15.- Charlas, encuentros y clasificación
Cuando Harry se despertó a la mañana siguiente ya se encontraba en su cuarto, el sol entraba por la ventana lo que le permitió ver que era el comienzo de la mañana. El muchacho comenzó a sentarse causando que exclamara de dolor debido al mal estado de sus músculos; aquella pelea con la serpiente no había sido fácil, casi lo había aplastado dos veces y toda la fuerza que le quedaba la había gastado matando a aquel mortífago. Cuando al final pudo sentarse se sintió un poco mareado pero trató de ignorarlo, echó una mirada a su alrededor y vio que estaba solo, sus mascotas seguramente habían ido a conseguir alguna cosa que comer, sacó las piernas de la cama y estaba pensando en levantarse cuando una voz dura lo detuvo.
- ¿Dónde crees que vas jovencito?- Harry se giró y tragó con nerviosismo. Sirius se estaba apoyando contra la puerta y tenía una expresión muy seria en la cara.
- Emmm... ¿A la sala?- Sirius negó con la cabeza y se alejó de su lugar en la puerta.
- No, no vas. Vas a volver a entrar en esa cama y te vas a quedar en ella durante mucho tiempo. Después de lo que hiciste ayer te has ganado el privilegio de quedarte en cama hasta que empiece el curso.- Harry se sobresaltó muy ligeramente ante las noticias, ya lo había estado esperando, aún así, intentó protestar.
- ¡Eso no es justo!- Sirius frunció el ceño oscuramente, parecía que todo el enfado que había echado a un lado el día anterior había regresado con plena fuerza.
- Mira Harry, yo no puedo castigarte por ponerte ayer en peligro, después de todo, salvaste nuestras vidas, pero no voy a permitir bajo ninguna circunstancia, que juegues con tu salud de esta manera. La señora Pomfrey dice que necesitas estar en cama y yo también lo pienso. Me vas a obedecer ¿entendido?- Harry miró hacía abajo.
- Sí, señor.
- Ahora vuelve a la cama.- No queriendo enfadar más a su padrino Harry volvió a introducirse en ella y miró como Sirius dejó el cuarto para buscarle algún desayuno, que anteriormente habían preparado los elfos domésticos, mirando como el chico comió en silencio apoyado en algunas almohadas. Cuando terminó, Sirius se había tranquilizado bastante, se llevó la bandeja y le dio una poción púrpura al muchacho.
- Bébete esto.- Harry miró la poción aprensivamente pero se la tomo. Después de que se la bebiera e hiciera una mueca, Sirius cogió el vaso, mirando atentamente a su ahijado que se la devolvió nerviosamente.- Escúchame, Harry, siento el haber sido antes duro, pero ayer me asustaste muchísimo. Primero me entero que te pusiste en peligro saliendo de la habitación después de que te habías derrumbado a causa del dolor y después verte que eras incapaz de lavarte, no ayudó a tranquilizarme. Sé que quieres ayudar y has hecho un gran trabajo pero ¿qué hubiera pasado si te hubieras desmayado? Sabes que no puedes luchara ahora, necesitas recuperar fuerzas no gastar las que tienes.- Harry escuchó atentamente las palabras mirando fijamente la colcha que estaba encima de su cama.
- Lo siento.- Sirius lo miró cuidadosamente y declaró tranquilamente.
- No es cierto.- Harry se ruborizó pero se negó a mirar a su padrino. Sirius suspiró.- Puedo comprender el porqué no lo sientes Harry, algunos podíamos haber muerto si no hubieras ayudado. Pero no me gusta el desprecio que tienes hacía tu propia vida.- Sirius se sentó en la cama y alzó la cara del muchacho de forma que estuviera mirando a los ojos verdes de su ahijado.- Harry, yo te quiero más que nada en este mundo y no me gusta verte sufrir. Quiero que me prometas que vas a ser más cuidadoso y que no pelearás con mortífagos a no ser que sea completamente necesario.
- Lo intentaré, y siento mucho el haberte preocupado.- Sirius lo miró unos momentos y asintió aceptando las disculpas viendo que el muchacho era sincero esa vez, lo abrazó y entonces besó su frente antes de ponerse de pie. Harry se tumbó en la cama y Sirius lo arropó.
- Ahora intenta dormir, todavía debes estar muy cansado. Si te aburres hay algunos libros muggles en uno de los cajones, no quiero que leas ningún libro de la escuela porque podría cansarte.- Harry cabeceó y se acurrucó dentro de las mantas viendo como Sirius caminó hacía la puerta, pero entonces se dio la vuelta y habló de nuevo.
- Harry, más te vale que no pille fuera de la cama, o vas a estar encerrado en este cuarto durante mucho tiempo ¿entendido?- El no lo dijo de forma brusca, pero sus ojos le dijeron a su ahijado que había querido decir cada palabra. Harry cabeceó.
- Sí, señor.
- Duerme bien.- Y después de eso se marchó cerrando la puerta dejando a Harry solo. No pasó mucho tiempo antes de que el muchacho se quedara dormido de nuevo.
El uno de septiembre, Sirius despertó a Harry de la siesta que estaba tomando después de haber almorzado.
- Vamos Harry, vístete, los estudiantes llegaran en cualquier momento.- Harry sonrió contento, por fin conocería a sus padres y volvería a ver a Ron y a Hermione otra vez.
Se puso de pie y se vistió rápidamente con sus túnicas negras, por suerte ya no se cansaba tan rápidamente, quizá todas aquellas pociones asquerosas que Sirius le había hecho que bebiera le habían ayudado, aunque él no lo admitiría en la vida a su padrino. Se dirigió hacía abajo con Eco en su hombro, Dereck había decidido quedarse en su habitación ya que se asustaba de las multitudes y Godric y Hedwig no se sabía donde estaban. Se sorprendió cuando vio que era McGonagall la que estaba esperándolo en vez de Sirius.
- Buenas tardes, profesora.- Ella le sonrió amablemente.
- Hola Harry, el tren acaba de llegar y los estudiantes llegaran en cualquier momento, vamos.
Harry asintió y siguió a Minerva hasta una habitación que reconoció como la primera que había visto hacía cinco años tras su llegada a Hogwarts. La profesora entró y la siguió, en aquellos momentos ya se encontraba jadeando ligeramente y se encontraba un poco inseguro estando de pie, pero no era tan grave como hacía una semana. Vio que Hagrid ya había traído a los de primer año y lanzó una mirada a su alrededor buscando a sus amigos mientras permanecía al lado de la profesora. De repente, se encontró en un gran abrazo desde su espalda, los brazos se aflojaron un poco y se encontró viendo el pelo castaño espeso de Hermione, le sonrió con suavidad mientras le devolvía el abrazo. Debía haber crecido mucho desde la última vez que se habían visto porque ahora casi le sacaba una cabeza.
- ¡Harry! ¡Te hemos hecho mucho de menos! ¿Cómo has estado?- Su sonrisa se agrandó y ella le dejó ir.
- Estoy bien, Hermi.- Entonces se encontró en otro abrazo, esta vez la persona que lo abrazaba era más alto que él.- Hola Ron.- El muchacho lo dejó ir y los tres se sonrieron, felices de volver a estar juntos.
- Me alegro de verte, compañero.- La profesora McGonagall terminó su discurso, el cual, los tres amigos habían estado ignorando y se dirigió hacía donde ellos se encontraban.
- ¿Sois los nuevos estudiantes de intercambio?- Ron y Hermione se dieron la vuelta y sonrieron con nerviosismo.
- Sí, profesora.- La mujer cabeceó y les dio una pequeña sonrisa.
- Soy la profesora McGonagall y enseño transformaciones. Solo quería deciros que vais a ser clasificado después de los de primer año, tú también Harry.- El trío asintió y siguieron a los de primer año cuando salieron del cuarto.
Cuando llegaron al Gran Comedor ellos permanecieron detrás, mientras esperaban que los de primer año fueran clasificados. Harry lanzó una mirada alrededor curiosamente, y esta fue enseguida hacía la mesa de Gryffindor. Entonces le vio. Todos habían tenido razón, si no se hubiera dejado el pelo largo y se hubiera puesto lentillas, podría haber pasado fácilmente como el gemelo de James Potter. Desde donde se encontraban no podía verle los ojos, pero sabía que eran de color azul brillante, una de las pocas diferencias que había entre los dos.
Su padre se encontraba sentado al lado de un Sirius que parecía mucho más joven. Casi no había reconocido a su padrino, esta versión llevaba el pelo corto, justo como James, tenía una piel brillante y un cuerpo musculoso y bien construido, no se parecía en nada a como se encontraba su padrino ahora, pálido y delgado. Era una vista bastante chocante verlo con una salud tan buena, Ryan nunca se había recuperado completamente de Azkaban. Harry sacudió su cabeza y miró a la muchacha que se sentaba al lado de James, apoyando la cabeza en su hombro; tenía el pelo de color rojo brillante, como los Weasley, y era bastante pequeña por lo que podía ver. Sintió que las lágrimas pugnaban por salir y supo que estaba mirando a su madre. Se sobresaltó bastante cuando Hermione puso una mano reconfortante en su hombro, la miró y ella sonrió con tristeza, ella también había estado mirando donde él.
- Harry, ¿crees de verdad que es una buena idea que estés aquí?- Harry contestó asintiendo con su cabeza.
- Sí, Hermione, no te preocupes, no me habría perdido esto por nada en el mundo.- Hermione asintió aunque no parecía muy convencida. Ron también estaba mirando a los merodeadores.
- Hombre, Sirius y Remus parecen muy diferentes.
Harry centró su atención al muchacho de pelo castaño que se sentaba al lado de Sirius y vio que Ron tenía razón. Remus parecía mucho más saludable, sus rasgos estaban más rellenos y no tenía los círculos negros bajo sus ojos, simplemente aplaudía con entusiasmo junto con sus amigos al primer año que había sido seleccionado para su casa. Su mirada se dirigió al muchacho que se sentaba al lado de Remus y su cara se oscureció a la vez que apretaba los puños. Hermione lo notó y rápidamente apoyó la mano en su brazo mientras susurraba su nombre con suavidad. El muchacho, como si se diera cuenta de que alguien le estaba mirando, se giró hacía la puerta y Harry desvió la mirada notando que sus amigos hacían lo mismo con rapidez. Escuchó que Ron murmuró.
- Maldito Scabbers.- Harry no pudo hacer otra cosa que sonreír, sonrisa que desapreció en cuanto escuchó que el último estudiantes había sido clasificado en Ravenclaw y Dumbledore se había puesto en pie para dar un anuncio.
- Este año tendremos tres estudiantes de intercambio, su vieja escuela fue atacada por Voldemort hace un mes y ha sido imposible reconstruirla tan deprisa por lo que van a asistir Hogwarts al menos este año.- El director se sentó otra vez mientras Harry, Ron y Hermione caminaron hacía donde McGonagall estaba de pie.
- ¡Hermione Grand!- La muchacha se adelantó y se puso el sombrero mientras se sentaba.
- "Bien, bien bien... esto es toda una sorpresa, no esperaba a un viajero del tiempo, parece que estáis en una misión muy importante".- El sombrero no habló durante un rato, probablemente examinaba sus pensamientos.- "Muy importante. Bien, déjame ver, tienes una gran inteligencia, eres muy brillante y te gusta estudiar, encajarías bien en Ravenclaw."- La cara e Hermione se endureció y frunció el ceño. Determinadamente ella pensó.
- "No, de ninguna manera me pones en Ravenclaw"
- "¿Y por qué no?"- El sombrero pareció muy divertido con su respuesta.
- "Soy una gryffindor, por eso. Solo estudio porque soy curiosa no para ser la mejor como un Ravenclaw. Además me meto en muchos problemas, no me querrían en su casa."- El sombrero pareció considerar estoy y al final suspiró.
- "¿Estás completamente segura?"
- "Absolutamente"
- "De acuerdo" ¡Gryffindor!
Hermione se puso de pie con una pequeña sonrisa aliviada en su cara, se dirigió hacía la mesa de Gryffindor pero se detuvo unos momentos cuando pasó al lado de sus amigos.
- El sombrero está intentando ponernos en otras casas, sabe que somos del futuro, tened cuidado.- Lo había dicho como un cuchicheo y los dos muchachos cabecearon de forma lúgubre.
Ella siguió su camino y se sentó justo delante de Remus que le sonrió ligeramente antes de que volviera su atención a la selección.
- Ron Surley.- Ron se adelantó y le susurró a Harry.
- Deséame suerte.- Harry le sonrió mientras Ron se puso el sombrero en la cabeza.
- "Hola, mi muchacho"
- "Hola"
- "Tu amiga era muy exigente, espero que tú no me pongas esa lucha"
- " No cuentes con eso..."- Ron no estaba seguro, pero juraría que había escuchado como el sombrero suspiraba en su cabeza.
- "Déjame ver"- Ron decidió hablar antes de que siguiera.
- " No te molestes, soy un gryffindor y no quiero estar en ninguna otra casa".- Hizo una pequeña pausa durante un segundo y la curiosidad ganó.- "Soy curioso, ¿En que casa me habrías puesto?"
- "Eres alguien muy fiel, encajarías a la perfección con Hufflepuff"
- "¿Hufflepuff?"- La voz de Ron sonó divertida.- "Yo pienso que no, no me gusta la parte del trabajo duro."
- "Supongo que tienes razón. Entonces... ¿Gryffindor?"
- "Sí."
- ¡Gryffindor!- Ron suspiró y se quitó el sombrero, cuando pasó al lado de Harry en su camino a la mesa de Gryffindor susurró.
- Hermione tiene razón.
Harry suspiró cuando lo llamaron. Caminó hacía el sombrero y se lo puso de forma renuente.
- "Vaya, vaya, vaya... eres difícil".- Harry cortó al sombrero algo enfadado.
- "Si estás pensando en ponerme en Slytherin, ya puedes ir olvidándote porque no quiero que me pongas en esa casa"
- "Oeee... tranquilo, no estaba pensando en ponerte en Slytherin, quiero decir que estaría allí muy bien, tienes una gran necesidad de demostrar lo que vales y un cierto desdén por las normas, pero también eres muy inteligente, muy bueno para Ravenclaw y eres muy fiel como un Hufflepuff y para acabar tienes una gran valentía que haría de Gryffindor el lugar perfecto para ti. No me puedo decidir."
- "No es necesario, estoy muy contento con Gryffindor."- La voz de Harry era firme aunque parecía un poco asombrado al descubrir que encajaría en las cuatro casas.
- "¿Por qué os clasificáis? Me estáis diciendo donde queréis ir no aceptáis cualquier variación."- Harry podía decir que el sombrero estaba bastante molesto con ellos pero no le importó.
- "Bien, no podíamos decirle a Dumbledore que somos Gryffindors, por lo que consigues el honor de volvernos a seleccionar."- El sombrero resopló.
- "Eso apenas es un honor, muchacho."- No obstante dijo- ¡Gryffindor!
