8.- Hablando con McGonagall

Cuando acabó el desayuno, Sirius dijo que iba a ir al Callejón Diagon para conseguir algunas cosas para Harry y para él. Su ahijado estuvo de acuerdo en quedarse con Ethan hasta que volviera y la primera cosa que los dos chicos hicieron fue ir a la biblioteca ya que Harry quiso coger algunos libros que no molestaran a su padrino. La señora Pince, aceptó enviarle los libros más tarde a su habitación y el muchacho se alejó junto con Charlie para dar un pequeño aseo por las tierras, ya que Ethan insistía en que necesitaba algo de aire fresco después de haber estado encerrado durante tanto tiempo.

Aproximadamente media hora más tarde, Ethan llevó al muchacho de vuelta a su habitación, y lo acomodó en la cama y salió para hacer algunas cosas por el castillo. Harry cogió uno de los libros que la señora Pince le había enviado y comenzó a leer con sus mascotas a su alrededor.

No hacía mucho que Ethan se había ido cuando un golpe suave lo sobresaltó. Miró mientras se preguntaba quien podía ser, ya que Ryan y Ethan sabían la contraseña y no necesitaban llamar, negando con su cabeza se puso de pie y despacio se dirigió hacía la puerta, al abrirla se sorprendió al ver a la profesora McGonagall que estaba de pie delante de él. Preguntándose que querría, se apartó para dejarle entrar.

- ¿Profesora?

La bruja había estado mirando fijamente la serpiente que se envolvía alrededor del su cuello y su voz la sacó de sus pensamientos, ya que ella entró. Harry cerró la puerta y se giró a la mujer que estaba mirando el cuarto.

- ¿Algo va mal?- Ella se giró y le dio una pequeña sonrisa mientras negaba con la cabeza.

- No, nada va mal, solo es que Ethan me pidió que lo vigilara.- Al muchacho le apareció una mirada exasperada ante sus amigos sobreprotectores y regresó al sofá, recogiendo el libro que había estado leyendo y cerrándolo, entonces se sentó en el sofá e hizo señas a su profesora para que se sentara en uno de los sillones.

- Siéntese, profesora.- La mujer se sentó, teniendo cuidado de no despertar a Eco, que estaba dormida en el brazo de su sillón y miró el libro que le muchacho había estado leyendo, levantando una ceja.

- ¿Transformaciones, sexto año? Pensaba que Ryan no quería que tomaras clases de sexto año.

- Sí, ya lo sé, pero necesito tener alguna cosa que leer y esa es una costumbre que molesta a Ryan.- Viendo la mirada desconcertada de su profesora añadió.- Mi padrino estuvo un poco disgustado cuando me encontró leyendo esta mañana uno de sus libros sobre Artes Oscuras, por lo que arrastré a Ethan hasta la biblioteca para coger otros, supuse que los manuales escolares no le molestarían.

- Creo que no. El director me pidió que te preguntara que asignaturas quieres hacer.

- Supongo que cogeré las asignaturas normales, las habituales por si tengo que faltar a alguna.- Después de pensar un poco más añadió.- ¿Podría cambiar mis asignaturas electivas? Así al menos no será totalmente aburrido.

- Claro, no veo por qué no, aunque tendrás que hablarlo con Ryan, creo que no le importará. ¿Qué electivas tienes en mente?

- Aritmancia y Runas Antiguas.

- ¿Por qué no coges Muggleologia?- La cara de Harry se endureció.

- Fui criado por muggles.

Su voz tenía un tinte frío que hizo que McGonagall lo mirara con aprehensión, pensó que tal vez, podría tener algo contra los muggles. El chico no parecía estar al caso de toda esa tontería sin sentido sobre los sangrelimpia, pero nunca se sabe.

- Harry... ¿Puedo preguntarte algo?- Ella sintió que su mirada la agujearía, su mirada era muy parecida a la de Dumbledore, y podía hacerla sentir incómoda. Él lo por lo visto lo notó, porque apartó su mirada.

- Pregúnteme, profesora.- Ella cogió aire y preguntó.

- ¿Tienes algo contra los hijos de muggles?- Ella le miró y vio que parecía asustado, entonces el muchacho comenzó a reír suavemente.

- ¡Claro que no! Mi mejor amiga es hija de muggles, ¿qué fue lo que le hizo pensar eso?- McGonagall suspiró aliviada, feliz de ver que no había juzgado mal al chico.

- Lo siento, pero es que la forma que dijiste muggles... yo creí que tal vez tenías algo contra ellos.

- No me refería a muggles en general, pero no es ningún secreto que detesto a mi tía y a mí tío, por ese motivo dije muggles así.

- Ya veo, ¿puedo preguntarte por qué no te gustan?

Harry se movió en su asiento y miró hacía fuera de la ventana, parecía recordar algo y Minerva pensó que no le contestaría. Cuando iba a cambiar de tema, que él comenzó a hablar.

- Mi madre era hija de muggles y tenía una hermana que la consideró un monstruo, una perdedora. No ayudó mucho el que sus padres creyeran que era fantástico tener una bruja en la familia. La hermana de mi madre se casó con un hombre que odiaba todo y a todos los que éramos diferentes, fuera de la normalidad como ellos dirían, tuvieron un hijo y eran absolutamente felices. Ni una sola vez reconocieron la existencia de mi madre, no es que a ella le importar, Ryan me ha explicado que a ella le preocupaba bien poco lo que pensara su hermana de ella, nunca tuvieron una oportunidad para crecer cercanas. Cuando yo tenía un año, mis padres murieron y estaba escrito en su testamento que era su voluntad que Ryan cuidara de mí si algo les pasaba, pero hubo ciertos problemas y el director pensó que sería mejor que viviera con mis parientes en vez de mi padrino. Se equivocaba. Les obligaron a acogerme pero eso fue todo lo que ellos hicieron por mí. Mi habitación fue un armario durante diez largos años, y para ellos no era nada más que un monstruo que no tenía ningún derecho, ni tan siquiera me dijeron nunca que era un mago.- Harry suspiró y miró a McGonagall, que tenía una expresión horrorizada.- Nunca supe de Ryan hasta que empecé mi tercer año. Por fin, este año, el director dio su permiso para que pudiera ir a vivir con mi padrino, pero entonces hubo el ataque...- Él negó con su cabeza como si quisiera alejar malos recuerdos.- Ya no importa, estoy feliz de estar aquí y ellos no merecen el hacerme sentir mal por lo que me hicieron.- Después de unos momentos en silencio, McGonagall habló con voz suave.

- Lo siento mucho, no quise plantearlo...

- Está bien, prefiero no pensar en ello, pero no me molesta plantearlo alguna que otra vez, me hace ver lo afortunado que soy al tener a Ryan.- Harry bostezó y se puso de pie.- Si no le molesta, voy a dormir un rato. No se preocupe por mí, si algo malo me pasa, Eco irá a buscar a Ryan o a Ethan.- Sin mirar atrás a su profesora, Harry se desapareció en su cuarto seguido estrechamente por Godric.

Minerva se quedó en la habitación pensando. Ryan y Ethan habían tenido razón, el muchacho era especial. Había algo sobe él que le hacía recordar a Dumbledore, pero no sabía que lo que era con precisión. Quizá eran aquellos ojos verdes, cuando la había mirado, se había sentido acobardada, como si él pudiera averiguar cada cosa que deseara de ella. Casi saltó de su asiento cuando la voz de Ryan la llamó. Se dio la vuelta solo para verlo de pie ante la puerta, con varios paquetes en sus brazos.

- ¿Minerva? ¿Algo va mal? ¿Dónde está Harry?

- No te preocupes, nada va mal. Ethan tenía cosas que hacer y me pidió que vigilara a Harry, él está en su cuarto, dijo que quería dormir.- Ryan asintió y puso los paquetes sobre la mesa.- Pienso que tal vez lo he perturbado.- Ryan la miró interrogantemente.- Me habló sobre su tía y su tío cuando le pregunté por qué no tomaba muggleología.- Ella vio que la cara de Ryan se endurecía, sus ojos azules brillaban enfadados.

- Aquellos bastardos.- El negó con la cabeza y todo su enfado desapareció igual que había venido.- No te preocupes por Harry, es un muchacho fuerte.- No obstante, fue al cuarto de su ahijado.

El muchacho estaba dormido apaciblemente, él debía sentirse muy cansado porque no se había molestado ni en quitar sus zapatos, sencillamente se había derrumbado sobre la cama. Sirius entró en el cuarto de forma silenciosa, cogió una manta de la cómoda y cubrió cuidadosamente a Harry con ella, besó suavemente a su ahijado haciéndole moverse un poco y dejó la habitación cerrando la puerta tras de si. Minerva estaba mirando el fuego pensativamente pero se volvió cuando escuchó que él cerraba la puerta.

- ¿Está dormido?- Ryan asintió y se sentó.- Sabes... es extraño, Harry a veces me recuerda a Dumbledore.- Ryan la miró bruscamente, y preguntó ligeramente tenso.

- ¿De qué forma?- Minerva no notó la tensión en su voz, estaba otra vez perdida en sus pensamientos.

- No estoy segura, quizá sean sus ojos, cuando estaba hablando con él, parecía saber todo sobre mí, que podría averiguar cualquier cosa que deseara saber.- Sirius se rió bajo aliviado, mientras ella no pensara en el poder, ellos estarían seguros.

- Sé que su mirada es un poco acobardante, pero te acostumbras al cabo del tiempo. Es simplemente el extraño color que tienen.

Minerva negó con la cabeza, ella sabía que no eran solo sus ojos lo que le ponía nerviosa, era mucho más que eso. Era el mismo sentimiento que tenía cuando estaba cerca, un sentimiento que solo sentía cuando estaba cerca del director, pero decidió dejar caer el asunto, después de todo Ryan no conocía a Dumbledore y no podía entender que era de lo que ella hablaba.

- Bien si no me necesitas, me iré.

- De acuerdo. Minerva, gracias por vigilar a Harry.

- Está bien, no me ha importado.

Sirius miró como McGonagall se marchó del cuarto. Había estado muy cerca de descubrir uno de los secretos que deseaba guardar para sí. Tendría que hablar con Ethan, estaría bien que ninguno de los maestros estuvieran cerca de Harry, estaba recuperando lentamente su poder y los profesores podrían darse cuenta muy pronto, sin ningún problema.