Derechos: .........:)
N/A: Para las personas que pidieron un capítulo más largo, espero que éste los satisfaga. Recompensó a los que leen y hacen REVIEW.
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"A veces la vida nos sorprende"
autora: I'm-a-dreamer
e-mail: hermione_granger_4ever@yahoo.com
"¿Qué clase de pregunta tonta es esa?"
"Una que TÚ hiciste." Dijo Malfoy en un tonito burlón y caminó un par de pasos más cerca de Hermione quién tenía los labios apretados en una delgada línea para ayudar a contener su ira. "¿No me vas a contestar?"
"Está bien, ¿quieres saber qué es lo que quiero?, lo que quiero más que nada en éste momento es que alejas de mi vista tu 'huronesco' cuerpo. ¡Eso es lo que quiero!" Gritó Hermione irritada, de verdad que la presencia del fastidioso Slytherin le ponía los nervios de punta. "¿Te vas a ir o me vas a decir algo?"
"Te voy a responder tú pregunta, en éste preciso momento me gustaría hacerte muchas *cosas *, "Hermione tragó saliva la cuál calló como un yunque al fondo de su garganta, "como ahorcarte, o ponerte colmillos, incluso una de las maldiciones prohibidas (por el comentario del hurón) pero, a lo que realmente vine es ha saber... ¿por qué me miras tanto? ¿ no me digas qué después de todo te diste cuenta qué soy irresistible? ¿o acaso te sorprende mi superioridad?" Preguntó Malfoy con tono sarcástico.
Hermione sabía que la verdadera pregunta era la de porque lo miraba, y la verdad es que ni ella misma sabía, era algo inconsciente.
"Draco" se escuchó una voz que resonaba con estupidez. No era otros más que Crabbe y Goyle, y obviamente la voz que sonaba estúpida le pertenecía a uno de éstos. Por primera vez en su vida Hermione se alegró de escuchar la voz de uno de éstos, Malfoy volteó con el entrecejo fruncido sabiendo ya que no iba a poder continuar su conversación con Hermione.
"Hola Sangre Sucia" dijo con una sonrisa el robusto Crabbe.
Hermione decidió ignorarlos y de una vez por todas entrar a la sala común de Gryffindor. Malfoy volteó hacia su dirección para solo alcanzar a verla de espaldas mientras que el retrato de la Señora Gorda se cerraba.
La Señora Gorda los miró con suspicacia al ver las túnicas de color verde y plateado, muy distintas a las que estaba acostumbrada a ver: rojo y dorado, así que con recelo les dijo; "Jóvenes Slytherins, ¿no están muy lejos de su torre?"
"No se preocupe Señora mía." Dijo Malfoy haciendo una reverencia con la mano y soltando una risita maliciosa, "qué por 'su gracia' ya nos vamos."
Crabbe y Goyle se sonrieron al escuchar las ironías del rubio Slytherin. Los tres se pusieron en camino hacia el otro lado del corredor para llegar a los escalones.
"Sangre sucia, por si acaso nuestra conversación no ha terminado." Malfoy dijo con una de sus típicas sonrisas burlonas al mismo tiempo que Crabbe y Goyle volteaban a ver intentando imitar la sonrisa de su líder.
Ufff... en realidad, ¿qué le pude haber contestado a su estúpida pregunta? Ni yo misma sé porque lo miró y... tengo que pensar POR QUÉ lo hago (¡!) Así le podré responder, porque es obvio que el idiota ese no me dejará en paz hasta que responda algo.
Hermione finalmente entró a su sala común y comenzó a recoger sus libros de Aritmancia, olvidándose momentáneamente de su problema y así se dispuso a ir a la biblioteca para terminar con su trabajo.
Caminó rápidamente por los pasillos y al entrar a la biblioteca saludó a Madame Pince como acostumbraba.
Haber, haber, ¡ahh! ¡Aquí está!
Pensó Hermione mientras se apoderaba de una copia de '100 Hechos de la Aritmancia para Avanzados'. Al fin sacó el pesado libro azul del estante donde se hallaba y se encaminó a la mesa más cercana y a la vez la más alejada de los demás estudiantes que obviamente por bajo que susurraran (¿?), interrumpían la concentración de Hermione.
Hermione abrió el libro y comenzó a buscar en el índice mágico (tú preguntas el tema y aparece el número del capítulo que lo contiene) sobre el ensayo que debía hacer sobre la decodificación de los números que pertenecían a la fecha de nacimiento de los cuatro fundadores de Hogwarts. Así que simplemente, había preguntado 'fechas de nacimientos, ¿cuánto tienen que ver con los rasgos de la personalidad?' y el libro se había abierto en ése capítulo.
Hermione ya había avanzado al menos medio centímetro de su pergamino cuando Justin Finch-Fletchly se acercó a su mesa y se aclaró la voz para llamar su atención.
Hermione levantó la vista de su libro, por primera vez desde que había comenzado a hacer su ensayo, y miró al castaño claro vestido de un color amarillo canario parado frente a su diminuta mesita en la cuál se había encontrado hasta hace unos momentos totalmente sumergida en su trabajo. Era Justin, un Hufflepuff con el cuál compartía la clase de Herbología.
"¿Si?" Preguntó Hermione cortésmente al chico.
"Hola Hermione, ¿qué tal va tu trabajo?" Respondió éste algo abatido.
"Me falta un poco para terminar." Hermione lo miró a los sus ojos pardos, y Justin también la miró de vuelta. "¿Qué pasa?"
Era extraño que Justin se estuviera comportando de esa manera, además ellos casi nunca hablaban y mucho menos si no se encontraban en la clase de la profesora Sprout.
"No pasa nada, solo estaba en la biblioteca y quise venir a hablar contigo."
"¿Sobre...?"
"No sé. Cualquier cosa por ejemplo: Quidditch."
"¿¡ Quidditch !?" Preguntó Hermione asombrada de que alguien quisiera hablar sobre Quidditch con ella.
"Si, ¿qué tiene de malo el Quidditch?"
"No es eso, sino es que yo no soy fanática de ese deporte."
"Ah, bueno. Yo pensé que como eras amiga de Harry y Ron, estabas familiarizada con el Quidditch." Dijo Justin mientras entraban a la biblioteca Ron y Harry que rápidamente estuvieron al frente de ella junto a Justin.
"Hola Justin. ¿Todavía no terminas Hermione?" Dijo Harry.
"Hola Justin." Dijo Ron, mientras observaba al chico con una mirada pícara, pero a la vez asesina.
"Hola chicos." Les respondió el castaño claro mientras retorcía con un par de dedos su túnica.
"Todavía no termino Harry, aunque me no me falta mucho."
"¿Quieres que te esperemos Hermione?" Preguntó ron.
"Solo si quieren." Dijo ella sabiendo claramente que Ron no era una de esas personas que disfrutaran estar en la biblioteca más de un minuto a menos que sea para ayudar a Harry a buscar en la Sección Prohibida.
"Por mí, no hay problema en esperarte." Añadió un amable y caballero Harry, el siempre era una persona muy amable.
"Por mí tampoco." Agregó Ron, y los dos tomaron asiento mientras que Justin seguía parado enfrente de Hermione. Ella lo miró aún tratando de comprender el porque le había ido a preguntar a ella, entre todas las personas, sobre Quidditch..
"Bueno, ¿qué es lo que quieres saber sobre el Quidditch? Aunque te advierto que no sé mucho de ese deporte."
"Quería saber si,..." Justin se había puesto algo colorado y sus ojos pardos evitaban la mirada de Hermione,"... ¿te gustaría venir mañana a ver el partido de Hufflepuff contra Slytherin?..." dijo finalmente Justin, ahora más colorado que hace unos momentos, y algo asustado al ver la forma que Harry y Ron lo miraban.
¿?
¿Quiere que vaya con él a ver el partido de Quidditch? ¿Por qué? ¿Y para qué? A mí no me interesa mucho el Quidditch, pero sería muy grosero de mi parte decirle 'no'...
"Ahém,.. depende de a que hora es el partido." Respondió cortésmente (como sus padres le habían enseñado) a Justin. Harry y ron, especialmente Ron, voltearon a verla. "¿Verdad chicos qué si no tenemos clases a la hora del partido podemos ir?" Dijo Hermione como si fuera un hecho que Harry y Ron hubieran sido invitados también. Era su forma de zafarse, al menos de cierto modo.
Ron y Harry pusieron un semblante más aliviado. "Sí, claro Hermione." Dijo Harry.
"Bueno Justin, al parecer todo depende de la hora del partido." Le dijo Hermione a Justin quién todavía mantenía un rostro de sorpresa, el cuál cambió rápidamente a una sonrisa.
"El partido es a las 5 de la tarde."
"¡Que bien! Así podremos ver como le patean los traseros a los Slytherins, ¿verdad Harry?" Dijo Ron de una manera, por demás decir, entusiasta.
"Si." Respondió Harry.
"A esa hora no tenemos ninguna clase que interrumpa con el partido, así que lo más probable es que sí vayamos," añadió Hermione volteando su cabeza hacia sus amigos, "claro está, que depende de que ustedes tres me dejen terminar mi tarea de Aritmancia, porque si no mañana no podría ir al partido."
Con eso los tres chicos le dijeron un 'hasta luego' y se retiraron de la biblioteca dejándola ahí, con sus libros. Pasó una media hora y Hermione se dio cuenta de que le tocaba Transformaciones con McGonagall y que se hallaba algo retrasada. Agarró su mochila y comenzó a meter sus útiles rápidamente adentro y dejó el libro en el estante dónde lo había hallado. Salió corriendo de la biblioteca, sin importarle la mirada de molesta que tenía Madame Pince al verla salir de ese modo de su querida biblioteca.
Hermione corrió por los dando vueltas rápidas y frenéticas por cada esquina que doblaba hasta que al fin llegó al salón de Transformaciones, un par de minutos más tarde de lo usual.
Abrió la puerta del salón silenciosamente y comenzó a caminar de puntillas hasta llegar a su asiento. Cuando estaba a punto de sentarse McGonagall habló de forma sonora "Srta. Granger, usted se encuentra tarde para mi clase, ¿tiene algo que decir?"
Hermione que se había puesto roja, ya que nunca en su vida había llegado tarde a ninguna clase, respondió en una vos apenas audible. "Lo siento mucho profesora McGonagall, lo que pasa es que estaba terminando un trabajo y se me fué la hora."
"2 puntos menos de Gryffindor; ya que es la primera, y espero que la última, vez que usted ha llegado tarde a mi clase." Añadió McGonagall amablemente.
Hermione dejó escapar un suspiro. Estaba aliviada de que McGonagall no se encontrará enfadada.
Sus siguientes clases pasaron de lo más normal al final de un arduo día (y créanme cuando les digo que realmente fue arduo para la pobre Hermione) se dejó caer en un cómodo sillón de la sala común de Gryffindor. Harry, Ron y Seamus estaban teniendo una acalorada plática sobre cuál era el mejor equipo de Quidditch d Europa. Hermione comenzó a divagar, simplemente mirando, observando la habitación y moviendo su mirada lentamente.
Vio que el retrato de la Señora Gorda se abrió y entró una desanimada Ginny. Al parecer, nadie además de ella había notado la entrada o la presencia de la pequeña pelirroja.
"Hey Ginny." Hermione la llamó. Tenía que animarla, ¡de verás!, por más que tendría que haber estado pensando en que responderle a Malfoy.
¿Cómo rayos quiere que sepa lo que quiero?
No era momento de pensar en mí, no, eso sería muy egoísta de mi parte; mi pobre amiga Ginny está sufriendo y realmente debo ayudarla a animarse.
Ginny me miró con ojos tristes y finalmente respondió, "Hola Hermione."
"Ginny ven, siéntate conmigo." Le dije mientras hacía un gesto con la mano, dando golpecitos suaves al sitio de mi costado.
Ginny me miró dudosa sobre si debía o no sentarse conmigo en la sala común de Gryffindor. Miraba a la gente incesantemente pero al final, comenzó a venir al sillón dónde me encontraba plácidamente acomodada.
"Ginny, ¿pasa algo malo?" Le dije en un susurro, para que nadie escuche, "te he notado algo triste últimamente."
"No pasa nada Hermione." Ginny me contestó en una vocecilla débil sin mirarme a los ojos.
"Ginny, por favor, no me mientas, si quieres hablar de ello-"
"Hermione, no pasa nada importante son idioteces mías." Me interrumpió Ginny y alzó un poquito la voz a un leve susurro.
"Está bien Ginny, si no quieres hablar de ello, no te forzaré; pero nunca digas que tus problemas son simples 'idioteces'."
"No es nada por lo que tengas que preocuparte Hermione." Dijo Ginny y en ése momento se levanto del sillón y fue al dormitorio de chicas del 4 curso.
Hermione se quedó algo confundida, ella sabía que Ginny era una persona muy sensible que se afectaba fácilmente ante pequeñas situaciones de la vida cotidiana, pero de cualquier forma estaba preocupada por ella.
Hermione necesitaba como siempre un lugar más tranquilo en el cual pensar así que con la típica excusa de 'tengo que terminar un ensayo' se paró y se puso en rumbo hacia la biblioteca.
Ron debería prestarle más atención a Ginny, o tal vez su mamá. ¡Si la señora Molly Weasley debería prestarle más atención a los problemas de su hija! Deberían enviarse más correspondencia, ya que tienen a Pidwidgeon comportándose 'algo' mejor que antes.
¿ A quién engaño?, no hay nadie a quién culpar, si Ginny hubiera tenido una hermana entre tantos hermanos talvez sería más abierta. Una Rossie en vez de un Ronnie (Ron).
Sin darse cuenta Hermione había llegado a su venerada biblioteca y entró. La verdad es que ella necesitaba distraerse para refrescar su mente y sacudirse el problema de Ginny, para así luego poder ayudarla más tranquilamente.
Bueno, sería bueno si terminó de leer el libro que ya comencé, además se ve bastante interesante.
Hermione se apresuró a buscar en un estante 'La Bruja Que Amó Al Dragón', y después de apartar varios otros libros al fin lo encontró. Lo asió por su suave cubierta y se encaminó hacia su mesa.
"Haber,... ¿dónde me quedé?" Se preguntó a ella misma mediante un balbuceo.
"¡Ajá!" Vociferó ella triunfalmente y al parecer se escuchó hasta el escritorio de Madame Pince (que por cierto quedaba algo lejos) y se escuchó un 'Ssshhhh'. Hermione hizo una mueca de 'Ups' y se sumergió en la lectura empezando desde la última línea, la cuál no terminó de leer, por culpa de Malfoy, la vez pasada:
Sabine Junot estaba cerca de cumplir los 17 años, era una hermosa mademoiselle de cabellos castaños largos y crepú (frizzy/ esponjoso) y de ojos color miel. Vivía en la región de Lorena en Francia. Ahí su padre tenía una pequeña granja, bueno mejor dicho su padrastro ya que la madre de la joven la había tenido antes de conocer a su 'padre'.
La niñez de Sabine fue una niñez normal como la de cualquier otra niña de la región, aunque a veces su padre intentaba convencer a su madre que era mejor mandarla lejos o hacerla trabajar en la cosecha, ya que según él ella no era más que una carga. Su madre, la difunta Odette Junot, había sido en su juventud una Mademoiselle de extraordinaria belleza y sobre todo de un gran corazón.
La vida de Sabine había dado un giró drástico desde la trágica muerte de su madre, su padre la obligaba a trabajar desde el comienzo del día hasta altas horas de la noche, casi sin descanso. Aunque no lo crean, el Monsieur Junot quería a la chica, no como su hija, pero más bien dicho como la hija de una persona que de verás aprecia. De cualquier forma, como ya he mencionado antes, Monsieur Junot fue el único padre que Sabine conoció así que en realidad no le importaba mucho trabajar duro ya que sabía que estaban a punto de caer en la total ruina.
Preparó el desayuno- "Bonjour papá" - dijo Sabine mientras abrazaba al diminuto hombre de cabellos canos y de mirada cansada.
"Bonjour Sabine" le respondió el anciano."¿Qué hay para déjeuner? (desayuno)"
"Para el déjeuner hay maíz y leche papá." Le dijo Sabine cariñosamente al anciano mientras éste se sentaba en la pequeña y humilde mesita de madera de la cocina.
"Maíz y leche..." gruñó el anciano y Sabine le dio una mirada desaprobatoria "Sabine, sabes que las cosas no están muy bien, no tenemos argent (dinero) y cada vez es más difícil vivant le vie(vivir la vida)"
"Lo sé papá." Sabine ya sabía a donde iba a ir toda la discusión: a que debía casarse pero ya con un brujo que si es posible, fuera de buena familia, de una familia de sangre limpia.
"Podrías casarte con Pier Ledoyen, el de verás te aprecia mucho y es un hechicero de una de las pocas familias de raigambre de Francia."
Pier Ledoyen ahí iba su padre otra vez con lo mismo, que siempre terminaba en alguna discusión.
"Papá termina todo tu maíz. Si no te molesta hoy iré al marché (mercado) mágico a vender algunos vegetales."
Monsieur Junot asintió con la cabeza y Sabine salió presurosa a su pequeño huerto y comenzó a recoger las plantas: algunos vegetales para cenar y oras para hacer posiones curativas. Llenó unas 2 canastas de pajas para luego encogerlas con un hechizó y fue al pueblo.
Estuvo caminando un largo rato, pero antes de llegar al mercado se topó con la biblioteca 'Dans Notre Culture' ('En Nuestra Cultura') y no pudo evitar entrar, era su lugar favorito de todo el ancho mundo. La ca-
"Señorita Granger, ya es tarde por favor retírese de la biblioteca que voy a cerrar." Dijo la cansada voz de Madame Pince.
"De acuerdo." Dijo obedientemente Hermione ante el obvio cansancio de la mujer de mediana edad. Dejó el libro y salió de la biblioteca.
Al salir para su mala suerte se encontró con nada mis ni nada menos que con el engreído de Malfoy y su par de rechonchos guardaespaldas (aunque ya no los necesitaba ya que el chico se había desarrollado) Crabbe y Goyle.
"Vaya, vaya, que curiosa es la vida, ¿a qué no? encontrarnos otra vez aquí." Con una sonrisa de desprecio Malfoy continuo "Será mejor que dejes de tratar de estar en todos los lugares a los que voy, Sangre Sucia."
Crabbe y Goyle soltaron risas tontas que más bien sonaron como los chirridos de un par de cerdos.
"No te concedas cosas, ya que yo nunca intentaría seguirte ni aunque me pagarás 3 000 galeones." Respondió Hermione con el mismo veneno en sus palabras que Malfoy había puesto en las suyas.
Malfoy se bufó "Si claro, y yo te ofrecería 3 000 galeones para que tú me siguieras." Dijo con gran sarcasmo.
"Bueno, entonces estamos de acuerdo hurón, yo no te seguiría ni aunque me pagarás."
"Y yo no te lo ofrecería ni aunque que tú me pagaras y me ofrecieras las cabezas de Potter y Weasley en una bandeja de plata."
Crabbe y Goyle parecían de lo más divertidos ante la discusión de Hermione y Malfoy.
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N/A: Como ven la intenté hacer tan larga como pude por el hecho de que me lo pidieron.¿Les gusto? ¿Lo odiaron? Háganme saber sus opiniones. REVIEW. ¿Les gusta la historia? Entren http://groups.yahoo.com/group/a_veces_la_vida_nos_sorprende , que ahí se ponen los chapters más rápido, o e-mail a a_veces_la_vida_nos_sorprende@yahoogroups
