asalto continuó; las filas de lanceros se abrieron para dejar paso a columnas de esqueletos que portaban escaleras de más de veinte metros de altura. Al llegar a la altura del muro las cogieron por la base y empezaron a impulsarlas para levantarlas. Sobre sus extremos iban cogidos guerreros esqueletos como si fuesen arañas o monos, portando espadas y escudos cargados a la espalda.
-¡Escaleras de asalto! ¡Espaderos aquí! -exclamó Myrddin mientras desenvainaba su espada. Los espaderos empezaron a ocupar las primeras filas listos para aguantar la embestida enemiga.
-¡Ahora es nuestro turno Harry! -exclamó Seth levantando su gigantesca espada a dos manos. -¡A por ellos!
Las primeras escaleras terminaron de ser alzadas quedando en contacto con las almenas. Los esqueletos que estaban ya colocados sobre ellas saltaron a las murallas y se pusieron en torno a ellas atacando a todos los que tenían cerca. Los espaderos se lanzaron a la carga empuñando sus armas. El choque de metales se produjo y pronto comenzaron a verse cuerpos caídos en el suelo.
-¡Abajo las escaleras antes de que nos desborden! -exclamó Myrddin derribando de dos precisos movimientos a dos enemigos y empujando haciendo que cayera. Flint esgrimía su espada y paraba los golpes que le eran enviados con su escudo, de un empujón con éste tiró a un no muerto por las almenas, Seth de un solo tajo le separó la cabeza a tres esqueletos partiendo sus armas y escudos cuando trataron de parar su demoledor golpe.
Un esqueleto se abalanzó sobre Harry descargando un tajo sobre él, al principio Harry no supo como reaccionar esquivando el golpe por muy poco, luego las palabras de de Myrddin resonaron sobre su cabeza "no son seres vivos", el ver a los cymbrogi luchar contra los esqueletos y caer luchando fue lo que sacó los sentimientos que le habían conducido a luchar a su lado, en ese momento fue como si se despertara de un sueño, reaccionó por fin ante su amenaza.
Harry pudo observar que Flint tenía razón, sus movimientos eran lentos y poco coordinados; paró el golpe enemigo con su espada, sorprendiéndose de la fuerza de los golpes enemigos a pesar de ser poco precisos cuando casi se le cae la espada por el impacto. Con un rápido movimiento desvió la hoja enemiga y descargó un tajo sobre la cabeza de su oponente, partiéndola en dos y convirtiéndolo en un montón de huesos. Otro esqueleto le atacó por el flanco izquierdo; esgrimiendo su espada con ambas manos descargó un golpe contra el cuello de su enemigo partiendo su oxidada hoja cuando éste trató de para su golpe, el no muerto cayó al suelo cuando la espada le cortó el cuello. Frente a él tenía una escalera por la cual subían más guerreros, corrió hasta ella y eliminando al no muerto que estaba saltando hacia el muro, empujó la escalera lejos del muro haciendo que cayera al vacío junto con todos los soldados esqueléticos que subían por ella.
-¡Dios mío que horror! ¡Y Harry allí en ese infierno! -exclamó alterada la señora Weasley. Todos miraban con preocupación como se desarrollaba la batalla contra la horda no muerta. Las cámaras mostraban en ese momento una perspectiva aérea del lado izquierdo del muro. Dumbledore y Avatar aparecían en el centro de la imagen empuñando sus armas con una destreza y elegancia sin par, a pesar de la edad avanzada de ambos hombres. Dumbledore sostenía su varita en su mano izquierda y de vez en cuando lanzaba por ella algún hechizo que hacía que las escaleras de aslato cayeran al vacío.
-Son muchos más que los cymbrogi -dijo Snape en un tono muy sombrío. -No podrán ganar esta batalla si siguen luchando así.
Todos se giraron dirigiéndole al profesor de pociones miradas tensas. Ahora aparecían en la pantalla Harry, Myrddin y Seth luchando hombro con hombro, derribando a sus enemigos con golpes rápidos y certeros y tirando todas las escaleras que podían.
-Mientras los cymbrogi sigan resistiendo no podrán tomar las murallas fácilmente -dijo Vivian, pero su voz sonaba carente de confianza en sus palabras.
(Poner la pista 16 de las BSO de La Comunidad del Anillo desde el minuto 1,05 hasta el 2,35; a continuación poner la pista 13 del mismo disco desde el minuto 1,25 hasta el 4,15).
Harry derribó a otro guerrero esquelético con un golpe cruzado de su espada, los cymbrogi luchaban valerosamente derribando a sus enemigos uno tras otro y echando abajo las escaleras, pero cada vez que lo hacían otras dos escaleras reemplazaban a la anterior. Myrddin y Flint corrían de un lado a otro de la muralla liderando a los defensores y haciéndoles sacar todo su valor y entrega. Seth daba amplios golpes con su espada derribando a varios de sus enemigos a la vez.
Harry se encontraba ahora separado de ellos luchando solo contra tres no muertos, derribó al primero antes de que alzase su arma, el segundo fue arrojado al vacío de una patada, agachándose rápidamente con sus reflejos de buscador esquivó un tajo horizontal que le envió el tercero, luego con un rápido golpe de abajo a arriba partió al tercero en dos verticalmente. Se limpió el sudor que cubría su frente con el dorso de la mano izquierda y dirigió una mirada tras el parapeto del muro; se quedó paralizado con lo que vio, cientos de arqueros tensaban sus arcos podridos, pero en lugar de cargar flechas había unos garfios de los cuales estaban atados unas cuerdas.
-¡Myrddin! -gritó con todas sus fuerzas. Éste le oyó y volteó a mirarlo. -¡Allí, allí! -exclamó señalando abajo al valle.
Myrddin se giró a mirar tras el parapeto y su cara se tornó en un gesto de preocupación al ver lo que le señalaba Harry. En ese momento los arqueros dispararon los garfios, los cuales se engancharon en el parapeto. Las cuerdas fueron tensadas y por ellas empezaron a ascender cientos de esqueletos.
-¡Unthüriel, unthüriel! -exclamó Myrddin a los arqueros elfos señalando a los arqueros esqueléticos que se preparaban para descargar una nueva tanda de garfios. Los elfos empezaron a abrir fuego contra los arqueros, una vez más el enemigo se dispersó ante la mortífera lluvia de proyectiles. -¡Cortad las escaleras de cuerda! -exclamó Myrddin mientras cortaba de un golpe la que más cerca tenía.
Harry empezó a correr de un lado para otro de la muralla cortando toda cuerda que veía, pero por algunas ya habían trepado algunos no muertos y eran defendidas para que más atacantes tuvieran la oportunidad de subir a los muros. Al girarse para encarar un nuevo atacante vio a Myrddin subir a toda prisa la escalera que conducía a la torre central.
Myrddin llegó hasta la azotea de la torre donde su padre y un pequeño grupo de cymbrogi disparaban contra los arqueros enemigos en un intento de evitar que más garfios fuesen lanzados contra el muro. Eltharion disparaba con la misma rapidez y certeza que su hijo.
-¿Qué tal va todo por aquí? -preguntó a su padre.
-Bien Myrddin; estamos concentrándonos en los arqueros... - su voz fue callada cuando vio a dos columnas de esqueletos portando dos grandes arietes y protegidos por grandes escudos. Llegaron a la altura de las dos puertas y empezaron a embestirlas con violencia. -Apuntalad las puertas -gritó volviéndose hacia los lanceros que estaban abajo en patio, estos se dirigieron hacia las puertas y empezaron a tratar de contener desde dentro las embestidas de los arietes del enemigo.
-¡Marcus! -chilló Myrddin desde el extremo de la escalera, este se volteó para mirarlo. -¡Arietes enemigos! ¡Concentrad el fuego sobre el de vuestra zona!
Flint dio órdenes a los hombres de esa parte del muro y al instante una lluvia de piedras y flechas empezó a caer sobre el ariete de su zona. Sin embargo la situación era bastante difícil, las escaleras seguían siendo colocadas cada vez que se echaban abajo y una nueva de escalas de cuerda fue lanzada sobre los muros. Con Seth a la cabeza empezó a reagrupar a los espaderos de la parte del muro que defendían y empezaron a repeler con fiereza al enemigo. Harry estaba muy activo derribando sin parar escaleras y cortando las cuerdas, esquivaba siempre que era posible los golpes enemigos y sólo luchaba contra ellos si era necesario. Se había concentrado en impedir que más asaltantes llegaran a los muros.
-¡Papá llévate a tus mejores hombres hacia la zona que defienden los abuelos, están desbordados! -exclamó Myrddin señalando la parte izquierda de los muros, donde la lucha era más encarnizada y donde había mayores dificultades.
-Bien Myrddin, ¡ocúpate tú de esta zona! -exclamó Eltharion mientras reunía a los comandantes de los cymbrogi que luchaban a su lado y corría escaleras abajo hacia la parte izquierda de las murallas.
En ese momento garfios quedaron enganchados al muro con cuerdas atadas a sus extremos. Myrddin y los cinco cymbrogi que permanecía junto a él corrieron a cortar las cuerdas antes de que escalasen enemigos por ellas, sin embargo mientras se ocupaban de ello fueron recibidos con una lluvia de proyectiles enemigos. Dos de los cymbrogi fueron alcanzados por los dardos enemigos, cayendo al vacío; unas gigantescas escaleras fueron impulsadas hacia la azotea de la torre. Al hacer contacto con las almenas los esqueletos que estaban en su extremo saltaron sobre los defensores de la torre. Mientras los enemigos hacían retroceder a los cuatro soldados que defendían valientemente la azotea una tercera escalera fue puesta contra la torre.
Uno a uno los cymbrogi fueron cayendo ante las espadas enemigas, Myrddin blandía su espada derribando a todo enemigo que se acercaba a él, pero el número le estaba superando irremisiblemente.
-¡Seth! -exclamó mientras cargaaba su arco acertando a un no muerto que subía por una de las escaleras y haciéndole caer al vacío arratrando con su caída a los que estaban por debajo de él. -¡Necesito una mano con esto!
Harry escuchó el grtio de ayuda de Myrddin y se volteó a ver; estaba luchando a la desesperada con un número muy grande de enemigos y pocos le habían escuchado. Se hallaba a dos metros de la escalera que conducía a la torre, así que corrió hacia ella a toda velocidad, subió los escalones de la escalera zigzagueante de tres en tres y derribó a medio camino a un esqueleto arrojándolo al vacío. Cuando llegó a la azotea empujó la escalera de asalto más cercana, haciéndola caer con todos los que subían por ella. Se giró sobre si mismo y se abalanzó contra el grupo que envolvía a Myrddin derribando a cuantos se interponían en su camino. Justo cuando estaba a dos metros de Myrddin pudo ver como un muerto viviente levantaba su espada lista para atacar a Myrddin por la espalda. Con un salvaje grito le amputó el brazo y lo remató de golpe cruzado, luego se encaró con el resto que acosaban al medio elfo y entre ambos lograron acabar con su amenaza. No obstante quedaban dos escaleras de asalto sobre los muros del torreón y por ellas subían nuevos enemigos. Ambos hombres blandieron sus espadas listos para resistir la nueva embestida.
En ese momento apareció Seth con un grupo de veinte hombre armados que atacaron con ferocidad a los asaltantes haciéndoles retroceder contra el parapeto; Harry y Myrddin aprovecharon esto para echar abajo las dos últimas escaleras.
-Te debo una Harry -dijo Myrddin jadeando por el esfuerzo cuando la torre estuvo limpia de enemigos.
-Tendrás más oportunidades de devolverme el favor -respondió Harry apoyado en su espada para recuperar el aliento.
-¡Dios, Papá y los abuelos están desbordados! ¡Seguidme! -gritó Myrddin mientras levantaba su espada de nuevo. Descendió por las escaleras del lado contrario seguido de Harry, Seth y varios cymbrogi empuñando sus armas en alto.
Cuando llegaron a la parte izquierda del muro, donde la lucha se volvía cada vez más encarnizada, empezaron a cortar cuerdas y a echar abajo las escalas enemigas, dando nuevos ánimos a los defensores de aquella parte del muro, los cuales se lanzaron con nueva determinación sobre el enemigo. Harry, Seth y Myrddin llegaron hasta la parte donde se encontraban luchando Avatar, Dumbledore y Eltharion, dirigiendo a los hombres de esa parte de la muralla.
-¿Cómo va todo? -preguntó Myrddin al llegar a su altura.
-Nos atacan muy duro -respondió Avatar.
-¡Dios! -exclamó Myrddin de improviso. -¡Arqueros enemigos! ¡A cubierto!
Todo el mundo echó una mirada por encima del parapeto, las filas de arqueros apuntaban al muro con los arcos cargados esta vez con flechas incendiarias. Con un chasquido cientos de proyectiles cayeron sobre el muro.
Harry se agazapó instintivamente contra el parapeto mientras el fuego enemigo silbaba sobre su cabeza. Algunos proyectiles encontraron un blanco entre las filas de los defensores de la ciudad. Se levantó y continuó luchando junto a Myrddin y el resto mientras las flechas silbaban a su alrededor.
-¡Fuego contra los arqueros enemigos! -exclamó Dumbledore a los arqueros aliados con una señal. Las flechas silbaron sobre su cabeza, alcanzando las filas de los no muertos y derribando a muchos de ellos.
Escucharon un enorme crujido bajo sus pies, luego el grito de un hombre resonó por encima del barullo.
-¡Las puertas de este lado están cediendo!
-¡Arqueros sobre los arietes! -exclamó Avatar.
-¡Así no aguantaremos mucho más! -chilló Eltharion. -¡Si traspasan las puertas no tendremos ninguna oportunidad!
Myrddin observaba el valle con sus ojos dorados, posando su mirada en el banco de niebla que persistían en el valle. Luego se giró de improviso y gritó con todas sus fuerzas.
-¡Escuadrilla de los dragones! ¡Preparados para lanzar nuestra carga contra el enemigo! -todas las miradas se concentraron brevemente en él. -¡Sé lo que tenemos que hacer!
-Si... ¡Si! ¡Tienes razón! -exclamó Eltharion recuperando la sonrisa en su cara. -¡Que todo hombre capaz de luchar a caballo baje de los muros! ¡Lanzaremos nuestra última carga! -varias voces repitieron las palabras del elfo.
-¡Seguidme cymbrogi! -exclamó Myrddin mientras descendía de la muralla. -¡Aguantad diez minutos!
Cientos de hombre bajaron de la muralla y se unieron a Myrddin y a su padre; muchos de los hombres que estaban abajo en la plaza por si el enemigo traspasaba las puertas los siguieron mientras el resto corría a subir a los muros para reforzarlos. Toda una multitud se perdió en la ciudad.
-¡Ya habéis oído! -exclamó Avatar. -¡Démosles diez minutos más! ¡Harry acompáñame al extremo derecho del muro! ¡Necesitan que alguien los dirija!
Harry y Avatar llegaron a la parte que había estado defendiendo minutos antes con Myrddin y empezaron a dirigir a los hombres que defendían esa parte. La situación se estaba complicando, muchas escaleras y cuerdas estaban colocadas sobre la muralla y muchos esqueletos saltaban continuamente sobre ella. Los defensores luchaban con todas sus fuerzas tratando de repeler sus ataques. Abajo los arietes golpeaban las dos puertas insistentemente, astillándolas cada vez más, a pesar de el fuego de proyectiles que era enviado por los defensores de la ciudad. Si un porteador del ariete caía era reemplazado por dos más.
La lluvia caía con mucha fuerza, dejando a los hombres y mujeres que defendían la ciudad calados hasta los huesos. Harry se percató de que muchos de ellos mostraban signos de agotamiento y cansancio por la lucha sin cuartel; necesitaban una chispa que volviera a prender el fuego y ardor de la batalla en sus corazones. De repente sintió unas palabras en su corazón, palabras que habían sido mencionadas ayer, lo que parecían auténticos siglos, "es el cuerno de Roland; cuando sea soplado producirá efectos muy parecidos al canto del fénix. Los corazones amigos se llenarán de valor y osadía, mientras que los enemigos y los seres impuros de corazón sentirán miedo e incertidumbre". Estas palabras resonaron una y otra vez en su cabeza, infundiéndole un espíritu de lucha y confianza como nunca hasta ahora había sentido. Podía, sin saber como, oír la voz de su padre hablarle, "los héroes no son los que eligen serlo, sino los que se ven arrastrados por los acontecimientos y los asumen aun en contra de su voluntad, el verdadero valor es el que hay dentro de cada uno cuando enfrentamos la dura y terrible realidad, el espíritu de lucha consiste en superarse a uno mismo y a las dificultades que se cruzan en nuestro camino, la esperanza nunca nos abandona, permanece en los más profundo de nuestros corazones, recordándonos lo bello que es vivir en los malos momentos..."
(Poner a continuación la pista 16 entera de la BSO de Las Dos Torres)
Movido por las palabras de su padre Harry corrió hasta la torre central y subió a lo alto de ella. Una vez que llegó y encaró al enemigo tras sus almenas, llevó su mano izquierda al cuerno que colgaba de su cuello, lo descolgó y se lo llevó a sus labios, tomando aire sopló con todas sus fuerzas.
Un potente sonido retumbó por todo el valle, de colina en colina, de roca en roca, de piedra en piedra; siendo escuchados por todos aquellos que se hallaban allí, ya fuera combatiendo en las murallas o refugiados en las montañas; a kilómetros de allí, en una gran mansión todos se levantaron de un salto cuando los ecos llegaron hasta ellos con la misma intensidad con que sonaba en el valle de los cymbrogi.
-¡De pie ahora cymbrogi! -exclamó Harry alzando su espada en posición desafiante y con una voz que no parecía la suya. -¡De pie camaradas! ¡La oscuridad nos envuelve! ¿Pero acaso no hay después de cada noche oscura un nuevo amanecer? ¿No brilla siempre el sol radiante cada mañana? ¿No ha sido Caer Cymry tomada más que en dos ocasiones en mil quinientos años? -el tiempo parecía haberse detenido, los cymbrogi miraban a Harry asombrados y los esqueletos parecían desconcertados con los ecos del cuerno que aun resonaban. -¡Ahora es cuando debemos luchar más que nunca! ¡Para que aquellos a los que queremos vean salir de nuevo el sol tras la oscuridad! ¡Por ellos y por nosotros a la carga!
Fue como si se hubiera prendido una mecha en un barril de pólvora, nada más acabar Harry de decir esto los hombre y mujeres de la ciudad se lanzaron a la carga con un coraje y una determinación como nunca antes habían tenido. Los atacantes fueron pillados desprevenidos y pronto fueron expulsados de los muros. Harr bajó a saltos la escalera del torreón y se incorporó de nueva a la muralla. Cuando estaba echando abajo una escalera de asalto los ecos de un cuerno diferente al anterior resonaron. El enemigo quedó detenido, desconcertado aun más de lo que ya estaba. Todas las miradas se posaron en el valle. Del banco de niebla surgió un jinete de pelo plateado y ojos dorados, espada en alto; tras él cabalgaban mil hombres montados a caballo, formando una única columna en forma de punta de flecha.
-¡Myrddin! ¡Myrddin! -exclamaron algunos.
Así surgió Myrddin brillante y majestuosos como el amanecer y las estrellas. A su derecha cabalgaba su padre Eltharion, señor entre los altos elfos, príncipe heredero al trono de Ulthuan, empuñaba en alto su espada, temida y respetada por muchos, conocida como el Colmillo del Oeste; a su izquierda estaba Marcus Flint, gran amigo y leal compañero de armas. Recorriendo la distancia que los separaban de loa sorprendida horda no muerta, la Escuadrilla de los Dragones embistió por la retaguardia a su enemigo, barriendo a cientos de ellos en un santiamén, demasiado sorprendido e incapaz de reaccionar a tiempo.
La horda en ese momento quedó paralizada; las filas posteriores se dieron la vuelta para enfrentar a la nueva amenaza, mientras las anteriores dudaban si debían proseguir con el asalto a la ciudad, hasta lo pesados arietes dejaron de embestir las puertas.
-¡Ahora! -exclamó Avatar. -¡Ahora es el momento! ¡Abrid los portones y salgamos a presentar batalla afuera!
Dichas estas palabras bajó del muro mientras era seguido por Dumbledore, Seth, Harry y los espaderos, los arqueros expulsaron a los últimos atacantes que estaban sobre la muralla y comenzaron a abrir un fuego continuo contra el enemigo abajo en el valle. Las enormes puertas se abrieron de par en par dejando salir como una tromba de agua a las fuerzas del interior de la ciudad. Se lanzaron sobre la vanguardia desconcertada del enemigo antes de que tuviera tiempo de reaccionar. Algunos no muertos trataron en vano de hacer frente a la carga frontal de los cymbrogi, pero fueron barridos por la furiosa turba rojiza.
Atrapada entre dos mareas la horda trató de reorganizarse en vano mientras sus componentes caían bajo los cascos de los caballos y las espadas y lanzas de los cymbrogi, pues la desorganización y el pánico había cundido entre sus filas. Antes de que la lluvia terminara de caer, mucho antes de que el sol saliera radiante en el cielo iluminando con su luz de nuevo el valle de Caer Cymry, el enemigo había caído completamente a manos de los valerosos defensores de la ciudad, consiguiendo la primera victoria de muggles y magos contra Lord Voldemort.
Bueno, ya terminé por fin este capítulo especialmente largo. No he podido ir más aprisa porque he estado bastante ocupado. He disfrutado mucho redactándolo y espero que os guste tanto como a mí leerlo. Este sí que está influenciado por ESDLA, sobretodo la batalla de Caer Cymry. Si tenéis la banda sonora de las dos películas del señor hacedme caso y poned las pistas que os digo, ya veréis que ambiente le dan al fic. ¿Qué os pareció el desafío de Myrddin a Voldemort? ¿Y que dejase participar a Harry en la batalla? Seguid contándome vuestras opiniones please.
Adelanto del próximo capítulo: Harry y sus amigos irán al Callejón Diagon, allí a Harry le espera una gran sorpresa. Seremos testigos del emocionante partido entre los Chudley Canons y los Cymry Fénix.
Fragmento de un próximo capítulo: "La varita es sólo un instrumento que canaliza nuestros poderes Harry, aquellos que de verdad se consideren magos deben de aprender a librarse de sus ataduras y a desarrollar sus poderes por sí mismos -dijo Myrddin."
Cymbrogi: compañeros del corazón.
