Anna stared at her bedroom's ceiling as the sun rose out of her windowOkay,

gente. Aquí esta. El segundo capitulo. 25 hojas de Word. Agh @_@ quien va a leer

esto!?



- Bratty



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El Lado Oscuro de La Luna



Por: Bratty

Corregido por: Cali-chan



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Capitulo 2: Promesa.



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Anna miraba al techo de su habitación mientras el sol se levantaba fura de su

ventana. "Hora de levantarme y despertar a Yoh," le ordeno su mente de modo

automático. Ella no obedeció. Ya no tenía por que hacerlo.



Se sentó en su futon y le busco con su aura. Allí estaba él, ya levantado, en la

cocina. Ella suspiró.



Mientras se vestía, pensó en lo mucho que Yoh había cambiado. Había sucedido tan

rápidamente, que no había sabido como reaccionar en un principio. Ahora solo

estaba preocupada.



El primer día había sido una completa sorpresa, cuando como siempre, su primera

parada fue la habitación de Yoh, para despertarle. Él no había estado allí.

Confundida, ella sintió alrededor de la casa con su aura, y al igual que minutos

antes, lo había encontrado en la cocina.



Ella había bajado para confirmar esto, aun en su ropa de cama, y le encontró

cocinando desayuno para ambos, cuando usualmente comían las sobras de la cena.



Ese día había sido sorpresivo, no solo durante la mañana, pero también durante

el las clases, cuando por primera vez, él se había mantenido despierto durante

todo el periodo de clases. Y no solo eso, sino que se había ofrecido a responder

las preguntas del profesor, y fue felicitado por todos por el gran trabajo que

hizo con la tarea y con el trabajo escolar de todo ese día.



Ese primer día, ella tenia que admitir, había estado complacida. Había sido un

buen cambio, el verle mostrar mas responsabilidad de la que le creía capaz. Pero

mientras pasaba la semana, ella encontró la razón del cambio.



Se levantaba tan temprano porque no podía dormir de noche. Hacia su tarea y

estudiaba, para distraerse. Permanecía despierto en la escuela, porque temía

dormir. No. Temía lo que pudiese suceder si dormía.



Lentamente, ella le había visto envejecer con preocupaciones. No era una visión

agradable, además de ser mas preocupante de lo que ella quería admitir.



Ella se ajusto el corbatín y evaluó su apariencia en el espejo. Estaba lista

para otro día de preocupación silenciosa.



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La casa estaba en silencio mientras ella bajaba las escaleras, e iba a la

cocina.



"Buenos días," saludo ella a Yoh mientras se sentaba a la mesa.



Él no la miró. "Buenos días, Anna."



De todas las personas, ella era la única a quien él no trataba de engañar con

una falsa sonrisa. No tenia uso, porque ella ya sabia que algo estaba mal, y

solo le molestaría que el tratase de esconderlo.



También era el modo de él de decir "gracias" por todo lo que ella había hecho

por él. Porque, desde que todo había empezado, hasta la noche anterior, ella no

había hecho pregunta alguna. Ella le había dejado ser, con la promesa silenciosa

de que – llegado el momento – él le diría todo. Mientras tanto, ella solo

observaba, apoyándole y ayudándole a mantener la cordura al quedarse a su lado

todo el día.



Eso también era algo por lo que él estaba agradecido, porque sin ella estando

allí para él todo el tiempo, probablemente hubiese enloquecido hace ya días.

Pero su apoyo silencioso había sido en lo que él se había apoyado para aferrarse

a la realidad.



"Espero que tengas hambre, porque hice mucha comida," le dijo él, aun ocupado

con el horno.



"Esta bien. Si sobra algo, siempre puedes invitar a tus amigos. Se comerán toda

la casa, si les damos la oportunidad.." en un modo, ella le pedía que los

trajera a casa. Para acabar con el silencio, ella no añadió.



Y como todas las otras veces que lo había sugerido, el rostro de Yoh

ensombreció. "No creo que sea muy buena idea el invitar a los chicos."



Ella se dejo poner cara de dolor ante esas palabras, no porque le hirieran al

negar su petición, pero porque mostraban lo mucho que él extrañaba los días en

que no tenia que preocuparse por la seguridad de ninguno de ellos. Ahora, él

tenia que cargar con ese peso, que lentamente le destruía de adentro hacia

afuera.



Yoh aun estaba ocupado con el horno cuando sintió que ella descansaba su frente

contra su espalda.



"¿Anna?" Preguntó él, confundido.



"Prométeme," dijo ella. Su tono era cansado, y también, lleno de aquel deseo de

volver a aquellos días. "Prométeme, Yoh, que no importa lo que suceda, siempre

sonreirás."



Aun confundido y preocupado, él le miro por encima de su hombro, "¿Anna?

¿Que--?"



"Prométemelo," Pidió ella otra vez, esta vez con un tono rogante y desesperado.

"Por favor, Yoh… promételo..."



él la miro una vez mas, y su mirada se hizo suave. Ella también sufría, y por

él, n mas ni menos.



Él se dio vuelta, y la abrazo gentilmente, descansando su cabeza en la curva de

su cuello.



"Lo prometo."



Una promesa tonta, porque mientras ella permaneciera a su lado, él siempre

encontraría una razón para sonreír.



Ella le abrazo de vuelta, y se dejaron descansar en la compañía mutua.



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Afuera, dos figuras observaban. Una de ellas era corta de tamaño, la otra estaba

sentada. había estado observando todo lo que sucedía, y su diversión era obvia.



"¿Señor Hao?" Pregunto Opacho. "¿Cuanto mas será?"



Él sonrió. "¿Te estas cansando del espectáculo?"



Opacho sacudió la cabeza, "No, pero él," señaló hacia la casa, "Ha prometido."



La sonrisa en el rostro de Hao aumentó. "Lo se."



"¿...Señor Hao?" Preguntó otra vez, no entendiendo las palabras de su maestro.



"Por favor, retírate," Dijo Hao, mas como una orden, "me gustaría estar solo por

un rato." Opacho asintió y desapareció.



Hao se permitió otro momento de contemplación de los dos en la cocina, aun

abrazándose, como si la sola cercanía del otro pudiese acabar con todos sus

problemas. Solo empeoraban las cosas, considerando lo que iba a suceder.



Expresión afilada, los ojos de Ho brillaron amenazantes. "Dime, Yoh, ahora que

has prometido.... ¿Serás capaz de cumplir tu palabra?" Sus palabras eran

quietas, pero el peligro era palpable.



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Dentro de la casa, el abrazo de Yoh se hizo mas fuerte.



"Yoh?" Preguntó ella, notando un ligero temblor en él.



"Shh…" pidió él, ojos cerrados con fuerza, sus manos jamás queriendo dejarla.

"Solo permanezcamos así por un rato."



Anna, también, le abrazó con mas fuerza.



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La campana anunciaba el final del periodo escolar. Yoh suspiró, y estiro los

brazos sobre su cabeza.



"¡Yoh!" No tuvo que voltearse para saber quien era. sonrió.



"Hey, Manta." Saludo con ligereza.



Manta también le sonrió. "Wow Yoh, ¡Hoy estuviste fenomenal! ¿respondiste todas

las preguntas que te hizo el profesor!" Parecía brillar de la emoción. "¡No solo

eso, sino que además lograste permanecer despierto en clase durante toda la

semana!"



Yoh sonrió otra vez, esta vez con un poco mas de sentimiento. Era agradable

saber que había gente como Manta en el mundo. Gente pura, y siempre alegres.



Manta frunció el ceño. "Yoh… te ves cansado" le dio una sonrisa juguetona. "Anna

te ha estado dando su entrenamiento infernal, ¿verdad?"



Parpadeando, Yoh preguntó, "¿Huh? ¿Por qué dices eso?"



"Vamos, Yoh... apenas si te he visto durante toda la semana. Y cuando lo hago,

siempre estas con ella. Ago esta sucediendo con ustedes dos, ¿verdad?" Le dio

una mirada picara. "¿Así que finalmente están pasando algo de tiempo de calidad

como pareja? HoroHoro se pondrá celoso."



Yoh parpadeo otra vez, y por primera vez en días, rió con autentica alegría. "Él

tiene para pensar en Tamao, ¿recuerdas?" Manta rió también.



Encontrar una razón para reír así se sentía tan bien… extrañaba ese sentimiento.

La mirada en sus ojos tuvo que mostrar lo que sentía, dado que la expresión

fácil de Manta se suavizo con simpatía.



Tuvo una idea, "Hey, Yoh, ¿Puedo pasar por u casa esta noche? ¡Puedo invitar a

los demás!" Dijo emocionado, "¡Podemos tener una fiesta, para celebrar el fin de

semana!"



Yoh le miro con un poco de confusión, "¿Una fiesta?"



Manta asintió, "¡Si!"



Pensando en ello, Yoh le dio una sonrisa alegre, "¿Por que no?"



Manta brillo de la emoción. "¡Genial! ¡entonces, sera esta noche!" Se volteo

hacia su escritorio, "¡Oh, y dile a Anna que yo comprare toda la comida!" Dijo

el, mirándole sobre el hombro.



Yoh le despidió con la mano, y miro hacia la puerta. Como lo esperaba, allí

estaba Anna, con la espalda recostada contra la pared, esperándole.



Él sonrió ante la visión, y recogió su mochila. Una vez en la puerta, hicieron

el camino a casa silenciosamente.



El camino de tierra estaba silencioso, el viento siendo su única compañía.



"¿Fue eso algo inteligente que hacer?" Preguntó ella quietamente, Mirada baja.



Yoh parpadeo, "¿Que?"



"La fiesta," respondió ella con paciencia.



Él le sonrió con ligereza, "Oh, eso." Y levantando la mirada al cielo, "¿Por que

no? Ha pasado mucho desde que estuvimos todos juntos, después de todo."



Él no le estaba respondiendo. "Yoh, sabes que eso no es a lo que yo--" Él la

interrumpió al tomarle de la mano.



"Esta noche," dijo el quietamente, "Solo por esta noche, quiero tener una razón

para sonreír."



Ella le miro con un poco de sorpresa. Por la ultima semana se había hecho tan

natural para ellos el tener tanto contacto físico, que eso ya no la sorprendía.

Era solo otra forma de seguridad en su actual situación.



Lo que le sorprendió fue su tono de voz, cuando miro al cielo y luego a ella,

"Mientras hayan tiempos felices, quiero seguir sonriendo."



Ella le miro por otro momento, y sonrió. Una sonrisa verdadera, que estaba

reservada solo para él. Su mano en la de él se apretó, y el resto del camino a

casa fue en silencio.



+++



Por primera vez en días, la casa se sentía viva.



Esa cálida noche, todos estaban allí. Manta y Ryu fueron los primeros en llegar

– como siempre, para ayudar a Tamao con la comida. Poco después, Pilika y

HoroHoro se hicieron presentes. El caos inició cuando los Tao llegaron. Todo en

todo, era maravilloso.



En la sala, otra pelea empezaba. Esta vez por el ultimo emparedado en la

bandeja.



Dos manos trataron de tomarlo, haciendo que los dueños de ambas manos se miraran

feamente.



"Ryu," HoroHoro siseo, "Ya comiste ocho emparedados. ¡Este es mío!" Y trató de

tomarlo, solo para que Ryu se lo pusiera fuera de alcance con sus largos brazos.



"¡Oh no!" Ryu gruño, asegurándose de que el emparedado estuviese fuera de

alcance, "Quizá yo haya comido ocho emparedados, ¡Pero estoy seguro de que tu

comiste por lo menos trece!"



"¡No lo hice!"



"¡Si lo hiciste!"



"¡No lo hice!"



"¡Si lo hiciste!"



"¡Cállense los dos!" ladró Ren.



HoroHoro le saco la lengua, "¡Vete al Diablo, Chino!"



"¡Hasta aquí!" y Ren se lanzo a la pelea, que ahora consistía en Ryu con los

brazos elevados, manteniendo el emparedado fuera del alcance de HoroHoro,

mientras dicho Ainu estaba ocupado no solo tratando de tomar el emparedado, sino

evitando la lanza de Ren también.



Anna tranquilamente camino hacia ellos, y tomó el emparedado de las manos de

Ryu. La pelea se detuvo, y los chicos observaron como ella mascaba

tranquilamente el alimento.



Ojos como platos, HoroHoro tartamudeo, "Pero…pero…"



Ella le dio una Mirada fría, "¿Hay algo que quieras decir?"



Bajando la cabeza, derrotado, HoroHoro murmuró, "No, señora…"



"Bien."



La puerta fue abierta por una alegre Tamao, "¡Chicos!" Dijo ella alegre, "¡Tengo

mas emparedados!"



Los tres chicos se lanzaron a por ellos inmediatamente. Tamao considero por un

momento el tratar de detener la pelea, pero Manta sacudió la cabeza, diciéndole

que era mejor no hacerlo. Así que ella solo suspiro, y se sentó junto a los

demás.



Jun le sonrió, "Trabajas duro. ¿Cómo puedes hacer tantos emparedados tan

rápidamente?"



Tamao se sonrojo, "Oh, no es nada... La señorita Anna me dijo que mantuviese

ocupados a Conchi y Ponchi, así que les hice hacer los emparedados."

Repentinamente, todos los que la escuchaban se veían un poco verdes. Ella

sacudió la cabeza con vehemencia, "¡Oh no, no! ¡No se preocupen! ¡No le han

hecho nada a los emparedados, lo juro! ¡La señorita Anna se encargo de ello!"



Suspiros aliviados se escucharon en la habitación. Manta sonrió, y notó algo.

"Anna se ha comportado terriblemente amable… a su modo, digo." Añadió.



Tamao tomo un emparedado de otra bandeja, "¿Tu crees?"



Asintiendo, Jun también hablo, "Ahora que lo mencionas, no ha regañado a nadie

en toda la noche."



Tamao miro alrededor, "Por cierto, ¿Donde esta?"



"Yoh tampoco esta," notó Manta.



"Están afuera," Dijo Lee Pyron desde atrás de Jun. Ella le dio una sonrisa

agradecida, y miro a donde él había señalado.



Afuera, en el porche, estaban Yoh y Anna, sentados quietamente el uno junto al

otro. De algún modo, habían logrado sacar una bandeja de emparedados y un par de

bebidas frías. Ella descansaba su cabeza en el hombro de Yoh.



Manta parecía confundido, "¿Que hacen allí afuera? ¡Hey, Y--!" Empezó a llamar,

solo para ser silenciado por la mano de Lee Pyron sobre su boca. Manta vio como

le sonreía. "Creo que la señorita Anna y el joven Yoh no desean ser molestados

por ahora."



La sonrisa en el rostro de Jun, y el ligero sonrojo sobre las mejillas de Tamao

eran suficiente explicación. Manta asintió, le dio otra Mirada a su amigo, y

sonrió.



+++



La noche era cálida, y una ligera brisa soplaba contra los rostros de Yoh y

Anna.



Aun así, no podían disfrutarlo.



"Aun esta allí afuera," Respiró Yoh en la noche, y Anna cerro los ojos,

inhalando la esencia del aire, tintada con la esencia de Yoh, debido a la

cercanía entre los dos.



Y mientras en estos días pasados, tal cercanía hubiese hecho desaparecer

cualquier mal presentimiento, esta noche eso simplemente no estaba sucediendo.

Aun con la fiesta, los amigos, y la alegría general en la casa, el mal

presentimiento no les dejaba en paz. Él, por su inevitable unión hacia el

problema. Ella, por su habilidad de notar demasiado.



Él suspiro otra vez, escuchando los sonidos de la fiesta. Sus amigos estaban

allí, riendo y jugando. Un recordatorio de lo que quería proteger mas.



Pero, ¿Sería él capaz de protegerlos, ante un poder tal como el que les

amenazaba al momento? Un poder tan grande que el solo sentirlo era sofocante.

¿Sería él capaz de luchar contra tal poder, cuando llegase el momento?



Él sintió dedos largos juntarse con los suyos. "Estas preocupado." Dijo ella en

un tono inusualmente suave. Yoh parpadeó, y miro sus manos juntas. Suspiró, "E

solo que ya no estoy seguro de mi mismo."



Anna hizo un sonido de entendimiento, "Si ayuda: yo tampoco estoy segura de

nada." Dijo ella, mirando el jardín, "Pero aun confío en ti, y en tus palabras."



Sin darse cuenta, Yoh sonrió, recordando su promesa. Apretó la mano de ella,

"Gracias, Anna."



"Solo recuerda," Dijo ella con tono dormilón, "Que mientras te mantengas

verdadero a ti mismo, todo estará bien."



Yoh sonrió, recordando varias veces cuando él mismo había dicho tales palabras.

¿quién hubiese creído que esas mismas palabras les serian dichas a él con la

intención de alegrarle, por nadie mas que Anna? La vida era algo

maravillosamente extraño, meditó él, mientras dejaba descansar su cabeza en el

cabello de Anna, e inhalaba profundamente, sintiendo el coraje y determinación

creciendo nuevamente – aun si lentamente – en su pecho. "No importa que suceda,"

murmuró él, para ella, "Todo estará bien."



La calma de la noche fue rota por una repentina explosión, señalando que el

momento había llegado.



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La explosión en el patio hizo volar parte de la casa, levantando una densa nube

de escombros que cubrió el lugar.



Después del choque de la explosión, Ryu, Ren y HoroHoro se había apresurado

afuera para averiguar que sucedía; les fue ordenado a los demás el quedarse

dentro de la casa, en caso de ser un ataque.



"¿¡Yoh!?" HoroHoro llamó, cubriéndose la boca para no respirar la tierra de los

escombros. Tosía, pero logro ver algo de movimiento, cerca. "¿¡Yoh!?" llamó otra

vez, y la sombra se movió aun mas.



Los tres chicos se apresuraron a ver la sombra en el suelo, y encontraron a Yoh

levantándose. Durante el momento de la explosión, había logrado cubrir a Anna

con su cuerpo, protegiéndola de alguna cualquier ataque, pero recibiendo él una

profunda herida en su brazo izquierdo. "Chicos…" Dijo él, y tan pronto Anna

estuvo libre para moverse, empezó a tratarle la herida.



"Don Yoh, ¿Esta usted bien?" Preguntó Ryu, arrodillándose para ayudar también.

Yoh se permitió ser ayudado, colocando un brazo alrededor de los hombros de

Anna, para apoyarse. Gruño, y levanto la mirada fríamente "…Hao…"



Todos menos Anna parecían sorprendidos ante sus palabras. Una risa fue escuchada

por encima de ellos. "Vaya, vaya, parece que me han encontrado …"



Una brisa no-natural soplo, y la nube de escombros fue limpiada, revelando la

destrucción de la casa. Yoh, sin embargo, aun miraba fríamente a Hao, que estaba

sentado en la rama del viejo árbol en el patio, mirándoles con una sonrisa

alegre. "¡Hola, hermanito!"



"¡HAO!" Vocifero HoroHoro, con su posesión de objetos hecha en un momento,

"¿¡QUE RAYOS HACES AQUI!?"



"¡Baja y enfréntanos, cobarde!" Gruño Ren, apuntándole con su lanza. Hao les

ignoró, su atención completa en su hermano. "Vaya. Esa en una herida grande.

Mejor encárgate de ella pronto …"



"Ya basta de juegos, Hao," Dijo Yoh fríamente, de pie frente a Anna, "Finalmente

muestras tu cara, después de hacer de mi vida un infierno por esta ultima

semana. ¿Qué asuntos tienes aquí?"



Ignorando los rostros de sorpresa de los demás, ante las palabras de Yoh, la

sonrisa de Hao no cambio en lo mas mínimo, "Directo a los negocios, ¿Eh,

hermanito? Debes estar realmente cansado de todo esto." Yoh no respondió. Hao

suspiró. "Vaya, que aburrido… pero esta bien. Yo también quiero que todo esto se

termine pronto."



Todos se tensaron cuando Hao bajo de un salto de la rama en donde había estado

sentado. Yoh sudó, notando que no tenia su espada consigo. "Anna," le suspiró a

ella, que aun estaba detrás de él, con su rosario firme en sus manos. Ella

asintió, sabiendo lo que tenia que hacer. Ella se volteo y se apresuro dentro de

la casa, deteniéndose par darle una ultima mirada a Hao.



Él la seguía con la mirada. Una sonrisa predadora en el rostro. Ella le miro

fríamente, y continuo su camino.



Un gruñido atrajo la atención de Hao, haciéndole mirar a su furioso gemelo. Yoh

le había atrapado mirando a Anna, y no parecía complacido. Hao le sonrió

alegremente. "¿Te sientes protector? Deberías. Es hermosa."



Yoh hizo un puño con la mano. "¿Que asunto tienes aquí, Hao?"



"No estoy aquí por una pelea, Yoh," Hao empezó a caminar hacia el con paso

lento, sin prestarle atención a las miradas amenazantes de los amigos de Yoh. Su

mirada era profunda, mientras veía a los ojos a su gemelo, sonriendo, "Hoy estoy

aquí para pedirte algo… una petición, que – te aseguro – nos beneficiara tanto a

ti como a mi."



Yoh sabia que lo que fuese a pedir Hao, fuese lo que fuese, no podía ser bueno.

Pero su actual posición no le daba muchas opciones – estaba lastimado, y rodeado

de inocentes que podían salir lastimados si Hao así lo quería. Así que,

tragando, decidió que por el momento lo mejor era escuchar. Asintió, "¿Que es lo

que quieres, Hao?"



La sonrisa de Hao creció, y las palabras que nade esperaba escuchar salieron de

su boca, "Lo que quiero, hermano, es que renuncies al torneo de Shamanes."



+++



Dentro de la casa, los pasos de Anna se podían escuchar mientras se apresuraba a

la habitación de Yoh. Deslizo la puerta abierta con rapidez, y vio la espada al

otro lado de la habitación, contra la pared, aun en su funda de cuero. Se

arrodillo frente a ella, y, sosteniendo su rosario, ofreció un rápido rezo a

todos los dioses de protección. Siendo Hao el enemigo que estaba por enfrentar,

ninguna precaución era demasiada.



"No dejen que ningún daño caiga en el o en aquellos cercanos a él." Terminó ella

en voz alta, abriendo los ojos y tomando la espada.



"¿Señorita Anna?"



Anna se volteo a ver a Tamao, asomándose tímidamente por la puerta. Parecía

apunto de estallar en lagrimas. "Tamao…" dijo ella suavemente, y repentinamente,

se encontró abrazada por la chica.



"¡Señorita Anna! ¿Que haremos? El joven Yoh… él…"



Anna le froto la espalda para calmarla, "Cálmate, Tamao… Yoh estará bien. ¿Acaso

no es siempre así?" Dijo ella en tono calmante. Tamao olisqueo y se froto los

ojos antes de que ninguna lagrima saliera. Anna le dio una pequeña sonrisa, y

recordó algo. "Tamao, ¿Dónde están los demás?"



Olisqueando otra vez, Tamao se sentó frente a Anna, con el rostro un poco rojo.

"La señorita Jun, la señorita Pilika y el Joven Manta aun están la sala… no

sabíamos que hacer, así que---!"



"Tamao, escúchame," Interrumpió Anna, mirándole a los ojos, "Quiero que vayas

con todos, y se vayan lo mas lejos posible de la casa, ¿entiendes?"



La joven parecía sorprendida, "¿I-irnos? Pero, señorita Anna…"



"Tamao," Dijo Anna con firmeza, "Se que quieres ayudar a Yoh, y eso también

quieren los demás, pero lo mejor que puedes hacer para ayudar es llevando a los

demás lo mas lejos posible de aquí, para que no tenga que preocuparse por

ustedes."



Tamao sabia que Anna estaba en lo correcto, así que se volvió a secar los ojos,

y puso rostro decidido, "Tiene razón, señorita Anna!" se levanto, "¡Y-yo haré lo

que dice! ¡No podemos quedarnos aquí, y preocupar al joven Yoh!"



"Bien," Dijo Anna, poniéndose de pie, y abrazando la espada contra su pecho,

"Confío en ti." Le dijo, y Tamao asintió, corriendo a buscar a los demás.



Anna se permitió a si misma una sonrisa orgullosa, sabiendo que ahora que la

confianza de Tamao había aumentado de algún modo, debido al tiempo que había

pasado con ellos, era Buena señal – si Tamao aprendía a confiar en si misma,

podía ser una poderosa aliada contra cualquier enemigo.



Pero este no era el momento para tales pensamientos. Inmediatamente se apresuro

al patio, y al escuchar las distorsionadas voces a solo pasos de ella, supo que

aun estaba a tiempo.



Fue cuando se acercó lo suficiente, que lo escucho decirlo.



"Lo que quiero, hermano, es que renuncies al torneo de Shamanes."



Anna frunció el ceño, y camino silenciosamente junto a Yoh. Él tomo la espada y

le suspiró, "¿Los demás?"



"Idos."



"Bien. Tu también, permanece atrás. No confío en él." Anna asintió, sabiendo que

no era bueno discutir, dada la situación. Rosario en las manos, estaba lista

para lo que fuera a suceder.



Hao seguía sonriendo. "En realidad, no hay por que preocuparse. Como dije antes,

no estoy aquí para una pelea." Su tono era casi alegre. "¿Entonces, cual es tu

respuesta?"



Yoh no dudó, "No se cual es la verdadera razón de tu presencia aquí, Hao, pero

de todos modos te responderé. No. esa es mi respuesta." Sacó a Harusame de su

funda, la hoja brillando bajo la luz de la luna. "He trabajado demasiado duro

por este torneo. Nadie me hará renunciar. En especial tú."



"¡Allí tienes!" Gritó HoroHoro con orgullo, "¡JA! ¿Creíste que tu entrada

espectacular haría renunciar a Yoh? ¡Piensa otra vez!" Rió él. Hao le ignoró,

Mirada aun fija en Yoh, a quien el corazón le latía nervioso, sintiendo que, de

algún modo, sus palabras habían complacido a su hermano.



Cuando Hao hablo, su tono hizo nada para calmar a Yoh, ni mucho menos el

repentino aire peligroso que pareció llenar la casa completa. "Admito haber

esperado esa respuesta. Una lastima, realmente." Sus ojos se posaron en Anna,

que le dio una mirada helada. Hao le sonrió, y cerro los ojos, "Aun así, es de

vital importancia que aceptes mi pedido, así que me temo que tender que

insistir."



"Nada que digas o hagas me hará cambiar mi decisión." Forzó Yoh, el sentimiento

de peligro crepitando por su espalda. Algo estaba mal, pero no se podía permitir

el mostrar nerviosismo ante su hermano.



Hao dejo salir una risita, "eres firme en tu decisión, puedo ver. Estoy

orgulloso de ti. Tal persistencia es una cualidad necesaria en todo luchador."

Sus ojos se entrecerraron, su sonrisa creciendo, "Pero, yo también debo insistir

con mi petición." Él se volteo, y empezó a caminar en dirección al mismo árbol

sobre el que apareció en u principio. "De verdad no quería que esto terminara en

una pelea, pero dado que pareces necesitar algo de persuasión …. ¡Chicas!"



Y con un repentino brillo, el Hanagumi apareció frente a el, mirando a Yoh y a

sus amigos.



Kanna se sacó el cigarro de la boca, "¿Llamó usted, señor?"



"Si," respondió Hao con una sonrisa, "Yoh parece necesitar algo de

convencimiento de nuestra parte. Por favor, ocúpense de eso."



Kanna sonrió, sus ojos brillando, "Con gusto."



Hao asintió, y le paso al lado. "No la toques." Le murmuró a Kanna, mientras

pasaba a su lado. Ella mantuvo los ojos fijos frente a ella, y asnito, dándole

una mirada fría a Anna.



"Mari, Matti, prepárense." Ordenó ella, y las chicas obedecieron, posesiones

listas. "Matti, toma al de cabello azul. Mari, el de la lanza." En un segundo,

ambas chicas estaban frente a sus objetivos asignados. Kanna sonrió, "Yo tomare

al hermano del señor Hao …"



"No lo creo," Dijo Ryu, dando un paso adelante, "¡Hice una promesa de no dejar

nunca a nadie tocar a Don Yoh, y Bokutou no Ryu siempre cumple su palabra!" se

preparó para hacer su posesión, cuando la mano de Yoh sobre su arma le detuvo.



"No, Ryu." Dijo él, mirándole con expresión seria. "Por favor, retírate."



Ryu le miro en shock, "Pero, Don Yoh…"



Dándole una pequeña sonrisa, Yoh empezó, "Tamao, Manta y los demás están

alejándose de aquí. Aun así, no les podemos dejar solos. Por favor ve con ellos

y protégelos – confío en ti." Le dijo con sinceridad, y Ryu asintió, feliz de

recibir tal encargo de a quien el admiraba.



¡Si! ¡No le decepcionare, Don Yoh!" Y picándole el ojo, se alejó. Yoh volvió a

mirar a Kanna, preparando su posesión. "Prepárate a pelear."



Kanna sonrió, y se saco el cigarro de la boca para luego lanzarlo al aire. La

nube de humo se hizo densa, escondiendo todo durante un segundo. "¡Niño estúpido

– Yo siempre estoy lista! ¡ASHCROFT!" Y el caballero de humo apareció detrás de

ella, lanza preparada.



Anna dio un paso adelante, "Yoh, tu brazo…"



"Esta bien, Anna." Dijo Yoh, sin mirarle, "Solo quédate atrás…" levantó a

Harusame frente a él. "¡Amidamaru, posee a Harusame!"



La pelea había iniciado.



"Koloro!" Fue todo lo que HoroHoro tuvo que decir para que espíritu entendiese,

inmediatamente formando una barrera de nieve alrededor de HoroHoro y Matti, la

cual observaba toda la situación con interés infantil.



"¡Vaya! ¡Que interesante! ¡Me encanta la nieve!" rió ella como niña pequeña,

mientras tocaba la pared de hielo.



HoroHoro sonreía con sorna, "¡Pues que bien que te agrade, porque por el

siguiente rato veras MUCHO de ella!" posiciono su tabla frente a su mismo,

preparado para cualquier ataque que pudiese preparar Matti.



Ella solo le sonrió coqueta, "¡Ahh, ya entiendo! Haces una barrera para no solo

limitar mis ataques, pero asegurarte de no interrumpir las peleas de tus amigos,

¿no?" dijo con un tono de diversión, "¡Muy inteligente!"



"¡Gracias! Pero me temo que este no es el momento para recibir halagos."

Contesto HoroHoro.



La Mirada de Matti se torno siniestra, "En eso," tomo su escoba de paja con

ambas manos, "tienes razón." Jack, su muñeco el cual hasta ahora había colgado

de su mano, repentinamente pareció tomar vida frente a ella.



Su mirada brillaba mientras levantaba la escoba, "¡Truco o trato! ¡Ataca, Jack!"

grito mientras asestaba el golpe de impulso a su muñeco, el cual repentinamente

voló hacia HoroHoro, quien ya estaba preparado de antemano.

"¡Koloro! ¡Cuchillas de hielo!" de su tabla salieron disparadas un montón de

afilados pedazos de hielo, pero un rápido movimiento de Jack para sacar sus

cuchillas fue suficiente para evitar el ataque del Ainu.



"¿¡Que!?" Chillo HoroHoro incrédulo, cuando Jack clavo sus cuchillas en la tabla

de HoroHoro después de atravesar sin problemas su cortina de afilado hielo.



Matti reía alegre, "¿Que acaso Jack no es maravilloso? ¡Adelante, Jackie, acaba

con su tabla!" animaba ella, mientras que su muñeco obedecía, clavando sus

cuchillas con insistencia en la tabla de HoroHoro.



"¡No—le--- veo--- la---GRACIA!" HoroHoro bufo hasta que logro librarse del

infernal muñeco con un brusco movimiento. Jack aterrizo de pie un poco mas

adelante, cuchillas listas para atacar.



Un examen rápido a su tabla le indico a HoroHoro que los daños no eran mayores,

pero aun así, otro ataque así podría romper la tabla, "Rayos..." maldijo él, y

Matti solo rió.



"Oh, vamos, no me digas que eso es lo mejor que tienes!" Dijo Matti con un falso

puchero, "¡Que aburrido! ¿Con solo romper tu tabla se acaba la diversión?"



"¡No he acabado!" Grito HoroHoro indignado al ser tratado así por la chica

burlona. Ella solo siguió con su puchero.



"¡No te creo! ¡Solo rasguñamos un poco tu tabla y ya estas maldiciendo!"



"¡Pues en ese caso, te lo demostraremos! Ataque de cuchillas de hielo!" Gritó

nuevamente HoroHoro, atacando con una nueva cortina de afilado hielo que, aunque

dirigida directamente a Matti, de algún modo no parecía nunca dar en el blanco.



Ella le miró complacida, "¡Así me gusta mas! ¡Jack!" esta vez no necesitó

impulsar a su respectivo espíritu, que con la mera orden obedeció, cortando en

un parpadeo todo el hielo que salía de la tabla, en pedazos inofensivos.

HoroHoro insistió con su ataque, poniendo mas y mas de su poder en el.

"¡Maldición! ¡Mas poder!" la tormenta de hielo aumentó en potencia, añadiendo

una fuerte corriente de viento que para alegría del Ainu, tuvo efecto en contra

de la chica, que se vio obligada a esforzarse por mantener su lugar.



Matti se tuvo que llevar un brazo a la cara para evitar que la nieve le diera en

el rostro, "¡Jack!" llamo ella, "¡Hélice cortante!"



El muñeco repentinamente detuvo su defensa contra el hielo, y tomando ambas

cuchillas, las junto por la agarradera, para luego moverlas cual batuta haciendo

una efectiva hélice que, por su velocidad, hacia de gran escudo contra la

tormenta de nieve y hielo, deteniendo el fuerte viento y cortando todo lo que le

tocaba.



Pero HoroHoro sabia que tenia la posición ventajosa al estar atacando, y Matti

limitándose a defenderse. Esta era su oportunidad. "¡Koloro, podemos con esto!

¡Mas poder!" nuevamente la potencia del ataque se intensifico por diez, y aunque

la hélice cortante de Matti y Jack era bastante fuerte, no pudo mantenerse por

mucho contra el poderoso ataque del Ainu.



Un chillido salió de la boca de Matti al ser arrojada hacia atrás justo dentro

de la pared de nieve.



"¡Koloro!" Llamo HoroHoro otra vez, decidido a terminar pronto esta pelea que se

hizo corta, y con una nueva ráfaga de nieve salida de su tabla, aprisiono a la

chica dentro de una masa de nieve muy compacta.



La sonrisa se hizo presente en su rostro inmediatamente, "¡Y listo! ¡Esto no fue

nada!" Bajó de su tabla, permitiendo a su alegre espíritu salir también.

Sudando, y un poco jadeante, HoroHoro le ofreció una sonrisa a su espíritu,

"¡Buen trabajo! ¡Rápido, también!"



Su espíritu asintió alegre. "No nos ha tomado mucho tiempo, tampoco." HoroHoro

rió, mas o menos aliviado. "Francamente, esperaba mayor pelea de su parte, pero

esto fue lo mejor... no morirá allí dentro, pero por lo menos la mantendrá

atrapada." Dijo, ya bajando la guardia. "¡Ahora nos toca esperar por los otros!"



Pero la confianza no es algo bueno a lo que aferrarse. HoroHoro no noto el aura

pulsante que parecía provenir de dentro de la nieve.



+++



"Vaya, tal parece que el estúpido Ainu venció a la chica de la escoba." Ren

notó, escuchando el grito proveniente del interior de la pared de hielo puesta

por HoroHoro, "Mientras, a mi me toca luchar con una chiquilla que aun juega con

muñecas. Vaya enemigos los que nos asignaron." Ren noto con desdén, dándole una

mirada fría a Mari, que estaba de pie unos metros mas adelante que él.



Ella miraba al suelo, abrazada a Chuck con una niña que no quiere ir a la cama.

"El chico del cabello puntiagudo habla mucho." Dijo ella, aparentemente hablando

con el muñeco roto.



Ren gruño, "Maravilloso. De paso, habla sola." Sin perder tiempo, apunto con su

lanza a Mari, "Esto no debe tomar tiempo."



Mari frunció el ceño. "A Mari no le agrada el chico de cabello puntiagudo."



"El sentimiento es reciproco," Ren puso los ojos en blanco, "ahora, quieres

empezar con esto de una vez?"



Silenciosamente, Mari tomo a Chuck por el cabello con una sola mano. Su

flequillo oscurecía sus ojos, escondiendo cualquier emoción. "El señor Hao le ha

ordenado a Mari que acabe con el niño de cabello puntiagudo" Y lentamente elevo

su mano derecha. Repentinamente, alrededor de Chuck, un aura rosa apareció,

haciendo que el muñeco pareciera tomar visa, repentinamente apuntando ambas

armas a Ren. "Mari no decepcionara al señor Hao." Y una ráfaga de balas salió

disparada.



Con una sonrisa complacida, Ren bloqueaba hábilmente todos los disparos, "Así

que la niña puede atacar? Así es mas entretenido. Sabes que hacer, Bason."



"¡Si, señoríto!" Respondió Bason obedientemente.



Y aunque para alguien mas la ráfaga de balas de Mari pudo haber sido algo

difícil de controlar, en definitiva no era un esfuerzo para Ren, cuya habilidad

con la lanza era excepcional. Una sonrisa superior apareció en su rostro, "Esto

es todo lo que tiene niña?"



Mari no respondió, frunciendo el ceño mas profundamente, y dando un poco mas de

su poder, aumentando así la potencia de ataque. Con nada mas otro esfuerzo, Ren

ya tenia dominada la nueva potencia de ataque de Mari.



"¿Esto es todo lo que tiene la niña? ¿En ti confía Hao para vencernos? Por

dios..." y con un repentino salto que le elevo sobre la ráfaga de balas de Mari,

Ren rió desde el aire, "¿Es que acaso Hao se burla de nosotros al ponernos estos

enemigos tan débiles? ¡Ahora le mostrare como tratar con Ren Tao! ¡BASON!"



"¡CHUCK!" Mari apenas tuvo tiempo de elevar a su muñeco que con una repentina

ráfaga potente pudo detener el ataque de Ren a instantes de golpear a Mari, la

cual se vio obligada a dar un salto atrás, por la potencia del ataque.



Ren aterrizo con facilidad donde momentos antes había estado Mari. "juego de

niños..." dijo el con una sonrisa complacida, de espaldas a Mari.



Esta, un poco abatida por el ataque, miraba con fiereza a Ren. "El chico de

cabello puntiagudo lastima a Mari." Murmuraba ella mientras levantaba a Chuck.

Un brillo de ira en sus ojos revelaba sus intenciones. "Mari no le puede

perdonar."



Ren resoplo burlón, "¿Perdonarme? ¿Cuando he querido eso?"



Mari apunto a Chuck, "¡Mari no te perdonara! ¡Chuck, ataque mortal Billy The

Kid!"



Una fatal ráfaga de balas salió disparada de las armas de Chuck, pero Ren ya

estaba listo. "tan predecible..." murmuro, dándose vuelta mucho antes de que las

balas estuviesen lo suficientemente cerca para tocarle, "Y por eso, tan fácil de

vencer..." continuo, levantando su lanza. Un brillo seguro en sus ojos, al dar

la orden, "¡BASON! ¡CUCHILLA DORADA!"



Por supuesto que era riesgoso un ataque tan de cerca, pero esa era su total

intención. Mas de un balazo rozo su piel, mas ninguno entro en su carne lo

suficiente para lastimarle. Sin embargo, no sentía dolor, mientras atacaba sin

piedad a Mari, que chillo bajo la potencia de la cuchilla dorada.



No paso mucho hasta que Mari cayo inconsciente, Chuck a su lado, sin el brillo

de la posesión.



Las heridas de Ren eran varias, y aunque había tomado mas esfuerzo del que

quería mostrar, todo había salido a la perfección. "Buen trabajo, Bason"

Felicitó a su espíritu.



"¡Te tomo demasiado!" Un voz burlona dijo desde un lado. Ren bufo.



"Cállate, HoroHoro." Dijo, tratando de ignorarle. HoroHoro, desde el lugar donde

había llevado a cabo su batalla, reía desde encima de su tabla, "¡Admítelo, Ren,

solo te lucias!"

Ren ya no aguanto mucho, "¿¡Quieres callarte!?"



HoroHoro solo rió una vez mas, pero ahora mas quieto. "Pero aun no hemos

terminado..." recordó, y ambos miraron hacia donde se encontraba Yoh, frente a

su enemiga.



Yoh y Kanna estaban de pie el uno frente al otro, su concentración completa en

ellos, ignorantes de las batallas a su alrededor. Ambos en posición, pero

ninguno haciendo movimiento alguno.



"¿Y bien, joven Yoh? ¿Es que caso es demasiado caballeroso para atacar a una

dama?" Dijo ella burlona, pero Yoh no respondió.



No era momento de caer en las tentaciones del enemigo. Esta batalla era

importante, y por ninguna razón podía darse el lujo de distraerse de modo

alguno. Tenia que anticipar el movimiento de su enemigo, para así detenerle.



El brazo le molestaba. La herida mostraba ser mas profunda de lo que pensó

originalmente. Pero aun cuando trataba de esconder su incomodidad ante Kanna,

una brisa fría le hizo poner cara de dolor, algo que Kanna noto de inmediato.



"Vaya, vaya, parece que la herida le molesta ¿no, joven Yoh?" su mirada denotaba

peligro.



Yoh gruño, "Me encuentro bien" pero la palidez de su rostro hacia notar que no.



Kanna sonrió, "Yo diría que no es así... sangra mucho ¿sabe?"



Era cierto, había perdido mucha sangre. Algo que no solo le preocupaba a él,

sino a Anna que estaba detrás, observando.



Anna parecía preocupada, "Yoh..." empezó ella, pero el le corto.



"Estoy bien, en serio." Le dijo, y Anna asintió en silencio, sabiendo que era

mentira.



La conversación pareció molestar a Kanna, "Feh, ya estoy harta." Dijo,

frunciendo el ceño y mirándoles con asco, "No se que asuntos tiene el señor Hao

con ustedes dos, ni quiero saber. Solo cumpliré con sus ordenes. Así que

¡ASHCROFT!"



El ataque fue directo, y fácil de anticipar. Yoh evadió la lanza que se clavo en

la tierra, dando él un salto. "¡Amidamaru, defiendete!" grito al descender,

cortando el brazo de Ashcroft.



El brazo se disolvió en humo y re-apareció en el espíritu. Kanna no parecía en

absoluto feliz, ordenando a su espíritu que continuase atacando sin piedad.



Yoh solo se defendía, lo cual era bastante efectivo, pero cansado. Los ataques

eran fieros, y le hacían retroceder lentamente. La espada resonaba cada vez que

golpeaba la lanza de Ashcroft, y la sangre manaba poco a poco de su herida.



Ya le empezaba a doler la cabeza, y el mundo a su alrededor daba vueltas. La

espada pesaba cada minuto mas, pero tenia que mantener su poder espiritual en

ella.



Sus piernas temblaron, y la potencia de un ataque le hizo caer sentado. "¡Si!

¡Ahora, Ascroft!" Kanna vio su oportunidad, pero justo cuando la lanza estaba

por atravesarle, un rosario muy familiar atrapo la lanza.



Kanna ahogo un grito y miró a Anna, que le daba una mirada gélida, sosteniendo

el rosario, deteniendo a Ashcroft. Kanna gruño, e Yoh tomo el momento para

escapar.



Furiosa al haber perdido su oportunidad, Kanna decidió ignorar las ordenes

dadas, "Hazte humo!" ordeno, y Ashcroft escapo del rosario como agua por los

dedos. "Haz interrumpido mi pelea, niña idiota!" El ataque de Ashcroft esta vez

fue dirigido a Anna, que observo con ojos como platos como inesperadamente la

lanza se dirigía hacia ella. Pero en el ultimo instante, fuertes brazos le

agarraron por la cintura sacándola del lugar del peligro con un salto.



Anna no pudo evitar un ligero sonrojo al observar el rostro de Yoh, sucio y

lastimado, también pálido, pero fiero, sin quitarle los ojos de encima a Kanna,

listo para cualquier otro ataque.



Una vez en el suelo, el la soltó, notándose cansado y jadeante. "Yoh....

gracias..."



Yoh le ofreció la mas ligera de las sonrisas, antes de ser golpeado por la

espalda por un ataque de Ashcroft, "No te distraigas!" Gritó Kanna, mirándoles

con desprecio.



Yoh apenas si tuvo tiempo de levantarse para poder evitar el ataque siguiente,

"Amidamaru, tenemos que atacar!"



Amidamaru se manifestó desde la espada, "Pero, amo Yoh, usted no se encuentra en

condiciones—"



"Tenemos que hacerlo!" ordeno Yoh, con los dientes apretados, "Se que podeos

hacerlo, Amidamaru, confío en ti!"



Sintiendo la decisión de su amo, y sabiendo que no podía hacer nada por

remediarlo, Amidamaru asintió. No confiaba en que saliera bien, y mucho menos en

lo que sucedería con su amo si utilizaba demasiado poder. Pero tenia que

intentarlo, pondría su mejor esfuerzo en ello.



Un pulso del aura de Yoh hizo retroceder a Kanna y a su espíritu. Su pose, y el

poder que manaba de el hacían obvio el hecho de que estaba por atacar por

primera vez desde que la pelea empezó.



Sus movimientos eran lentos y precisos, como una danza mortal entre un samurai y

su espada. Una visión auténticamente maravillosa, aquella del chico y el

samurai, mientras movían el cuerpo compartido, con los ojos fieros y brillantes.



"Por fin..." Murmuro Kanna para si misma, sonriendo contenta ante la mirada

asesina del chico.



El movimiento fue tan rápido que nadie lo anticipo. Era esa velocidad

sorprendente la que le mereció el nombre al ataque. Una velocidad que solo podía

ser la de un dios. "¡CUCHILLA DE BUDA!" grito Yoh como llanto de batalla, su

espada cortando con agilidad al cuerpo de Ashcroft, quien se derrumbo en un

instante.



Kanna se quedo sin palabras ante el ataque, mas fiero de lo que ella hubiese

pensado, pero en definitiva complaciente.



Muy complaciente, decidió, al notar como Yoh caía al suelo debido al cansancio.

Su posesión de almas desapareciendo totalmente. "¡Yoh!" Llamó Anna,

apresurándose a su lado, incapaz de contener la preocupación.



Forzosamente, el se apoyo en los codos. Anna le ayudo, notando lo pálido y

exhausto que estaba. Le dirigió una mirada gélida a Kanna, que les miraba con

una sonrisa cínica. "Vete. Yoh te ha vencido. Ya no tienes nada que hacer aquí."



La sonrisa se Kanna solo aumentó en tamaño. Aumentando por igual el nerviosismo

escondido de la itako.



"Maldición..." Empezó Yoh, mirando con furia a Kanna.



Anna le miro con nerviosismo, "¿Yoh?"



"No pude..." Yoh trato de sentarse por si solo, pero el dolor era demasiado,

haciéndole necesitar el apoyo de Anna para mantenerse sentado. "No pude...

vencerle..."



Mas preocupada por el estado de Yoh que por nada mas, Anna no había sentido

espiritualmente el enfrentamiento entre él y Kanna. Y aunque a primera vista,

Yoh había sido el ganador, la verdad era otra.



El cigarro de Kanna seguía humeando, significando que la posesión continuaba. La

de Yoh, sin embargo, se había gastado con ese único y cansado ataque.



Anna palideció, "el cigarrillo..."



Una risa burlona salió de la boca de Kanna, "Creíste que la posesión de Ashcroft

era el cigarrillo que lance, verdad?" dio un pisotón, y cuando levanto el

zapato, se pudo ver el aplastado cigarro que al principio había lanzado al aire.

"Pues no." El cigarro en su boca volvió a brillar, y del humo, Ashcroft se formo

nuevamente, tan poderoso e imponente como siempre.



La risa de Kanna aumento ante la atónita mirada de Anna, "¿Que sucede, itako?

¿Es que acaso mi estrategia ha sido demasiado complicada para ti? ¡Fue una

estúpida trampa! ¡Cualquiera se hubiese dado cuenta! Pero este niño tonto estaba

demasiado preocupado con defender a su pequeña itako como para darse cuenta..."

hacia sonar la palabra "itako" como algo sucio y desagradable.



"¿¡Es que crees que esto ha terminado!? ¡Nosotros ayudaremos a Yoh!" el grito

vino de HoroHoro, que ya se dirigía corriendo con su tabla hacia ella, Ren a su

lado.



Kanna no se molesto en mirarles. "¡Mari, Matti!"



Dos poderosos golpes de energía espiritual tumbaron a HoroHoro y a Ren cuando

trataban de ayudar a Yoh.



"¿¡Pero, como!?" bufo HoroHoro, el aire faltándole debido al impacto que le

golpeo el costado. Matti, riendo desde encima de la masa de nieve en la que

hasta hace momentos estuvo encerrada, le sonrió diabólicamente.



"¡Niños tontos! ¡Cayeron directo en nuestra trampa!" dijo ella alegremente.

Junto a ella, Mari observaba todo con expresión muerta.



"¿T-trampa...?" Pregunto Ren, sosteniéndose el costado. No había duda que se

había roto unas cuantas costillas con el golpe proporcionado por Mari.



"¿¡Es que aun no entienden!?" la voz de Kanna parecía la de una mujer

enloquecida, llena de risa e incredulidad al mismo tiempo. "¡Son mas idiotas de

lo que creí! ¡cayeron directo en nuestra trampa! ¡Acabamos con su poder

espiritual, sin siquiera gastar el diez por ciento del nuestro!"



sus palabras les golpearon con fuerza. Era cierto. Se habían dejado llevar por

la confianza y la facilidad de la pelea, ignorando completamente el hecho de que

ningún enviado de Hao debía ser tan fácil de derrotar.



Para el Hanagumi, las expresiones de horror y angustia en los rostros de los

chicos era algo invaluable. Todo había sido tan fácil... engañarles, haciéndoles

creer que tenían la mano superior, y atacando haciendo uso del mínimo de sus

poderes.... tan sencillo...



...era hora de terminar con esto.



"Mari, Matti," ordeno Kanna de pronto, mirada superior y contenta aun en su

rostro, y eso fue suficiente para que las otras dos chicas supieran que hacer.



La lluvia de ataques era fuerte e implacable. Ren y HoroHoro no podían ni

defenderse, al no poder ver de donde provenían. Es que acaso tal era el poder al

que se enfrentaron sin darse cuenta?



Sus gritos de dolor resonaban en la casa vacía.



"¡HOROHORO! ¡REN!" El llamado de desesperación de Yoh no fue respondido mas que

por una risa ligera desde lo alto. Y al mirar de donde provenía dicha risa, Yoh

se encontró con la tranquila figura de su hermano mirándole dulcemente desde la

rama en la que estaba sentado. "¿Hao...?" había olvidado que seguía allí, y que

había visto todo lo sucedido, que sin duda, le resultaba bastante divertido.



Hao solo le dio una mirada dulce antes de saltar del árbol en que se encontraba

y empezar a caminar hacia él.



"Ríndete, Yoh." Su voz era esa como la de un padre hablándole a un niño

caprichoso. "Es inútil. Lo sabes." Y caminó hacia su forma acurrucada. Anna,

junto a Yoh, se inclinó de modo protector hacia él, el rosario de los mil

ochenta firme en su mano. Hao le sonrió, pero se arrodillo frente a Yoh, para

estar ojo a ojo.



Su sonrisa era casi burlona. "Mira a tu alrededor, Yoh." Le dijo, ojos gemelos

nunca separándose. Pero Yoh no tenia que ver a su alrededor para saber que

sucedía.



Sus amigos, todos yaciendo en pozos de sangre, gravemente heridos, a penas

conscientes, pero aun con vida.



¿Pero por cuanto, si esto seguía así?



"Yoh," empezó Hao, sus ojos aun fijos en los suyos. "Puedes detener esto,

¿Sabes? Estoy dispuesto a dejarte ir, con la promesa de nunca mas volver a

molestarte, si renuncias al torneo de Shamanes." Su rostro mostraba una

expresión casi angelical. "No es tan difícil. Solo tienes que decirlo, y se

hará."



Y como era previsible, los gemidos indignados de los caídos se hicieron

presentes, e Yoh tuvo que sonreír – sus amigos nunca se rendirían, sin importar

la situación, ¿no era cierto?



"¿R-renunciar al torneo?" Ren escupió algo de sangre mientras se apoyaba en su

lanza. "Tonterías."



"De ningún modo en los nueve infiernos, Hao." HoroHoro se apoyo en el brazo que

no estaba roto. Pero aun así, la sangre en su camisa dejaba saber de las heridas

que trataba de esconder.



Pero las palabras que Hao quería escuchar, aun no salían de la boca de Yoh. La

duda era obvia en su expresión – su mente era caos. Esto no era bueno. Tenia que

presionarlo.



Sus ojos brillaron. "Pareces necesitar un poco mas de convencimiento ¿eh?" E Yoh

supo que iba a suceder.



"¡No! ¡Espera!" Pero era demasiado tarde.



"Kanna, Matti, Mari," fue todo lo que Hao tuvo que decir para que el Hanagumi

atacase.



Fue inmediato. Los gritos de agonía de sus amigos, mientras cada uno era

atacado, una y otra vez, por el Hanagumi, que veían sonrientes mientras sus

victimas sufrían.



Era demasiado.



"¡Hao, detente!" La suplica salió de sus labios antes de saberlo, y el ataque se

detuvo inmediatamente, como para no interrumpir la importante conversación.



Hao miro a su gemelo con una Mirada intensa. "¿Listo para acceder, Yoh?" Pero

aun podía ver la duda en sus ojos. Dudas. Caos.



Mas presión.



"Chicas," ordenó él, y los ataques se repitieron, pero los gritos no.



Ya no tenían voces con las cuales sonar.



Pero no estaban muertos – su presencia seguía en el aire. Pero casi

irreconocible. Débil, casi desvanecidas…. No como las fuertes e imponentes

presencias que solía sentir a su alrededor todos los días.



Tenía que hacerlo. Tenía que decirlo.



Nada valía la pena si significaba perder a tus amigos.



"Hao…detenlas." Su voz era otra – una que no estaba llena de caos e indecisión.

Una que ahora sabía que era lo que tenía que hacer.



Hao sabia esto, y sonrió. Los ataques se detuvieron. "¿Listo, Yoh?"



Bajando la Mirada, Yoh asintió. "Si."



Y una expresión victoriosa se hizo presente en el rostro de Hao. "Entonces dilo,

pues," presionó él, como un niño impaciente. "Dilo, y termina con todo esto."



"Si." La respuesta de Yoh fue casi mecánica mientras se levantaba, tembloroso,

apoyado por Anna, cuyo agarre en el rosario estaba blanco. Ella llevaba una

expresión neutra, in decidida con que sentir.



Dolía saber que sucedía. Dolía saber lo que iba a decir. Dolía saber que

sucedería después.



Era lo mejor.



Así que apoyo a Yoh silenciosamente, y esperó.



"Yoh, Asakura Yoh, retiro oficialmente mi participación en el Torneo de los

Shamanes."



Y hubo silencio.



Entonces, una risa baja salió de la boca de Hao.



Su rostro al reír era casi angelical, de no ser porque sus ojos mostraban la

completa falta de emoción humana dentro de él.



"Me alegra ver que tomaste una buena decisión por una vez en la vida,

hermanito." Se levantó. "Chicas, pueden retirarse," ordenó él, sin darse vuelta,

y el Hanagumi les dio una ultima Mirada burlona a sus victimas, y propiamente

desaparecieron.



Yoh sabia que algo no estaba bien.



La mirada en el rostro de su hermana era aquella de un predador que ya tenia a

su victima al alcance. Algo estaba mal… terriblemente mal… lo podía sentir, pero

¿que era?



Y al seguir su Mirada, supo que era lo que estaba mal.



Lo que estaba mal era el hecho de que él, Asakura Yoh, acababa de cometer el

mayor error de su vida.



+++



El hospital estaba en silencio mientras Anna e Yoh caminaban a la habitación que

él compartía con sus amigos.



"Ya no hay peligro," Dijo la enfermera, una vez que todos habían sido vendados y

puestos en la cama. "Pero necesitan descansar."



Bajo la excusa de una pelea entre bandas de criminales, todos fueron admitidos

como chicos problemáticos. Y aparte de algunos discursos maternales de parte de

algunas enfermera, todos los demás simplemente les ignoraron.



Él era el que tenia menos heridas de todos ellos – solo la cortada en el brazo,

y unos cuantos moretones en el cuerpo. Aparte de un par de rasguños, eso era

todo.



Lo que le hacia sentir aun mas culpable por la condición de sus amigos – ninguno

de ellos había despertado o mostrado estar conciente durante todo el proceso.



Y era injusto, dado que Hao solo quería algo de él – ellos solo habían sido

inocentes que no estarían en esta condición, si solo él hubiese accedido antes.



Pero mientras pensaba en ello, sabia que aun si se atrevía a darle voz a esos

sentimientos, no llegaría lejos. No, dado que, sin importar el modo en que

hubiese podido manejar la situación, ellos siempre se hubiesen envuelto en ella.



Porque ellos eran amigos, y eso hacían los amigos.



Una vez en la habitación, Yoh dejo descansar su cuerpo en la cama, mientras

miraba silenciosamente como Ana se movía por la habitación, asegurándose de que

todo estuviese en orden.



Ella, después de todo, no podía confiar en él para las tareas mas simples, tales

como asegurarse de que todos los papeles importantes estuviesen a la mano, que

la funda de la espada estuviese cerrada propiamente, y así.



Y mientras ponía sus sandalias junto a la cama, ella sintió una punzada en el

corazón, que hasta ahora había tratado de evitar.



Esta seria la ultima vez que haría esto por él.



Dolía ahora del mismo modo que dolió cuando él había dicho que renunciaría al

torneo. Dolía porque era lo mejor, y aun así, lo odiaba por completo.



No quería que las cosas terminasen así, y ella haría todo en su poder para

cambiar el modo en que las cosas estaban sucediendo, de tener tal poder.



Pero no lo tenía. Ni Yoh, tampoco.



Y porque sabia que si Yoh no renunciaba al torneo, las cosas hubiesen salido aun

peor, ella aceptaba el cambio de situación.



"Ten cuidado de tener todo a la mano, Yoh. No quieres perder tus cosas,

¿verdad?" Dijo ella mientras se aseguraba que las llaves de la casa estuviesen

en sus bolsillos.



"No, Anna."



"Y recuerda lavar la ropa por lo menos tres veces por semana." Ella se ocupo,

doblando la franela sucia y rasgada, cuando la mano de él sobre la suya le hizo

mirarle a los ojos. "Yoh-"



"Gracias," dijo él, con una sonrisa triste.



Y ella lucho con la repentina la de emociones que le sacudió el corazón. No. no

lo hagas peor. "¿Por qué me das las gracias?" preguntó ella, pretendiendo

ignorancia.



Él no le creyó. "Por todo."



No lo dejes salir… "Sigue entrenando. No malgastes mi trabajo."



Él asintió. "Comprendo."



"Y trata de permanecer despierto en clase – ya no estaré allí para despertarte."



Una sonrisa triste. "Trataré."



Y cuando ella no dijo nada mas, la mano de el sobre la suya se apretó, y los

ojos de él mostraron la profunda tristeza que sentía. "No quería que todo

terminara así, sabes."



"Es lo mejor." Quizá si lo seguía repitiendo, empezaría a creerlo.



Él cerró los ojos. "¿De verdad lo crees?"



Ella le miro con ojos tiernos, permitiéndose un poco de emoción, la cual no

mostraría por nadie mas. No le respondería. "Duerme, Yoh. Ha sido un día largo."



"Si…" su respiración ahora era calmada y rítmica. Estaba dormido.



Y ella abrazo su camisa con fuerza contra su cuerpo, aun luchando las lagrimas

que no quería reconocer. "Es lo mejor…" repitió en voz baja.



Un cambio en el ambiente le dejo saber que la hora estaba aquí, así que

lentamente bajó la camisa, y la puso junto a él – y en un ultimo acto de

emoción, ella tomo el rosario y su cinta, los cuales coloco sobre su almohada

junto a su cabeza.



Recuerdos de su vida pasada, que no necesitaría en el lugar a donde ahora se

dirigía – que no quería llevar, para evitar recuerdos dolorosos.



Su rostro estaba ensombrecido mientras caminaba hacia el patio trasero del

hospital, donde, bajo la luz de la luna, un demonio con rostro de ángel esperaba

por ella.



"¿Lista?" preguntó él, sonriendo.



Ella no le respondió, y simplemente camino junto a él, para entonces desaparecer

en una distorsión en el aire.



Ella jamás vio el rostro triste que les observaba desde una de las ventanas del

edificio, rosario y cinta firmes en sus manos.



Y entonces se dio vuelta, y se acostó nuevamente en su cama, aun cuando sabia

que por esa noche, y por muchas otras por venir, no podría dormir en absoluto.



Porque cuando él, Yoh Asakura, retiró su participación en el torneo de Shamanes,

había también renunciado a su posición como su futuro esposo. Porque ella estaba

prometida al Asakura que se convertiría en Shaman King.



Y el nombre de ese Asakura ahora era Hao.



+++



Bratty dice: Hola a todos! ^^ me quieren matar? Yo también. Siéntanse libres de

asesinarme de los modos mas horribles que se les ocurra! Tengo la mala costumbre

de revivir ^___^



Dedicaciones!!



A Cali-chan: MUCHAS, MUCHAS, MUCHAS gracias por soportar mis caprichos, y

dedicar un poco de tu tiempo a corregir las barbaridades que escribo! *^^*

gracias! Y repito: esta historia no seria nada sin tu ayuda! ^-^



A Natty-neechan, Ele-neechan y Rally-imotochan: Por ser lindas, graciosas, y

fastidiosas! ^^ sin ustedes recordándome TODOS LOS DIAS que tenia que actualizar

esto, seguro me tardo mas ^^U sin embargo, las adoro por ser como son! Me ponen

hyper, además de que me fascina fastidiarles a uds para que actualicen sus fics!

XD Revenge!



Y a contestar reviews! ^0^



AnnA CobaiN AsakurA: *^^* Muchísimas gracias! Aquí tienes tu pedazo de

pastel!*Le da un pedazo enorme* y como querías la parte "buena", es la parte de

los pantalones de Hao! *_* (Los pantalones de Yoh son MIOS!) XD y verdad que Yoh

es bellísimo cuando protege a su Annita? ^^~*



Anna Kyouyama: *Bratty te da otro pedazote de pastel* a ti te toca el pecho de

Hao! ^-^ y gracias por disfrutar de mi historia!



Anna-chan: `NEECHAN! ^0^ *Glomp!* las fotos no salieron ;__; pero el recuerdo

queda ^-^ toma pastel tu también! XD y sigue escribiendo tus fics! Me obligaste

a actualizar este! Te toca corresponder!



Rally: *__* Imotochan! *glomps you* como te quieeeeero!! Y te extrañare, ahora

que te vas de vacaciones ;_____; WAAAH!!! ;___; Toma pastel, y como se que los

adoras, tienen parte de Yoh y de Hao...



Hidrazaina: *^^* Gracias por tus halagos! Quieres pastel? XD



Iron Maiden Jeanne: no te preocupes, que mis 'neechans e imotochan se encargaran

de que actualice esto regularmente ^^U esta vez me tarde, pero para enmendar,

les doy 25 paginas! Disfruta!! ^-^ pastel?



Ai-chan: Hiyaaa! ^^ gomen, pero yo soy una YohxAnna hasta la muerte ^^U aunque

adoro a Hao también! (pero no lo peleo, porque Ele-neechan me mata XD) pero por

favor, sigue leyendo la historia! La escribo especialmente para todos los fans

mankin!



Sakura Himura: Pues aquí tienes el siguiente capi! ^-^ me quieres matar? ^^U

gomen por el cliffhanger, pero prometo seguir!!! No lo voy a dejar así, claro...

XD thank you!