39.- Duelo.

En cuanto Harry habló, el cuarto entero quedó helado. Los mortífagos se giraron para mirarlo y él comenzó a andar, solo parándose cuando estaba justo detrás de sus amigos. El muchacho notó con un poco de placer que algunos de los hombres vestidos de negro tenían una mirada de pánico. Justo después de que el Rey Oscuro hubiera dicho su nombre, un grito sobresaltado atravesó todo el cuarto y Harry vio con algo de entretenimiento como uno de los mortífagos caía, seguido por el que estaba a su lado. La súbita conmoción se acentuó cuando otro mortífago cayó, esta vez no por Dereck, sino por la mano de Snape. Harry podía ver como el hombre cogía con fuerza su varita, mientras la estaba escondiendo entre su túnica.

Pensando que era hora de comenzar a luchar, Harry levantó sus brazos y fue recompensado por el ruido de varios cuerpos que golpeaban las paredes, ese ruido pareció penetrar en la catalepsia en la que habían entrado los mortífagos.

Cuando un tercer mortífago recibió el mordisco de la serpiente, comenzaron a volar las primeras maldiciones por la habitación, poniendo a Ryan, Dumbledore y Daniel de forma en movimiento de forma eficaz. La lucha aumentó rápidamente y pronto Snape abandonó todo disimulo y comenzó a maldecir a cada mortífago a la vista, estando de pie al lado de Dumbledore y protegiendo la espalda del anciano.

En un mal momento, Harry fue al lado de Ron. Los cuatro adolescentes estaban peleando contra dos mortífagos, con Ron y Hermione que hacían la mayoría del trabajo y al mismo tiempo, tratando de proteger a Sirius y a Remus. La mano de Harry volvió a subir y los dos mortífagos volaron por el cuarto, golpeándose contra los dos crucifijos que todavía sostenían a James y a Lily.

Los cuatro adolescentes se giraron y Ron y Hermione sonrieron a su amigo, felices y aliviados de verlo allí. Por otro lado, Sirius y Remus lo miraban temerosos, intentando ignorar que una persona muerta había venido a ayudarlos. Harry notó su incomodidad pero sabía que ese no era el mejor momento para intentar calmar a su futuro padrino y a su mejor amigo. Con una pequeña sonrisa, dirigió su mirada a Ron y Hermione.

- Tengo que ir a luchar con Malfoy, ¿podéis llevar a estos dos a un lugar seguro? Eco y Godric se encargaran de James y de Lily y los llevara a la entrada de la Cámara. Esperad hasta que regresen y entonces quedáos hasta que Dereck o yo vengamos a abrir las puertas ¿Vale?

Ron y Hermione asintieron aunque no estaban muy contentos dejando a Harry que enfrentara solo a Malfoy pero ambos sabían bien que su amigo estaría demasiado preocupado por su seguridad para luchar adecuadamente y al final solo le estorbarían. Murmurando ligeramente, Ron cogió el brazo de Remus y comenzó a arrastrarlo por la habitación mientras maldecía  los pocos mortífagos que había en su camino. Podía escuchar a Hermione y Sirius que caminaban detrás de ellos, e incluso escuchó como Harry comenzó su pelea con Malfoy, en ese momento, Ron rezó. Rezó por la seguridad de su amigo y para la caída del Rey Oscuro.

En el momento que Sirius escuchó la voz de su ahijado se había sorprendido. Un sentimiento mixto de alivio y preocupación llenó su mente al punto de que casi lo estropeó. Harry estaba allí. Eso era algo que lo tranquilizaba. El poder del adolescente ya había comenzado a esparcirse por el cuarto llenándolo de un calor moderado y fuerza. Por otro lado se sentía muy preocupado, casi no había tenido noticias sobre como se había estado recuperando. Dumbledore no quiso llamar la atención y había limitado las cartas entre padrino y ahijado. La última cara que había recibido le había dicho que estaba bien, pero Sirius había aprendido a desconfiar de esas palabras cuando era Harry quien las decía. Salió de su ensueño cuando el muchacho lanzó a unos mortífago contra las paredes y sus instintos se despertaron a la vez que los de Daniel, sacó su varita y comenzó la batalla. Pronto estaba demasiado ocupado maldiciendo a los hombres vestidos de negro que no podía vigilar que era lo que hacía Harry. Realmente no necesitaba verlo, sabía que Harry iba a enfrentarse a Malfoy, de la misma forma que se había enfrentado a Voldemort y lo único que podía hacer para ayudar a su ahijado era encargarse de que los mortífagos se alejaran de ellos hasta que estuvieran seguros.

Por el rabillo del ojos, Harry vio que Godric volaba debajo de Lily mientras Eco comenzaba a desatar a James, si Malfoy notó esto no hizo nada por prevenirlo.

Los dos magos se miraron atentamente. Harry vio claramente que el otro hombre estaba derrumbando sus propias barreras mágicas y una luz verde comenzó a rodearlo. Mientras el otro estaba concentrándose en eso, el muchacho comenzó a hacer cuidadosamente una barrera; estaba seguro que la pelea sería dura y no tenía deseos de destruir la cámara o dañar a sus amigos de alguna forma. Cuando la barrera estaba casi hecha, Harry devolvió su atención a Malfoy y frunció el ceño. Había notado esa aura mágica antes, era casi la misma que Voldemort había poseído y mucho a su sorpresa era casi igual de poderoso. Eso no podía ser, la última vez que había visto a Malfoy no había sido tan fuerte, el hombre parecía darse cuenta de su confusión y sonrió de forma burlona.

- ¿Sorprendido Potter?- Harry estrechó los ojos.

- Te has hecho más poderoso, pero no te ayudará.

Harry dio un suspiro aliviado cuando vio a Godric que se marchaba volando con James y terminó la barrera inmediatamente. Malfoy vio una línea azul, pero no pareció molestarlo. Sonrió.

- ¿Realmente? Ya lo veremos. ¿Preparado para batirte en duelo?- Harry sonrió burlonamente.

- Vine para eso.

Ambos magos se inclinaron ligeramente, cada uno sin abandonar los ojos del otro. Harry se acababa de poner derecho cuando Malfoy comenzó el duelo. Las maldiciones volaban de un lado al otro, a veces a veces impactando donde debían otras rebotando en el escudo.

Mientras el duelo se desarrollaba, Harry se agitó. No tenía sentido. Este hombre que había sido el segundo de Voldemort estaba demostrando ser mucho más poderoso que su anterior señor. Algo no iba bien, Harry estaba seguro que si el mortífago hubiera tenido ese tipo de poder cuando Voldemort era todavía el Lord Oscuro, habría usurpado su posición y habría matado al otro mago. Ahí estaba otra vez, un mago de la edad de Malfoy no tenía un aumento de poder repentino como el estaba mostrando, al menos no de forma natural. Tenía que haber algo o alguien que lo estuviera ayudando, dándole más poder del que era suyo de forma natural. Mientras Harry estaba pensando sobre ese enigma, su concentración disminuyó y el poder de sus maldiciones comenzó a disminuir. La voz de Malfoy lo sobresaltó sacándolo de sus pensamientos.

- ¿Qué ocurre, Potter? ¿Cansado?

Harry negó con la cabeza, mientras intentaba ahuyentar sus pensamientos y maldijo suavemente. Sabía que necesitaba concentrarse en el duelo, ya estaba teniendo bastantes problemas. Pero una vez más, un pensamiento atravesó la mente del adolescente. ¿Por qué Malfoy no lo había atacado? Había tenido la oportunidad perfecta para acabar el duelo, podía haber usado todo su poder para ganarlo, en cambio le había advertido. ¿Por qué? La sospecha de que algo estaba pasando comenzó a crecer con más fuerza.

Estrechó los ojos e intentó recordar las últimas maldiciones que el Rey Oscuro le había lanzado. ¿Era su imaginación o Malfoy había estado usando menos poder? Con ese pensamiento en mente, Harry esquivó la última maldición que Malfoy le había lanzado, enviándole tres propias. La primera era un poco poderosa, la siguiente una débil y la tercera era una muy poderosa. Harry miró a Malfoy atentamente, esperando la contestación. La respuesta fue la que Harry había sospechado, las maldiciones del mortífago eran similares en poder a las que él había usado y en el mismo orden. Así que eso era, ahora todo tenía sentido. Malfoy no se había hecho más poderoso, estaba utilizando sencillamente el poder que Harry lanzaba en sus propias maldiciones. Debía haber encontrado algo que absorbía el poder de Harry y le permitía usarlo como propio. Ahora solo tenía de deducir lo que era.

El muchacho comenzó a utilizar menos poder en sus maldiciones para que no se cansara tan rápido. Mientras lanzaba maldiciones y esquivaba la que le tiraba, el adolescente vigiló atentamente a su rival. De repente, después de haber esquivado un hechizo bastante malo, Harry vio que algo brillaba en el pecho de Malfoy. Con cuidado se acercó un poco más al otro hombre y al final pudo ver que era el objeto. Era un colgante, una gema negra como el carbón rodeada de serpientes.

Antes de que pudiera verla con más detalle, Malfoy utilizó la poco concentración de Harry para hacerlo volar por los aires con un hechizo de destierro. Harry chocó dolorosamente contra la barrera, conteniendo un grito e ignorando el dolor que le atravesó todo el cuerpo, el muchacho le envió una maldición y observó la gema. El muchacho tuvo que esconder una sonrisa cuando esta se iluminó con luz verde. Había tenido razón, era el pequeño colgante la fuente de sus problemas y necesitaba librarse de ella.

En su mente comenzó a formarse un plan, era temerario y Harry no sabía si iba a funcionar, pero tenía intentarlo. Despacio, Harry comenzó a reunir todo su poder en su mano derecha, dándole a Lucius a su vez la impresión de que se estaba cansando. El muchacho vio el brillo victorioso en la mirada de Lucius y después de varios minutos dejó que varias maldiciones poco perjudiciales lo derribaran. Esta vez no se levantó. Podía escuchar como sus amigos gritaban al otro lado de la barrera y como se acercaban los pasos de Lucius, pero no se movió. Su mano había comenzado a brillar con el poder que había reunido, pero estaba escondiéndolo de forma cuidadosa bajo su capa que yacía encima de ella. Los dos pies se detuvieron delante suyo y escuchó la voz burlona de Malfoy que se regocijaba encima suyo.

- Bien, bien, bien... el pequeño Potter ha encontrado su batalla final. ¿Realmente pensaba que ibas a poder matarme, muchacho? Yo no soy tan necio como lo era Voldemort. No ataco a menos que tenga segura mi victoria.- Harry todavía se quedó quieto, no contestándole al hombre.- ¿No dices nada? O, bueno, no importa. El-niño-que-vivió desaparecerá ahora y sin ti, será muy fácil matar a tus padres.- Malfoy soltó una risa fría.- ¿Una última palabra, muchacho?

Todo pasó muy rápido. Harry se puso de pie donde estaba y con un movimiento relámpago colocó su brillante mano en el collar de Malfoy, cogiéndolo firmemente. El mortífago quedó helado y escuchó boqueadas suaves que venían del otro lado del cuarto. Miró fijamente a los ojos azul hielo de Malfoy y susurró.

- Destructo.

La gema absorbió todo el poder que había reunido en su mano y comenzó a vibrar con el poder, poniéndose cada vez más y más brillante con cada segundo que pasaba. Inmediatamente, Harry se dejó caer otra vez al suelo y se cubrió la cabeza con las manos. El collar comenzó a zumbar, la luz se volvió más brillante y al final, solo cuando pensaba que su plan había fallado, hubo la esperada explosión. Todo el poder que el collar había absorbido lo había sobrecargado y le había causado que explotara.

Harry escuchó el grito de Malfoy y miró ligeramente. Vio al hombre que volaba por la habitación y chocaba contra la barrera mágica que Harry había mantenido alejándola del resto de su poder. Lo que pasó después fue horrible. El poder del collar estaba pasando a Malfoy. Rápidamente el poder de la barrera se mezcló con el resto y comenzó a fluir en el hombre con tanta fuerza que comenzó a rasgarlo.

Harry, horrorizado, apartó la mirada y se tapó los oídos mientras intentaba ahogar las imágenes y los gritos del hombre agonizante. Al final, cuando se acabó todo el sonido, Harry se atrevió a mirar de nuevo inseguro de lo que vería.

Ceniza.

Ceniza era todo lo que quedaba del Rey Oscuro.

Harry se estremeció y cerró los ojos otra vez, mientras se acurrucaba en una pequeña pelota. Había acabado. Había vuelto a ganar, pero esta vez, había matado a un ser humano, no accidentalmente sino de forma deliberada.

Con una respiración rota, Harry se dejó embargar por la oscuridad que lo estaba llamando desde que había dejado ir su poder. Ya no tenía fuerzas para quedarse despierto. Los demás tendrían que apañárselas solos. La única cosa que podía hacer era descansar.

Con un último pensamiento consciente, Harry gimió: después de esto se tendría que quedar durante mucho tiempo en la enfermería.