10.- Basilisco
Harry miró el basilisco con una fría determinación, para que pudieran ganar la batalla alguien tendría que matarlo, y ya que los mortífagos todavía no lo habían notado, parecía que era la persona indicada para el trabajo. Con un suspiro, convocó la espada de Gryffindor, Dumbledore se la había regalado en la última Navidad, sabía que nadie más que él podría usar la espada y no vio ninguna razón para que el muchacho no la tuviera. Con un suspiro, se acercó y con una voz fuerte empezó a incitar a la gran serpiente.
- Ven aquí pequeña serpiente, déjalo y ven a jugar conmigo.
El basilisco y Flitwick se giraron para mirarlo. El pequeño profesor tenía una mirada horrorizada en su cara, sin ninguna duda pensó que era un Oscuro y estaba ordenando a la serpiente. Pero Harry no se molestó ya que la serpiente tomó el cebo y lo atacó un segundo después, el muchacho que había estado esperando ese movimiento, saltó dejándole el camino libre a Godric, que atacó donde la serpiente había parado abruptamente. Mientras el basilisco intentaba morder al fénix y este trataba de dañar los ojos de la serpiente, el chico corrió hacía donde el profesor yacía en el suelo; lo recogió rápidamente y se alegró de que fuera tan pequeño, y se escapó del basilisco y de los mortífagos girando una esquina. El profesor no dijo nada, solo lo miraba fijamente como si se hubiera vuelto loco.
- ¿Podría dejar de mirarme boquiabierto?- Harry puso a Flitwick en el suelo y se arrodillo a su lado. Lo examinó rápidamente y se dio cuenta que el brazo de la varita estaba roto, después de asegurarse que no había nada más herido colocó su mano en el brazo del profesor y le dijo.- Esto puede doler un poco.- Una suave luz se formó alrededor de su mano y se extendió al brazo de su profesor que vaciló cuando sintió que la luz ponía el hueso en su lugar y lo curaba. Con un suspiro Harry dejó el brazo y se apoyó contra la pared.- Ya está, como nuevo, pero tiene que tener cuidado durante un tiempo, todavía podría doler.- El profesor asintió y dijo con su voz aguda.
- Gracias, Harry.
- De nada.- El muchacho miró por la vuelta de la esquina y suspiró otra vez.- Debemos volver, usted tiene que ayudar a los otros profesores y yo tengo que ayudar a Godric con el basilisco.- Viendo la preocupación en la cara de su profesor añadió.- No se preocupe, ya me he enfrentado a este tipo de cosas. Buena suerte.- Y con aquellas palabras salió del pasillo que se estaban escondiendo junto a un todavía desconcertado profesor Flitwick.
Cuando Harry se acercó a la serpiente y al fénix, sacó la espada otra vez. Inmediatamente vio que Godric había hecho su parte del trabajo, lo único que quedaban de los ojos del basilisco era una masa sangrienta que no podría hacer daño a nadie. En aquellos momentos el fénix estaba volando alrededor de la serpiente llamando su atención y alejándolo de la lucha para que no atacara a ningún profesor. Con un silbido agudo llamó otra vez a Godric, y de pasó también a la serpiente.
Aunque el basilisco no podía verlo, podía olerlo y en menos de un segundo arremetió contra el muchacho que se vio obligado a esquivarlo. La bestia y el chico empezaron un loco baile en el pasillo, Harry siempre vigilaba la dirección que tomaban para no acabar en medio de la lucha de los mortífagos. Después de una hora y media esquivando, el muchacho vio una abertura, un segundo más tarde zambulló la espada en la garganta de la serpiente matándola instantáneamente. No tenía mucho tiempo para contemplar la forma en la que había matado el basilisco ya que tuvo que tuvo que apartarse del lugar donde se derrumbó el cuerpo.
Harry suspiró y se apoyó cansadamente contra la pared que había a su espalda, en aquellos momentos se encontraba totalmente sudado y jadeante, su túnica estaba manchada por su propio sudor y la sangre del basilisco. Con cansancio, se pasó una mano por el pelo apartando un poco de su cara y luchando contra el mareo que lo había embargado. Sintió el reconfortante peso de Godric, cuando aterrizó en su hombro y su visión se aclaro otra vez, acarició su fénix agradecidamente y el pájaro cantó una reconfortante y suave melodía. Se giró y se dio cuenta por primera vez que habían acabado muy cerca de los profesores. En aquellos momentos los maestros tenían una fuerza superior ganando y los mortífagos debían esforzarse para mantener el ritmo, después de recordar que no podían aparecerse fuera de Hogwarts. Algunos de ellos se habían desplomado después de haber sido mordidos por una serpiente venenosa y Harry sabía que sin ninguna duda había sido Dereck mientras que otros habían quedado inconscientes por los profesores. Un grito repentino se escuchó por todo el pasillo.
- ¡Minerva!- El grito de Ethan hizo que Harry mirara, lo vio todo a cámara lenta.
McGonagall simplemente había aturdido a un mortífago y estaba intentando recuperar la respiración cuando Ethan gritó. Ella se giró rápidamente y vio a un mortífago que le apuntaba con la varita. Charlie había comenzado a correr hacía ella en el mismo instante que la había llamado, pero sabía que no llegaría a tiempo. Minerva quedó helada cuando escuchó las palabras que más había temido en toda su vida.
- Avada...
