Varios soles se habían ocultado tras las montañas y varias lunas habían posesionado el cielo desde los últimos acontecimientos narrados en esta historia. Y con los soles y con las lunas muchas cosas también habían transcurrido, la mayoría simples detalles de la vida cotidiana y de las cosas que tienen que sortear las parejas que se esconden.

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" Se ama por que se ama"

Epílogo.

Aves en Vuelo.

Hermione Granger, como sabemos, es una chica de dieciséis años, cursando el sexto año en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, en la casa Gryffindor. Ultimamente su vida no ha cambiado mucho, sigue pasando largas horas en la biblioteca estudiando, sigue riendo con sus amigos Ron Weasley y Harry Potter durante los ratos libres, ya que durante el horario de clases desempeña el papel de mejor alumna y sabelotodo, apodo que porta a veces con mucho orgullo. Nada ha cambiado en verdad, solo que ahora por las noches se ve con su novio, un personaje del que nadie sospecha su vinculación con la Gryffindor, de poderosa rúbrica y mirada fría la mayoría de las veces: Draco Malfoy.

Él es un Slytherin, cursante también del sexto grado [ a pesar de que aún tiene quince años - cosa que muy pocos saben- ] quien parece muchas veces carecer de sentimientos como la compasión o el respeto al prójimo. Tampoco mucho ha cambiado en su vida: Sigue acompañado algunas veces por sus babosos amigos Crabbe y Goyle, el mejor en póciones, molestando a Potter y Weasel, asediado por las chicas - solo que ahora no debe ni quiere hacerles caso- y en resumen, casi igual.

Es por ello, quizá, que muchos ni siquiera imaginaban la pasión que unía a estos dos jovenes, tan distintos y tan iguales, cada noche. Siempre ocultos tras las sombras, enredándose con ellas y bebiéndolas entre sus besos. Se amaban, y hasta el momento no parecía haber nadie, absolutamente nadie, que quisiese interponerse entre ellos. Ni siquiera Blaise Zabinni, quien algo temía de las raras escapadas de Draco, a pesar de que el quinto grado fue marcado por esta conducta en él y en el objeto de sus sospechas. Además Pansy, al verse tan frecuentemente rechazada por el chico rubio, y al enterarse además de que este no parecía corresponder a ninguna otra chica, temió desde que era homosexual hasta que tenía una novia secreta, y junto a Zabinni se empeñaba en descubrirlo con ella. Más, ninguno de sus propósitos se había visto cumplido, por suerte para Draco y Hermione.

Cabe recordar también de que Harry y Ron estaban al tanto de esta relación.

Llevaba una semana de que sabían, y por lo menos Ron se había demostrado algo más comprensivo que Harry, puesto que lo presentía de mucho tiempo atrás, aunque sin desestimar que tuvo que patear mil veces las paredes y despertar a toda la torre antes de llegar al estado comprensivo. Harry, por su parte, se mantuvo callado bastante tiempo y luego atenaceó a Hermione con preguntas y conclusiones como que " No lo conoces", " Yo soy hombre y sé cuando otro hombre no quiere nada más que jugar con una mujer" o " No te conviene, Hermione, recapacita" y muchas otras más, algunas rallando el punto de ser irreproducibles. Luego de eso ella se había puesto a llorar, herida por la falta de entendimiento de sus amigos, sobretodo de Harry, y había gritado muchas cosas que desde siempre tenía guardadas - " ¿Y tu me conoces?¿ Sabes algo más de mi que mi nombre y apellido? No!! ", " Y que no entiendes de que yo puedo valerme por mi misma?", " No soy nada tuyo para que me trates de esa forma, solo soy tu amiga!" o " Siempre me haces llorar, Harry Potter!"- para después salir corriendo al cuarto de las chicas. Al otro día el mismo chico Potter se había metido al cuarto con la capa invisible y pedido disculpas, luego de una extensa conversación.

Pero después de todo eso,- además de los ciento veinte puntos restados a Gryffindor procedentes de la pelea-, los dos chicos parecían odiar más a Draco y ni siquiera se molestaban en mirarle. Lo bueno, después de todo, era que al Slytherin eso no le importaba en lo más mínimo.

Hoy es un día sábado, aparentemente como cualquier otro. El sol comenzaba a aparecer tras las colinas, dorado e imponente, y los campos ya comenzaban a bañarse en sus rayos cálidos de luz. El cielo azul, en el cual se dibujaban graciosas formas esponjosas, parecía estar demasiado calmado, demasiado pacífico, demasiado espectante; igual que toda la naturaleza que se desarrollaba a sus pies. Quizá era solo la mañana, donde nadie había aun despertado ni nadie tenía la intención de hacerlo; o quizá era que el cielo sabía lo que dentro de poco acontecería.

Lamentablemente algunas personas lo sabían, desde mucho o poco tiempo, pero lo sabían. Había un aviso en su inconciente que desde aquel día comenzaba a manifestarse en sus sueños, en sus maneras de estar frente a los demás, y en su manera de ver el entorno. Era algo que se trataba de ocultar, una verdad que a momentos parecía sin importancia, y que a momentos parecía también el fin del mundo. Y aun así se ocultaba en algún rincón de la mente, aquella mente humana tan compleja, aquella mente humana tan extraña... aquella mente que a veces tenía un sello. Un sello de familia, un sello de escala social.

Y en el caso de Draco Malfoy, su mente tenía un fuerte sello Slytherin. Y aquel sello que dentro de poco reclamaría su naturaleza inevitable, ahora lo hacía revolcarse entre las sábanas verdes de su cama, nervioso, con el sudor bañanadole la piel blanca como mármol, haciendole decir cosas extrañas entre sueños, aquellos sueños conformados por extrañas y difusas imágenes, donde las tonalidades negras y rojas las hacían, muchas veces, rayar en lo grotesco.

Dos meses y un poco más habían pasado ya , tiempo donde la vida parecía verse por fin completamente nítida, libre de toda complicación, duda o hecho que hiciese flaquear sus emociones respecto a la chica Gryffindor, ...una vida casi rayando en lo perfecto. Por que sin dejar de ser algo romántica, seguía siendo divertida y exitante. Aquella sensación de prohibido, que seguía marcando los pasos de su relación con Hermione, no tenía ni siquiera la más minima intención de desaparecer, y cada vez se hacía más divertida y de momentos, casi atrevida. Aquellos momentos, ocultos tras cortinajes o tras las paredes de una vieja habitación, no se borrarían jamás de su mente, y jamás traerían algo más que no fuese su deseo de volver a verla y volver a repetirlos.

Todo, en una palabra, era genial.

Podía llevar su relación con Hermione sin dejar de ser el mismo Draco Malfoy, sin arrastrarse como babosa o convertirse en un santo. Tan solo se mostraba de forma más sincera a la muchacha, y con los demás seguía siendo el mismo petulante y venenoso mirador en menos Malfoy, como le solían llamar. Por que había, inconcientemente, tratado un pacto con Hermione.

Pacto de silencio, el cual solo tenía la regla de que ninguno tenía que cambiar, por el otro, algo de su manera de ser. Ella seguía igual de amiga con Potter y Weasley, incluso más que antes, y no dejaba de estudiar largas horas en la biblioteca, escondida entre torres de viejos libros, para verlo. Era ella, completamente ella. Y quizás por ello cada día le sorprendía más, cada día encontraba algo nuevo en ella, algo nuevo que entender y querer... y desear.

Y entre toda esa felicidad y satisfacción, sentía que algo flotaba en el ambiente, algo mezcla de duda y desesperación, algo como en sutil veneno en las miradas. Quizá era lo que tenía que pasar. Lo que él sabía que iba a pasar. Eso que aparecía en sus sueños, eso que ahora no lo dejaba dormir. Su herencia familiar, como le habían dicho una vez. Una herencia no monetaria, si no una que se carga en la sangre, que te marca para siempre y que ni siquiera tu muerte puede deshacer. Ni siquiera tu muerte...

Despertó sobresaltado.

Las gotas de sudor resbalaban por su frente pálida, y el sol que miraba tras la ventana las hacía brillar como el rocío. Buscó con la vista exaltada un reloj y cuando hayó uno, vio que recién eran las seis y diez de la mañana. Volvió a acostarse, botando aire sonoramente por la boca, y cruzando los brazos tras su nuca a manera de almohada. Cerró los ojos.

Tic, Tac, Tic, Tac.

Sus ojos grises chocaron abruptamente con el techo de la habitación. Miró a todos lados, y se fijo en algo que no solía ocurrir: Había mucho silencio. Demasiada quietud para una habitación de hombres, para un lugar donde duermen siete cursos de alumnos, para un piso o para un castillo completo. Ni siquiera había ese típico ruido de las avecillas, o ese sonar molesto de ardillas u otros animales parecidos, corriendo por la hierba. No había nada más que el molesto sonar del reloj.

Sonrió. Se estaba preocupando demasiado por nada. Quizás se estaba preocupando antes de tiempo, mucho antes de tiempo. Y si...¿ Si estaba el tiempo quebrado, y avanzando a zancadas hacia él, y no se había dado cuenta?

No, no podía ser eso.

Y sabía que esa respuesta era la excusa a lo que estaba evitando: Hablar con ella, comentarle del motivo de sus sueños, decirle que no había que preocuparse mucho, que...

Mentiras.

Mentiras y más mentiras para evitar decirle que lo perfecto debía llegar a su fin. Mentiras que no eran más que una excusa para no dejarla. Una excusa egoísta.

¿Involucrarla?

Involucrarla era egoísta. Era el momento justo, cuando nada había empezado ni nada había terminado, para decirle. Y si no lo hacía, la matarían. Igual que a él, igual que a todos.

Se levantó de un salto, no queriendo seguir con esos tortuosos pensamientos. ¡ Era feliz! No quería arruinar eso. No tan pronto.

Miró por la habitación, en busca de algo que ponerse en aquel día, y pareció entonces que el mundo se tornaba nuevamente difuso, como en sus peores pesadillas. Una alta silueta estaba parada al lado de la ventana, con el cabello suelto callendo sobre sus vestiduras negras, y con un bastón de serpiente atenazado entre sus dedos largos y blancos.

- Padre...- murmuró Draco, con voz débil. El hombre se volteó, sonriente, y sus ojos grises parecieron brillar como con estrellas contenidas en ellos. A Draco no le gustó aquel regocijo.

- Buen día, Draco- Saludó Lucius Malfoy, caminando un poco hacia él. El joven miró a todos lados, y pudo observar como todos sus compañeros de habitación estaban profundamente dormidos. Lucius, al percatarse del analisis de su hijo, señaló:- He usado un conjuro para que se duerman, no te preocupes.

- ¿Cómo entró?- preguntó Draco, más para si mismo.

- Fácil. Estudié aquí siete años de mi vida, por lo cual me sé las normas de seguridad de memoria. En verdad, Albus parece no darse cuenta de que su colegio no es muy seguro.- Lanzó una pequeña risa, y luego su semblante volvió a tornarse frío.- Hoy empieza tu entrenamiento especial, por lo cual deberás "faltar" un poco al colegio. Tu madre vendrá a justificar, no te preocupes por ello. No hay tiempo así que toma una túnica, tu varita y ponte zapatos. Los demás nos esperan cerca de aquí.

Draco, sintió como se le helaba la sangre al ver que no había escapatoria.

Entonces, una idea brilló, peligrosa, en su cerebro.

" Lo siento Hermione."- murmuró, poniendose la túnica par irse junto a su padre.

Y tal vez nunca más volver.

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Antes que nada, quiero pedir sinceras disculpas por haber demorado tanto en construir este capítulo [que no sé como se transformó en Epílogo], más que nada por que le retribuyo toda la culpa al colegio y es principalmente mi falta de organización en lo que respecta a tiempo e ideas. Espero que les haya gustado, ya que entrego o dejo entrever la mayoría de las ideas que tenía planeadas.

Debo advertirles que esto es completamente decisivo, que marca el principio real de la historia. Por que habrá historia, y durará un tiempo bien largo. Si y en la continuación que es lo que planeo, llamada desde ya [para que no me tomen el título] " Los gritos del Pasado"; así que no traten de matarme por dejarlo así.

Y bueno, yo lo iba a dejar peor, pero esto quedó más lindo y ya es la 10 vez que escribo ese capítulo número 20-epílogo, asi que se queda y punto! jaja! Ojala no los haya defraudado con estas mal escritas líneas, pero prometo que pondré lo mejor de mí en el fic que se viene. Y por si alguien a leído " Mi nombre es Hermione... ¿Granger?", ese fic sigue cuando tengamos vacaciones de invierno, a lo mejor, por mediados de Julio. Si, cuando tenga los quince ¬¬U.

Ya, me despido. Acepto todo tipo de críticas, sobre todo las constructivas, en un review o a mi email: selene_9@hotmail.com. [También pueden decirme por MSN]

ps:¡No me Maten!

ps: Felicidades a todos los nuevos escritores que han aparecido en la página [y vaya, son muchos, puesto que desaparecí dos meses y al volver casi me da ataque] , sobre todo de los Draco/Hermione. A pesar de que no he leído casi nada de nadie ultimamente, es un gusto que cada vez seamos más los que nos gastemos los dedos en el teclado a favor de los fics de Harry Potter mientras esperamos el quinto libro.

ps: Byes!!!! Gracias a todos por leer toda la babosada que se me ocurrió poner acá y principalmente por los que gustaron de " Se ama por que se ama".

" Nadie quiere a una mujer porque ella tenga tal edad, porque sea hermosa o fea; se ama por que se ama"

H. Balzac.

** Cuando decía Pérfido profesor Snape, me equivoqué . Es que me confundí el significado y mi profe de castellano ya me lo aclaró. Sorry ^^