"Ahora puedo descansar en paz".

   by amhy potter.

Nota: No, por más que rece y patalee, no tendré a Harry Potter en mis manos, pero... cualquiera puede soñar con que un día de estos pasará, ¿no? Bueno, mientras eso pasa, les digo que sólo Jo es la bendecida en esta tierra. No soy dueña de nada, desgraciadamente.

Capítulo 8: "No me dejes".

~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *

Esto no acabará así.

Todo dolía. Todo quemaba. Todo lastimaba. Todo ardía. Todo entristecía.

Todo me aturdía.

Todo es nada.

Y yo, no estoy aquí.

No quiero estarlo.

No estoy entre sus brazos.

Dios, él no me está abrazando.

No lo hace, no.

No estoy tocando la piel de mi enemigo.

De ese maldito asesino.

No soy nada suyo.

No me parezco en nada a él.

No soy de él.

Sirius.

Sirius importa más que nada.

Más que todo.

Más que mi vida y el mundo.

Más que esta debilidad.

No está Ron, ni Hermione, ni Remus ni Dumbledore.

Asesinados por mi mano.

Por Voldemort, pero aún así, por mi mano.

No hay nada que pueda hacer por ellos.

Por más que intente, no volverán.

Sólo puedo vengarlos.

Sólo eso.

Ya no están aquí, ni me escuchan.

Conociéndolos, ellos ya me perdonaron.

Pero yo no tengo mi perdón.

Tendré el de todos, incluso el de Sirius.

Pero yo sé que no me lo merezco.

Pero, perdonado o no, aún tengo cosas que hacer.

Incluso al borde de la muerte.

Al borde de la inconsciencia.

Al borde de darme por vencido.

Al borde, de estar a punto de devolverle el abrazo a Voldemort.

Y antes muerto que hacer eso.

No permitiré que mis brazos me desobedezcan.

No tocaré a ese asesino si puedo evitarlo.

Sólo Sirius.

Mi mundo, el mundo no es nada sin él.

Y haré lo que sea, por él.

Debes darte por vencido, Harry. Sólo entrégate a mí. Te aseguro que no te arrepentirás.

No me dejaré vencer de nuevo. Lo juro. Lo juro.

— Harry... sólo quiero facilitarte las cosas, ¿sabes? ¿Porqué no dejas de luchar contra mí? Dejará de doler, te lo prometo.

Y antes muerto que hacer eso. Sirius. Sólo sigue pensando en Sirius.

Pero... si no quieres ir por lado fácil, es tu problema. De todas maneras... eres mío.

Sirius, sólo Sirius. Me pregunto si está bien. Sólo espero que sí.

Ya no puedes hacer nada, Harry. Eres mi Heredero y mi hijo. Eres mío.

No. No basta con esperar, ni con desear.

No es suficiente.

Debo asegurarme que él esté bien.

Debo asegurarme que él estará protegido.

Que no volverá a sufrir.

Debo asegurarme de ello.

Y, si he de morir por ello...

... pues que así sea.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó alguien en un susurro a mi oído, en voz preocupada y aterrada.

No me detuve a ver quién era o porqué preguntó eso.

Tenía los ojos cerrados, pero comencé a sentir el mundo despertar alrededor de mí.

Estaba débil. Demasiado débil.

Sabía que anteriormente me había lastimado el cuerpo, como si hubiera estado bajo la cruciatus.

Pero no estaba seguro si eso era lo que había pasado.

No sabía porqué me dolía el cuerpo.

Ni porqué me sentía tan débil.

Demasiado débil.

Abrir los ojos era imposible.

No recordaba qué estaba pasando, qué había pasado.

¿Dónde estaba?

— Deja de hacer eso —dijo la misma persona en el mismo susurro pero con voz enojada y autoritaria.

¿Dejar de hacer qué?

¿Me está diciendo a mí?

¿Y quién es?

— Harry... deja de hacer eso —susurró con voz aún más firme.

Hubiera jurado que esa sería la voz que un padre utilizaría en su hijo, diciéndole que lo que él diga, no está en discusión.

Un padre que le diría a su hijo que debía acatar las órdenes de su padre, no importa qué.

Pero mi mente está delirando.

No sé dónde estoy, y me siento demasiado débil como para preguntar.

La curiosidad por saber qué, quién y porqué de todo esto me estaba matando.

Pero no podía soportar más.

El sueño me llamaba desde muy lejos y me hacía flotar.

Estaba listo para internarme en el sueño de nuevo.

Para dormir hasta la eternidad.

— Eso es Harry.... Duerme... duerme, mi pequeño... —un susurro aún más débil...

Y todo se volvía más y más débil...

Y yo junto con todas las cosas.

Una débil voz se adentró por mis oídos, y, aunque tardé algunos segundos en traer esa frase al sitio de la coherencia, y ordenarla en mi mente, para luego comprenderla, lo que escuché me impresionó demasiado.

— ¡Harry! —una voz distante llamó—. ¡Harry! ¡No te des por vencido! ¡Estamos contigo! ¡Hazlo por nosotros! ¡Te necesitamos! ¡Tu padrino te necesita! No te rindas, por favor, no lo hagas.... no lo hagas... —los gritos se convirtieron en ruegos en medio de llantos desesperados.

Sentí una inquietante sensación en mi estómago, que me subió hasta la garganta.

La voz era tan desesperante.

Desesperada por encontrar algo de esperanza.

Pero era...

¿Neville?

¿Qué está pasando aquí?

¿Neville necesita ayuda?

¡Tu padrino te necesita!

¡Sirius!

¿Sirius?

¿Me necesita?

¿Pero qué...?

¿Qué está pasando aquí?

— ¡Callen al chico, maldita sea! ¡Mátenlo de una vez! —gritó alguien que estaba a un lado de mí.

El mismo que me había susurrado antes.

El que me estaba sosteniendo el cuerpo en un cálido abrazo.

El que había mandado a matar a Neville.

El que me había ordenado dejar de hacer algo con voz autoritaria y paternal.

El que me provocaba un inmenso dolor en la cicatriz.

El asesino de mis padres.

¡Voldemort iba a asesinar a Neville!

¿Pero... Voldemort está...

... abrazándome?

¿Qué demonios?

Traté de abrir mis ojos.

Ya no importaba si mi cuerpo me obligaba a dormir.

Yo sería más fuerte que él.

Sirius y Neville...

Voldemort estaba aquí.

Era todo lo que necesitaba saber.

— Harry... deja de hacer eso... Sólo duerme.

¿Qué deje de hacer qué?

¿Porqué Voldemort me manda a dormir?

¿Qué rayos pasa aquí?

¡Pero van a matar a Neville!

¡Y Sirius está ahí!

— Demonios... Avery... trae una poción para dormir. ¡Ya! —ordenó con voz firme, fuerte y enojada Voldemort, que aún seguía abrazándome.

Empecé a sentir el cuerpo con mucha mayor sensibilidad, y ahí fue cuando me di cuenta de mi posición.

Estaba sobre el suelo, pero con mi torso levantado. Voldemort, o el que yo suponía era Voldemort, tenía un brazo alrededor de mi espalda, sosteniéndome, y otro rodeándome por la cintura. Mi cabeza, creo, estaba recargada sobre su pecho.

Ahora, ¿porqué demonios estaba en esa posición?

¿Porqué Voldemort me estaba abrazando así?

Rayos, ¿de qué me perdí?

¿Será un ritual, acaso?

Maldita sea, lo último que recuerdo, fue que estaba en el comedor, con Hermione y Ron, y esa noche íbamos a graduarnos.

Pero son sólo cosas borrosas, lo demás ya no lo recuerdo.

¿Qué pasó, entonces?

— ¿Harry? —llamó una voz, o la voz que yo suponía era de Voldemort—. Necesito que tomes esto, Harry... ¿Puedes hacerlo? —dijo con voz suave, sin gota de frialdad.

¿Qué tome qué?

¿Y porqué me habla así?

Algo no está bien...

Definitivamente, ¡todo está mal!

Voldemort me está abrazando, pero de una forma extraña. Quiere que me tome algo, y me lo pide casi en tono paternal. Neville me dijo que no me dé por vencido, pero no sé de qué habla. Que Sirius me necesitaba, pero no sé a qué se refiere. Voldemort mandó matar a Neville, y me dice que duerma.

Ahora, ¡¿qué demonios tiene coherencia de ahí?!

¡La poción para dormir!

¡Voldemort me la va a dar!

¡No!

¡Necesito salvar a Sirius y a Neville!

— Vamos, Harry, tómate esto... te hará bien... —dijo Voldemort mientras yo sentía que una mano se colocaba en mi nuca y me levantaba la cabeza. Luego, algo frío tocó mis labios.

Algo entró en mi boca, pero no pude hacer nada por detenerlo. Estaba demasiado débil como para oponerme.

Pedía entrar a mi garganta, y Voldemort trató de hacer que yo bebiera la mayor cantidad posible.

¡Pero Sirius, Neville!

¡No!

¡No, no, no!

¡No lo dejaré asesinar a Sirius, ni a Neville!

¡No!

Hice un esfuerzo sobrehumano, y sentí cómo empecé a escupir y toser el líquido logrando que no tragara absolutamente nada.

Traté de abrir mis ojos, pero no pude.

Intenté mover mi cuerpo, y me alegré cuando éste respondió.

Levanté una mano y quité la copa rápidamente de mi boca.

Oí el sonido de ésta al caer sobre el suelo.

— ¡Maldita sea! —gritó Voldemort sosteniéndome las manos para inmovilizarme. 

Pero no me importó.

Sirius y Neville.

Forcé mi mente y cuerpo a mandar a Voldemort lejos de ahí.

Lejos de mí.

Y lo logré.

Sentí cómo un tipo de viento salió de mí, y Voldemort fue fuertemente jalado a la dirección opuesta a mí.

Mi cabeza cayó al piso, y el golpe me despertó aún más.

Abrí los ojos, y vi con dificultad y borrosamente el techo del Gran Comedor.

Respiró hondo para ganar fuerzas, y me incorporé.

Lo que vi, me aterró demasiado.

Muchos ojos me devolvieron las miradas.

Unos aterrados, otros aliviados.

Todos los estudiantes, los padres y los maestros estaban inmovilizados. Todos viéndome.

Mortífagos cuidándolos.

Mis ojos se abrieron al máximo en infinito terror al ver los cuerpos sin vida que había en el lugar.

Neville, Remus, Dumbledore, Ron y Hermione. 

¡NO! ¡NO! ¡MALDITA SEA, NO! no.... no... no....

¡No!

Sirius viéndome desde su lugar, amordazado y amarrado.

Sus ojos me muestran terror, esperanza y alivio.

Algunos mortífagos yendo con rapidez hacia mí.

Voldemort en medio del suelo tirado y levantándose con dolor.

Sus ojos rojos puestos en mí con terror.

¿Terror?

¿No debía ser odio?

Pero Dios, ¡mis amigos están muertos!

¿Qué demonios pasó aquí?

— ¿Qué...? —fruncí el entrecejo confundido. ¿Qué estaba pasando aquí? Pero, en cuanto hablé todos se callaron. Qué extraño. No supe qué hacer—. ¿Sirius? —le pregunté a sabiendas que no me podría responder, pero, aún así queriendo saber.

Sirius asintió con su cabeza afirmándome algo. Con sus ojos, me expresó solo una cosa, y que me fue suficiente como respuesta.

"Pelea."

Pelea contra Voldemort.

Venga a Ron, Hermione, Neville, Dumbledore y Remus.

Libera a Sirius.

Salva al mundo.

Venga a Cedric y a tus padres.

No te des por vencido.

— ¡Harry! ¡Harry, pelea, maldita sea! —gritó en medio del silencio Fred, ganándose las miradas de todos, incluyendo la mía.

— ¡Sólo lucha, Harry! ¡Mátalo! —le apoyó George, refiriéndose a Voldemort.

Un mortífago se dirigió a ellos con objetivo de una cruciatus o una Avada Kedavra.

No lo permití.

Un movimiento leve de mis ojos, expresado con furia y dolor por la muerte de mis amigos, me hizo mandarlo volar en el aire con una sorprendente fuerza.

 El silencio se volvió a llenar de nuevo en el comedor, y los mortífagos se detuvieron abruptamente al hacer eso. No entendía nada. Juro que no entendía nada.

— ¿Qué está pasando aquí? —pregunté con un fruncimiento de desconcierto.

Y es que era cierto. No sabía qué demonios estaba pasando.

Y, viendo que el silencio continuó y nadie dijo nada, opté por tratar de conseguir respuestas sin darme por vencido.

— ¿Voldemort? ¿Qué rayos hiciste? —le pregunté con voz firme, pero con mucho desconcierto al verlo actuar tan extrañamente.

Él siempre actuaba con seguridad y confianza. Siempre, siempre, él tenía todo bajo control.

Esa noche fue la excepción.

Tenía un inmenso terror en los ojos y una extraña desesperación que yo jamás vi en él.

— ¡Harry! ¡Harry! ¡Él mató a Ron y a los demás! ¡Harry, él lo hizo! —gritó Ginny con desesperación y angustia, señalando a la vez a Voldemort con la mano temblorosa y aún gritando frenéticamente—. ¡Harry, él fue! ¡Haz algo!

Los demás la vieron con ojos confusos, aterrorizados y extrañados.

Voldemort los mató, a todos ellos.

Eso ya lo sabía.

Y no dejaría que esto quedara así.

Aún si no entendía nada de lo que pasaba.

Aún con eso, me quedaba una sola idea clara en la mente.

Destruir a Voldemort, vengar sus muertes, salvar al mundo.

— ¡Estúpida mocosa! ¡No hables de lo que no sabes! ¡Tú viste..., todos vieron al verdadero asesino de aquí! ¡Ustedes lo vieron!... Ust...

No lo dejé terminar. Con una intensa rabia no lo dejé hacerlo.

— ¡STUPEFY! —pude gritar con toda mi alma. Con todo el coraje y la rabia.

Con todo el dolor dentro de mí.

Pude haber gritado Avada Kedavra. Pude hacerlo.

Rayos, debí hacerlo.

Debí matar a ese maldito en ese mismo instante.

Pero no lo hice.

No lo hice porque sería demasiado fácil.

Demasiado fácil para él.

Y, después de haber matado a mis amigos, él no saldría tan fácilmente de esto.

Mientras Voldemort intentaba recuperarse, aproveché para ayudar a los demás.

Un leve movimiento de mis ojos, y las cuerdas que inmovilizaban a Sirius desaparecieron.

Estaba por ayudar a los demás cuando Voldemort se levantó.

— ¡CRUCIO! —gritó Voldemort con terror en su voz. Aún así, trató de mantener la calma.

¿Porqué Voldemort actuaba así?

Sabía que no tendría tiempo suficiente para moverme así que traté de detener el ataque con ambas manos.

El rayo pegó con una fuerza intensa, y las manos se me entumieron con dolor, pero al final logré que el hechizo se deshiciera.

Me cansé. En serio que me debilité mucho.

No por el hechizo en sí, sino por que desde antes ya me sentía demasiado débil.

Yo sabía que no soportaría más todo esto.

Pero esto no acabaría hasta el final.

— ¡Desmaius! —grité con fuerza haciendo que un rayo saliera de mi mano, y le pegara a Voldemort con rapidez, sin darle tiempo a hacer nada.

Voldemort sabía que él no podía detener mis hechizos igual que yo hacía con los suyos. Y eso, me costó algo de tiempo saberlo.

No perdí más tiempo, y otro movimiento con mi mano, los mortífagos aparecieron amordazados hacia la pared contraria donde los demás se encontraban.

Todos sabían que yo estaba tratando de controlar la situación, pero me era demasiado difícil en medio de la pelea con Voldemort.

Cada vez me estaba debilitando más y más.

Observé de reojo que Sirius se hallaba arrodillado viendo con terror la pelea. Temía por mí.

— ¡Maldito! ¡Crucio Maximus! —gritó Voldemort mostrando cada vez más y más terror.

Rayos. Este hechizo era demasiado fuerte para mí. Y todos los sabían... incluso Voldemort.

— ¡Harry! —gritó Sirius viéndome con terror.

Sin tiempo a nada, y sintiendo todos los ojos en mí, crucé mis brazos sobre mi cabeza y me preparé para el impacto.

Llegó antes de lo que esperaba, y mucho más fuerte de lo que yo deseaba...

... mucho más fuerte de lo que yo podía soportar.

Sentí cómo el silencio se produjo alrededor de mí, y hasta pude sentir cómo algunos sostuvieron la respiración.

Incluso pude sentir la frustración, desesperación, impotencia y terror de Sirius.

Mis pies despegaron del piso y sentí cómo algo me empujaba con una tremenda fuerza  hacia atrás.

En lo que me pareció eterno, mi espalda golpeó contra la pared de forma sumamente dolorosa.

Creí que todo iba a acabar ahí cuando recordé cuál hechizo me había mandado Voldemort.

Miles y miles de agujas comenzaron a cortarme la piel, y sentí cómo la sangre comenzaba a salir lenta y dolorosamente.

Los piel comenzaba a arder y sentí que me iba a morir de dolor.

Jamás en mi vida había sentido algo así.

Y en ese momento, en mi agonía, recé por que nadie haya sufrido esto, porque nadie tenga que sufrir esto.

Escuché mis gritos de terror en medio del silencio de los demás, y pensé darme por vencido.

El dolor era tremendamente insoportable y Ron, Hermione, Remus, Dumbledore y Neville estaban muertos.

Todos ellos muertos.

No los volvería a ver jamás.

Nadie lo haría.

Si me dejaba vencer iría con mis padres.

El dolor terminaría.

Todo acabaría.

Sentí cómo algunas lágrimas de dolor cayeron por mis mejillas. 

El dolor me estaba matando poco a poco.

— !Harry! ¡Harry! —una voz frenética y frustrada llena de terror.

Sirius.

Él creía en mí.

Y aún si él deseaba que yo ya no siguiera con esto, yo debía hacerlo.

Debía protegerlo.

Mi vida no es nada sin él.

Y fui completamente egoísta al pensar sólo en mí.

Solo Sirius importa.

Todo por él.

Traté de hacer algo por ayudar a Sirius, lo que sea.

Porque no dejaría que algo malo le pasara de nuevo.

Le fallé una vez, no lo haré de nuevo.

Levanté mis manos y, con un movimiento brusco, pero débil, el hechizo terminó por completo.

Caí de rodillas jadeando y recuperando mis fuerzas.

El cuerpo estaba entumido y lloraba a gritos un descanso.

Un eterno descanso.

Pero aún no... aún no puedo... todavía no.

Primero hay que destruir a ese asesino.

Voldemort no tuvo tiempo de reaccionar.

Yo estaba débil, muy débil, es cierto.

Pero eso no me importaba.

Esto acabaría de una vez por todas.

Ya acabaría.

Juro que acabaría.

No mencioné nada, pero una gran sonrisa en mis labios le indicó a Voldemort que algo iba a pasar, y que no sería de su completo agrado.

Y tenía razón.

Mis manos comenzaron a brillar en un tono azulado, y de ellas una luz del mismo color empezó a brotar.

Las junté, y poniéndome en pie, un rayo salió de mis manos y avanzó hacia Voldemort con rapidez y a los ojos de todos.

Los demás aún seguían amarrados pero no estaban a la custodia de los mortífagos. Estaban a salvo.

Por ahora.

Voldemort sin saber qué hacer, y no sabiendo lo que le esperaba, se cubrió la cabeza con ambas manos.

Pero el hechizo no lo mandó lejos, como a mí, ni tampoco le provocó nada fuera de lo común... por unos momentos.

Eso fue hasta que su cuerpo comenzó a convulsionarse en terrible dolor.

Y todos vimos cómo sus ojos se abrieron al máximo en terror, y sus gritos resonaron con una inmensidad horrible.

Muchos trataron de cubrir sus oídos, pero estaban amarrados, así que hice otro movimiento de mi mano, y ellos ya estaban libres de nuevo.

Voldemort seguía gritando tan horrible que algunos creyeron que iba a morir ahí mismo.

Final y abruptamente, el dolor y los gritos se detuvieron.

Y Voldemort me miró con ojos extrañados.

Y yo le dediqué una de mis más alegres sonrisas de alivio.

Y fue ahí cuando entendió.

Mientras todos los demás permanecían en silencio, él mostró terror y furia en sus ojos... y en sus palabras.

—¡MALDITO ESTÚPIDO! ¡TE VOY A MATAR! ¡ERES UN IDIOTA!

Los demás se aterraron aún más al sonido de la voz escalofriante de Voldemort.

Pero yo sólo permanecí en mi lugar con la misma sonrisa.

Incluso me atreví a hablar con voz burlona.

— ¿Algún problema, Tom? —dije mientras sonreía divertido.

Y estaba consciente que muchos me miraban con desconcierto.

Y hasta algunos con terror, como si creyeran que algo estaba mal en mí.

Como si creyeran que yo me volvería igual que Voldemort.

Pero no me detuve a pensar en eso.

— ¡TE VOY A MATAR! ¡TE VOY A MATAR! —gritó caminando con rapidez y de manera intimidante ante mí.

— ¿Y cómo exactamente, harás eso? —le pregunté con voz igual de burlona y con la misma sonrisa.

— ¿Harry? ¿Qué está pasando? —me preguntó Sirius con voz desconcertante y baja, pero, gracias a que todos querían saber qué estaba pasando, los demás guardaron silencio esperando a mi respuesta.

Voldemort aún seguía caminando con rapidez hacia mí, y yo, con los ojos fijos en él, le contesté a Sirius.

— Voldemort ya no tiene magia. Podría decirse que ahora es lo mismo que en simple muggle.

— ¡CÁLLATE ESTÚPIDO! ¡TE VOY A MATAR!

Hubo expresiones de asombro y exclamaciones de alivio.

Pero a Sirius le quedó una duda.

— ¿Entonces porqué no te teme? Quiero decir, tú tienes magia y él no. ¿Porqué está actuando así?

El mismo silencio. Voldemort estaba a pocos metros de mí. El tiempo se terminaba.

Esta vez, desvié los ojos de la figura de Voldemort y le dirigí una amarga sonrisa a Sirius.

— Porque poder hacer ese hechizo, me costó mi magia... —le dije con voz en un tono triste y amargo.

Y sabía lo que significaba, Sirius lo sabía.

Al igual que todos.

Sus ojos se abrieron con terror, y Sirius comenzó a dejar salir unas cuantas lágrimas silenciosas.

— Harry... no... —comenzó a decir sus ojos puestos en mí.

No pude más y desvié la mirada de él.

Voldemort estaba a dos metros.

Y yo no me podía mover, incluso anteriormente había caído de rodillas, después de realizar el hechizo.

Estaba demasiado cansado.

Voldemort estaba a un metro, y yo no podía defenderme.

Medio metro, y Voldemort sacó una daga de su túnica. Una sonrisa maliciosa se le formó en el rostro.

— Me iré al infierno, Harry... pero te irás conmigo...

— ¡NO! ¡NO!

Sentí los gritos de Sirius como si fuera lo último que oiría.

Mientras los demás sacaban sus varitas e intentaban lanzar hechizos a Voldemort para que se detuviera, yo me permití una sonrisa amarga.

Sus hechizos no servirían, y yo lo sabía.

Al empezar la pelea con Voldemort, yo instalé una barrera de protección para que ninguno de ellos saliera lastimado con los hechizos de Voldemort.

Así como los de él no podían salir, los de ellos tampoco podían entrar.

— ¡Maldita sea, Harry! —gritó Percy exasperado y tratando de romper la barrera con su cuerpo.

Estuve consciente de que, mientras algunos intentaban derribar la barrera sin éxito, otros me miraban con lágrimas en sus rostros.

No lloren por mí, por favor. No por mí.

Sirius me miraba aterrado como si sintiera que su mundo se le derrumbaría.

Quería decirle que todo iría bien, que estaría con él, para siempre.

Que lo quería mucho.

Pero no podía.

No podía.

Estaba demasiado débil como para hablar.

Ya no más.

Ya no más.

Voldemort llegó ante mí y me levantó por los hombros bruscamente.

Los demás, todos los demás guardaron silencio aterrorizados a lo que veían.

Sirius con los ojos abiertos al máximo como si sintiera que todo el dolor del mundo se viniera sobre él.

Yo observé esos ojos rojos y me extrañé de que por primera vez en mi vida, la cicatriz no me dolía al verlo.

La cicatriz no me dolía al estar cerca de él.

La cicatriz no mostraba ningún signo de sensibilidad.

Nada.

Voldemort me miró con furia, y yo me permití una sonrisa de triunfo ante él.

Enseguida, una sensación brusca rompió en mi estómago, y mis ojos se abrieron al máximo aún viendo ese rojo dentro de Voldemort.

Él me sonrió maliciosamente sabiendo que mi vida ya estaba siendo extinguida por su mano.

Al fin y al cabo, eso era todo lo que él quería.

Matarme él mismo.

Sentí cómo una calidez subía por mi garganta y salía en un hilo por mi boca.

Sangre.

¡NOOOOOO! ¡HARRY! ¡NOOOOOOOOO!

Sirius, todo está bien, lo está.

No te preocupes, Sirius.

Yo acabaré con él. No lo dejaré lastimarte de nuevo.

Yo te protegeré.

Sentí cómo una sensación se formaba en mi débil mano derecha y algo duro tomó forma.

No me detuve a pensar porqué. Una espada estaba en mi mano.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, tomé impulso y atravesé con fuerza el cuerpo de Voldemort.

Todos vieron cómo la punta de la espada salía por la espalda de Voldemort.

Le di justo en el corazón.

Y él me vio con ojos de terror y sorpresa.

Trató de decirme algo, pero ninguna palabra salió de él.

Me soltó y yo caí al suelo de rodillas, sintiendo un intenso dolor en mi estómago.

Él cayó de espaldas, y con los ojos abiertos, después de unos eternos segundos, ante la espera impaciente de los demás, el pecho de Voldemort dejó de levantarse.

Dejó de respirar.

Me dejó en paz.

Salió de mi vida.

De la de todos.

Voldemort y yo, ya no somos nada.

Se fue al infierno...

... y me llevará con él...

Mi visión comenzó a hacerse borrosa y observé cómo mi estómago se hallaba cubierto de una sustancia rojo oscuro.

Hallé que mis manos también se hallaban por completo manchadas.

Manchadas en sangre.

— ¡Harry! ¡Dios, Harry! —comenzó a gritar Sirius frenéticamente, que a pesar que estaba demasiado débil, corrió a mi lado con una inhumana rapidez.

Al morir Voldemort, la barrera se destruyó automáticamente y los demás pudieron acercarse con rapidez hacia mí.

Todos alrededor de mí.

Es gracioso, nunca me ha gustado la atención, y este día me sentí feliz de saber que a todos les importaba mi salud.

Sirius me abrazó y fue ahí cuando no pude sostener más mi cuerpo.

Sirius me ayudó a recostarme entre su pecho y el suelo.

Siempre me ha gustado su fragancia más que cualquier otra cosa.

Nunca le he dicho que me gusta mucho esa colonia, pero así es.

La ha usado desde que tengo memoria de vivir con él.

Esa fragancia tiene un toque paternal que yo siempre he buscado en él.

La he tenido presente en las noches cuando mis pesadillas, y el resto del día, al estar con él.

Esa noche, esa fragancia estaba haciendo que siguiera a la luz que de pronto apareció frente a mí.

Es curioso, ya no duele.

— Si-Sirius... —logré decir antes de escupir sangre amarga.

Sirius me miró con ojos llorosos y una ternura en ellos que yo jamás había visto.

Trataba de ser lo bastante fuerte por mí, para mí.

Trataba de decirme que él estaba ahí, siempre para mí.

Trataba de decirme que él estaba ahí como mi padre.

Trataba de decirme que me amaba, que no quería perderme.

Trataba de decirme que tenía miedo, por mí y por él.

Trataba de decirme que no sabía qué hacer, o qué debía hacer.

No quería sentirse solo, no quería dejarme solo.

Me apretó con más fuerza y sentí una lágrima en mi mejilla, una lágrima mía y de él.

Una lágrima de ambos.

Un dolor de ambos.

Una soledad mutua.

Un sentimiento de necesidad y deseo.

Una sensación de no querer soltarnos nunca.

Padre e hijo.

Pero Sirius no pudo decir nada, lo sé.

Esto era demasiado para él.

Y yo lo sentía mucho.

Quería decirle que ya no sufriría más.

Que todo acabaría.

Que nadie lloraría más.

Que él no estaría solo.

Yo estaría con él.

— Te quiero... Sirius... —logré decir en una voz tan baja que sólo él alcanzó a escuchar. Sentí un llanto audible y fuerte de frustración e impotencia.

— No.. Harry... No me dejes, por favor, no lo hagas.

No me dejes...

No me dejes...

No me dejes...

Quería decirle a Sirius que no lo haría, que no lo dejaría, que siempre estaría con él.

Todos a nuestro alrededor desaparecieron para mí.

Solo Sirius existía.

Y me fijé en esos ojos azules intensos tan tristes.

En esos ojos azules lastimados e inmersos en dolor.

Y me perdí en el azul.

Todo dejó de existir, excepto el azul.

Una voz muy, muy distante, se escuchó entre el azul.

— Te quiero, Harry....

Te quiero....

Yo también te quiero, Sirius.

Estaré contigo siempre.

Siempre.

Nunca te dejaré.

Te protegeré siempre.

Te protegeré hasta el día que tú decidas acompañarme.

Hasta el día en que nos volvamos a reunir.

Esperaré con emoción ese día, pero al mismo tiempo, deseo que no suceda pronto.

Sin embargo, aquí estaré.

Te esperaré hasta el fin.

Inmerso en este azul.

En tu azul.

En ti.

Te esperaré dentro de ti.

Te quiero, Sirius...

~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *

Ahh! Awwww! ¡Qué triste! ¡Les juro que estaba a punto de llorar con esto, y una que otra lágrima me salió! ¡Me gustó mucho!

Bien, los reviews:

Naiko: Hola, Naiko.. En verdad que lamento haber matado a Remus, de veras que sí... te juro que no lo vuelvo hacer... Traté de que Harry no fuera hacia la oscuridad, pero ya vez que sí fue... sólo que esta vez de una muy diferente manera, y para siempre.

De acuerdo... tú dices que Remus, Harry y Sirius son tuyos... bueno, yo digo lo mismo... Pero.. ¿Voldie también? o_O

Gracias por tu review!

Dydrex Slytherin: Hola... sí, sí, lo sé. No me pude controlar sin tu guía, y pues... ya ves lo que pasó. ¿Estuviste en el hospital? ¿Porqué? ¿Estás bien? Si estás enferma, espero que te recuperes pronto. Te necesito sana y feliz...  ^_^ Gracias por tus comentarios, no sabes cuánto me animan...

Catherine Malfoy: ¡Oye! Muchas gracias...  no sabes cuánto me alegra que pienses eso de mí. De verdad que sí. ^_^ De nuevo, muchas, muchas gracias... es gracias a personas tan alegres como tú, que me inspiro para actualizar más rápido el fic. ¡Gracias!

La_MaS_PiLLaDa: ¡Hola! Que bueno saber que aún me sigues la línea... Gracias... Me alegra demasiado que te guste tanto mi fic... de veras que sí. Ahora... sí que te traumó lo de la madre de Harry, ¿no?

Bueno, he de darte las gratas noticias que hoy, por fin, puedo responderte a esa pregunta.

Harry puede hablar con su madre, porque él está muerto. Desde el inicio del fic lo estaba, hasta el título del fic lo dice. ¿YT bien, qué te parece? Te juro que me moría de ganas de decírtelo anteriormente, pero tuve que aguantarme por el bien del fic...

Gracias por tu review! ^_^

Norm: Como ves, ya lo continué. Y aquí está, a ver si me dices qué te parece. Sí, Harry está muerto. Creo que soy una bruja malvada por hacer eso, ¿no? Bueno, en fin... Te agradezco mucho por tus comentarios y por el review... ¡Gracias! ^_^

Bien, ¿qué les parece? Harry está muerto...

Ahora, lo del próximo capítulo... No sé si les va a gustar... Ya tengo la idea, y faltan dos o tres capítulos más para que esta historia termine.

El próximo capítulo, para que se den una idea de qué trata, es "Mi funeral" ¿Tétrico, no? En fin, los veo la próxima, y gracias por leerlo.