N/A: Bueno, tengo q escribir pa entretener mi mentecita de asuntos + graves. Espero q la imaginación fluya y pueda acabar éste capítulo de una manera inspiradora y agraciada. Y como duele... querer gritar y querer morir por sus caricias.
Cambie de nickname, ahora soy Fallen Innocence
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"A Veces La Vida Nos Sorprende"
Autora: Fallen Innocence
E-mail: ya_se_que_soy_una_desgraciada@terra.com
"Perdón," musitó Hermione en voz baja ante la tétrica, sin embargo, exótica chica. Hermione no prestó atención a los detalles como que la chica no llevaba el uniforme del colegio ni la insignia de ninguna casa, que llevará una túnica de hombre encima, sus rasgos tan distintos a los vistos en los nativos de Inglaterra.
"De seguro no mirabas por donde ibas," le dijo la chica calmadamente en un inglés perfecto, no obstante, empañado por un acento extranjero. Hermione la observó y se encogió de hombros pensando que tal vez, no era la única que no miraba por donde iba.
"Larimar..." Y Hermione vio a Malfoy doblando la esquina y mirando sorprendido con los ojos abiertos de par en par, a ambas chicas desparramadas en el piso. Hermione miró dentro de sus enormes ojos grises enmarcados por un cabello rubio platino ya que éste le enmarcaba el rostro, y bajo la mirada a la muchacha enfrente de ella. Allí fue cuando se dio cuenta de una particularidad de la túnica que llevaba, además de ser masculina, tenía en el broche un pequeño dragón de oro blanco muy bien trabajado con un par de zafiros como ojos.
"La túnica es enorme Malfoy," dijo sin apartar la mirada de la chica, "ten cuidado que te puedes tropezar." Lo dijo sin ninguna malicia aunque honestamente se sentía muy tonta ya que como quién dice no tenía mucho que ver con lo que estaba sucediendo ya que el hecho es que ambas chicas iban caminando por los oscuros y fantasmales pasillos de Hogwarts totalmente distraídas. Cada una sumida en sus propios pensamientos, los cuales, para bien o para mal, involucraban al mismo Slytherin de ojos grises con chispas plateadas.
"Creo que la que se puede tropezar eres tú si sigues deambulando por allí con la mente en el Quidditch." Le contestó media tajante la muchacha con una sonrisilla y una mirada escrutadora. Parecía como si la estuviera evaluando, la miraba de pies a cabeza. Miró con curiosidad el emblema de la casa de Hermione en su uniforme. "Draco, ¿a qué casa pertenece ése emblema?"
Malfoy se mordió el labio superior y levantó la vista hacia Hermione antes de retornar toda su atención a la chica. "De Gryffindor."
"Ahh," fue la respuesta. Hermione no sabía que hacía parada allí como esperando algo, así que decidió que ya era hora de irse aunque todavía la causaba curiosidad la chica. Pasó al lado de ellos y sin pensarlo se dirigió a la biblioteca.
¿De dónde salió ella?, pensó, definitivamente ésa chica no es de acá, ni siquiera es de Inglaterra. Además Malfoy apareció de la nada, no ha estado durante más de un día entero y de pronto aparece...con ella.
Hermione se sentó en su acostumbrada mesa en la biblioteca y decidió que debía leer algo. Miró hacia los estantes y entre las sombras, como un letrero de neón, podía distinguir entre todos los miles de libros, solo uno. Era como si la presencia del libro no pudiera ser ignorada ni evadida. Hermione se paró como en cámara lenta, con toda la calma del mundo comenzó su travesía hacia los estantes. Tomó el libro entre sus blancas manos y sintió un escalofrío que le recorrió toda la espina dorsal. Recordó lo extraño que era aquél libro que tan inofensivo se veía entre sus manos.
Lo posó encima de la mesa y cerró los ojos. No sabía que hacía, sin embargo, dentro de su cabeza sabía que lo que estaba haciendo, por más que fuera extraño, era lo correcto. En sus vacaciones, en su típica casa muggle, ¿cuántas veces no había visto videntes, psíquicos, etc hacer trucos parecidos?
Todo tiene que ver con la concentración, se dijo en su mente. No pienses en nada, no pienses en nada.
Abrió al azar el libro al azar, con la mente totalmente en blanco. Abrió lo ojos y los fijo en la primera oración que vio.
...Y ella supo que la bestia no era bestia en la totalidad de su ser. Al caer las noches, en las noches sin luna, su ser escamoso, con garras, cola, cuernos y respirador del fuego eterno del infierno, tomaba la forma de un hombre. Se tornaba en el hijo de la luna, con sus ojos plateados y su cabello casi idéntico si no fuera por algunos destellos rubios debidos a la luna amarilla que se ve en ciertas noches de verano. Su piel era lozana y pálida, muy blanca, casi como si no hubiera gota de sangre en él. Era totalmente lívido y brillante, el color predominante en su ser era el plateado. Sin embargo, sus ojos echaban chispas de ardiente fuego, lo que demostraba el dragón que realmente era. No era brujo conocido ni mucho menos muggle, no poseía la mortalidad en los rasgos como los otros la poseían. Parecía una aparición, un individuo antinatural sin edad ni historia. Era muy bello, si, en verdad lo era...
"Hermione," Harry la llamó en voz baja desde el otro lado de la mesa. "Supuse que estabas aquí. Te conozco."
"Harry... ¿para que me buscabas?" Preguntó Hermione mientras sostenía una sonrisa para entretenerle al mismo instante que con la mano derecha asía el libro cerrándolo y ocultándolo detrás de su espalda. No es que leer un libro tuviese algo de malo y mucho menos vergonzoso pero, con los eventos recientes Hermione no sabía ni que pensar. Además, el mismo libro de por si solo, ya era muy raro.
"Tenemos que ir a cenar, ya es hora." Le dijo Harry, allí fue cuando Hermione tomó conocimiento del hecho de que había estado caminando por mucho tiempo, por eso se había sentido tan relajada y descansada cuando tomó asiento en su sitio habitual en la biblioteca. Harry miró con curiosidad sus brazos y cómo Hermione ocultaba sus manos. "¿Qué haces Hermione? ¿Qué ocultas allí?" Le preguntó alzando sus negras cejas y con sus ojos verde esmeralda observándola con curiosidad y sorpresa.
"N-nada." Replicó tajantemente la linda castaña. Nunca había sido una muy buena mentirosa que digamos.
Harry le sonrió con dulzura filial antes de responderle, "bueno, Hermione, como tú quieras." Y sonrió aún más cuando vio que Hermione se paraba torpemente y a tropezones, se dirigía a colocar en su sitio un libro negro.
"Vamos." Ambos salieron a paso lento de la biblioteca con dirección al gran comedor. Hermione se detuvo unos segundos en el pasillo en dónde había visto a Malfoy y a la extraña chiquilla. De la nada, para Harry y cualquiera que la observase se pudo vislumbrar un pequeño foco encendido por encima de su abundante cabellera.
"¿Hermione?" La llamó Harry.
"¿¡Cómo es posible que no hubiera la hubiera reconocido!?"
"¿A quién?"
"Aaa...," Hermione hizo memoria, " a la estudiante extranjera, la chica de cabello largo que aparecía en EL Profeta." Las cejas de Harry se juntaron y su rostro expresaba solo una cosa: confusión.
No por nada Hermione conocía al héroe del mundo mágico desde el primer curso, entendió perfectamente lo que le decía sin palabras. "Te explicó, es muy sencillo: cuando me encontraba caminando por éste mismo pasillo me choqué con fuerza con la chica, aunque claro, en el momento no sabía de quien se trataba."
"¿Qué tiene de trascendental eso? Debe ser importante porque si no no estarías ocupando tu tiempo en pensar en eso."
"No para nada." Le respondió Hermione mientras tomaba asiento frente a Ron, y al costado de él tomaba su sitio Harry.
Hermione sin querer, si bien su subconsciente lo deseaba, ella no, se sentó en su sitio y no como se había sentado antes; ésta vez podía ver las mesas de las otras tres casas. No pudo percatarse del hecho hasta que advirtió, mientras escuchaba a Ron y a Harry, una cabeza rubia platina. Lo había mirado por encima d los hombros de Ron. En ése momento, antes de que Malfoy pudiera descubrir la fija mirada de la castaña sobre él, entró en el gran comedor Dumbledore, con una sonrisa en el rostro.
"Silencio mis magos y brujas," su voz resonó en el ya callado lugar, "te el agrado de informarles que la huésped que tanto habíamos esperado algunos, ya ha llegado finalmente a nuestra noble institución. Por favor, traten a la señorita Portocarrero con amabilidad como si fuera una de su misma casa. Ella viene del Colegio Amazonas Para Brujas." Dijo Dumbledore. Por la puerta ubicada a la izquierda de la mesa de profesores se vio salir una figura femenina. Larimar iba vestida con un ceñido suéter de color rojo y unos jeans oscuros. Su largo y liso cabello azabache se mecía de izquierda a derecha en acorde perfecto con sus pasos. La túnica, perteneciente a Malfoy, era llevada entre sus brazos. El brillo labial era de color rojo carmín, del mismo tono que el suéter, el cuál contrastaba con su piel latina, no aria.
Hermione tuvo que contener un grito de exasperación cuando más de un susurro masculino fue oído en el gran comedor, incluyendo los de sus amigos pertenecientes a Gryffindor.
"¡Espero que se quede a dormir en nuestra casa!" Dijo uno.
"Ojalá que tome clases con nosotros," deseó el otro, y así todos los comentarios no se diferenciaban mucho entre ellos.
"¿Le gustaría decir algunas palabras señorita Portocarrero?" le preguntó dulcemente Dumbledore a lo cuál Larimar solo asintió con la cabeza.
"Hola a todos." dijo en su acento que para muchos sonaba raro, para otros chistoso, y hubo quienes ni se percataron ya que estaba muy bien disimulado. "De verdad estoy muy feliz de encontraba en Inglaterra y sobre todo en Hogwarts, el cuál es un colegio con gran prestigio en todo el mundo, y puedo observar que todo es muy bonito aquí. Espero con ansias conocerlos a todos y cada uno de ustedes mejor." Con su última oración muchas fueron las sonrisas emocionadas que surgieron de los rostros adolescentes de los muchachos. Los de Slytherin al observar la ilusión en los rostros de los chicos de las otras casas, no pudieron ocultar una sonrisilla burlona.
"Ahora se comporta toda bondad," murmuró Hermione para ella misma.
"¿Con ella te tropezaste?" Le preguntó Harry.
"¿Acaso ves otra estudiante de intercambio por aquí?"
"Espero que no tenga novio." Dijo Ron con entusiasmo. "Una linda chica, eso es lo que es, y es ciertamente es lo que necesito." Ron no apartó la mirada de Larimar. Dumbledore le indicó con un gesto de la cabeza y una sonrisa afable que tomará asiento, obviamente en la mesa que quisiera. "Por favor que se siente aquí, por favor que se siente aquí. ¡Haz espacio Harry, arrímate!"
Como Ron, muchos chicos comenzaron a hacer espacio en sus mesas como sea. Por poco se escucha un alarido de decepción cuando Larimar con paso seguro y con aires de conocedora, caminó directamente hacia la mesa de Slytherin, específicamente hacia Malfoy y se sentó a su lado.
"¡Dios! Peor sitio en la pero mesa mesa no pudo haber escogido. Esa bruja de hecho tiene mala suerte, si al azar escogió el peor asiento de todo Hogwarts." Mencionó Ron con un pizca de decepción tangible en su voz.
"Allí es donde te equivocas Ron." Estableció Hermione con toda seguridad. Ron la miró con una cara de escepticismo enorme. "Ella conoce a Malfoy."
"¿¡Qué!?" Preguntaron exclamando a la vez no solo Ron, si no también Harry, Dean y Neville.
"¿Cómo puedes estar tan segura Hermione? No hables por hablar." Le dijo Ron.
"Ron tú más que nadie, ya que contigo he discutido infinidades de veces, debes saber que yo no soy de las personas que hablan sin tener alguna prueba o hecho que lo pruebe." Le respondió Hermione velozmente con algo de enojo, detestaba que Ron siempre la acusara de cosas. "Viste la túnica que llevaba en los brazos, ésa la que acaba de ponerse encima en éste mismo instante," le señaló. "Es de Malfoy."
"No puedes asegurar eso." Le dijo con una mueca en su pecosa cara. "Simplemente viste la túnica y supusiste que le pertenecía al hurón. No entiendo como llegaste a esa extraña conclusión." Todos los demás miembros de Gryffindor del quinto curso seguían con sumo interés su querella.
"Indudablemente Ron no es solo eso. Para empezar, la túnica es de hombre Ron, se ve al ver la costura en el respaldar, así como en el tamaño y en los acabados. Segundo, es muy fina, la familia de Malfoy posee mucho dinero. Tercero, el broche es un dragón."
"Que el broche tenga forma de dragón no significa nada Hermione, así como que la túnica sea costosa o pareciese de hombre."
"¿Cómo pudiste ver el broche desde aquí?" Le preguntó Harry mirando al punto en donde la chica había estado parada. "¡Debes tener una excelente vista! A diferencia mía..." Agregó con una sonrisa.
"Ron, ¿cuántas personas llevarían un broche de dragón en su túnica? ¿Cuántas personas podrían darse el lujo de costear una túnica que en vez de un broche normal de botón o pititas, sea uno fabricado a partir de algún metal precioso y con forma de dragón, además de incluir un par de zafiros como ojos? Eso no se compra así por así, se manda a hacer."
"Hermione tiene un buen punto con lo del broche, cabe añadir que creo haberle visto una túnica con un dragón al dragón cuando salimos a Hogsmead." Le dijo Harry a su mejor amigo, a quien sin querer Hermione había hecho sentir incómodo al mencionar el factor del dinero. Ron se había abochornado hasta llegar ha haber una competencia por la intensidad entre su rostro y su cabello. "Lo demás es solo circunstancial, por así decirlo."
"Cabe decir que fue a sentarse directamente donde él, sin ni siquiera dar una mirada a las mesas." Agregó Hermione mientras se llevaba un bocado de bavarois a la boca.
La mayoría se había retirado ya a sus salas comunes pero, Ron entre otros querían quedarse para ofrecer a la chica alternativa de ir a alguna de ella, además que querían saber en el dormitorio de que casa se alojaría. Por más que Harry y Hermione insistieron, no pudieron mover a Ron del sitio en donde había plantado los pies. Harry y Hermione llegaron a la conclusión que el único fenómeno para Ron que podría competir y ser comparado con Larimar Portocarrero, era Fleur Delacour. La última vez que ron había prestado tanta atención a una chica, fue cuando la chica llegó de Beauxbatons arribó en Hogwarts.
La chica pasó por el costado de ellos sin siquiera darle una mirada por encima del hombro a Ron. Hablaba en voz alta, sabiendo que los chicos escuchaban con atención cada palabra, y sonriendo a Malfoy. "En el Colegio Amazonas Para Brujas, bueno, solo se admiten brujas." Añadió con una sonrisa coqueta en sus carnosos labios pintados, "Creo que me gusta más aquí, con magos.
"Mañana va a ser un día muy ocupado para ti. Vas a conocer a muchas personas." le dio Draco abriendo la puerta del gran comedor para ella. Detrás de ellos Ron, Ernie Mcmillan, Lee Jordan, y muchos más les seguían el paso, y detrás de Ron, iban Harry y Hermione.
"Te conozco a ti," le dijo acurrucándosele y dejando descansar su cabeza sobre un lado de su pecho, "no me importa conocer a nadie más." Draco le dirigió una mirada de extrañeza pero, no la aparto de él. Dirigió una mirada de soslayo hacia atrás y sus ojos solo captaron la brumosa figura de una castaña.
"Larimar tendrás que. El hecho es que tengo que cumplir castigo." Le dijo, "todo el día. No te podré acompañar siempre."
"Pero Draco, tu padre le aseguró a mi padre que te encargarías de cuidarme-"
"¿Acaso no lo he hecho?" La cortó en medio de su queja. "Te he acompañado a todos lados lo últimos dos días Lari, no puedo escaparme de mi castigo... por más que quisiese."
Los gruesos labios de la chica quedaron comprimidos hasta llegar a ser simplemente un delgada línea roja. Dio un bufido de incomodidad, sus ojos negros parecieron adquirir un brillo peligroso lo cuál solo se acentuaba con el hecho de que sus pupilas no se pudieran distinguir de sus irises. Ése estado solo duró un par de segundos antes de que Larimar sonriera ampliamente hacia Draco quién se había volteado y posó sus manos livianamente sobre sus hombros inclinándose para estar a su misma altura y cara a cara.
"Mira," le dijo, un mechón de rubio cabello cayó en su rostro sobre su mejilla tapando en parte su ojo derecho, "no quiero que te sientas incómoda pero, es algo que tengo que hacer y tú tienes no tienes que cumplir el castigo a mi lado."
Larimar lo miró con embelesamiento, sus labios se separaron ligeramente al ver su rostro tan cerca. No podía de dejar e mirar su rostro, perfectamente cincelado y con un par de estrellas plateadas como ojos.
Hermione veía toda la escena desde atrás junto con todos los que estaban detrás de la chica. Podían observar la espalda de Larimar y su largo cabello azabache el cual le llegaba hasta las caderas, y de Draco podían ver su rostro. Hermione volvió a sentir el tacto de sus labios sobre los suyos inconscientemente, cerró los ojos y su pulso se aceleró al igual que su respiración.
"Hermione," Harry movió una mano enfrente de sus ojos y su rostro se tornó preocupado. "¿Estás bien?" Le preguntó cuando su amiga había abierto los ojos.
"Si Harry."
"¿Estás segura? Tu rostro está rojo, tu respiración agitada, puede ser que quieras atrapar un resfriado." Harry le intentó ayudar a ir a la torre de Gryffindor antes que Hermione pudiera objetar. "Ron vamos," lo llamó ya que Malfoy y Larimar se habían escurrido por una pasadizo en camino a los calabozos de Slytherin.
"¿Qué pasa con Hermione?" Preguntó Ron cuando su atención volvió a posarse en su linda amiga y en Harry quien un poco mas y la cargaba en sus brazos llevándola hacia donde la señora Pomfrey.
"Está enfermándose."
"Estoy bien Harry," Hermione forcejeó un poco hasta que Harry se dio por vencido y la dejo que caminará sola y tranquila, pero claro, ninguno de sus amigos le quitaba el ojo de encima solo por si se presentase el caso de un síntoma de resfriado. "El invierno es muy frío éste año, pero, de veras chicos, no me siento mal en los absoluto."
Se sentaron en el apacible sillón que se encontraba mas cercano a la chimenea, y reposando cada uno por su lado se puso a divagar en su vida, en lo que sentía. Harry pensaba en Cho, en lo bella que era pero, que en cierto sentido su figura y belleza quedaba empañadas por las de su mejor amiga. De misma manera en como él quedaba eclipsado ante los ojos de Cho por el recuerdo de Cedric. Por otro lado, Ron pensaba en lo perfecta y distinta que era Larimar de las chicas que estudiaban en Hogwarts. Con sus ojos y cabellos azabaches y su piel bronceada, al igual que con sus curvas, habían capturado las fantasías de Ron. Por su lado, Hermione pensaba en Malfoy. Su cara tan cerca a la suya, sus manos sobre ella, su aliento, el sonido de su respiración agitada por el beso, el ritmo de su corazón palpitando dentro de su pecho estando tan pegado al suyo. Sus sentidos estaban nublados, como Hermione odiaba que el tan solo recuerdo de Malfoy o de su sueño tuvieran ese efecto en ella.
La luz del alba entrando por la ventana y por una pequeño espacio abierto entre las cortinas rojas de su cama dosel, la despertó. Se aseó y miró su reloj. Notando que otra vez por alguna fuerza o acción desconocida para ella misma, se había levantado a las seis de la mañana salió de la torre de Gryffindor con la intención de ir a la biblioteca. Ya que el desayuno era a las ocho, y tenía una hora de sobra, decidió leer algo más del libro. Recordó el párrafo que había leído e intentaba encontrarle sentido.
"Votre coeur et âme
Zut sera pour l'éternité
Votre joli visage
Deviendra défigurez
Faites entrer votre peau lisse
Ce que votre coeur a montré à moi" Las palabras resonaron en la soledad
de la biblioteca.
Hermione se dio con una enorme sorpresa al ver que la persona quién había recitado las palabras en voz alta no era otra mas que Larimar quien sencillamente parecía encontrarse leyendo el libro 'La Bruja Que Amó Al Dragón'.
Hermione no había logrado comprender las palabras pronunciadas, ya que ella no sabía francés pero sabía que la traducción se daba en el inferior de la página. Larimar no había tenido tiempo de leer la traducción ya que fue interrumpida por Hermione.
"Tú eres un alma vieja," le dijo sin mayor contemplaciones la chiquilla quien ahora llevaba un pantalón negro stretch y un suéter con cuello de tortuga de color verde jade, mientras que Hermione iba vestida con su típico uniforme de Gryffindor, "al igual que yo."
Hermione quedó perpleja y sin entender como era posible que la chica haya dicho tal incoherencia. Al ver el semblante confundido de Hermione, Larimar soltó una risotada, y justo entró Malfoy a la biblioteca. "Draco, te ves bien en el uniforme, aunque ayer con el suéter y pantalones negros tan bien te veías *divine* ¿Cómo te llamas?" Preguntó tornando su atención hacia Hermione nuevamente después de haber contemplado a Draco unos segundos.
"Esa es Granger," Malfoy le dijo a Larimar sin mirar a Hermione.
"Granger, después te explicó como sé lo de la edad de las almas." Larimar le hizo un adiós amigable con la mano y se fue junto con Malfoy.
"¿La edad de las almas?" Le preguntó Malfoy con una ceja arqueada.
"Al igual que las nuestras, la tuya también es vieja. El colegio en donde estudio queda ubicado, bueno sé que no se debe decir la ubicación, así que solo les diré que queda en la selva. Al igual que ustedes van a, eh, ¿adónde fuimos el otro día Draco?"
"A Hogsmead."
"Bueno, al igual que ustedes van a ese pueblo mágico, nosotras también vamos a uno pero, es muy distinto. Está conformado por chozas de nativos y shamanes, los brujos allá solo son adivinadores. Los nativos tienen su propia forma de vida, y allí solo hay unos 5 shamanes no más, los demás son muggles pero conviven pacíficamente. Además es un pueblo que está prácticamente descomunicado con el mundo solo se llega en canoas al igual que al colegio, pero para ir más rápido le echan un embrujo. En mi último paseo al 'pueblo' fui a la choza del shaman más reconocido y poderoso. Él me dijo que mi alma lleva miles de años sufriendo, que es antigua."
"¿Y creíste en las patrañas de unos brujos o shamanes que nunca han conocido civilización alguna y que además tienen el descaro de convivir con muggles?"
"Ya te dije Draco, esos muggles ni siquiera saben que es magia, solo creen que son algo así como emisario de los Dioses, no hablan ni inglés, ni español ni lengua alguna difundida, tienen su propio dialecto. Por otro lado, yo soy una excelente vidente. Leo las hojas de coca con gran exactitud."
"¿Hojas de coca?" Preguntó Malfoy extrañado por las creencias culturales de la muchacha.
"Es una forma rudimentaria de adivinación que es mayormente utilizada en la parte suroeste de Sudamérica, en la cual se emplea las hojas de la denominada planta de coca." Explicó Hermione como era su costumbre mirando a Malfoy quien le sostuvo la mirada hasta que ésta, por pudor virginal, la aparto.
Lo que sucedía tenía solo un nombre: choque de culturas. Era así de sencillo, ella creía lo que le habían enseñado en su colegio, y Malfoy lo que había aprendido en Hogwarts.
Se fueron de la biblioteca. La voz de Larimar aún llegaba a los oídos de Hermione, ésta le explicaba a Malfoy el diseño arquitectónico de su colegio.
Hermione se dispuso a asir el libro que había sido el punto de su interés. Grande fue su sorpresa cuando no lo encontró por ningún lado ni en las cercanías de la mesa. Se dirigió rápidamente hacia el estante con la cabeza divagando en sus propios pensamientos.
'¿Habrá sido otro de esos extraños sueños?' le preguntó su conciencia. Hermione ya no estaba totalmente segura de nada. Pensaba que había comenzado a mezclar la realidad con la imaginación y con los sueños. Lo que había pasado durante su castigo ya no estaba claro. Verdad o imaginación, ésa era la cuestión. 'Malfoy no ha cambiado en lo absoluto en su actitud. Es como si no hubiera pasado nada, y ¿si no pasó? Ron estaría muy feliz de saber que tenía razón: leer acabará con mi cordura. Terminaré en San Mungo...'
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N/A: Honestamente no sabía en que terminar así que lo dejaré sin un "cliffhanger" muy interesante que digamos. ¿Lo odiaron? ¿Les gustó? háganme un REVIEW así soy feliz, y miren que ésta vez he escrito mucho + rápido a pesar de los defectos de la vida. LEAN X FAVOR: Todos Aman A Alguien (http://www.fanfiction.net/read.php?storyid=889827) y Harry Potter y la Caja de los Recuerdos (http://www.fanfiction.net/read.php?storyid=1178035)
