Pensando en...
Por: Ariadna.
Antes de comenzar, quiero agradecer los comentarios del primer capítulo. Lamento mucho la demora, pero la falta de tiempo (en el computador especialmente) me hizo casi imposible terminar esto antes. Así que muchas gracias a T.T, Rally, Sarah Kerrigan, Yami Bakura, Cris, Dadaiiro y Amazona Verde. Espero este capítulo también les guste ^^
Cap 2: Pensando en... nosotros.
Fue muy entrada la noche cuando Ren partió de regreso a China. Yoh caminó con paso cuidadoso al momento de entrar a su cuarto, esperando no molestar a sus amigos, que se suponía, dormían apaciblemente. Tras cerrar la puerta, notó una sombra en el suelo proyectada desde la ventana. Por su forma finalizada en puntas Asakura sonrió descubriendo a Horohoro mirando el horizonte.
-Estuviste despierto todo el tiempo, ¿Verdad?
Horohoro volvió la vista.
-¿Cómo supiste?
Yoh caminó hacia él y se deslizó de espaldas por la pared al lado de la ventana.
-Tú no roncas.
-Oh. – el azulado devolvió su vista al pasaje lejano. - ¿Fui muy obvio?
-No para Ren, al menos.
Se quedaron en silencio un rato. Un silencio confortante, mucho mejor que aquella tensión que mantuvieron la última noche que se vieron, varias semanas atrás.
-¿Cuál es su problema?
-¿Uh? – Yoh levantó la cabeza. - ¿De qué hablas?
-Tao Ren. – replicó Horohoro, con un tono de amargura. - ¿Cuál ES su problema?
-Bueno... – el castaño dudó. Ni él lo tenía muy claro... – Dijo que iba a lidiar con algo de eso ahora...
-No deja de ser molesto. – murmuró el chico del Norte.
Yoh alzó levemente una ceja al mirar el rostro de su amigo.
-Algo te preocupa... – comentó, sin siquiera darle un tono de pregunta. – Es... ¿Ren?
Horohoro lanzó un bufido.
-Si ese creído me preocupara habría ido tras él.
Extrañamente, el chico Asakura se sintió suspirar con alivio.
El hermano de Pirika no pareció notar ese acto y siguió mirando hacia la noche.
-Él... – continuó, aún refiriéndose a Ren. – Necesita relajarse, está claro.
Asakura rió.
-¿Por eso te dedicaste a molestarlo todo el tiempo? ¿Para distraerlo?
El azulado lanzó un respingo, casi indignado.
-Claro que no. – se negó a reconocer. – El idiota se lo merecía por lo que me hizo.
Yoh pestañó, sorprendido.
-¿Qué te hizo?
El hermano de Pirika rechinó sus dientes con rabia. ¿Qué NO hizo? Pensó él. El nombre de Tao Ren les era familiar desde antes de esa tarde para ambos. Yoh ya había tenido sus confrontaciones anteriores con el muchacho chino, y Horohoro...
-Mi segundo combate era con él.
La cara de Yoh mostró aún más impresión. No pasaba muy seguido que alguien lo sorprendiera de manera tan simple...
-Que extraño que Ren no lo haya mencionado... – el castaño prefirió no agregar que también se le hacía extraño que Horohoro no hubiese dicho nada antes. - ¿Quiere decir que tú le ganaste?
El otro soltó un bufido.
-Así hubiese sido si hubiésemos combatido. – bramó, y no esperó que Yoh preguntara para continuar. – El muy idiota faltó al combate.
-¿Y por qué hizo eso? – interrogó Asakura. Eso no sonaba como algo que hiciera Ren...
El chico del Norte miró de reojo a su acompañante. Apoyó de un lado la cabeza sobre su puño y lanzó un respingo.
-Según me dijo Karim, fue para salvarte el pellejo.
Yoh iba a preguntar a qué se refería, pero rápidamente entendió. Ren lo rescató en último momento en su combate contra Faust VIII. Pero... ¿Cómo...?
-No tengo idea como supo que luego de nuestro combate le tocaría combatir contigo, pero... – Horohoro apretó con fuerza su puño. – Si yo no hubiera estado tan preocupado por ganar...
Si no hubieras estado tan preocupado por ganar... ¿Qué?, Se cuestionó Yoh, sin dejar que eso se le escapara en voz alta.
-Es lógico concentrarse en ganar – prefirió decir. – Ya llevabas una batalla perdida, no podías darte el lujo de volver a perder.
-Lo sé. – replicó el otro bastante cortante. Sus puños estaban totalmente tensos, su mirada fija con rabia en el horizonte. – Lo sé.
Y callaron. No fue un silencio tan agradable como el anterior, eso si, así que Yoh prefirió interrumpirlo.
-Lo importante es que todos pasamos las preliminares. – afirmó. – Hoy lo celebramos en grande todos juntos.
Horohoro asintió, aún en silencio,
-Y volviste. – agregó el castaño, luego de unos segundos. – Como prometiste.
-¿Pensaste que no lo haría?
-Puede ser...
El azulado volvió su vista hacia su amigo, molesto.
-¡Yo siempre cumplo mis promesas!
Yoh colocó sus brazos delante suyo a modo de defensa.
-No quise decir eso, lo siento.
Con esto Horohoro finalmente se calmó, e incluso se disculpó por el mal genio. Asakura se alegró luego de ver a su amigo sonreír. Eso aliviaba mucho la situación...
-¿Y bien? – preguntó, después de un rato.
-¿Um?
-La última vez que nos vimos dijiste que tenías algo que decirme.
-¿Uh? – el otro sostenía una cara de ignorante. - ¿De qué está hablando?
-"Recuérdame decirte algo una vez que hayamos pasado las preliminares." – citó Yoh, imitando la voz del otro, con lo que ganó un rápido coscorrón. – Ouch.
-No sé a que te refieres. – insistió Horohoro.
El castaño pasó la mano por su cabeza adolorida. Viendo a Horohoro notó claramente sus mejillas ruborizadas...
Se formó una sonrisa en su rostro.
Y de improviso, lo besó.
Horohoro no se echó para atrás ni empujó a Yoh, pero no por eso estuvo menos sorprendido... Y sonrojado.
-Yoh, ¿¿Qué haces?? – cuestionó con un hilo de voz una vez que sus labios se separaran.
Asakura sostuvo una mirada tierna sobre el otro, sin que su constante sonrisa lo dejara, así como mantenía su mano sobre el rostro del azulado, acariciándolo.
-Creo que eso fue lo que quedó pendiente la última vez.
Horohoro frunció el ceño, y en un arranque tomó a Yoh y le devolvió el beso, con mayor fuerza. Una vez en contacto se suavizó y saboreó todo lo que sus labios y su lengua alcanzaron...
Yoh se quedó sin aliento... ¡Horohoro si que sabía besar!
-No me vuelvas a tomar por sorpresa. – exigió el hermano de Pirika.
-¿No te gustó?
-No es eso...
El castaño ampliaba cada vez más sus sonrisa por cada tono de rojo que adquirían las mejillas de su compañero. No lo dejó terminar, prefiriendo cambiar las palabras por acciones...
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Al despertar esa mañana Horohoro no quiso abrir los ojos, incluso si los rayos de sol inundaban el cuarto entrando por la amplia ventana.
-Buenos días. – finalmente alguien le dijo desde la entrada cuando comenzó a moverse.
Se giró en sorpresa y Manta estaba ahí, ordenando su futon. Sólo Manta.
-¿Y Yoh? – preguntó, con voz ronca luego de las horas de sueño.
-Anna lo mandó a entrenar.
El azulado tragó saliva. De seguro su hermana llegaría en cualquier momento...
-Pirika acompañó a Tamao de compras. – le informó su acompañante. – Escuché que le pidió a Anna que te entrenara mientras tanto, pero parece que no quiso hacer caso.
-¡Menos mal! – Horohoro se puso de pie y esturó los brazos desperezándose. - Por una vez podré disfrutar de una mañana tranquila. – se giró con una enorme sonrisa hacia el otro, pero éste tenía la cabeza gacha. - ¿Qué pasa, Manta?
-¿Um? – el chico levantó la cabeza, y trató de sonreír. – Ah, nada, nada.
-Si, claro. – el hermano de Pirika lanzó un bufido, luego volvió a sentarse para estar al nivel del otro. – Puede que no sea Yoh, pero igual somos amigos, ¿No? Dime.
-Bueno... – Manta mantuvo la sonrisa forzada, y ahora tristeza mostraba en sus ojos. – Sólo estoy un poco celoso...
-¿Uh? ¿Celoso de qué? – Horohoro parpadeó.
-Ya sabes... – el pequeño miró de reojo al azulado. – Lo de Yoh y tú...
Horohoro volvió a parpadear.
-¿Qué pasa conmigo y Yoh?
Ahora Manta parpadeó.
-Lo que pasó ayer... – el otro negó con la cabeza, sin entender. - ¡No me hagas describírtelo!
-Lo siento, pero es que no sé que me quieres decir. – insistió el chico del Norte.
-¿Cómo que no? ¡Tú y Yoh anoche! ¡Estoy hablando de los besos que...!
Algo pareció haber despertado la memoria de Horohoro con esas palabras porque inmediatamente se puso rojo de pies a cabeza y cayó hacia atrás, deshaciéndose como si hubiera llegado a un punto de ebullición. Manta corrió hacia él para ver qué le había pasado, pero en eso el otro pegó un salto, aún como una jaiba.
-¡¿Quiere decir que lo de anoche fue verdad?! ¡Pensé que lo había soñado!
Manta dio un paso atrás, y soltó una carcajada al notar la expresión avergonzada de su amigo. A Horohoro no le hizo ninguna gracia y se cruzó de brazos.
-¿Es en serio? – interrogó el menor.
-¡Pensé que era un sueño! – se defendió el otro, casi asfixiándose con el color de sus mejillas. - ¡Y deja de reírte!
Manta se compuso luego de un rato. De alguna manera se veía más aliviado con la declaración de Horohoro.
-Ahora veo como ustedes dos hacen buena pareja... – murmuró, evitando por suerte el coscorrón que quería darle el hermano de Pirika.
-No digas tonterías. – replicó Horohoro, quien volvió a su pose de brazos cruzados y desvió la mirada de la ventana hacia fuera intentando mantener su expresión seria. – Es una locura...
Para su desgracia avergonzada, justo en ese momento Yoh estaba en el jardín haciendo unos cuantos ejercicios y se sintió como a punto de derretirse de sólo verlo. Después de unos minutos finalmente suspiró volviendo al control de sus emociones y se giró preocupado hacia su acompañante.
-Dijiste que estabas celoso . – recordó. – Manta, no quiero que te sientas mal...
-No es eso. – el pequeño negó con la cabeza. – Es sólo que... – suspiró profundo. – Yoh es mi mejor amigo. No... No quiero perder eso.
Horohoro por fin entendió lo que sentía Manta. Pero... ¿Qué podía decirle? No tenía ni idea él mismo de lo que pasó la noche anterior, no sabía cómo afectaría su relación con Yoh... Es cierto que hace semanas que pensaba decirle de sus sentimientos, pero jamás pensó que llegarían a algo con eso... Mucho menos que le correspondiera... Y ahora...
-No vas a perder tu amistad con Yoh. – le aseguró, diciendo en voz alta lo único que llegaba a tener claro. – Mi relación con él es un asunto muy distinto a lo tuyo con él.
-Lo sé. – le respondió el menor. – Pero cosas así... Siempre cambian todo.
El azulado asintió. Era verdad, la situación cambiaría, pero de igual manera... ¿Mejoraría?
-¡¡Horohoro!!
El susodicho escuchó su nombre desde afuera. Asomó la cabeza y vio que Yoh había terminado sus ejercicios y le hacía señas para que bajara. Un poco ansioso aceleró su paso para encontrase con el castaño en el jardín, respondiendo algo tímido a la sonrisa que le proporcionaba el otro.
Aquella sonrisa... Tenía todo un nuevo significado ahora...
-¿Dormiste bien? – le preguntó Asakura mientras le indicaba que lo siguiera a la entrada del bosque.
Horohoro asintió, muy enfático.
-¿Para qué me llamaste?
Yoh detuvo su paso frente a un par de pesas gigantescas y unos armamentos de carga que se veían extremadamente pesados.
-Pirika dijo que hoy estabas a cargo de Anna y ella ya dio las indicaciones para tu entrenamiento. – explicó, manteniendo la misma dulce sonrisa con la que lo había saludado. – Hay que dar treinta vueltas alrededor del bosque cargando esto.
El azulado tuvo ganas de ahorcarlo.
-¡¡Yoh!!
El castaño rió de buena gana cuando el otro se le lanzó encima con intenciones homicidas. Aprovechó la cercanía y tomándolo nuevamente por sorpresa lo besó.
Horohoro, que esta vez estaba encima del otro, quedó un momento atónito, y luego sonrió.
-¿Crees que con un beso te salvarás de todo? – el chico del Norte acercó su rostro al del otro.
-Tengo la esperanza. – replicó Yoh, esperando que el otro respondiera su beso con otro, como se habían dedicado a hacer la noche anterior. – Pensé que podríamos hacer otras cosas... – comentó, tentativamente.
-¿Ah, si? – murmuró Horohoro, al oído.
-Si...
-Pues... – el azulado rozó sus labios con los de Yoh, pero se separó bruscamente con una sonrisa diabólica. - ¡Olvídalo, Yoh! ¡De esta no te salvas!
Y fue nuevamente al ataque, demostrando, con eso, que las cosas podían cambiar tanto como seguir igual. Era decisión de los dos cómo mantener el equilibrio de ahora en adelante...
TBC.
Notas: Y se formó la pareja. La verdad, salvo excepciones, no me gusta ser rebuscada en las declaraciones de amor y los comienzos de relación. Es más interesante lo que viene después, yo creo al menos. El siguiente capítulo es asunto aparte, eso si, dedicado a las chicas ^^ así es, porque hay menciones de otras parejas, no muy tradicionales ninguna.
