4.- COSAS RARAS

            Si bien de un principio la recuperación de Sirius había resultado muy rápida, parecía que el proceso había disminuido considerablemente, de forma que el muchacho tuvo que permanecer en cama aproximadamente tres semanas más antes que pudiera levantarse de la cama, tiempo durante el cual, todos tomaron cariño al chico rápidamente, aunque a este le costó confiar en los otros. Cuando los niños del orfanato estaban en la escuela, la señora Rice solía pasar mucho rato con él, le traía libros para que se fuera poniendo al día con respecto a sus estudios y mantenían largas conversaciones si hubo algo que llamó la atención de todos era que Sirius era muy maduro para sus quince años, casi dieciséis, era como si hubiera vivido muchas experiencias que le habían obligado a madurar y aquello les llamaba la atención si se tenía en cuenta que la persona con la que mejor se llevaba, Jack, era todo lo contrario.

            Cuando al fin pudo levantarse Sirius mostró que tenía una gran necesidad de moverse, lo cual era normal si se tenía en cuenta que había pasado dos meses en cama, y pudieron comprobar que era muy rápido. Lo supieron porque Jack le había retado a un partido de baloncesto y resultó que a duras penas podía seguir su ritmo, después de aquello lo retó a lanzarle unos penaltis y tres cuartos de lo mismo, Siruis era tan rápido y tenía tan buenos reflejos que no consiguió meterle ningún gol y para finalizar lo desafió a un partido de béisbol tanto de bateador como lanzador era muy bueno y tenía una gran resistencia.

- ¿Y tú eres quien ha estado hasta esta mañana en cama?- Le preguntó Jack cuando lo miró y lo vio con fuerzas de continuar. ¡No te cansas nunca ¿o qué?!

- Claro que me canso, pero estoy demasiado cargado de adrenalina.- Explicó.

- Pues lo siento amigo pero yo no puedo más. Sonrió Jack.- Estoy hecho polvo.

- ¿Qué tal si  damos una vuelta?- Preguntó Samantha, Sam para los amigos, una muchachita rubia de trece años y que le había cogido mucho afecto a Sirius.- Hace muy buen día y estoy segura que a Sirius le gustaría pasear.

- ¡Buena idea!- Intercedió un tercero, un muchacho llamado Paul de la edad de Sirius.

- Vamos pues.- Aceptó Jack.

            Durante el paseo los chicos iban hablando alegremente de lo que les había pasado a ellos o a otros, o explicaban historias divertidas, o bien historias de miedo. Jack acababa de explicar una excepcionalmente repugnante sobre un zombi, cuando Sirius comenzó a hablar con voz perdida.

- Hace algo más de veinte años, apareció en el mundo un mago muy poderoso pero muy malvado, no conocía la piedad y su único interés era conseguir más y más poder...

            Paul resopló ante la idea de magos buenos y malvados o ante la simple idea de la existencia de la magia pero Jack le hizo callar con un leve gesto al notar que los ojos de su amigo se encontraban un poco vagos, como si estuviera recordando algo y si era así, aunque se tratara de la historia más fantástica que hubiera existido nunca sería algo bueno para que le ayudara a recuperar su memoria.

- ... desde el primer momento demostró no tener ningún tipo de escrúpulos,- continuó Sirius.- utilizó la magia más oscura que se conocía para conseguir sus planes y para conseguir seguidores. Muchos magos y brujas se le unieron unos porque deseaban un poco del poder que poseía, otros por miedo, a otros él los controlaba bajo hechizos o pociones.- poco a poco los muchachos comenzaron a sentirse atraídos por la historia.- Utilizando a aquellos seguidores El Mago Oscuro, provocó el caos, el miedo y la desesperación en la Comunidad Mágica existente, torturaba, secuestraba y asesinaba, la gente tenía tanto temor que se estremecían de incluso oír su nombre y comenzaron a llamarlo "El Innombrable" o "Quien-tú-sabes", nadie se animaba a hacer amistad con otros magos y brujas, eran tiempos muy oscuros....

Aquel mago fue consiguiendo más y más poder durante diez años y entonces en una familia nació un niño, los grandes magos e lado de la magia blanca decían que era muy especial pero no aclararon el porqué salvo a los padres del pequeño. Mantuvieron su cualidad en secreto pero no sabían que tenían un espía muy cercano a la familia que informó al Mago Oscuro y este marcó a ese niño como su blanco. Durante un año los padres del niño y sus amigos intentaron protegerlo, hasta que decidieron realizar un hechizo muy complejo en el que guardaban un secreto dentro de alguien, el padre eligió a su mejor amigo pues sabía que antes de decirlo se dejaría matar, pero este en el último momento tuvo un plan para despistar al Mago Oscuro, cambiarían de guardasecreto sin explicárselo a nadie, de forma que ellos estarían todavía más seguros.

Sin saber lo que hacía propuso al más débil de sus amigos, que resultó ser el espía y tan solo una semana después de hacer el hechizo, la noche de Halloween, los traicionó. El Mago Oscuro se presentó en su casa y tras una leve lucha asesinó a los padres del niño... mas cuando trató de matar al pequeño no pudo, la maldición que había probado regresó a él y el niño salió prácticamente ileso. Su madre se había sacrificado por él y eso lo había salvado, porque activó un potente contrahechizo de magia antigua.

- ¿Qué más pasó?- Preguntó Sam

- No lo sé... no recuerdo que pasa después.- Contestó.

- Ohhhh... con lo interesante que estaba.- Murmuró Paul.

- ¡Sería tan bonito que la magia existiera!- Exclamó Sam.

- ¡Bah! ¡No digas tonterías!- Le dijo Paul.- ¡La magia no existe!

- Pues yo creo en ella.- Dijo Siruis y cuando todos se le quedaron mirando añadió.- No estoy muy seguro del porqué, pero sé que es importante que crea, que la magia existe. Es lo mismo que esa historia... algo me dice que es muy real, que todo aquello ocurrió y que de algún modo es muy importante para mí.

- Si tú lo dices...- Comenzó Paul como diciendo "igualmente no te creo"

- ¿Sabes? La señora Rice también cree en la magia...- dijo Jack.- y cuando me habló de ella hizo que yo también creyera...

            Los días pasaban rápidamente en Mary Clarence y Sirius pronto se conoció todo el orfanato mejor que nadie, encontró un montó de habitaciones secretas y demostró que tenía una mente privilegiada en lo que se refería a gastar bromas, que solía tocarle a cualquier persona dentro del mismo, aunque Jack, Sam y Paul solían librarse y es que había hecho muy buenas migas con ellos, además demostró que tenía grandes conocimientos en materias que casi nadie sabía.

- ¡Eh! ¡Mirad que flores más bonitas!- Exclamó Sam durante una excursión con todo el orfanato.- ¿Qué son, seño...?

- Son Alóferas.- Dijo Sirius.- Son unas flores muy extrañas en Inglaterra y normalmente se exportan del norte de China, son conocidas porque tienen propiedades curativas, además de ser muy decorativas. Necesitan que haya poca luz y por eso crecen a la sombra. Estas deben estar siendo criadas por alguien de la zona.

- ¿Cómo lo sabes? Hasta ahora solo la señora Rice sabía tanto sobre plantas raras.- Le preguntó una niña de aproximadamente diez años.

- No lo sé...

            De mientras la señora Rice lo miraba sorprendida y a la vez algo sospechosa ya que aquel conocimiento no todo el mundo lo tenía, de hecho solo lo sabía un número muy reducido de gente y aquellas personas no es que sean muy normales que se diga. Aquella misma noche ya le dio otro punto en el que pensar, y es que iban a acampar al aire libre.

- Me he estado preguntando... ¿Qué clase de nombre es Sirius?- Dijo un muchacho de dieciocho años llamado Robert.

- ¡Robert!- Dijo Jack enfadado.

- Sirius es el nombre de la constelación del perro.- Le informó el aludido.- De hecho, es esa de ahí,- Dijo mientras la señalaba.- justo a su lado se encuentra al de la serpiente y esa de ahí es la del centauro. (perdonadme quienes sepáis de astronomía, me lo he inventado porque yo no tengo ni idea)

- ¡Woa! ¡Cómo sabes!

- ¡Yo no las veo!

- ¿Cómo las distingue?

- ¿Conoces más constelaciones?

            Las preguntas se disparaban una tras otra y no paraban, pero Sirius las contestaba todas una por una demostrando que tenía muchos conocimientos de astronomía  aunque por supuesto no lo sabía todo, en algunas estrellas parecía dudar y otras declaraba abiertamente que no las sabía. Otra cosa que les llamó la atención es que el muchacho parecía tener una extraña habitabilidad para curar, más de una vez curó pequeña heridas ¡solo con tocarlas!, aunque él parecía no darse cuenta de esta habilidad porque enseguida iba a acompañar al "herido" para que le curaran sin darse cuenta que ya no existía herida.

            Así llegó el mes de julio, y todos en el orfanato se fueron de vacaciones a una casa que había en el campo con un gran lago enfrente y un bosque justo detrás de la casa, era un lugar idóneo para alejarse del bullicio de la ciudad.

- ¡Jack!- Se escuchó por toda la casa.- ¡Jack, ven que necesito que me ayudes!

- ¿Qué pasa?- Le preguntó el aludido mientras veía como su amigo iba de un lado a otro de la habitación que compartían.

- Ayúdame a ordenar esto, ¿quieres?

- ¡Pero si ya está ordenado!- Exclamó Jack

            Sam y Paul miraron la habitación que era un absoluto caos y miraron al mayor de grupo con una expresión de incredulidad, este seguía diciéndole que dejara de ordenar y se dirigiera fuera a divertirse, pero el otro no le hacía caso, Sirius era terriblemente ordenado.

- Ya te ayudo yo.- Dijo Sam.

- Y yo.- Añadió Paul

- Gracias.- Les sonrió Sirius.

- ¡Vale! ¡Yo también!- Exclamó Jack irritado.

            Los cuatro comenzaron a ordenar la habitación siguiendo de vez en cuando las indicaciones del muchacho de ojos verdes, y aunque podía llegar a veces a ser alguien quisquilloso con eso del orden, se dieron cuenta que casi todo quedaba con un cierto toque casual, como si lo hubiera puesto allí porque era el primer lugar que había encontrado.

- Ei, Jack, ¿me puedes poner esa caja ahí arriba?- Preguntó Sirius.

- ¿Cuál?

- Esa de ahí.- Le respondió señalando una caja grande.

            Cuando el muchacho se dispuso a colocarla, se quedó helado donde se encontraba e hizo gestos a Paul y Sam para que miraran. La caja había comenzado a levitar y poco a poco se colocó ella solita encima de una estantería bastante alta. Los otros tres se quedaron mirando la caja como si les fuera a morder, ¿cómo era posible que la caja se hubiera colocado ella sola encima de la estantería?  Sirius se giró y miró la caja y sonrió.

- ¡Justo donde la quería! ¡Me conoces demasiado bien!

            Los muchachos no se volvieron a mover porque de golpe  los objetos comenzaron a colocarse solos sin que nadie los tocara excepto aquellos que Sirius movía por sí mismo, sin darse cuenta de todas las cosas que volaban por su espalda. Cuando todo estuvo ordenado, Sirius suspiró satisfecho y les sonrió a sus amigos.

- ¡Sí que hemos ido deprisa!

- ¿No... no lo has visto?- preguntó Paul.

- ¿Ver el qué?- Preguntó sorprendido.

- Las cosas... moviéndose.- Dijo Sam

- ¿De que habláis?

- No, de nada... de nada.- Dijo Jack.- Absolutamente nada. ¿Te apuntas a dar una vuelta?

- No gracias. Voy a leer un rato.

- Vale, luego te vendremos a buscar para ir al lago.

- Entendido.

            Los otros tres salieron de la habitación y dejaron la casa, cuando ya estaban bastante alejados Sam miró a Jack sin comprender el comportamiento de su amigo.

- Escuchadme bien los dos, nadie debe saber ni una palabra sobre lo que hemos visto.- Dijo Jack serio.

- ¿Por qué?- Preguntó Paul.

- ¿No te das cuenta? ¡Primero nos tomarían por locos y luego se llevarían a Sirius!

- ¡La señora Rice no lo permitiría!- Se asustó Sam.

- No debéis olvidar que Sirius se encuentra bajo la protección de los servicios sociales, le sería fácil el llevárselo de Mary Clarence, y la señora Rice no podría hacer nada.

- Es algo que no comprendo...- comenzó Paul.- ¿por qué los servicios sociales están tanto por él? No son tan cuidadosos con ninguno de nosotros.

- Vosotros no sabéis como llegó al hospital, los médicos todavía no saben como sobrevivió y todos las heridas y lesiones que tenían habían sido provocadas. Alguien le había pegado y las enfermeras creían que lo habían torturado, es por eso que lo vigilan tanto... por si acaso quien lo hizo vuelve. ¿Qué creéis que harían si supieran lo que hemos visto?  Además, ¡él no se ha dado cuenta!

Los tres prometieron no decírselo a nadie y vigilaban de cerca al muchacho por si acaso hacía más cosas raras para poder encubrirlo lo más rápido posible, pero por suerte, cuando ocurrían aquellas cosas o estaba solo o bien estaba con ellos. Además algo que había comenzado da hacer mucho era dibujar, unos dibujos muy hermosos en los que se veían animales fantásticos como unicornios, centauros e incluso un perro con tres cabezas, o bien un castillo enorme y precioso. Los muchachos no encontraron nada raro hasta que en vez de seres fantásticos comenzó a dibujar personas: un anciano, un hombre moreno y delgado, un hombre de cabello arenoso y de aspecto cansado, una familia de pelirrojos, o un pelirrojo junto a una chica de pelo castaño espeso, lo que les llamó la atención, es que muchas veces él se incluía.

- Sirius... ¿quiénes son estás personas? ¿lo sabes?- Preguntó Sam.

- No, pero me son conocidos. Es como si los hubiera visto antes.- Dijo ausente.

- ¿Y por que te incluyes?- Preguntó Paul.

- Me parecía que era mejor hacerlo.

            Los tres amigos se miraron preocupados, los dibujos habían comenzado justo después de que comenzaran a pasar las cosas raras y siempre los hacía si estaba cerca del lago, como si este le ayudara a recordar.

- ¿Creéis que sean recuerdos?- Preguntó Sam.

- Sí, claro y los unicornios y el perro de tres cabezas también ¿no?- Dijo Paul serio.- ¡Y que más!

- Los dibuja con demasiados detalles como para que sean invenciones.- Señaló Jack.

- En eso te doy la razón.- Dijo el otro muchacho.

- Ese dragón y ese perro daban miedo.- Dijo la chiquilla con un escalofrío.- Parecían que iban a salirse del papel y atacarnos.

- ¿Creéis que debemos decírselo a la señora Rice?- Preguntó Paul.

- Tal vez... no sé, esos dibujos podrían significarlo todo y a la vez nada.- Señaló Jack.

- ¡Eh! ¡Miradlo!- Señaló Sam asustada.

            Cuando los otros dos le miraron su asustaron al ver que su amigo estaba llorando. Se acercaron hasta él y se dieron cuenta que mientras lloraba no apartaba la vista de uno de los dibujos que acababa de hacer y al mirarlo descubrieron que se trataba del dibujo de un muchacho que a primera vista tendría diecisiete o dieciocho años, que llevaba ropas muy parecidas a la que le habían visto a la otras personas de los dibujos solo que en vez de rojo y dorado era azul y blanco y tenía un escudo con un tejón en la bata negra (me he basado en el uniforma de la película).

- Sirius... ¿Por qué...?- Jack no pudo terminar la pregunta porque la voz suave de su amigo le interrumpió.

- Cedric... lo siento tanto... era yo quien tenía que haber muerto.