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Era lunes y se dirigía hacia el Gran Comedor a desayunar. Después de un fin de semana movidito, casi esperaba la llegada de las clases. Entonces vio a Harry unos pasos por delante de ella, solo (probablemente Ron y Hermione se habrían entretenido con algún trabajo pendiente...). Dejó a June con Lauren y Connie, que estaban hablando de las maravillas de Seamus Finnigan y Terry Boot, y aceleró el paso para alcanzarlo.

-¡Harry! ¿Puedo hablar un momento contigo? –No lo había visto en todo el sábado ni el domingo, o bien porque fue a Hogsmeade, o bien porque estaba entrenando con el equipo.

Cuando Harry la vio, la obsequió con una sonrisa maravillosa... de las que hacían que su corazón diera un vuelco.

-¡Claro! ¿Qué tal el fin de semana?

-Ir tirando... Supongo que te enteraste de lo del viernes, ¿no?

Entonces, él se puso tenso.

-Alguien debería dar una lección a Malfoy y sus guardaespaldas. ¿Te hicieron daño?

-Oh, no, tranquilo. Más que nada fue el susto.

-Estaba preocupado. Cuando me lo contó Hermione quería venir a ver cómo estabas, pero pensé que tal vez no te apetecía hablar de ello.

-Harry.

-Dime, Ginny.

-Tú... tu no serías el chico que me ayudó, ¿verdad? –evitó intencionadamente la palabra salvador. Sonaba demasiado... cursi.

Harry enrojeció ostensiblemente, tomado por sorpresa.

-¿Yo? Eh... n-no, no era yo, Ginny. Lo-lo siento. Debería haber estado ahí, pero no pensé que tuvierais problemas... eh... tam-tampoco se me ocurrió, si tengo que serte sincero. Lo siento.

Ginny no entendía nada. ¿Qué le pasaba a Harry? Había prácticamente asumido que Harry era su salvador. Le sorprendía (y le decepcionaba) que él lo negara. Muy a su pesar, había empezado a formarse una idea extremadamente-romántica (no apta para chicos o mentes prácticas) en la que Harry era el héroe que la salvaba de las garras de Malfoy o quienquiera que fuera su agresor. Y ahora tenía que olvidarse de ser la princesita en apuros para volver a ser Ginny, la pequeña Weasley.

Y si no era Harry, ¿quién la había ayudado? Cabía la posibilidad de que hubiera sido Ron, advertido por Harry, pero él no se escondería de Ginny. Eran hermanos. No tenía sentido ocultarse. O, a lo mejor, era algún amigo de Connie, o algún enamorado de Lauren... pero ellas insistían en que era imposible.

Harry había parecido la opción más coherente, y ahora tenía que descartarla. De todos modos, había algo en la actitud de Harry que se le escapaba. Se había puesto demasiado rojo, y demasiado nervioso.

¿Y si, en realidad, fuera él pero no quisiera decírselo?

Cambió de tema, Harry volvió a la normalidad y llegaron al comedor sin más incidencias.

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-¡Parvati! ¿Dónde te habías metido?

-Oh, Lavender... estoy tan enamorada...

Lavender dejó escapar una ligera sonrisa.

-¿Presupongo que has estado con Ernie?

-Presupones bien. ¿Crees que la profesora Sprout se habrá dado cuenta?

-¿De que faltaban dos de sus alumnos en clase? Que vaaaa...

-Lavender, te lo estoy preguntando en serio.

-Bueno... la verdad es que probablemente ni se ha enterado. Hemos estado las dos horas de clase aprendiendo a podar las raices de Garancea, y todo el mundo estaba tan lleno de barro, que no creo que distinguiera entre unos y otros.

Parvati suspiró de alivio.

-¡Uf! Suerte que nos hemos librado...

-Pero tenemos deberes para el próximo día. Tenemos que conseguir una raíz de Garancea y podarla adecuadamente para su uso.

-Vaya. Lo haremos juntas, ¿no?

-Ah... pues... pues es que he quedado con Seamus para hacerlo juntos, y...

-¿No estaba enfadado contigo?

-Precisamente. Se trata de nuestra reconciliación. Tienes que comprender que no puedo traer a mi amiga a nuestra reconciliación. Es como si él fuera con Dean. No se lo perdonaría nunca.

-Oh. De acuerdo.

-No te importa, ¿verdad?

-No, no. Ya se lo pediré a otro. Hermione, tal vez. O... Neville. Si, a él se le da bien la Herbología, y no es tan estricto con las normas como Hermione.

Justo entonces llegaban a la Sala Común. Ahí estaba Neville, intentando completar el trabajo de Historia de la Magia. Parvati dejó un momento a su amiga y se dirigió hacia el chico, segura de lo que quería y lo que iba a conseguir.

-Neville, cielo.

Él levantó la cabeza de su pergamino y la miró, sorprendido.

-¿Sí?

-¿Sabes? Hoy no me encontraba demasiado bien y no he podido ir a Herbología. Había pensado que... –estaba siendo especialmente zalamera- bueno, tu eres muy bueno en esta materia, y como no sé cómo hacer los deberes... ¿podrías ayudarme?

Neville la miró. Parpadeó un par de veces. Y le respondió.

-No.

-¿No? ¿Por qué? Si quieres, yo te ayudo en Historia de...

-No quiero tu ayuda, Parvati. He dicho que no te iba a ayudar y no lo haré.

-Pero... –se había quedado sin habla- ¿por qué? No lo entiendo. Tu también tienes que hacerlo. Podemos hacerlo juntos. ¿Por qué no quieres hacerlo conmigo?

Neville la miró, un poco angustiado, pero firme en su decisión.

-Porque, Parvati, yo ayudo a mis amigos. Y tu y yo no somos amigos.

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Notaba como la seguía con la mirada. Esa mirada gris y penetrante. En realidad, era lo que había estado esperando. Terminadas las clases, al ver que él se dirigía hacia la biblioteca, había volado hacia la Sala Común Ravenclaw, había entrado como un torbellino en su habitación y se había puesto su mejor modelito para la ocasión: camiseta ajustada con marcado escote y una mini-falda que resaltaba su pequeño culo adecuadamente. Se maquilló lo justo (al fin y al cabo, quería que pareciese un encuentro casual) y, con un libro de coartada, regresó a la biblioteca.

Dejó sus cosas cerca de la mesa de Draco y otros Slytherin, y empezó a pasear arriba y abajo buscando libros. Casualmente, cada vez que necesitaba un libro nuevo tenía que pasar por delante de Draco. Y él la miraba descaradamente. Miraba sus piernas, su culo, su escote... justo lo que ella quería.

Esta vez, cuando giraba hacia un pasillo lateral, pudo ver de reojo como Draco se levantaba e iba en su dirección, ¿tras ella? Ahora lo comprovaría. Fue hacia un pasillo especialmente solitario, cerca de la sección prohibida, y simuló buscar un volumen de... ¿cocina mágica? Sonrió. Claro que no había nadie.

Y entonces lo notó, justo detrás suyo. Se quedó paralizada. Notó el aliento de él en la nuca (llevaba el pelo recogido) y una mano firme se posó en su cintura.

-¿Interesada en la cocina francesa, Padma?

Las palabras escapaban de su boca junto al oído de ella, en un susurro. No pudo responder.

-¿O tal vez en los pasillos solitarios?

Le recorrió un escalofrío cuando la besó en en cuello.

-Draco...

Él la rodeó con los brazos y la atrajo hacia sí.

-¿Te molesto?

Negó con la cabeza. Draco le dio la vuelta y, sujetándola por la espalda, continuó concentrado en su cuello. Ella suspiró y, al alzar la cabeza, Draco vio que estaba con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, invitándolo a besarla. Le acarició la perfecta mejilla con la mano y, suavemente, levantó su barbilla para que quedara a su altura.

-¿Padma?

Abrió los ojos y lo miró, ligeramente sorprendida. No esperaba conversación.

-¿Sí?

Él se separó de ella.

-Ya puedes irte.

-¿Qué?

-¿Qué esperabas, encanto?

-Eh... yo... creía que...

-Que quería enrollarme contigo –chasqueó la lengua.- Lástima.

Le estaba tomando el pelo, y a Padma no le gustaba que le tomaran el pelo.

-Muy bien, Malfoy –se puso a la defensiva- seguro que tu popularidad aumentará después de esto. No te imaginaba tan mojigato.

-Ajá... ¿y qué les dirás a todo el mundo? ¿Qué Draco Malfoy te rechazó? Adelante, no me importa que quedes mal delante de los demás.

Padma entrecerró los ojos.

-Muérdete la lengua, Malfoy. No me olvidaré de esto –dijo, antes de darse la vuelta y alejarse del Slytherin.

-Yo tampoco –comentó él, para sí mismo- tienes unas piernas muy bonitas.

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Estaba sacando los libros de su cartera para poder hacer sus deberes cuando una hoja suelta se deslizó hasta el suelo. ¿Qué era? Se agachó y la recogió. Era un trozo de pergamino doblado, pero no del que solía usar ella, sino uno de considerable mejor calidad. Lo desdobló.

Era una nota anónima dirigida a ella:

Ginny Weasley,

Si quieres conseguir tus fotos, ven a las

12:00h. al campo de quidditch. Sola.

"Genial." Lo que le faltaba. La dichosa notita olía a trampa a mil leguas a la redonda, y ella iba a caer de cuatro patas. No le apetecía en absoluto dar un paseo nocturno a sabiendas de que iban a tirársele encima varios Slytherin muertos de hambre, pero quería saber quién era el maldito "fotógrafo". Si iba, tendría una oportunidad de desenmascararlo. E incluso, con un poco de suerte, era tan estúpido que traía las fotos. No se lo diría a June y las demás, se preocuparían demasiado.

Dejó la nota encima de la mesa y empezó con los ejercicios de Defensa. Tenía que buscar posibles contraataques en relación a ciertos conjuros o criaturas con las que se enfrentarían el día siguiente en clase, para estar más preparados... "Me llevo la varita, eso está claro." Aunque intentara alejar de su mente la cita de esa noche, le era imposible.

Cuando terminó con Defensa recogió sus cosas. Frunció el ceño. La nota no estaba. Miró a su alrededor y, finalmente, la encontró un par de sillas más a su derecha; habría sido un golpe de aire. La cogió y cerró la cartera, dispuesta a subir a su habitación.

Pero... ¿no era Harry quién había estado sentado dos sillas a su derecha?

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-¡Hola Dean! ¿Qué tal?

-Eh... mmm... hola, Mandy.

Mandy era una chica simpática y divertida, con la que podía hablar de prácticamente cualquier tema sin problemas, con la que compartía gustos y aficiones y con la que siempre se había llevado bien. La consideraba una buena amiga. Pero de ninguna manera le gustaba. Estaba muy lejos de ser su chica 10 (rubia espectacular), pues era pequeña y delgada, tenía poco pecho, ojos y pelo castaño oscuro y graciosos mofletes.

Y le asustaba la simple idea de que él pudiera gustarle.

-¿Estás dibujando? ¿Puedo verlo?

-¿Qué? Ah, sí, no es nada, un boceto –intentó ocultarlo, pero Mandy fue más rápida.

-¿Un boceto? ¡Pero si está genial! ¿Puedo sentarme a dibujar contigo?

-Es que yo me iba ya...

-¡Anda! ¡No me seas borde, Dean Thomas! No te vendrá de media horita, ¿no?

En realidad había planeado pasar lo que quedaba de tarde ahí, tumbado en el césped, dibujando. Si se largaba, no iba a ser convincente. Puso cara de circunstancias.

-No, supongo que no.

Como de costumbre, Mandy se puso a hablar de miles de cosas: de las clases, de libros, de ilustraciones, de profes, de amigos, de las vacaciones, de...

-Mandy.

-Te veo raro, Dean. Dime.

-A ti... ¿te gusta algún chico?

La Ravenclaw enrojeció, le lanzó una mirada asesina y se levantó.

-No, Dean Thomas, si lo que intentas preguntarme es si estoy enamorada de ti, la respuesta es un claro y rotundo NO.

Y se fue.

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Un poco antes de la hora establecida salió de la cama, bajó a la Sala Común, se tapó con su capa heredada y esperó.

Esperó a que sus compañeras de habitación estubieran dormidas y luego, en silencio, abandonó el dormitorio. No había ningún rezagado en la Sala Común, de modo que salió a través de la Dama Gorda hacia los jardines.

Cuando llegó al campo de quidditch aún era temprano, así que decidió subir a lo alto de las gradas para tener buena visibilidad. Se sentó en el suelo, con las rodillas dobladas contra su cuerpo, dispuesta a esperar. Estaba asustada, pero apretaba con fuerza su varita.

-¡Eh, pelirroja!

¿Quién...? No había visto llegar a nadie, no había nad...

-¡Arriba, pobretona!

Levantó la cabeza. ¿Cómo no se le había ocurrido? Dos figuras negras, montadas en sendas escobas, sobrevolaban las gradas en las que se encontraba. Se puso en pie de un salto, apuntando al blanco que le quedaba más cerca.

-¿Es que os daba miedo venir solos?

-¡No tanto como a ti, mocosa!

El último en hablar se lanzó en picado, directo hacia ella. Ginny separó sus piernas, buscando equilibrio, y pronunció un conjuro:

-¡Belli Aer!

Una ráfaga de viento impactó contra el "jinete" de la escoba, pero éste se agarró bien y, a pesar de salir proyectado hacia atrás, no cayó de la Nimbus 2002.

Entonces algo empujó a Ginny desde atrás, provocando su caída. Cuando se giró para hacer frente a su atacante, descubrió que, sorprendentemente, la fortuita caída la había salvado del vuelo rasante de la segunda escoba. ¿Qué estaba pasando?

No tuvo tiempo de planteárselo, porque, mientras el segundo atacante caía como un peso muerto de su Nimbus, el primero regresaba, esta vez con la varita presta en su mano derecha. Ginny iba a defenderse cuando...

-¡Wingardium Leviosa!

... se encontró flotando en el aire, a gran velocidad, a la merced de su capturador.

-¿Te gusta volar, Weasley? ¿O prefieres las sesiones de fotos?

-¡Bastardo! ¿Tienes miedo de mí, que necesitas ocultarte tras una capucha ridícula?

-Prefiero guardar el misterio, dará más encanto a nuestra cita privada –dijo, con lascivia.

Ginny intentó librarse del conjuro o atacar a su agresor, pero había perdido la varita durante la ascensión y no había manera de...

-¡Suéltame!

Él sonrió, burlón.

-Tu lo has querido.

Y la soltó. A más de 20 metros del suelo, y aumentando velocidad de caída por segundos.

Creía que su campo de visión sólo alcanzaba a ver el suelo cada vez más cercano, pero un movimiento a su izquierda captó su atención. Otro jinete, de negro, sin túnica, volaba hacia ella. ¿Podría ser...? El chico se acercaba rápidamente, pero el suelo aún más. Sería necesaria la pericia de un experto buscador para llegar a tiempo. Y el suelo seguía acercándose. Cerró los ojos.

Alguien la agarró por la cintura, sujetando con fuerza. Notó como la escoba remontaba el vuelo. El brazo firme la colocó sobre la escoba, sentada de lado, pero no la dejó. Sólo entonces se atrevió a abrir los ojos de nuevo.

A su lado, concentrado en el vuelo, estaba su salvador. Como el viernes junto al lago, vestía completamente de negro y ahora, a escasa distancia, Ginny pudo apreciar que él no llevaba un gorro de lana, sino un pasamontañas. Pero... ¿por qué?

Tímidamente, se arropó en él. Necesitaba la seguridad que él desprendía. Él apoyó su mano en el hombro de ella, permitiendo que Ginny se recostara sobre su cuerpo.

Cuando llegaron frente la entrada del castillo, él la ayudó a bajar.

-¿Quién eres?

Ginny juraría que, tras el pasamontañas, él sonrió.

-Alguien que cuida de ti.

Remontó el vuelo.

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Buenas!!!!!!!!!!!!

Que tal esta última escena? Os ha gustado? Decidme algo, porfa, que necesito saberlo.......... (¿verdad que es encantador el salvador de Ginny?)

Pos no me voy a enrollar más, q no sé que decir, y os dejaré con los reviews...

¡¡¡Gracias por leer!!!

Jeru: Hola!! Para empezar, te voy a aclarar lo de mi nick... Gwen es un personaje de un libro (La espada de Joram) que, como yo, está enamoradísima del susodicho Joram (chico guapo y slytherin total), que por herencia debería ser el emperador de Merilon (pero no lo es por causas q ahora no vienen a cuento porq sería demasiado largo de explicar ;). Y ahora q ya te he contado mi rollo, jejejjj, gracias por tu review!! me alegra q te guste el carácter de los personajes, es como creo q son (más o menos, claro). Aps, y sorry, pero Harry si va a salir en este fic (como pretendiente frustrado de Ginny, q esto es un D/G y no hay dios q lo cambie)

Wêndêlin: Wooo! Tens un nick similar al meu (Gwedolyn)..... Gràcies per les felicitacions (i els petons, s'escriu amb "e", jejejj) No et podràs queixar, aquest fic l'estic pujant amb una regularitat de quasi un capi per setmana (flipo amb mi mateixa) ... aviam si et continua agradant!!!

Sakura-Corazón: Hola! Tienes razón, cuanto tiempo!! Sorry, sorry, sorry...... aun no me he leído tus continuaciones de fics, pero q sepas q lo tengo pendiente y q un día de estos me los leo todos, okis??? Ya te dejaré reviews, don't worry. Por cierto, ya continué con Sombra de Dragón, se llama Alma Perdida, y está en fictionpress.net (por eso d q lo han cambiado de sitio...) pero solo llevo un par de capis, no te creas!!! Y me encanta q te guste esta historia, tambien!! Pero no creo q haya regresiones, jejej...

Nimphie:Hola bitxu!!!! Okis, pillat "lu" de coral!!! No cal canviar-ho, ho trobo stupendo!!! A, per cert, 10 points tb per tu!!! Jajaja, no sabia q el carter truca mil vegades fos tan famós!!!! A q es genial??? M'encanta en Ramon Agut...... Aquest capítol no t'hauràs de preocupar per nous personatges... tots són repes!!! Però no et preocupis, la gran majoria només estan de bulto... Aviam si aquest capi tb t'agrada!!!!

Ceci: Pues aquí está elnuevo capi!! No he tardado demasiado, eh? Y, como le decía a Nimph, en este capítulo ya no aparecen personajes nuevos (la mayoría eran de bulto, muchos ni volveran a salir). Espero q sigas leyendo!

Rinoa: ¿Qui, sino tu, podia escriure un review tan llarg? Muajajajaj!!!! T'estimu, carinyu, ja ho saps!!! (però són les tantes i estic sobada, així q no em facis gaire cas). Si no t'importa (i si t'importa ho sento, però ja és massa tard) no comentaré tots els personatges, perq de fet ja ho fas tu i perq sino no acabaria mai.... només dir q en Draco és l'amo, però q la Ginny l'ha polit. (ni puto cas). A que és maquíssim el salvador de la Ginny????? A q te'l menjaries a petons????? A q és com un bombonet de xocolata amb llet i trocets d'atmetlla????? Ok, ok, ja callo.......... fins demà no podràs llegir-la, però espero q m donguis el teu vist-i-plau, vale preciosa???

Rakshah: Guapíssima!!!!! Ei, no et queixaràs, eh??? Velocitat fiu!!! (aviam si aprenem, carinyu!!!) Doncs només dir-te q no et precipitessis ara al dir q el salvador és en Draco... jo no dic res, però... busca les pistes!!! Juajuajua!!! (però és taaaaaaaan maco en Draco......) Tinc ganes de veure publicat el teu nou fic coral, però espero q això no vulgui dir q abandones els altres!!! En aquest capi la Mandy surt poc... aviam q t'ha semblat. No la tenia gaire clar, aquesta escena... (la veritat és q encara no m'he pensat què passarà amb la Mandy i en Dean.... misteri!!!) Va doncs, fins aviat!!!!

Y llegados a este punto....

¡Hasta pronto!

(la flecha indica el camino)

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