Destino

For Beautyonly

'Inspirado ligeramente en la idea de Beautyonly'

Todos los días me siento en el mismo café para verla, sé que ha pasado el tiempo y que nos hicimos mucho daño, pero la extraño demasiado. Aún me pregunto: qué fue lo que pasó, cómo fue que llegamos a la nada. Aunque miré hacia atrás no encuentro respuesta. Sí, sé que me equivoqué y de cierto modo enloquecí y no comprendí tu dolor y tu frustración. No supe gestionar mis emociones y me sentí tan inútil, finalmente, por mí no pudiste tener lo que tanto anhelabas. Un hijo. De haberlo sabido antes jamás te hubiera pedido que te casaras conmigo, pero lo hice, y dijiste que sí. Fueron, ¿qué? Tres maravillosos años, hasta que el dolor e impaciencia empezaron a hacer mella entre nosotros y los estudios revelaron que era yo el del problema. Sé que nunca me cuestionaste eso, pero podía ver tus gestos desilusionados cada que corrías al baño a realizarte una prueba y no estabas embarazada. Gastamos tanto dinero en tratamientos de fertilidad y nada, absolutamente nada sirvió.

¿Qué nos quedó? Tristeza, dolor y constantes discusiones. Nunca lo dijiste en voz alta, pero sé que muy adentro siempre me culpaste por todo. De verdad, mi hermosa Shaina, de haberlo sabido antes, jamás te habría pedido que te casaras conmigo, ahora pienso que lo único que hice fue mantenerte en una prisión donde cada día morías lentamente. Sin esperanza y sin anhelos.

No quiero llegar a casa, a ese reducido apartamento al que me vi obligado a vivir porque ya no soportabas estar a mi lado, ahora, junto a mi cama descansan los papeles del divorcio y yo no he hecho otra cosa que prolongar lo inevitable. No quiero firmarlos. Tengo una duda, ¿él te lo sugirió? Podrás llamarme celoso o demente, no me importa, he visto como te mira, siempre te miró de una forma fascinante aún cuando sabía que eras mi esposa. Supongo que no tuviste que pedirle que fuera tu abogado porque él mismo se ofreció. Estoy seguro de eso. Lo entiendo de cierta manera, eres hermosa, brillante, perfecta. ¿Cómo él no va a querer eso? ¿Quién no va a querer eso? ¿Pero de qué sirve ahora mis inseguridades si tal vez estás con él? Con ese tal Mu.

Ha sido muy difícil dejarte ir, pero sé que en algún momento debo hacerlo.

.

.

Todos los días te veo sentado en el mismo café, sé que me buscas y he pensado muchas veces cruzar la calle y decirte que aún te amo. Pero no nos hará ningún bien, Milo. Los sabes, ¿cierto? Yo lo sé. Al principio todo fue de ensueño, reímos, bailamos y disfrutamos tanto de nuestras vidas, que pensar hoy en día como se tergiverso todo me da pesadillas. Anhelaba un hijo a tu lado, y sí, me frustre por no poderme embarazar, pero nunca, nunca te lo reproché, jamás pensé que fuera tu culpa. Sin embargo, tú sí te culpabas, y fue imposible mantener la compostura y hacerte entender que de lo único que no me arrepiento en la vida fue de casarme contigo.

Es curioso, ¿sabes? Mucha gente nos dijo que éramos muy jóvenes, que tomamos una decisión apresurada, pero no hicimos caso, ahora, en este momento de mi vida, observando la lluvia desde la ventana, reflexionó y aceptó que sí éramos inmaduros y que fue esa inexperiencia lo que nos puso donde hoy estamos. Contrario a lo que crees, no fue Mu quien me sugirió pedir el divorcio y fui yo quien tomó esa arrebatada decisión y aunque no lo creas, Mu, no está interesado en mí. ¿Cómo estarlo, si él tiene una hermosa familia que lo espera en casa cada noche? A mí solo me acompaña tu vieja chaqueta con la que me abrigo antes de dormir fingiendo que eres tú.

Debo aceptarlo, Milo, tengo miedo. No quiero que firmes esos papeles. Y no sabes la ansiedad que sufro cada que llega un sobre a mi oficina o a mi casa, y ahora, hay uno con tu nombre esperando a ser abierto en la mesa donde solíamos sentarnos a comer.

Los firmaste y hoy no fuiste al café… es hora, es hora de dejarte ir.

.

.

Dos años después

Es imposible dejar el pasado atrás, pese al tiempo transcurrido yo sigo pensando en ti y más en días como este, el de nuestro aniversario. La gente me pregunta, por qué no sigo con mi vida, pero yo he seguido con mi vida. Continué mis estudios, tengo un buen trabajo y voy al gimnasio, no necesito una pareja para continuar con la vida, ¿o sí? Supongo —yo siempre supongo—, que tú hiciste lo mismo. Terminaste tu carrera seguramente, tal vez continúes en el mismo trabajo, tal vez conseguiste ese asenso que tanto anhelabas. Debieron dártelo, te lo merecías ¿Te casaste nuevamente? Quisiera creer que no, pero una mujer tan bella como tú siempre estuvo llena de pretendientes. Tal vez te casaste con Mu, ¿no? Vaya tontería. Ya dije, en días como este es cuando más pienso en ti. Y es curioso porque ahora te veo cruzar la calle y no sé si es un sueño o es la realidad, pero estoy despierto, estoy seguro que estoy despierto ¿Qué debería hacer? ¿Dar la vuelta y escapar? Ya no puedo hacer nada, tus hermosos ojos esmeraldas me están viendo en este momento.

.

.

El tiempo ha pasado con demasiado afán, los días transcurren con tanta rapidez que apenas soy consciente de un día y el otro. Sin embargo, en días como este, siempre pienso en ti, y recuerdo aquella maravillosa fecha. Ya dije, jamás me arrepentí de decirte que sí ¿Qué has hecho en estos dos años mi querido Milo? Yo, estoy trabajando en el mismo lugar, así que debe ser fácil encontrarme, no obstante, jamás volviste al café de enfrente, pero yo, sigo mirando hacia él esperando verte allí. Nunca estás y algún día debo hacerme a la idea de que jamás te volveré a ver. Espero que hayas terminado tus estudios, que pases tiempo con tu madre y hermano, espero que ellos se encuentren bien también. Me gustaría tanto verte aunque sea una vez más.

Parece que mis deseos se han hecho realidad. Ahí estás, al otro lado de la calle mirándome con tus ojos tristes. Tal vez deberíamos volverlo a intentar.

.

.

Tres años después

Un tornillo cae al suelo y rueda bajo el sofá, refunfuño un rato mientras lo encuentro y te escuchó reír en la cocina en medio de mi pataleta. Nunca he sido bueno armando cosas, lo sabes, pero dijiste: 'Este es un trabajo para hombres, yo haré la cena'. Bastante oportunista debo aclarar. Pero no puedo decirte que no, como tampoco pude decirte que no hace tres años cuando te atravesaste la calle sin prudencia y corriste hasta mis brazos robándome el más cálido beso. Quise huir, te dije que no tenía nada que ofrecerte pero no te importó y después de algunas lágrimas ambos estuvimos de acuerdo, nos enfrascamos tanto en nuestra tragedia que no analizamos otras opciones. Por lo menos eso pensé yo, tú preferiste darle razón a los demás y aceptar que cuando nos casamos éramos muy jóvenes, puede que sí, puede que no mi hermosa Shaina.

El teléfono suena, y veo como tus ojos se apagan y tu boca tiembla al igual que tus manos, lo entiendo, cada vez que escuchamos ese ruido ambos actuamos igual, sin embargo, me levantó, tomó la bocina y escuchó la cantarina voz de nuestra trabajadora social al otro lado de la línea, respiro profundo y procuro no gesticular ninguna emoción, no pienso volver a caer en ese error, aún recuerdo el día que Seika llamó y yo tomé la llamada con tanta alegría que tu pensaste que se trataba de una buena noticia y no fue así. Te escuché llorar en la noche y otra vez supe que te estaba haciendo daño. Pero esta vez me mantuve firme ante las palabras y no hice ningún gesto para no generarte falsas expectativas.

Es hora de hablar, Shaina.

.

.

No voy a negar que aquel día todo pasó muy rápido. No importa, entre los dos las cosas siempre han sido así, parece que no necesitáramos las palabras, el par de imprudentes siempre terminan juntos, no interesa lo que digan los demás. Yo, me quedó contigo. Pero ahora, me mata la incertidumbre, ¿qué te está diciendo Seika? Sé que es con ella con quien hablas y sé que después de la última vez que tomaste esa llamada con tanto entusiasmo prometiste no expresar nada hasta tener una noticia concisa. Eres bueno fingiendo, porque no puedo notar absolutamente nada en tu semblante. Vamos, Milo cuelga ya ¿Qué te dijo? Te volteas a mirarme, sonríes y bajas la cabeza, he visto ese gesto antes. No son buenas noticias. No importa, te prometo que hoy no voy a llorar.

—Se llama, Adrian. Tiene 8 meses y nos esperaba mañana para que lo traigamos a casa.

—¿Adrian?

—Sí, Shaina, ese es su nombre. Dicen que es un niño muy atento y que a primera hora podemos ir por él.

Prometí no llorar pero es imposible, realmente es imposible. Llevábamos tanto tiempo esperando este momento que me parece irreal, por fin tendremos a nuestro hijo. Te miró a los ojos y te veo intentando controlar el llanto, pero cuando me acercó a abrazarte simplemente te derrumbas, eres tan sentimental como yo.

Te amo Milo.

FIN