Disclaimer: Yami no Matsuei pertenece a Yoko Matsushita. La historia original pertenece al AU 'One Thirteen' de Leareth. Yo sólo la leí, la disfruté y la traduje. Traductor: ^-^ ¡¡Mi capítulo favorito de la historia!! He llegado a la conclusión de que Tatsumi me gusta por que me puedo identificar con él. Gracias a mis betas y a Leareth... y al Amazon.com, donde compré el anime... dos veces... ajem... después de bajar el fansub... (qué enfermedad...). ¡Sombras, a mí!

Parte Cuatro

Tsuzuki observó la puerta. Estaba hecha de oscura madera que se tragaba su reflejo en el barniz. Había un elegante picaporte puesto en ella con una muy obvia cerradura, que no daba ninguna indicación de si la persona que vivía en el apartamento estaba o no en casa. Definitivamente imponente y no sencilla de acercarse.

La mirada de Tsuzuki se volvió pesada. Luego tomó una profunda bocanada de aire y tocó secamente en la puerta. No hubo respuesta. Tsuzuki arrugó la frente y tocó de nuevo. De todas maneras nadie respondió.

"Uh... ¿Tatsumi?"

La puerta y el apartamento tras ella no dieron ninguna contestación. Tsuzuki giró sus ojos.

"Tatsumi, sé que estás ahí. Eres la única persona que conozco que nunca sale a cenar."

De nuevo, ninguna respuesta. La expresión determinada en el rostro de Tsuzuki desapareció al tomar control la duda. Quizás Tatsumi no estaba en casa. Dio la vuelta, decepcionado, para irse.

"¿Sí?"

Tsuzuki se detuvo a medio círculo y dio la vuelta. La puerta del apartamento seguía ahí, pero ahora tenía una voz. "¿Tatsumi?" El shinigami intentó con el picaporte, que se negó a moverse. "Hey, Tatsumi, soy yo, Tsuzuki. ¿Puedo entrar?"

Hubo una leve pausa de la puerta, y luego un muy seco, "No."

Tsuzuki hizo un gesto de tristeza. "Ay, vamos. ¿Por favor?"

"No."

"¿Por favorcito?"

"No."

Tsuzuki abandonó los intentos lindos y miró enojado la puerta otra vez. "Mira, acabo de salir del hospital, lo menos que podrías hacer es dejarme decirte hola."

"Bien. Hola. Adiós."

Los ojos de Tsuzuki se oscurecieron. "Quiero decírtelo a ti, no a tu puerta."

"Estoy ocupado."

"¿Haciendo qué? ¿Contando monedas?" Tsuzuki suspiró exasperado. "Abre la puerta y déjame entrar o haré que Byakko la abra."

"Haga eso y estará trabajando para pagar la reparación por las siguientes dos centurias."

La amenaza hizo que Tsuzuki se encogiera un poco pero rápidamente se enderezó de nuevo. "Mira, Tatsumi, has estado asustando a todo el mundo más que de costumbre la última semana. Sólo quiero ver si estás bien, ¿de acuerdo?"

"Estoy perfectamente bien," contestó la puerta.

"No, no lo estás. Déjame entrar."

"No." La palabra fue cortante, como la cola de un látigo. Luego hubo una pausa, como si el hablante tratase de contenerse. "Váyase, Tsuzuki-san."

El rostro de Tsuzuki fue fulminado por la sorpresa. Luego miro duramente a la puerta. Luego comenzó a sollozar. Ninguna respuesta. Tsuzuki sollozó otra vez, más fuerte y más lastimeramente. Parpadeó con enormes ojos tristes, posiblemente un desperdicio dado que no había manera de que Tatsumi pudiese verlo a través de la puerta pero valía la pena intentarlo de todos modos, e hizo temblar su voz. Fue más sencillo de lo que esperaba.

"T-Tatsumi... hace frío aquí afuera y... y..." -insertó más sollozos lastimeros para asegurarse- "... y mi apartamento está oscuro y me da miedo y tengo hambre y estás siendo malvado y voy a llorar y-".

Repentinamente, la puerta se abrió. Tatsumi estaba parado en la entrada. Si había planeado decir algo, lo perdió cuando sus ojos detectaron el rostro perfectamente serio y normal de Tsuzuki.

"Pensé que había dicho que estaba llorando," dijo Tatsumi finalmente.

Tsuzuki lo miró sin encogerse. "Yo pensé que habías dicho que estabas ocupado."

Silencio. Tatsumi no se movió. Tsuzuki suspiró pacientemente. "¿Puedo entrar?"

Por un momento temió que Tatsumi le cerrase la puerta en la cara. Después de un minuto de pensarlo el secretario se movió silenciosamente a un lado para dejar pasar a Tsuzuki. Luego cerró la puerta. Mientras Tsuzuki se quitaba los zapatos y el abrigo, Tatsumi se alejó dejándolo en la entrada. Tsuzuki arrugó la frente, y luego lo siguió. "No estabas cenando o algo, ¿verdad?" preguntó, en parte incómodo por haber forzado su entrada, en parte para llenar el desagradable silencio que parecía llenar el apartamento.

"No. Ya había terminado." Esto llegó desde el siguiente cuarto. Tsuzuki entró ahí. Estaba oscuro, salvo por la luz que venía de la cocina. Después del brillo relativo del pasillo, Tsuzuki tuvo que hacer una pausa para que sus ojos se ajustaran. La alta figura de Tatsumi se dibujaba contra la amplia ventana. Estaba viendo hacia fuera. Algo en esa postura hizo a Tsuzuki detenerse, incómodo.

"Oh. Uh..." Se detuvo, y luego preguntó torpemente. "¿Así que no te estoy molestando?"

"No."

Tan distante. Esto no era para nada normal en Tatsumi. Incluso cuando Tatsumi era frío -y lo había sido, muchas veces- nunca ignoraba a Tsuzuki. Tsuzuki lo intentó de nuevo. "Watari dice que has estado muy ocupado," dijo, tratando de mantener su voz casual. "Quiero decir, supongo que has estado muy ocupado, porque casi no te he visto últimamente, y sé que te gusta mantenerte ocupado y luego conmigo uh, quemando el lugar aquella vez probablemente no haya ayudado al presupuesto del departamento en nada y..." Las palabras se tropezaban unas sobre otras para salir y llenar el silencio, y Tsuzuki se detuvo. "Estoy diciendo incoherencias, ¿no es cierto?"

"Si, así es."

Tsuzuki cruzó los brazos y lo miró enojado. "Bueno, podría ayudar que hicieras alguna conversación en lugar de hablar con monosílabos."

La figura en la ventana suspiró. "Tsuzuki-san, no estoy de humor para esto. Váyase a casa."

"Después de todo el trabajo que me costó hacer que abrieras la puerta, no lo creo." Repentinamente harto de las sombras, Tsuzuki prendió una lámpara de piso. Tatsumi se encogió. "De todas maneras, ¿Qué estás haciendo en casa en la oscuridad?" preguntó Tsuzuki, acercándose un paso más. "Es muy temprano para irse a dormir."

Tatsumi continuó mirando por la ventana. "Pensé que era apropiado."

"¿Apropiado?" Tsuzuki arrugó la frente, confuso. "¿Para qué?"

El alto shinigami se encogió en hombros. "Para mí."

Tsuzuki parpadeó, sin saber qué responder. "Uh, Tatsumi..." dijo dudando, "¿estás bien?"

Tatsumi viró levemente para mirar por encima de su hombro. "¿Está preocupado por mí, Tsuzuki-san?"

"Bueno, sí." Tsuzuki se apoyó en un pie y luego en el otro, incómodo. "No has sido exactamente tú mismo últimamente." Miró fijamente la espalda de Tatsumi. "Y no me fuiste a visitar mientras estuve en el hospital tampoco."

"Estaba ocupado."

"No estabas ocupado." La voz de Tsuzuki estaba llena de amargura. "Le pregunté a Kacho. Me dijo que no había manera de que hubiese tanto trabajo que tuvieras que estar ocupado veinticuatro horas al día. Y sé que siempre tomas paseos afuera, en la arboleda de sakura. No intentes decirme que estabas demasiado ocupado para verme, porque sé que no lo estabas. No por más de una semana." Su voz se estaba elevando; Tsuzuki se forzó a calmarse. "¿Por qué, Tatsumi?" preguntó suavemente. "¿Por qué no querías verme?"

Silencio. Tsuzuki miró fijamente al otro shinigami, deseando que se diera la vuelta. Maldita sea, Tatsumi, ¿por qué no me miras?.

Tatsumi no se movió. Repentinamente se dio la vuelta y dijo, "¿Sabe que nunca lo lastimaría, verdad, Tsuzuki-san?"

Tsuzuki parpadeó. Abrió su boca para decir algo sobre que nunca obtenía bonos saláriales, pero se dio cuenta que ese no era el momento para bromear. "Sí, lo sé." Sonrió repentinamente. "Confío en ti."

Viendo su sonrisa, Tatsumi miró hacia otro lado. "No estoy seguro de confiar en mí mismo..." dijo suavemente.

"¿...Tatsumi?" Preocupado, Tsuzuki comenzó a acercarse a él -

"¡No se acerque!"

Sorprendido por el tono cortante en la voz de Tatsumi, Tsuzuki obedeció. El otro shinigami lo miró fijamente por un momento con una expresión que no pudo nombrar, pero que lo asustó un poco. Viendo el miedo invadir el rostro de Tsuzuki, Tatsumi respiró profundamente. "No puede ayudarme, Tsuzuki-san. Por favor, sólo váyase."

Tsuzuki lo miró intensamente. "Si querías que me fuera, entonces, ¿por qué me dejaste entrar?"

"No debí haberlo hecho." Tatsumi suspiró y miró hacia fuera de la ventana de nuevo. "Sólo váyase, Tsuzuki-san," dijo quedamente. Su voz era forzada, casi suplicante. "No quiero lastimarlo."

"Como si no lo hubieses hecho ya." Tsuzuki dio una pequeña carcajada. "Primero me evitas por una semana, luego te niegas a ayudar a Watari y Hisoka a cuidarme. No vienes a nuestra pequeña fiesta en el hospital y ahora me dices que me largue de aquí. ¿Cómo podrías lastimarme más?"

Tatsumi no lo volteó a ver. "De la manera en que Muraki lo lastimó."

Tsuzuki se congeló. Tal vez sintiendo esto, Tatsumi se dio la vuelta. Había una sonrisa amarga, casi burlándose de sí misma, en su rostro. "¿Lo ve? " dijo suavemente. "Es por eso que lo he evitado. Por lo que he evitado cualquier oportunidad de estar solo con usted. No quiero causarle dolor nunca, pero si me quedo con usted..." Se perdió, evitando los ojos de Tsuzuki otra vez. "...no sé qué pueda pasar."

De alguna manera Tsuzuki pudo hacer que su lengua se moviera. "¿De verdad -?" Su boca estaba seca, así que lo intentó de nuevo, "¿de verdad me ves de esa manera?" susurró.

Tatsumi no le miró. "Watari-san me dijo que aún tenía pesadillas," dijo distante. "Son sobre él, ¿no es cierto? Sueña sobre Muraki."

Tsuzuki sólo pudo asentir como respuesta. Tatsumi cerró sus ojos y bajó la cabeza. "Fue doloroso, sabe, mantenerme alejado. No confiaba en mí como para verlo, incluso si lo deseaba, aunque lo estuviese haciendo infeliz." Después de un suspiro tembloroso, Tatsumi se forzó a continuar. "Pero me dije que así era mejor. Mejor que usted me odiara, a que yo lo fuese a lastimar." Miró a Tsuzuki entonces, su sonrisa triste y casi desesperanzada. "No quiero ser su pesadilla, Tsuzuki-san."

Algo no estaba bien; Tsuzuki miró hacia sus manos, encontrándolas temblorosas al comenzar a arrastrase, a pesar de la luz, las sombras de las pesadillas que trataba de olvidar. Manos, manos blancas, tocando, jugando - por favor no, por favor no, suplicó en silencio. No lo escucharon, y no estaba Watari o Hisoka para despertarlo. El único presente que podía ayudarlo era el hombre parado tiesamente cerca de la ventana, y si se acercaba a abrazarlo entonces los sueños dejarían de ser sueños -

Tsuzuki sacudió la cabeza. Miró a Tatsumi. La alta figura vestida en cálido café era la misma. Pensó en todos los momentos que habían tenido juntos. Almuerzos. Trabajo. Paseos en la arboleda de sakura. Que le gritara por destruir la biblioteca o ser amonestado por malos modales de mesa. Ser rescatado en numerosas ocasiones. Ser consolado. Simplemente tener alguien con quien hablar.

No podía creer que Tatsumi lo fuese a lastimar jamás.

Tatsumi suspiró, bajando la cabeza. "Debería... debería irse," dijo cansado. "Sólo déjeme solo, Tsuzuki-san -"

"No."

Sorprendido, Tatsumi se movió repentinamente para encararlo. Tsuzuki sonrió un poco. "No. No me voy a ir."

Tatsumi le miró fijamente. "Tsuzuki-san -"

"No me voy a ir," repitió Tsuzuki, más firme. Dio unos pasos hacia Tatsumi. "Y no puedes obligarme." Otro paso. Tatsumi se echó hacia atrás - si no hubiese sido por la seriedad de la situación, Tsuzuki la habría encontrado graciosa. "No voy a dejarte solo."

Siguió caminado hacia el otro shinigami, lentamente, como si tratase de acercarse a un animal salvaje. Tatsumi continuó retirándose hasta que chocó con la ventana, lo que quería decir que no se podía alejar más. Luego miró a Tsuzuki acercarse a él sin hablar, aunque sus dedos apretaban el marco de la ventana tan firmemente que sus nudillos estaban blancos. Finalmente, cuando estaba apenas a un paso del otro hombre, Tsuzuki se detuvo y miró a Tatsumi, estudiándolo.

Tatsumi le mantuvo la mirada, sus ojos imposibles de leer. Vaya ojos azules que tenía.

"Te conozco, Tatsumi," dijo Tsuzuki suavemente. "No me harías daño. Nunca me harías nada que no quisiera que hicieras." Antes de que el otro hombre pudiese decir algo, Tsuzuki se adelantó y tomó su mano. La levantó y presionó la palma contra su mejilla, sonriendo cuando los ojos de Tatsumi se abrieron aún más. "Confío en ti."

Tatsumi lo observó casi con miedo. "Tsuzuki-san -" comenzó, tratando de jalar su mano de regreso. Aún agarrado de su muñeca, Tsuzuki se dejó llevar por el movimiento hacia delante, haciendo desaparecer el espacio que había entre ellos en un segundo, y se agazapó contra el otro hombre, su mejilla contra el pecho de Tatsumi.

Tatsumi se congeló.

"¿Ves?" Murmuró Tsuzuki. "Confío en ti." Se sentía agradable estar así de cerca, pero Tatsumi estaba tan tenso... Tsuzuki tomó un puñado de tela de la chaqueta café en una súplica silenciosa de no ser alejado. "Tengo fe en ti, Tatsumi, y no me gusta verte así. Me pone triste."

No hubo respuesta. Tsuzuki podía haber estado tocando una estatua. Cerró sus ojos; no estaba llorando -no todavía, al menos. "¿Y podrías por favor dejar de fingir que no te importo? Sé perfectamente bien que te importo así que no puedes negarlo. Por favor, Tatsumi."

Silencio. Tsuzuki esperó, apenas atreviéndose a respirar mientras escuchaba el latido del corazón bajo su oído.

Finalmente, después de lo que pareció una vida de ansiedad, Tsuzuki sintió un par de dudosos brazos subir a abrazarle. Suspiró, un suspiro tembloroso que era tanto de alivio como de alegría, y sintió parte de la tensión desaparecer. Por primera vez en mucho tiempo se sintió seguro y cómodo; se acurrucó más cerca, maravillándose de su propio atrevimiento, y sintió que Tatsumi estrechaba el abrazo.

Era agradable.

Los brazos alrededor de él cambiaron de posición, una mano subió a descansar sobre su cuello. Tsuzuki cerró sus ojos de nuevo, ausentemente tocando la solapa del saco de Tatsumi y admirando su perfección. Sintió que Tatsumi se movía un poco, y una exhalación removió su cabello como si le estuviesen preguntando algo. Curioso, Tsuzuki levantó su rostro para mirar a su amigo -

- sintió los labios de Tatsumi rozar los suyos -

- y se congeló sorprendido.

Abruptamente, Tatsumi se alejó. "Lo lamento." Antes de que Tsuzuki supiera que estaba pasando, Tatsumi lo soltó y se hizo a un lado, evitando su mirada. Tsuzuki lo miró fijamente con ojos enormes, y llevó dedos temblorosos hacia sus labios. "Lo lamento," susurró Tatsumi roncamente. "Eso fue... imperdonable de mi parte." Tomó una profunda bocanada de aire, tratando visiblemente de calmarse, antes de decir, "No debería estar aquí, Tsuzuki-san, váyase a casa y duerma un poco, váyase a casa-"

"¡No!" De alguna manera Tsuzuki se las arregló para volver a moverse, esta vez, sin embargo, estaba casi desesperado. "No. Por favor, Tatsumi, no hagas que me vaya, no quiero estar solo por la noche, no todavía, no mientras las pesadillas sigan acercándose en la oscuridad y persiguiéndome mientras duermo." De nuevo no hablaba coherentemente, pero no le importó y no se detuvo. "Watari y Hisoka han hecho mucho por mí y no quiero pedirles más, pero aún así ellos no son tú, Tatsumi, por favor, no puedes hacer que me vaya, y no quiero que te quedes solo haciéndote daño sin poder confiar en ti mismo y-" En algún momento de la tirada Tatsumi se había dado la vuelta para enfrentarlo de nuevo y Tsuzuki se detuvo.

"Tsuzuki-san," dijo Tatsumi lentamente, "lo que está preguntando es si se puede quedar aquí esta noche."

Tsuzuki hizo lo que pudo para mirar a Tatsumi sin encogerse o llorar. Tatsumi odiaba verlo llorar.

"¿De verdad confía tanto en mí?" preguntó Tatsumi quedamente.

Tsuzuki asintió. Por un largo momento Tatsumi lo observó fijamente con sus profundos ojos azules, buscando tal vez algún argumento o protesta.

No los encontró.

Tsuzuki parpadeó cuando Tatsumi entró en otro cuarto abruptamente, prendiendo una luz y saliendo unos minutos después con una almohada y una manta.

"¿T-Tatsumi?"

Tatsumi puso la manta y la almohada en el sofá. "Tome la cama. Estaré aquí afuera si necesita algo."

Tsuzuki lo miró, y sonrió agradecidamente.

"Gracias."

Tatsumi no sonrió de vuelta.