Disclaimer: Yami no Matsuei pertenece a Yoko Matsushita. La historia
original pertenece al AU 'One Thirteen' de Leareth. Yo sólo la leí, la
disfruté y la traduje.
Traductor: ^o^ Tatsumi ^o^ ¡¡Yo también quiero un secretario usurero y
capricornio...!! *sighn* Bueno, pero ¿quién no se ha estado en los zapatos
de Tats? Saber que no debemos hacer algo, y de todos modos hacerlo. ¿Self-
loathing, anyone?
Gracias a Raquel, Leiser Engel (que al fin, después de 2 meses de tenerlos
perdidos en su limbo personal, me entregó los betas) y a Leareth.
¡Sombras, a mí!
Parte Cinco
Tatsumi no podía dormir. Posiblemente tenía algo que ver con el hecho de que una camisa con los botones desabrochados y pantalones no eran ropa apropiada para dormir y con que era demasiado alto para acostarse cómodamente en el sofá, pero había aprendido a vivir con la incomodidad hacía mucho, mucho tiempo. Miró fijamente el techo; las sombras se movían demasiado lento para su gusto. Si forzaba sus oídos, podía escuchar el sonido de una respiración lejana en su cuarto. Se ordenó severamente no hacerlo.
Había sido una tarde difícil, muy difícil. No había esperado que Tsuzuki lo visitara a la mitad de su pequeña jornada de dudas a sí mismo - no debía haberlo dejado entrar, pero por otro lado, no debía hacer que Tsuzuki se entristeciera tampoco. Tampoco debía haberlo dejado quedarse, pero por otro lado, no debía ser un mal huésped.
Tatsumi tomó una profunda bocanada de aire, y luego la dejó ir. Había muchas cosas que no debía haber hecho hoy. No debía haberse dejado llevar en la conversación con Tsuzuki. No debía haber dejado que Tsuzuki se le acercara. No debía haber dejado que Tsuzuki lo tocara, no debía haber puesto sus brazos alrededor de él, no debía haber volteado su rostro al cabello de Tsuzuki para sentir qué suave era y en lugar de eso terminar probando sus labios. Y de verdad, de verdad, no debía haber dejado que Tsuzuki se quedara esa noche. Tatsumi lo había hecho todo de todas maneras.
"Usted también lo desea, ¿no es cierto?"
Tatsumi cerró sus ojos como si pudiese apagar el recuerdo. Maldito Muraki. Maldito en el infierno por haberle hecho esto. Todo había sido tan claro hasta que Muraki había plantado cosas en su cabeza, cosas que durante la semana habían florecido y se había extendido como hierba mala en el ordenado jardín de su pensamiento.
Ah, pero, ¿había sido plantadas ahí, o despertadas?
"Simplemente estoy mencionando lo que aún no
reconoce o aún no se da cuenta."
Tal vez siempre había tenido algún motivo ulterior detrás de todos esos pequeños toques que nunca podía resistir. Limpiar el rostro de Tsuzuki con sus propios dedos, por ejemplo - no había ninguna verdadera necesidad, en realidad. No tenía que hacerlo. Todo lo que requería era ordenar a Tsuzuki que buscara una servilleta. Y aún así insistía en hacerlo él mismo. Después de todo, Tsuzuki tenía una cara tan bonita...
Un silbido de fastidio; Tatsumi se dio la vuelta mirando el respaldo del sillón. Y si Tsuzuki era atractivo, ¿qué? Lo había conocido por más de medio siglo y eso nunca lo había molestado antes. Era algo que había llegado a dar por seguro, otra característica que constituía a Tsuzuki Asato, como su debilidad por los dulces y su necesidad de complacer. Ahora era tan llamativa como una rosa entre margaritas. Con eso en mente, Tatsumi supuso que podía comprender por qué Muraki había hecho lo que había hecho.
"Somos más parecidos de lo que le gustaría admitir, ¿lo sabe?"
Tatsumi tuvo un escalofrío. Si podía comprender, entonces podía hacer lo mismo. De la manera en que veía ahora a Tsuzuki, era enteramente posible.
Y aún así...
Tatsumi observó la tapicería sin verla. Y aún así, sabiendo todo esto, lo que Tatsumi pensaba de él, Tsuzuki aún confiaba en él totalmente. Tatsumi no estaba seguro por qué. ¿Estaba siendo Tsuzuki tontamente inocente o en verdad sabía algo que Tatsumi no? Saber la respuesta en realidad le ayudaría a dormir más tranquilo. Jaló las cobijas y se envolvió con ellas, encontró un lugar menos incómodo en el sofá -
Algo estaba mal.
Tatsumi se sentó. No le tomó mucho tiempo darse cuenta de qué era lo que le había perturbado. Quizás no era tan sensitivo como Hisoka, pero su habilidad reikan era más que suficiente para sentir el miedo y dolor pulsando desde su cuarto.
Tsuzuki estaba teniendo otra pesadilla.
Silenciosamente, antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, Tatsumi se levantó del sofá y entró al dormitorio. Prendió la lámpara de mesa de la cama y contuvo el aliento. Viéndose muy pequeño en el gran colchón, Tsuzuki estaba acurrucado en una maraña de cobijas, su rostro escondido en una almohada. Incluso mientras Tatsumi lo miraba, sollozaba de dolor o miedo a medias comprendido al tratar de esconderse del espectro que sus pesadillas habían conjurado, un contraste descorazonador con el determinado joven que había luchado para entrar a la casa de Tatsumi.
"¿Tsuzuki-san?" Olvidando toda duda anterior, Tatsumi se acercó para moverlo. "¡Tsuzuki-san! ¡Despierte!"
Tomó el hombro del joven; al tocarlo, Tsuzuki se impulso para alejarse y reaccionó salvajemente, acertando un rápido golpe en la mejilla de Tatsumi. Tatsumi ignoró el dolor mientras Tsuzuki se alejaba de él inconscientemente hacia el borde de la cama. Si se retiraba más se caería. Rápidamente, antes de que el aterrorizado shinigami pudiese reaccionar, Tatsumi agarró su muñeca y lo jaló de regreso hacia sus brazos en la cama. Lo contuvo firmemente mientras Tsuzuki sollozaba y luchaba contra él como un ave salvaje que no podía liberarse. ¿Pensaba que Tatsumi era alguien más? ¿Alguien que trataba de lastimarlo?
"Shh, está bien, está bien," murmuró Tatsumi, abrazándolo estrechamente. Tsuzuki estaba muy tenso; Tatsumi casi temía que se fuese a romper al tocarlo. "Está bien..."
Una mano agarró el frente de su camisa desesperadamente y se negó a soltarlo.
"...soy sólo yo, Tsuzuki-san. Despierte."
Los ojos de Tsuzuki se abrieron. Eran encantadores, húmedos y salvajes. Alejándose, miró temeroso a Tatsumi. Entonces le reconoció y con un pequeño sollozo, Tsuzuki lanzó sus brazos alrededor de su amigo y lloró de alivió. Cuidadosamente, Tatsumi se recargó contra la cabecera, acunando a Tsuzuki contra sí, murmurando reconfortante y sintiendo las lágrimas empapar su camisa.
"...está bien, todo va a estar bien ahora..."
Lentamente, el llanto disminuyó. Tatsumi dejó que sus palabras se detuvieran y cayó en silencio, simplemente abrazando al hombre más joven mientras esperaba que se cansara de llorar. Qué frágil era Tsuzuki, pensó distantemente, a pesar de ser el más poderoso de ellos. Extraño, también, como sus pensamientos perturbadores se disolvían como la niebla. La atracción seguía ahí, claro, teniendo a Tsuzuki presionado contra él tan cerca, pero era irrelevante en vista de la necesidad inmediata: consuelo. Era simplemente esta persona que confiaba en él, que lo necesitaba, y por ahora eso era suficiente.
Y por lo que el mañana trajera entre ellos, bien, esperaría a ver.
Finalmente, Tsuzuki se calmó. Estaba acostado con su cabeza bajo el mentón de Tatsumi en confianza absoluta mientras el otro hombre acariciaba su oscuro cabello.
"¿Mejor?" preguntó Tatsumi quedamente. Tsuzuki asintió contra él, exhausto, y Tatsumi rió suavemente. "Cachorrito tonto. Sabe que no debería preocuparme de esa manera."
Sintió a Tsuzuki sonreír un poco. "Lamento haberte despertado," dijo suavemente.
"No hay necesidad de lamentar nada." Tatsumi mantuvo su voz amable.
"Pero estás cansado."
"No estaba dormido."
"¿Por qué?"
"Mi sofá es demasiado pequeño."
"...lo lamento."
"¿Qué fue lo que dije sobre lamentarse?"
"L-lo lamen-"
Una risa casi entretenida. "Sólo duérmase, Tsuzuki-san."
La mano agarrada de la camisa de Tatsumi apretó con más fuerza. "¿Te quedarías?"
Tatsumi abrió la boca, la evasión instintiva en su boca, y luego se detuvo. Miró el oscuro cabello de Tsuzuki, todo lo que podía ver del shinigami desde ese ángulo. Tsuzuki estaba muy quieto, casi sin respirar. Como si ya conociera la respuesta de Tatsumi y se preparara para ella.
"...Lo comprendo. Está bien, en serio."
Mentiroso.
Tatsumi cerró los ojos contra el recuerdo, estrechando el abrazo. Era agradable.
"Sí."
Una sonrisa. Tsuzuki se relajó y se acurrucó más cerca, ya cayendo en un sueño pacífico. Tatsumi escuchó mientras el latido cercano al suyo se normalizaba, aún acariciando el cabello de Tsuzuki. Se preguntó de qué había estado tan asustado.
De nada.
Tatsumi se sonrió a medias. Entonces ordenó a las sombras apagar la luz. Era tarde, y se estaba quedando dormido. Además, tenía que hacerle de desayunar a Tsuzuki en la mañana.
~finis~
Parte Cinco
Tatsumi no podía dormir. Posiblemente tenía algo que ver con el hecho de que una camisa con los botones desabrochados y pantalones no eran ropa apropiada para dormir y con que era demasiado alto para acostarse cómodamente en el sofá, pero había aprendido a vivir con la incomodidad hacía mucho, mucho tiempo. Miró fijamente el techo; las sombras se movían demasiado lento para su gusto. Si forzaba sus oídos, podía escuchar el sonido de una respiración lejana en su cuarto. Se ordenó severamente no hacerlo.
Había sido una tarde difícil, muy difícil. No había esperado que Tsuzuki lo visitara a la mitad de su pequeña jornada de dudas a sí mismo - no debía haberlo dejado entrar, pero por otro lado, no debía hacer que Tsuzuki se entristeciera tampoco. Tampoco debía haberlo dejado quedarse, pero por otro lado, no debía ser un mal huésped.
Tatsumi tomó una profunda bocanada de aire, y luego la dejó ir. Había muchas cosas que no debía haber hecho hoy. No debía haberse dejado llevar en la conversación con Tsuzuki. No debía haber dejado que Tsuzuki se le acercara. No debía haber dejado que Tsuzuki lo tocara, no debía haber puesto sus brazos alrededor de él, no debía haber volteado su rostro al cabello de Tsuzuki para sentir qué suave era y en lugar de eso terminar probando sus labios. Y de verdad, de verdad, no debía haber dejado que Tsuzuki se quedara esa noche. Tatsumi lo había hecho todo de todas maneras.
"Usted también lo desea, ¿no es cierto?"
Tatsumi cerró sus ojos como si pudiese apagar el recuerdo. Maldito Muraki. Maldito en el infierno por haberle hecho esto. Todo había sido tan claro hasta que Muraki había plantado cosas en su cabeza, cosas que durante la semana habían florecido y se había extendido como hierba mala en el ordenado jardín de su pensamiento.
Ah, pero, ¿había sido plantadas ahí, o despertadas?
"Simplemente estoy mencionando lo que aún no
reconoce o aún no se da cuenta."
Tal vez siempre había tenido algún motivo ulterior detrás de todos esos pequeños toques que nunca podía resistir. Limpiar el rostro de Tsuzuki con sus propios dedos, por ejemplo - no había ninguna verdadera necesidad, en realidad. No tenía que hacerlo. Todo lo que requería era ordenar a Tsuzuki que buscara una servilleta. Y aún así insistía en hacerlo él mismo. Después de todo, Tsuzuki tenía una cara tan bonita...
Un silbido de fastidio; Tatsumi se dio la vuelta mirando el respaldo del sillón. Y si Tsuzuki era atractivo, ¿qué? Lo había conocido por más de medio siglo y eso nunca lo había molestado antes. Era algo que había llegado a dar por seguro, otra característica que constituía a Tsuzuki Asato, como su debilidad por los dulces y su necesidad de complacer. Ahora era tan llamativa como una rosa entre margaritas. Con eso en mente, Tatsumi supuso que podía comprender por qué Muraki había hecho lo que había hecho.
"Somos más parecidos de lo que le gustaría admitir, ¿lo sabe?"
Tatsumi tuvo un escalofrío. Si podía comprender, entonces podía hacer lo mismo. De la manera en que veía ahora a Tsuzuki, era enteramente posible.
Y aún así...
Tatsumi observó la tapicería sin verla. Y aún así, sabiendo todo esto, lo que Tatsumi pensaba de él, Tsuzuki aún confiaba en él totalmente. Tatsumi no estaba seguro por qué. ¿Estaba siendo Tsuzuki tontamente inocente o en verdad sabía algo que Tatsumi no? Saber la respuesta en realidad le ayudaría a dormir más tranquilo. Jaló las cobijas y se envolvió con ellas, encontró un lugar menos incómodo en el sofá -
Algo estaba mal.
Tatsumi se sentó. No le tomó mucho tiempo darse cuenta de qué era lo que le había perturbado. Quizás no era tan sensitivo como Hisoka, pero su habilidad reikan era más que suficiente para sentir el miedo y dolor pulsando desde su cuarto.
Tsuzuki estaba teniendo otra pesadilla.
Silenciosamente, antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, Tatsumi se levantó del sofá y entró al dormitorio. Prendió la lámpara de mesa de la cama y contuvo el aliento. Viéndose muy pequeño en el gran colchón, Tsuzuki estaba acurrucado en una maraña de cobijas, su rostro escondido en una almohada. Incluso mientras Tatsumi lo miraba, sollozaba de dolor o miedo a medias comprendido al tratar de esconderse del espectro que sus pesadillas habían conjurado, un contraste descorazonador con el determinado joven que había luchado para entrar a la casa de Tatsumi.
"¿Tsuzuki-san?" Olvidando toda duda anterior, Tatsumi se acercó para moverlo. "¡Tsuzuki-san! ¡Despierte!"
Tomó el hombro del joven; al tocarlo, Tsuzuki se impulso para alejarse y reaccionó salvajemente, acertando un rápido golpe en la mejilla de Tatsumi. Tatsumi ignoró el dolor mientras Tsuzuki se alejaba de él inconscientemente hacia el borde de la cama. Si se retiraba más se caería. Rápidamente, antes de que el aterrorizado shinigami pudiese reaccionar, Tatsumi agarró su muñeca y lo jaló de regreso hacia sus brazos en la cama. Lo contuvo firmemente mientras Tsuzuki sollozaba y luchaba contra él como un ave salvaje que no podía liberarse. ¿Pensaba que Tatsumi era alguien más? ¿Alguien que trataba de lastimarlo?
"Shh, está bien, está bien," murmuró Tatsumi, abrazándolo estrechamente. Tsuzuki estaba muy tenso; Tatsumi casi temía que se fuese a romper al tocarlo. "Está bien..."
Una mano agarró el frente de su camisa desesperadamente y se negó a soltarlo.
"...soy sólo yo, Tsuzuki-san. Despierte."
Los ojos de Tsuzuki se abrieron. Eran encantadores, húmedos y salvajes. Alejándose, miró temeroso a Tatsumi. Entonces le reconoció y con un pequeño sollozo, Tsuzuki lanzó sus brazos alrededor de su amigo y lloró de alivió. Cuidadosamente, Tatsumi se recargó contra la cabecera, acunando a Tsuzuki contra sí, murmurando reconfortante y sintiendo las lágrimas empapar su camisa.
"...está bien, todo va a estar bien ahora..."
Lentamente, el llanto disminuyó. Tatsumi dejó que sus palabras se detuvieran y cayó en silencio, simplemente abrazando al hombre más joven mientras esperaba que se cansara de llorar. Qué frágil era Tsuzuki, pensó distantemente, a pesar de ser el más poderoso de ellos. Extraño, también, como sus pensamientos perturbadores se disolvían como la niebla. La atracción seguía ahí, claro, teniendo a Tsuzuki presionado contra él tan cerca, pero era irrelevante en vista de la necesidad inmediata: consuelo. Era simplemente esta persona que confiaba en él, que lo necesitaba, y por ahora eso era suficiente.
Y por lo que el mañana trajera entre ellos, bien, esperaría a ver.
Finalmente, Tsuzuki se calmó. Estaba acostado con su cabeza bajo el mentón de Tatsumi en confianza absoluta mientras el otro hombre acariciaba su oscuro cabello.
"¿Mejor?" preguntó Tatsumi quedamente. Tsuzuki asintió contra él, exhausto, y Tatsumi rió suavemente. "Cachorrito tonto. Sabe que no debería preocuparme de esa manera."
Sintió a Tsuzuki sonreír un poco. "Lamento haberte despertado," dijo suavemente.
"No hay necesidad de lamentar nada." Tatsumi mantuvo su voz amable.
"Pero estás cansado."
"No estaba dormido."
"¿Por qué?"
"Mi sofá es demasiado pequeño."
"...lo lamento."
"¿Qué fue lo que dije sobre lamentarse?"
"L-lo lamen-"
Una risa casi entretenida. "Sólo duérmase, Tsuzuki-san."
La mano agarrada de la camisa de Tatsumi apretó con más fuerza. "¿Te quedarías?"
Tatsumi abrió la boca, la evasión instintiva en su boca, y luego se detuvo. Miró el oscuro cabello de Tsuzuki, todo lo que podía ver del shinigami desde ese ángulo. Tsuzuki estaba muy quieto, casi sin respirar. Como si ya conociera la respuesta de Tatsumi y se preparara para ella.
"...Lo comprendo. Está bien, en serio."
Mentiroso.
Tatsumi cerró los ojos contra el recuerdo, estrechando el abrazo. Era agradable.
"Sí."
Una sonrisa. Tsuzuki se relajó y se acurrucó más cerca, ya cayendo en un sueño pacífico. Tatsumi escuchó mientras el latido cercano al suyo se normalizaba, aún acariciando el cabello de Tsuzuki. Se preguntó de qué había estado tan asustado.
De nada.
Tatsumi se sonrió a medias. Entonces ordenó a las sombras apagar la luz. Era tarde, y se estaba quedando dormido. Además, tenía que hacerle de desayunar a Tsuzuki en la mañana.
~finis~
