CAPITULO 2 - UNA LLAMADA TELEFONICA
El jardin del numero cuatro de Privet Drive estaba como siempre, bien cuidado, sin que una hierba fuera mas alta que otra, o que una flor desentonara con otra. Harry Potter, sentado en uno de los escalones de piedra de la entrada, estaba viendo a su tia Petunia desmenuzar tres rosas en el jardin simplemente porque tenian mas petalos de los que a ella les gustaban. Estirando su cuello al maximo, tia Petunia procuraba, a la vez que adecentaba el jardin, enterarse lo mas posible de la vida de los vecinos. Harry, por su parte, procuraba pensar en que ya habia estado en Privet Drive la mitad del verano y que no quedaba mucho para volver al colegio. Quiza puede resultar raro que un chico de quince años piense con tanta nostalgia en el periodo escolar, pero hay dos cosas a tener en cuenta: Harry odiaba estar en Privet Drive, y Harry era un mago.
Hacia catorce años que Harry Potter vivia (muy a su pesar) al cuidado de sus parientes muggles (gente no magica) en Privet Drive. Tia Petunia (hermana de la difunta madre de Harry), su marido Vernon Dursey y el hijo de los dos, Dudley, eran los unicos parientes vivos que Harry tenia. Sin embargo, muchas veces Harry hubiera preferido ir a parar a un orfanato, o a alguna familia mas agradable que sus parientes consanguineos. Los Dursey tenian absoluta adversion a todo lo relacionado con la magia, y el propio Harry no era una excepcion a esta regla. A pesar de todos los esfuerzos de los Dursey por evitarlo, Harry habia cursado ya cuatro anos en el colegio Hogwarts de Magia y Brujeria, en el que sus propios padres, James y Lily Potter habian estudiado, y pronto volveria a la escuela para empezar su quinto curso.
Harry se levanto del escalon de la entrada, porque sabia que si su tia le veia sin nada que hacer, le mandaria rapidamente a limpiar las ventanas o a cortar el cesped. Su tio Vernon y Dudley se habian ido a Londres para hacer algunos recados, asi que, por una vez, podria decidir que canal de television ver sin que nadie le gritara por tocar el mando.Tras pasar por la cocina a coger un vaso de agua, Harry oyo sonar el telefono en el salon. Echando un vistazo futivo a la ventana, vio que su tia estaba ocupada espiando el coche de los vecinos. Harry cogio el telefono, para quedarse de piedra oyendo una voz conocida al otro lado de la linea:
- ¿Puedo hablar con Harry Potter, por favor?
Harry, volviendo a mirar por la ventana, contesto:
- ¿Soy yo. Hermione, eres tu?
- ¡Hola Harry! Me alegro de que me hayas cogido tu el telefono. ¿Estan tus tios por ahi? ¿Puedes hablar?
- Si... bueno, mas o menos - Harry seguia mirando por la ventana. Sabia que si su tia Petunia le veia hablar por telefono con algun amigo de su colegio, habria una buena movida despues. Los Dursey mantenian todo lo incomunicado posible que podian a Harry, ya que no querian ningun tipo de relacion con algo (para ellos) tan despreciable como un mago. Claro que Hermione Granger, la mejor amiga de Harry, era hija de muggles, y podia disimular bastante bien que era una bruja.
- Bueno, antes de nada. ¡Felicidades! Felices quince anos. Te diria que me mandaras a Hedwing para enviarte tu regalo de cumpleanos, pero dado que precisamente te llamo por eso...
- ¿De que estas hablando, Hermione? - A Harry le estaba constando prestar atencion, porque habia perdido a su tia de vista y no sabia si habia entrado en la casa o no.
- Esa una sorpresa, Harry. Espera, Ron esta aqui conmigo y tiene ganas de usar el telefono. Ron, cogelo asi y habla normal, no a gritos
El nerviosismo de Harry se multiplico por cien. A cualquiera le puede parecer raro que una simple llamada de telefono pueda provocar tanto trastorno, pero Ron Weasley, el otro mejor amigo de Harry, era de una familia de magos, y por lo tanto casi nunca habia cogido un telefono. La ultima vez que habia intentado llamar a Harry, dos anos atras, habia pegado tales gritos a traves del aparato que el tio Vernon, que fue el que resulto estar al otro lado, se habia puesto echo una fiera y habia prohibido a Harry darle el numero de telefono a ninguno de sus amigos del colegio. A pesar de esto, Harry no puedo evitar echarse a reir al oir (o mas bien, casi no oir) el murmullo apagado de Ron a traves del aparato.
- Hola Harry. Feliz cumpleañossss….
- Hola Ron. Puedes hablar un poco mas alto, pero sin dar gritos.
- Eh, vale. ¿Asi esta bien?
- Si mejor. Oye, gracias por la llamada, pero…¿donde estais?
- Ahora estamos en el coche de los padres de Hermione. Papa desmonto el otro dia el telefono que teniamos en casa para analizar su contenido - Harry tenia que haberselo imaginado. Al padre de Ron, Arthur Weasley, que trabajaba en el Ministerio de Magia, le encantaba todo lo relacionado con los muggles, sobre todo cualquier cosa que tuviera que ver con la electricidad. Por lo que Ron le habia contado en las cartas que le habia mandado ese verano, el senor Weasley habia empezado a coleccionar (a parte de su ya extensa coleccion de pilas y enchufes), cables para cargar telefonos moviles y linternas. Lo que mas le gustaba era desmontar los aparatos muggles e intentar montarlos de nuevo, aunque pocas veces conseguia que se quedaran como en su estado original.
- ¿En el coche de Hermione? ¿Estais llamando desde un movil?
- Si, ahora en casa tenemos un monton, aunque sin pilas, por la mania que le ha dado a papa de coleccionar los cargadores. Tenemos una sorpresa de cumpleanos preparada para ti - De repente empezaron a oirse ruidos a traves del telefono y la voz de Ron diciendo: "¿Hermione, para que sirve esto?", justo antes de que Hermione dijera: "¡No Ron, no aprietes ahi!" y se cortara la linea.
Harry se quedo mirando el telefono, antes de colgar despacio. No podia evitar sonreir, ya que era la primera vez que recibia una llamada de felicitacion de cumpleaños. Otra de las costumbre de los Dursey, arraigada en los ultimos anos, era pasar por alto los cumpleaños de Harry. Los unicos regalos que le gustaban a Harry eran de sus amigos de Hogwarts. Hagrid, el guardabosques, habia mandado la noche anterior una armonica de bronce, que tenia toda la pinta de haber hecho el mismo, y una caja llena de las castañas más grandes que Harry habia visto en su vida. Tambien habia recibido un regalo de su padrino, Sirius Black: una cuerda mágica que aparentemente solo media un metro, pero que se hacia tan larga como se necesitara. A Harry le habia extrañado no haber recibido nada de Ron o Hermione, pero lo habia achacado a un despiste de las lechuzas mensajeras (sistema comun entre los magos para comunicarse). Por eso se habia pasado buena parte de la mañana y de la tarde en los escalones de entrada de Privet Drive; si llegaba alguna lechuza, queria interceptarla antes de que sus tios pusieran el grito en el cielo. Ahora entendia que no habia recibido nada: porque se trataba de una "sopresa". Sin embargo, Harry no podia evitar temer un poco la "sorpresa" de Ron y Hermione. ¿Estaban en el coche de los padres de Hermione? ¿Pensaban a lo mejor hacer una visita a Privet Drive? Harry sabia perfectamente lo mal que los Dursey se tomaban la visita de cualquier persona relacionada con la magia. El año anterior, los dos hermanos gemelos de Ron, Fred y George Weasley, habia hecho que la lengua del primo de Harry, Dudley, creciera dos metros de longitud. Y el año en que Harry empezo en Hogwarts, Hagrid habia hecho crecer una cola de cerdo en el trasero de Dudley, y los Dursey habian tenido que ir a que se la extirparan a un hospital privado en Londres.
Olvidando por completo su idea de ver la television, Harry se dirigio a su cuarto. Justo en ese momento entro la tia Petunia en casa, dirigiendo una mirada desaprobadora al pelo desordenado de Harry (y a Harry en general).
- ¿Que estas haciendo en el salon? -dijo, con voz chillona- Dentro de nada tenemos la reunion de la Junta, y no quiero que andes por aqui. Márchate a tu habitacion y no salgas hasta que te llame para cenar.
Harry subio lentamente las escaleras. Es verdad, hoy era la reunion de la Junta de las Comunidades, reunion que la tia Petunia llevaba organizando durante todas las vacaciones de verano. Cada tres años, varias familias de todo Londres llegaban para hacer una comparacion de las mejoras de cada vecindario y ver cual de ellos ganaba la llamada "Copa de las Comunidades". Dado que siempre ganaba el que era el anfitrion ese ano, a Harry todo esto le parecia una completa perdida de tiempo, pero la tia Petunia siempre daba mucha impotancia a este tipo de eventos y se esforzaba porque la casa quedara los mas decente posible (para lo cual, segun ella, era necesario quitar a Harry de la vista)
Cuando llego a su habitacion y se tumbo sobre la cama, el corazon de Harry dio un salto. Ron y Hermione! Iban a hacer una visita a Privet Drive, justo en el dia menos indicado! Harry se sento en la cama, intentado tranquilizarse. Tampoco sabia seguro cual era la sorpresa que tenia preparada... pero la idea de lo que podia pasar si sus amigos magos venian justo cuando en Privet Drive habia una reunion de muggles le daba escalofrios. Levantandose de golpe, Harry penso que deberia mandarles su lechuza, Hedwing, para decirles que mejor no hicieran una visita a Privet Drive aquel dia, aunque agradecia mucho que se les hubiera ocurrido la idea. Apenas se habia sentado en la mesa para escribir la carta, Harry oyo una exclamacion de su tia Petunia abajo. Indeciso, no sabia que hacer, si bajar, o quedarse en la habitacion. El murmullo de varias voces (algunas le resultaban sospechosamente conocidas), hizo que se decidiera a bajar.
La sorpresa de lo que vio cuando bajaba las escaleras fue tal, que le dejo sin habla durante varios segundos.
- ¡¡Feliz cumpleaños, Harry!! - dijeron Ron y Hermione a la vez
(CONTINUARA....)
