Capítulo 2: Descubrimientos
por: L.G.
Disclaimer: Los personajes y lugares son de Tolkien, la trama, mía ¿qué mas puedo decir?
A/N: Para ilustrar mejor este capítulo y los que siguen, he elaborado un plano de los dormitorios del castillo. Las personas interesadas en consultarlo, por favor envien un mail, pues aca no hay modo de publicarlo. ¡Gracias a todas por sus reviews!
*** 1
Legolas entró a la ciudad y casi no la reconoce. Árboles y flores llenaban las frías calles de piedra de antaño, trayendo nueva vida a la ciudad. Por todos lados se respiraba prosperidad y optimismo. Elessar había hecho una maravillosa tarea en la reconstrucción de Minas Tirith, pues aún seguía siendo una fortaleza inexpugnable, añadiéndose a ello la belleza de una ciudad en la que los árboles formaban parte del paisaje.
Fue escoltado hacia el palacio y los guardias que lo recibieron se encargaron de llevar a Arod a los establos. El príncipe se dirigió con un heraldo al salón principal, donde cenaban los invitados, y después de entregar su escaso equipaje a los sirvientes, fue anunciado. Entró con andar seguro, dirigiéndose hacia los soberanos, que ya se habían puesto de pie para recibirlo.
- "Mae govannen", dijo inclinándose para besar la mano de Arwen, - "la belleza de esta ciudad palidece al encontrarse con la Estrella de la Tarde. ¡Luces radiante, querida Arwen!"
- "Y tú no has perdido la galantería que te caracteriza, amigo mío. ¡Me alegro de que al fin vinieras a vernos!", respondió Arwen con afecto.
- "Mae govannen, Legolas", dijo Elessar extendiendo su mano.
- "Mae govannen, Elessar", respondió el elfo estrechándola. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo mientras agregaba - "ha pasado mucho tiempo"
- "Así es."
- "¡Elfo loco! ¿Qué no vas a saludarme?", tronó la voz de Gimli, causando el espanto de la servidumbre al olvidar completamente el protocolo.
- "¡Gimli!", y el elfo corrió a abrazar a su amigo, - "pues te ves igual que siempre y veo que tu temperamento no ha cambiado nada", dijo riendo.
- "¿Y qué me dices de ti? ¿Cuándo tendremos elfitos rubios correteando en el palacio para desesperación de tu padre?"
- "Luego hablaremos de eso, amigo mío", dijo Legolas visiblemente turbado, y se acercó a saludar a los demás.
Cuando llegó junto a Glorfindel y le dio la mano, éste la retuvo más tiempo del necesario, dándole una peculiar mirada que no pasó desapercibida para el Rey. ¿Desde cuando esos dos.?
- "Elessar, Legolas aún no se ha aseado para la cena", susurró Arwen a su oído y el rey se dispuso a cumplir sus deberes como anfitrión e invitar al elfo a tomar un descanso para aliviar la fatiga del viaje, mas Legolas rehusó cortésmente. Había tomado asiento junto a Gimli y los hobbits y conversaban animadamente.
Arwen no pudo dejar de notar la turbación de Elessar cuando miraba al elfo, como si sólo existiera él en el mundo, y su mente comenzó a sacar conclusiones rápidamente.
2
Concluida la cena, algunos huéspedes pasaron al salón, donde se les sirvió un té de hierbas aromáticas, muy popular entre los elfos. Legolas decidió retirarse temprano, pues la fatiga del viaje se ponía ya de manifiesto y subió las escaleras, siendo seguido por dos pares de ojos que habían espiado sus movimientos toda la noche. El Rey también se excusó, pues debía atender algunos asuntos en su estudio privado.
Una vez en su habitación, Legolas se despojó de las botas y cuando iba a recostarse en la cama, notó algo allí. Era una violeta junto a una nota que decía solamente: "10:00". Sólo podía ser de una persona. Aquél con quien, en un rapto de pasión, aplastaron todo el jardín de violetas de Galadriel. Sonrió con ese recuerdo. Habían pasado un terrible apuro cuando la Dama preguntó uno a uno quién había sido, pero por fortuna el Anillo Único había sido destruido y con él, los poderes del anillo élfico de Galadriel, quien ya no podía leer las emociones.
Pero el pasado no se repetiría. Eso lo habían decidido los dos al separarse para que Elessar cumpliera su destino de unir los reinos de Arnor y Gondor.
- "¿Por qué, Aragorn? ¿Por qué turbas mi tranquilidad y me obligas a ir a tu encuentro?", suspiró el elfo.
Se dirigió al cuarto de baño donde había una enorme tina, y de bañó, quitando la suciedad del camino y lavando sus rubios cabellos que quedaron suaves y brillantes. Luego, se vistió y se dirigió silenciosamente al estudio, que según recordaba, estaba al final de ese pasillo. Aún se oían las risas de los hobbits y las canciones de Haldir y Finwë en el salón.
El elfo tocó suavemente la puerta. Eran las 10 en punto. La puerta se abrió.
- "Hola"
- "Hola Elessar", dijo Legolas entrando al estudio. Todo allí se veía muy ordenado, pues Elessar era un hombre muy metódico. - "¿qué quieres de mí?"
- "¿Todo este tiempo y sólo me dirás eso? Siempre rehusaste mis invitaciones, rechazaste mis mensajeros. Sólo quería verte y comprobar algo", exclamó el Rey, interrumpiéndose abruptamente.
- "¿Qué?"
- "Que aún te sigo amando."
- "¡Silencio Elessar! El pasado no se repetirá. Tenemos ambos obligaciones que cumplir, el amor pertenece al pasado, nos debemos a nuestros pueblos.", dijo el elfo tratando de ocultar sus emociones.
- "¿Es que ya no me amas?", preguntó temeroso Elessar. Había deseado tanto verlo, decirle que aún lo amaba, que cometieron un gran error. Esto le caía como un balde de agua fría.
- "Elessar, tú estás casado. No podemos decir esto mientras Arwen esté aquí, no podemos ni siquiera pensarlo", el elfo sentía otra vez el mismo dolor que lo acompañó desde la separación, pero sabía que estaba en lo correcto, mientras Arwen existiera.
- "Dime, ¿no me amas ya?", demandó Elessar
- "Ya no", mintió Legolas, y sin mirarlo, salió de la habitación y llegó, aún temblando, a la suya.
Elessar se quedó de pie, lo vio salir pero no lo detuvo. Había hecho planes que ahora se desmoronaban, porque él ya no lo amaba.¿o sí lo amaba? Pues había salido tan rápidamente como lo hacía cuando no deseaba que lo vieran ¿sufrir?. Pero nunca lo sabría, mientras Arwen existiera.
Arwen estaba en la habitación y había entrado tan silenciosamente que su esposo no la sintió, desde allí, fue el mudo testigo de las palabras del rey y del príncipe. Sus ojos se llenaron de lágrimas al confirmarse sus más terribles sospechas. Tenía que hacer algo de inmediato. Pero no hoy, sería mañana, pues Elessar estaba ya entrando por la pequeña puerta que separaba el estudio de la habitación y ella borró de su rostro toda huella de dolor y recibió a su rey con la más encantadora de las sonrisas.
3
Pippin se levantó temprano y se dirigió a la planta baja pues los ronquidos de Gimli hacían imposible seguir durmiendo. Allí se le informó que el desayuno se serviría en cuanto la reina bajara y que el rey se encontraba en la Sala de Sesiones, dictando sentencias.
Al parecer ninguno de los otros huéspedes había madrugado, de modo que Pippin decidió salir a tomar aire puro al jardín. Caminó hacia la fuente, situada bajo el balcón de Elessar, y tomó asiento en una banca, casi oculta por los altos arbustos, a la sombra de tres enormes pinos.
Se estaba quedando ya dormido cuando una voz lo despertó.
- "Aquí se ha cometido una grave falta, y esto no puede continuar así", decía la reina.
- "¿Qué me pides que haga, entonces.?", contestó una voz masculina que el hobbit no pudo identificar, pues hablaba despacio.
- "Debemos esperar a que pase la fiesta"
- ".", de nuevo, lo dicho por la voz masculina no fue audible.
- "El escándalo entre marido y mujer debe ocultarse a toda costa. Sería demasiado dañino para la unificación de los reinos y allí hay intereses más altos que los nuestros.", y la charla continuó lejos del balcón.
Pippin respiró aliviado, no había sido su intención escuchar, él se había adormilado unos momentos, y fue despertado por la conversación. No podía revelar su presencia, pues por lo que oyó, se trataba de un grave asunto y por eso se alegró de que se alejaran.
Luthién había bajado con su señora y lo llamaba para desayunar, de modo que el hambriento hobbit la siguió rápidamente. Luego de eso, Luthién se dirigió a la fuente donde el apuesto rey la había abrazado tomándola por su esposa, y suspiró, ¡Cómo le hubiera gustado ser su esposa aunque sea por unas horas!. Fue arrancada de su sueño por la reina, que deseaba hablarle.
Conversaron brevemente en el patio y luego subieron a las habitaciones de Arwen cogidas del brazo, y los sirvientes tenían que mirar dos veces, pues eran muy parecidas cuando estaban juntas, tanto que si se vistieran igual, sería difícil distinguirlas.
4
Después del desayuno, en la habitación de Eldarion, Galadriel y su nieta hablaban mientras observaban jugar al pequeño.
- "Francamente, no lo entiendo. ¿Cómo puedes consentir esa actitud en tu propio reino?", exclamó Arwen visiblemente contrariada.
- "Querida, ellos jamás han cometido falta alguna, además se cuentan entre los mejores guerreros", respondió con calma Galadriel.
- "Una relación así es en sí misma una falta, y debería ser castigada, ¡Es repugnante! ¡Asqueroso! De sólo pensar que ellos se besan y..y.¡No! eso no debe ser", y Arwen hizo una mueca de disgusto.
- "Arwen, ellos jamás han mostrado su afecto en público. Mis fronteras están mejor custodiadas, las tropas son disciplinadas y los respetan. Siempre te enseñé a no tener esa clase de prejuicios, querida mía, ¿qué sucede?", preguntó Galadriel extrañada.
- "Nada. Y yo no lo invité, no sé por qué Haldir tuvo el atrevimiento de traerlo."
- "Nosotros le pedimos que viniera. Celeborn y yo estamos satisfechos con su trabajo y quisimos darles una distracción. Te pido disculpas por haberte ofendido"
Finwë se dirigía a la habitación de Eldarion, deseaba conocerlo pues le encantaban los niños. Su mano estaba en el picaporte cuando oyó algo que lo dejó paralizado. Al cabo de unos momentos, se alejó. Había oído lo suficiente. Rojo de indignación, subió presuroso e irrumpió en la habitación que compartía con Haldir.
- "¡Me voy! ¡Esto es insoportable!", practicamente rugió, ante la atónita mirada de Haldir que se estaba vistiendo.
- "Calma, melda (amado)", dijo Haldir rodéandolo con sus brazos, pero fue rechazado con un airado gesto mientras Finwë se dirigía al balcón abierto, tratando de que la brisa de la mañana le trajera un poco de tranquilidad.
- "¿Qué pasó?", preguntó Haldir preocupado, y su preocupación se transformó en indignación mientras su elfo pelirrojo le refería las palabras de Arwen.
- "¡No tiene derecho! Reina o no, debe respetar nuestro modo de vida, ella no nos puede juzgar. Si Galadriel y Celeborn lo aceptan, ¿quién es ella, Oh Elbereth, para meterse en nuestros asuntos?"
- "Pequeño elfo, trata de calmarte. Estás muy alterado.", pero el intento de Haldir fue en vano.
- "¿Calmarme? ¿Cómo me pides eso? Después de que esa.esa reina te llamó asqueroso. ¿Sabes, Haldir?, mi pueblo ha sido devastado por los orcos, mi gente mutilada y asesinada, todo está destruido, y ella tiene una joya que repararía todo eso, y haría resurgir el Bosque Mágico, ¿y para qué la usa? Para colgársela del cuello, valiente reina, mientras que los de su raza sufren, ella piensa en el lujo."
- "Finwë, basta. Ella es nuestra anfitriona."
- "¡NOOOO! Ella dijo que no me invitó, lo oí claramente como ahora te lo cuento", las lágrimas, en vano contenidas, mojaron su precioso rostro, - "¡La odio Haldir! ¡La odio y quisiera que muriese!", y el elfo estalló en sollozos, siendo abrazado por Haldir y llevado suavemente hacia adentro.
TBC
Disclaimer: Los personajes y lugares son de Tolkien, la trama, mía ¿qué mas puedo decir?
A/N: Para ilustrar mejor este capítulo y los que siguen, he elaborado un plano de los dormitorios del castillo. Las personas interesadas en consultarlo, por favor envien un mail, pues aca no hay modo de publicarlo. ¡Gracias a todas por sus reviews!
*** 1
Legolas entró a la ciudad y casi no la reconoce. Árboles y flores llenaban las frías calles de piedra de antaño, trayendo nueva vida a la ciudad. Por todos lados se respiraba prosperidad y optimismo. Elessar había hecho una maravillosa tarea en la reconstrucción de Minas Tirith, pues aún seguía siendo una fortaleza inexpugnable, añadiéndose a ello la belleza de una ciudad en la que los árboles formaban parte del paisaje.
Fue escoltado hacia el palacio y los guardias que lo recibieron se encargaron de llevar a Arod a los establos. El príncipe se dirigió con un heraldo al salón principal, donde cenaban los invitados, y después de entregar su escaso equipaje a los sirvientes, fue anunciado. Entró con andar seguro, dirigiéndose hacia los soberanos, que ya se habían puesto de pie para recibirlo.
- "Mae govannen", dijo inclinándose para besar la mano de Arwen, - "la belleza de esta ciudad palidece al encontrarse con la Estrella de la Tarde. ¡Luces radiante, querida Arwen!"
- "Y tú no has perdido la galantería que te caracteriza, amigo mío. ¡Me alegro de que al fin vinieras a vernos!", respondió Arwen con afecto.
- "Mae govannen, Legolas", dijo Elessar extendiendo su mano.
- "Mae govannen, Elessar", respondió el elfo estrechándola. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo mientras agregaba - "ha pasado mucho tiempo"
- "Así es."
- "¡Elfo loco! ¿Qué no vas a saludarme?", tronó la voz de Gimli, causando el espanto de la servidumbre al olvidar completamente el protocolo.
- "¡Gimli!", y el elfo corrió a abrazar a su amigo, - "pues te ves igual que siempre y veo que tu temperamento no ha cambiado nada", dijo riendo.
- "¿Y qué me dices de ti? ¿Cuándo tendremos elfitos rubios correteando en el palacio para desesperación de tu padre?"
- "Luego hablaremos de eso, amigo mío", dijo Legolas visiblemente turbado, y se acercó a saludar a los demás.
Cuando llegó junto a Glorfindel y le dio la mano, éste la retuvo más tiempo del necesario, dándole una peculiar mirada que no pasó desapercibida para el Rey. ¿Desde cuando esos dos.?
- "Elessar, Legolas aún no se ha aseado para la cena", susurró Arwen a su oído y el rey se dispuso a cumplir sus deberes como anfitrión e invitar al elfo a tomar un descanso para aliviar la fatiga del viaje, mas Legolas rehusó cortésmente. Había tomado asiento junto a Gimli y los hobbits y conversaban animadamente.
Arwen no pudo dejar de notar la turbación de Elessar cuando miraba al elfo, como si sólo existiera él en el mundo, y su mente comenzó a sacar conclusiones rápidamente.
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Concluida la cena, algunos huéspedes pasaron al salón, donde se les sirvió un té de hierbas aromáticas, muy popular entre los elfos. Legolas decidió retirarse temprano, pues la fatiga del viaje se ponía ya de manifiesto y subió las escaleras, siendo seguido por dos pares de ojos que habían espiado sus movimientos toda la noche. El Rey también se excusó, pues debía atender algunos asuntos en su estudio privado.
Una vez en su habitación, Legolas se despojó de las botas y cuando iba a recostarse en la cama, notó algo allí. Era una violeta junto a una nota que decía solamente: "10:00". Sólo podía ser de una persona. Aquél con quien, en un rapto de pasión, aplastaron todo el jardín de violetas de Galadriel. Sonrió con ese recuerdo. Habían pasado un terrible apuro cuando la Dama preguntó uno a uno quién había sido, pero por fortuna el Anillo Único había sido destruido y con él, los poderes del anillo élfico de Galadriel, quien ya no podía leer las emociones.
Pero el pasado no se repetiría. Eso lo habían decidido los dos al separarse para que Elessar cumpliera su destino de unir los reinos de Arnor y Gondor.
- "¿Por qué, Aragorn? ¿Por qué turbas mi tranquilidad y me obligas a ir a tu encuentro?", suspiró el elfo.
Se dirigió al cuarto de baño donde había una enorme tina, y de bañó, quitando la suciedad del camino y lavando sus rubios cabellos que quedaron suaves y brillantes. Luego, se vistió y se dirigió silenciosamente al estudio, que según recordaba, estaba al final de ese pasillo. Aún se oían las risas de los hobbits y las canciones de Haldir y Finwë en el salón.
El elfo tocó suavemente la puerta. Eran las 10 en punto. La puerta se abrió.
- "Hola"
- "Hola Elessar", dijo Legolas entrando al estudio. Todo allí se veía muy ordenado, pues Elessar era un hombre muy metódico. - "¿qué quieres de mí?"
- "¿Todo este tiempo y sólo me dirás eso? Siempre rehusaste mis invitaciones, rechazaste mis mensajeros. Sólo quería verte y comprobar algo", exclamó el Rey, interrumpiéndose abruptamente.
- "¿Qué?"
- "Que aún te sigo amando."
- "¡Silencio Elessar! El pasado no se repetirá. Tenemos ambos obligaciones que cumplir, el amor pertenece al pasado, nos debemos a nuestros pueblos.", dijo el elfo tratando de ocultar sus emociones.
- "¿Es que ya no me amas?", preguntó temeroso Elessar. Había deseado tanto verlo, decirle que aún lo amaba, que cometieron un gran error. Esto le caía como un balde de agua fría.
- "Elessar, tú estás casado. No podemos decir esto mientras Arwen esté aquí, no podemos ni siquiera pensarlo", el elfo sentía otra vez el mismo dolor que lo acompañó desde la separación, pero sabía que estaba en lo correcto, mientras Arwen existiera.
- "Dime, ¿no me amas ya?", demandó Elessar
- "Ya no", mintió Legolas, y sin mirarlo, salió de la habitación y llegó, aún temblando, a la suya.
Elessar se quedó de pie, lo vio salir pero no lo detuvo. Había hecho planes que ahora se desmoronaban, porque él ya no lo amaba.¿o sí lo amaba? Pues había salido tan rápidamente como lo hacía cuando no deseaba que lo vieran ¿sufrir?. Pero nunca lo sabría, mientras Arwen existiera.
Arwen estaba en la habitación y había entrado tan silenciosamente que su esposo no la sintió, desde allí, fue el mudo testigo de las palabras del rey y del príncipe. Sus ojos se llenaron de lágrimas al confirmarse sus más terribles sospechas. Tenía que hacer algo de inmediato. Pero no hoy, sería mañana, pues Elessar estaba ya entrando por la pequeña puerta que separaba el estudio de la habitación y ella borró de su rostro toda huella de dolor y recibió a su rey con la más encantadora de las sonrisas.
3
Pippin se levantó temprano y se dirigió a la planta baja pues los ronquidos de Gimli hacían imposible seguir durmiendo. Allí se le informó que el desayuno se serviría en cuanto la reina bajara y que el rey se encontraba en la Sala de Sesiones, dictando sentencias.
Al parecer ninguno de los otros huéspedes había madrugado, de modo que Pippin decidió salir a tomar aire puro al jardín. Caminó hacia la fuente, situada bajo el balcón de Elessar, y tomó asiento en una banca, casi oculta por los altos arbustos, a la sombra de tres enormes pinos.
Se estaba quedando ya dormido cuando una voz lo despertó.
- "Aquí se ha cometido una grave falta, y esto no puede continuar así", decía la reina.
- "¿Qué me pides que haga, entonces.?", contestó una voz masculina que el hobbit no pudo identificar, pues hablaba despacio.
- "Debemos esperar a que pase la fiesta"
- ".", de nuevo, lo dicho por la voz masculina no fue audible.
- "El escándalo entre marido y mujer debe ocultarse a toda costa. Sería demasiado dañino para la unificación de los reinos y allí hay intereses más altos que los nuestros.", y la charla continuó lejos del balcón.
Pippin respiró aliviado, no había sido su intención escuchar, él se había adormilado unos momentos, y fue despertado por la conversación. No podía revelar su presencia, pues por lo que oyó, se trataba de un grave asunto y por eso se alegró de que se alejaran.
Luthién había bajado con su señora y lo llamaba para desayunar, de modo que el hambriento hobbit la siguió rápidamente. Luego de eso, Luthién se dirigió a la fuente donde el apuesto rey la había abrazado tomándola por su esposa, y suspiró, ¡Cómo le hubiera gustado ser su esposa aunque sea por unas horas!. Fue arrancada de su sueño por la reina, que deseaba hablarle.
Conversaron brevemente en el patio y luego subieron a las habitaciones de Arwen cogidas del brazo, y los sirvientes tenían que mirar dos veces, pues eran muy parecidas cuando estaban juntas, tanto que si se vistieran igual, sería difícil distinguirlas.
4
Después del desayuno, en la habitación de Eldarion, Galadriel y su nieta hablaban mientras observaban jugar al pequeño.
- "Francamente, no lo entiendo. ¿Cómo puedes consentir esa actitud en tu propio reino?", exclamó Arwen visiblemente contrariada.
- "Querida, ellos jamás han cometido falta alguna, además se cuentan entre los mejores guerreros", respondió con calma Galadriel.
- "Una relación así es en sí misma una falta, y debería ser castigada, ¡Es repugnante! ¡Asqueroso! De sólo pensar que ellos se besan y..y.¡No! eso no debe ser", y Arwen hizo una mueca de disgusto.
- "Arwen, ellos jamás han mostrado su afecto en público. Mis fronteras están mejor custodiadas, las tropas son disciplinadas y los respetan. Siempre te enseñé a no tener esa clase de prejuicios, querida mía, ¿qué sucede?", preguntó Galadriel extrañada.
- "Nada. Y yo no lo invité, no sé por qué Haldir tuvo el atrevimiento de traerlo."
- "Nosotros le pedimos que viniera. Celeborn y yo estamos satisfechos con su trabajo y quisimos darles una distracción. Te pido disculpas por haberte ofendido"
Finwë se dirigía a la habitación de Eldarion, deseaba conocerlo pues le encantaban los niños. Su mano estaba en el picaporte cuando oyó algo que lo dejó paralizado. Al cabo de unos momentos, se alejó. Había oído lo suficiente. Rojo de indignación, subió presuroso e irrumpió en la habitación que compartía con Haldir.
- "¡Me voy! ¡Esto es insoportable!", practicamente rugió, ante la atónita mirada de Haldir que se estaba vistiendo.
- "Calma, melda (amado)", dijo Haldir rodéandolo con sus brazos, pero fue rechazado con un airado gesto mientras Finwë se dirigía al balcón abierto, tratando de que la brisa de la mañana le trajera un poco de tranquilidad.
- "¿Qué pasó?", preguntó Haldir preocupado, y su preocupación se transformó en indignación mientras su elfo pelirrojo le refería las palabras de Arwen.
- "¡No tiene derecho! Reina o no, debe respetar nuestro modo de vida, ella no nos puede juzgar. Si Galadriel y Celeborn lo aceptan, ¿quién es ella, Oh Elbereth, para meterse en nuestros asuntos?"
- "Pequeño elfo, trata de calmarte. Estás muy alterado.", pero el intento de Haldir fue en vano.
- "¿Calmarme? ¿Cómo me pides eso? Después de que esa.esa reina te llamó asqueroso. ¿Sabes, Haldir?, mi pueblo ha sido devastado por los orcos, mi gente mutilada y asesinada, todo está destruido, y ella tiene una joya que repararía todo eso, y haría resurgir el Bosque Mágico, ¿y para qué la usa? Para colgársela del cuello, valiente reina, mientras que los de su raza sufren, ella piensa en el lujo."
- "Finwë, basta. Ella es nuestra anfitriona."
- "¡NOOOO! Ella dijo que no me invitó, lo oí claramente como ahora te lo cuento", las lágrimas, en vano contenidas, mojaron su precioso rostro, - "¡La odio Haldir! ¡La odio y quisiera que muriese!", y el elfo estalló en sollozos, siendo abrazado por Haldir y llevado suavemente hacia adentro.
TBC
