Bien... nueva historia...

Quiero aclarar que, aprendiendo de mis errores, publico este fan fiction teniéndolo ya TERMINADO. Consta de tres capítulos cortos + epílogo aún más corto. Como mi media está en 9'6 reviews por capítulo... no continuaré la historia hasta tener 10 reviews por cada capítulo (sorry... "exigencias personales"), así que, si tienes interés en mi historia, DEJA REVIEW, y si no lo tienes, DEJA REVIEW por las personas que sí lo tengan.

En el capítulo veréis que pretenderé hacer un "cruce". Quizá salga algo disparatado o penoso pero... "me lo pedía el cuerpo" (creo que este párrafo no me ha kedado muy bien...)

Ofrezco este fan fiction a quienes han depositado su fe en los sueños y fantasías, considerándolos las únicas realidades (algo así dijo Poe), pero especialmente se lo dedico a mi hermana Nuria, porque en realidad fue ella la que me infundó el deseo continuo de escribir, y por comprarme mi primer libro de Harry Potter, gracias.

Bueno, aclaro que esto es sólo una pequeña (muy pequeña) idea de lo que podría ser el sexto libro (aunque espero que no sea así).

Muchas gracias si leéis mi historia, espero que os guste mucho y no me enrollo más...
1 - MISTERIOS POR RESOLVER.

Estaba en una reunión de la Orden del Fénix, en el escondite de siempre, con Dumbledore, Lupin, Sirius, Arabella Figg, Moody y Mundungus Fletcher, cuando, de repente, al menos cincuenta encapuchados se adentraron en la gran sala subterránea.

La Orden se puso a luchar contra los mortífagos, cuando otro encapuchado entró. Este era más alto y aparentemente más poderoso que los demás. El último mortífago traía en brazos a una muchacha desmayada, a la que Harry reconoció como su Ginny. Harry no podía reaccionar, la simple visión y presencia de aquel mortífago daba pavor, terror. La cicatriz le quemaba la frente. Era Voldemort.

Dejó a Ginny en el suelo y se encaró contra él.

-Antes de tu muerte te concederé una última petición -dijo Voldemort-. ¿A quién prefieres que mate primero? ¿A tu querida Virginia, o a ti?

-Acaba antes conmigo -dijo Harry mirando la figura de Ginny, que por un momento pareció moverse.

A Harry le temblaba todo el cuerpo. Alzó la varita y comenzó el duelo con Voldemort. Aunque Harry era muy fuerte, Voldemort era más poderoso, y Harry estaba tirado en el suelo muy débil, esperando el Avada Kedavra que le diera fin, pensando sólo en que, seguramente, tras su muerte, moriría Ginny.

Voldemort se quitó la capucha y la máscara, mostrando su huesuda cara y sus ojos rojos. Alzó la varita hacia Harry con expresión victoriosa y dijo fuertemente "Avada Kedavra" y la sala se iluminó completamente de verde. Harry cerró los ojos esperando el resultado de la maldición, pero en lugar de eso, sintió cómo algo caía sobre él. Abrió los ojos y no pudo creer lo que vio: el cuerpo muerto de Ginny yacía sobre él. Ella había muerto para salvar a Harry.

Mientras Harry estaba en el suelo abrazando el cuerpo sin vida de Ginny y llorando su muerte, Dumbledore combatía contra Voldemort. De repente, en un ataque de ira y con lágrimas en los ojos, Harry se levantó, se dirigió hacia Voldemort y, al mismo tiempo que Dumbledore, le lanzó el Avada Kedavra que acabó con su vida.

Harry se despertó jadeando. Le dolía la cicatriz y el sudor frío de su cara se confundía con las lágrimas. Todas las noches soñaba lo mismo, desde hacía casi un año, y le frustraba y atormentaba hacerlo, hasta tal punto que se podía decir que tenía miedo a dormir. No había nada que le hiciera más daño que recordar tan vivamente la noche en que su Ginny murió. Harry la amaba demasiado, y aún lo hacía. En sus pensamientos, en vez de hablar consigo mismo hablaba con Ginny, y siempre llevaba un cuadernito a mano lleno de cartas hacia ella que Ginny jamás leería.

Aunque faltaban tres horas para que Harry tuviera que dirigirse al aula de Transformaciones, se levantó, se duchó y fue a desayunar con el propósito de luego ir a hacerle una visita a Dumbledore para volver a hablar sobre sus pesadillas de cada noche y preguntarle si había encontrado una solución.

Cuando bajó a la Sala Común para ir al Gran Comedor pudo divisar desde las escaleras a Rita Hepburn saliendo por el retrato. Rita era una chica que había entrado nueva ese curso, aunque iba a quinto. Era alta y tenía el pelo tan marrón como sus oscuros ojos y era bastante rarita: siempre andaba sola con aires melancólicos y se le aguaban los ojos siempre que veía a los Weasley, Hermione y algunas personas de quinto, pero sobretodo cuando veía a Harry. Harry había intentado acercarse a ella, pero Rita siempre huía de él, a veces hasta con lágrimas escapándose de sus ojos. Aunque era aparentemente tímida y triste, era la única capaz de poner a Malfoy bien en su sitio, hasta tal punto que Malfoy la rehuía para no soportar ninguna humillación pública. Pero lo que a Harry más le llamaba la atención era la mirada de la chica, ya que cuando él la miraba a los ojos, le parecía estar mirando a Ginny.

Con estos pensamientos se dirigió al Gran Comedor, y se sorprendió al ver que la Hepburn no estaba allí. Desayunó prácticamente solo y se dirigió hacia la gárgola que abría la entrada secreta al despacho de Dumbledore. Cuando cruzó al pasillo de la gárgola, se sorprendió al ver a Rita saliendo del despacho de Dumbledore. Parecía que no había advertido la presencia de Harry.

-¡Rita! ¡Espera! -dijo Harry.

Rita se dio la vuelta. Harry iba hacia ella. La chica negó con la cabeza mientras comenzaba a mojar sus mejillas y andaba hacia atrás, pero luego salió corriendo y Harry se detuvo. Le dijo la contraseña a la gárgola y subió las escaleras de caracol hasta llegar al despacho de Dumbledore. Él estaba sentado a su mesa mirando unos papeles tras sus gafas de media luna.

-Ah, hola Harry -saludó Dumbledore-. Por favor, siéntate. Veo que hoy ha madrugado mucha gente.

-Profesor...

-Imagino que vienes a hablar sobre tus pesadillas, Harry.

-Sí profesor. Me asusta que cada vez sean más reales...

-Lo entiendo, imagino que debe ser muy duro rememorar un momento tan difícil para ti, pero lamento decirte que aún no hemos podido encontrar, ni el profesor Snape ni yo, una poción que consiga quitarte ese sueño, aunque creemos que se puede remediar con un hechizo de los Elfos de Rivendel que sólo puede ser pronunciado por uno de esa raza, en unas tierras muy lejanas. Pensaba ponerme en contacto cuanto antes con Elrond, gran amigo mío.

-Le ruego que lo haga cuanto antes, no soporto soñar con la muerte de Ginny y cargarla en mi conciencia.

-Recuerda que tú no tuviste la culpa de la desgracia que tuvo lugar en la noche del solsticio de verano, Harry. Ella murió para que tú pudieras vivir, y lo hizo por voluntad propia, no olvides que te quiso tanto como para hacerlo.

Harry asintió y se limpió una lágrima rebelde.

-Profesor... ¿puedo hacerle una pregunta? Comprendo que no quiera contestarla, porque no es asunto mío...

-Si no lo preguntas, no sabrás si quiero o no contestarla.

-¿Qué le ocurre a Rita Hepburn? La he observado y anda sola y melancólica, y cuando me acerco a ella sale corriendo y llorando...

-La señorita Hepburn ha sufrido muchísimo por culpa de Voldemort, Harry. Te ruego que comprendas que quiera estar sola y que... en estos duros momentos para ella, no desee disfrutar de tu compañía, pero no te lo tomes como algo personal... necesita tiempo para adaptarse a su nueva vida. Es una gran muchacha...

-Es que... cuando la miro a los ojos... es como si estuviera mirando a Ginny... puede que suene raro o que piense que estoy obsesionado con mi... con Ginny, pero es algo muy extraño.

-La señorita Hepburn tiene muchos misterios esperando a ser resueltos, Harry -dijo Dumbledore sonriendo-. Te vuelvo a pedir que tengas paciencia con ella, porque creo que en algún momento deseará tener una larga e interesante conversación contigo.

Harry se quedó un rato pensando en lo que había dicho Dumbledore, luego miró el reloj y se despidió del profesor, ya que pronto comenzaría la clase de Transfomaciones.

CONTINUARÁ...