:Capítulo III:-
Mario cargaba a Luigi, y en fila después de él iba Fox, luego el cocodrilo cuyo nombre era Molkisdec, y detrás de él iba Link, con su espada apuntando al cocodrilo por si se le ocurría la locura de intentar escaparse. Iban rumbo a la aldea, y caminaban por lo que parecía un sendero, aunque era más bien hecho por tanta gente que pasaba por allí. Por fin llegaron a la aldea, y era un tanto extraña. Llena de pinos y árboles, y las casas hechas, por supuesto, de madera. En la calle principal estaban la mayoría de los hoteles y tiendas, y a los alrededores las casas comunes. Molkisdec les dijo cuál era la tienda del humano Jokin, a quien le habían vendido sus cosas. También les dijo donde estaba un hospital, así que se separaron, Mario y Luigi fueron al hospital, y Fox y Link a la tienda de Jokin. Esta tienda no era muy grande, pero más bien era como un bazar; se vendían cosas usadas (y principalmente robadas). Los héroes entraron a la tienda, que estaba abarrotada de cosas, y se dirigieron al humano dueño de la tienda.
Link le contó al hombre lo que había sucedido, y como les habían robado sus cosas.
"Le pedimos por favor," dijo amablemente Fox, "que nos devuelva nuestras cosas."
"¿Qué?" dijo Jokin, "al único que se las devuelvo es a Derk!"
"Señor, Derk es un ratero, ¡y esta en algún lugar escondido pues lo derrotamos!" dijo Link.
"¡Yo no le doy mis cosas a nadie!" gritó Jokin, y al instante gritó dos nombres, y dos enormes conejos salieron de una puerta. Link y Fox al instante se llevaron sus manos a las espadas que llevaban, pero Jokin dijo:
"No, no es necesario derramar sangre, pero deben entender que..." En eso, Jokin hizo con su cara un movimiento casi imperceptible, pero el muchacho y el zorro lo captaron, y pudieron sentir como los dos conejos se abalanzaban silenciosamente por detrás de ellos. Fox rápidamente le dio a uno una patada en el estómago, y lo mandó a volar, y Link agarró a su contrincante por el cuello y lo lanzó por encima de él, y éste se estreyó contra la pared. Los dos héroes miraron a Jokin con enojo, y se acercaron a él.
"Oh, este," dijo nervioso Jokin y con una sonrisa de susto, "esto era solo para—eh—para probarlos. ¿Apoco pensaban que no les iba a dar sus cosas? ¡Para nada! Miren, aquí tienen." Y les puso sus cosas sobre la mesa. Fox tomó su 0-7 y la puso en su cinturón, mientras que Link envainó su espada. Tomaron las cosas de los hermanos Bros., y luego Jokin les mostró dónde estaban los yoshis. Cuando los tomaron, Fox y Link caminaron hacia el pequeño hospital. Al entrar, se encontraron con Mario, le dieron sus cosas, y le preguntaron por Luigi.
"Lo están atendiendo," decía Mario de Luigi. "Pero creo que podrá seguir. Mi hermano es fuerte, y ya verán que una herida no lo detendrá."
"Y si una herida de ese tamaño no lo detiene, ¿entonces qué?" dijo Fox.
"Sólo la muerte me puede detener," dijo una vos.
"¡Luigi!" exclamaron todos. El humano estaba parado como si nada, aunque estaba su pecho vendado.
"Que," dijo Luigi, "¿pensaban que me iba a quedar tiradote en la cama, y perderme de la acción? ¡No señor! Aquí estoy listo, y será mejor que sigamos por el camino, pues aún no llevamos ni una llave." Los cuatro amigos salieron de allí, tomaron sus yoshis, y pronto encontraron de nuevo la vereda. La estuvieron siguiendo por una hora, hasta que por fin, salieron a una planicie. Siguieron por el sendero de piedras, mientras que el sol poco a poco se metía en las grandes montañas que se veían en el horizonte. Llegó la noche, y siguieron su camino. En el cielo, la luna menguante resplandecía, y las estrellas parecían como luciérnagas pegadas en el cielo azul. Una que otra nube estaba dibujada en el firmamento, y una brisa fresca corría por el valle. El Escuadrón Nintendo se detuvo a descansar, a comer un poco, y después se durmieron, Link montó guardia.
Llegó la mañana, y siguieron por el camino cabalgando por casi cuatro horas. Entonces empezaron a subir por una pequeña loma. Y cuando llegaron a la cima, con asombro vieron hacia el horizonte.
Link adivinó, "La Fortaleza Oscura," dijo. Sus ojos contemplaban el enorme y oscuro castillo que estaba cimentado sobre un empinado risco de color rojo y negro. Había niebla debajo del risco, y a sus faldas había un río fangoso. Una nube negra flotaba por encima del castillo. Era una horrible vista.
A Mario le dio un escalofrío al ver eso.
"En los adentros de eso están nuestros más grandes enemigos," dijo Fox.
"Tenemos que apurarnos, ir por esas llaves, y acabar con esto," dijo Link. Así que siguieron el mapa, desviándose hacia la izquierda, rumbo al desierto. Pronto llegaron al desierto, que no era un lugar plano. Era un lugar rocoso, lleno de pequeñas montañas de roca empinadas. Uno que otro arbusto seco se veía esparcido en la tierra. Era tierra de nadie. Link se preguntaba que clase de seres se encontrarían por esos alrededores. Ya habían salido de DK Land. Hirule estaba lejos de allí.
Luigi pensaba en comer. Ya quería llenar su estómago, y la horrible vista lo deprimía. Mejor se quería ocupar en otra cosa. Luigi metió la mano en la mochila que estaba a en el costado de su yoghi, para ver que encontraba. Entonces escuchó un ruido.
"¿Qué fue eso?" dijo Luigi deteniendo su yoshi.
Todos se detuvieron. Escucharon. Link captó algo moviéndose por la izquierda, y cuando volteó, alcanzó a ver una sombra que se metía detrás de una roca.
"Allí hay algo," le susurró Link a Fox, apuntando a la roca. Fox apuntó.
Todos miraban a todos lados, esperando un ataque que ya se había demorado. Todos blandían sus espadas. Link cabalgó unos metros adelante, cuando escuchó el silbido de alguien aproximándose por su espalda.
"¡Cuidado!" gritó Fox. Link apenas tuvo tiempo, giró rápidamente, y atravesó en el aire a su atacante. Eran esqueletos. Y entonces, de todos lados, detrás de las rocas, de las sombras, y hasta de arbustos, salieron esqueletos blandiendo espadas oxidadas. Eran como treinta, con ojos rojos y del tamaño de Mario. El Escuadrón Nintendo hizo un círculo, y los esqueletos los rodearon. Y entonces comenzó el ataque. Los esqueletos se abalanzaron contra ellos saltando por los aires, gritando con furia.
Fox empezó a disparar contra los esqueletos, volándoles las cabezas y los brazos. Pero eso no era suficiente, sus cuerpos seguían agitando las espadas.
Link no estaba acostumbrado a pelear encima de un yoshi, así que desmontó y empezó a pelear. El ataque venía por todos lados, Link desgarró a dos que saltaban contra él, luego se dio un giro por el suelo para escapar de cinco espadas que por poco y lo matan.
Luigi gritaba mientras daba espadazos. Lo atacaban por los dos flancos, así que tenía que hacer que su yoshi se moviera para evitar ser rodeado. Los esqueletos daban tremendos saltos por los aires, y luego agitaban la espada como un arco tratando de golpear en la cabeza. Luigi se agachaba de los golpes, o los recibía en el aire con una estocada.
Mario peleaba con furia, cuando en eso un golpe lo hizo caer de su yoshi, y su espada voló por los aires y se enterró cerca de donde estaba Link.
¡Rayos! Pensó Mario. Se levantó, cinco esqueletos corrían hacía él, decidió correr por su espada, pero tres esqueletos se interponían entre él y la espada. Entonces Link, quien peleaba contra tres, vio a Mario en apuros, y la espada enterrada a un metro de él, corrió y la desenterró.
"¡Mario, tu espada!" gritó Link. Todo sucedió en segundos, Mario corrió hacia Link, y los tres esqueletos enfrente de él se prepararon para partirlo, pero entonces Mario saltó por encima de ellos y dio dos giros en el aire, en ese momento Link lanzó la espada hacia Mario, y al caer Mario en el suelo, tomó en el aire su espada, y sin siquiera voltear hacia atrás, con un movimiento de su espada se deshizo de los esqueletos que casi lo despedazan. Fox se encargó de los otros cinco que corrían hacia Mario, y entonces, finalizó la pelea.
El arma de fox humeaba, Link jadeaba con furia, Mario aún tenía su espada en alto, y Luigi envainaba su espada. Estaban demasiado cansados como para decir algo. A su alrededor, estaban los esqueletos tendidos en el piso. Ninguno había escapado. Montaron sus yoshis, y siguieron el camino.
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Pronto llegaron al primer templo. Era grande, parecía como un templo chino. Había unas largas y anchas escaleras antes de llegar a la entrada. El Escuadrón Nintendo desmontó, amarraron sus yoshis a un árbol seco, y subieron las escaleras, hasta llegar a la entrada. No había puerta, sólo oscuridad adentro. Así que entraron, listos para encontrar la primera llave.
Primer templo…
Era un cuarto grande y oscuro, construido de piedra. El lugar era frío y húmedo, había telarañas en los techos, y dos o tres ratas chillaron asustadas cuando entraron. Había dos caminos, uno a la derecha, y el otro a la izquierda.
"Pues a separarnos, no hay de otra," dijo Fox. Así que Mario y Fox tomaron el de la derecha, mientras que Link y Luigi el de la izquierda.
Mario y Fox caminaban cautelosamente por el pasillo. Mario llevaba la espada en su mano, y Fox tenía su arma láser en alto, listo para cualquier sorpresita. Caminaron por algún tiempo, sin encontrar nada.
"¿Y cómo se llama el lugar en donde vives?" preguntó Fox rompiendo el silencio.
"Reino Honguito. Es un reino que está con ganas. Llegué allí de otra dimensión, yo era un plomero."
"¿Plomero?"
"Si, arreglaba escusados."
"¿Qué cosa?"
"Olvídalo. Eso fue hace mucho tiempo. Conocí a la princesa Peach, y fue entonces cuando mugroso Bowser arruinó todo."
"Siempre es así."
"Si. Y entonces rescaté a la princesa, y derroté al Bowser. Lo malo es que nunca se rinde, y he tenido que pelear contra el chorrocientas veces."
"¿Cómo es Bowser?"
"Es un dragón tortuga, es enorme, con picos en el caparazón, cuernos y ojos rojos. ¡Ah! Y lanza fuego por la boca."
"Parece como un malo de los juegos de video."
"Y eso que es."
"Oh rayos, se me olvida que--- mira, es una cosa que le metes un casete---."
"¿Ka zet? Parece palabra mágica."
Fox se rió. Era cierto, parecía como una palabra mágica. ¡Ka zet hocus pocus!
"No, mira," dijo Fox tratando de explicar con sus manos, "es una cosita así cuadradita que--." No pudo terminar de explicar porque de repente Mario se abalanzó contra él y deslizó su espada a pocos centímetros por encima de su cabeza.
"¡Que rayos haces! ¿Quieres degollarme?" gritó Fox, pero en eso vio a una enorme araña muerta a sus espaldas. Mario la había matado. Entonces Fox vio cómo diez arañas peludas se aproximaban hacia ellos por el techo deslizándose a toda velocidad.
Fox empezó a disparar contra las arañas, y voló a una, que cayó al suelo con un chillido. Pero entonces las arañas empezaron a saltar del techo contra ellos.
"¡Por todas las espadas!" gritó Mario, y entonces empezó a deslizar su espada, pero las arañas eran veloces, y esquivaban los golpes de Mario. Mientras, Fox estaba teniendo problemas atinándole a las bolas peludas, quienes poco a poco se acercaban más a él.
"¡Tomen eso!" gritó Fox cuando de un solo tiro se deshizo de dos.
Una araña saltó por los aires contra Mario pero él la recibió con un batazo que la mandó a volar en dos mitades. En eso, una se le trepó a Mario en la espalda y le encajó unos cuchillos que tenían en sus patas, Mario lanzó un gritó y de un giró mandó a volar a la araña, que intentó atacarlo de nuevo, pero Mario la partió en dos. Ya sólo quedaba una araña, pero de un tiro certero Fox la mató.
"Sigamos," dijo Mario. Pronto llegaron a un salón enorme, no podían ver el techo. No había puertas.
"¿Y ahora?" dijo Fox. Entonces vieron como unas raíces trepaban por la pared. Esa era el único camino visible. Así que comenzaron a trepar. Para hacerlo, Mario envainó su espada, y Fox se guardó su arma. Estaban vulnerables. Empezaron a trepar poco a poco. Pronto ya estaban a diez metros del suelo.
"Ay ay ay," dijo Mario al ver hacia abajo. Estaban realmente alto. Y todavía no veían el techo, sólo veían oscuridad arriba.
Sólo falta que lleguemos arriba y no haya nada, pensó Fox.
Llegó un momento que estaban tan alto, que una caída sería una muerte segura. Fue entonces cuando vieron que había una abertura en la pared, como unos cuatro metros más arriba.
"¡Vamos!" dijo Fox, "ya mero llegamos." Entonces Fox se agarró con una mano de una piedra en la pared, y cuando con la otra se iba a tomar de una rama, la piedra se soltó, y con un grito horrible, Fox empezó a caer.
