N/A: Akí va otro capítulo en la historia de las vidas de nuestra pareja Hp favorita!!! Les informó que temo k la historia va a ser mucho más larga de lo que tenía planeado. Díganme que opinan sobre eso plz.
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"A Veces La Vida Nos Sorprende"
autora: Crookshanks
e-mail: hermione_granger_4ever@yahoo.com
"Te aseguro Harry que ésa poción es muy fácil de hacer. Es mucho más fácil aún que la que hicimos durante el segundo curso chicos," Hermione trató de animar a sus amigos. Harry le había comentado durante la cena que Snape les había dado los ingredientes y pautas generales de una cierta poción y estaba en manos de los alumnos prepararla.
" Es que no tenemos la más mínima noción de por donde comenzar siquiera." Aclaró Harry. En ése instante Ron les hizo un ademán de bajar la voz y entró Snape con su típico cabello grasoso y rostro cetrino. Hermione estaba conciente de que ése día, como muchos otros, estaría absorta en las clases ya que debido a su resfriado no iba a ser mandada a la nieve a cumplir ningún penoso castigo.
Cuando Hermione menos se dio cuenta, sus planes ya habían cambiado. Su mente, antes tan presta a prestar atención en clases, había comenzado a divagar sin rumbo fijo. Sus ojos se encontraban inmóviles fijados en algún punto de la pared del salón de clases. Sin darse cuenta, con los codos cómodamente recostados sobre su carpeta, su dedo índice había comenzado a enroscarse en uno de sus bucles castaños mientras que su otra mano paseaba perezosamente por su cuello y pecho jugando inconscientemente con el medallón plateado.
"Señorita Granger, ¿podría decirme tres de las diez consecuencias de aspirar el vapor de la Bezoar mientras que es hervida?" La resonante voz provocó que Hermione diera un pequeño salto en su sitio de lo cuál sólo las personas que la conocían bien como Harry y Ron, además de Malfoy, se dieron cuenta.
"¿Puede repetir la pregunta por favor, profesor Snape?" Preguntó Hermione con algo de temor y sorpresa en la voz, sorpresa causada por ser extraída de su pequeño mundo de nada. Snape volvió a repetir fríamente palabra a palabra. "Desmayo, urticaria, y sangrado nasal."
"Bien señorita Granger. Tres puntos menos por no estar atenta y hacerme repetir la pregunta." Ante ninguna queja Snape se aplacó. Al término del periodo Snape llamó a Hermione y a Draco. "Como han perdido un par de horas por el castigo tendrán que presentarme un trabajo grupal para compensar sus notas." Ante los rostros atontados de dos de los mejores estudiantes del quinto curso, Snape añadió, "¿qué? ¿Acaso pensaron que iban a obtener calificaciones en mi curso por estar paseando fuera del castillo? Ni hablar." Dijo entre dientes. Abrió la gaveta inferior de su escritorio y sacó de ella un pedazo de pergamino el cuál se lo entregó a Draco. Hermione se alzó en puntillas para poder leer por encima del hombro de Malfoy. "Tienen que investigar la preparación de la poción, su historia, por quién fue hecha por primera vez, sus efectos, los efectos si es mal hecha y las variaciones de la misma, en fin: allí se encuentra todos los tipos de información que necesito."
"Disculpe profesor," dijo Hermione con los ojos entrecerrados y el ceño algo fruncido, "¿cómo se pronuncia, tiene más de diez letras y tan sólo dos vocales."
"Señorita Granger, éste es un trabajo de investigación del curso de Pociones, no de fonética. No necesito que sepa pronunciar el nombre de la poción sólo que sepa como se escribe. ¿Alguna otra pregunta?" Miró a ambos. Ninguno se inmutó. "Perfecto. Continúen, vayan a la siguiente clase."
Ambos chiquillos se dirigieron a sus pupitres para recoger sus cosas. Malfoy terminó primero y dado que su carpeta se encontraba situada al otro extremo de la puerta y obligatoriamente tenía que pasar por delante de Hermione, decidió esperarla debido a que tenía desde el día anterior algo que le daba vueltas en la cabeza y sólo ella iba a poder sacárselo.
Hermione se mordió levemente el labio inferior mientras que miraba de reojo por encima de su hombro a Malfoy. '¿Por qué no se va?' pensaba, 'Vamos vete, vete.'
Guardó sus cosas con una lentitud casi estática. Hermione estaba comenzando a exasperarse y estuvo a punto de voltearse y darle un grito cuando él sonrió. Al final de unos diez minutos, Hermione tuvo que llegar al inevitable final de cerrar y levantar con la mayor lentitud posible su mochila.
Para Draco era muy divertido ver como todo lo estaba haciendo en cámara lenta, incluso pareció como si el tiempo real hubiese sido afectado, y todo por él. Eso le levantaba en algo el ego, ¿acaso su presencia era tan incómoda para Granger? Bueno, tenía que discutir un problema. "Vamos Granger, termina ya con eso que pareces uno de esos duendes mimos que están en la plaza del centro de Hogsmeade."
"¿Malfoy? ¿Estabas acá?" Preguntó fingiendo no haberse dado por enterada de la presencia del chico. Lástima que nunca había sido muy convincente mintiendo..
"¿Alguna vez te habían dicho que eres una pésima mentirosa?"
"Eh, no además, ¿por qué alguien habría de decírmelo?" Respondió Hermione manteniendo su posición de no entender lo que le decía.
"Por lástima porque realmente debes mejorar tus habilidades escénicas porque como actriz te morirías de hambre. Y te lo digo seriamente." Dijo la última oración con una voz seria poniendo también un rostro fiable y serio lleno de honestidad para después romper en una mueca.
Hermione sólo lo observó con sus bonitos ojos miel bien abiertos y los bordes de sus labios dibujándose hacia arriba, suprimiendo una sonrisa. Lo miraba con algo de asombro. Su rostro le parecía tan infantil y a la vez tan de hombre, lleno de vida y energía, era como si mirará a alguien que ella ya conocía desde antes, de toda la vida y para toda la vida. Sintió que ése rostro lo había mirado cientos de veces, como si estuviera grabado en alguna parte de su memoria.
Snape los miró con recelo. Sabiendo que tenían que irse antes de que les llamarán la atención o ellos mismos llamar la atención de Snape aún más, salieron del salón de clases. El profesor Severus Snape miró con fría mirada científica cada paso que dieron antes de que se encontraran lejos de su vista tan escrutiñadora.
Caminaron por el oscuro pasillo de los calabozos en silencio y ya podían vislumbrar el primer escalón que los sacaría de aquél lugar. "Granger..." Malfoy la llamó antes de que ella estuviera a menos de medio metro de las escaleras, la detuvo agarrándole los hombros. Se acercó por detrás Hermione podía sentir su tibia respiración muy cerca de su cuello y piel, en medio del intenso frío invernal. Sintió sus rodillas débiles y por un segundo le entró la duda sobre si es que iban a poder soportar todo su propio peso sobre ellas.
"Te tengo una pregunta, " Hermione sabía que era el mismo niño nunca preguntaba si es que podía preguntar, iba directo a los hechos. 'Las personas son los que son', se dijo ella misma, 'no puedes cambiar eso.'. "¿Cómo conseguiste esto?" Concluyó Malfoy jalando con sumo cuidado la cadena por detrás de su cuello con un solo dedo y dándose la vuelta para estar frente a ella.
Hermione lo miró perpleja, "¿por qué lo preguntas?"
"No me respondas con otra pregunta, sólo responde."
"Y ¿qué pasa si creo que no es de tu incumbencia? Hasta lo que yo sé es mi decisión responderte o no." Hermione respondió mirando las esclareas con aprehensión. "Además, es mi problema donde consigo mi alhajas."
Draco alzó las cejas y a Hermione le dio la impresión de que él sabía algo que ella no y que se daba como el ganador de la pequeña querella. Después, ante los ojos de Malfoy, recordó claramente lo que había leído en el pendiente. Levantó la mirada, sus ojos expresando sólo asombro. "¿Es tuyo?" Hermione preguntó, más estableciendo que preguntando.
Malfoy se limitó a únicamente mover la cabeza afirmativamente lo que provocó que un mechón de rubio platino cabello cayera sobre su ojo derecho. Poco le faltó a Hermione para levantar la mano y acomodarle el cabello. Le debió dar las gracias a Dios cuando él mismo lo hizo antes de que su impulso la controlará y lo hiciera ella misma. ¿Es que acaso se estaba volviendo loca? ¿Cómo era posible que por poco y le arreglaba el cabello al odioso Slytherin? ¿Cómo era posible que realmente ella quisiera acariciar suavemente con su mano su cabello y rostro al tenerlo tan cerca?
A Hermione, Malfoy ya no le resultaba tan detestable como antes. Sí, era un chiquillo fastidioso, engreído y quejumbroso que se pavoneaba por donde pasaba, pero también era risueño, confiado, lleno de vida, interesante, y siempre decía lo que opinaba, nunca se quedaba callado si tenía algo que decir.
Hermione sintió que su corazón esquivaba un latido. Era un latido crucial. '¡No puede ser...!' pensó con desazón. Al ver sus ojos grises tan cerca y sabiendo que él entendía la confusión que había en ella tan sólo con mirarla a los ojos, no, él podía ver directamente dentro de sus ojos como si fueran un par de ventanas abiertas para él, ella dio un suave bufido de resignación y ya no le quedaba duda alguna. ' No lo odio es más, incluso CREO que... ¡ no!' Pensó y lo volvió a mirar, las rayitas plateadas bien dibujadas, sus ojos no tenían fin, era como ver un universo entero dentro de ellos con estrellas y todo. Malfoy se mordió los labios y el dedo índice enroscado en la cadena se liberó para poder llevar su mano a la mejilla de Hermione. Ella cerró los ojos y su cara se ladeaba hacia su mano como queriendo sentir más, como deseando de que todo su rostro pudiera estar en contacto con él. Antes de lo que parecía inevitable sucediera, se escuchó una fría voz que hizo que incluso las paredes de fría piedra del calabozo retumbaran.
"SEÑORITA GRANGER, ¿no debería estar en su clase? Malfoy anda a clases." Ambos casi saltaron a distintos extremos al escuchar la voz de Snape. Draco retiró su mano en menos de un segundo y ella abrió sus ojos que miraban a todos lados asustados y se alejó a un metro de él. Snape los miró con un recelo increíble. Tenía el rostro fruncido y los ojos desorbitados. Sus labios estaban cerrados y eran tan sólo una línea casi invisible en su rostro cetrino.
Hermione miraba de una lado a otro, de Malfoy a Snape, de Snape a... "Ya, ya Severus." Dijo Dumbledore mirándolos con ojos brillantes. "No seas tan severo con los niños. De cualquier manera iba a retirarlos de sus respectivas clases para informarles sobre en qué consiste su próximo castigo."
"¿Castigo?" Preguntó Hermione algo desubicada para luego recordar que todavía tenía que cumplir varias horas de castigo. Había pasado como media semana antes de que la señora Pomfrey la autorizara ir a clases por miedo a que contagiara a los demás estudiantes y se propagase una epidemia. Para la sanidad mental de la mejor amiga de Harry Potter, el último sueño extraño había sido el que tuvo en la enfermería.
Snape sonrió con desdén, "¿Acaso supone que por ser amiga del señor Potter se librará así?"
" Severus no exageremos. La señorita Granger no ha insinuado eso en lo más mínimo. Señorita Granger, señor Malfoy si gustan en acompañarme a mi oficina para que les pueda explicar." Ambos estudiantes asintieron sin inmutarse y siguieron al director a través de escaleras y pasillos hasta llegar frente a una gárgola de piedra grande y extremadamente fea, en frente de la cual Dumbledore se paro . "Ranas de chocolate." La gárgola revivió y se hizo a un lado, al tiempo en que la pared que había detrás se abría en dos. Detrás del muro había una escalera en forma de caracol que subía lentamente hacia arriba, como si fuera mecánica. Al subirse Dumbledore, Malfoy y Hermione la pared volvió a cerrarse tras ellos con un golpe sordo. Subieron más y más dando vueltas, hasta que al fin, vieron ante ellos una puerta de roble, con una aldaba en forma de grifo, el animal mitológico con cuerpo de león y cabeza de águila.
Se encontraron en una sala circular, grande y hermosa, en la cuál podían escuchar los más leves y curiosos sonidos. Los cuadros de los antiguos directores de Hogwarts despertaron de su perezoso sueño para observar a los nuevos visitantes. Lo que más llamó la atención de Hermine no fueron los cuadros, ni los objetos extraños que hacían ruiditos y echaban bocanadas de humo que se encontraban sobre una mesas de patas finísimas, ni el Sombrero Seleccionador que se encontraba ajado y roto como siempre, y mucho menos Fawkes el inteligente Fénix que Dumbledore poseía como mascota que le había salvado la vida a Harry durante el segundo curso, sino la gran cantidad de libros que habían en los numerosos y gigantescos estantes.
"Dado a la salud de la señorita Granger, el castigo fue pospuesto y ahora debido a que estamos en los últimos días de diciembre, tienen una misión que pueden empezar mañana mismo pero, eso si les digo, que no la van a terminar hasta después de las vacaciones de Navidad." Dumbledore explicó con voz serena mientras tomaba asiento detrás de su escritorio. Miró a los ojos de Hermione y luego a los de Malfoy para poder ver según las expresiones que llevaban que era lo que opinaban. "Limpiarán la pajarera de las lechuzas del colegio y además las alimentaran. Y como les explique antes, la limpieza les llevará algo de tiempo debido al tamaño de la pajarera. En realidad preferiría que se pongan al día sobre las clases que perdieron y si es que no se encuentran muy cansados para cuando hayan terminado, ir a comenzar la limpieza."
"Señor director," objetó Malfoy mirando a Dumbledore con cara de asco. "La limpieza es tarea de elfos domésticos, no de ma-"
Fue cortado por Hermione la cual había formado un movimiento a favor de los elfos domésticos llamado el Frente de Liberación de los Elfos Domésticos que aunque hubo fallado el año anterior no significaba que había perdido el interés por defender el derecho de aquellas pequeñas criaturas. "¡ No es verdad! Ellos deberían ser tratados como igual a los magos y brujas pues sugiero que cuando te refieras a ellos lo hagas con respeto y..." para Draco fue como haber hecho un hechizo silenciador ya que dejo de escuchar cualquier cosa que la chiquilla dijera. En vez de eso comenzó a cantar mentalmente y a preguntarse por qué diablos la soportaba, "...y por lo tanto no es mas que un derecho primordial de que comiencen a remunerarlos por el enoooooorme trabajo que éstos seres desempeñan con el más grande ahínco ya que-"
"¡Realmente no sé como Potter te soporta!" Irrumpió Draco. Dumbledore sólo los observaba dulcemente, y había escuchado y mirado a Hermione, asintiendo con su cabeza cada vez que ella enfatizaba un punto de los derechos de los elfos domésticos, suprimiendo sonreír ya que eso hubiera podido ser malentendido. "Bueno Weasley te soporta sólo porque le gustas, ¡pero Potter!"
Hermione tenía un rostro de confusión antes de levantar el dedo índice para hablar, "primero, " dijo sacando únicamente un dedo de la mano y por poco chocándosela en los ojos de Malfoy, "los elfos domésticos realmente tienen derechos que deben ser respetados, segundo," levantó un dedo más, "Ron no hace más que soñar toooodo el día que tu querida amiguita le hace caso, y, tercero," levantó un tercer dedo, "la única persona insoportable en ésta oficina eres tú."
"Niños," llamó Dumbledore dulcemente mientras que levantaba sus gafas en forma de media luna las cuales se habían resbalado sobre su nariz curva, "tranquilícense. Bien, " dijo una vez que la atención de ambos retornará hacia él. "Yo les aconsejaría que se olvidasen del castigo hasta después de las vacaciones de Navidad. Ahora vayan a sus clases que si no me equivoco la hora se encuentra a punto de terminar."
Salieron ambos de detrás de la gárgola con paso rápido y enfadado. Hermione no podía entender cómo era que se le había olvidado el puerco que Malfoy era en realidad. ' Tremenda alimaña,' pensó.
"No puede ser que un Malfoy tenga que venir a soportar pasar tanto tiempo con una sangre sucia sabelotodo," Malfoy le dijo con desdén y aire de superioridad. "Mi padre se va a enterar de esto."
"¡Y cómo no! Si siempre que necesitas o quieres algo vas donde tu padre, como todos le tienen miedo, cómo no va a conseguir lo que quieres."
"Sólo con miedo viene el poder, pero ¿cómo podría yo esperar que una sangre sucia como tú comprendiera la sociedad mágica?," preguntó en forma retórica.
"No voy a perder mas tiempo de clases, desperdicio de mago. ¡Me voy!" Y con eso Hermione comenzó a caminar a paso rápido hacia dónde se encontraban todos los Gryffindor del quinto curso.
Malfoy se dio media vuelta sólo para encontrarse con Snape mirándolo desde las sombras. "Creí haberle dicho Malfoy que fuera a su clase, no queremos que bajen puntos a nuestra querida casa, ¿verdad?"
"Desde luego que no, señor.." Respondió Malfoy a regañadientes. En verdad que la asquerosa sangre sucia podía ponerlo de tan mal humor hasta sentir su sangre hirviendo en sus venas. Malfoy siguió su camino.
Snape subió silenciosamente hasta el despacho de Dumbledore. El director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se encontraba encorvado acariciando la cabeza de Fawkes, el fénix. "Yo no entiendo realmente," dijo con una gota de desánimo tangible en la voz, "no hay magia, ni hechizo, ni encantamiento, ni poción posible que me haga entender porque cuando las personas dan cinco pasos hacia adelante, tienen que retroceder siete."
"¿A qué se refiere?" Preguntó con recelo Snape.
Dumbledore se volteó y sonrió. "Sólo hablaba sobre una característica de la humanidad." Se paso la mano por la barbilla la cuál se encontraba totalmente poblada por una barba gris y puntiaguda que se extendía hasta la altura de sus tobillos. "Dime Severus, ¿qué te trae a mi oficina?"
"Quería saber si es que no encontró, bueno... ¿algo inusual en toda la situación desplegada hace unos minutos?" Tragó saliva, "¿realmente tenía algo de qué conversar con ellos?"
"¿Estás dudando de mi palabra Severus? Si quieres saber yo no noté nada fuera de lo común."
"Por supuesto que no director. Con lo de inusual me refería a que no es normal que un par de alumnos se puedan tomar tantas atribuciones y llegar a clases cuando quieran. Por supuesto estoy convencido que todo es obra de Granger y que Malfoy no tiene nada que ver, y es más estoy seguro que incluso la señorita Granger copió esa manía de Potter."
Hermione se sintió relajada y en plena alegría cuando llegó la mañana de Navidad. Ron y ella habían decidido pasar la Navidad en Hogwarts, como ya les era costumbre, para poder acompañar a Harry. Ellos junto con un alumno del séptimo año de Ravenclaw, y un par de alumnas de tercer año de Hufflepuff eran los únicos que se quedaban en fiestas. El Trío estaba contento con el hecho de que no hubiera ni un solo alumno llevando la insignia con la serpiente bordada en ella, en especial cierta chica llamada Hermione Granger, aunque claro, sus amigos ignoraban completamente eso.
El baile de Navidad que había sido llevado a cabo antes en la navidad del curso anterior, no se repitió a pesar de las expectativas de la mayoría de los estudiantes, no obstante se sentían aliviados al no tener que pasar nuevamente por la experiencia de buscar con quien asistir al mismo. Ello se debió a que Cornelius Fudge, el Ministro de Magia, se encontraba enemistado con Albus Dumbledore por haber asegurado que el Señor Tenebroso se había recuperado, "¡Tonterías tuyas!" decía, " Quién- No-Debe-Ser-Nombrado falleció aquella noche en que atacó a los Potter. Harry sólo busca atención, después de todo es un adolescente acostumbrado a la fama desde muy joven." había denegado el permiso a la escuela de realizar un baile que sólo tenía la costumbre de hacerse cuando se realizaba el conocido Torneo, según él porque el mismo sólo se llevaba a cabo en el año que hubiera Torneo. Los chicos no tenían que despreocuparse del todo respecto al tema de las parejas ya que Dumbledore había asegurado vehementemente a su alumnado de que más adelante organizarían su propio baile, con otro nombre y en otra fecha para que no hubiera lío. Aunque Hermione ya había encontrado hace mucho tiempo con quien ir: sus mejores amigos.
Hermione ató su bata rosa sobre su pijama de franela y se dirigió, después de abrir sus regalos, al cuarto de los chicos el cual era redondo. Allí encontró a Ron y a Harry hablando de sus regalos, ambos con unas chompas con sus iniciales tejidas en el pecho, tejidas por la señora Weasley, puestas encima de la pijama. "Agradece a tu mamá de mi parte," le dijo Hermione a Ron mientras se sentaba en la cama de Harry, "a mí me envió una chompa blanca con una 'H' de color rosa. Muy linda y hogareña por cierto."
"¿Vamos a visitar a Hagrid?" Propusó Harry a quién el amable medio gigante le había enviado un bolso llenos de bizcochos, al igual que a Ron y a Hermione. Debido a que los tres chicos de Gryffindor ya habían tenido la oportunidad de probar las destrezas culinarias de su amigo, ninguno se atrevía a comer nada.
Encontraron a Hagrid dentro de su cabaña con su abrigo de topo puesto encima y sentado con una expresión meditabunda en su sencilla mesita de madera. El té estaba hirviendo hace más de quince minutos y después que Hermione saludó a Hagrid fue a echarle un vistazo a la tetera. No había nada: se había evaporado todo el té de naranja y alcachofa que había hervido.
"¿Qué pasa Hagrid?" Le preguntó con curiosidad Ron mientras que tomaba asiento a la mano derecha del medio gigante. Ante la pregunta de ron Hagrid no volteó a mirarlo sólo suspiró, tampoco había devuelto el saludo que los chicos le habían hecho al entrar en su cabaña.
"¿Hagrid?" Lo llamó Harry. Al notar que no respondía Ron decidió agarrarlo por el cuello del saco y darle un tirón.
"¿¡ QUÉ!? ¿Qué pasa?" Sorprendido Hagrid se levantó saltando casi hasta el techo de su pequeña sillita Hagrid al ver a los chicos se calmo y volvió a tomar asiento ya más tranquilo. Los chicos le preguntaron qué le había pasado, por qué se había encontrado así de ensimismado.
"Madame Maxine, la directora de Beauxbatons, me mando un búho ésta misma mañana."
"Pero Hagrid, ¡eso estupendo! - ¿que le vas a responder?- ¿por qué estás así? Creí que te gustaba..." Dijeron cada uno. Hagrid los calló con un ademán de la mano pidiéndoles silencio y atención. ¡ Pero cómo no ! Si ni uno de los tres entendía el por qué de la actitud de Hagrid. Hagrid metió la mano derecha en el bolsillo izquierdo de su rural saco y de él extrajo un sobre doblada y del sobre, una carta doblada en ocho y algo arrugada. Extendió la mano y puso el pergamino en manos de Hermione quien en un segundo con los ojos estudió la construcción de la carta, sólo constaba de dos párrafos no muy largos, la letra era impecable y el pergamino era de color melón. Se aclaró la garganta y comenzó a leer:
"La presente es para informarle a usted, (y no digo señor porque no lo es) que muy a mi pesar, la cooperativa institucional de Beauxbatons, que es algo así como el consejo escolar de Hogwarts (casi sinónimos pero temí que no lo entendiera) ha decidido solicitar su presencia en Francia debido a los extraños sonidos audibles en la madrugada provenientes del bosque más cercano al Instituto Beauxbatons el cuál se encuentra a una considerable distancia de diez kilómetros y, aunque no forme parte de los terrenos de la escuela, es por la seguridad del alumnado que sin importar que tan desagradable usted me pueda resultar, ha sido convocado.
Me tomé el atrevimiento de remitirle un búho al director de Hogwars, Albus Dumbledore informándole sobre mi solicitud. Sin nada más que agregar espero que tome una decisión lo antes posible y de ser afirmativa la misma, se enviará un carruaje por usted. Le rogaría que no me dirija la palabra mientras dure su estancia. Gracias.
Firma
Madame Maxine Directeur d'Institution Beauxbatons de Magie et Affinage "
Hermione terminó de leer la carta y se la pasó a Ron quien a pesar de haber escuchado atentamente al igual que Harry, necesitaba verlo con sus propios ojos. "¿Qué vas a hacer?" Le pregunto Hermione con cuidado sabiendo de que a pesar del aspecto hosco y rural que Hagrid portaba, su corazón era más blando que una gomita en forma de osito. Aunque claro muchos sacaban partido de la esa virtud.
Hagrid pareció pensarlo un buen, finalmente se agarró la cabeza con las manos y exclamó, "¡ no sé!"
Harry opinó que debería ir, "nadie dijo que Madame Maxine no podía cambiar de opinión." Ron por su parte opinaba que también debía ir "Un viaje gratis a Francia no se desperdicia," decía. Hermione era la más conciente de los tres y como Hagrid también sabía eso, aunque hayan respondido afirmativamente dos de tres, él aún aguardaba que ella dijera que no parea tener una excusa. "Este interesada en ti o no, yo también concuerdo con ellos, " dijo señalando con un gesto de la cabeza a sus amigo, "lo importante es la seguridad del los alumnos del Instituto."
Cambiaron de tema y después se retiraron al castillo. Al día siguiente siendo aún un día antes del retorno de los estudiantes, el Trío salió sigilosamente del castillo encaminándose hacia la cabaña de Hagrid pero antes de que siquiera pudieran estar a menos de cincuenta metros de distancia vieron caminar hacia ellos a un mago de gris barba larga y puntiaguda, con nariz ganchuda, y ojos azules oscuros que brillaban con dulzura; era Dumbledore.
"Harry, Ron Hermione;" Los saludó con un gesto de su cabeza y los miró a cada uno mientras que mencionaba sus respectivos nombres. "Niños, regresen al castillo que Hagrid ya no se encuentra."
"¿Qué?" Preguntó Harry con asombro aunque realmente no le sorprendía en lo absoluto que Dumbledore supiera.
"Ha ido a Francia, al Instituto Beauxbatons, como ustedes ya saben." Los chicos asintieron y se disculparon con una excusa sin mucho sentido, sin embargo, no querían quedarse mucho más tiempo por allí por más que el director les agradase porque de alguna manera el anciano siempre estaba enterado de todo.
Por fin llegó el retornó de los alumnos de las vacaciones de Navidad. Niños y jóvenes alegres con mejillas sonrosadas por el frío entraban al castillo por las enormes puertas entonando alegres villancicos y comiendo deliciosos dulces. Los gemelos Weasley, los cuales ya se encontraban cursando el séptimo curso, lanzaron bombas fétidas en el Gran Comedor en la cena la misma noche del retorno. Hermione rió desde su sitio sitio tapándose la nariz aunque claro, éstas habían sido lanzadas hacia la mesa ubicada hacia el lado izquierdo desde la puerta.
Hermione vio, emitiendo unas sonoras carcajadas junto con todos sus amigos, como Pansy Parkinson saltaba de un lado a otro dando alaridos junto con Larimar que también chillaba furiosa. Al caer la bomba fétida, Malfoy se había puesto en pie de un sólo respingo y ágilmente, al cabo de unos tres segundos ya se encontraba lejos del meollo del problema y del olor. Viró la cabeza hacia los carcajeantes muchachos, sus ojos grises claro sosteniendo una mirada dura de extremo odio.
Todos los alumnos fueron ordenados de retirarse del Gran Comedor ya que el olor amenazaba con expandirse en todo el comedor aunque con menor grado de fuerza.
Entre el tumulto, mientras que Hermione sostenía una plática con Hannah y Justin, quién no escatimaba en intentos para convencer a Hermione de salir con él, sintió un tirón de la manga hacia atrás. Se hubiese caído de no ser por que fue a dar contra la pared de debajo de las escaleras. "Quiero mi cadena y la quiero ahora." Le dijo sin emoción alguna una fría voz con ojos demandantes.
Cómo detestaba Hermione que tuviera la madurez de un niño de siete quien hace rabieta cuando se le quita un juguete. En una arrebato que estuvo fuera de su propia comprensión. Agarró el medallón que se encontraba encima de su polo y lo metió por debajo del mismo. Confiada de que no lo haría lo retó, "Haber sácalo si atreves."
Draco sonrió con una media sonrisa desdeñosa, alzando una esquina del labio superior y la ceja con aire de superioridad. Le sostuvo ambas mano con fuerza sobre la cabeza, ante la mirada atónita y horrorizada de Hermione, y con su expresión desdeñosa y burlona sin abandonarle el rostro, metió su mano por dentro del cuello del polo. Hermione sintió un casi inexistente roce cuando él agarró el medallón que se encontraba a la altura del inicio de su pecho, su mano se encontraba helada y la heló a ella también además de hacerla retorcerse un poco a causa de lo fría que estaba, él sacó su mano con el medallón en la mano. Le soltó las manos mientras que sin resistencia alguna por parte de ella debido a que encontraba asombrada de lo estúpida que había sido al retarlo, abrió el broche y retiró la cadena de su cuello. "Esto ya regresó con su verdadero dueño." Dijo y se lo colocó en el cuello, se dio media vuelta y se fue.
Todo había sido muy rápido y Hermione se sentía algo tonta parada allí contra el muro de piedra de debajo de las escaleras. Lo siguió con la mirada y vio que desaparecía en un pasadizo que llevaba a los calabozos. Se mordió los labios y se dijo a sí misma "tonta Hermione." Tenía las mejillas un poco más coloradas que antes, debido a algo más que el frío.
"¿Adónde puede haber ido?" escuchó Hermione la voz de Justin preguntando con aflicción seguramente a Hannah, "Estaba junto a nosotros."
"No tengo ni idea," dijo Hannah, "tal vez regresó al Gran Comedor, o a la biblioteca, o... realmente ¡no sé!" Hermione vio en ello su oportunidad de alejarse de los Hufflepuff pero ella estaba tan bien conversando con ellos como amigos, lástima que Justin quería más que la amistad que ella le pudiese brindar y Hannah parecía dispuesta a hacerla de Cupido.
'¿Qué hacer?', pensó, 'por un lado podría zafarme de ellos al menos por hoy pero por otro, se escuchan preocupados. Mmm, veamos...' pensó mientras un dedo daba suaves golpecitos sobre su mentón, lo cuál sólo realzaba su gesto facial de reflexión.
"¿Qué haces acá?" Atónito Justin le preguntó mirándola fijamente a los ojos y Hannah se paró a su lado también sorprendida por el lugar en donde la habían hallado. "Te hemos estado buscando por todos lados!"
"¿Sí?" fue lo único a que atinó a responder Hermione pero tan pronto hubo pronunciado el monosílabo se recriminó, '¿Sí? ¡Qué mala respuesta! Si no me siguen preguntando será de pura bendición divina.' Ambos la miraron extrañados y antes esto a Hermione no le quedo otra solución, tragó saliva y respiro profundo antes de decir: "Me alegra que te hayas preocupado por donde me encontraba, Justin." Hermione se sintió fatal al ver la sonrisa que aparecía en los labios del Hufflepuff. Se sentía ruin al haberle dado falsas esperanzas, después de todo él sentía algo por ella.
"¿En serio?" Pregunto emocionado y Hannah comenzó a dar pequeños pasos en reversa para dejarlos solos de manera discreta que por obvios motivos no pasaba desapercibida por Hermione.
"¿Por qué te engañaría, jeje?" '..................no hablemos de cargos de conciencia' pensó. "Me siento algo cansada," añadió antes de que el el chico pudiere responderle lo cuál ella había querido evitar y lo había logrado.
"¿Te acompaño a la torre de Gryffindor?" le preguntó. Ella asintió con la cabeza, pero pensó en '¿qué clase de chico te pregunta si puede o no puede tener una cortesía con una? Esas cosas simplemente se hacen' Pero, ¿de qué se quejaba? 'Después de todo tú no sientes nada por Justin.' le dijo su conciencia. 'No pidas que te dé algo que tú no estas siquiera dispuesta a intentar dar.' Después añadió mentalmente, 'pero Justin quiere cualquier cosa menos una cortesía por parte tuya.'
"Bueno, no quiero que dejes sola a Hannah, anda alcánzala que me daría mucha pena que por mi culpa ella tenga que regresar sola a su sala común."
"Pero-"
"Nada de "peros" es tu mejor amiga, ¿no? Entonces anda a su lado como ella siempre está al tuyo." Hermione se despidió con su mano y comenzó a subir las escaleras a prisa.
Conforme iba acercándose a la Torre de su casa, un miedo natural nacido de su lado intuitivo comenzó a apoderarse de ella. ¿Qué pasaría s otro de sus extraños sueños se repetían? Después de todo ya habían transcurrido varios días desde el último de ellos. Aunque Malfoy no le había confirmado nada, ella estaba segura que al no haberlo negado y al haberla buscado es porque el también compartía la misma tortura que ella.
Abrió ampliamente los ojos al darse cuenta de lo peligroso que se estaba volviendo dormir. En el sueño más reciente había podido adquirir un objeto que era ajeno a ella y peor aún, que le pertenecía a Malfoy. Cosa que tan sólo demostraba que loa bordes que circundaban la realidad cada vez se encontraban menos definidos, al igual que el de los sueños...
'Las cosas están MUY mal Hermione', pensó mientras que caminaba sin rumbo fijo. 'Están peor que antes.' Ya no se dirigía hacia su acogedora sala común, sino por todo lo contrario al lugar que había iniciado de alguna manera, toda la angustia que se encontraba viviendo desde ésa funesta mañana en la que se había levantado más temprano de lo acostumbrado, la biblioteca.
Entro y respiro ese olor a hojas de libros amarillentas que abundaba el aire del cálido lugar con paredes de piedra, al igual que el resto del castillo. Caminó por entre las hileras de altos estantes de madera. Por entre los libros de un estante un destello rubio platino captó su atención mientras que buscaba el libro. Le dio la vuelta al estante, entrando entre dos de los mismo llenos de gruesos libros los cuales se elevaban fácilmente por encima de los dos metros. Sentado en frío gris piso de piedra caliza se encontraba Malfoy con la cabeza enterrada en un libro y la espalda apoyada contra el lado contrario del estante que Hermione se encontraba rebuscando tan sólo segundos antes.
El chico levantó únicamente los ojos para mirarla indiferentemente antes de entornarlos nuevamente hacia el libro que tenía recelosamente entre sus manos y cuyo contenido estaba escondido por la sombra del muchacho y la oscura noche. "¿No te parece que sería mejor leer cerca a la luz?" Le preguntó Hermione dudando si debía sentarse junto a él, pero finalmente lentamente se dejo caer en el piso sentada a su costado para poder averiguar que era lo que tenía en las manos que había captado tan eficientemente la atención de Malfoy. "Se sabe a ciencia cierta que el esfuerzo que se hace al leer sin mucha luz daña los ojos, hace que se pierda la visión perfect-"
"¿Qué quieres Granger?" La cortó tajantemente en medio de su trivial conversación. Hermione se había dado cuenta que a Malfoy no le interesaba tener ningún tipo de conversación que no presentase un fin, y obviamente la suya era para romper el silencio, para que al menos el chico mostrará algún signo de haber reconocido su presencia en el lugar, cosa que había logrado. Se reprochaba y cuestionaba a la vez la necesidad que había tenido de hablarle a tan odiado enemigo.
Despejando su mente en medio segundo, le dijo lo que realmente quería, "¿cómo conseguí el medallón? Si tienes alguna idea de ello, por favor dímelo."
Sonriendo déspotamente le contesto, "eso es lo que pensé que sabías. Al parecer la Sabe-lo-todo de Gryffindor no sabe nada. Mmm suena contradictorio, no"
"Si no sabes, di: no sé. Sabré entender que tu intelecto de Slytherin no puede esforzarse más." La sonrisa en el rostro de Malfoy se apagó en un instante y su rostro obtuvo una expresión dura. Hermione se comenzó a sentir incómoda ante la fija mirada del rubio Slytherin. "¿Qué estabas haciendo aquí? Entre las sombras, los viejos libros... tan solo."
"Bueno, ahora no me encuentro precisamente solo, no?" Se mordió el labio inferior y se rió internamente al ver la mirada de Hermione, mirada de curiosidad mal apagada al haber recibido una respuesta que no contestaba su pregunta. ""Por cierto, me alegro que tú y tus bobos amigos se hallan divertido taaanto con lo que paso en el Comedor. Al fin fueron lo suficientemente valientes entre todos como para desafiar a Slytherin, cosa que difíclmente se volverá a repetir en sus miserables vidas." Dijo algo fastidiado debido a que su orgullo se encontraba algo pisoteado, "te diré una sola cosa con respecto a eso: será mejor que los Gryffindors se cuiden."
"Eso suena a amenaza, Draco Malfoy."
"Pués puede que lo sea, Hermione Granger."
***
He hecho el capítulo (y los k voy a hacer) + GRANDE pa k la historia no tenga demasiados. Me he tardado mucho en escribir, y es k no m sentía con ganas. Lo bueno es k ya tengo el final aunk lamento decirles k kreo k pa eso falta mucho. REVIEW ya que cuando me alientan, me emociono y me dan ganas de escribir pa k m mandn +, y+ y ¿xk adoraré tanto los reviews?
