40.- Consecuencia

Ryan abrió los ojos despacio y vio que estaba estirado en el suelo de la Cámara, se puso en pie gimiendo y lanzó una mirada a su alrededor. A su lado, estaban Daniel y Dumbledore y un poco más alejados estaban Ethan, los niños, Snape y unos mortífagos, ninguno mostrando cualquier señal de que se estuvieran despertando. Sirius frunció el ceño ante la confusión, la última cosa que recordaba era una luz muy brillante que se esparcía por el cuarto y entonces... De repente, el miedo lo embargó y comenzó a lanzar una mirada a su alrededor de forma frenética para encontrar a su ahijado. Sus ojos captaron un pequeño bulto que estaba en el suelo en el otro lado del cuarto. Tan rápido como pudo, Ryan se apresuró al lado de Harry y se arrodilló, el muchacho tenía su cabeza debajo de sus brazos pero estaba respirando. Su camisa se había roto durante el duelo y Ryan pudo ver pequeñas quemaduras y cardenales en su espalda y en los brazos. Suavemente giró al muchacho hacía su espalda y apoyó sus hombros en un brazo.

- ¿Harry?

El muchacho ni siquiera se movió. Con un suspiro angustiado, Ryan acunó a Harry en sus brazos y se puso de pie. Cuando se dio la vuelta, vio que Daniel y Snape ya se habían levantado y estaban inspeccionando a los demás, se acercó hasta ellos, y los dos hombres se giraron hacía él preocupados. Daniel se encontraba de pie donde antes se había arrodillado, al lado de Hermione y se acercó hasta él.

- ¿Cómo está Harry, Canuto?- Ryan se encogió de hombros.

- No tengo ni idea, está completamente inconsciente, debemos despertarlos e irnos. No quiero quedarme aquí a no ser que sea necesario, además imagino que Harry, James y Lily estarán mucho más cómodos en una cama que aquí.

Los dos hombres asintieron y comenzaron a despertar a sus compañeros, empezando con Ethan y Dumbledore y después a los niños. Ryan se apoyó contra una pared, poniendo a Harry más cerca de sí y mirando como Ethan y Daniel alzaban a los inconscientes e inmóviles James y Lily. Cerca, Sirius y Remus miraban ansiosamente hacía adelante mientras Ron estaba dando una vuelta por la cámara con Hermione, buscando a Dereck. Sabían que no se podían marchar si no encontraban a la serpiente de Harry.

Ryan de repente, sintió algo que se envolvía alrededor de su pierna. Se tensó y miró hacía abajo. Suspiró aliviado cuando vio la mascota de su ahijado que se deslizaba por su pierna. Miró de nuevo y se giró hacía donde estaban Ron y Hermione.

- Niños, he encontrado a Dereck.- Miró ahora a su cintura y se corrigió.- O mejor dicho, Dereck me ha encontrado.

Los adolescentes se rieron suavemente y se acercaron hacía ellos. Snape ya había lanzado un hechizo de levitación sobre los mortífagos inconscientes y había estado esperando con algo de impaciencia, cuando Dumbledore terminó de reconstruir la habitación. Una vez todos estaban listos para irse, Ryan dejó su puesto junto a la pared y se dirigió hacía las puertas. La serpiente siseó algo y las puertas se abrieron sin hacer ruido y silenciosamente todos atravesaron el pasillo, todos ellos sumidos en sus propios pensamientos.

Cuando llegaron a la enfermería, vieron que McGonagall ya esperaba allí con Danielle y la señora Pomfrey, esta última se hizo cargo de todo y comenzó a reconocer a James y a Lily aunque Ryan se negó a entrar en una cama y se sentó al lado de Harry, con una mano del niño cogida firmemente en la suya. Ryan se sobresaltó cuando la señora Pomfrey apareció a su lado, la enfermera le miró de forma desaprobadora.

- Deberías estar durmiendo, o por lo menos acostado en una cama.- Ryan solo se encogió de hombros.

- No pienso dejar a Harry solo.- Dirigió su mirada a su ahijado.- ¿Cómo están James y Lily?- La enfermera comenzó a mover su varita encima de Harry.

- Están bien, solo están bajo un hechizo durmiente. Parece que quienquiera que los secuestró no tuvieron tiempo para hacerle nada.

Ryan frunció el ceño, eso era muy distinto al estilo de Malfoy, pero estaba demasiado cansado como para pensarlo ahora mismo. Al final la señora Pomfrey terminó de examinar a Harry y dirigió su varita hacía él.

- ¿Te tumbarías? Quiero reconocerte.- Ryan frunció el ceño.

- Estoy bien, estoy seguro que tienes cosas más importantes que hacer que preocuparte por mí. Reconoce a los demás.- La mujer suspiró exasperada.

- Ya lo he hecho. Ahora, ¿te tumbarías, por favor?

- No. ¿Cómo está Harry?- La enfermera estrechó los ojos pero decidió que era mejor contestarle.

- Está bien hasta donde puedo decir, tiene unos cardenales muy feos y pienso que será mejor esperar para sanarlos, no tengo ni idea de cómo reaccionaría ahora mismo ante mi magia. Ha agotado casi todo su poder mágico y no quiero arriesgarme a un daño permanente. Por otra parte, está agotado por lo que necesitará mucho descanso, tendrás que asegurarte. Y ahora, por última vez ¡entra en la cama!

Sirius se negó obstinadamente, mientras agarraba la mano de su ahijado con más fuerza y la enfermera le miró asesinamente, pero antes de que ninguno de los dos pudiera decir algo, una voz suave convocó "desmaius" y Sirius se cayó hacía atrás en su silla. La señora Pomfrey miró sobresaltada, solo para ver al mayor de los Dumbledore que estaba de pie en la puerta serenamente, dando vueltas ociosamente a su varita. Ante la mirada sorprendida de la enfermera, el anciano sonrió y entró.

- Siento mucho interrumpir su encantadora pelea, pero el conocer a Sirius Black durante muchos años me ha enseñado que esta es la forma más rápida de alejarlo de Harry cuando está en una cama de la enfermería.

La enfermera se rió suavemente y McGonagall que estaba sentada al lado de la cama del director se rió. Dumbledore hizo levitar a Ryan a la cama que había al lado de la de Harry, separó la mano de Black de la del niño y se sentó en una silla entre ambos. Con una mirada grave, el director se giró hacía la señora Pomfrey.

- Dime, ¿cómo están todos?

Desde otra cama, Sirius había estado observando todo lo sucedido con curiosidad. Su mente estaba llena de preguntas, incluso más cuando el segundo Dumbledore entró en la habitación. Se giró hacía Ron que estaba acostado de espaldas mirando el techo pensativamente.

- ¿Ron?- El muchacho Weasley más joven se giró.- Ese es tu auténtico nombre, ¿verdad?- El muchacho pelirrojo sonrió de forma tranquilizante.

- Si, ese es mi nombre. ¿Qué quieres, Sirius?- Sirius hizo señas al hombre aturdido que estaba en la otra cama.

- Ese soy yo realmente.- Ron se rió calladamente y miró que la señora Pomfrey estaba comenzando a reconocer a "Ryan", después de haberle explicado la situación a Dumbledore.

- Sí, ese eres tú. Unos años más viejo, claro, pero todavía eres tú.- Y con una sonrisa burlona añadió.- ¿Quién además de ti, sería tan terco?- Sirius se rió calladamente y se giró hacía donde Daniel ya estaba durmiendo.

- Y ese es Lunático.- Ron se rió calladamente.

- Sí, ese es el er... Lunático.- Negó con la cabeza con entretenimiento.- Es extraño pensar sobre él así.- Sirius alzó una ceja, pero su mirada ya se dirigía a Harry.- Ahora la pregunta del millón de galeones. ¿Quién es ese muchacho? ¿Sabes que se supone que está muerto y que se apellida Potter?- Ron se rió suavemente.

- Mi querido Canuto, ese es tu futuro ahijado, ni más ni menos que el hijo de James Potter y de Lily Evans, también conocido como Harold James Potter, El niño que vivió. Y todo lo demás que necesitas saber se explicará en otro momento, porque la señora Pomfrey no parece muy contenta. Nosotros deberíamos dejar de hablar.- De hecho, la enfermera les estaba mirando de forma asesina al lado de la cama de Ron. Con un suspiro, Ron se hundió en sus almohadas y cerró los ojos.- Buenas noches, Sirius. Buenas noches, Hermione, no tengas demasiadas pesadillas.- Ron podía sentir la mirada incrédula de Sirius, pero sonrió cuando escuchó que Hermione le contestaba en el otro lado.

- Lo mismo digo, Ron, pero mejor déjaselo a Harry, es su trabajo tener pesadillas. Buenas noches a todos.- Remus que también había estado escuchando a Hermione se giró.

- Er... ¿piensas que vamos tener pesadillas?

Pero la muchacha no le contestó, ya se había dormido. Remus compartió una mirada con Sirius antes de acostarse e irse a dormir.

Echando una mirada alrededor de la enfermería, Sirius miró a los ojos del mayor de los Dumbledore que estaban centelleando bajo la oscura luz de las velas. El anciano le sonrió ligeramente y en un cuchicheo suave, para no molestar a los pacientes dormidos, le habló.

- Vaya a dormir, señor Black, todo se explicará por la mañana.

Asintiendo, Sirius se tumbó y cerró sus ojos. Esperó que el director tuviera razón, porque todavía tenía miles de preguntas que hacer.