Capítulo 3: Asesinato por: L.G.

Disclaimer: Los personajes y lugares son de Tolkien, la trama, mía ¿qué mas puedo decir?

A/N: Pues al fin hay una víctima, espero les agrade la elección (como a mi, muejeje)

*** 1

Gandalf bajó algo tarde y a pesar de que el desayuno estaba servido en el salón, se dirigió a la cocina, donde Merenwen, la voluminosa cocinera, se encontraba de muy mal humor.

- "¡Elfos! ¡Medianos! En los tiempos de mi señor Denethor no era así", exclamaba airada mientras ordenaba los enseres de cocina.

- "¿Qué ocurre, buena mujer?", preguntó amablemente Gandalf.

- "¡Ahh señor! Usted disculpe, pero es que las cosas no se pueden tener en orden, tanta gente andando por el castillo, ¡Y esos elfos! Usted disculpe, pero es un verdadero escándalo, señor.señor.".

- "Gandalf"

- "Pues sí, señor Gandalf, como le decía, las costumbres élficas llaman mucho la atención últimamente, pero no por la reina, mi señora jamás haría eso, mire que coquetearle tan descaradamente a un guardia.", decía Merenwen, saliendo las palabras en tropel de sus labios.

Gandalf abrió mucho los ojos. Decididamente no entendía nada, pero su curiosidad se despertó.

- "¿Qué me dice, buena mujer? ¿La Reina le coquetea a un guardia?", preguntó confundido.

- "¡Oh no, señor! Yo no he dicho eso. Es esa doncella elfa, la doncella de su abuela, según dicen, ¡Abuela! Pero si parece tan jovencita.y eso es porque ellos son inmortales, y esos otros, el guardia rubio y el pelirrojo.me pregunto si la reina sabrá."

- "¿Qué sucede con Luthién?", preguntó Gandalf. La experiencia le enseñaba que en estos casos era mejor un ataque directo.

- "Pues verá señor, y no es que me guste meterme en los asuntos de otros, pero en este caso, pues quien es ella para dormir en la planta alta con los señores, en los tiempos del Señor Denethor las doncellas dormian todas en la planta baja."

- "¿Qué sucede con Luthién?", volvió a preguntar el mago.

- "Ahh, pues como iba yo diciendo, pues me parece de muy mal gusto y no solo a mi, sino también a Aileen, la nana del príncipe Eldarion, que ella se aproveche de su posición para coquetear con el guardia y ademas está su peinado, pues las doncellas aca no llevan el cabello suelto, mire que el mismo rey la confundio desde atrás con su esposa."

- "Ahh, ya veo", observó Gandalf divertido ante aquel torrente de información. - "y usted trabaja mucho tiempo aquí?"

- "Desde el padre del señor Denethor quien gustaba de los manjares que yo preparaba, pero al anciano señor lo conocí poco, era muy anciano, pero de buen corazón. Le gustaba sorprender a sus invitados desapareciendo repentinamente, una vez me explicó cómo lo hacía y era de verdad tan simple..pero el señor Denethor no supo nunca el secreto y yo creo que soy la única en conocerlo. El señor Denethor tenía todo muy ordenado y pocos invitados, que siempre traían a su servidumbre pero ésta se alojaba con los demás, porque es de muy mal gusto darles tanta libertad.", Merenwen se interrumpió bruscamente ante la entrada de Luthién y se puso a ordenar nuevamente sus cacharros, sin que Gandalf le pudiera sacar palabra.

2

- "¡Oh Eowyn! ¡Cómo he dormido! Tengo la sensación de haber dormido cien años", dijo Faramir desperezándose.

- "Pues casi lo haces, mi señor. La mañana está bastante avanzada.", contestó la dama, besándolo con afecto en la frente.

- "¿Qué? ¿tan tarde? Entonces estaba mucho más cansado de lo que imaginé, qué extraño. Ni siquiera tuve sueños." El príncipe de Ithilien se levantó, dirigiéndose al baño para asearse y vestirse.

Eowyn dejó listo el atuendo de su esposo y se apresuró a unirse con Arwen para preparse para asistir al torneo en honor a la reina que se celebraría en unos momentos. Juntas, elegían los vestidos que usarían para el torneo y la fiesta.

- "¡Mira este, es perfecto! Y te sienta de maravilla", exclamó Eowyn con admiración mientras Arwen salía del probador con un vestido azul cielo con los hombros descubiertos y un enorme escote.

- "Este lo usaré en la fiesta de la noche. Para el torneo me pondré este", aclaró Arwen tomando un vestido rosa pálido con mangas largas. - "Ayúdame a quitarme este, por favor"

Eowyn se acercó para ayudarla, pero al quitar una de las mangas, se enganchó con la uña de Arwen, rompiéndosela.

- "¡Oh, mi uña!", exclamó la reina

- "Está bien, la tendremos que recortar", dijo Eowyn tomando unas tijeras del cofre que estaba sobre el tocador. - "Ya está, y no se nota mucho"

- "Gracias Eowyn". Arwen terminó de cambiarse y luego miró a su amiga. "¿Crees que soy hermosa?"

- "¡Claro que sí! Todos los caballeros comentan la belleza de la Estrella de la Tarde", respondió Eowyn.

- "Lo sé", respondió pensativa la reina, - "pero eso dicen los hombres.me pregunto si alguien que está acostumbrado a la belleza élfica me encontrará atractiva aún."

- "No entiendo Arwen, ¿a qué te refieres? Sé que tu belleza es admirada también entre los elfos que te comparan con Luthién, la dama de la leyenda"

- "Sí. Lo sé.sólo pensaba en voz alta. ¡Vamos! Deben estarnos esperando", y las dos damas se apresuraron a partir hacia el torneo.

3

Cercano estaba el medio día cuando se inaguró el torneo en honor a la Reina Arwen. Para tal evento, se había levantado un campo de entrenamiento en un amplio terreno junto a las Casas de Curación, en forma de un enorme cuadrado en cuyos lados este y oeste estaban las graderías para el público, al norte y pegado al muro de la ciudad, el estrado para el Rey, la Reina y sus invitados, y en el lado sur, las tiendas donde se preparaban los competidores de las diversas disciplinas.

El público estaba impaciente por comprobar ciertos rumores acerca de la destreza de los elfos con el arco, también deseaban ver de cerca a los medianos, cuyas proezas formaban parte de las canciones populares. Las graderías estaban repletas de gente. Los heraldos tocaron trompetas anunciando la entrada de sus soberanos y de los invitados, arrancando murmullos de admiración.

La comitiva era encabezada por Elessar y Arwen, seguidos por Galadriel y Celeborn, escoltados por Haldir y Finwë. La cabellera de este último arrancó exclamaciones, pues no era conocido entre los ciudadanos que habían elfos pelirrojos. Luego venía Elrond, acompañado de sus hijos y de Glorfindel, seguidos por Faramir y Eowyn; y por último, los miembros de la Comunidad: Legolas, Gimli, Pippin, Merry, Frodo y Gandalf.

El público aplaudió el paso de los últimos, coreando sus nombres, famosos por las hazañas de la Guerra del Anillo. La belleza del príncipe de Mirkwood era recordada también, así como su valentía al derrotar, junto con Merry, al señor de los Nazgul. Era uno de los favoritos para la competencia con el arco. También fue aclamado Frodo, quien fue a Mordor a destruir el anillo. Los miembros de la Comunidad tomaron asiendo en el estrado principal, junto con el resto de la comitiva oficial, a la espera de que el Rey inagurase el torneo.

Elessar se puso de pie, e hizo el discurso tradicional en honor a la Reina. Luego, se le entregaron los presentes de cumpleaños: hermosos vestidos, joyas, finos adornos, perfumes. Cada uno de los invitados tenía un rico presente en nombre de su reino. Finalmente, llegó el turno del Rey.

- "Esposa mía, he traído, especialmente fabricado para ti por los mejores artesanos enanos del reino de Angalord, este colgante, símbolo del amor que te tengo y de la alianza de nuestros pueblos", y el Rey alzó la joya, arrancando aplausos y exclamaciones, pues brillaba intensamente al reflejarse la luz del sol en el mithril y las joyas que lo adornaban. Luego lo colocó en el blanco cuello de Arwen, besando su mano.

La Reina se levantó y agradeció a los presentes, dando por inagurado el torneo.

Finwë estaba indignado ante tanta riqueza, y así se lo comentó en voz baja a Haldir. Su pueblo en el Bosque Mágico había sido devastado y eso afligía al joven elfo que deseaba desesperadamente partir hacia allí para ayudar en la reconstrucción, pero su amor por Haldir lo retenía.

Legolas hizo una señal a Finwë y ambos se retiraron hacia las tiendas a prepararse para la competencia de arco.

La tarde transcurrió entre diversas competencias, destacándose Gimli en el manejo del hacha, Beregorn en el uso de la espada (al Rey no le estaba permitido participar) y Legolas en el arco, seguido por Finwë que ocupó el segundo lugar. El rubio arquero se acercó al estrado donde la Reina le puso la banda bordada en oro que lo proclamaba ganador, con tan mala suerte, que sus cabellos se engancharon en la pulsera de Arwen, quedándose allí varios de ellos.

Finwë, sin embargo, se negó a acercarse al estrado y se retiró hacia el castillo. Todos lo interpretaron como enojo por no haber obtenido el primer lugar. Sólo Haldir lo miró preocupado mientras lo veía partir.

4

La fiesta estaba en su apogeo a las 12. Los numerosos invitados bailaban y bebían en el salón principal del castillo, a donde se habían dirigido después del abundante banquete que se sirviera a las nueve.

Gandalf y Frodo habían tomado asiento en uno de los sofás que rodeaban el salón, un poco alejados de la música élfica, y desde allí observaban todo. El guardia que habitualmente se hallaba arriba de la escalera, entre los pabellones este y oeste no era visible desde ese ángulo, probablemente disfrutaba de la fiesta, pensó Gandalf. El guardia que cuidaba la escalera desde la planta baja se hallaba allí, charlando animadamente con Luthién. El mago sonrió y le comentó a Frodo lo dicho por Merenwen, la cocinera. El hobbit sonrió a su vez.

Al cabo de un rato, Galadriel y Celeborn se retiraron a sus habitaciones, y la dama hizo una señal a Luthién para que los siguiese, cosa que la joven hizo de mala gana.

Mientras tanto, Pippin, Merry y Gimli se habían adueñado de una de las mesas, devorando los restos del banquete, mientras bebían vino élfico y cantaban. Elrond platicaba con Glorfindel en una esquina del salón, pero el rubio elfo no dejaba de observar los movimientos de otro elfo, rubio también, que reía con Haldir y Finwë.

Elessar bailaba distraídamente con Arwen, sus ojos buscaban a Legolas y despidieron chispas cuando fue requerido por Glorfindel para bailar una pieza, costumbre normal entre los elfos, pero que generó miradas y comentarios por parte de los mortales allí presentes. Haldir y Finwë pronto se les unieron, bailando abrazados una pieza lenta.

Arwen se sintió indignada y le susurró unas palabras a Elessar al oído, siendo escoltada por éste hacia sus habitaciones. Luego de un rato, el Rey bajó nuevamente para unirse a la fiesta. Eran la 1:00 am.

Lord Elrond se retiró a su vez a la 1:10, y al cabo de un rato, Luthién pasó hacia el pabellón este y luego volvió hacia el suyo, en el lado oeste. Gandalf y Frodo anotaban estos detalles distraidamente, mientras platicaban. Sólo podían ver los desplazamientos de personas que subían las escaleras y que pasaban de un pabellón a otro, pues los pasillos de ambos pabellones estaban ocultos por una pared de piedra y sólo desde arriba de la escalera era posible ver las puertas de las habitaciones.

Legolas bailó con Glorfindel largo rato y Elessar optó por retirarse a la 1:30. Los celos y malhumor del rey eran evidentes, pues hasta el mismo Frodo los notó y no le causó extrañeza, pues sabía lo cercanos que eran Elessar y Legolas mientras duró la Comunidad. Legolas lo miró subir y una tristeza muy grande empañó por un momento su rostro. Tal como Gandalf lo imaginaba, a la 1:45 el rubio elfo subió a su vez, pero contrario a sus pronósticos, Elessar bajó casi enseguida y Glorfindel subió.

Elladan y Elrohir platicaban con Haldir y Finwë que, cansados de bailar, se acercaron a la mesa para seguir bebiendo. Los efectos del vino élfico comenzaban a hacerse sentir en el joven pelirrojo, que reía ruidosamente. Frodo observó que Elladan le decía algo al oído, lo que provocó la indignación de Finwë. Haldir lo tomó del brazo, pero el elfo se soltó y partió furioso subiendo las escaleras y pasando al pabellón Este. Haldir trató de seguirlo, pero fue retenido por Elrohir y se quedó, muy a su pesar, dirigiendo inquietas miradas hacia la escalera. Eran la 1:50, observó Gandalf, tiempo para que un mago y un hobbit se retiraran a descansar.

Al cabo de un rato, Finwë apareció en lo alto de la escalera, mortalmente pálido y con sangre en las manos y la ropa. Bajaba como sonámbulo y ni siquiera se fijó en el guardia que corrió escaleras arriba. Haldir acudió presuroso, mientras el elfo había llegado ya al pie de la escalera, y tomó sus manos entre las suyas. Finwë susurró algo en su oído. Todos los presentes los rodearon y la música se detuvo.

Entonces sonó un cuerno en señal de alarma y el guardia apareció en la escalera, gritando:

- "¡Deténganlo! ¡Ha matado a nuestra señora Arwen!"

En un instante todo el recinto estuvo lleno de guardias y apresaron a Finwë sin que nadie hiciera caso a sus gritos de protesta y a las amenazas de Haldir.

Elessar y los demás corrieron escaleras arriba. Los gritos habían despertado ya a los otros elfos y Glorfindel fue el primero en entrar a la habitación, agachándose en seguida para recoger algo del piso y guardarlo en uno de sus bolsillos.

Gandalf entró detrás del Rey. El espectáculo era terrible. El dormitorio de los soberanos estaba desordenado, la mesa y sillas volcadas y en el centro de la alfombra yacía un cuerpo. Era la reina, sin lugar a dudas, pero su rostro había sido golpeado con tal salvajismo que se había tansformado en una masa informe, salpicando sangre en todas direcciones.

Elessar se había apoyado en la pared, terriblemente pálido, y era sostenido por Legolas, que tenía una expresión serena. Gandalf oía las expresiones de dolor y los gritos de los presentes y ordenó con voz firme que todos salieran de la habitación y que no se tocara nada. Luego se inclinó sobre el cuerpo, sabiendo que era inútil, pues la bella reina de Gondor estaba muerta.

Dos cosas notó el mago en su rápido examen: El cadáver tenía entre los dedos de la mano derecha varios cabellos rubios. Además, la valiosa joya regalada por Elessar había desaparecido de su cuello.

TBC