Disclaimer: Disclaimer: Yami no Matsuei pertenece a Yoko Matsushita. La historia original pertenece al AU 'One Thirteen' de Leareth. Yo sólo la leí, la disfruté y la traduje.
Traductor: ¡Este capítulo fue horrible! Me la pasé gritando casi todo el tiempo, ¿por qué? ¿por qué? ¡No me gusta que enfrenten a Watari y Tatsumi! Yo se que en el fondo se aman... lol, en este AU no, pero de todas maneras cada recriminación de Watari era un puñal en mi corazón (¡y me refiero a un cuchillo! ¡No te rías, Leiser!).
Gracias, como siempre, a mis betas, Raquel y LeiserEngel, sin quienes este fic tendría un montón de errores gramaticales y de narración. A Leareth por permitirme traducir sus historias y ser tan amable con todas mis preguntas.
¡Sombras, a mi!
Puertas Cerradas - Parte Dos
Watari casi no había dormido y estaba de muy mal humor. Esa combinación era posiblemente la razón por la que se estaba dirigiendo a la oficina de Konoe, donde Tatsumi trabajaba, para liberar algo de la tensión. La mayoría de las personas inteligentes se mantenían a distancia del secretario, y a Watari le gustaba pensar que era una persona muy inteligente.
Sin embargo, las personas inteligentes también solían ser suicidas.
La puerta estaba cerrada y con llave, una pista poco sutil de que la persona adentro no quería ser molestada. Watari no le puso atención y golpeó secamente la superficie de madera. Luego cruzó los brazos y tamborileó en su brazo con sus dedos, esperando una respuesta.
"¿Quién es?".
Watari tomó una profunda bocanada de aire. "Soy yo, Tatsumi. Abre la puerta."
"Estoy ocupado, Watari-san," fue la poco sorprendente respuesta. "Venga más tarde."
"Eso no va a suceder." Tatsumi no podía verlo, pero el rostro de Watari era decidido. "Abre la puerta."
Hubo un sonido de exasperación del otro lado de la puerta. "Para lo que sea que quiera verme, Watari-san, estoy seguro que puede esperar."
"No, no puede." Los ojos de Watari tiraban puñales a la madera inocente. "Abre la puerta o vas a tener que comprar una nueva."
"Difícilmente. Simplemente deduciría el costo de la nueva de su salario."
Watari se pateó mentalmente a sí mismo por olvidar que no tenía sentido amenazar financieramente al contador del departamento. "Aún así tendrías que vivir con la corriente de aire y no tendrías ninguna privacidad hasta que instalaran la puerta nueva," contestó. "Mira, voy a entrar te guste o no, así que podrías intentar ser amable."
El silencio reinó del otro lado de la puerta. Luego hubo algunos gruñidos de enojo que hicieron que Watari comenzara a temer por su salud, sin embargo permaneció resuelto en su lugar mientras la puerta se abría un poco para revelar a un muy fastidiado Tatsumi. "Son las ocho treinta de la mañana. El turno no comienza hasta las nueve. Usted, por hábito, no llega a la oficina hasta pasado el cuarto. ¿Qué, en el nombre de Enma, está haciendo aquí?".
Watari le dirigió una mirada helada. "He tenido que quedarme en el hospital para cuidar a Tsuzuki a partir de las 3 a.m. todas las noches desde la semana pasada, en caso de que no lo sepas. Oh, uuups." Pasó una mano frente a Tatsumi en un movimiento de dramático rechazo. "No puedes saberlo, porque no te importa."
Tuvo el placer de mirar al secretario encogerse espasmódicamente. "¿Qué es lo que quiere?" preguntó Tatsumi fríamente.
"Necesito hablar contigo," contestó el científico.
"¿Sobre?".
"Tsuzuki."
Sin advertencia la puerta fue cerrada con fuerza, o tan cerrada como podía estar con los dedos de Watari de por medio. El shinigami rubio gritó de dolor, agitando la mano lastimada en el aire hasta que sanó, pero al menos Tatsumi no había podido cerrar la puerta. En cambio, la volvió a abrir y miró las cabriolas de Watari con una sonrisa satisfecha.
"Se lo ganó."
Watari rechinó los dientes. "Sicótico sadista. Te gusta lastimarme, ¿no es cierto?".
Watari no lo había dicho en serio, así que quedó bastante sorprendido cuando Tatsumi pareció congelarse en la puerta y mirarle asombrado. Por un momento Watari tuvo la lejana esperanza de obtener simpatía del shinigami obsesionado por el control, pero ésta desapareció rápidamente al darse cuenta de que Tatsumi estaba a punto de cerrarle la puerta en la cara de nuevo.
"¡H-hey, espera un segundo!" Esta vez Watari pudo obstruir la puerta con su bota, lo que le permitió insertar también un hombro y evitar que Tatsumi le dejara fuera de la oficina. "Sólo déjame entrar, ¡¿quieres?! ¡Necesito hablar contigo!."
"Estoy. Ocupado." Tatsumi contestó, luchando por cerrar la puerta con poco éxito.
Watari se las arregló para abrir la puerta un poco más y mirar a Tatsumi a los ojos. "¿Demasiado ocupado para hablar de Tsuzuki? Tienes que estar bromeando."
Tatsumi lo miró fijamente. Dejó la puerta abrirse. Tomado por sorpresa, Watari cayó por la entrada para ser recibido dolorosamente por el piso de la oficina en su cara. Tatsumi caminó de regreso a su escritorio y le puso al estado actual de Watari la misma atención que le habría puesto a una mosca. "Lo que sea que quiera decir, hágalo rápido," dijo brevemente, arreglando varios papeles.
Watari se levantó y acomodó sus lentes. La puerta tras él seguía abierta; Tatsumi la había dejado así probablemente para poder sacarlo en caso de que la conversación se volviese demasiado incómoda. Lo cual iba a suceder definitivamente. Watari estaba determinado a hacer que Tatsumi le escuchara, así que cerró la puerta y le puso el seguro. Tatsumi levantó una ceja respecto a esa acción, pero de todas maneras no dijo nada y regresó a seguir organizando papeles, ignorando a Watari mientras el científico se paraba frente al escritorio intentando encontrar una manera de empezar. No era sencillo.
"Tsuzuki está preocupado por ti," dijo finalmente.
El sonido de papeles moverse. "¿En serio?" preguntó Tatsumi en un tono neutral.
"Sí."
"¿Y por qué es eso?".
"Oh, vaya, ¿tendrá algo que ver con el hecho de que lo has estado evitando por más de una semana? Nah, no puede ser," respondió Watari, escurriendo sarcasmo como un helado derritiéndose.
"¿De qué está hablando? Lo visité apenas ayer."
El shinigami rubio le dirigió al otro una mirada de apenas contenida paciencia. "Y permaneciste todo el tiempo acechando desde la puerta sin decir nada así que igual y podías no haber estado ahí en realidad. Igual que el día anterior, y el día anterior a ese. Y el día anterior, y el anterior también."
"He estado ocupado."
"¿Muy ocupado para visitar a Tsuzuki por cinco minutos para demostrarle que te importa? Está comenzado a pensar que ya no lo haces, ¿sabes?". Las manos de Tatsumi parecieron congelarse por una décima de segundo. Watari lo miró cuidadosamente. "¿Y sabes qué? Yo también estoy comenzado a dudar que te importe."
Más movimiento de papeles. Repentinamente parecían demasiado ruidosos. Tatsumi no levantó la vista de su trabajo. Watari tomó una profunda bocanada de aire y continuó.
"Aún tiene pesadillas, ¿lo sabías? Las mismas, una y otra vez. Ya no está tan mal, pero Hisoka-kun está al borde del agotamiento por cuidar de él cada noche. Igual yo. Pero no nos molesta, porque las pesadillas no son tan malas cuando alguien se queda con él. Hisoka-kun es más útil que yo, pero aún así no es suficientemente bueno, porque ambos estamos a punto de caer sobre una mesa, pero no podemos porque Tsuzuki podría tener otro ataque. Si tuviésemos una tercera persona para ayudar las cosas serían mucho más sencillas, pero no la tenemos, ¿verdad, Tatsumi?" El secretario había estado arreglando el mismo montón de papeles por los últimos cinco minutos, y Watari cerró sus puños lleno de frustración. "Ni siquiera estamos hablando sobre trabajo o deber; simplemente amigos ayudándose a cuidar a otro amigo. Sé que no puedo esperar nada caritativo de ti, pero vamos, Tatsumi, ¡¿que ni siquiera te importa?!."
Watari estaba casi gritando, pero eso no importaba en lo más mínimo ahora que una semana de irritación, rabia y falta de sueño encontraba una salida. Tatsumi permanecía organizando documentos. "¡¿No te importa que al paso que vamos Hisoka-kun y yo vamos a acabar en las camas del hospital?! ¿¡No te importa que tu ex compañero no puede tener una noche de descanso decente porque ninguno de nosotros –incluyéndote a ti– pudo protegerlo de un sadista doctor predador sexual!?".
Se escuchó el sonido de papel siendo arrugado. Watari recobró el aliento, forzándose a calmarse. Las manos de Tatsumi estaban blancas de tan apretadas. Continuó en silencio. Sólo hizo que Watari se enfureciera más. Tsuzuki ya había tenido suficiente, y Tatsumi lo estaba lastimando aún más con su estúpida actitud...
"Estabas dispuesto a dejar morir a Tsuzuki in Kyoto," continuó Watari. Su voz era fría, llena de desdén, expresando perfectamente el disgusto que aún sentía por el tema. "Tsuzuki es probablemente la única persona en Meifu que te importa más allá del punto de ser simplemente útil. Odiaría pensar en lo que hubieras hecho si hubiese sido Terazuma o yo el que estuviese en el lugar de Tsuzuki."
Ninguna respuesta. El científico tuvo que forzarse a no acercarse al hombre y golpearlo en la cabeza.
"Preguntó por ti la última noche. Hisoka-kun y yo tuvimos que despertarlo porque estaba teniendo otra pesadilla. Después de calmarse nos miró y preguntó por qué Tatsumi no estaba ahí. Hisoka-kun tuvo que decirle que tenías trabajo que hacer. La misma excusa que le hemos estado dando toda la semana. No lo creyó. Ni siquiera tú trabajas a las cuatro de la mañana."
De nuevo, ninguna respuesta.
"No te importa, ¿no es cierto? Eres un bastardo sin corazón que va y se encierra en su oficina porque no tienes ganas de lidiar con la gente. ¿O es que estás asustado de algo? Si ese es el caso, entonces eres un maldito cobarde, y esa es una de las últimas cosas que pensé que estaría diciendo a Tatsumi Seiichiro."
No hubo respuesta.
"¡¿No vas a decir nada?! ¿O sólo vas a esconderte aquí con tus cuentas y pudrirte?".
Silencio. Entonces, justo cuando Watari estaba a punto de abrir la boca para hablar de nuevo, Tatsumi levantó la cabeza. Watari no podía ver el rostro detrás del brillo de los lentes, pero sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal y deseó estar en cualquier lugar menos ahí, dentro del rango de ataque de Tatsumi.
"¿Ya terminó?".
Tatsumi habló tan suavemente que a Watari por poco se le escapa la amenaza oscura y peligrosa en ellas. Tragó con fuerza, preguntándose si había presionado demasiado al maestro de las sombras. Por otro lado, que Tatsumi se enfadara por el tema era un buen signo. Watari estaba seguro de que Tatsumi estaba meramente negando algo, qué, no sabía, y que con un poco de estira y afloja, podría forzarlo a hacer algo al respecto.
Esperó pacientemente a que Tatsumi dijera algo, cualquier cosa.
Nada.
Tatsumi estaba ahí parado, perfectamente firme detrás de su escritorio y sus papeles, tan quieto como una estatua e igual de frío, mirando a Watari como si todo esto no fuese nada más que una pérdida de su tiempo. Las manos del científico se apretaron en puños al darse cuenta de que había perdido. Tatsumi permaneció simplemente ahí.
Finalmente, Watari levantó sus manos al aire lleno de disgusto.
"Me rindo." Exasperado más allá de las palabras, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. "No sé por qué me molesté. No es mi problema que seas un idiota, excepto por el hecho de que estás lastimando a Tsuzuki con tu actitud obstinada." Dándole vuelta a la manija, Watari disparó una última bala de desdén por sobre su hombro antes de irse.
"Pensé que eras más hombre que esto, Tatsumi. Parece que estaba equivocado."
La puerta se cerró tras él.
Era una lástima que la puerta no tuviese una ventana en ella. Incluso si la tuviera, Watari estaba demasiado enojado para molestarse y mirar atrás. De otra manera, podría haber visto que en cuanto estuvo solo, Tatsumi se dejó caer sobre su silla y escondió su rostro entre sus manos con un largo y tembloroso suspiro.
