31.- Decisiones
La señora Pomfrey cubrió a Harry con una ligera manta y se unió a los demás al otro lado del cuarto, todos la estaban mirando a la expectativa pero fue el director quien preguntó primero.
- ¿Cómo está Poppy?- La enfermera se sentó al lado de Minerva y lo miró pensativamente.
- Para alguien que se supone que tiene que estar muerto, está muy bien. Ha salido de la inconsciencia y está ahora está dormido, pienso que su cuerpo estaba en shock por culpa de la maldición, aunque no sé que es lo que pasará ahora, nunca he visto algo así... Oh... y tiene una pequeña cicatriz en el pecho en forma de...- Antes de que pudiera acabar, las personas del futuro dijeron.
- Relámpago.
La enfermera negó con la cabeza fatigosamente y dirigió su mirada al director que estaba mirando a los otros un poco divertido.
- No estoy segura de que debo hacer, o que puedo hacer para ayudarlo.
Dumbledore echó una mirada a su alrededor como buscara una respuesta, no sabía lo que podían hacer, era la primera vez que veía algo así.
Daniel se volvió a sentar en su silla, después de haber enviado a Hedwig con la carta y habló serenamente.
- Acabo de enviar una carta a nuestro director, lo único que podemos hacer es que Harry está tan cómodo como podamos y esperar su respuesta.
La señora Pomfrey asintió mientras se sentía un poco desvalida por la situación, sabiendo que no había nada que pudiera hacer se marchó seguida poco después pro Minerva, Ethan y los niños. Como no sabían que era lo que el Dumbledore del futuro haría, habían decidido que no dirían a los estudiantes que Harry todavía estaba vivo, la explicación si era necesaria, podía venir después.
Dumbledore se quedó durante un poco más de tiempo, mientras hablaba calladamente con Daniel que le contaba las otras veces en las que Harry había sobrevivido a la maldición, a la vez que Ryan se había vuelto a poner al lado de Harry. Le acariciaba el pelo al muchacho suavemente cuando escuchó como se cerraba la puerta, indicando que Dumbledore se había ido. Remus se acercó a Ryan y le miró con cara preocupada, puso un brazo confortante en los hombros del otro hombre y rompió el silencio.
- Estará bien, Canuto.- Ryan suspiró.
- Lo sé, lo sé, pero no puedo evitar el preocuparme. ¿Qué pasará si llega el día en el que no sobreviva?
- No lo sé, y prefiero no pensar en eso.
- Ni yo, pero esto pasa demasiado a menudo para mi tranquilidad. Desearía poder encerrarlo en algún lugar donde estuviera seguro.- Daniel se rió suavemente.
- Sirius, puedo recordarte todos los problemas que tienes para mantenerlo en la cama cuando está enfermo, sería imposible encerrarlo sin que él explotara el lugar.
Ryan agitó la cabeza y suspiró, sabiendo que su amigo tenía razón, aún cuando quería que Harry estuviera seguro, también quería que su ahijado estuviera feliz y sabía que nunca lo estaría si tuviera que estar en algún lugar alejado de todos, aun cuando fuera por su propia protección.
Los dos hombres se quedaron en silencio mientras vigilaban el sueño de Harry. Después de un rato, Ryan cogió cuidadosamente a Harry en brazos y lo llevó a su cuarto donde podría dormir más tranquilo y más cómodo. Dejó la puerta entreabierta, para que pudiera oír a Harry si se despertara, Ryan y Daniel se sentaron en la mesa con algunas redacciones que habían escrito los estudiantes y habían comenzado a corregirlos.
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Un dolor agudo en su pecho despertó a Harry de su pacífico sueño. Tardó un rato antes de comprender que estaba otra vez en su habitación, su mente todavía se encontraba empañada por el sueño, el cansancio y el dolor, pero la luz verde que se repetía bajo sus párpados cerrados era suficiente como para darle una pequeña idea de lo que había sucedido. Con cuidado, Harry abrió los ojos y estuvo aliviado de ver que la luz del cuarto había desaparecido, lo que significaba que seguramente solo había pasado un rato desde la cena. Despacio, el muchacho intentó sentarse y casi gritó cuando una apuñalada de dolor atravesó su cuerpo. Se hundió otra vez en las almohadas, mientras respiraba con dificultad y sus ojos firmemente cerrados. Escuchó pasos que se acercaban a toda prisa a su cama, alguien lo había escuchado como se movía y una mano fría se apretó contra su frente febril, y a través del dolor pudo escuchar como alguien maldecía. Sus labios se tensaron un poco cuando escuchó la voz de su padrino, intentó relajarse cuando la mano comenzó a acariciar la mejilla demasiado caliente.
- ¡Remus!- Harry escuchó los suaves pasos que entraban en la habitación.
- ¿Qué pasa, Canuto?
- ¡Está ardiendo! Tenemos que hacer algo.
- De acuerdo, tranquilízate. Voy a traer a la señora Pomfrey, intenta refrescarlo mientras no estoy.
Harry todavía tenía los ojos cerrados, pero casi podía ver a su padrino asintiendo mientras escuchaba los pasos rápidos que abandonaban la habitación. La mano confortante desapareció de su cara y fue reemplazada por paño húmedo muy frío, Harry se estremeció e intentó alejarse del frío pero Sirius no se lo permitió. Su padrino cogió uno de sus hombros con fuerza antes de mover el paño a su pecho, bañando con el agua fría la piel caliente. Harry luchó débilmente contra la mano que lo sujetaba, mientras todavía intentaba alejarse del frío.
- Aguanta un poco, Harry. Para de lucharme, estás haciéndote daño. Sé que está frío, pero es lo que necesitas ahora mismo.
La voz de Ryan era suave pero imponente y que esperaba ser obedecida. No queriendo enfadar a su padrino, Harry hizo lo que le dijo y aguantó, mientras permitía más fácilmente a Sirius bañarlo. Unos momentos más tarde, Ryan paró y le puso el paño en la frente mientras lo cubría con la manta y le cogía las manos.
Harry sintió que su padrino se sentó a su lado en la cama y se acercó al hombre; estuvieron así durante un rato, Sirius acariciaba su cabeza mientras que el sueño comenzaba a embargar al muchacho. Harry estaba dormitando cuando Remus regresó y el muchacho frunció el ceño; sabía que había alguien con Remus, pero no estaba seguro de que fuera la señora Pomfrey. Antes de que pudiera abrir los ojos para confirmar sus pensamientos, Sirius dio una exclamación sorprendida.
- ¡Albus! ¿Cuándo has llegado?- la voz tranquila del mago atravesó el pequeño cuarto.
- Ahora mismo. Recibí vuestro mensaje y vine inmediatamente.- Harry sintió que Sirius se ponía de pie y entonces una mano suave descansó contra su frente.- ¿Niño?- Harry abrió despacio los ojos y vio la forma borrosa de su director que se arrodillaba a su lado.- Harry, te voy a llevar al futuro conmigo, allí tendrás el suficiente tiempo como para recuperarte y nuestra señora Pomfrey estará mucho más preparada para tratar tu enfermedad. ¿Estás de acuerdo?
El muchacho cerró los ojos otra vez, mientras sabía que en realidad no era una pregunta. Asintió cansadamente después de recibir un apretón en la mano de parte de Sirius y la última cosa que sintió antes de que el sueño lo reclamara otra vez fue alguien que lo cogía en un abrazo cálido y entonces una gran cantidad de viento.
