Capítulo 04
Huyendo
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Notas
Los personajes de Slayers pertenecen a su creador.
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El Ryuu Dorei cruzaba nuevamente las olas siguiendo al barco del embajador a lo lejos. En unos días alcanzarían al barco donde se encontraba como rehén la princesa de Seiryuun. No atacarían de inmediato, el embajador quería asegurarse de que la princesa estuviera a salvo y no fuera un engaño.
El plan consistía en una emboscada nocturna, con la magia de la Ruu Miko no tendrían problemas en ocultarse y llegar muy cerca del barco pirata y sacar a la princesa y su acompañante. Si llegaban a ser descubiertos antes de llegar a la princesa, deberían abandonar de inmediato el barco, eran órdenes estrictas del embajador no poner en peligro la vida de su Alteza. Pero Lina sabía que si algo salía mal ella no saldría del barco sin la princesa. Era demasiado testaruda como para perder.
Lina y Gourry descansaban sobre cubierta, ella sentada sobre el barandal del barco, apoyada en una de las sogas que sujetaban las velas. Gourry a su lado, simplemente observaba el mar.
"Ahh... ¿Gourry, no te parece un día hermoso?" Gourry asintió.
"Así es mi capitana." Lina lo golpeó suavemente en el brazo.
"Baka, es Lina, no me digas capitana. No me agrada como lo dices."
Gourry, esa era la verdadera razón por la cual le parecía que el día era hermoso. No había logrado mantener largas conversaciones con él, no sabía si era por su timidez o simplemente porque no podía. Le parecía que era muy sencillo en sus pensamientos y en su forma de ser. Pero había algo en él que la hacía sentir bien.
"Gourry... ¿Alguna vez has estado con alguna chica?"
"Sí, ¿por qué lo preguntas?"
"Curiosidad, y por tener algo de qué hablar... ¿Cómo era?"
"Ummhh..." Gourry hizo como si tratara de recordar. "Había esta chica, cabello largo, negro, bonita sonrisa, muy buena cocinera, y enormes pechos..."
En el momento en que Lina escuchó la parte de los pechos su rostro se puso colorado y mientras Gourry seguía hablando, observó los suyos, no pudo evitar la verguenza que le subía al rostro.
"¿Lina?" La miró con curiosidad, notando el rubor en sus mejillas tostadas.
"¿Uhh...?"
"¿Te sucede algo?"
"No... nada." Dijo rápidamente. "Iré a ver si la comida está lista." Dijo levantándose.
"Te acompaño." Dijo Gourry siguiéndola.
*******
"¡Luz!" Gritó Zelgadis. Una leve forma eléctrica se formaba en sus dedos y desaparecía al instante.
"No va a funcionar." Suspiró.
"Claro que sí funcionará." Le replicó la princesa. "Espera, quizás hay una forma más fácil." Se colocó de frente a la quimera y tomó sus manos entre las suyas. Hizo que las extendiera y volteó las manos de ambos con las palmas hacia arriba. "Cierra los ojos... y siente." Zel obedeció.
"¡Luz!" Y una esfera de luz apareció entre las manos de ambos. Luego de unos instantes desapareció. "Intentalo ahora."
La quimera se concentró, tratando de imitar lo que había sentido.
"¡Luz!" Al abrir los ojos se sorprendió al ver una pequeña esfera de luz que parpadeó varias veces y se disipó.
"Lo hice..." Susurró sorprendido. La princesa se abrazó de su cuello y le dio un beso.
"¡Princesa!" Chilló Filia.
"Ohh vamos Embajadora, permítale a la princesa un poco de diversión." Le replicó el capitán, sin levantar la vista de los mapas que tenía sobre su mesa.
"No es correcto." Pero la princesa no le prestó mucha atención.
"Ummhh... mañana estaremos en las coordenadas que sugirió el embajador." Filia levantó la vista interesada. El capitán aún seguía distraido sobre el mapa y pudo observarlo con detenimiento.
Sus cabellos acuamarinos recogidos con un cordón de cuero y aún así algunos mechones rebeldes escapaban a su rostro, pero aparentemente no le molestaban. Su rostro reflejaba cierta rudeza, su seño arrugado en completa concentración sobre los mapas. Sus ojos de un dorado extraño, finamente alargados, y con una imperceptible nota de tristeza en ellos le proporcionaban un aire misterioso y melancólico. Quizo saber qué tipo de tristeza le embargaba que era tan visible.
"¿Mañana?, ¿tan pronto?" Se quejó la princesa.
"¿No se alegra su Majestad de que pronto saldrá del Hanzoku y estará en casa?" La princesa no contestó a la pregunta del capitán, quien finalmente dejó a un lado los mapas.
"¿Sucede algo princesa?, algo... ¿de lo cual debe enterarme?" Ambas jovenes se hicieron las desentendidas. Pero el Val era muy perspicaz.
"Su Majestad, Embajadora, creo que me gustaría escuchar su historia del por qué dos figuras tan notables se encontraban en un barco que no tenía nada que ver con la flota real." Sólo silencio.
"¿Y bien?" Insistió el capitán.
"Yo... yo sólo... quería ver... cómo era el mundo fuera del palacio." Dijo tímidamente la princesa.
La Embajadora se puso de pie con un gesto nervioso.
"La princesa Amelia iba a ser prometida al príncipe Gabriev. Al enterarse de que su padre la había prometido sin consultarla decidió huir... precipitadamente." Concluyó la Embajadora mientras la princesa bajaba la mirada.
"¿Entonces estaba huyendo su Majestad?" Inquirió el capitán. La princesa hizo un gesto afirmativo.
"¿Y usted Embajadora?"
"No pude hacerla cambiar de parecer. Me decidí entonces a acompañarla, convencerla más tarde de regresar a palacio."
"¿A dónde pensaba huir la princesa?"
"Yo... no lo sé."
"Su Alteza, debe regresar a palacio, el mar no es lugar para usted." Comentó el capitán.
La princesa no comentó nada mas. Incluso la Embajadora estaba silenciosa.
"¿No podría la princesa quedarse a bordo del Hanzoku?" Preguntó la quimera inocentemente.
"No Zel, la princesa debe regresar a palacio." Dijo firmemente el capitán. "Mañana, cuando el embajador aborde, haré los arreglos para escoltar a su Majestad de regreso a Seiryuun."
Los ojos de la princesa se entristecieron visiblemente. "No quiero regresar... ¡No quiero regresar!!" Y sin más echó a correr en dirección a su camarote. Zelgadis salió tras ella.
La Embajadora se volvió hacia el capitán.
"¿Por qué el cambio de planes capitán?" Preguntó sorprendida.
"Aunque le parezca increible Embajadora, no tengo nada en contra de la realeza. Simpatizo con la princesa Amelia, pero huir nunca ha sido una solución a los problemas, sólo los aplaza, pero al final, están esperandonos en el mismo lugar donde los dejamos. Además... la princesa ha hecho mucho bien a bordo del Hanzoku."
La Embajadora asintió.
"¿Entonces mañana estaremos rumbo a Seiryuun?" El capitán asintió.
"Embajadora Filia, ¿podría ayudarme mañana a convencer al embajador de mis buenas intenciones?"
Filia sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, se había olvidado de su esposo por unos instantes. Acarició su anillo. Estaba segura que a raíz de la huida de la princesa, el que ella la hubiese acompañado sin impedirle la huida y el problema en el que se habían metido con los piratas, el embajador estaría de un humor espantoso.
"Eso será una difícil tarea... Capitán Val." Murmuró para sí misma.
*******
La noche ya había cubierto el mar con su manto de estrellas y Lina y Gourry se hallaban en el camarote principal luego de un enorme festín.
"Gourry... Tengo una pregunta que hacerte." Dijo Lina mientras se reclinaba en la silla extremadamente adornada frente a la mesa en su camarote.
"¿Sí?"
"¿Por qué estás escondiéndote del Embajador?" Gourry se estremeció visiblemente. Cómo se había dado cuenta Lina, no lo sabía.
"Vamos Gourry, no soy tonta, ¿qué estás ocultándome?" Volvió a preguntarle.
"Ehh... es sólo que no confío en el embajador." Musitó.
"¿No confías o no quieres que te reconozca?" Touché... Vaya que la chica era perceptiva.
"Lina..." Dijo con desesperación.
Lina se levantó y se le acercó, dejándose caer pesadamente sobre las piernas de Gourry, quién se tensó visiblemente.
"No me engañas... Yo sé que no eres un común y corriente, lo veo en tu forma de moverte... de conducirte..." Le dijo moviéndo un dedo frente al rostro sorprendido de Gourry.
"¿Eres un príncipe?" Gourry por poco tira a Lina al suelo en un visible intento por controlar su sorpresa, pero ella se sujetó firmemente de su cuello. Sonrió satisfecha.
"Lo sabía." Dijo triunfante. Gourry pareció deprimirse y se hundió en la silla donde se encontraba con un gesto de derrota.
"¿Ahora me vas a contar realmente quién eres y qué hacías en ese barco?"
"Pues... verás, soy el príncipe de Hikari, no sé si hayas escuchado hablar de ese reino."
"Claro que sí, el Reino de la Luz, continua."
"Ahh... pues mis padres y el rey de Seiryuun acordaron hacer un pacto entre ambos reinos, sellando el mismo con el compromiso de los príncipes de ambos reinos."
"¿La princesa de Seiryuun?" Gourry asintió.
"La princesa es una chiquilla aún, creo que se asustó y escapó de palacio el día en que le anunciaron del compromiso. El Embajador de Wolfpack me conoce muy bien, pero no sabe que escapé de palacio tras la princesa."
"Ahh... ¿entonces estás de acuerdo con el compromiso?"
"No... No estoy de acuerdo, no es como que nos hayan consultado a ninguno de los dos. Es una chica muy hermosa, pero no estoy de acuerdo en cómo han sucedido las cosas. La conozco desde que era una niña, somos muy buenos amigos."
Lina estaba sorprendida por el cambio total que había ocurrido en Gourry mientras hablaba. Era como si de repente aquel tonto que pensaba que era el chico se volviera un excelente conversador.
"No quería que la princesa corriera peligro, quería encontrarla, hablar con ella, quizás llegar a algún acuerdo antes que nuestros padres concretaran el compromiso. Pero todo ha salido muy mal, fuimos atacados por el Furendoshippu. Fue una suerte que los marinos estuvieran tan borrachos cuando atacaste Lina, de otra forma no sé que hubiera pasado..."
"El Ryuu Dorei no es cualquier fragata Gourry, perdón, Alteza. Menos con la Ruu Miko a bordo."
"Sólo Gourry... no me gusta cómo dices Alteza." Le sonrió.
"Ummhh... aún no entiendo por qué no quieres que el Embajador te encuentre."
"Ahhh... es que... Está furioso con todos. Verás, el día que escapó la princesa, la Embajadora desapareció también. Se rumora que escapó con la princesa."
"¿La cortesana?"
"Posiblemente sea la Embajadora." Añadió Gourry.
"¿Y por qué está furioso?"
"Es sabido en toda la corte de Seiryuun que el Embajador de Wolfpack, a pesar de ser un hombre educado y de muy alta alcurnia es algo sanguinario."
"Ajá, pude verlo en sus ojos."
"Y cada vez que está lejos de la Embajadora su caracter se vuelve un tanto... peligroso. Se rumora que entre ambos existe un pacto que no puede romperse. Incluso existe el rumor de que si uno de los dos muere, el otro le seguirá en el camino a la muerte."
"Vaya..."
"No creo que exista tal pacto entre ambos, pero de algo estoy seguro, y es que la ama demasiado." Gourry de repente estuvo muy consciente que Lina seguía sentada sobre sus piernas.
"Uhh... Lina... ¿podrías bajarte? Se me están durmiendo las piernas."
"Ni lo sueñes, tengo un príncipe que me debe la vida, no es una oportunidad que vaya a dejar escapar."
"¡Nani!"
"Además... Es como estar sentada en el regazo de un ángel..." Se abrazó más a su cuellos.
"Lina... me estás asustando." Le dijo nervioso.
"Baka..."
"Lin..." Gourry no pudo terminar, Lina se había inclinado hasta cubrir su boca. Por un momento trató de separarla. Pero no era como si ella se lo fuera a permitir. Después de unos instantes, se encontró devolviendo le beso posesivamente.
*******
El Embajador no podía dormir esa noche. Se había quedado en cubierta, observando las estrellas. La suave brisa marina agitaba sus oscuros cabellos y sus ojos se perdían en el firmamento.
"Filia..." Susurró. "Si ese maldito bastardo te ha puesto un sólo dedo encima, juro que lo voy a clavar en el mastil de su propio barco a la vista de todos con su propia espada."
Sus manos se afirmaron agresivamente sobre el barandal del barco. Sentía que enloquecía de la frustración.
"Kuso... Esa princesa es sólo una chiquilla malcriada." Acarició levemente el anillo en su dedo, temblando. Los ojos le ardían y no por la sal que traía la brisa. Se pasó las manos por el cabello en un gesto desesperado. Apenas podía esperar a la mañana siguiente, y ni siquiera sabía si podría contenerse frente al pirata antes de tener la oportunidad de verificar las defensas del barco.
"¡Kuso!" Susurró nuevamente y se dirigió a su camarote, aún sabiendo que no dormiría nada.
*******
La mañana siguiente los encontró muy cerca del Hanzoku. El barco del embajador llevaba señal de paz, todos los cañones habían sido retirados de las escotillas y de la cubierta del barco. El Hanzoku le hizo señas al barco y prontamente el embajador subió solo a una barcaza y se dirigió al barco pirata.
El Ryuu Dorei se hallaba muy cerca del Hanzoku, sólo que Lina lo había cubierto con un hechizo ilusorio que reflejaba el mar y el cielo en lugar del barco. Así podrían vigilar el barco sin problemas y a la noche atacarían.
El embajador llegó al lado del Hanzoku y fue ayudado por los piratas a subir. Val lo observó, para el tiempo que había pasado desde que conociera al embajador, no había cambiado mucho. Aún conservaba la postura desafiante que tanto le infuriara cuando tenía que tratar con el en corte. Sin embargo, se hallaban ahora bajo circunstancias muy diferentes. Trató su mejor sonrisa.
"Bienvenido a bordo Embajador, es un placer volverle a ver." Lo saludó.
"El placer es todo suyo capitán." Le respondió tensamente el embajador. "¿Podría ver de inmediato a la princesa y a la embajadora?"
"La princesa y la embajadora se encuentran en diferentes camarotes... ¿Con cuál de ellas desea hablar primero?" Le preguntó cordialmente el pirata.
"Con la embajadora."
"Por aquí embajador." Y se dirigieron al camarote que ocupara la embajadora. Al llegar al cuarto se detuvieron frente a la puerta.
"¿Embajadora Filia?, tiene visita." Al momento se escucharon unos pasos en el interior y el ruido de un seguro girando. El embajador se sorprendió, no pudo evitar notar que la embajadora no estaba *encerrada* como suponía.
La puerta se abrió y ante sus ojos apareció la embajadora. De inmediato se abalanzó sobre ella fundiendola en un abrazo. El capitán cerró la puerta tras el embajador sin decir una sola palabra.
"Filia..." La abrazaba como un chiquillo, cubriéndola de besos.
"Xel-kun, te extrañé tanto." Le decía la joven correspondiéndole amorosamente.
"¿Por qué tenías que seguir a la chiquilla Filia?, ¿por qué me dejaste sólo?" Le recriminaba suavemente.
"En verdad lo siento amor, pero es la princesa, no podía permitir que le pasara nada." El embajador no la soltaba, como si temiera que se la volvieran a arrebatar.
"No vuelvas a hacerme esto, por favor querida. Promete que no lo volverás a hacer."
"Lo prometo koi." Le dijo dulcemente. Cuando finalmente la soltó un poco, Filia se percató que sus ojos estaban arrasados en lágrimas. Buscó en el bolsillo de la camisa del embajador y sacó un delicado pañuelo.
"Xellos Metallium, vas a arruinar tu reputación de hombre insensible." Le comentó divertida mientras le secaba las lágrimas.
"¿Crees que estemos listos para partir?" Le dijo sonriendo la embajadora.
"¿Nani?"
"El Hanzoku nos escoltará hasta Seiryuun..."
"No entiendo lo que me dices Filia." Le dijo confundido.
"El capitán del Hanzoku ha desistido de la idea de tenernos como rehenes y pedir una recompensa. Sólo estaba esperando a que llegaras para comunicartelo personalmente, pero prefiero que lo sepas ahora."
"¡Debe ser una trampa!" Dijo airado.
"No amor, no lo es... El Capitán Val nos lo ha dicho ayer..."
"¿Ahora es Capitán Val?, es sólo un traidor querida, un traidor que pienso clavar al mastil de este barco en el preciso momento en que tú y la princesa estén fuera de peligro."
"Iie koi, debes darle una oportunidad de explicarse."
"Valteria tuvo la oportunidad de explicar sus acciones, pero decidió escapar. Huir como un cobarde de todas sus responsabilidades y traicionar la confianza que se había depositado en su persona." Dijo con aire desdeñoso.
"Quizás ha cambiado un poco desde que tú lo recuerdas koi."
"¡No!, eso es imposible, sólo es una maldita trampa. La trampa de un traidor." Y sin esperar más respuesta, salió furioso en busca del capitán.
¡Espera!" No pudo evitar que el embajador saliera hecho una furia del camarote. Salió tras él temiendo lo peor.
Iba maldiciendo, había perdido toda compostura y buscaba afanosamente al capitán. Finalmente lo encontró en el camarote contiguo al de la embajadora, cuando entró el capitán estaba hablando tranquilamente con la princesa, quien parecía un poco triste.
"¡Maldito paireetsu!, traidor." Gritó desenvainando su espada.
El capitán apenas tuvo tiempo para reaccionar y prepararse para el ataque. Filia entró después del embajador gritándole desesperada pero sin atreverse a acercarse más a los dos hombres que batallaban ferozmente.
"¡Princesa Amelia!, ¡tenga cuidado!"
"¡Deténganse por favor, embajador, es una orden!" Gritaba desesperada pero ninguno escuchaba.
El embajador estaba cegado por la ira y el orgullo del capitán no le permitía rendirse. Los gritos de la princesa caían en oidos sordos. De repente, una centella azul se interpuso entre ambos combatientes. La espada del capitán se partió sobre la figura y la espada del embajador rebotó soltando fulgurantes chispas.
"¡Kuso!" Gritó sorprendido el embajador.
"¡Zel!" Llamó la princesa.
"No permitiré que le hagas daño al capitán." Fueron las palabras que se escucharon.
"Una... ¡quimera!" El embajador retrocedió un poco pero al instante se compuso y cargó contra el demonio que se interponía entre su espada y el pirata. La espada, cargada con la furia que sentía, golpeó el brazo que levantara la quimera para protegerse y se hizo añicos.
Los ojos de la quimera refulgieron con ira, nadie iba a atacar al que le había salvado de la locura y la miseria, nadie lo iba a tocar mientras él estuviera presente. Comenzó a fulgurar alrededor de su cuerpo un aura azul, como fuego blanco.
"¡No!" La embajadora estaba paralizada ante el inminente ataque de la quimera. Un extraño sonido como chispas eléctricas resonaba sobre el demonio. El embajador retrocedió un poco, pero el orgullo no le permitía retroceder en esos instantes. De repente, la princesa se abalanzó sobre la quimera colgándose de su cuello.
"Zel-kun, por favor." La energía se disipó de inmediato. Finalmente Filia reaccionó, colgándose del cuello del embajador.
"Xellos, por favor, sólo escúchalo un momento. Te lo suplico." Le susurró al oido con toda la dulzura que pudo reunir. Luego de un momento casi eterno y acariciándo inconscientemente los cabellos de Filia, la mirada del embajador se suavizó visiblemente.
"Lamento tan vergonzosa escena. Me arrepiento de haberme dejado llevar por instintos tan bajos." Se disculpó. "Majestad, lamento haber puesto en peligro su bienestar, especialmente cuando eso es lo que trato de asegurar."
El Capitán sonrió para sus adentros, definitivamente Filia tenía al embajador atado a su delicado dedo meñique. No habría pensado en toda su vida tener un encuentro de esa clase con el embajador de Wolfpack. Tendría que preguntarle más tarde dónde había logrado encontrar a esa mujer tan encantadora.
El embajador se quedó entonces observando a la quimera. Esta le devolvió una especie de gruñido amenazador mientras la princesa continuaba abrazada a su cuello.
"Vaya, ¿estamos un poco tensos aquí, por qué mejor no vamos a cubierta y tomamos algo de aire?" Sugirió el capitán. Todos asintieron y en un momento estuvieron fuera de las cámaras internas del barco.
No bien habían recibido la caricia de la brisa matutina cuando Zel se tensó visiblemente, fijando su vista en la dirección en que se encontraba el Ryuu Dorei. Aún cuando no podía verlo, sabía que el barco estaba ahí, podía sentir la magia cubriéndolo.
"Capitán."
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Lina se quedó sorprendida, sobre cubierta estaban el capitán del Hanzoku, el embajador con la que parecía ser su esposa y la princesa acompañada de uno de los tripulantes.
"Qué extraño." Susurró sin soltar una especie de artefacto que le permitía ver a distancia lo que ocurría en el barco pirata.
"¿Qué sucede Lina?" Preguntó Gourry.
"Es como si estuvieran buscando..." Murmuró, sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando el capitán del Hanzoku se acercó al chico y este señaló justo al lugar donde se encontraba el Ryuu Dorei.
"Nos han descubierto, ¡es imposible!"
Volvió a observar por el aparato y se percató que el embajador le hacía señas.
"No entiendo lo que ha sucedido, pero no voy a delatar mi ubicación tan facilmente, quizás sea una trampa." Murmuró la capitana.
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"Ryuu Miko... Es un placer conocerle en persona."
Lina le saludó con una leve inclinación.
"Capitán Val, he escuchado mucho de usted en estos últimos días." Luego se dirigió al embajador.
"Embajador... ¿podría explicarme lo sucedido?"
"Simplemente hemos sido descubiertos, mi querida capitana, nada mas y nada menos que por una quimera a bordo de este barco."
"¿Una quimera?" Los ojos de Lina brillaron con excitación, las quimeras eran muy escasas, tenían un valor incalculable una vez eran domésticadas y entrenadas en la magia correcta. Aunque nunca había visto una, había escuchado hablar de ellas.
"¿Y dónde se encuentra tan admirable ser en estos momentos?" Preguntó llena de curiosidad.
"Justo frente a usted Ruu Miko." Le contestó el capitán. De inmediato Lina observó a todos los presentes, paralizandose al momento de descubrir que el chico al lado de la princesa no era tan *normal* como parecía. Sus ojos estaban fijos en ella, como si quisiera deshacerla en el lugar donde se encontraba y abrazaba protectoramente a la princesa.
"¡Kisama!" Esa mirada sí que era amenazadora. Luego se fijó en que la quimera portaba unos grilletes alrededor de las muñecas. Suspiró aliviada confundiéndo los grilletes con algún método de submisión del capitán.
"Hermoso ejemplar." Murmuró. El pirata levantó una ceja curioso ante la mirada que le estaba brindando la Ruu Miko a Zelgadis. La quimera estaba un poco ruborizada por la intensidad de la mirada, pero no se permitió demostrarlo.
"En fin, ¿ahora que hemos sido descubiertos, qué tiene en mente el capitán del Hanzoku?"
"Escoltarnos hasta puerto seguro en Seiryuun." Añadió el Embajador.
"¿Nani?"
"Ha habido un cambio de planes capitana, pero estoy seguro que si nos acompaña hasta el puerto de Seiryuun será recompensada como es debido por escoltar a la princesa de regreso a palacio sana y salva."
Lina estaba un poco decepcionada por el hecho de haber planeado el rescate y tener a sus hombres listos para la acción para simplemente llegar a un acuerdo de paz.
"Bien..." Y diciéndo esto, quitó el hechizo ilusorio que tenía sobre el Ryuu Dorei. El capitán del Hanzoku observó complacido.
"Magnífica embarcación capitana." Comentó el capitán.
"El Ryuu Dorei está en estos momentos al servicio de su alteza." Y sin más disparó una bola de fuego, en señal al los tripulantes de su barco para indicarles que todo estaba bien. La quimera la observó entonces con interés.
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Huyendo
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Notas
Los personajes de Slayers pertenecen a su creador.
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El Ryuu Dorei cruzaba nuevamente las olas siguiendo al barco del embajador a lo lejos. En unos días alcanzarían al barco donde se encontraba como rehén la princesa de Seiryuun. No atacarían de inmediato, el embajador quería asegurarse de que la princesa estuviera a salvo y no fuera un engaño.
El plan consistía en una emboscada nocturna, con la magia de la Ruu Miko no tendrían problemas en ocultarse y llegar muy cerca del barco pirata y sacar a la princesa y su acompañante. Si llegaban a ser descubiertos antes de llegar a la princesa, deberían abandonar de inmediato el barco, eran órdenes estrictas del embajador no poner en peligro la vida de su Alteza. Pero Lina sabía que si algo salía mal ella no saldría del barco sin la princesa. Era demasiado testaruda como para perder.
Lina y Gourry descansaban sobre cubierta, ella sentada sobre el barandal del barco, apoyada en una de las sogas que sujetaban las velas. Gourry a su lado, simplemente observaba el mar.
"Ahh... ¿Gourry, no te parece un día hermoso?" Gourry asintió.
"Así es mi capitana." Lina lo golpeó suavemente en el brazo.
"Baka, es Lina, no me digas capitana. No me agrada como lo dices."
Gourry, esa era la verdadera razón por la cual le parecía que el día era hermoso. No había logrado mantener largas conversaciones con él, no sabía si era por su timidez o simplemente porque no podía. Le parecía que era muy sencillo en sus pensamientos y en su forma de ser. Pero había algo en él que la hacía sentir bien.
"Gourry... ¿Alguna vez has estado con alguna chica?"
"Sí, ¿por qué lo preguntas?"
"Curiosidad, y por tener algo de qué hablar... ¿Cómo era?"
"Ummhh..." Gourry hizo como si tratara de recordar. "Había esta chica, cabello largo, negro, bonita sonrisa, muy buena cocinera, y enormes pechos..."
En el momento en que Lina escuchó la parte de los pechos su rostro se puso colorado y mientras Gourry seguía hablando, observó los suyos, no pudo evitar la verguenza que le subía al rostro.
"¿Lina?" La miró con curiosidad, notando el rubor en sus mejillas tostadas.
"¿Uhh...?"
"¿Te sucede algo?"
"No... nada." Dijo rápidamente. "Iré a ver si la comida está lista." Dijo levantándose.
"Te acompaño." Dijo Gourry siguiéndola.
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"¡Luz!" Gritó Zelgadis. Una leve forma eléctrica se formaba en sus dedos y desaparecía al instante.
"No va a funcionar." Suspiró.
"Claro que sí funcionará." Le replicó la princesa. "Espera, quizás hay una forma más fácil." Se colocó de frente a la quimera y tomó sus manos entre las suyas. Hizo que las extendiera y volteó las manos de ambos con las palmas hacia arriba. "Cierra los ojos... y siente." Zel obedeció.
"¡Luz!" Y una esfera de luz apareció entre las manos de ambos. Luego de unos instantes desapareció. "Intentalo ahora."
La quimera se concentró, tratando de imitar lo que había sentido.
"¡Luz!" Al abrir los ojos se sorprendió al ver una pequeña esfera de luz que parpadeó varias veces y se disipó.
"Lo hice..." Susurró sorprendido. La princesa se abrazó de su cuello y le dio un beso.
"¡Princesa!" Chilló Filia.
"Ohh vamos Embajadora, permítale a la princesa un poco de diversión." Le replicó el capitán, sin levantar la vista de los mapas que tenía sobre su mesa.
"No es correcto." Pero la princesa no le prestó mucha atención.
"Ummhh... mañana estaremos en las coordenadas que sugirió el embajador." Filia levantó la vista interesada. El capitán aún seguía distraido sobre el mapa y pudo observarlo con detenimiento.
Sus cabellos acuamarinos recogidos con un cordón de cuero y aún así algunos mechones rebeldes escapaban a su rostro, pero aparentemente no le molestaban. Su rostro reflejaba cierta rudeza, su seño arrugado en completa concentración sobre los mapas. Sus ojos de un dorado extraño, finamente alargados, y con una imperceptible nota de tristeza en ellos le proporcionaban un aire misterioso y melancólico. Quizo saber qué tipo de tristeza le embargaba que era tan visible.
"¿Mañana?, ¿tan pronto?" Se quejó la princesa.
"¿No se alegra su Majestad de que pronto saldrá del Hanzoku y estará en casa?" La princesa no contestó a la pregunta del capitán, quien finalmente dejó a un lado los mapas.
"¿Sucede algo princesa?, algo... ¿de lo cual debe enterarme?" Ambas jovenes se hicieron las desentendidas. Pero el Val era muy perspicaz.
"Su Majestad, Embajadora, creo que me gustaría escuchar su historia del por qué dos figuras tan notables se encontraban en un barco que no tenía nada que ver con la flota real." Sólo silencio.
"¿Y bien?" Insistió el capitán.
"Yo... yo sólo... quería ver... cómo era el mundo fuera del palacio." Dijo tímidamente la princesa.
La Embajadora se puso de pie con un gesto nervioso.
"La princesa Amelia iba a ser prometida al príncipe Gabriev. Al enterarse de que su padre la había prometido sin consultarla decidió huir... precipitadamente." Concluyó la Embajadora mientras la princesa bajaba la mirada.
"¿Entonces estaba huyendo su Majestad?" Inquirió el capitán. La princesa hizo un gesto afirmativo.
"¿Y usted Embajadora?"
"No pude hacerla cambiar de parecer. Me decidí entonces a acompañarla, convencerla más tarde de regresar a palacio."
"¿A dónde pensaba huir la princesa?"
"Yo... no lo sé."
"Su Alteza, debe regresar a palacio, el mar no es lugar para usted." Comentó el capitán.
La princesa no comentó nada mas. Incluso la Embajadora estaba silenciosa.
"¿No podría la princesa quedarse a bordo del Hanzoku?" Preguntó la quimera inocentemente.
"No Zel, la princesa debe regresar a palacio." Dijo firmemente el capitán. "Mañana, cuando el embajador aborde, haré los arreglos para escoltar a su Majestad de regreso a Seiryuun."
Los ojos de la princesa se entristecieron visiblemente. "No quiero regresar... ¡No quiero regresar!!" Y sin más echó a correr en dirección a su camarote. Zelgadis salió tras ella.
La Embajadora se volvió hacia el capitán.
"¿Por qué el cambio de planes capitán?" Preguntó sorprendida.
"Aunque le parezca increible Embajadora, no tengo nada en contra de la realeza. Simpatizo con la princesa Amelia, pero huir nunca ha sido una solución a los problemas, sólo los aplaza, pero al final, están esperandonos en el mismo lugar donde los dejamos. Además... la princesa ha hecho mucho bien a bordo del Hanzoku."
La Embajadora asintió.
"¿Entonces mañana estaremos rumbo a Seiryuun?" El capitán asintió.
"Embajadora Filia, ¿podría ayudarme mañana a convencer al embajador de mis buenas intenciones?"
Filia sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, se había olvidado de su esposo por unos instantes. Acarició su anillo. Estaba segura que a raíz de la huida de la princesa, el que ella la hubiese acompañado sin impedirle la huida y el problema en el que se habían metido con los piratas, el embajador estaría de un humor espantoso.
"Eso será una difícil tarea... Capitán Val." Murmuró para sí misma.
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La noche ya había cubierto el mar con su manto de estrellas y Lina y Gourry se hallaban en el camarote principal luego de un enorme festín.
"Gourry... Tengo una pregunta que hacerte." Dijo Lina mientras se reclinaba en la silla extremadamente adornada frente a la mesa en su camarote.
"¿Sí?"
"¿Por qué estás escondiéndote del Embajador?" Gourry se estremeció visiblemente. Cómo se había dado cuenta Lina, no lo sabía.
"Vamos Gourry, no soy tonta, ¿qué estás ocultándome?" Volvió a preguntarle.
"Ehh... es sólo que no confío en el embajador." Musitó.
"¿No confías o no quieres que te reconozca?" Touché... Vaya que la chica era perceptiva.
"Lina..." Dijo con desesperación.
Lina se levantó y se le acercó, dejándose caer pesadamente sobre las piernas de Gourry, quién se tensó visiblemente.
"No me engañas... Yo sé que no eres un común y corriente, lo veo en tu forma de moverte... de conducirte..." Le dijo moviéndo un dedo frente al rostro sorprendido de Gourry.
"¿Eres un príncipe?" Gourry por poco tira a Lina al suelo en un visible intento por controlar su sorpresa, pero ella se sujetó firmemente de su cuello. Sonrió satisfecha.
"Lo sabía." Dijo triunfante. Gourry pareció deprimirse y se hundió en la silla donde se encontraba con un gesto de derrota.
"¿Ahora me vas a contar realmente quién eres y qué hacías en ese barco?"
"Pues... verás, soy el príncipe de Hikari, no sé si hayas escuchado hablar de ese reino."
"Claro que sí, el Reino de la Luz, continua."
"Ahh... pues mis padres y el rey de Seiryuun acordaron hacer un pacto entre ambos reinos, sellando el mismo con el compromiso de los príncipes de ambos reinos."
"¿La princesa de Seiryuun?" Gourry asintió.
"La princesa es una chiquilla aún, creo que se asustó y escapó de palacio el día en que le anunciaron del compromiso. El Embajador de Wolfpack me conoce muy bien, pero no sabe que escapé de palacio tras la princesa."
"Ahh... ¿entonces estás de acuerdo con el compromiso?"
"No... No estoy de acuerdo, no es como que nos hayan consultado a ninguno de los dos. Es una chica muy hermosa, pero no estoy de acuerdo en cómo han sucedido las cosas. La conozco desde que era una niña, somos muy buenos amigos."
Lina estaba sorprendida por el cambio total que había ocurrido en Gourry mientras hablaba. Era como si de repente aquel tonto que pensaba que era el chico se volviera un excelente conversador.
"No quería que la princesa corriera peligro, quería encontrarla, hablar con ella, quizás llegar a algún acuerdo antes que nuestros padres concretaran el compromiso. Pero todo ha salido muy mal, fuimos atacados por el Furendoshippu. Fue una suerte que los marinos estuvieran tan borrachos cuando atacaste Lina, de otra forma no sé que hubiera pasado..."
"El Ryuu Dorei no es cualquier fragata Gourry, perdón, Alteza. Menos con la Ruu Miko a bordo."
"Sólo Gourry... no me gusta cómo dices Alteza." Le sonrió.
"Ummhh... aún no entiendo por qué no quieres que el Embajador te encuentre."
"Ahhh... es que... Está furioso con todos. Verás, el día que escapó la princesa, la Embajadora desapareció también. Se rumora que escapó con la princesa."
"¿La cortesana?"
"Posiblemente sea la Embajadora." Añadió Gourry.
"¿Y por qué está furioso?"
"Es sabido en toda la corte de Seiryuun que el Embajador de Wolfpack, a pesar de ser un hombre educado y de muy alta alcurnia es algo sanguinario."
"Ajá, pude verlo en sus ojos."
"Y cada vez que está lejos de la Embajadora su caracter se vuelve un tanto... peligroso. Se rumora que entre ambos existe un pacto que no puede romperse. Incluso existe el rumor de que si uno de los dos muere, el otro le seguirá en el camino a la muerte."
"Vaya..."
"No creo que exista tal pacto entre ambos, pero de algo estoy seguro, y es que la ama demasiado." Gourry de repente estuvo muy consciente que Lina seguía sentada sobre sus piernas.
"Uhh... Lina... ¿podrías bajarte? Se me están durmiendo las piernas."
"Ni lo sueñes, tengo un príncipe que me debe la vida, no es una oportunidad que vaya a dejar escapar."
"¡Nani!"
"Además... Es como estar sentada en el regazo de un ángel..." Se abrazó más a su cuellos.
"Lina... me estás asustando." Le dijo nervioso.
"Baka..."
"Lin..." Gourry no pudo terminar, Lina se había inclinado hasta cubrir su boca. Por un momento trató de separarla. Pero no era como si ella se lo fuera a permitir. Después de unos instantes, se encontró devolviendo le beso posesivamente.
*******
El Embajador no podía dormir esa noche. Se había quedado en cubierta, observando las estrellas. La suave brisa marina agitaba sus oscuros cabellos y sus ojos se perdían en el firmamento.
"Filia..." Susurró. "Si ese maldito bastardo te ha puesto un sólo dedo encima, juro que lo voy a clavar en el mastil de su propio barco a la vista de todos con su propia espada."
Sus manos se afirmaron agresivamente sobre el barandal del barco. Sentía que enloquecía de la frustración.
"Kuso... Esa princesa es sólo una chiquilla malcriada." Acarició levemente el anillo en su dedo, temblando. Los ojos le ardían y no por la sal que traía la brisa. Se pasó las manos por el cabello en un gesto desesperado. Apenas podía esperar a la mañana siguiente, y ni siquiera sabía si podría contenerse frente al pirata antes de tener la oportunidad de verificar las defensas del barco.
"¡Kuso!" Susurró nuevamente y se dirigió a su camarote, aún sabiendo que no dormiría nada.
*******
La mañana siguiente los encontró muy cerca del Hanzoku. El barco del embajador llevaba señal de paz, todos los cañones habían sido retirados de las escotillas y de la cubierta del barco. El Hanzoku le hizo señas al barco y prontamente el embajador subió solo a una barcaza y se dirigió al barco pirata.
El Ryuu Dorei se hallaba muy cerca del Hanzoku, sólo que Lina lo había cubierto con un hechizo ilusorio que reflejaba el mar y el cielo en lugar del barco. Así podrían vigilar el barco sin problemas y a la noche atacarían.
El embajador llegó al lado del Hanzoku y fue ayudado por los piratas a subir. Val lo observó, para el tiempo que había pasado desde que conociera al embajador, no había cambiado mucho. Aún conservaba la postura desafiante que tanto le infuriara cuando tenía que tratar con el en corte. Sin embargo, se hallaban ahora bajo circunstancias muy diferentes. Trató su mejor sonrisa.
"Bienvenido a bordo Embajador, es un placer volverle a ver." Lo saludó.
"El placer es todo suyo capitán." Le respondió tensamente el embajador. "¿Podría ver de inmediato a la princesa y a la embajadora?"
"La princesa y la embajadora se encuentran en diferentes camarotes... ¿Con cuál de ellas desea hablar primero?" Le preguntó cordialmente el pirata.
"Con la embajadora."
"Por aquí embajador." Y se dirigieron al camarote que ocupara la embajadora. Al llegar al cuarto se detuvieron frente a la puerta.
"¿Embajadora Filia?, tiene visita." Al momento se escucharon unos pasos en el interior y el ruido de un seguro girando. El embajador se sorprendió, no pudo evitar notar que la embajadora no estaba *encerrada* como suponía.
La puerta se abrió y ante sus ojos apareció la embajadora. De inmediato se abalanzó sobre ella fundiendola en un abrazo. El capitán cerró la puerta tras el embajador sin decir una sola palabra.
"Filia..." La abrazaba como un chiquillo, cubriéndola de besos.
"Xel-kun, te extrañé tanto." Le decía la joven correspondiéndole amorosamente.
"¿Por qué tenías que seguir a la chiquilla Filia?, ¿por qué me dejaste sólo?" Le recriminaba suavemente.
"En verdad lo siento amor, pero es la princesa, no podía permitir que le pasara nada." El embajador no la soltaba, como si temiera que se la volvieran a arrebatar.
"No vuelvas a hacerme esto, por favor querida. Promete que no lo volverás a hacer."
"Lo prometo koi." Le dijo dulcemente. Cuando finalmente la soltó un poco, Filia se percató que sus ojos estaban arrasados en lágrimas. Buscó en el bolsillo de la camisa del embajador y sacó un delicado pañuelo.
"Xellos Metallium, vas a arruinar tu reputación de hombre insensible." Le comentó divertida mientras le secaba las lágrimas.
"¿Crees que estemos listos para partir?" Le dijo sonriendo la embajadora.
"¿Nani?"
"El Hanzoku nos escoltará hasta Seiryuun..."
"No entiendo lo que me dices Filia." Le dijo confundido.
"El capitán del Hanzoku ha desistido de la idea de tenernos como rehenes y pedir una recompensa. Sólo estaba esperando a que llegaras para comunicartelo personalmente, pero prefiero que lo sepas ahora."
"¡Debe ser una trampa!" Dijo airado.
"No amor, no lo es... El Capitán Val nos lo ha dicho ayer..."
"¿Ahora es Capitán Val?, es sólo un traidor querida, un traidor que pienso clavar al mastil de este barco en el preciso momento en que tú y la princesa estén fuera de peligro."
"Iie koi, debes darle una oportunidad de explicarse."
"Valteria tuvo la oportunidad de explicar sus acciones, pero decidió escapar. Huir como un cobarde de todas sus responsabilidades y traicionar la confianza que se había depositado en su persona." Dijo con aire desdeñoso.
"Quizás ha cambiado un poco desde que tú lo recuerdas koi."
"¡No!, eso es imposible, sólo es una maldita trampa. La trampa de un traidor." Y sin esperar más respuesta, salió furioso en busca del capitán.
¡Espera!" No pudo evitar que el embajador saliera hecho una furia del camarote. Salió tras él temiendo lo peor.
Iba maldiciendo, había perdido toda compostura y buscaba afanosamente al capitán. Finalmente lo encontró en el camarote contiguo al de la embajadora, cuando entró el capitán estaba hablando tranquilamente con la princesa, quien parecía un poco triste.
"¡Maldito paireetsu!, traidor." Gritó desenvainando su espada.
El capitán apenas tuvo tiempo para reaccionar y prepararse para el ataque. Filia entró después del embajador gritándole desesperada pero sin atreverse a acercarse más a los dos hombres que batallaban ferozmente.
"¡Princesa Amelia!, ¡tenga cuidado!"
"¡Deténganse por favor, embajador, es una orden!" Gritaba desesperada pero ninguno escuchaba.
El embajador estaba cegado por la ira y el orgullo del capitán no le permitía rendirse. Los gritos de la princesa caían en oidos sordos. De repente, una centella azul se interpuso entre ambos combatientes. La espada del capitán se partió sobre la figura y la espada del embajador rebotó soltando fulgurantes chispas.
"¡Kuso!" Gritó sorprendido el embajador.
"¡Zel!" Llamó la princesa.
"No permitiré que le hagas daño al capitán." Fueron las palabras que se escucharon.
"Una... ¡quimera!" El embajador retrocedió un poco pero al instante se compuso y cargó contra el demonio que se interponía entre su espada y el pirata. La espada, cargada con la furia que sentía, golpeó el brazo que levantara la quimera para protegerse y se hizo añicos.
Los ojos de la quimera refulgieron con ira, nadie iba a atacar al que le había salvado de la locura y la miseria, nadie lo iba a tocar mientras él estuviera presente. Comenzó a fulgurar alrededor de su cuerpo un aura azul, como fuego blanco.
"¡No!" La embajadora estaba paralizada ante el inminente ataque de la quimera. Un extraño sonido como chispas eléctricas resonaba sobre el demonio. El embajador retrocedió un poco, pero el orgullo no le permitía retroceder en esos instantes. De repente, la princesa se abalanzó sobre la quimera colgándose de su cuello.
"Zel-kun, por favor." La energía se disipó de inmediato. Finalmente Filia reaccionó, colgándose del cuello del embajador.
"Xellos, por favor, sólo escúchalo un momento. Te lo suplico." Le susurró al oido con toda la dulzura que pudo reunir. Luego de un momento casi eterno y acariciándo inconscientemente los cabellos de Filia, la mirada del embajador se suavizó visiblemente.
"Lamento tan vergonzosa escena. Me arrepiento de haberme dejado llevar por instintos tan bajos." Se disculpó. "Majestad, lamento haber puesto en peligro su bienestar, especialmente cuando eso es lo que trato de asegurar."
El Capitán sonrió para sus adentros, definitivamente Filia tenía al embajador atado a su delicado dedo meñique. No habría pensado en toda su vida tener un encuentro de esa clase con el embajador de Wolfpack. Tendría que preguntarle más tarde dónde había logrado encontrar a esa mujer tan encantadora.
El embajador se quedó entonces observando a la quimera. Esta le devolvió una especie de gruñido amenazador mientras la princesa continuaba abrazada a su cuello.
"Vaya, ¿estamos un poco tensos aquí, por qué mejor no vamos a cubierta y tomamos algo de aire?" Sugirió el capitán. Todos asintieron y en un momento estuvieron fuera de las cámaras internas del barco.
No bien habían recibido la caricia de la brisa matutina cuando Zel se tensó visiblemente, fijando su vista en la dirección en que se encontraba el Ryuu Dorei. Aún cuando no podía verlo, sabía que el barco estaba ahí, podía sentir la magia cubriéndolo.
"Capitán."
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Lina se quedó sorprendida, sobre cubierta estaban el capitán del Hanzoku, el embajador con la que parecía ser su esposa y la princesa acompañada de uno de los tripulantes.
"Qué extraño." Susurró sin soltar una especie de artefacto que le permitía ver a distancia lo que ocurría en el barco pirata.
"¿Qué sucede Lina?" Preguntó Gourry.
"Es como si estuvieran buscando..." Murmuró, sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando el capitán del Hanzoku se acercó al chico y este señaló justo al lugar donde se encontraba el Ryuu Dorei.
"Nos han descubierto, ¡es imposible!"
Volvió a observar por el aparato y se percató que el embajador le hacía señas.
"No entiendo lo que ha sucedido, pero no voy a delatar mi ubicación tan facilmente, quizás sea una trampa." Murmuró la capitana.
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"Ryuu Miko... Es un placer conocerle en persona."
Lina le saludó con una leve inclinación.
"Capitán Val, he escuchado mucho de usted en estos últimos días." Luego se dirigió al embajador.
"Embajador... ¿podría explicarme lo sucedido?"
"Simplemente hemos sido descubiertos, mi querida capitana, nada mas y nada menos que por una quimera a bordo de este barco."
"¿Una quimera?" Los ojos de Lina brillaron con excitación, las quimeras eran muy escasas, tenían un valor incalculable una vez eran domésticadas y entrenadas en la magia correcta. Aunque nunca había visto una, había escuchado hablar de ellas.
"¿Y dónde se encuentra tan admirable ser en estos momentos?" Preguntó llena de curiosidad.
"Justo frente a usted Ruu Miko." Le contestó el capitán. De inmediato Lina observó a todos los presentes, paralizandose al momento de descubrir que el chico al lado de la princesa no era tan *normal* como parecía. Sus ojos estaban fijos en ella, como si quisiera deshacerla en el lugar donde se encontraba y abrazaba protectoramente a la princesa.
"¡Kisama!" Esa mirada sí que era amenazadora. Luego se fijó en que la quimera portaba unos grilletes alrededor de las muñecas. Suspiró aliviada confundiéndo los grilletes con algún método de submisión del capitán.
"Hermoso ejemplar." Murmuró. El pirata levantó una ceja curioso ante la mirada que le estaba brindando la Ruu Miko a Zelgadis. La quimera estaba un poco ruborizada por la intensidad de la mirada, pero no se permitió demostrarlo.
"En fin, ¿ahora que hemos sido descubiertos, qué tiene en mente el capitán del Hanzoku?"
"Escoltarnos hasta puerto seguro en Seiryuun." Añadió el Embajador.
"¿Nani?"
"Ha habido un cambio de planes capitana, pero estoy seguro que si nos acompaña hasta el puerto de Seiryuun será recompensada como es debido por escoltar a la princesa de regreso a palacio sana y salva."
Lina estaba un poco decepcionada por el hecho de haber planeado el rescate y tener a sus hombres listos para la acción para simplemente llegar a un acuerdo de paz.
"Bien..." Y diciéndo esto, quitó el hechizo ilusorio que tenía sobre el Ryuu Dorei. El capitán del Hanzoku observó complacido.
"Magnífica embarcación capitana." Comentó el capitán.
"El Ryuu Dorei está en estos momentos al servicio de su alteza." Y sin más disparó una bola de fuego, en señal al los tripulantes de su barco para indicarles que todo estaba bien. La quimera la observó entonces con interés.
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