2.- La esperanza me acompañara hasta el final.

La muerte esta cerca de cada paso, pareciera que camino lentamente, mi corazón, quiere aferrarse a los últimos momentos, los días pasaron, no puedo preguntar lo que ocurre, no se nada; solo rezo cada día por ti, por ambos, ¿salvaste a Harry?, ¿atrapaste a Wormtail?, ojala y si, pero mientras estés bien nada importa, tengo el consuelo de morir pensando en ti, ahora lejos de los dementores, cuando tan solo los aurores me escoltan, es ahora cuando puedo pensar en ti, las noches de luna no importan, me aferró a tu sonrisa, se que nunca me amaste, pero yo a ti si, y ese es un sentimiento que llevare en la muerte.

Los pasos, me arrastran prácticamente, tal ves me resisto a la muerte, la tarima especialmente construida esta frente a mi, las personas del ministerio están sentadas observando de reojo por donde aparezco, soy tan solo ante sus ojos, un cobarde, un asesino, un traidor, una monstruosa criatura, y ahí en medio puedo verlo, Dumbledore sabe la verdad, pero su testimonio no pudo hacer nada, aun así le agradezco a mi antiguo maestro y mentor, quisiera poder preguntarle, por Harry, por Sirius, que mi sacrificio sirva de algo.
El desvía la mirada, pareciera que busca algo, dice algo al ministro, este lo ve con cara severa, ya no puedo verlos mas, la multitud me tapa, los gritos de indignación, mis oídos están acostumbrados, los insultos, lo que me avientan ya estoy acostumbrado, los aurores los apartan, yo solo puedo sonreír cansadamente, eso somos, los hombres lobo, tan solo monstruos, a sus ojos nada mas; el amor no es para nosotros, la compasión no vendrá, la esperanza, pensar en ella es un insulto, ¿por qué nos odian tanto?, se que me odian, pero será únicamente por los crímenes de los que se me acusa; no lo creo, ya antes me odiaban, ya antes había escuchado sus voces, ya antes había visto esas miradas, miran al lobo, no me ven a mi.
La ley les impedía ser excesivamente crueles, un par de torturas, tan solo como una diversión de los altos mandos del ministerio, pero frente a toda aquella gente, ni plata, ni una maldición imperdonable, tan solo dormir, con luparia, una muerte lenta, triste para un hombre lobo.
No se resistió cuando ellos lo jalaron, ya no tenia fuerzas, sus brazos estaban ya muy lastimados, los grilletes de plata dejaron cicatrices profundas en ellos, sus pobres vestimentas estaban realmente sucias, irónico, pensó, el que tanto apreciaba la pulcritud, incluso en medio de su pobreza.

Moriría, como hacia años lo deseo, cuando la soledad se cerro entorno a el, cuando su amor paso de ilusión a imposible, pero la muerte no lo había aceptado aquella ves, , tantas veces se había quemado con plata, cuando sujetaba algún objeto filoso, pero nunca había dado el siguiente paso; siempre sintió en el ultimo instante como unas manos se aferraban a las suyas y alejaban el peligro, James, Lily, ellos no deseaban que el muriera, pero por sobre todo estaba la vos de Sirius, no habían dicho que ante nada se rendirían, pero, no era el mismo Sirius, quien prometió protegerlo de todo, el que lo daño así.

No, ya no deseaba la muerte, ahora cuando Sirius era inocente, cuando una pequeña esperanza llegaba a el, pero recordó, Sirius no lo amaba, nunca lo amaría.

Lo vio en esos ojos, los de ella, Arabella Figg, miembro del ministerio, era ella a quien su amor correspondía, siempre ella, alguna ves pensó confesárselo a Sirius, no le importo lo que pensara ella, pues el sabia que lo amaba mas de lo que ella lo podría amar, pero el destino no se lo permitió.

No se lo había dicho Severus, la única ves que lo permitieron verlo, Sirius colaboraba con Arabella Figg., para rescatar a Harry, ahora que se había probado su inocencia, ellos volvían a estar juntos, aun cuando ella se había quejado amargamente de lo que él le había hecho, aun cuando ella se había casado y divorciado, aun cuando ella, le pregunto primero si le regresarían su fortuna, el volvía a la persona que amaba.

Severus tenia razón, el, Remus Lupin, era un estúpido, sacrificaba su vida por él, y no lo notaría, además se lo entregaba a ella, Remus no pudo evitar llorar, ella nunca lo amaría, como el lo amaba, nunca pudo odiarlo, ni aun en su soledad, nunca dejo de amarlo ni un instante, nunca le había importado su dinero, el aceptaría a Sirius no importa como fuera, lo sabia pues aquella ves que lo vio cuando se fugo, nunca lo había visto tan hermoso, a el no le importaban las túnicas magnificas, a el solo le importaba Sirius, aun cuando el no se fijara jamás en el.

La hora estaba cerca, observo sonreír al ministro, por lo menos con su muerte olvidaría todo, que Sirius fuera feliz y Harry tuviera al fin la paz y el hogar que merecía.

Los aurores se acercaron, en torno a la estaca, en la cual amarraron al débil hombre, fueron colocando la hierba, la luparia recién cortada, a ellos les parecía muy poco el castigo, una muerte sin dolor, pero así lo decretaban las leyes.

Remus observo todo con la cabeza firme, no dejaría que le ganaran tan fácilmente, aun cuando no pudo evitar un escalofrió, la luparia era un veneno lento, para un hombre lobo mortal, el olor era una fragancia embriagadora, su refinado olfato la percibía mejor que nadie.

Un somnolencia se fue apoderando de el, ese era el dulce llamado de la muerte, su cabeza comenzó a de ladearse, no soportaría mas, ¿para que?, en estos momentos le ofrecían, por sobre todas las cosas, el descanso, no viviría mas con su maldición, vería a James a Lily y a sus padres, el aun estaba en Hogwarts cuando murieron, deseaba tanto ver a todas esas personas que lo habían amado.

Ya no pensaría en Sirius, ya no sufriría mas por él, el descanso lo llamaba, su vida al fin seria algo útil.

James lo observaba, vio en sus ojos compasión, y sintió una alegría inmensa, el estaba ahí, su compañero de la infancia su amigo, tal y como lo recordaba y a su lado Lily le sonreía, su amiga de toda la vida, su gran defensora, su consejera, ella sabia todos sus secretos, incluso de su amor por Sirius, ella siempre lo apoyo; y ahora podía irse con ellos, pero ellos le sonrieron e hicieron un gesto negativo con sus cabezas.

Algo lo llamaba, sentía que una presencia cálida se aferraba a el, no podía irse no, cuando sentía que dos personas aun lo necesitaban, cuando alguien derramaba lagrimas calientes en su rostro, no podía, pues esa persona que lo llamaba, era la mas importante de su vida.

Remus- unos ojos azules lo observaban fijamente, el noto la hermosa calidez en ellos- perdóname, soy un estúpido.

Sirius- Remus sonrió- ahora ya no importa, te amo.

La inconciencia se apodero de el, por lo que no pudo ver al dueño de esos ojos azules sorprenderse, puso la mano, que no sujetaba a Remus, en su pecho, y sintió latir en su corazón, un sentimiento que llevaba ahí guardado años, un sentimiento que había nacido una ves en un tren, cuando sus ojos se posaron en el joven tímido que se presento como Remus Lupin, un sentimiento que creyó haber olvidado.

Sirius, por favor dime que no esta muerto- el joven de ojos esmeralda, contemplo la figura de los dos magos- ¿esta...?, ¿llegamos a tiempo?

Los magos quitaban rápidamente las hierbas, anulando todos los hechizos, repeliendo la mortal fragancia, Dumbledore sonreía, habían llegado a tiempo, las pruebas habían sido aceptadas; Petigrewy, el verdadero culpable , había confesado, todo era un milagro, y mas aun cuando los magos podían festejar, Harry había cumplido con las expectativas, el mundo estaba a salvo, Voldemort había caído, el ministerio podía festejar ahora.

Arabella Fig., no pudo evitar ver consternada la escena, su prometido abrazaba a su amigo, una ira nacía en ella, no podía perder a Sirius, su estatus dependía de ello, con Sirius inocente, su fortuna intacta y su nivel social elevado, era su oportunidad de opacar a muchos, no iba a perder y menos ante ese ridículo hombre lobo.

Harry el vive- Sirius le sonrió a su ahijado- la esperanza no se perdió, llegamos a tiempo.

Los festejos no faltaron, el niño que vivió, había salvado a todos nuevamente, Voldemort había caído ante el, la cicatriz ya no lo marcaba mas, el señor oscuro al fin había caído, ya nadie temía pronunciar su nombre, era momento para la paz.
Continuara...

Cap3.- Si tu amor es sincero, no estarás solo.