LA CICATRIZ
Harry se despertó sudoroso con su mano derecha apretando la cicatriz intentando en vano hacer que el dolor desapareciera. El curso pasado Voldemort no había intentado matarlo, y estaba preocupado. ¿Qué extraño? No. Algo estaría tramando, algo peor que todo lo anterior, algo peor que la muerte de Cedric o de... había pasado dos cursos y no lo había olvidado, nunca lo olvidaría.
Unos golpes en la puerta, una cabeza que asoma en la semi-oscuridad de la habitación y una voz:
Harry... ¿Estás despierto?
Sí, a medias.
Pues arréglate que no llegaremos, recuerda que quedaste con Hermione y Ron a las diez y media.
Voy...
Dejó caer sus pies hasta el suelo mientras levantaba la persiana dando paso a unos potentes rayos de sol. Cerró los ojos momentáneamente ciegos por el golpe de luz hasta dejarlos acostumbrados a su potencia. La cicatriz no dejaba de doler, y era la peor vez, un dolor profundo, un dolor extraño... de golpe desapareció. Bien. Un problema menos. Ahora el problema más preocupante era encontrar el libro de pociones que había escondido para no verlo en todo el verano... pero... ¿Dónde lo había escondido?
"Clic" Maleta cerrada, jaula con Hedwing preparada, varita preparada... ¿Qué falta? ¡Auch! ¡El libro de pociones!
Después de media hora larga Harry y Sirius salieron de casa... en realidad no, se metieron en la chimenea camino a Londres para llegar a King Cross estación 9 ¾.
Con los bolsillos a reventar de mini-baúles, mini-libros, mini-Hedwing, etc... Harry y Sirius llegaban a la chimenea de King Cross. Cómo siempre que Harry iba con Sirius llegaban tarde, Hermione y Ron no lo habían esperado fuera, ¿estarían dentro? Se dirigía hacía allí cuando recordó algo:
Sirius, acuérdate de pagar la factura, no quiero tener que solucionar de nuevo todo el papeleo. ¿Lo harás?
¿Facturas? ¿Qué facturas?
...
Es broma...
Aquella afirmación no convenció del todo a Harry, sobretodo por que Sirius estaba de nuevo flirteando con una chica que pasaba, en vez de escuchándolo...
Sin muchos más comentarios por parte de ninguno, excepto los típicos de despedida y de te escribiré, Harry subía al tren en busca del compartimiento donde estarían sus amigos cuando una campana anunció las once y con ello el inicio del curso.
Un curso con sabor agridulce.
Harry decidió empezar a buscar el compartimiento por el principio del tren.
Abrir compartimiento, mirar, sonreír (según con quien saludos), cerrar compartimiento.
Ya llevaba medio tren recorrido con esta técnica cuando...
Abrir compartimiento...
Mirar...
Sonrisa... congelada.
¿Qué pasa cabeza rajada? ¿Tus amigos pasan de ti ahora que están juntos?
¿De que hablas Malfoy?
Oh, ni siquiera lo sabe... el último en enterarse... el trío fantástico se ha roto, ahora es la parejita y el marginado.
Malfoy, intentamos imitaros, el marginado y la parejita de guardaespaldas.
¿Qué quieres decir?
Cerrar compartimiento
Sonreír.
¿Parejita?
Que tontería.
¿No?
Cerca del final del tren encontró al fin el compartimiento escogido por sus dos amigos, le extrañó al principio que estos no estuvieran discutiendo pero no le dio más importancia a este pensamiento.
¡Hola! ¿Cómo estáis?
¿Harry?¿Dónde te habías metido? Habíamos quedado a las diez y media, hemos estado muy preocupados. ¿Verdad Ron?
Sí, si... Harry, ¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado?
Bueno... ya conocéis a Sirius, siempre necesita mucho tiempo para arreglarse, hasta que no se siente capaz de desmayar a diez chicas, como mínimo, por la calle, no sale.
Sí, ya sé...
Por cierto he oído rumores por el tren... - empezó Harry.
¿Sí? -Continuó Hermione- ¿Sobre Malfoy? Dicen que se negó a hacerse mortífago y su padre lo ha expulsado de casa, lo ha renegado. He oído que ha estado viviendo en una casa ocupa de las afueras de Londres.
Malfoy, ¡Imagínate! Ahora podré fardar de casa...
¡Ron! No te pases... debe de estar destrozado.
La verdad... es que lo he visto cambiado...
¿Qué quieres decir?
No sé exactamente, es solo... cuando lo he visto me ha insultado como siempre... pero, no sé, sin ese odio en su mirada. Parecía más vulnerable. Y luego físicamente estaba diferente iba con el pelo alborotado y con ropa muggle...
Conversando sobre el tema Malfoy y otros el viaje se hizo corto, y antes de darse cuenta las golosinas del carrito se habían acabado y a lo lejos se vislumbraba unas pequeñas luces parpadeantes, las del castillo de Hogwarts.
Harry no había intentado sacar el tema de la parejita en todo el trayecto, en realidad se había olvidado completamente de él. Pero ahora había vuelto a su mente. Sobretodo después de ver las miradas de Hermione hacía Ron y viceversa. Si era verdad, no es que le molestara. Le molestaba el hecho que no se lo hubieran dicho...
Los tres amigos salieron de su vagón dejando atrás a los asustadizos de primero con el bueno de Hagrid después de haber saludado a este.
Con la calma propia del inicio de curso llegaron al comedor repleto, o casi, de alumnos. Los profesores estaban en la mesa, los alumnos sentados, o buscando un sitio. Todo estaba normal, nada llamaba la atención excepto... excepto que Malfoy estaba solo. No sólo físicamente, pues estaba rodeado por todos lados, pero nadie le hablaba, lo dejaban de lado... algo muy extraño pues él había sido el "líder" de la casa Slytherin desde hacía años.
Y sólo Harry pareció darse cuenta de eso. Miró a Malfoy por primera vez en su vida con lástima. Estaba en una casa llena de mortífagos y él era un renegado de estos, lo iba a pasar muy mal. Malfoy notó su mirada y le contestó. Por un breve instante sus miradas se encontraron y parecieron entenderse. Por un instante habían dejado sus enemistades fuera. Pero el instante había pasado y Harry estaba riendo una gracia de Ron. Una gracia de Ron que parecía estar dedicada a Hermione, pero eso ahora no le preocupaba.
Le preocupaba Malfoy, le preocupaba esa mirada, y le preocupaba lo que iba a pasar en ese curso cuando de nuevo su cicatriz empezó a dolerle con ese nuevo dolor.
Dumbledore se levantó. Pidió silencio. Y el comedor dejó paso a un silencio roto de vez en cuando por una voz susurrando o una risa apagada.
Queridos alumnos. Este año empieza con muchas energías por parte de todos.
Una ovación se alzó en el comedor.
Antes de dar paso a los nuevos alumnos os pido que saludéis con un fuerte aplauso a vuestros profesores, quienes espero vengan con tantas energías como vosotros. - Esto lo dijo guiñando un ojo a los profesores.
Un aplauso ensordecedor. Profesores emocionados. Seguramente este aplauso no sería tan fuerte después de las notas del primer trimestre, o después de algún castigo y / o puntos negativos.
Bien, no quiero entretenerme más. Seguro que los alumnos de primero están deseando saber sus casas.
¡Prof. McGonagall!
Las puertas se abrieron. La cicatriz dolía más que nunca. Los alumnos de primero entraban siguiendo a la Profesora, detrás de estos un alumno mayor. Un alumno mayor nuevo. ¿Quién sería?
Un murmullo de preguntas sobresalía a las exclamaciones de sorpresa de los de primero. ¿Quién era ese chico? ¿ Que edad tendría?
La selección empezó poco después de que el sombrero seleccionador cantase la canción de ese nuevo año. Sin más explicaciones por parte de nadie McGonagall empezó a dictar nombres, y el sombrero a dictar casas.
Por fin llegó el nombre más deseado por todos los curiosos.
¡Christopher Hurt!
Después de unos minutos el sombrero gritó:
¡Gryffindor!
Christopher se levantó con lenta parsimonia, descendió el par de escalones que dividía el comedor y se dirigió a la mesa correspondiente con la elección del sombrero. Su cara demostraba altivez, orgullo. Pero una vez sentado en la mesa demostró una enorme timidez. La selección siguió y pronto las miradas dejaron de estar sobre él.
El sombrero mandó al último alumno a su casa. El sombrero calló para continuar así hasta el inicio del próximo curso. Su momento había llegado, y había acabado.
Dumbledore carraspeó a la par que McGonagall hacía tintinear su vaso. Mientras esto sucedía Snape dirigía su conocida mirada venenosa hacía Potter, decepcionado de que este aún no le hubiera correspondido pues estaba muy ocupado con el nuevo alumno. Un alumno del que por cierto no recordaba haber sido informado. Un alumno que no le daba buena espina...
Queridos alumnos. Espero que este curso sea del agrado de todos. A los nuevos avisaros que el Bosque Prohibido queda determinantemente prohibido a todos los alumnos. Aunque - y esto lo dijo mirando al trío de amigos- cada año alguno rompe esta norma.
Segundo, decir que la copa de la casa, y la copa de Quidditch se celebrarán normalmente. En breve se dirán las fechas para presentarse en las vacantes de cada equipo.
Y por último: ¡Bon apetitte!
Y dicho esto las mesas se llenaron de manjares deliciosos, que en un suspiro desaparecerían para estar en los estómagos de, por lo general, hambrientos alumnos. Y digo en general por que siempre hay excepciones. Como Malfoy. Aunque llevaba una temporada que no comía mucho, no podía permitírselo, esa mirada de Potter, ese nuevo alumno, esa marginación por parte de sus antiguos amigos, le habían quitado el apetito.
En cuanto lo vio posible se levantó de la mesa para dirigirse a su torre a descansar.
En la mesa de Gryffindor las risas no acababan, todo el mundo competía en reír, en hacer reír y en comer. Cuando la comida y las risas llegaron a su fin Albus Dumbledore se levantó anunciando el final de la ceremonia.
Los alumnos fueron dejando atrás el comedor siguiendo lentamente a los prefectos con los típicos bostezos de después de una buena comida.
Harry, Ron y Hermione llegaron junto con los demás a la sala común de Gryffindor. Los más pequeños se fueron directamente a la cama, agotados por tantas emociones, algunos mayores siguieron a estos. Pero los más valientes, o orgullosos, se quedaron un rato más, hablando, jugando o simplemente invitando al sueño.
¡Oh! No creo que pueda dormir esta noche. ¡Estoy tan emocionada!
Hermione, deberías estar acostumbrada, hemos empezado cursos muchas veces. - contestó cariñosamente Ron.
No es eso. ¡Un chico nuevo! ¿No os parece increíble? Nunca ha entrado un chico nuevo de curso superior a primero. Estoy intrigada. Tenemos que investigar.- dijo poniendo cara de circunstancia.
Por cierto... ¿dónde esta?- preguntó curioso Harry
Creo que McGonagall lo ha llamado un momento...¿Por qué?- contestó Hermione
No nada.- esquivó Harry
Bueno, como decía, esta misión nos requiere.- dijo Hermione volviendo a su tema.
En primero no querías saber nada de romper normas ¿recuerdas?, Y ahora nos incitas a nosotros. Solo llevamos unas horas de curso y ya quieres tener "una misión".- agregó divertido Ron.
Nadie te incita a nada. Si no quieres saber que pasa no te preocupes, seguro que Harry me ayudará. ¿Verdad Harry?- dijo Hermione en un vago intento por picar a Ron.
¿mmm?
Que me ayudarás a... ¿Dónde estás?
Perdonad es que... estoy realmente cansado.- y dicho esto se levantó.
Lentamente Harry empezó a subir las escaleras, había muchas cosas en su cabeza, el secreto de sus amigos, la nueva vida de Draco y este nuevo chico que parecía estar entrando en su vida muy rápidamente.
Cuando se encontraba en la cama oyó entrar sigilosamente a Ron. Supo que era Ron por que sigilosamente para él significa encender la luz, cerrar la puerta de un portazo, tropezarse con todo y como consecuencia gritar improperios...
Al rato Harry seguía sin conciliar el sueño. Sólo daba vueltas y vueltas en su cama. Se puso a pensar en sus últimos días con Sirius. Tendría que vigilarlo de cerca, cada vez que se enamoraba no pensaba en nada más que en la afortunada. Olvidándose incluso de ir a trabajar.
Eso no sería tan grave si no fuese por que se enamora día sí, día también. En fin... ¿qué se podía hacer?
Harry tenía los párpados cerrados cuando notó una presencia. Alguien le miraba. Abrió los ojos y...
¿¡Quién demonios eres!?- intentó decir cuando una violenta mano se posó sobre su boca.
Xxxxts. No armes jaleo. Lo siento. Soy Kit.- dijo intentando tranquilizarlo.
¿Quién?
Christopher, estoy buscando mi cama, y cuando te he visto dormir... bueno... solo quería mirarte de cerca la cicatriz. Sé que no es de buena educación y eso... pero... Bueno, buenas noches.
Buenas noches... - contestó Harry con un pie en el mundo de los sueños.
Harry se despertó sudoroso con su mano derecha apretando la cicatriz intentando en vano hacer que el dolor desapareciera. El curso pasado Voldemort no había intentado matarlo, y estaba preocupado. ¿Qué extraño? No. Algo estaría tramando, algo peor que todo lo anterior, algo peor que la muerte de Cedric o de... había pasado dos cursos y no lo había olvidado, nunca lo olvidaría.
Unos golpes en la puerta, una cabeza que asoma en la semi-oscuridad de la habitación y una voz:
Harry... ¿Estás despierto?
Sí, a medias.
Pues arréglate que no llegaremos, recuerda que quedaste con Hermione y Ron a las diez y media.
Voy...
Dejó caer sus pies hasta el suelo mientras levantaba la persiana dando paso a unos potentes rayos de sol. Cerró los ojos momentáneamente ciegos por el golpe de luz hasta dejarlos acostumbrados a su potencia. La cicatriz no dejaba de doler, y era la peor vez, un dolor profundo, un dolor extraño... de golpe desapareció. Bien. Un problema menos. Ahora el problema más preocupante era encontrar el libro de pociones que había escondido para no verlo en todo el verano... pero... ¿Dónde lo había escondido?
"Clic" Maleta cerrada, jaula con Hedwing preparada, varita preparada... ¿Qué falta? ¡Auch! ¡El libro de pociones!
Después de media hora larga Harry y Sirius salieron de casa... en realidad no, se metieron en la chimenea camino a Londres para llegar a King Cross estación 9 ¾.
Con los bolsillos a reventar de mini-baúles, mini-libros, mini-Hedwing, etc... Harry y Sirius llegaban a la chimenea de King Cross. Cómo siempre que Harry iba con Sirius llegaban tarde, Hermione y Ron no lo habían esperado fuera, ¿estarían dentro? Se dirigía hacía allí cuando recordó algo:
Sirius, acuérdate de pagar la factura, no quiero tener que solucionar de nuevo todo el papeleo. ¿Lo harás?
¿Facturas? ¿Qué facturas?
...
Es broma...
Aquella afirmación no convenció del todo a Harry, sobretodo por que Sirius estaba de nuevo flirteando con una chica que pasaba, en vez de escuchándolo...
Sin muchos más comentarios por parte de ninguno, excepto los típicos de despedida y de te escribiré, Harry subía al tren en busca del compartimiento donde estarían sus amigos cuando una campana anunció las once y con ello el inicio del curso.
Un curso con sabor agridulce.
Harry decidió empezar a buscar el compartimiento por el principio del tren.
Abrir compartimiento, mirar, sonreír (según con quien saludos), cerrar compartimiento.
Ya llevaba medio tren recorrido con esta técnica cuando...
Abrir compartimiento...
Mirar...
Sonrisa... congelada.
¿Qué pasa cabeza rajada? ¿Tus amigos pasan de ti ahora que están juntos?
¿De que hablas Malfoy?
Oh, ni siquiera lo sabe... el último en enterarse... el trío fantástico se ha roto, ahora es la parejita y el marginado.
Malfoy, intentamos imitaros, el marginado y la parejita de guardaespaldas.
¿Qué quieres decir?
Cerrar compartimiento
Sonreír.
¿Parejita?
Que tontería.
¿No?
Cerca del final del tren encontró al fin el compartimiento escogido por sus dos amigos, le extrañó al principio que estos no estuvieran discutiendo pero no le dio más importancia a este pensamiento.
¡Hola! ¿Cómo estáis?
¿Harry?¿Dónde te habías metido? Habíamos quedado a las diez y media, hemos estado muy preocupados. ¿Verdad Ron?
Sí, si... Harry, ¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado?
Bueno... ya conocéis a Sirius, siempre necesita mucho tiempo para arreglarse, hasta que no se siente capaz de desmayar a diez chicas, como mínimo, por la calle, no sale.
Sí, ya sé...
Por cierto he oído rumores por el tren... - empezó Harry.
¿Sí? -Continuó Hermione- ¿Sobre Malfoy? Dicen que se negó a hacerse mortífago y su padre lo ha expulsado de casa, lo ha renegado. He oído que ha estado viviendo en una casa ocupa de las afueras de Londres.
Malfoy, ¡Imagínate! Ahora podré fardar de casa...
¡Ron! No te pases... debe de estar destrozado.
La verdad... es que lo he visto cambiado...
¿Qué quieres decir?
No sé exactamente, es solo... cuando lo he visto me ha insultado como siempre... pero, no sé, sin ese odio en su mirada. Parecía más vulnerable. Y luego físicamente estaba diferente iba con el pelo alborotado y con ropa muggle...
Conversando sobre el tema Malfoy y otros el viaje se hizo corto, y antes de darse cuenta las golosinas del carrito se habían acabado y a lo lejos se vislumbraba unas pequeñas luces parpadeantes, las del castillo de Hogwarts.
Harry no había intentado sacar el tema de la parejita en todo el trayecto, en realidad se había olvidado completamente de él. Pero ahora había vuelto a su mente. Sobretodo después de ver las miradas de Hermione hacía Ron y viceversa. Si era verdad, no es que le molestara. Le molestaba el hecho que no se lo hubieran dicho...
Los tres amigos salieron de su vagón dejando atrás a los asustadizos de primero con el bueno de Hagrid después de haber saludado a este.
Con la calma propia del inicio de curso llegaron al comedor repleto, o casi, de alumnos. Los profesores estaban en la mesa, los alumnos sentados, o buscando un sitio. Todo estaba normal, nada llamaba la atención excepto... excepto que Malfoy estaba solo. No sólo físicamente, pues estaba rodeado por todos lados, pero nadie le hablaba, lo dejaban de lado... algo muy extraño pues él había sido el "líder" de la casa Slytherin desde hacía años.
Y sólo Harry pareció darse cuenta de eso. Miró a Malfoy por primera vez en su vida con lástima. Estaba en una casa llena de mortífagos y él era un renegado de estos, lo iba a pasar muy mal. Malfoy notó su mirada y le contestó. Por un breve instante sus miradas se encontraron y parecieron entenderse. Por un instante habían dejado sus enemistades fuera. Pero el instante había pasado y Harry estaba riendo una gracia de Ron. Una gracia de Ron que parecía estar dedicada a Hermione, pero eso ahora no le preocupaba.
Le preocupaba Malfoy, le preocupaba esa mirada, y le preocupaba lo que iba a pasar en ese curso cuando de nuevo su cicatriz empezó a dolerle con ese nuevo dolor.
Dumbledore se levantó. Pidió silencio. Y el comedor dejó paso a un silencio roto de vez en cuando por una voz susurrando o una risa apagada.
Queridos alumnos. Este año empieza con muchas energías por parte de todos.
Una ovación se alzó en el comedor.
Antes de dar paso a los nuevos alumnos os pido que saludéis con un fuerte aplauso a vuestros profesores, quienes espero vengan con tantas energías como vosotros. - Esto lo dijo guiñando un ojo a los profesores.
Un aplauso ensordecedor. Profesores emocionados. Seguramente este aplauso no sería tan fuerte después de las notas del primer trimestre, o después de algún castigo y / o puntos negativos.
Bien, no quiero entretenerme más. Seguro que los alumnos de primero están deseando saber sus casas.
¡Prof. McGonagall!
Las puertas se abrieron. La cicatriz dolía más que nunca. Los alumnos de primero entraban siguiendo a la Profesora, detrás de estos un alumno mayor. Un alumno mayor nuevo. ¿Quién sería?
Un murmullo de preguntas sobresalía a las exclamaciones de sorpresa de los de primero. ¿Quién era ese chico? ¿ Que edad tendría?
La selección empezó poco después de que el sombrero seleccionador cantase la canción de ese nuevo año. Sin más explicaciones por parte de nadie McGonagall empezó a dictar nombres, y el sombrero a dictar casas.
Por fin llegó el nombre más deseado por todos los curiosos.
¡Christopher Hurt!
Después de unos minutos el sombrero gritó:
¡Gryffindor!
Christopher se levantó con lenta parsimonia, descendió el par de escalones que dividía el comedor y se dirigió a la mesa correspondiente con la elección del sombrero. Su cara demostraba altivez, orgullo. Pero una vez sentado en la mesa demostró una enorme timidez. La selección siguió y pronto las miradas dejaron de estar sobre él.
El sombrero mandó al último alumno a su casa. El sombrero calló para continuar así hasta el inicio del próximo curso. Su momento había llegado, y había acabado.
Dumbledore carraspeó a la par que McGonagall hacía tintinear su vaso. Mientras esto sucedía Snape dirigía su conocida mirada venenosa hacía Potter, decepcionado de que este aún no le hubiera correspondido pues estaba muy ocupado con el nuevo alumno. Un alumno del que por cierto no recordaba haber sido informado. Un alumno que no le daba buena espina...
Queridos alumnos. Espero que este curso sea del agrado de todos. A los nuevos avisaros que el Bosque Prohibido queda determinantemente prohibido a todos los alumnos. Aunque - y esto lo dijo mirando al trío de amigos- cada año alguno rompe esta norma.
Segundo, decir que la copa de la casa, y la copa de Quidditch se celebrarán normalmente. En breve se dirán las fechas para presentarse en las vacantes de cada equipo.
Y por último: ¡Bon apetitte!
Y dicho esto las mesas se llenaron de manjares deliciosos, que en un suspiro desaparecerían para estar en los estómagos de, por lo general, hambrientos alumnos. Y digo en general por que siempre hay excepciones. Como Malfoy. Aunque llevaba una temporada que no comía mucho, no podía permitírselo, esa mirada de Potter, ese nuevo alumno, esa marginación por parte de sus antiguos amigos, le habían quitado el apetito.
En cuanto lo vio posible se levantó de la mesa para dirigirse a su torre a descansar.
En la mesa de Gryffindor las risas no acababan, todo el mundo competía en reír, en hacer reír y en comer. Cuando la comida y las risas llegaron a su fin Albus Dumbledore se levantó anunciando el final de la ceremonia.
Los alumnos fueron dejando atrás el comedor siguiendo lentamente a los prefectos con los típicos bostezos de después de una buena comida.
Harry, Ron y Hermione llegaron junto con los demás a la sala común de Gryffindor. Los más pequeños se fueron directamente a la cama, agotados por tantas emociones, algunos mayores siguieron a estos. Pero los más valientes, o orgullosos, se quedaron un rato más, hablando, jugando o simplemente invitando al sueño.
¡Oh! No creo que pueda dormir esta noche. ¡Estoy tan emocionada!
Hermione, deberías estar acostumbrada, hemos empezado cursos muchas veces. - contestó cariñosamente Ron.
No es eso. ¡Un chico nuevo! ¿No os parece increíble? Nunca ha entrado un chico nuevo de curso superior a primero. Estoy intrigada. Tenemos que investigar.- dijo poniendo cara de circunstancia.
Por cierto... ¿dónde esta?- preguntó curioso Harry
Creo que McGonagall lo ha llamado un momento...¿Por qué?- contestó Hermione
No nada.- esquivó Harry
Bueno, como decía, esta misión nos requiere.- dijo Hermione volviendo a su tema.
En primero no querías saber nada de romper normas ¿recuerdas?, Y ahora nos incitas a nosotros. Solo llevamos unas horas de curso y ya quieres tener "una misión".- agregó divertido Ron.
Nadie te incita a nada. Si no quieres saber que pasa no te preocupes, seguro que Harry me ayudará. ¿Verdad Harry?- dijo Hermione en un vago intento por picar a Ron.
¿mmm?
Que me ayudarás a... ¿Dónde estás?
Perdonad es que... estoy realmente cansado.- y dicho esto se levantó.
Lentamente Harry empezó a subir las escaleras, había muchas cosas en su cabeza, el secreto de sus amigos, la nueva vida de Draco y este nuevo chico que parecía estar entrando en su vida muy rápidamente.
Cuando se encontraba en la cama oyó entrar sigilosamente a Ron. Supo que era Ron por que sigilosamente para él significa encender la luz, cerrar la puerta de un portazo, tropezarse con todo y como consecuencia gritar improperios...
Al rato Harry seguía sin conciliar el sueño. Sólo daba vueltas y vueltas en su cama. Se puso a pensar en sus últimos días con Sirius. Tendría que vigilarlo de cerca, cada vez que se enamoraba no pensaba en nada más que en la afortunada. Olvidándose incluso de ir a trabajar.
Eso no sería tan grave si no fuese por que se enamora día sí, día también. En fin... ¿qué se podía hacer?
Harry tenía los párpados cerrados cuando notó una presencia. Alguien le miraba. Abrió los ojos y...
¿¡Quién demonios eres!?- intentó decir cuando una violenta mano se posó sobre su boca.
Xxxxts. No armes jaleo. Lo siento. Soy Kit.- dijo intentando tranquilizarlo.
¿Quién?
Christopher, estoy buscando mi cama, y cuando te he visto dormir... bueno... solo quería mirarte de cerca la cicatriz. Sé que no es de buena educación y eso... pero... Bueno, buenas noches.
Buenas noches... - contestó Harry con un pie en el mundo de los sueños.
