Odaiba Digital

Por: Ariadna.

Capítulo 1, Presentando la Situación.

-Matsuda Takato, mucho gusto. - se presentó. – Por favor simplemente díganme Takato.

-Es un gusto conocerlos. – Takeru replica.

El muchacho sonrió y se giró a su compañero.

-¿Y dónde están los demás?

Hirokazu negó con la cabeza.

-Ni idea. Seguramente llegará cada uno por su cuenta.

-¿Cómo? – Daisuke interrogó. - ¿Hay más alumnos nuevos?

-Esto se suma a la rareza de saber que todos nuestros compañeros viejos parecen haberse mudado... – murmuró Hikari, pensativa.

-¿Cuántos de ustedes son? – consultó Ken.

-Uh... – Hirokazu contó con los dedos. – Seis. Y a eso hay que agregarle los demás, ¿no? – miró a Takato. - Akiyama, Ai y Makoto, la familia de Lee y el hermanito de Juri.

-¡Wow, es mucha gente! – comentó Takeru sorprendido. - ¿Son todos parientes o qué?

-Er... – Matsuda pareció nervioso. – Se podría decir que trabajamos juntos, pero...

-Hey, aún no nos han dicho SUS nombres. – recordó de pronto su amigo, cambiando el tema.

Los otros cuatro se disculparon e hicieron las introducciones correspondientes. Conversaron con los dos nuevos un rato más hasta que comenzó a aparecer más gente. Las predicciones de Hikari no estuvieron del todo correctas, ya que varios de sus viejos compañeros llegaron a la clase, claro que aún eran muchos menos de los que habían antes. También los amigos mencionados por Hirokazu hicieron entrada, o así lo asumieron los cuatro al ver como los dos chicos conversaban animadamente con una pelirroja de ojos violeta, un chico de lentes y una muchacha de largo y liso cabello castaño. Al rato también apareció un joven de rasgos chinos y cabellos azules, poco antes de que el timbre sonara y el profesor hiciera su entrada al salón de clases.

-Buenos días alumnos. – los saludó el viejo conocido Fujiyama.

-¡Buenos días!

-Me alegra escucharlos tan animados. – asintió el profesor. – Desde hoy comienza para ustedes un nuevo año escolar y una nueva etapa en su vida estudiantil como alumnos de secundaria. – hizo una pausa. – Ya se habrán dado cuenta que la ciudad está sufriendo constantes cambios y que algunos de sus compañeros  ya no están aquí, así como hay un alumno nuevo venido de Tamachi. – dijo, indicando a Ken. – Y seis desde Shinjuku. – agregó, mirando al grupo de chicos. – Además de ellos, muchos estudiantes han llegado del extranjero, y tres han quedado en esta clase. Por favor ayúdenlos a acostumbrarse a los cambios que implica vivir en un nuevo país.

Dicho eso, la puerta se abrió para dejar entrar a tres chicos rubios. Un muchacho y dos niñas. Al verlos, tanto el grupo de Daisuke como el de Takato quedaron sorprendidos.

-¡Wallace! – exclamó Motomiya saltando de su asiento.

-¿Catherine? – Takaishi pareció reaccionar igual.

-¡¿Alice?! – agregó a la sorpresa la pelirroja que estaba sentada junto a Matsuda.

-Es un gusto volver a verlos. – saludó la más pálida de las chicas al grupo de Takato.

-Ha pasado el tiempo. – la otra rubia inclinó la cabeza como saludo.

-No puedo negar que los he extrañado, eh? – comentó Wallace, con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Uh? – Fujimiya y el resto de los alumnos también parecían sorprendidos. - ¿Se conocen?

-¡Claro que si! – asintió Motomiya. – Con Wallace nos conocimos...

-En unas vacaciones en Estados Unidos. – completó Hikari por su amigo, mientras Ken lo obligaba a sentarse de nuevo y quedarse callado.

-Los abuelos de Takeru son buenos amigos míos. – explicó rápidamente la francesa. – Es una cosa de familia.

Todos quedaron mirando a Alice, quien por un momento no se dio cuenta que también debía dar una explicación.

-Ah, yo ya había visitado Japón antes. Estuve en Shinjuku hace un tiempo atrás visitando a mi abuelo.

-Oh, ok. – el profesor los mandó a sentarse. – Comencemos la clase.

El señor Fujiyama tuvo que llamar la atención de Daisuke tres veces antes de que Motomiya se diera finalmente por vencido en sus intentos por conversar con Wallace. Takeru tuvo una suerte parecida con Catherine cuando el tutor le quitó el pequeño papel con el cual la estaba interrogando sobre su aparición en Japón.

La primera hora de clase fue sumamente larga para todos. Cuando sonó el timbre de receso, un gran suspiro generalizado se produjo. Unos cuantos chicos salieron del salón para cambiar de aires, mientras el resto conversaba amenamente con sus compañeros nuevos.

Hikari entabló plática con la muchacha de pelo castaño, llamada Katou Juri. Ken era levemente acorralado por sus nuevas compañeras de curso, que lo conocían y admiraban por ser aquel famoso "niño genio". Daisuke y Wallace realmente no prestaron mucha atención de los demás, mucho menos del pobre Ken, y se pusieron al día con sus vidas desde la última vez que se vieron. La situación de Takeru y Catherine fue más o menos parecida, con la intervención de otros compañeros, bastantes interesados en saber más de la hermosa joven francesa.

-Wow, es realmente sorprendente verte llegar así. – comentó Motomiya a su amigo extranjero. - Podrías haber avisado, ¿Llegaste durante las vacaciones?

-Sólo un par de días atrás. – le contó Wallace, confuso. - Pensé que sabían de nuestra llegada...

-Puede que no me haya enterado, estuve en casa de mi abuela casi todo el mes. – respondió el otro. – Aún así, me extraña que nadie me haya dicho nada...

-¿¿Qué haces tú acá?? – exclamó una voz ajena al salón. Miyako acababa de aparecer por la entrada. - ¡Wallace, tanto tiempo!

El americano le regaló una gran sonrisa a su amiga de anteojos cuando recibió el abrazo de oso que ésta le dio. A pasos de ella se encontraba un muchacho de piel bronceada y cabellos café. Por un momento él se mostró incómodo de molestar aquella reunión, pero se sintió mejor al ver otras caras, que, por su expresión de felicidad, le eran conocidas.

El recién llegado se saludó con el grupo venido de Shinjuku, y miró con curiosidad a la hermana menor de Taichi.

-Soy Akiyama Ryou, ¿Con quien tengo el placer?

Antes de que Hikari pudiera responder, el muchacho venido de Tamachi logró safarse de las chicas que lo tenían acorralado y se acercó al grupo.

Cruzó miradas con Akiyama y se reconocieron al instante.

-... ¿Ken?

-¿Ryou...?

-Parece que se conocen... – intervino Juri, hablándole a Hikari.

-¿Akiyama es de Tamachi? – le preguntó ella de vuelta.

-Pues no, él vivía en Fukuoka...

-No puedo creer que seas tú. – soltó Ryou luego de un rato de silencio mientras observaba al otro chico. – Con todo lo que pasó hasta pensé que te había imaginado...

-Digo lo mismo. Nunca pensé que... – Ken no terminó su frase. Miró incómodo al grupo de gente que escuchaba su conversación.

-¿De qué se conocen ustedes dos? – preguntó el muchacho de anteojos que estaba junto a Takato y Hirokazu.

-Ah, pues... – Ryou tampoco quiso decir más, al ver que los amigos de Ken también estaban pendientes de la plática. – Nos conocimos, hace unos años...

-Mucho tiempo... – remarcó Ken.

-Ya lo creo, has crecido mucho.

-Igual tú. ¿Cómo has estado? Pensé que... – Ichijouji dudó. – Que aun estarías en... aquel lugar.

-Si, bueno... Me fui de ahí tiempo después... Digamos que no podía quedarme toda la vida...

Al parecer, con esa frase uno o dos de los amigos de Ryou captaron de qué se trataba la conversación, pero al no tenerlo claro con un mensaje tan difuso, no dijeron nada de nada.

El recreo acabó en un par de minutos y nuevamente el profesor entró al salón, obligando a Miyako y Ryou a retirarse sin posibilidad de más preguntas o respuestas. Fujiyama aclaró su garganta al sacar una lista que tenía escrita en un cuaderno.

-Antes de proseguir con el horario normal de clases, la directora pidió que se organizara un plan de convivencia con el grupo de alumnos recién llegado. Necesito dos o tres estudiantes que se ofrezcan como tutores, - el profesor frunció el ceño al notar que nuevamente Daisuke y Wallace estaban conversando sin parar, esta vez incluyendo a Ken, Hikari hacía lo mismo con la chica llamada Juri y Takeru seguía intercambiando mensajes con su amiga francesa. – Uhum! – tosió fuertemente, para llamarles la atención. – creo que ya tengo a los tres voluntarios: Motomiya, Takaishi y Yagami.

El ruido de las conversaciones se detuvo de inmediato, y los tres chicos volvieron su atención al frente.

-¿Uh? – Daisuke no había escuchado nada más que su nombre. - ¿Qué pasa?

-Como se ven tan entusiasmados en saber más de sus compañeros nuevos, ustedes quedarán como sus tutores por el resto del mes, Motomiya. – hizo una pausa.- Ahora, sobre...

-Disculpe, profesor. – la rubia llamada Alice se puso de pie.

-Dime, ¿Qué pasa?

-Es la tutoría. Yo faltaré una semana desde mañana porque tengo que viajar a Shinjuku, espero que eso no sea un problema.

Fujiyama apoyó el mentón en el puño de su mano, pensativo.

-Supongo que no, eso lo veremos después como un asunto particular.

-Gracias. – Alice volvió a sentarse.

-Como decía, sobre la tutoría, los tres encargados deberán organizar un trabajo de interacción con el nuevo grupo. Ya que McCoy no estará, serán divididos en grupos de cuatro. al final de la semana quiero una presentación para la clase, así podrán conocerse mejor.

-¿Ehhh? – todos parecieron poner cara de disgusto.

A nadie le agradó la idea de hablar de si mismo o de otros frente a un público, era demasiado vergonzoso.

-No se quejen. - replicó el adulto. - Es un plan que se está usando en todos los cursos, por la llegada de tantos alumnos nuevos. Todos ustedes, - dijo, indicando al grupo. - vengan después de clases a la oficina de profesores para dividir los equipos de trabajo. – se giró al resto de la clase. – Ahora proseguiremos con clases...

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-Pasen, por favor. – Hikari abrió la puerta de su casa. – No hay mucho espacio, pero creo que será suficiente.

Sus tres acompañantes pidieron el permiso correspondiente para entrar y sentirse cómodos. Cada uno se sacó sus zapatos con calma y esperaron alguna indicación de la dueña de casa.

-Mi mamá no está en casa, creo... – la chica observó el comedor y la cocina. – Y mi hermano...

-¿Hikari, eres tú? – se escuchó una voz desde detrás de una puerta en el pasillo al lado de la sala.

-Si, ¡Y traigo visitas! – recalcó.

La puerta se abrió levemente y la figura de Taichi hizo aparición. Cerró la puerta tras de si de forma rápida.

-Sabes que no podemos traer invitados a la casa sin avisar. – la regañó, antes de mirar quienes la acompañaban. – Um... – miró finalmente a los tres chicos, y sonrió al que reconoció. – Hola Ken, tanto tiempo, ¿Cómo te fue con la mudanza?

-Estuvo bien, gracias. – Ken devolvió el saludo con una sonrisa tímida.

-¿Y los otros dos? – Taichi los miró curioso. – Soy Taichi, el hermano mayor de Hikari.

-Mucho gusto, mi nombre es Katou Juri, - se presentó la muchacha de largo pelo castaño que venía de visita. - Somos compañeros de clase.

-Yo soy Lee Jenrya. – dijo quien quedaba por hablar. – Lamentamos haber venido sin avisar... – comenzó a disculparse.

-Nah, no importa. – Taichi hizo un gesto para restarle importancia. – Es sólo una formalidad, y ya entendí porqué están aquí. – se giró a su hermana. - ¿Te asignaron como tutora?

-Si.... – Hikari dudó. - ¿Y tú cómo sabes?

-Ja, en todos los cursos fue igual. – el mayor tenía una sonrisa de victoria. – Yo me salvé por suerte. Yamato, Sora y Chizuru quedaron a cargo de los tres nuevos de mi nivel.

-En nuestro curso llegaron diez nuevos incluyendo a Ken. – contó la menor Yagami.

-Ya veo, por eso te asignaron tanta gente... – Taichi les indicó quese sentaran en el living para estar cómodos. - ¿De dónde son ustedes?

-Somos de Shinjuku. – replicó Juri, aceptando con señas la oferta de Hikari de un vaso de jugo. – En realidad nací aquí en Odaiba, pero me mudé a los seis años, - la chica sonaba levemente... ¿triste? No se podía estar seguro. – No recuerdo mucho de ese entonces, pero creo que la ciudad se ve igual.

-Lo que quiere decir que tienes mala memoria. – río Taichi. – Creo que es la ciudad que ha sufrido más transformaciones en menos tiempo de todo Japón....

-Deberías conocer Shinjuku entonces. – sugirió Jenrya. – Yo nací y viví en Hong Kong hasta los cuatro años. Luego nos mudamos a Japón con mi familia, a Hikarigaoka, pero sólo alcanzamos a vivir unos meses antes de volver a mudarnos e ir a Shinjuku, por culpa de una bomba terrorista.

Los hermanos Yagami parecieron atorarse al mismo tiempo con sus bebidas.

-Oh, si, la bomba... – Hikari soltó una risa nerviosa. – Nosotros también vivimos en Hikarigaoka por esa época... Luego de eso nos mudamos aquí.

-Uno de los nuevos en mi clase también es de Shinjuku. – Taichi miró al muchacho chino. - Creo que su apellido era Lee, ¿No será hermana tuya?

-Ah, Jaarin, si. Ella entró a segundo de preparatoria.

-Ese es mi nivel. – confirmó el castaño. – Yamato quedó a su cargo. Chizuru quedó a cargo del chico autraliano y Sora de uno ruso... No recuerdo bien sus nombres, - se giró a su hermana. – Son, ya sabes, de los que conocimos en nuestro... viaje...

Ken captó el mensaje que estaba siendo enviado a Hikari.

-En nuestro curso llegaron dos conocidos más. – recordó.

-Ah, es verdad. Wallace y Catherine.

-¿Catherine? ¡Que bien! – Taichi se puso muy feliz. – Hace mucho que no la veo, mañana iré a visitarla, es una excelente noticia.

-A propósito... – dijo Hikari. - ¿Por qué estás aquí?

-¿Que tiene? Es el primer día de clases, no tengo niguna actividad extracurricular aún.

-Pero pensé que estabas en el equipo de futbol, como asistente del entrenador.

El mayor asintió.

-Claro, luego de ganar el campeonato del año pasado era obvio que me ofrecerían ese trabajo.

-Pero... Daisuke me dijo que el entrenamiento comenzaba hoy. – recordó la menor.

-No lo creo, es el primer día...

-Uh... – Juri decidió interrumpir. – Cuando nosotros nos fuimos el grupo de Motomiya se dirigió a las canchas...

El castaño trató de hacer memoria... No recordaba nada de eso... ¿O si?...

-¡Rayos, es cierto! ¡Tendré que volver a la escuela!

Yagami tomó su bolso rápidamente y salió del departamento sin despedirse. Hikari se encogió de hombros y miró a los demás.    

-Bien, ¿Por donde empezamos?

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-Argh, ¿Se puede saber por qué tenemos que estar aquí? – Makino Ruki se cruzó de brazos. - ¿Por que YO tengo que quedarme aquí?

-Ya, no es para tanto, Ruki. – Hirokazu le indicó a su amiga que se relajara y se sentara a su lado. – No tiene nada de malo esperar a que Motomiya acabe su entrenamiento...

-¡Vamos Daisuke, no seas flojo! ¡Corre más rápido! – Wallace gritaba desde las gradas, al otro lado de Hirokazu. - ¡Esa no es manera de patear el balón! ¡Muevete!

-¡Ya cállate, idiota! – gritaba de vuelta un irritado Daisuke, desde la cancha. - ¡Me desconcentras!

Wallace se echó para atrás, recostandose en el asiento.

-No creo que lleguemos a hacer algo de la tarea hoy... – declaró, relajadamente.

-¿Y no podemos adelantar algo nosotros, en vez de quedaron como idiotas viendo a ese tonto patear una pelota?

-Tengo la leve impresión que tu amiga no es fan del fútbol... – comentó el gringo, sonriendole a Shiota.

-¿Sólo una leve impresión? – replicó él, lanzando un suspiro. – Como sea, creo que ella tiene razón. El asunto es conocernos mejor, y nada más, ¿No? Que Motomiya nos hable después de las reglas de la escuela y todo eso.

El rubio volvió la cabeza hacia adelante.

-Me parece bien. ¿Y de qué hablamos?

-¿Cómo es que hablas tan bien japonés si eres de Estados Unidos? – interrogó Ruki de inmediato.

Wallace se encogió de hombros.

-Soy un genio.

La muchacha giró los ojos.

-Quiero una respuesta de verdad.

El otro la miró, con expresión seria. Pero le duró poco, y luego volvió a sonreír.

-Es la verdad. – respondió. – En Estados Unidos iba a la universidad.

-Wow, ¿En serio? – Hirokazu se vio sorprendido. - ¿Qué haces aquí entonces?

 Wallace arrugó la nariz.

-No hay nada más incómodo que ser tratada distinto cuando creces. De todas maneras, Japón no da la opción de adelantar años, y pensé que sería entretenido tener una educasión normal. Además, estoy entre amigos, así que el día que quiera estudiar algo más avanzado, sólo pasaré la tarde con Koushiru o Ken.

-¿Te refieres a Ichijouji? – el castaño hizo memoria. – Entonces si es el mismo que salía hace unos años en la revista de ciencias...

-JA, - Ruki soltó una risa sarcástica. - ¿Tú, leyendo revistas que no sean de Digimon, Hirokazu? Que sorpresa...

-Hey, ya no pienso sólo en eso, ¿Sabes? – se defendió su amigo.

Los ojos de Wallace se agrandaron.

-¿Que fue lo que dijeron? ¿Digi...?

-¡Hey, Wallace!

Inoue Miyako y Akiyama Ryou caminaron hacia el trío, acompañados de otros dos alumnos, que, como Ryou, vestían uniforme de preparatoria.

-Hola chicos. – el gringo los saludó efusivamente. – Michael, - dijo, a uno de ellos. - ¿Mimi te tocó como tutora?

Los dos mayores asintieron a la vez. Uno era rubio, y la otra tenía el pelo risado color caoba, Tachikawa Mimi.

-Venía a ver si Taichi estaba aquí. – explicó ella. - La banda de Yama tiene práctica hoy, y sé que le gusta que vayamos juntos...

Al decir esto, una figura de revoltoso cabello castaño apareció corriendo a espadas del grupo. Se detuvo un segundo para recobrar el aliento, y así la pelirroja lo reconoció y le hizo señas.

-¡Tai!

-Hola Mimi... – el chico se acercó y le regaló una sonrisa, para luego pasar por su lado y seguir su camino. - ... Adiós Mimi. ¡Voy atrasado!

-¡Hum! ¡Que maleducado! – resaltó ella, y alzó una ceja. - ¿Tendré que ir a la práctica de Yama acompañada de Michael entonces? – se interrogó en voz alta, para que Yagami la escuchara.

Esto hizo que él detuviera su paso de inmediato. Taichi miró al acompañante de Mimi de arriba a abajo, con sospecha. Michael soltó un suspiro cuando dejó de ser observado al Taichi volver sus ojos a Tachikawa.

-Espera un poco, Mimi. La práctica de la banda no comienza hasta dentro de una hora. – notó que había una gran cantidad de gente tras la muchacha. – Quédate aquí con los demás y luego nos vamos juntos, ¿Si?

Mimi hizo un ademán para que él se fuera tranquilo, y se sentó con el resto de su grupo junto al otro norteamericano.

-¿Y de qué hablaban ustedes?

-Umm... – Wallace se rascó la nuca. – Ya no lo recuerdo...

-Tú estabas inventando que eras un genio. – respondió Ruki, en tono burlón.

-¡Es la verdad!

-Claro, claro...

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-Déjenme ver si mi casa está presentable, esperen. – Takeru cerró la puerta tras de si, dejando a sus tres compañeros fuera. Un par de minutos después, volvió a abrir. – Disculpen, sólo somos mi mamá y yo acá, nunca nos hemos preocupado de ser muy ordenados...

-No hay problema, Takeru. – Catherine le sonrió al entrar. – Aunque... ¿Dónde vive tu hermano entonces?

-Pensé que mi abuelo te habría contado. – el rubio hizo pasar a los tres a la sala principal. – Mis padres son divorciados. Yamato vive con papá.

-Oh.

Sus otros dos compañeros, Matsuda Takato y Kitagawa Kenta, se setaron en el sillón y el sofá respectivamente.

-Aún no puedo crees que vivamos en el mismo edifício. – comentó Takato. – Es demasiada coincidenia...

-Bueno, hubo muchas mudanzas estas semanas, en especial en este edifico. Ya me parecía que te había visto antes. – comentó Takaishi. – Creo que fue con uno de los camiones de mudanza... Había otro para la familia de Shiota, ¿No es así?

-Ajá. Él se mudó dos pisos más arriba con sus padres.

-Yo sigo instalada en un hotel. – la francesa se acomodó junto al chico de lentes en el sofá. – El departamento queda cerca del puerto, pero aún no llegan todas nuestras pertenencias.

-Yo vivo cerca de ahí, creo. – dijo Kenta. – Aún me es difícil ubicarme...

-A mi me pasa lo mismo. – reconoció Takato. – Odaiba es igual de grande que Shinjuku, es una suerte que la escuela queda a pocas cuadras.

-Podemos irnos todos juntos desde mañana si quieres. – ofreció Takaishi, a la vez que habría la ventana de la sala para dejar entrar el fresco de primavera. – Otro día te presentaré a Miyako e Iori, viven un par de pisos más arriba.

-¡Gracias!

-¿Cómo haremos esto? – preguntó de pronto Catherine. – Digo, hablar de nosotros y todo eso...

-Creo que lo hacemos bien hasta ahora, ne? – Takeru sonrió. – Es sólo platicar por hoy, mañana le preguntaremos al profesor Fujiyama en qué consistirá la exposición.

-No me agrada mucho la idea. – dijo Matsuda, rascandose la nuca. – Es raro, nunca tuve que hacer algo parecido en mi antigua escuela.

-Es porque naciste en Shinjuku, Takato. – explicó Kenta. – Es bastante diferente recibir compañeros nuevos que serlo.

-Eso es cierto. – Takato rió. – Pero es lo mismo para ti, y para Ruki. Los tres vivimos en Shinujuku toda la vida...

-Hasta ahora. – finalizó Takeru. – Yo me mudé hace dos años, por el trabajo de mi mamá... y mi insistencia. Antes vivíamos demasiado lejos de mi hermano y mi papá, y sólo los veía para vacaciones. – El rubio amplió su sonrisa. – Ahora los veo tan seguido que incluso los encuentro insoportables... Vivir sólo con mi mamá es una cosa, pero debieran ver el departamento de ellos... ¡Que desastre!

-Aquí no está tan mal. – replicó la única chica presente. – Todo se ve muy ordenado, como si tuvieran a alguien que les hiciera la limpieza cuando no están...

-Er, pues...

En eso, se sintió un ruido extraño de cosas que caen y una puerta se abrió de golpe, dejando desparramarse una pila de libros y un... ¿¿Qué era eso??

Takeru puso una expresión de espanto y corrió a recoger a lo que sea que estaba sobre los libros. Parecía un peluche naranjo con alas de murcielago... Tomo todo lo que pudo entre sus manos y lo volvió a lanzar dentro de la habitación, cerrandola firmemente.

-¿Que pasó? – interrogó el chico de lentes.

-¡No es nada! - trató de asegurar el rubio, pero se veía muy agitado. – Ya dije que somos muy desordenados, ¡Todo está fuera de lugar! Jajaja...

-Eso parecía un Digimon. – dijo Takato, como si nada.

Los ojos de Takeru se abrieron de par en par.

-¿C-Cómo?

-Si, bueno... – el castaño de pronto se sintió incómodo. – Jenrya me contó que salieron unos peluches... basados en el juego de cartas, ya sabes, las Digicartas...

Takeru parecía aturdido con la información. Miró a Catherine por apoyo, pero ella se encogió de hombros sin entender.

-Pensé que conocías el juego de cartas, Takeru. – aseguró ella, como si fuera algo de lo más normal. – Aunque no soy muy buena con ellas, son buenas para practicar estrategia, ¿No es así?

Kenta y Takato asintieron, con un dejo de tensión en su cuerpo. Intercambiaron miradas y luego volvieron a Takeru, quien seguía sosteniendo la puerta cerrada tras de si.

-¿¿¿Hay un juego de cartas de los Digimon???

TBC...

Notas: Nada de explicaciones aún, pues falta por saber más de todo lo que está ocurriendo, demasiadas interrogantes, ¿No es así? ¡Y eso que aún no emparejo a nadie siquiera!