38.- Preparaciones

Ryan miró a Malfoy fijamente.

- ¡Callate! Eso no te importa

Malfoy sonrió burlonamente, pero antes de que pudiera decir algo, Sirius se había girado para enfrentarse a sus supuestos profesores y Remus, por su lado, estaba intentando salir de los brazos de Daniel hasta que al final el otro hombre decidió que era mejor dejarlo libre. Remus se colocó al lado de Sirius y miró a ambos hombres.

- ¿Quiénes sois?- Ryan los miró con impaciencia.

- Creo que no es el mejor momento para discutir eso.

 Pero la mirada que tenían los dos adolescentes le dijo que no le libraría de dar una respuesta. Con suave suspiro se dio media vuelta y miró a su amigo, que vigilando durante todo el rato a los mortífagos. Daniel se frotaba los ojos de forma cansada.

- Vamos, Canuto, ya no importa realmente.- Sirius dio un pequeño gruñido y miró a los dos adolescentes.

- Está bien, somos del futuro, al igual que esos mortífagos idiotas. Soy Sirius Black y Daniel es Remus Lupin. ¿Contento? ¿Ahora podemos volver a los temas importantes?

Remus y Sirius lo miraron pasmados, ¿cómo podían esos dos hombres ser ellos? Remus quiso pedir una explicación, una prueba sobre lo que estaban diciendo, pero fue cortado por la voz de Ryan.

- Vamos, Malfoy, basta de juegos. ¿Qué quieres?- El rubio sonrió.

- Es fácil Black, quiero matar a los Potter. Sin el Niño-que-vivió en el camino, Lord Voldemort logrará su fin; el mundo mágico estará en sus manos.- Ryan estrechó los ojos.

- ¿Cómo lo sabes? Si ahora cambias la historia no sabes lo que sucederá. Nadie lo sabe. ¿Vas a arriesgar nuestras propias existencias por el sueño de un loco maníaco? ¿Uno que además ya está muerto?- Malfoy gruñó enfadado.

- Eres un idiota necio, Black. Los sangrelimpia gobernarán el mundo con Voldemort como nuestro señor. Es nuestro destino.- Una voz mortalmente fría atravesó la habitación.

- ¿Destino? Si es el destino, entonces ¿por qué estás en el pasado intentando cambiar las cosas? Si es el destino de los sangrelimpia el dominar el mundo, ¿por qué sigues a un mediasangre?- La cara de Lucios se desfiguró por la rabia y se giró para encararse al recién llegado.

- Potter.

Harry parpadeó varias veces, intentando aclarar su borrosa visión, cuando finalmente las llamaradas de luz que habían estado delante de sus ojos embotados se fueron, vio que estaba en la oficina de Dumbledore. El director no estaba, pero Harry vio suficientes diferencias para saber que había vuelto al pasado. Cogió una boqueada de aire para prepararse y salió corriendo del cuarto, dirigiéndose al lavabo de Mirtle la Llorona.

Mientras corría comenzó a silbar suavemente, llamando a sus mascotas. Al girar una esquina se tropezó con alguien y ambos cayeron al suelo. Harry miró y reconoció a su profesora de transformaciones, se puso de pie y le alargó la mano a la bruja.

- ¿Se encuentra bien, profesora?- McGonagall lo miró boquiabierta y frunció el entrecejo.

- ¿James?- El muchacho le sonrió ligeramente y negó con la cabeza. Antes de que pudiera contestar, los ojos de Minerva se abrieron y dio una gran boqueada.

- ¡Harry! ¡Has regresado!- Cogió la mano que le ofrecía poniéndose de pie y Harry le sonrió.

- Sí, acabamos de recibir la carta de Hermione. Me estaba dirigiendo hacía la Cámara de los Secretos.- Ante la cara sobresaltada de su maestro, continuó.- Es donde están. Necesito bajar allí antes de que ocurra algo malo.- McGonagall asintió,  pero tenía un ceño preocupado en su cara.

- ¿Estás seguro, Harry? ¿Te encuentras bien?- El adolescente le sonrió.

- Sí, me siento bien. Lo siento, profesora, pero tengo que irme.

Minerva asintió y miró como el muchacho comenzó a correr otra vez, antes de que desapareciera tras una esquina, vio como un fénix aparecía al lado del adolescente en una llamarada de luz dorada.

Harry se tranquilizó cuando notó que Godric estaba a su lado. No había esperado el volver a bajar a la Cámara, había pasado cosas horribles allí abajo y los recuerdos todavía lo atormentaban. Cogiendo una gran boqueada de aire comenzó a dejar caer despacio las paredes que rodeaban su poder, un truco que había aprendido del director ya que le había dado bastantes problemas a la señora Pomfrey mientras estaba en la enfermería después de la batalla final.

Cuando entró en el lavabo con Godric, encontraron a Eco que probablemente había estado esperando allí desde que supo donde iban. Harry se adelantó hasta el lavabo y se arrodilló delante suyo, estando cara a cara con la pequeña serpiente, suavemente siseó que se abriera y el lavabo desapareció una vez más. Cogió aire y introdujo las piernas dentro del agujero y se dejó caer.

Una vez aterrizó, encendió su varita y comenzó a atravesar el pasillo silenciosamente, con tos sus sentidos dirigidos hacía la cámara. Cuando al final llegó delante de las grandes puertas escuchó ruidos que procedían de dentro, podía decir que había personas que estaban discutiendo y se sintió aliviado cuando vio que la lucha real no había comenzado aún. Silenciosamente, siseo a las puertas para que se abrieran y ellas lo hicieron, caminó dentro y cerró las puertas silenciosamente detrás suyo, enfocó los ojos hacía donde se centraba la única luz que había. Su sangre se heló y se mareó, el ver a sus padres allí colgando le trajo muchos malos recuerdos sobre pesadillas que había tenido mientras Voldemort vivía. Tomó aire y se obligó a mantener la calma. Lanzó una mirada a su alrededor y notó que casi dos docenas de mortífagos estaban rodeando a sus amigos y que Ryan y Malfoy se estaban gritando mutuamente pero Harry no les prestó atención por el momento.

Desde las sombras, siseó suavemente llamando la atención de Dereck. La serpiente se deslizó del brazo del adolescente, sin que Ron se diera cuenta, y utilizando la oscuridad para encubrirlo, fue a reunirse con su dueño y amigo. Una vez tuvo a Godric, Eco y Dereck con él, comenzó a hablar con cada uno de ellos suavemente.

- Dereck, tan pronto comience a hablar con Malfoy, quiero que comiences a pelear, muerde a ese mortífago.- Señaló al hombre vestido de negro más cercano.- En cuanto lo muerdas, pasa al que tengas más cerca. Ten cuidado de no morder al profesor Snape, no le haría mucha gracia.

- Está bien, amo.- Sin decir nada más, la serpiente se marchó a tomar su posición. Harry buscó un pedazo de pergamino por un momento y escribió con rapidez una nota y se la dio a Eco.

- Por favor, dale esto a Snape, es ese que está junto a esa columna. Regresa cuando la tenga, luego necesitaré hablar contigo.

La pequeña hada asintió y se marchó volando cerca del suelo para que nadie la notara. Harry la vio como se acercó al hombre y le estiraba insistentemente su mano. Snape apenas se movió, pero Harry vio como cogía la nota y la leía silenciosamente. El profesor se giró un poco y el muchacho le vio mirarlo a través del oscuro cuarto, aún cuando no podía estar seguro de que Snape lo viera, vio al hombre asentir y supo que el profesor haría lo que le había pedido. El regreso de la pequeña hada, hizo que alejara la atención de su maestro.

- Escúchame, Eco, cuando comience la pelea necesito que vayas hacía mis padres y que los desates.- Se giró a Godric.- Cuando Eco los haya liberado, quiero que los saques de aquí, podrás llevarlos ¿verdad?

El fénix parecía insultado, pero no hizo ningún ruido. Eco asintió con la cabeza y los dos se alejaron volando dejando a Harry solo. Cogió aire una última vez, dejó caer la última de las paredes y sintió como la familiar aura dorada comenzaba a rodearlo. Era la hora.

NT: Puesto que me encuentro en la semana blanca, y por lo tanto no tengo que ir a clase, es muy probable que durante lo que queda de semana vaya actualizando de este fic y que lo haga con bastantes capítulos de golpe.