-:Capítulo IV:-
"¿Escuchaste eso?" dijo Luigi mirando hacia la oscuridad detrás de él.
"No, ¿Qué?" dijo Link.
"Como un grito."
"No escuché nada," dijo Link mientras se acomodaba su gorro verde. Habían estado caminando por el pasillo por ya un buen rato, sin encontrar nada. Ya hasta habían envainado las espadas, porque se habían cansado de tenerlas en la mano en vano. Si las necesitaban, las sacarían. Se terminó el pasillo, y llegaron a un lugar extraño. Era como una jungla. El piso era de tierra, y había enormes matorrales, pasto y árboles. Pero había un techo muy arriba. Era extraño. Los dos comenzaron a caminar. Sacaron sus espadas.
"Afuera está desierto y aquí parece jungla," dijo Link.
"Curioso. Oye, me está dando hambre."
"¡Eso no es novedad! Siempre tienes hambre."
"¡A que no! ¡No siempre!"
"Bueno, casi siempre."
"Eso si." Luigi sacó una manzana de un bolsillo. Sólo tenía dos. Pensó en dársela a Link, pero éste parecía no tener hambre. Si preguntaba, se la daría. En eso, la tierra tembló ligeramente.
¿Qué diantre? Pensó Link. Los dos se pararon. Link miró a Luigi, y con la mirada, Luigi le dijo, yo también lo sentí.
Entonces los dos vieron como en algunos puntos en el suelo, la tierra se movía. Miraban el suelo, y trataban de alejarse de las partes en donde el suelo se movía, y de repente, del suelo brotaron enormes gusanos do color amarillo, con bocas llenas de pequeños y filosos colmillos.
"¡Pero que cosa más asquerosa!" dijo Luigi al ver que a los gusanos les escurría baba verde. Y en eso, con un chillido agudo y penetrante, uno de los gusanos saltó por los aires contra Link, que apenas tubo tiempo de esquivarlo.
"¿También saltan?" dijo Link, y entonces los gusanos empezaron a atacarlos, y ellos empezaron a defenderse. Dos saltaron al mismo tiempo contra Link, pero con una estocada diagonal, los partió en dos mitades. Luigi saltó a su derecha justo a tiempo para evitar a un gusano, y cuando éste cayó al suelo, Luigi lo deshizo de dos golpes. Pronto se deshicieron de los gusanos.
"Eso fue asqueroso," dijo Luigi limpiando la hoja de su espada en un arbusto, "me dan ganas de... ¿pero que rayos?" En eso, de la tierra empezaron a salir más y más gusanos.
"Creo que tenemos un viscoso problema," dijo Link. Los gusanos los rodearon y empezaron a chillar. Y entonces como si fuera lluvia, los gusanos lanzaron su ataque. Las espadas de Link y Luigi dejaban un arco metálico tras si, los dos saltaban y esquivaban a los monstruos que intentaban matarlos. Un gusano se le impregnó a Luigi en el brazo, y este con un grito y con un movimiento de su brazo, lo mandó a volar.
Link daba estocadas horizontales, y luego verticales, se agachaba, giraba y saltaba. Era como si le estuvieran mandando pelotas al mismo tiempo en un juego de béisbol, y él tenía que batearlas. Sólo que las 'bolas' eran en realidad gusanos mortales.
Luigi tenía manchada la ropa de una gelatina verde, que era la sangre de los gusanos. Ya se habían deshecho de cómo unos treinta. El problema es que seguían brotando de la tierra.
"¡Nunca vamos a terminar!" gritó Link, "¡es como un nido!"
"¡Vámonos de aquí!" gritó Luigi, y los dos se echaron a correr, cuidándose de que no les saltara uno en la espalda. Corrieron lo más rápido que pudieron, hasta que por fin perdieron a los gusanos. Estaban exhaustos. Sudaban abundantemente, y parecía que no había suficiente oxígeno en la atmósfera. Link estaba respirando hondo. Luigi estaba doblado, con las manos en sus rodillas, respirando fuertemente. Y entonces, vieron una puerta, entre dos árboles.
"Vamos," dijo Link. Abrieron la puerta, y caminaron por un corto pasillo, hasta llegar a otro cuarto grande. Un pequeño río de agua se deslizaba por una de las paredes. Y en medio del cuarto, había unas escaleras hacia una oscuridad abajo. Las empezaron a bajar, con las espadas en mano.
Entonces a Luigi le dolió el brazo, y pudo ver que tenía una mancha roja. Entonces recordó que un gusano le había mordido.
"Mira lo que me hizo ese gusano," le dijo a Link mostrándole la herida.
"A mi también me mordió uno," dijo Link, "pero en la espalda."
"Nunca pensé que me iba a meter en algo así. No estoy muy acostumbrado que digamos a estos---calabozos."
"Yo estoy más que acostumbrado," dijo Link.
"¿Por qué dices?"
"Eh tenido que estar en un sin número de calabozos. Consiguiendo medallones, piedras y otras cosas. Todo para enfrentarme a Ganondorf."
"Es tu enemigo, supongo."
"Si, es el príncipe de los gerudos. He peleado contra él varias veces."
"¿Cómo es él?"
"Es alto, con la piel medio… medio verde oscura, bien narizón, y con una risa diabólica."
"Ahhh, entonces se parece a ti," dijo Luigi, y estallaron en risas. Siguieron bajando las escaleras, hasta llegar a un túnel horizontal. En eso, Luigi vio una sombra.
Y entonces una voz, ronca y rasposa, dijo, "¿Qué hacen aquí? ¿¡No saben que este es el templo de Xeldertel, el temible!?"
"Pues la verdad no sabíamos," dijo Luigi.
"Te crees muy gracioso, verdad flaco," dijo la sombra. "Les voy a dar una oportunidad de dar media vuelta y salir."
"¿Quién eres tu?" dijo Link desafiante apuntándolo con su espada.
"¿Te atreves a desafiarme? ¡Soy el jefe de los guardianes de Xeldertel, el temible protector de la llave sagrada, y si no se largan de aquí, yo los sacaré, pero sin cabeza en sus hombros!"
"Ni creas," dijo Luigi, "que nos vamos a ir. Venimos por esa llave," le dijo a la sombra.
"Entonces morirán, los destruiré."
"¿Tu y cuantos más?" le gritó Link. Y entonces de las sombras surgieron seis seres blandiendo espadas curvas. Estaban vestidos de negro, con largas ropas, y encapuchados, sólo se veían sus ojos verdes que brillaban en la escuridad dentro de la capucha.
"Son seis," dijo Link a su compañero. "Tu tres, y yo los otros."
"Bien," dijo Link. Y entonces los enemigos se lanzaron con furia contra los dos héroes. Y comenzó la pelea.
-::-
En cuestión de segundos, mientras Fox caía por los aires, se dio cuenta de una cosa: iba a morir. Por su mente pasaron imágenes, pudo ver a sus amigos de Star Fox, al general, su nave, y sus amigos del Escuadrón Nintendo. Cerró los ojos, listo para el impacto, cuando en eso, su pie se atoró en algo.
"¡No te sueltes!" alguien le gritó. Era Mario. Abrió los ojos, estaba boca abajo, a unos treinta metros del suelo. Luego miró hacia arriba, para ver que su pie estaba atorado en una rama. Estaba como a un metro de la pared.
Rayos. No sabía que hacer. No podía agarrase de las ramas de la pared, y si intentaba tomarse de la rama en donde su pie estaba atorado, se arriesgaba a caerse en el proceso. Y esta ves si sería la muerte.
Rayos
Mario empezó a descender por las ramas.
"Resiste Fox, no te muevas."
¿No moverse? Apenas se atrevía a respirar, por supuesto que no se iba a mover.
"Ya voy, ya voy, ya mero llego," dijo Mario mientras descendía. Pero todavía le faltaban unos cinco metros, y descender no era cosa fácil. Mario temía que Fox se desesperara y se moviera.
"¿Estas bien, Fox?"
"¿Qué si estoy bien? ¡¿Qué si estoy bien?! Estoy colgado de una rama, apunto de caerme y reventarme la cabeza y tu me preguntas que si estoy bien."
"Cálmate Fox, no pasa nada."
"¿Cómo que no pasa nada? Estoy atorado de un pie, a un metro de la pared—"
"Te voy a sacar de allí."
"Capaz y también te caes."
"Ya no hables, no vaya a ser que se rompa la rama."
"Sería lo peor, sería lo peor. ¡Que pesimista eres Mario! ¿Qué centellas quieres decir con 'no hables o se rompe la---"
Crrrrt.
Mario se congeló, Fox abrió los ojos asustado. Fox lentamente miró hacia arriba, y vio que efectivamente, la rama se estaba rompiendo.
"Mario," dijo Fox, "te tengo malas noticias."
"Si, ya se. Ya me di cuenta, estoy bajando lo más rápido que puedo."
Crrrrt.
"Mario, esta cosa se está rompiendo."
"Ya te dije que ya vi. No me tardo."
Crrrrt.
"Mario, me voy a caer."
"¡Ya te dije que ya voy!"
Crrrrrrrrkkkkt.
"Mario, date prisa."
"¡Por todas las espadas! ¡Ya cállate!"
En eso, la rama se rompió casi por completo, Fox gritó, pero la rama estaba aún sujeta por un hilo verde. Pero entonces, a Fox se le empezó a salir la bota. Poco a poco su pie se iba saliendo. Fox estaba sudando abundantemente, su corazón latía tan fuertemente que temía que se cayera al estremecerse con sus latidos. Mientras, Mario estaba bajando lo más rápido que podía, podía ver perfectamente que Fox en cualquier momento se iba a caer. Tenía que llegar antes de que se cayera, no podía perder a Fox. Estaba apunto de llegar cuando en eso un pie se le resbaló.
"¡Ahhhh!" gritó mientras caía, pero por suerte agarró una rama con su mano derecha.
"¿Estas bien?" dijo Fox.
"Si, ya mero te alcanzo."
"Pues apresúrate." Si Mario no se daba prisa, a Fox se le iba a salir la bota. Entonces Mario llegó a donde estaba Fox, pero este estaba alejado de la pared, y no lo alcanzaba.
La bota se le empezó a salir.
Mario se estiró todo lo que pudo, y extendió sus brazos para alcanzar a Fox, pero no podía.
Tttccccrrrrt.
La rama se rompía. Fox cerró los ojos, las gotas de sudor caían de su cara y se estrellaban en el piso que estaba metros abajo. Mario lamentó no ser mas alto, y no tener los brazos mas largos. Se estiró todo lo que pudo. Solo un poco mas. Su dedo índice y medio alcanzaron a rozar los pantalones de Fox. Pero a Mario le temblaban los dedos. Intentó agarrar la ropa, pero no pudo.
La bota se salió un poco más. Otro tanto, y Fox caería al vacío.
Vamos Mario, reesfuérzate un poco mas. Vamos Mario, vamos Mario.
Y súbitamente, Mario vio todo lentamente. Vio una gota de sudor que caía de la frente de Fox hacia el suelo, vio como sus dedos se movían de un lado a otro, vio como el cabello de Fox se mecía suavemente, y vio como lentamente, el pie de Fox se salio de la bota, y éste empezó a caer. A sus oídos llego un grito. Era de Fox. Se estaba cayendo. Iba a morir. Mario cerró los ojos, lanzó un horrible grito, y estiró su brazo lo más que pudo, sus dedos sintieron algo, así que lo agarró, abrió los ojos, y se dio cuenta de que tenía el pie de Fox en sus manos. Y entonces, lo sujetó con fuerza.
Y allí estaban. Fox mirando hacia el suelo, sujetado por Mario.
"Te dije que te iba a agarrar."
"Te debo una."
"Ya nada peor puede pasar," dijo Fox. Y en eso, escuchó un fuerte snap, y la rama de donde estaba sujetado Mario se rompió, y empezaron a caer. En eso, el pie de Mario se quedó atorado en una rama, y quedaron suspendidos en el aire, a un metro de la pared.
Sólo que esta ves, no había nadie que los pudiera salvar.
Santas espadas.
-::-
Link y Luigi corrieron contra los enemigos. Luigi sorprendió a sus contrincantes con un salto y pasó por encima de sus cabezas, pero los encapuchados no se intimidaron y atacaron a Luigi con furia. Luigi se dio cuenta de que estaban entrenados en combate, eran diestros con la espada y lo trataban de rodear. Luigi hacía lo posible por no ser atrapado por ellos. En eso sintió una punzada en una costilla cuando una de las espadas se deslizó apenas tocando su piel, Luigi respondió con fuerza, y mandó la espada de uno de sus enemigos a volar, y después con un ataque vertical, se deshizo de él.
Link peleaba con destreza. Uno de ellos lo atacó por atrás, pero Link le dio una patada y mandó a su contrincante a estrellarse contra la pared. Entonces se concentró en los que tenía enfrente. Link los atacaba, pero ellos se defendían, y entonces la espada de uno de ellos se rompió en dos, y antes de que pudiera retirarse, su cabeza salió volando. El que se había estrellado en la pared atacó a Link otra vez por la espalda, y como la primera vez, Link lo lanzó contra la pared de una patada, pero esta vez ya no se volvió a levantar. Ya eran uno contra uno.
"No me vas a derrotar," dijo el encapuchado. Era la vos del jefe.
"Eso crees," le dijo Link.
Uno de los encapuchados intentó atacar a Luigi, levantó su espada en alto para partirlo en dos, pero Luigi fue más rápido que él, y con un movimiento horizontal, lo atravesó. Su enemigo cayó al suelo con la espada aún en alto y con los ojos bien abiertos. Sólo le quedaba uno. Este si que sabía pelear. A Luigi por poco se le suelta la espada después de un ataque durísimo de su enemigo, pero en un descuido, Luigi lo dejó en dos mitades. Volteó a ver a Link. Estaba ganando, pues su enemigo estaba ya cansado.
Link le dio una estocada a su enemigo en el hombro, y luego en el muslo, hasta que por fin, la espada del jefe de los guardianes salió volando. Link puso su espada el la garganta del jefe, y lo llevó hasta la pared.
"Muy bien, te gané," dijo Link. El otro lo veía con ojos de enojo.
"Nunca podrán contra Xeldertel, los hará papilla."
"Pues ve y dile a ese que el Escuadrón Nintendo está aquí, y que lo vamos a derrotar. ¿Me escuchaste?" No respondió. Link se apartó unos pasos de él, y le dijo, "Dile."
Entonces el jefe de los guardianes del templo desapareció entre las sombras. Link estaba un poco lastimado, al igual que Luigi. Por suerte, entre las cosas que Link había echado a sus bolsillos, estaba un rollo de gasa, y un ungüento para las heridas. Después de vendarse, siguieron por su camino.
"Esa pelea estuvo buena," dijo Luigi. "estoy seguro que a Mario y Fox le está yendo mucho mejor que nosotros."
"Si, de seguro. ¡Tal vez ni peligros se han topado!"
"Es una posibilidad. No es muy probable, pero es una posibilidad."
Siguieron caminando, sin saber a donde los conduciría el túnel. Entonces vieron en el piso varias herramientas tiradas. Había una lámpara de aceite, una soga, y un pico para quitar piedra. Link tomó la lámpara y la encendió. Luigi tomó la soga, diciendo que tal ves la necesitarían. Caminaron hasta llegar a un cuarto. Al final había una puerta. Caminaron hacia ella, y se dieron cuenta que era de hierro. Estaba sellada, sin forma de abrirla. Entonces, a un lado de la puerta, había una inscripción y dos palancas debajo.
"Hmm, es una insripción extraña," dijo Luigi.
Link se acercó. "Ah, es la lengua de Durmalde. Pensé que ya estaba muerta."
"¿Sabes leeerla?"
"Eso creo," Link tardó unos minutos, y luego dijo, "Dice: Una trae salida. La otra trae muerte."
"Grandioso. No nos dan ni siquiera un acertijo," dijo Luigi.
"Bueno, ¿cual? La izquierda o la derecha."
"Yo digo que la izquierda."
"¿Seguro?"
"Pos no... ¿cómo voy a estar seguro? Nomás hay dos pal--"
"Esta bien, esta bien. ¿Entonces la izquierda, verdad?"
"Ya me hiciste dudar. Mejor la derecha."
"¿Seguro? No quiero halarla y morirme aquí en medi—"
"¡Entonces escoge tu! ¡Por todos los truenos!"
"Bueno, la derecha," dijo Link, y la haló hacia abajo. Pero no pasó absolutamente nada, ni se abrió la puerta. Se quedaron allí, sin saber que hacer. Entonces la puerta por donde habían entrado, se cerró.
"Esto no me está gustando nada," dijo Luigi. Entonces escucharon un extraño ruido en el techo. Miraron arriba, y se abrió un enorme agujero en el techo, y de él comenzó a caer una cascada de agua.
"¡Rayos! Es exageradamente mucha agua, ¡nos vamos a ahogar!" gritó Link.
"¡Hay que halar la otra palanca, para que nos abra esta puerta!"
Link intentó hacerlo. "Esta atorada."
"¡¿Que?! Déjame intentar," dijo Luigi, e hizo un esfuerzo, pero no pudo. El agua ya les llegaba un poco abajo de la rodilla.
"A este paso," dijo Luigi, "en unos minutos más el agua nos va a pasar."
"Espero que sepas nadar."
"Si. Lo que podemos hacer es esperar a que el agua llegue al techo y salirnos por el hoyo."
"Puede ser, pero tal vez sea un cuarto cerrado lleno de agua, y aunque lleguemos arriba, nos quedaríamos ahí hasta cansarnos de nadar y ahogarnos."
"Rayos, entonces hay que seguir tirando de esta mugre."
El agua ya les llegaba a la cintura. Link y Luigi tiraban con todas sus fuerzas, pero la palanca no cedía ni un milímetro.
"¡Ya no puedo más, es inútil!" dijo Link.
"No hay otra opción, hay que esperar a que el agua llegue al techo, y... ¡¿que fué eso?!"
Y es que repentinamente, los dos vieron una masa caer de la cascada.
El agua les llegaba al pecho.
"¿Era lodo, o una piedra?" dijo Luigi. Pero cuando vió a Link, se dió cuenta de que estaba pálido. "¿Que pasa, Link?"
Link apuntó. Y entonces Luigi se dió cuenta de que la masa que había caido no era ni lodo, ni una piedra, pues aunque el agua era oscura, claramente pudo ver bajo el agua dos enormes ojos rojos.
