La historia del Fénix
Ovidio, celebridad de la antigüedad, estaba sentado en su mesa de trabajo de roble viejo. Este se encontraba en Arabia, preparado para lo q el llamaba la destrucción del mito más antiguo. Este mito consistia en q:
En Arabia vivia, cerca de un manantial de agua fresca donde se bañaba todos los días, un fénix de plumaje en parte dorado y en parte carmesí (según el historiador griego Herodoto). Este fénix vivia por un ciclo que se repite cada quinientos años, y se creía q estaba relacionado con el sol; "moria" todas las noches y dejaba el mundo en tinieblas para "renacer" al día siguiente trayendo la salvación con su luz.
Ovidio carecia de fé hacia estos mitos y pretendia dar a conocer la falsedad q en ellos había. Cuando según los escritos el fénix moriria, él estaba esperando en el único lago de aguas cristalinas q allí había. Cuando se acercaba la noche ayó un sonido q le llenó el alma, se acercó a una palmera de brillantes hojas y se sorprendió al contemplar a un enorme ave del tamaño de un águila q agitaba sus alas de forma rápida asta q este hermoso animal se consumio completamente por un fuego espontaneo lo q probocó q no quedaran de él más q las cenizas. Tanto fue su deseo de contemplar el resurjimiento del ave q se quedó allí, toda la noche, esperando q a la mañana siguiente, como decian los escritos, el fénix resugiera de sus cenizas. Cuando llegó el nuevo día el todavia se encontraba observando el nido construido con cortezas aromáticas en lo alto del árbol. Apenas la luz llegó al nido de él salió un pequeño polluelo de apariencia esmirriada; Ovidio, maravilla por la criatura q ante él se encontraba, decidió permanecer a su lado durante su crecimiento. Cuando ya la edad le era avanzada el fénix, q ya tenía suficiente fuerxa en las alas, le dejo cojerse de sus patas y, una vez q el ave hubo recogido las cenizas de su predecesor, emprendió el vuelo asta el templo del sol en Heliópolis (Egipto). Ovidio, impresionado con la fuerza y el canto del animal, quedo absorto cuando llegaron a el Templo; frente a él se encontraban reunidos todos los fénix existentes del mundo para realizar el rito de sepultar las cenizas en el Templo, a modo celebración. Delante suyo pudo observar a Fêng-Huang, un fénix de cinco brillantes colores proveniente de la mitologia China; a Ho- oo, el fénix de colores pastél de Japón; a Yel, de colores blancos proveniente de Rusia; a Garuda, de colores vivos como el sitio de donde venía, la India; a Firebirds, proveniente de Norte América y de colores verdes turquesa en distintas intensidades; y a Benu, el más antigüo y protector del templo, con colores amarillos brillantes solo comparadas con el sol, este último pertenecia a Egipto y era el padre de todos los fénix. Una vez terminado el rito Ovidio emprendió el vuelo junto con su fiel amigo de regreso a Arabia donde, una vez pisada tierra, fue directo a su casa para dejar testimonio de lo q vio. Fue considerado el primer mago q domesticó un fénix y aunque otros muchos q leyeron sus declaraciones quisieron ser testigos de lo por él narrado jamás lo consiguieron ya q la zona solo era accesible para estos fantásticos animales. Nadie más q Ovidio pudo ver a los dioses fénix ya q, cuando quisieron encontrar el lugar, Ovidio, el único conocedor del camino, se llevó el secreto a la tumba.
Ovidio, celebridad de la antigüedad, estaba sentado en su mesa de trabajo de roble viejo. Este se encontraba en Arabia, preparado para lo q el llamaba la destrucción del mito más antiguo. Este mito consistia en q:
En Arabia vivia, cerca de un manantial de agua fresca donde se bañaba todos los días, un fénix de plumaje en parte dorado y en parte carmesí (según el historiador griego Herodoto). Este fénix vivia por un ciclo que se repite cada quinientos años, y se creía q estaba relacionado con el sol; "moria" todas las noches y dejaba el mundo en tinieblas para "renacer" al día siguiente trayendo la salvación con su luz.
Ovidio carecia de fé hacia estos mitos y pretendia dar a conocer la falsedad q en ellos había. Cuando según los escritos el fénix moriria, él estaba esperando en el único lago de aguas cristalinas q allí había. Cuando se acercaba la noche ayó un sonido q le llenó el alma, se acercó a una palmera de brillantes hojas y se sorprendió al contemplar a un enorme ave del tamaño de un águila q agitaba sus alas de forma rápida asta q este hermoso animal se consumio completamente por un fuego espontaneo lo q probocó q no quedaran de él más q las cenizas. Tanto fue su deseo de contemplar el resurjimiento del ave q se quedó allí, toda la noche, esperando q a la mañana siguiente, como decian los escritos, el fénix resugiera de sus cenizas. Cuando llegó el nuevo día el todavia se encontraba observando el nido construido con cortezas aromáticas en lo alto del árbol. Apenas la luz llegó al nido de él salió un pequeño polluelo de apariencia esmirriada; Ovidio, maravilla por la criatura q ante él se encontraba, decidió permanecer a su lado durante su crecimiento. Cuando ya la edad le era avanzada el fénix, q ya tenía suficiente fuerxa en las alas, le dejo cojerse de sus patas y, una vez q el ave hubo recogido las cenizas de su predecesor, emprendió el vuelo asta el templo del sol en Heliópolis (Egipto). Ovidio, impresionado con la fuerza y el canto del animal, quedo absorto cuando llegaron a el Templo; frente a él se encontraban reunidos todos los fénix existentes del mundo para realizar el rito de sepultar las cenizas en el Templo, a modo celebración. Delante suyo pudo observar a Fêng-Huang, un fénix de cinco brillantes colores proveniente de la mitologia China; a Ho- oo, el fénix de colores pastél de Japón; a Yel, de colores blancos proveniente de Rusia; a Garuda, de colores vivos como el sitio de donde venía, la India; a Firebirds, proveniente de Norte América y de colores verdes turquesa en distintas intensidades; y a Benu, el más antigüo y protector del templo, con colores amarillos brillantes solo comparadas con el sol, este último pertenecia a Egipto y era el padre de todos los fénix. Una vez terminado el rito Ovidio emprendió el vuelo junto con su fiel amigo de regreso a Arabia donde, una vez pisada tierra, fue directo a su casa para dejar testimonio de lo q vio. Fue considerado el primer mago q domesticó un fénix y aunque otros muchos q leyeron sus declaraciones quisieron ser testigos de lo por él narrado jamás lo consiguieron ya q la zona solo era accesible para estos fantásticos animales. Nadie más q Ovidio pudo ver a los dioses fénix ya q, cuando quisieron encontrar el lugar, Ovidio, el único conocedor del camino, se llevó el secreto a la tumba.
