La Carta

For smarty26

En una mesilla descansa un sobre con su nombre, las líneas perfectas de aquella caligrafía atravesando el blanco del papel le intrigan y le asunta, tiene miedo de leer su contenido y que por primera vez se enfrente a la verdad de la cual ha huido durante años. Él analiza con criterio que su último encuentro dejó entrever un velo de tristeza, de celos y que sin darse cuenta rebeló más de lo que debía. La amaba y de seguro sus palabras le advirtieron a ella ese secreto, aquel secreto que debió quedarse oculto y enterrado en la profunda oscuridad de su alma. Esa carta que llevaba días sobre la mesa seguramente rezaba miles de razones del porque ellos no podían estar juntos y como ella le quería como un amigo porque su verdadero amor estuvo durante mucho tiempo sumergido en un profundo letargo postrado a una silla de ruedas, sin embargo, fue él quien la acompañó a romper todas las reglas con el único propósito de despertar a Seiya.

Se negaba a leer esa misiva, no quería estar completamente seguro de los sentimientos de ella por uno de sus mejores amigos.

Amarla dolía y quemaba en su pecho, ¿por qué enamorase de ella habiendo tantas mujeres en el mundo? Él la amaba a ella. Y mientras la carta esperaba por ser abierta él sufría todo el día dejando que las suposiciones se apoderaran de su cabeza.

—Debo leerla —se dijo por enésima vez, podía que ella estuviera esperando una respuesta y no leer esa misiva era una forma de alargar lo inevitable.

Suspiró tan fuerte y recordó que llevaba días así y que con cada resoplido una parte de su ser se extinguía. Algún día debía revisar ese contenido, terminar con la incertidumbre y aceptar lo que venía pensando desde tiempo atrás. ¿Qué habría en esa carta? ¿La confesión de que ahora que todo estaba en paz ella estaba con él? No estaba seguro de poder soportar esa verdad, lo imaginaba e incluso lo sabía desde tiempo atrás, pero saberlo por boca de ella ere completamente distinto. Nuevamente suspiró y su mano se estiró hasta el sobre inmaculado manchado con los trazos de su nombre.

Querido, Shun…

Leyó y su ojos se oscurecieron mirando lo lejano, no quería continuar y saber por el propio puño de Saori que amaba a Seiya, pero era claro que si ella se tomaba esa molestia era porque había percibido en él ese amor no correspondido, y era obvio que el hecho de no poder amarlo como él la amaba a ella, le dolía y por eso se vio en la absurda necesidad de enviarle una carta para explicarle la realidad, esa realidad a la que Shun se rehusaba a enfrentar, y es que si no hubiera pronunciado esa palabras con tanta amargura ella jamás se habría dado cuenta. No obstante, el sobre ya estaba abierto y la carta descansaba tranquilamente entre sus manos. Debía continuar.

Querido, Shun.

Quiero saber de ti, necesito saber de ti; no contestas mis llamadas y estoy segura qué cuando fui a buscarte a tu apartamento estabas ahí, pero no quisiste atender la puerta. ¿Qué pasa? Creo saber que es, pero son meras conjeturas que siento deberíamos hablar de frente, pero pensándolo bien, tal vez sea más sencillo para mí decirte la verdad por este medio…

Shun suspiró, era el momento, ella lo había escrito sobre papel y aquello nadie lo podría borrar, ni de ese pedazo de hoja ni de su corazón marchito.

Me dijiste ese día cuando regresamos después de una intensa guerra en el pasado que por fin podía ser feliz, que ahora no había nada que me separara del hombre que durante tantos años he amado en silencio. Shun, si tan solo supieras que ese hombre al que siempre he amado eres tú…

Andrómeda rio nervioso haciendo a un lado la carta para analizar bien su contenido. ¿Estaba leyendo bien o su mente le jugaba una broma haciéndole comprender algo completamente diferente? ¿Era su imaginación? ¿Estaba soñando? ¿Ella de verdad había escrito que lo amaba o su mente desesperada por su amor le hacía ver cosas que no estaban allí? Volvió a leer, esta vez con más detenimiento.

Shun, si tan solo supieras que ese hombre al que siempre he amado eres tú jamás habrías aseverado que de quien estaba enamorada era de Seiya. ¿Acaso nunca lo notaste? ¿Nunca viste como mis ojos siempre buscaban los tuyos? ¿No notaste que a tu lado todo era más tranquilo, que disfrutó de tu compañía y que me quedaba completamente vacía cuando te marchabas? ¿Cuántos días fuiste a la cabaña donde cuidaba de Seiya logrando hacerme sonreír y cuantas noches te marchaste haciéndome llorar? Tú has sido el único que me ha entendido y que me ha tratado con tanta bondad que amarte era imposible. Te confieso que cuando era niña pensaba que al casarme me casaría contigo, porque entre todos siempre fuiste amor y ternura y no sabes lo mucho que yo anhelaba eso. Perdóname por decírtelo hasta ahora, tal vez sea tarde o tal vez interpreté de forma equivocada tus palabras tan amargas cuando rescatamos a Seiya y quise creer que sientes lo mismo que yo, pero no puedo seguir ocultando lo mucho que te amo.

Esa frase nuevamente hizo que él detuviera su lectura y se preguntara si estaba soñando o no. ¿En serio ella le estaba confesando que lo amaba? Volvió a leer el sobre con su hombre y el inició de esa carta: 'Shun', decía Shun, no Seiya ni ningún otro nombre sino el suyo, ella se dirigía a él, no había duda… pero… ¿si todo era un sueño? La carta llevaba tanto tiempo sobre la mesa que él por fin soñaba con ella y su imaginación lo engañaban haciéndole creer que ella profesaba un amor por él, por él. Una pequeña bofetada en la cara y el dolor ardiente en su mejilla le advirtieron que estaba muy despierto, pero aún cabía la posibilidad de que estuviera delirando, que ella no hubiera escrito nada, es más, que esa carta no existiera.

¿Por qué le estaba costando tanto aceptarlo todo? Esperaba encontrarse con una confesión que le derrumbara el corazón, pero contrario a eso se hallaba frente a una declaración de amor. Continuó muy despacio.

Te amo, Shun, esa es la verdad que he ocultado durante tanto tiempo y sentí que debía decirte todo luego de que te vi fungiendo como el dios del inframundo, tuve tanto miedo ese día. Tu mirada, tu cabello, tu dulces ojos todo en ti había cambiado y pensé que te perdería para siempre y que jamás sabrías mis sentimientos reales por ti. Sin embargo, aún estabas ahí, tan fuerte y valiente como de costumbre, y supe que no importaba nada, yo debía estar contigo, es una pena que los circunstancias me llevaran nuevamente a callar. Supuse que decirte la verdad no nos haría ningún bien, no mientras la salud de Seiya estuviera tan delicada y no con mi idea de desafiar a todos los dioses por salvarlo a él y a todos ustedes. Imaginé que de decirte irías tras de mí arriesgando tu vida, lo irónico es que sin saber lo que sentía por ti igual me acompañaste, como siempre, porque siempre has estado ahí.

Por eso Shun, dime, ¿dónde estás en este momento? Me haces falta y te necesito como no te lo imaginas, no quiero estar sola, no quiero estar lejos de ti, si no correspondes a mis sentimientos y solo soy una niña estúpida lo entiendo, pero ven aunque sea un día y dame uno de esos cálidos abrazos que solo tú sabes otorgar, miraba con esa calidez y sonríe con tanta amabilidad para que mi corazón tenga un poco, un poquito de paz… te necesito Shun.

Por siempre y solamente tuya Saori Kido.

Cinco veces más Andrómeda leyó el contenido de esa misiva y cinco veces más cuestionó su cordura, ¿podría ser cierto que Saori le amaba? ¿Podría ser que ella sintiera lo mismo? ¿O acaso… todo era una cruel broma? ¿Pero quién se atrevería a jugar de esa manera? ¿Seiya que enamorado de Saori supo de los sentimientos de Shun y quiso lastimarlo? No, Pegaso podía ser irracional en ocasiones, pero no haría algo como eso y además, conocía muy bien la letra de la heredera para confundirla con la de alguien más, la reencarnación de la diosa había escrito esa carta. Así que la única explicación que quedaba era, que el contenido de la carta era legítimo, que su mente no le estaba jugando ninguna broma y que ella ahora liberada de Athena se confesaba abiertamente por él. Si esa era realmente la realidad tenía que verla y escuchar de su boca esa frase una y otra vez.

….

Era una noche cálida pero ella se abrazaba así misma buscando un poco de consuelo, la última batalla la había dejado sola, todos se habían ido, incluso él. Habían pasado tanto tiempo desde que se atrevió a enviar aquella carta, misma que escribió en una sola noche y que aguardó en su mesita por casi una semana hasta que por fin la dirigió a su destinatario, pero a la fecha no recibía respuesta. Era lógico, de seguro Shun no quería herirla y prefería no buscarla por miedo a verla decaer por un amor no correspondido.

Si tan solo ella hubiera sido sincera desde el principio, tal vez las cosas habrían sido diferentes.

—¿Es cierto lo que dice aquella carta? —Shun apareció de la nada, sin embargo, ella no buscó su mirada.

—Es cierto —contestó sin dejar de mirar al firmamento—. No te mentiría con algo como eso.

—Dilo, necesito que lo digas, necesito saber que esto es real.

Saori sonrió nerviosa y se dio la vuelta para observar al chico de cabellos verdes y mirada triste.

—Te amo. Te amo, Shun.

—También te amo, tanto que duele.

—Ya no tienes que sufrir más —expuso colando su aperlada mano sobre el rostro del muchacho—. Ahora estás conmigo. Siempre estarás conmigo. ¿Por qué tardaste tanto?

—Porque tenía miedo de leer esa carta —respondió con ojos brillosos y ella dejó escapar una lágrima ante ese gesto.

—Y yo tuve miedo de enviarla, que tontos somos.

—No tanto si seguimos mirándonos sin besarnos.

Ella sonrió y aceptó que estaba posponiendo algo que quiso hacer desde que lo vio, y finalmente, él dejó de temer y después de todo la besó con tanta ternura que supo que lo noche apenas daba inicio.

FIN