Cintia era una chica sencilla, disfrutaba de las pequeñas cosas del dia a dia: el calor de la estufa en un dia frio, una buena manta abrigada encima suya, un choclate caliente y sus juguetes de piscina, por supuesto.

Mucha gente diria que solo son para los veranos, pero cintia amaba a sus amigos de vinilo todo el año. Disfrutaba de su tacto y el comfort que le daban independientemente del tiempo que hiciera fuera. Hoy era un feo dia de noviembre, frio y lluvioso, cuando ella saco una de sus pequeñas alegrias: una hermosa almoda inflable mas grande que ella con una hermosa chica dragon pintada encima con mirada seductora y grandes atributos.

Cintia era una chica morena de piel, con un poco de tripa y un pecho suave y grande. Su cabello negro lo ataba siempre en una coleta larga y sus pequeñas manos buscaron la valvula de su amiga.

Se sento abierta de piernas con el vinilo rozando entre sus muslos sobre el pijama. Bocanada a bocanada sintio crecer a su amiga y el calor que sentia dentro de ella. Mientras mas crecia su amiga, mas acariciaba de forma descuidada su entrepierna. No era cuestion de venirse ahora, con su precioso juguete a medias de llenas, pero era tan dificil... ella cerro los ojos intentanto no centrarse en como el calor de la sala, el tacto y sensacion del vinilo cada vez mas prieto y sus pequeños dedos con uñas recortadas rozaban y jugaban casi obligandola a interrumpir sus grandes bocanadas.

Casi se vio teniendo que patear fuera de encima suya a su amiga cuando noto que estaba bastante firme. Sonrio viendo a su diabolica amiga impresa y tomo a su unicornio a medias de hinchar para que no se rozase su princesa contra el suelo. Comprobo la firmeza de su grandioso cisne: era suave pero matenia bien su forma bajo el peso de la preciosa amazona. Beso el cuello de su unicornio y coloco dulcemente a su diablesa encima.

Se alejo unos pasos y miro la escena: faltaba algo. Miro en sus armarios y tomo un chaleco salvavidas y se lo coloco. Se sentia tan dulce, tan inocente.. a veces se preguntaba que dirian las amables personas a las que compraba sus juguetes si supieran que no eran para us hermanita o para su primita: eran para frotarse lenta y dulcemente desnuda mientras los llenaba de besos y saliva. Cintia entonces se sentia traviesa y juguetona. A veces imaginaba escenas donde otra chica veia como ella tomaba los juguetes del estante y en un cruce de miradas ambas sabrian que comprantian los mismos gustos...

su hermosa diablesa se llamaba Carmin. Ese nombre era el nombre que mejor sentaba a aquella diablesa roja de pasion de curvas generosas y ojos amarillos. Ese rojo que contrastaba con su exhuberante pelo negro y encendia su deseo. Ese deseo que se volvia pasion al ver sus jugosos pechos con pezones oscuros... ojala fuese algo mas que una almohada de vinilo.

Si tuviese dinero, tal vez podria encargar una muñeca personalizada que fuera como ella. Lo intento con muñecas hinchables normales, pero fue frustrante: acababa insatifescha y con los dedos dentro de un monton de plastico reventado. Ella no disfrutaba de romper sus juguetes, pero esa frustracion era la excepcion.

Se acerco a su precioso tesoro y beso gentilmente la frente de Carmin. Era su forma de inicar el juego, una forma de pedir permiso para montarla. Echo eso, coloco su cuerpo de forma que su preciso prado acariciase la cara de Carmin mientras ella bajaba con la lengua fuera, lamiendo, hasta el punto prohibido de su diablesa. Enonces procedia a pequeños frotamientos en vaiven mientras sus labiso besaban el pelo impreso de su chica. Cintia iamginaba el olor y como Carmin poco a poco se volvia mas humeda mientras una larga lengua exploraba el interior de su vagina. Cintia movio su mano hacia atras, buscando la mano impresa de Carmin para fingir que entrelazaban sus dedos y tranquizar asi su ritmo. Carmin era una maestra paciente y habia conseguido de su alumna sesiones cada vez mas largas, lo cual hacia que cintia se sintiera cada vez mejor y mas compenetrada con ella. Cintia amplio el recorrido de su cadera dejando un rastro humedo y brillante del deseo. Estaba cerca. Colapso encima y apreto sus piernas alzando levemente asu amigba mientras ella hundia su carita en la entrepierna de la diablesa gimiendo fuertemente por el primer orgasmo del dia. Una sucesion de jadeos y unos ojos levemente llorosos se calmarian en unos minutos para invertir posiciones.

En esos momentos posteriores sentia cierta culpabilidad egoista. Ella estaba haciendo algo malo, dandose placer a si misma sin buscar compartir su amor con nadie, pero eso era dificil. Era una mujer que amaba las mujeres en una ciudad pequeña junto a un lago, no sabia cuantas veces le dirian que no o solo se reirian de ella en su cara. Y peor que eso seria de llegar a encontrar a la adecuada. ¿como podria explicarle su gusto por los juguetes de piscina? ¿la veria como una rarita, una pervertida o algo mucho peor? Eso era algo que se planteaba solo en estos momentos. Se levanto y miro los ojos de Carmin: su amarillo seductor... ojala fuera real su preciosa dama.

Coloco sus labios sobre los de su diablesa y comenzo a lamer su propia esencia mientras comenzaba a acomodar su cuerpo encima de su amiga. Una vez se sintio agusto, coloc sus manos sobre el pecho de Carmin y comenzo a montarla de forma alegre y calurosa: siempre uno dulce y otro travieso. Abrazo a Carmin por detras y acerco su cara a su boca. Beso apasionadamente con los labios moviendose en pequeños movimientos delicados explorando donde Carmin deberia tener su boca. Aumento los toques de su vagina en sus movimientos oscilantes. Habia emocion, y anticipacion, un orgasmo bullente que hervia en sus caderas. Ella era un Etna de pasion cuando se vino gritando una sola palabra: Carmin.

Cintia cayo dormida encima de su amiga tras ello. Eso era raro en ella: Carmin seguia sucia y ella tambien lo estaba. Pero hay veces que ocurren milagros y una jovencita puede dormise encima de su amgina y notar el aliento de una mujer en su hombro, el latido de un corazon bajo el suyo y una mano gentil que la despertase. Cintia abrio los ojos lentamente para ver como Carmin estaba debajo suya, acariciandola y dandole pequeños mordisquitos en el cuello.

Cintia se vio sorprendida cuando Carmin se monto encima. Desde sus ojos se veia tan poderosa como sensual. Carmin beso gentilmente a su amiga y coloco su pecho sobre el rostro de ella con mimo y cuidado de no hacerle daño a ella. Coloco sus manos en los laterales del unicornio y su labios besaron el cuello de su montura de forma firme y dura. Movio su cola adentrandola en la dulce cueva de Cintia, la cual parecia absorta en su compañera. Carmin entonces comenzo a marcar sus dientes en el cuello de su pequeño unicornio y rastrillo las uñas por el cuerpo del mismo. Sus movimientos sobre Cintia eran firmes, en vaiven y sensuales, marcando curvas unicas en sus movimientos de cadera. Ella se sentia tan bien con alguien que la apreciaba debajo... apreto los dientes y el cuello del unicornio no fue rival: un doloroso silbido salio de el. Carmin tomo una mano y ensancho sin piedad el agujero, rasgando en dios la cabeza. Su otra mano se hundio en la camara central con cinco angustiosos pinzachos, rematando a la blanda criatura bajo su pasion. Echo su peso hacia delante y clavo las uñas en los restos del frente terminando de rasgar el juguete mientras Cintia y ella eran bendecidas con un poderoso orgasmo.

Cintia se hallaba confusa ante Carmin sobre su unirconio rasgado en grandes piezas irreparables. Carmine se acerco al rostro de Cintia cuando se fijo en sus uñas y como con un movimiento rapido y preciso, se encargaban de dejar plano en inservible su chaleco salvavidas. La miro, sonrrio y beso a su preciosa compañera de tez morena. En ese momento Cintia supo que nunca tendria que explicar a nadie sobre su fetiche, ninguna mujer que la viese como algo raro... porque Carmin estaba con ella fundida en una bolita amorosa.