Hola a todos! Este es mi primer fic así que no seas muy crueles con las criticas ^^U Sobra decir que los personajes no son míos, son de Rowling-sama, de otra forma ahora seria yo la mas rica de Inglaterra xD. No me hagáis caso y leer ya la historia que tengo ganas de saber que os a parecido y si queréis que siga. (ndA: A los que les guste el manga podrán ver que he hecho un chico muy típico simplemente juntando lo que más me gusta del físico de los protagonistas de los cómics que más me han emocionado).

Presentaciones

¡Ron, ves con cuidado! ¡Me compré esta camisa la semana pasada! - dijo Hemione no lo suficientemente enfadada como para poner mas nervioso al pelirrojo.

-Lo... lo siento, es que como no nos demos prisa no tendremos tiempo -dijo Ron recogiendo el zumo que havia caído encima de la mesa.

-No os preocupéis, al fin y al cabo aún queda una hora para irnos, todo esta empaquetado y con el nuevo coche de tu padre llegaremos en 2 minutos- intervino Harry.

-Es que. bueno, veras. tengo que hablar un momento a solas con Hermione- dijo tímidamente Ron.

Harry se quedo helado. ¿Que sería lo que tenia que decirle que el no pudiera escucharlo? ¿Acaso no lo habían hablado todo siempre juntos? ¿A que venía ahora tanto misterio? Sí que es verdad que últimamente Ron estaba todo el día pendiente de ella, al fin y al cabo estaba enamorado y se lo havia dicho abiertamente en una ocasión que estaban ellos dos solos pero de ahí a excluirlo para hablar "a solas" havia un gran paso. Se quedó mirando a Hermione. Esta tenía las mejillas encendidas y no sabía hacia donde mirar. Harry se enfadó mucho. ¿Y ahora que le pasaba a ella? ¿Acaso también estaba enamorada de el? En ese momento le invadió el miedo. ¿Y si lo que quería hacer Ron era confesárselo? No, imposible, no sería capaz, no se atrevería. A parte de que el nunca lo havia animado a hacerlo, al contrario, pensaba que Ron se lo habría consultado antes de dar el paso. Ya no sabía que pensar cuando una voz decidida le saco de sus cavilaciones.

-Ron, vamos, no tenemos mucho tiempo. Dime lo que me tenias que decir- dijo Hermione.

-Aquí no, vamos a dar una vuelta. Hasta ahora Harry.- Y con un breve saludo se despidió de su amigo casi sin mirarlo.

Al quedarse solo empezó a pensar de nuevo. Algo que esperaba que no sucediese nunca estaba a punto de pasar, o eso creía el. Siempre había pensado que la relación era perfecta entre los tres porque ninguno se havia enamorado de otro, pero desde que Ron se lo havia dicho semanas antes vio que todos los pilares que sostenían esa amistad se estaban tambaleando. Durante un instante se vio completamente solo. Si al final sus amigos se enamoraban estaba claro que el ya no pintaría nada. Pero luego pensó en el carácter que tenían y lo descartó por completo. Ellos nunca le dejarían, estaba seguro. Pero muy lejos de tranquilizarle, la visión de Ron y Hermione cogidos de la mano y con el haciendo de carabina le produjo dolor de estomago. ¡No quería verlos cogidos de la mano, ni diciéndose tonterías., ni haciendo nada!

En ese momento el creía que todo era por el peligro que corría la amistad que le unía a ellos pero la inquietud que sentía le auguraba que algo estaba cambiando en su interior.

-Querido, salimos en un par de minutos- dijo la señora Weasley sacando a Harry del ligero sueño en el que havia caído.

-¿Ya? ¿Y Ron y Hermione? ¿Ya han vuelto?- dijo rápidamente.

-Si cielo, acaban de llegar y les he hecho entrar en el coche directamente, solo faltas tu. Anda, ves que te están esperando, yo os alcanzo en un momento que tengo que revisar que todo quede en orden.- le contestó Molly.

Empezó a caminar lentamente. Cada vez se acercaba más al coche pero en aquel momento lo único que quería hacer era echar a correr hacia la dirección contraria. Ya podía distinguir claramente los ocupantes del coche, entre los que lógicamente estaban sus dos amigos en un silencio muy sospechoso.

-¡Ya estaba a punto de salirte a buscar!- le dijo Ron al verlo en la puerta.

-Es que me adormecido un poco- le contesto con desgana.

Harry estaba enfadado. Por la sonrisa que tenia Ron en la boca todo parecía haberle ido perfectamente. ¡Podía estar contento, se havia quedado con SU mejor amiga! En ese momento sintió el impulso de verla a ella. Seguro que también estaría la mar de contenta sonriéndole de la misma manera que el. Miro al lado de Ron y allí estaba ella, callada, pensativa, sin dar ninguna muestra ni de entusiasmo, ni de felicidad, ni de emoción, ni de. ¡ni de nada! Le recordó a aquella vez hacia 3 años, cuando se quedo petrificada. Estaba mirando al infinito, y cuando se dio cuenta que Harry la observaba aún desvió más su mirada, como evitándole. Era lo que le faltaba, ahora encima parecía que se hubiera enfadado con el.

El viaje en coche pasó como un suspiro, no hablaron entre ellos y cuando llegaron al andén 9 y ¾ entraron mecánicamente. Cogieron un compartimiento solo para los tres pero Ginny entró a los pocos minutos alegando que ya no quedaban más sitios. La verdad es que le sorprendió mucho encontrarlos callados, así que sin más comentarios se sentó al lado de Hermione. Estaba rarísima. El estar con ella todo el verano le havia echo tener tiempo de conocerla y darse cuenta de que era una gran amiga, por eso ahora estaba empezando a preocuparse. Pero es que no solo era ella, todos parecían absortos en sus pensamientos y por lo visto todos en diferentes temas. Por un lado estaba su hermano, con una cara de felicidad indescriptible. Por otro Harry, que lejos de compartir la felicidad de su acompañante parecía haber recibido una patada en el estomago por parte de Malfoy, a juzgar por el semblante sombrío que ponía. Y para acabar el cuadro tenía a su amiga al lado que parecía que solo estuviera de cuerpo presente, con la mirada perdida más allá de la ventana. Estaba segura de que algo havia pasado entre los tres pero no se sentía capaz de molestar aquel intenso silencio que aislaba a cada uno en sus preocupaciones.

A otro, sin embargo, no le importaba lo mas mínimo interrumpir el momento. Es más, le encantaba llegar en el momento menos oportuno para dejar ver que seguiría siempre allí para soltar sus mordaces comentarios.

-Que escena tan patética, aunque al fin y al cabo siempre es divertido ver a los tres Griffindor mas queridos por todos peleados entre si- dijo lacónicamente Draco Malfoy, haciendo su estelar aparición.

-¡No creo que nadie te haya dado vela en este entierro Malfoy! - contestó Ginny, que en aquel momento era la única que tenia los pensamientos en orden como para responder.

-Vaya, así que era un entierro, jajajaja.-lo cierto es que no tenia mucha gracia el pobre, ese día. -La verdad es que por la cara que lleva Potter perece más que nada que hayan asesinado a alguien.

-Pero que estas diciendo, Malfoy? ¡¡Creo que la gomina te esta calando al cerebro!! - dijo Harry fuera de si. No creía que su estado de ánimo fuera tan evidente. Si los demás se daban cuenta podían enfadarse con el por cuestionar su relación.

-Veo que reaccionas mal y lentamente, y la verdad, no estas muy ingenioso que digamos. Pero no te preocupes, al fin y al cabo, es mejor que tener esa sonrisa estúpida permanentemente en la cara- dijo mirando a Ron.

-Quiero que sepas, que hoy nada de lo que me digas podrá afectarme lo mas mínimo- le respondió.- Así que mejor será que nos hagas el favor de desaparecer, no tengo ganas de desperdiciar mi tiempo hablando contigo.

-Ja, ¿así que esas tenemos? ¿Y que le pasa a la sangre sucia? ¿Por fin a aprendido a callarse cuando alguien mas importante esta ablando?-preguntó mirando a Hermione que le sostuvo la mirada sin dignarse a responder.

Ron se levanto con el puño en alto al igual que Harry y Ginny pero alguien se les havia adelantado. -Señor Malfoy, creo que en ese compartimiento no es bien recibido, ¿porque no vuelve al suyo discretamente? En caso de desobedecerme me veré obligada a informar al director en cuanto lleguemos.- La amable señora del carrito de la comida había dejado atrás esa amigable apariencia para dar paso a una profunda severidad.

Draco no quiso buscarse más problemas por el momento así que con un gesto de asco en el rostro se giro para volver a su asiento con aquellos gorilas que tenia como amigos.

El viaje siguió todo lo tranquilo que se podía esperar, si bien parecía que las tensiones del día iban desapareciendo al acercarse cada vez más a Howartts. Al fin y al cabo todos llevaban deseando ese día desde que empezó el verano y la impaciencia de llegar fue abriéndose paso a pesar de todo.

Al salir del tren chocaron literalmente con una mole tan grande como 3 personas juntas, era Hagrid, que corría tan deprisa como sus pesadas piernas le permitían. -Hola chicos, luego nos vemos. ¡Ya os contare!-dijo sin dejar de correr. Al parecer uno de primero havia probado un maleficio contra otro niño y ahora los dos tenían todos los síntomas de una descomposición de estomago. Debían ir sin falta a la enfermería, y por ese motivo los demás tuvieron que esperar que Hagrid regresara para poder pasar el lago tal y como requería la tradición. Por primera vez en la vida la ceremonia de presentación de los nuevos alumnos se retraso media hora, cosa que a la profesora MacGonagall le pareció inadmisible.

La ceremonia estaba a punto de empezar y todos estaban esperando a ver las caras de los nuevos miembros de su casa. Parecía que los ánimos de 3 ciertos Griffindors ya se habían calmado y ahora empezaban a hablar con la máxima normalidad que cada uno podía. Sin embargo, Harry se sentía extraño. La ultima vez que havia estado sentado en aquella mesa el acababa de volver del que fue uno de los peores días de su vida. Aquel día Cedric había muerto, y con el las intenciones de Harry de intentar algo con Cho. El haberla visto llorar de aquella manera por su novio le havia echo ver que en realidad estaban hechos el uno para el otro y que el, lo único que sentía por ella era una profunda admiración, pero no amor. Al recordarla en aquel momento se giró para ver como se encontraba y ya de paso darle ánimos y hacerle saber que si necesitaba algo en el tenía un amigo. Sin embargo, al girarse vio que el asiento de Cho estaba vacío. ¿Le habría pasado algo? Se empezó a preocupar, pero no pudo pensar mucho tiempo porque ya venían los de primer año a probarse el sombrero seleccionador.

Un buen grupo de manojos de nervios se fueron sentando en el taburete con el sombrero ajado que, después de entonar su parsimoniosa canción, los fue distribuyendo en las diferentes casas.

Cuando ya creían que no podían aguantar más el hambre Dumbledor se levanto ha hacer su discurso de bienvenida. En el momento en que todos pensaban que estaba a punto de terminar anuncio algo inesperado. -Bien, normalmente ahora llegaría el punto en el que todos podemos empezar a disfrutar de los manjares preparados en las cocinas. No obstante tengo que informaros de algo inusual en Howarts. Normalmente no se puede dejar que los alumnos vengan o se vayan libremente sin acabar los siete cursos pero supongo que muchos ya os habréis dado cuenta de que alguien que este año debería estar en sexto no ha venido. Exacto, me refiero a Cho Chang- dijo mirando a Harry que pensó que le havia leído el pensamiento.

Seguidamente dijo:-Muchos conocíais la fuerte unión que tenían ella y Cedric, y el echo de que este año el ya no se encuentre entre nosotros le ha hecho pensar que venir al lugar que mas le recuerda será una tortura inaguantable.-Todos, incluso algunos Slicerin, dejaban ver claramente la pena que les provocaban estas palabras. Algunas amigas de Cho incluso estaban llorando abiertamente.

Sin embargo-continuó el director- el hecho de que un alumno se vaya nos da la opción de admitir a otro, ¿y que mejor opción que este sea el hermano pequeño de Cho?

Un murmullo recorrió la sala. ¿Cho tenia un hermano pequeño? La mayoría de sus amigas lo sabían pero no dejaba de extrañar que si tenía cualidades mágicas no hubiera estado en Howarts desde el primer año. Por otra parte, muchos ya tenían curiosidad por ver como era de pequeñito y adorable, teniendo en cuenta la fragilidad y dulzura que desprendía la hermana por donde pasaba.

Dumbledor termino de hablar sobre el tema comentando: - Seguramente muchos os preguntareis los motivos por los que no ha podido venir hasta ahora a Howarts. No creo que yo sea el mas indicado para hacerlo, así que si tanta curiosidad tenéis podréis preguntárselo a el en cuanto tengáis ocasión de hablar. Bien, se que todos tenemos hambre, así que cuando el señor Chang se haya presentado a si mismo podremos dar paso a esta cena tan esperada- y girándose hacia la derecha, donde havia una puerta con el desagradable conserje dijo:- Filch, ya puedes decirle al chico que salga.

La puerta de la sala en la que un día estuvo Harry con los ganadores del torneo de los tres magos se abrió lentamente. De ella apareció lo que menos esperaban todos. Caminaba con paso firme y sereno y parecía que toda la vida hubiera pertenecido a la escuela. No se desprendía ni un ápice de nerviosismo, cosa que impresiono mucho a Harry, el en su situación estaría temblando. Sin embargo, en esto no fue lo que se fijaron la mayoría de chicas. Realmente llamaba mucho la atención, y muchas ya sentían el corazón palpitando velozmente cuando se paró mirando en dirección a la sala.

Lo que en aquel momento todos podían ver ya perfectamente era un chico que para nada aparentaba 15 años en ningún sentido. Era mas alto que muchos chicos mayores, debía estar por el metro ochenta, cosa que se acentuaba gracias a su delgadez y esos marcados músculos que dejaba entrever la túnica negra con corte oriental. Su cabello también tenía el color del ébano y le llegaba a capas justo por encima de los hombros. Unas ligueras greñas le caían sobre los ojos de color grisáceo. Realmente tenía una mirada muy misteriosa, son aquellas miradas felinas a las que podrías estar horas mirando directamente y nunca adivinar que es lo que esta pensando el propietario. Todos sus rasgos faciales daban la impresión de darle una gran calma de espíritu. Tenía una tez pálida, casi transparente, que le daba una apariencia etérea. Muchas chicas de la sala ya se morían por poder contemplar aquella visión más de cerca y de besar esos finos labios que a nadie pasaban desapercibidos. En realidad, los que pensaban que Cho era encantadora tuvieron que reconocer que su hermano le superaba en sobremanera.

El silencio que en el momento previo a la presentación reinaba en el comedor era indescriptible. Entonces sin hacerse esperar más empezó a hablar.