6.- Conociendo profesores

Cuando Harry se despertó era muy temprano, se cuestionó si no era buena idea el volver a dormirse cuando al comprobar su despertador vio que apenas eran las seis de la mañana, aunque sabía que ahora que se había despertado no podría, por lo que se estiró y se puso de pie cuidadosamente. Parecía que sus piernas lo aguantaban más que el día anterior, y salió de su habitación a la sala común.

Otra vez, los elfos domésticos habían encendido un fuego que calentaba la sala en aquellos momentos, del frío de la noche. Dereck, estaba en esos momentos durmiendo sobre el sofá y Godric estaba apoyado en un sillón con la cabeza bajo una de sus alas. Silenciosamente, Harry fue hasta el baño y se cambió poniéndose una túnica negra, peinó en una coleta su largo pelo para que permaneciera fuera de la cara y por último se puso sus lentillas. Una vez terminó contento con su aspecto, volvió a la Sala común y se sentó en el sofá. Sin darse cuenta, convocó sin su varita un libro de la estantería.

La magia sin varita, se había convertido en algo dentro de su naturaleza, aunque como no quería que las personas lo notaran, siempre llevaba su varita.

Cogió el libro y sonrió burlonamente ante el título: "Las artes oscuras: Que necesitas saber". Sacudió su cabeza, no necesitaba saber nada más sobre las Artes Oscuras, todo lo que sabía lo había aprendido luchando contra Voldemort y esa había sido la forma más rápida y eficaz de aprenderlo; no obstante, abrió el libro y comenzó a leer. El día anterior ya había notado que todos los libros que había en la estantería, eran sobre Artes Oscuras, y dudaba que encontrara alguna cosa más interesante. Casi una hora más tarde, Sirius salió medio dormido de su propia habitación.

- Buenos días, Hocicos.- Sirius bostezó y le sonrió perezosamente.

- Buenos días, niño. ¿Hace mucho que te has levantado?

- Sobre una hora.- Sirius miró más de cerca el libro que leía su ahijado y frunció el ceño.

- ¿Tienes que leer esa clase de libros? Tú ya sabes más sobre Artes Oscuras de lo que me gustaría que supieras.- Harry entrecerró los ojos.

- No, no tengo que leer este tipo de libros, pero por si no te has dado cuenta, todos los libros que hay aquí son sobre Artes Oscuras.

- Podemos ir luego a la biblioteca y buscar otros libros más de acuerdo para un muchacho de quince años.

- Lo que sea. Tengo hambre, ¿desayunamos?

- Sí, pero abajo.- Harry frunció el ceño.

- Pero allí estarán todos los profesores.

- Sí, y quieren conocerte. Además, Ethan está muy preocupado por ti, y sigue preguntándome si estás bien. Si te quedas aquí todo el día no lo tranquilizarás.

- Vale, vale...- Harry se puso de pie y despertó a Dereck mientras lo cogía.

- Venga, cabeza somnolienta, hora de levantarse

- ¿Pasa algo malo, joven amo?

- No, nada, Sirius y yo vamos a bajar para desayunar. Me preguntaba si quieres venir.

- De acuerdo.

Harry miró a Godric, pero como el pájaro todavía estaba profundamente dormido le dejó dormir, seguramente hacía muy poco que había vuelto. Se giró a Sirius y vio que lo miraba con una expresión divertida.

- ¿Qué?

- Oh, nada. Vamos.

Despacio hicieron camino hacía el Gran Comedor, pero a medio camino Harry se sintió mareado y se tuvo que agarrar al brazo de Sirius para apoyarse. El hombre lo cogió en brazos rápidamente y miró con preocupación la cara pálida de su ahijado.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo un poco mareado. Odio esto, es frustrante no poder caminar solo, durante mucho rato.

- Lo sé, niño, pero sabes que no hay nada que pueda hacer sobre eso, si no, sabes que lo haría.

- Lo sé, Ryan, no te preocupes.

- ¿Quieres que te lleve en brazos?- Harry frunció el ceño disgustado, pero al final, suspiró y cabeceó.

- Será lo mejor, si no, llegaremos para el almuerzo en vez del desayuno.

Sirius se rió y lo alzó ligeramente en sus brazos y Harry agradeció que no se encontraran con nadie durante su camino hacía abajo. Cuando llegaron a la puerta, Sirius lo dejó y rodeó con su brazo su cintura para poder ayudarlo. Con una sonrisa tranquilizadora hacía su ahijado, empujó la puerta y lo llevó hacía la única mesa que había en aquellos momentos. Todavía no habían llegado todos los profesores. El director les sonrió suavemente al verlos.

- Buenos días, Harry, Ryan. Por favor, sentaos.- Sirius dejó que Harry se sentara en una silla y se sentó a su lado.

- Buenos días a todos.

Harry apenas asintió y simuló mirarlo todo asombrado y temeroso, en vez de eso, estaba echándole una mirada a los profesores que se encontraban en la mesa. Conocía a la gran mayoría, solo que aquí eran mucho más jóvenes. Cuando Dumbledore le habló se giró hacía él atento.

- Harry, estos serán tus profesores mientras te quedes en Hogwarts.

El director comenzó a presentárselos. El profesor Flitwick le sonrió alegremente, McGonagall le dio una pequeña sonrisa mientras que Binns le ignoró. Harry se preguntó que era lo que estaba haciendo allí, si los fantasmas no comían. Aunque lo que más le sorprendió fue la gran sonrisa alegre que la profesora Jackelle, la maestra de pociones, le dio. Era una mujer delgada, seguramente en sus mediados años treinta y no parecía ni pálida ni amargada como era Snape, aquel era un gran cambio, después de tener a Snape durante cinco años, el tener a aquella mujer parecería el cielo. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien le revolvió el pelo, sacándolo casi todo de la coleta. Miró quien había sido un poco fastidiado pero se animó cuando vio a Charlie que lo miraba.

- Buenos días, Harry. ¿Cómo te sientes?

- Buenos días, Ethan, estoy bien, gracias. Solo que Ryan me ha tenido que llevar en brazos la mayor parte del camino.

- No te preocupes, Harry, estoy convencido que en unas semanas, otra vez estarás haciendo trastadas.

Harry entrecerró los ojos, pero pronto su atención fue atraída por una lechuza blanca que aterrizó justo delante suyo, llevando una carta atada en su pata. El muchacho la cogió y palideció un poco al ver que esta era de carácter oficial. De alguna forma, Dumbledore había encontrado una forma de enviarle el resultado de los TIMOS.