NOTAS DE LAS LOCAS

Shiomei:

OK, todo es mi culpa, no me maten por favor. Sé que he sido muy desconsiderada y no he actualizado en mucho tiempo pero ahora esta oveja vuelve al redil. Además ahora Shiomei está muy enfermita y deben tenerle compasión. Así que para que aun enferma escriba necesita un incentivo ¿no? ¡Esos son los reviews! ¡Así que mándenlos! ¡Mi nee-chan y yo estamos ansiosas de leerlos! Ja ne!

Kitiara:

Ok, yo no tengo disculpa. ^_^ tampoco tengo ningún mal... aparte de achaques habituales, como la vagancia, la lujuria... er en fin. Este capitulo escrito por mi Imouto me a encantado, y espero que os guste también. ^^


DISCLAIMER

Shiomei & Kitiara:

Los personajes de Rurouni Kenshin son propiedad de Nobuhiro Watsuki y solo para que lo sepan nosotras no somos familiares de él, tampoco amantes ni menos hijas o nietas. Así que ni soñar con heredar algún día los derechos de autor de Nobuhiro-sensei. * Shi&Kit suspirando* ¡ Qué le vamos a hacer!

Kitiara:

Shiomei, tengo una idea, secuestramos a Nobuhiro... lo torturamos y le obligamos que nos firme un contrato con los derechos de autor. jejejeje) (Expresión sádica en las autoras que se ríen malignamente).

ALERTA:

¡¡¡Solo para decirles que en esta historia pueden prepararse para lo que sea!!! No recomendado para gente con problemas cardíacos ^_^U



UNA HISTORIA MÁS QUE ENREVESADA

Fan fiction escrito originalmente

por Shiomei y Kitiara

Por un momento no podía creer lo que estaba oyendo. Kitiara y yo estábamos paradas frente a aquellos policías con quienes habíamos peleado hace unos momentos dispuestas a negar cualquier tipo de acusación sin sentido cuando de repente escuchamos la voz más escalofriante que habíamos oído jamás. Ni siquiera mi padre cuando está molesto tiene esa voz y déjenme asegurarles que eso ya es mucho.

- "¿Qué demonios pasa aquí? ¿Es que son todos unos ahous que no pueden llevar a cabo algo tan simple como esto? ¿No que eran oficiales entrenados?... - iba a seguir reprendiéndolos cuando se percató de nosotras- ¿y estas quiénes son?"


Jamás podría olvidar aquellas palabras y la sensación que causaron en mí. Parecía que mi espina dorsal no podía sostener mi peso. Miré de reojo a Kitiara y vi que su expresión era una de espanto. Ahora estaba segura que ella también pensó lo mismo que yo: Era Hajime Saito en carne y hueso. La misma manera de hablar con aquella arrogancia característica sumada a su cualidad de volver cualquier palabra una amenaza de muerte.


Por un momento contemplé la posibilidad de que estar soñando toda esta escena. Me tomé uno de los brazos y lo pellizqué con fuerza. Sabía que eso era un poco cliché en asuntos como este pero no estaba en condiciones de buscar la originalidad cuando de seguro ya tenía la muerte encarnada a mi lado. Me dolió tanto que tuve que morderme la lengua para evitar despedir un grito. No sé cuándo fue que mi miedo desapareció pero lo que sí sé es que de repente me invadió unas ganas de voltear y comprobar con mis propios ojos cómo era él en verdad. No el trazo en el manga, no el dibujo del anime, no el que aparece en los posters, sino él en persona. Quería ver esos ojos, ese ceño fruncido, esas cejas pobladas... Sin pensarlo dos veces volteé y lo vi frente a nosotras.


Bueno, tengo que admitirlo, aunque el bast uhmm digo, aquel tipo no es mi tipo ni nunca lo sería, debo aceptar que se veía más que guapo, bah! ¿a quién trato de engañar? Era tan atractivo como lo había imaginado antes: alto, fornido e impresionantemente estremecedor. Aquellos ojos se posaron fijamente sobre nosotras. Primero inspeccionó a Kitiara de arriba para abajo levantando una ceja cada vez que descubría alguna parte de su cuerpo que estaba descubierta. Yo rogaba porque no hiciera lo mismo conmigo pero sabía que era inminente. Al menos mi nee-chan no parecía sucia.


Hey! ¡Un momento! ¡¿Acaso quería lucir bien para él?! ¡Kami! El efecto de Kitiara


Cuando volteó su mirada para mi lado yo solo bajé la cabeza. No podía verlo a los ojos. Aún así no necesitaba contacto visual para saber que su mirada penetrante estaba sobre mí. Supongo que aquella vez no estaba en mi mejor look, creo que no lo tengo nunca para ser sinceros, pero bueno, se podría decir que ni decente estaba. Por principio de cuentas estaba sucia y eso era peor aún en mí porque llevaba ropa blanca. Mi falda estaba arruinada, mi polo igual y mis zapatillas daban pena. Mi cabello asqueroso, y las greñas que de seguro ya estaban como las serpientes que la Medusa lleva en la cabeza. Solo suspiré ¿ya qué caso hacía renegar?

Kitiara me contó tiempo después que mi cabello estaba hecho un infierno como cada vez que no lo cepillo. Unos mechones caían por delante de mi rostro y lo que quedaba estaba atrás como una melena de león. Levanté la vista y me di cuenta que él no movía su mirada de mí.

"¡Ay Kami! ¿Por qué me está mirando así?"- mis rodillas se doblaban. Es que con gente como él uno no sabe si le has caído en gracia o no.


Volteé a ver a Kitiara y ella solo encogió los hombros como respuesta a la pregunta que le hacía con la mirada. Es más, veía que empezaba a sonreír aquella sonrisa que dice:

¡¡¡Diversión a la vista!!! Suspiré de nuevo. Ya se me hacía costumbre, es más creo que sentí rodar una gota por mi cabeza. "Nada de eso"-me dije- "Tonterías tuyas Shiomei-baka"


Todos los presentes estaban mudos y empezaban a dispersarse. Parece que nadie disfrutaba mucho de la presencia de Goro Fujita o, bueno, como lo conocemos nosotros: Hajime Saito. ¿No era una ventaja haber visto los animes y leído el manga? Los oficiales que momentos antes realizaban el ajusticiamiento permanecían impávidos en sus lugares sin darse cuenta que los hombres de los que estaban a punto de convertirse en verdugos se escaparon entre la multitud. Sonreí feliz por esto olvidándome por un segundo de la situación que estaba viviendo.


- ¿Y esas mujerzuelas quiénes diablos son?- preguntó Hajime Saito a uno de los policías. Cuando lo oí llamarnos así casi me abalanzo contra él pero la mano de Kitiara me cogió el brazo, deteniéndome. Con furia contenida volteé a verla y ella solo me miró seriamente moviendo la cabeza en señal de negación. Me impresionó verla seria ya que era muy inusual que ella adoptara actitudes como esa y decidí hacerle caso. Me quedé en mi lugar viendo la interacción entre aquellos hombres.


- Son espías señor - se apresuró a responder el jefe de la comitiva


- ¿Espías?- preguntó Saito levantando una ceja- ¿Y podría saber cómo demonios sabes tú que son espías?


- Juzgando por su apariencia y por la interrupción en el cumplimiento de nuestro deber, señor, es que llegamos a esa conclusión- respondió orgulloso mirando a los ojos a su jefe.


- Oh ya veo Yamagata - empezó Saito con una sonrisa mientras sostenía el cigarro en la mano- ¿Y dígame desde cuándo usted es tan inteligente como para sacar conclusiones como esas?- preguntó acercándose a él.


- Señor, tengo entendido que la experiencia me ha llevado a desarrollar esa habilidad.- respondió con una sonrisa muy amplia y henchido de orgullo.


- Oh ya veo Yamagata, pues lo felicito, y dígame ¿qué otra habilidad tiene aparte de ser tan perspicaz?- cuando el otro iba a responder él lo detuvo levantando una mano- No, mejor déjeme adivinar, ¿quizá también baila en los bares? ¡Ya que su cerebro francamente no da para más!


- Señor yo pe que que...que


- No, usted no piensa nada Yamagata, porque esa basura que tiene por cerebro no es capaz de formular un pensamiento razonable. Así que mejor cierre ese buzón que tiene por boca antes de yo mismo me encargue de cerrársela para siempre.


- Sí se.nor. - respondió aquel hombre tragando saliva después de haber tartamudeado. En ese momento creo que hasta sentí lástima por aquel tipo. Pero la verdad no duró mucho. ¡Qué rencorosa!


- Y por cierto ¿Dónde están los hombres a los que se les encargó eliminar Yamagata?


- Están aa... `Kuso! estaban aquí hace un momento señor. Deben haber escapado confundiéndose entre la gente, señor.


- ¡Ah pero qué lógica deducción para un ahou como usted! ¡Lárguese y busque a esos hombres que mañana quiero saber que estén muertos! ¡¿Me entendió o tendré que repetirlo para que lo capte?!


- No señor, digo sí señor. No digo sí, Sí. Ahora mismo comenzamos la búsqueda, señor.


- ¡¡¡Lárgate entonces!!! ¡¿qué diantre esperas?! ¡¿una carroza?! ¡¿o que te despache yo mismo?!


- ¡Sí señor!- respondió por última vez aquel hombre y junto con los otros oficiales salieron en busca de los hombres cuyas vidas solo prolongué.


Ahora la situación era más aterrorizante. Kitiara y yo estábamos solas frente a aquel tipo que no se dignaba a dirigirnos ni una sola palabra. Kitiara y yo nos miramos sin saber si correr o quedarnos ahí paradas esperando la muerte. Abracé mi mochila contra mi pecho y volví mi mirada al piso. Cuando estaba a punto de echarme a correr oí decir a Kitiara,


- Uhmm disculpa que interrumpamos tu inspección sobre nosotras pero creo que tu cigarro se acabó hace mucho y uhmm pues para qué cargarlo si es que ya no tú sabes ya no se puede usar

Por primera vez en mi vida tuve que contenerme tanto para no echarme a reír de su comentario y de mi suerte, ya que estaba segura que moriría bajo el Aku Soku San de ese desquiciado. ¡Dios mío! Sé que no me he confesado en mucho tiempo, que no siempre voy a misa los domingos, que suelo jurar en vano, que "a veces" digo palabrotas y que uhmm no siempre tengo pensamientos puros, lo sé, te pido disculpas pero ¡por favor! ¡Líbrame de morir atravesada! ¡Aún no tengo la colección completas de RK ni el mastin-dogo que tanto quiero como mascota!

- ¿Quién eres tú y qué creías que hacías interrumpiendo ese ajusticiamiento?- le preguntó a Kitiara aquel hombre.


- Yo ano eh yo- Mi amiga estaba asustada. Lo podía ver en sus ojos y en la forma en que sus brazos abrazaban su mochila. No era justo que la hicieran pagar por lo que hice yo. Además no me arrepentía de nada de lo que hice. Sí, sé lo que están pensando: "niña terca e imprudente".


- Ella no fue la interrumpió la ejecución- dije yo tratando de manejar una voz firme- Fui yo. Déjala tranquila, que yo soy quien tuvo la culpa.


- Shi, no lo hagas, no vale la pena... - empezó Kitiara


- ¿Con que fuiste tú? ¿eh?- preguntó Fujita acercándose a mí. La mirada de Kitiara era una de espanto. Yo por otro lado decidí fingir que no tenía miedo aunque por dentro quería que la tierra tragase a ese tipo y por supuesto escaparme de aquel lugar corriendo a mil por hora.


- Sí, fui yo. Ella no tiene nada que ver con esto - agregué levantando la cabeza hasta que nuestras miradas se cruzaron.


- ¿Y podría saber por qué una mujer como tú interrumpió una de mis órdenes?- preguntó enfatizando el "como tú" y sacando otro cigarrillo. Lo encendió como si no tuviese alguna preocupación en el mundo, como si nosotras no estuviéramos frente a él en media calle y ganando la atención de mucha gente que nos veía de lejos.


- Porque lo creí correcto. - respondí mirando a otro lado en señal de desdén. De verdad que podía ser muy imprudente. Pero ya no me importaba nada, si iba a morir al menos lo haría con honor y no rogando, ¡eso nunca! Ya no soportaba que me mirara así como prometiendo asesinarme si decía algo que no le gustaba.


- ¿Correcto? ¡Ja! ¿Y desde cuándo una mujer sabe lo que es correcto?


Esa fue la gota que derramó el vaso. Ya estaba harta de este interrogatorio como si fuera una delincuente y no le iba a soportar ese tipo de insultos. Primero nos llamó mujerzuelas y ahora trata de disminuirnos por ser mujeres. ¡Feh! ¿Quién diablos se creía que era? Solo porque tenía la capacidad de asustar a quien quería y hasta matarlo por el solo hecho de mirarlo no le daba la potestad como para menospreciar a la gente. Sabía que me iba asesinar igualmente así que no me importó un bledo si aceleraba mi muerte diciéndole lo que pienso de él. Kitiara vio cómo apretaba mis puños y creo que ella estaba segura que en cualquier momento explotaría de furia. La pobre estaba muy preocupada por las consecuencias de mis palabras. A mí ya no me importaba nada en lo absoluto.


- ¿Sabes qué, adicto al tabaco? ¡No eres más que un desquiciado con delirios de grandeza! ¿Quién crees que eres para tratarnos así? ¡Si creías que a nosotras nos ibas a matar de susto, déjame decirte que estás muy equivocado! ¿Y cómo una mujer puede saber lo que es correcto? Pues simple, por sentido común que es lo que te falta a ti y a todos los de tu clase, ¡cerdo machista! - le dije dejando libre toda mi cólera.


Luego de decir esto cerré los ojos esperando que me matara de una vez y rogando que no se le ocurriera torturarme. No sé cuánto tiempo habré esperado pero puedo asegurar que fue lo suficiente como para que él pudiera haberme matado y partido en pequeños pedazos para repartirlos en todo Japón como muestra de lo que recibía una mujer desobediente e irrespetuosa. Abrí los ojos lentamente como esperando verlo ahí frente a mí con la posición del Gatotsu listo para atravesarme y mandarme al otro mundo mas lo que vi me dejó muy sorprendida. Hajime Saito, conocido como Goro Fujita, el Lobo de Mibu y no sé cuántos nombres más, estaba frente a mí con una ceja levantada y con una sonrisa que no tardó en volverse una carcajada. Estuvo ahí riéndose de mí por lo que fue para mí como un siglo. A Kitiara seguro le pareció tan graciosa mi cara de confusión que empezó a desternillarse de risa descontroladamente, lo mismo que Saito, para variar.


La verdad era que yo no le veía lo gracioso; ¡Dios! Estaba a punto de morir y ella se reía. ¡Mi supuesto asesino debía estar cogiendo su espada y no su barriga! Bueno, la verdad es que no sé por qué pero a mí también me dio ganas de reírme. Era muy cómico oír la risa del hombre del que menos esperaba oír una carcajada en mi vida, claro, después de Aoshi. Empecé a reírme y vi cómo ellos levantaban la vista y cruzaron miradas conmigo y volvieron a reírse con más fuerza. Eso me molestó mucho. ¡Se supone que debían reírse conmigo y no de mí!

- ¡¿De qué diablos se ríen ustedes dos?! - pregunté muy seria y hastiada de tanta burla.

- Shi jaSuminasen, sumina ja ja ja sen eh tu polo- dijo ella señalándome el tank top que llevaba puesto y volviendo a reírse.


Bajé mi vista y solté el maletín que sostenía en uno de mis brazos sin importarme mi amada lap top. Fue el momento más bochornoso de mi vida. Ahí estaba yo, parada en medio de Tokio, con los botones superiores de mi top abiertos, mostrando a toda la ciudad una buena visión panorámica de mi ropa interior superior y además, naturalmente, una gran porción de piel.


Sentí que la sangre se me subía al rostro y deseé que esto no estuviera pasando, es más deseé estar muerta en ese momento. Las mujeres de los alrededores me miraban con ojos desafiantes y moviendo la cabeza; algunos se reían y la mayoría de hombres lanzaban miradas que prefiero no recordar. Me quería morir. Pero como siempre me ha pasado y me pasa, no tuve ni siquiera la suerte de morirme en el acto sino que tuvo que suceder algo aún peor. Con las manos en la parte superior de mi cuerpo, tratando de cubrirme de algún modo, no pude hacer nada más que bajar la mirada al piso. Justo cuando pensaba que la gente se retiraba y me dejaba sola, sufriendo mi vergüenza, se le pasó por la cabeza a uno de los estúpidos esos que nunca faltan en la vida de una decir un comentario de "aquéllos" que algunos hombres piensan que son galanterías y no son más que pura asquerosidad. Yo seguía con la mirada en el piso y oía que Kitiara se seguía riendo cuando de pronto,


- Hola, koishii, qué tal si nos vamos por ahí y vemos qué hacemos para dejar en libertad a nuestros amiguitos - dijo una voz ronca y masculina a mi costado.


No sé por qué pero en ese momento a pesar de que esa voz me pareció conocida no pude evitar sentir cómo la frustración, la cólera, la vergüenza, el oprobio, los rumores y todo aquello que parecía rodearme y enfermarme llegaron al paroxismo al ver cómo uno de los dedos que aquel sujeto señalaba, uhmm, ejem, ustedes ya saben, la parte superior de mi anatomía. Está demás decir que como siempre que traspaso mis límites exploto de una forma, ehh indeseable, entonces, fiel a mi costumbre, no hice más que levantar la maleta y pegarle con toda mi alma al que fue suficientemente imbécil como para hacer una insinuación de ese tipo.


No oía nada ni veía nada, solo quería desahogar toda mi furia contra ese tipo. No pasó más de medio segundo - y estoy segura que fue el movimiento más rápido que he dado en mi vida- cuando un sonoro ¡PUM! Se oyó en todo el lugar.


Breves momentos después me di cuenta de mi CRASO error. Bueno, sin maleta no tenía con qué cubrirme. ¡No podía ser! Mis manos subieron rápidamente para proteger algo de mi pudor, levanté la vista y vi a Kitiara que no tenía ese gesto de burla en la cara. Qué raro, pensé. Seguí hacia donde estaba fija su mirada y en el suelo estaba mi lap top junto a otras pertenencias mías que, la verdad, para ese tiempo no me importaban en lo absoluto mas sí ¡MI LAP TOP! ¡MI PRECIOSA, ÚNICA, INVALUABLE, MAGNÍFICA, MAGNÁNIMA, ETC, ETC. ETC. LAP TOP ESTABA EN EL SUELO! ¡SOLA EN MEDIO DE LA DESGRACIA QUE SIGNIFICABA AQUEL DESORDEN! Mi corazón se partió.


- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO!!!!!!!!!!!!! - grité. Claro, oigan, deben entenderlo, esa computadora era la niña de mi vida. Mi tesoro, lo único material que amaba con todas mis fuerzas ya se imaginarán la desolación mi bebé muerta. ( ^^U)


Corrí hacia donde estaba sin importarme ya nada. Estaba quiñada, de milagro se salvó la pantalla pero no sabía si aún funcionaba o si al menos tenía arreglo. Esta vez miré al culpable de todo esto y me llevé una sorpresa que en otras ocasiones pudo haber sido agradable. Sanosuke Sagara frente a mí. ¡La verdad es que me lo imaginaba menos, cómo decirlo, musculoso pero el madito era mucho más sexy de lo que me imaginaba!, volví a mis pensamientos asesinos, era verdad, ¿quién podría ser más irreverente que él? ¡lo odiaba! ¡Dios! ¡Por qué creaste a los hombres? Bueno, la verdad lo sé, para satisfacernos y para reproducirnos pero bah, no tiene remedio ya.


- ¡¡¡Tú!!!!- le dije señalándolo con uno de mis dedos y cerrando lo más que podía las aberturas de mi polo. "Maldita sea"-pensé cuando se me levantaba el mismo por un lado." Juro no usar estos polos nunca más" - ¡¡¡NO TE IMAGINAS LO QUE TE ESPERA, SANOSUKE SAGARA!!!


- Ahh calma Jou-chan yo no- espera, espera, ¿acaso nos conocemos? Bueno seguro no te recuerdo pero no me importa, parece que eres una alborotosa más, déjame decirte que tengo experiencia en eso, mi amor- respondió con una sonrisa arrogante mascando aquel sempiterno esqueleto de pescado- Ah cómo quería meterle esa maldita cosa por ***


- Shi, debes cal- empezó Kitiara, pero lamentablemente no la oí terminar.


En dos segundos Sanosuke Sagara estaba en el piso conmigo sobre él. Yo tratando de romperle lo que tenía por cara y sacarle esa expresión de superioridad y de macho capaz de doblegar a cualquier mujer. La gente nos miraba y hasta murmuraba, ¿Zanza vencido por una mujer? ¿Ese es Zanza, el amigo de Battousai? Yo trataba de darle algún golpe pero no le atinaba ninguno en la quijada, las mejillas, la frente. Nada. ¡¡¡Maldita sea!!!. No esperé a que tuviera suerte, recurrí al recurso que hace feliz la existencia de las mujeres en momentos como estos. Un buen rodillazo en... ustedes saben dóndey Zanza tenía los ojos más grandes que Jin eh sorprendido. Una sonrisa de victoria en mi rostro. ¡Ah! qué bien se sentía la venganza.


- ¡¡¡Eso es lo que obtienes por porfiarme, Zanza!!! ¡¡¡Y no me llames "mi amor"!!! ¡Bruto, lujurioso, maldito, bueno para nada, abusivo!


Un Saito sorprendido, una Kitiara boquiabierta ¿Podría pasar algo que empañara mi felicidad? Nada ¿verdad? Pues claro que estaba equivocada; ya se hacía costumbre.

Para mi desgracia absoluta cuando intenté levantarme el cierre de mi falda se enganchó con esos pantalones blancos que lleva él siempre puestos. ¡No podía estar sucediendo esto! Si me levantaba la falda se me bajaría del todo y no quería que medio mundo me viera en, bueno, calzones! ¡Qué horror! ¿¡Por qué a mí!?

Entonces sin darme tiempo a pensar en algo oí una voz que también se me hacía conocida pero que no reconocía bien.

- ¡¡¡SANOSUKE SAGARA!!! - gritó una voz de mujer- ¿¡¿¡¿Qué haces tirado en medio de la calle y - mirándome- con esa mujerzuela?!?!?


¡Oh Kami! Eso era lo último que me podía pasar. ¡Ser llamada mujerzuela dos veces en el día! ¡Qué humillación! Ahora pasaba a ser la enemiga declarada de Megumi Takani y no me molestaba en lo más mínimo la idea después de esto. ¡¡¡Bueno, al menos yo sabía que existían las aspirinas y ella no!!! Me moría por esperar a cobrarme aquel adjetivo. Nadie se mete con Shiomei, al menos sin salir perdiendo.


¡Jo, jo, jo, jo!

Continuará

----------------------------------------------------------------------------------

Shiomei y Kitiara:

¡Gracias a Michire-Mein, Bio Nan Yu, Tanuki,Niki, Maribel Flores,Mer, Jocki Misao, Naoko Himura y Misao Sagara Himura por sus reviews! ¡Intentaremos contestarlos todos en el próximo capitulo!


***Notas finales de Kitiara***

^______________^ ¡Nena enamorada de Saito!. T_T


***Notas finales de Shiomei***

¡Hola! Shiomei por aquí. ¿Les gustó? Je, je, je, ¡Próximo capítulo hecho por Kitiara! Bye! ^^



¡Ah por cierto! ¿Un review ok? ¡Solo uno de cada uno de ustedes
nos haría muy felices! ¡Gracias!