Jamás quise lastimarte

Me fui a paso firme, dejando a un traidor, dejando solo a su conciencia como su propio asesino.

La conciencia sería más fuerte y finalmente lo llevaría a la ruina, se ahogaría en su misma mentira, en su misma traición.

Cerré la puerta de golpe, justo en la cara de Potter.

Ya han pasado tres semanas y sigo sufriendo por la misma traición, por el mismo dolor en el pecho, por eso que se llama amar...

A veces pienso que...

Estoy hundida en un mundo de traiciones. Ahogada en mí propio sufrimiento, perdida en un laberinto de pasiones.

Con un corazón roto, ya sólo soy una mujer... ni siquiera eso, yo soy lo que quedo de una persona destruida por la traición y por el engaño, una persona sin sueños, sin ganas, ni esperanzas para vivir.

Todo por un hombre, que creo un engaño, una mentira, a la cual yo caí y entre en un abismo sin salida, algo sin fin, donde él jamás dejó de jugar con mí corazón, siguió haciéndolo hasta el final, hasta que simplemente deje que se ahogara en su propia mentira sin fin.

En una apuesta que fue más allá de todo frontera, de todo paraíso...

Las cosas no fueron así...

Cuando entre en Aula de Transformaciones, había unas rosas rojas, donde solía sentarme... las corrí y me senté.

Al terminar la clase, me pare y tome mis cosas...

-Señorita Evans

-¿Sí?

-¿Le ocurre algo?

-No, nada... estoy muy bien, gracias por preguntar

Seguí caminando, pero nuevamente me llamaron...

-Señorita Evans olvida esas rosas

La Profesora de Transformaciones me sonreía. Tome las rosas y me di cuenta que tenían una tarjeta con mí nombre.

-Para usted

-¿Para mí?

-Así es

Cuando por fin, salí del aula de clases, alguien me toco el hombre por un momento, pense que era Potter, pero... no.

Nuevamente la Profesora me sonreía.

-Creo que las rosas están hechizadas, para que sigan a la dueña

Me sonroje levemente.

Luego apunte a las rosas con mí varita y estas cayeron al suelo destruyéndose.

-Lo siento, por lo menos ya no están hechizadas... un gusto Profesora, adiós...

Mientras caminaba a la sala común, abrí la tarjeta.

Lo siento mucho, jamás quise que las cosas fueran así...

James Potter

Apenas termine de leerla, la rompí y la vote al suelo. Por un momento pense que alguien me observaba... tal vez era Potter o tal vez no.

Aunque yo era tímida él me había conquistado, me hizo volar por los aires, por su amor, pero después me dejo caer y dolió más que nada.

Ya no volaba, sólo caía.

Yo sólo soñaba con verte, me escondía de ti, esperando que aún así me vieras, me notarás, como nadie lo había hecho.

Tú mirada valía más que nada, tú sonrisa me hacía soñar y correr de todo. Siempre esperaba que me hablaras, soy una persona tímida. Y eso tú también lo sabes... me sacaste al mundo y me enseñaste lo que era vivir...

¡Para sólo después engañarme! Para ahogarme en el dolor... para sufrir...

No entendía para que seguía pensando en eso, si solo me hacía sufrir.

Después de una semana más, llegue a una conclusión y una muy sabía, era la mejor de todas. Llevaba varios días pensando en ello, hasta que un día me dormí y desperté con una idea brillante...

Unas pequeñas palabras sonaban en mí cabeza...

"Como conclusión de aquel engaño, sólo sé una cosa y es de la que estoy muy segura... ¡El amor no existe!

El amor de una persona a otra, simplemente no existe. Sólo existe para que las personas sufran y mueran en el intento de encontrar aquella persona amada... la cual no existe y sí esta en este mundo... lo único que hacemos es sufrir por ella.

¿Y por qué?

Porque el hombre ideal es imposible, no existe.

Siempre habrá cosas que separen e impidan ese amor... nunca encontrare, ni nadie, encontrara el amor ideal... como digo, no existe y sí esta... sólo sufriremos por él... "

Alguien me despertó de mis pensamientos, era Black, el creador de toda esta estúpida idea, el creador, la mente de la traición.

-Quiero que me escuches...

No dije nada...

-James te quiere mucho... y toda esa cosa de la apuesta la invente 'yo'... además él ya te quería para ese entonces... él jamás me escucho, nunca tomo la apuesta, pero yo siempre le decía que no le costaba nada hacerlo... él la había olvidado... tú no escuchaste toda la conversación y...

-¡Tienes toda la razón!

Me marche... ahora ni en la sala común podía estar tranquila.

Y él creía que yo me iba a tragar esa idea.

Aunque allá estado esa apuesta entre nosotros, o no... aún así lo quiero, jamás he podido olvidarlo, siempre esta en mí mente... en los recuerdos.

Por todo el daño que me causo, tengo que perdonarlo... él siempre está presente, él sabe todo de mí, me conoce más que nadie, me conoce demasiado...

Soy una idiota, que ama al hombre que la engaño y la entero viva.

Aquí esta el onceavo y penúltimo capítulo...

Sólo falta uno por bajar... sé que este esta corto, pero ya no queda casi nada del fic.

Espero que les guste... y dejen reviews ^^

Besos,

J.N.H