33.- Premonición.
Hermione estaba sentada en la sala común sintiéndose inquieta, habían pasado casi dos meses desde que Harry había sido supuestamente asesinado y había sido un tiempo muy duro para todos. La mayoría de los profesores se habían vuelto muy sobreprotectores, tenían miedo de que los mortífagos atacarían otra vez, Dumbledore y McGonagall habían comenzado a reforzar los hechizos protectores, pero era un proceso lento y tedioso que tardaría meses. Además todas los entrenamientos de quidditch habían sido suspendidos, y nadie tenía permiso para salir sin un maestro. La tensión entre los estudiantes había estado creciendo, el no poder ir fuera se estaba pagando con peleas entre estudiantes de diferentes casas. Los merodeadores continuaban haciendo alguna que otra broma, principalmente como un intento de romper la tensión, pero todos podían decir que no estaban realmente por la labor, James se encerró en sí mismo solo aceptando la compañía de Lily; los dos se estaban sintiendo muy culpables por la muerta de Harry y se habían encerrado en sus estudios. Estaban tan metidos en si mismos que nunca notaron que Ron y Hermione estaban casi siempre con ellos, los adolescentes no estorbaban a la pareja pero sabía que ahora que Harry no estaba allí, el peligro había aumentado porque no había forma de saber cuando estaba a punto de pasar alguna cosa.
Ryan, Daniel y Ethan seguían adelante como podían, pero todos podían ver como en las últimas semanas el profesor de defensa se había vuelto pálido y retirado, su mente estaba normalmente en Harry y aunque sabía que su ahijado estaba en buenas manos, no le impedía estar preocupado.
Ahora era Halloween y Hermione tenía un mal presentimiento que había ido aumentando con los días. Snape había dicho que el ataque principal sería en Navidad pero ¿y si el Rey Oscuro hubiera cambiado sus planes de nuevo? Ahora Harry no estaba allí y Malfoy no tenía una razón para esperar.
Una mano en su hombro hizo que se girara. Ron acababa de llegar de un paseo con Sirius, Remus y Peter y le había visto sentarse delante del fuego sola. El muchacho pelirrojo la miraba preocupado.
- ¿Ocurre algo, Herm?- La muchacha negó con la cabeza y miró el fuego otra vez.
- No estoy segura, Ron. ¿No lo sientes? Hay algo inquietante en el aire, como que alguna peligrosa se acerca, sólo mira como las mascotas de Harry se han comportado durante los últimos días.
Se había convertido en algo normal el ver a Godric o a Eco volando alrededor del castillo a horas extrañas de día o de noche, pero durante los últimos días los cuatro animales se habían quedado en la habitación de Harry, negándose a salir.
Ron se encogió de hombros.
- ¿Qué es lo que les pasa? Estan tranquilos, pero sabes que echan de menos a Harry.
- Han pasado dos mese, Ron y sabes que no es solo eso. Incluso sin Harry ellos salían o se movían por el castillo, ahora están juntos en el antiguo cuarto de Harry y ni Ryan puede hacerles salir.
- Mira Herm, no pasa nada malo, están...
Antes de que pudiera terminar, Hermione saltó de su asiento y se puso delante de su amigo, sus ojos ardían de furia.
- ¡Para de decir eso Ron! ¡Para de intentar ignorar las advertencias! Sé de lo que me estoy dando cuenta y sé que tú también lo sientes. Hemos estados en situaciones bastante peligrosas para saber cuando algo va mal, así que deja de ser un idiota y piensa en la mejor forma de protegernos.
La sala común se había quedado completamente callada, todos los estaban mirando con un cruce entre horror y entretenimiento. Ron ignoró las miradas que estaban recibiendo y se sentó su silla e intentó calmar a su amiga suavemente.
- Lo siento, Hermione. Tienes razón, también puedo darme cuenta. Es solo que no quiero pensar en lo que pasará, esta vez Harry no estará aquí para ayudarnos.- La mirada de Hermione se ablandó y se arrodilló al lado del muchacho mientras le cogía la mano.
- Una razón más para que estemos listos.
Ron asintió y apretó su mano, entonces miró por la habitación. La mayoría de las personas habían vuelto a sus propias conversaciones, pero notó que Sirius, Remus y Peter todavía los miraban. En un tono serio, Sirius preguntó.
- ¿Estáis seguros de que va a pasar algo malo?- Ron notó que el muchacho estaba bastante pálido y simplemente asintió ligeramente.
- Conociendo al Lord Oscuro, puedes casi puedes contar con ello.
Todos se quedaron silenciosos ponderando lo que podían pasar durante un rato y preguntándose si estaban seguros. Al final, Peter, se puso de pie y salió del cuarto yendo hacía los dormitorios para coger sus deberes. Ni un minuto después, un chillido se escuchó a través de la habitación. Ron y Hermione ya se encontraban fuera de la sala y se encontraban en los escalones antes de que el resto comprendiera que era lo que estaba pasando. Cuando Sirius, Remus y la mayoría de los demás estudiantes de Gryffindor llegaron, vieron a Ron y Hermione que estaban de pie en la puerta del dormitorio de los de quinto año. Peter se estaba sentando en el suelo entre los dos adolescentes. Sirius se acercó y vio que el cuarto estaba destrozado, alguien había abierto todos los baúles tirando los libros por toda la habitación, habían roto las cortinas de alrededor de las camas junto con las almohadas y las mantas. Ron entró dentro intentando evaluar el daño y determinar si algo había sido robado. Hermione por otro lado se dio la vuelta y enfrentó a la muchedumbre que se había formado detrás de ella.
- ¿Alguien puede ir a avisar al profesor Dumbledore, a la profesora McGonagall y al profesor Moon, por favor?
Unos de séptimo año asintieron y salieron corriendo. Hermione miró pensativamente el cuarto mientras Ron estaba mirándolo cuidadosamente, pero había algo que iba mal allí. ¿Por qué alguien se molestaría en destrozar el cuarto? Hasta donde ella sabía no había nada importante. Un pensamiento súbito cruzó su mente. ¿Y si solo era una distracción? Despacio, su mente comenzó a comprender, se giró y se enfrentó a los merodeadores que todavía estaban mirando dentro de la habitación.
- Sirius, ¿Dónde están Lily y James?
