45.- Desaparición.
Dumbledore permanecía sentado en la oficina de la señora Pomfrey junto con Snape, ninguno de los dos hablaba, estaban demasiado preocupados por Harry y por como estaban pasando las cosas. El maestro de pociones estaba disgustado con Dumbledore porque estaba confiando en dos adolescentes para salvarlos a todos. Había intentado discutir sobre enviar a Ron y Hermione al pasado, pero Dumbledore le había dicho que se guardara su opinión Sabía que el anciano estaba angustiado, al demonio, incluso él estaba angustiado y no solo porque su futuro estaba en peligro, hacía unos meses, Harry y él se habían hecho amigos, pero por desgracia, las circunstancias extrañas habían roto esa amistad. Era principalmente su culpa, sabía muy bien que realmente Harry no había hecho nada, pero él había estado muy enfadado con la gran cantidad de mentiras que se habían envuelto entre Dumbledore y Harry. (Na.: Eso se explicará en una secuela que estoy planeando)
Un lamento agudo rompió el silencio que había habido en la habitación. Ambos hombres se levantaron y corrieron hasta la otra habitación, esperando ver a James y a Lily despiertos. La visión que se encontraron rompió todas sus esperanzas, los dos adolescentes todavía estaban inmóviles en sus camas, Sirius, sin embargo se había movido, en vez de sostener a Harry, había cubierto sus brazos y rodillas con ropas y su cabeza estaba oculta en ellas. Todo su cuerpo estaba temblando y Dumbledore sospechó que estaba llorando. Lanzó una mirada a su alrededor, y se puso pálido, Harry no estaba por ningún lado. Con voz aguda, el viejo director preguntó.
- Sirius, ¿dónde está Harry?
El hombre no se movió mientras lloraba. Antes que Dumbledore tuviera la oportunidad para repetir la pregunta, Snape se acercó hasta Sirius, lo cogió de la túnica y lo levantó agitándolo con fuerza mientras ignoraba las lagrimas que corrían por la cara del hombre.
- ¿No has escuchado al director? Black, ¿dónde está Potter?- Sirius ahogó un sollozo y apartó la mirada. Con un lamento ultrajado, Snape lo arrojó contra la pared.- ¡Maldición! ¿Dónde está Harry?
- ¡Severus, tranquilízate!
Pero el enfurecido profesor de pociones lo ignoró y agitó otra vez a Sirius. Al final, el hombre dejó de sollozar lo suficiente como para contestarle.
- Desapreció. Completamente. Ha terminado.
Dumbledore se dejó caer contra la puerta, tenía una mirada desolada en sus ojos; las manos de Snape se pusieron rígidas y le resbaló la túnica de Sirius. Como Severus ya no lo aguantaba, Ryan cayó contra la pared y resbaló despacio hasta que se sentó en el suelo. El profesor de pociones estaba completamente quieto, mientras miraba delante de él, sus ojos normalmente ardientes, estaban extrañamente vacíos.
- No puede estar muerto.- Agitó ligeramente su pelo.- No puede ser.- Dumbledore lo miró.
- Ron y Hermione todavía no han regresado. No sabemos que es lo que ha ocurrido. ¿Cuánto tiempo tarda la poción en hacer efecto?- Severus se encogió de hombros ligeramente.
- No lo sé. Depende de la persona, afectas a todos de forma diferente.
Se quedaron silenciosos por un largo rato. Sirius se había acurrucado otra vez y no había prestado atención a los otras personas que había en la habitación. Ni siquiera levantó la mirada cuando las puertas de la enfermería se abrieron y entraron los dos adolescentes cansados. Ron y Hermione se detuvieron ante la escena que se encontraron. Hermione miró de forma vacilante al director.
- ¿Profesor Dumbledore? ¿Qué pasa?- El anciano les dio una mirada cansada.
- Harry desapareció completamente.- Ambos adolescentes se pusieron pálidos. Ron negó con fuerza.
- ¡Pero eso no puede ser! Les dimos la poción. ¡Al infierno! Casi los forzamos.- Dumbledore y Severus los miraron fijamente.
- ¿Estáis seguros de eso?- Ambos adolescentes asintieron.- Decidme exactamente lo que pasó.
Ron y Hermione lo hicieron. Ambos hombres quedaron ligeramente aliviados de que los dos adolescentes habían hecho bien las cosas, ahora solo tenían que esperar. Suspirando, Dumbledore miró a Ryan y silenciosamente le lanzó un hechizo durmiente; el pobre hombre necesitaba conseguir un buen descanso y sería mejor que permaneciera dormido mientras esperaban. Snape cogió una silla y se sentó, sus ojos se dirigían ahora hacía Lily y James y el director envió a Ron y Hermione a descansar, así que la enfermería estaba otra vez silenciosa.
Harry se había despertado justo en el momento en el que sintió que su cuerpo se disolvía en la nada. Cuando lo comprendió, sabía que tenía que hacer algo o sino cuando sus padres despertaran no podría volver. Convocando todo su poder, colocó una pared protectora a su alrededor, de forma silenciosa flotó mientras esperaba que era lo que pasaría. Snape y Dumbledore se habían acercado a su padrino cuando este comenzó a llorar y el muchacho se vio divido entre el enfado y la felicidad porque en ese momento, sabía que el amigo que había llegado a apreciar en los últimos meses todavía estaba allí, aun cuando Snape había estado enfadado con él y había vuelto a su asquerosa forma de ser usual. Realmente no había podido culpar a Snape, había sido culpa de Dumbledore y suya.
Escuchó con cuidado y rapidez como Ron y Hermione explicaba que era lo que había sucedido, ligeramente divertido en como las cosas habían ido. Después de eso, todos se tranquilizaron, excepto Sirius, que se había perdido en su propio mundo y no parecía ser consciente de lo que estaba pasando. Dumbledore lo vio también, por suerte y cogió el asunto en sus manos, poniendo al hombre a dormir y poniéndose a esperar con Snape.
Ahora todo parecía que iba a arreglarse, dirigió su mirada hacía sus futuros padres, sabía que Dumbledore y Snape habían hecho todo lo que podían y que solo era cuestión de esperar, pero se preguntó si no había nada que pudiera hacer para ayudarlos. Una luz dorada lo envolvió de golpe y lo atrajo hasta el cuerpo durmiente de James. Una extraña sensación lo atravesó antes de que fuera absorbido sin oportunidad de hacer ningún ruido. No habría ayudado, ya que había "desaparecido"
Cuando Harry fue consciente una vez de lo que lo rodeaba, vio que estaba en los terrenos de Hogwarts, pero era muy extraño; estaba oscuro y silencioso, como si nada hubiera vivido allí durante mucho tiempo. No vino ningún ruido ni siquiera del bosque. El lugar estaba comenzando a ponerle nervioso, pero había algo que lo arrastraba débilmente. Lanzó una mirada a su alrededor y decidió dirigirse hacía el castillo, ya que el tirón venía desde allí, y no podía haber nada malo dentro.
Se equivocaba.
