"Ahora puedo descansar en paz".

   by amhy potter.

Nota: No, por más que rece y patalee, no tendré a Harry Potter en mis manos, pero... cualquiera puede soñar con que un día de estos pasará, ¿no? Bueno, mientras eso pasa, les digo que sólo Jo es la bendecida en esta tierra. No soy dueña de nada, desgraciadamente.

Capítulo 1: "Descanso".

~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~

Suspiro... Necesitaba un descanso, desde hace mucho necesitaba un descanso, un eterno descanso. Ahora, ya no hay nada que me preocupe de sobremanera. Ahora, puedo respirar. Ahora, puedo abrir los ojos y ver lo que realmente hay frente a mí. Ahora, puedo descansar en paz.

Han pasado varios años desde que el famoso Harry Potter, el "niño que vivió", se enfrentó al temible Lord Voldemort. Aún recuerdo esa noche como si fuera ayer; sé que jamás la olvidaré, tan presente... tan viva... tan fresca...

Faltaba muy poco para graduarnos, y los de séptimo grado estábamos muy emocionados por ello. Ron y Hermione, mis mejores amigos de la vida, llevaban casi dos años de novios, y eran conocidos por toda la escuela como la mejor pareja del año. Aún recuerdo la cara que puso Ron al enterarse, de que ahora él era popular. Lo mejor de todo esto, es que nuestro trío no se vio afectado. Seguíamos como si nada hubiera pasado, y los tres mantuvimos mucho más fuerte nuestra amistad; una estrecha amistad que enfrentó muchos obstáculos, pero ninguno, ninguno como el que aquella noche pasamos.

Como ya no estaban los antiguos integrantes del equipo de Quidditch de Gryffindor, al final, yo tuve que volverme capitán. No es que no me agradara, si me quedé fascinado con la idea cuando lo escuché, pero, en ese entonces, Voldemort estaba en su gloria y yo no tenía la libertad para volverme capitán.

En quinto, todo el mundo mágico se enteró de que Voldemort había vuelto. Sufrí mucho ese año, porque para que el Ministro de Magia pudiera creerme, tuve que revivir el enfrentamiento que tuve con Voldemort en cuarto, y ver la muerte de Cedric otra vez... Cedric... Ya no me culpo tanto por su muerte, pero aún me sigo lamentando.

A partir de ese año, Dumbledore pidió a los profesores que nos enseñaran a defendernos, porque sería muy necesario. Defensa contra las Artes Oscuras se dio diariamente y con el doble de tiempo.

¿Que qué pasó esa noche en séptimo?... Algo terrible... algo muy terrible. A pesar de que Voldemort había atacado con mucha frecuencia Hogwarts durante esos dos años, y sabiendo que Dumbledore era el único que le podía hacer frente, llegó a Hogwarts esa noche, tomándonos a todos por sorpresa y desprevenidos.

¿Cómo pudo lograr entrar?... En ese entonces era un misterio, y creo que a la mayoría le importaba más su vida que eso. Ahora, sé que fue por un extraño hechizo que Voldemort creó, destruyendo los escudos de protección que Dumbledore había colocado.

Después de que Voldemort había entrado, seguido de un ejército inmenso de dementores y mortífagos, el terror y el pánico llegó al Gran Comedor. Lo que surgió enseguida, no lo puedo explicar muy bien porque la cicatriz me empezó a doler como nunca y caí de rodillas al suelo, no pensando en nada más que el dolor. Para cuando me di cuenta, Sirius se encontraba frente a mí, dándome la espalda, y protegiéndome con su cuerpo ante Voldemort, que se encontraba a escasos dos metros de nosotros.

Sirius, que había probado su inocencia en mi quinto año, me había invitado a vivir con él desde entonces. ¡No más Dursley! ¿Qué más podía pedir? En ese entonces, yo era muy feliz viviendo con Sirius y Remus, y fue uno de mis mejores momentos. Sabiendo que Voldemort andaba detrás de mí, Sirius había conseguido trabajo en Hogwarts, junto con Remus, para protegerme. Ambos eran profesores y verlos todos los días en la escuela, me hacía sentir muy feliz.

Ese día, el terror me invadió como nunca antes había pasado. No por mí, sino por la persona que me protegía con su vida frente a mí. Si lo pierdo, si me deja, si se va, si se sacrifica por mí, moriría ahí mismo. Después de no mucho tiempo de conocerlo, juré que no permitiría que sufriera por mí, juré que lucharía con Voldemort sólo por él.

Y ahí, fue cuando más me odié por mi impotencia, por mi estúpida debilidad. Me duele un poco la cicatriz, y me dejo caer; me duele un poco la cabeza, ¿y permito que ese monstruo acabe con lo último, con lo único que tengo?; me dejo vencer, ¿y dejo que ese asesino acabe con Sirius?....

Creo que ya sabes la respuesta... No supe cómo ni cuándo fue. El caso es que para cuando me di cuenta, y en el tiempo que me pareció una eternidad, ya había jalado a Sirius por la túnica y lo había aventado bruscamente contra el suelo, poniéndome delante de él, impidiendo que algo malo le pasara.

Voldemort observó esto y rió, y aún recuerdo esa estúpida y escalofriante risa. Una risa que me acompañó todas las noches en mis sueños. A pesar de que el gran Comedor se encontraba en medio de gritos desesperados y aterrados, el silencio reinó en mi cabeza, listo para enfrentarme, por última vez, a mi peor pesadilla y enemigo.

Los profesores ya habían empezado a pelear contra el ejército de Voldemort, al igual que la mayoría de los estudiantes. Dumbledore se hallaba a la cabeza de ellos, pero la batalla no iba muy a nuestro favor; íbamos perdiendo.

¿Quién estaba peleando? Bueno, los alumnos peleaban contra los dementores. En quinto año nos habían enseñado a defendernos de ellos, y hasta los de primero podían dominar a la perfección el patronus. Ron y Hermione, a pesar de querer permanecer a mi lado, lucharon contra los dementores, y pronto se hallaban a la cabeza de los alumnos. ¿Unos verdaderos Gryffindors, no?... Claro, como yo también.

¿Creo que olvidé decirlo, no?... Soy el heredero de Gryffindor. ¿Cómo me enteré?... Una larga historia. Siempre me pregunté porqué todo me pasaba a mí, pero ahora sé que lo único que puedo hacer al respecto, es aceptarlo y dar lo mejor de mí.

En fin, Remus, Mcgonagall, Snape, Dumbledore y los demás profesores, estaban peleando con los mortífagos, cuyo líder, después de Voldemort, claro, era Lucius Malfoy. ¿Que qué pasó con Malfoy, Draco Malfoy?... Aunque parezca increíble, se unió a nuestro bando. Para mí fue muy difícil aceptarlo con nosotros, y no imagino lo que pensó Ron, ni mucho menos Hermione. El caso es que después de eso, a Draco Malfoy jamás se le volvió a oír que las palabras "sangre sucia" salieran de su boca, y a mí dejó de llamarme "cabeza rajada", aunque eso en lo personal, me da igual. Esa noche, Draco peleaba junto a Ron, Hermione, y todos los alumnos, incluyendo a los de Slytherin (aunque no todos).

Dumbledore estaba tan ocupado, que no notó que Voldemort se encontraba frente a mí, y Sirius debió estar luchando con ellos, pero ahora estaba a mi lado, reprochándome e insistiéndome que jamás me dejaría pelear solo. En otro momento, esas palabras me hubieran conmovido, pero esa noche, odié a Sirius por quererme tanto. No quería verlo involucrado, así como él tampoco quería verme a mí.

Esa noche, aún seguíamos discutiendo por quién debía esconderse y salvar su vida, cuando algo no nos dejó terminar. Algo interrumpió a Sirius. Grave error, fatal error: me descuidé pensando en la seguridad de Sirius, sabiendo quién se encontraba frente a mí. Después de escuchar a una voz fría y escalofriante decir un hechizo, vi cómo Sirius fue lanzado varios metros sin darle tiempo nada, cayendo bruscamente al suelo, con el objetivo, con el único objetivo de apartarlo de mí, con el objetivo de quitarme la única protección que tenía en ese momento.

Aún agradezco a la vida que esa noche, en ese momento, lo que escuché no fue un "Avada Kedavra", sino un "Desmaius". Sirius estaba vivo, y no me importaba lo que me pasaría a mí, puesto que Sirius estaba vivo.

Después de cerciorarme de esto, me atreví a ver a esos ojos rojos causantes de todas mis pesadillas, esos ojos rojos que me acompañaban todas las noches. Maldito ser repugnante que sonrió al verme indefenso. Aún recuerdo esas frías palabras como si me las hubiera dicho hace 5 minutos:

— Harry... ¿listo para morir?

Después de esto, noté que un silencio mortal se infiltró por todo el Comedor. Los profesores y los alumnos, se habían detenido por dos razones: extrañamente, sus varitas habían desaparecido y ni siquiera Dumbledore tenía la suya, estaban perdidos. Lo único que quedaba, era pelear, aunque fuera inútil, con sus manos, pero la otra razón por la que se habían detenido, era porque, mortífagos y dementores, se arrodillaron ante Voldemort y formaron un círculo alrededor de él, encerrándome a mí también.

Estaba listo para atacar, y en el peor de los casos, listo para morir. Pero, ¿estaba listo para matar a Voldemort? Esto, esto lo que me preocupaba, y que me quitaba el sueño durante las noches desde quinto año. Dumbledore ya antes había tenido una plática conmigo, contando con la presencia de la Orden del Fénix, a la cual pertenecían Sirius, Remus, Snape, Dumbledore, entre otros, incluyéndome. En esa plática, me enteré de mis poderes como heredero de Gryffindor, y las responsabilidades que esto conllevaba. En esa época, después de esa junta, me reproché a mí mismo, por estar existiendo en ese momento: ¿qué ironía, no?, nunca, en esa junta, nunca oí que nadie dijera, nadie, absolutamente nadie dijo: Harry, ¿quieres ser el heredero de Gryffindor?

Ahora no me lo reprocho, ya nada puedo hacer, pero en ese entonces, me deprimí mucho porque, tenía responsabilidades que ningún muchacho de mi edad tenía, sufría demasiado con eso, y lo peor de todo, no podía reclamarle a nadie, ni siquiera a la vida misma.

Sabiendo lo de mis poderes, y a lo que me tenía que enfrentar, se me entrenó arduamente y todos los días. Entrenamientos muy cansados, diría yo. Fueron días muy cansados, y en cada uno de ellos, siempre me preguntaba lo mismo: ¿estoy listo para matar a Voldemort?... Ansiaba la respuesta a esa pregunta más que a cualquier otra. Padeciendo de insomnio más de una vez, esa pregunta me carcomía por dentro. Pero, ¿porqué no me volví loco?... Un muchacho de 15 años, que ha vivido sin padres y en otro caso, acompañado de unos tíos que desde que tiene memoria lo odian, y lo tratan de la peor manera posible; un muchacho que tiene detrás de sí al mayor y más temible asesino de todos los tiempos, deseando ver su sangre, deseando verlo muerto, y que lo atormenta día a día con sus pesadillas; ¿no se volvería loco? Claro, que el chico no teme por su vida, sus temores se basan en perder a sus seres queridos, pero, aún así, ¿no se volvería loco?

Sabía que todos esperaban que YO derrotara a Voldemort, y que sólo era cuestión de tiempo. Era obvio, el heredero de Gryffindor, TIENE que derrotar al heredero de Slytherin. ¿Pero cómo podían esperar eso de mí? ¡Sólo tenía apenas 15 años, era un muchacho!

Muchas veces, el lago ocultó y se tragó mis penas y sufrimientos. Seguido, iba ahí para desahogarme, viendo cómo la naturaleza parece permanecer en paz, sin miedo a morir, sin miedo a que maten a sus seres queridos. La naturaleza nunca había sido mala o buena, no tenía que luchar por el bien, o contra el mal, solo existía. Qué daría yo por sólo existir, sólo eso. Respirar sin miedo a lo que tendría que enfrentar. Muchas veces, me pareció que el lago me acompañaba y escondía en él mis lágrimas. Juraría que ese lago es mágico. Justo cuando estaba al borde de la desesperación, cuando quería que todo terminara, no importaba si por las buenas o por las malas, ese lago, en más de mil maneras, me enseñaba por qué no debía hacerlo, por qué debía seguir viviendo, por qué debía seguir luchando...

Entonces, ¿fue el lago el que me ayudó a no volverme loco?... mmmm... en parte, pero la mayor parte, además de Ron y Hermione, incluyendo al profesor Dumbledore y Remus, se la llevó Sirius. Por él, y por nadie más que por él, fue que no me dejé caer. Si él no hubiera estado a mi lado, jamás hubiera podido soportar, jamás me hubiera podido convertir en lo que esa noche fui.... en lo que hoy soy.

Ahora, ¿estoy listo para matar a Voldemort?... Creo que no lo sabré, pero al menos, la lucha haré. Ya tenía mi varita en mano, y estaba consciente de que todos, absolutamente todos en esa sala, tenían los ojos puestos en nosotros. Sirius, que ya había despertado, estaba a un lado de Remus, con la cara de preocupación, frustración y desesperación que yo jamás había visto en él.

Antes de que pudiera pensar en que hechizo podría hacer, uno me pegó a mí, y me tomó desprevenido. ¿Adivinas cuál? Sí, la común y típica maldición de Voldemort: un inofensivo cruciatus, mi favorito.

Me pareció que el mundo sufría junto conmigo. No más dolor, por favor, no más dolor. Sufro yo, y sufren ellos. No quiero que por mi culpa, ellos también se sientan mal, se sientan adoloridos. Una pausa al tiempo quise hacer, si tan sólo eso fuera posible. Jamás, jamás en toda mi vida conocí semejante sufrimiento. Cada parte de mi cuerpo imploraba por que se detuviera, y lágrimas de dolor se asomaron por mis ojos. Un grito desesperado y de terror rompió el silencio en ese momento; un grito que inconscientemente pedía ayuda, un grito que imploraba por que se detuviera el sufrimiento. Sentía como si todas las penas del mundo, todos los dolores posibles que existían en el mundo, fueran hacia mí, todos juntos sólo en mí. Pude haberme alegrado porque tal vez, los demás no tenía algún dolor, algún sufrimiento o pena, porque todas estaban en mí, pero mi cuerpo no me dejó hacerlo. Supuse que era un nuevo y mejorado cruciatus, porque el pecho se me oprimía quitándome el aire, quitándome lo único que me mantenía con vida.

Ahora, además de sentir que los huesos se me quemaban, y que millones de alfileres se incrustaban dolorosa y cruelmente en mi piel; sentí que graves y profundas heridas se formaban en todo mi cuerpo. Tibia y cálida sangre sentí salir de mí. Lo único cálido que me quedaba, salía de mí, afanándose por introducirme a la eterna oscuridad. Tal vez fue por mi delirio, o por una alucinación real, pero creí escuchar decir a alguien, que esa era una nueva maldición, en donde las tres maldiciones imperdonables se combinaban. No pude escuchar el nombre por los gritos que salían de mi boca, pero escuché lo suficiente para hacer mis propias rápidas especulaciones. Esta maldición, te provoca dolor, un inmenso dolor inimaginable, que es el cruciatus; el efecto que tiene el imperius al combinarse con ésta, es que te obliga a dejarte llevar por el dolor, obliga a tu mente a sufrir, no sólo tu cuerpo, sino que tu alma se desgarra por dentro, obligándote a dejarte sufrir; por último, el Avada Kedavra, hace que el efecto sea demasiado potente, e imposible de resistir, exige al que lo recibe, que se deje llevar, que deje de luchar, que se deje internar en la oscuridad... 

Lo supe, algo me lo dijo en ese momento; no sé qué fue, pero algo me lo dijo: Sólo bastaba con cerrar los ojos y dejarse llevar por el dolor, sólo eso. Pronto acabará, sólo dejarse llevar, irse a un mundo mejor, irse a una nueva vida, descansar en paz, no más dolor, no más lágrimas, no más penas, estaría con mis padres, y todo acabaría. Todo estaría bien, y no habría ningún motivo por el cuál preocuparse, ya no tendría que luchar, ya no tendría que sufrir...  Sólo cerrar los ojos, e iría a una nueva vida. Una mejor vida...... Sólo cerrar los ojos, y podría por fin descansar, podría estar en paz...... podría descansar en paz......

~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~

Nota: Hay continuación, sólo si la deseas.

by amhy potter

p.d.: gracias por leerlo.