Shots de Halloween

Tercero

NOTA: Este shot pertenece a mis shots de Halloween, pero también tiene que ver con mi tema de Travesura, asignado en el grupo de Senku & Kohaku. El tema asignado fue Cazador de Brujas.

NOTA 2: Esto es continuación de Luna Llena. Parte II, pero no necesitan haberlo leído para entenderlo.

NOTA 3: La historia tiene dos versiones, la versión funable sólo estará disponible en un en el que estoy trabajando (sí, donde voy a publicar contenido bastante porno y funable) y la versión no-funable sí la podrán encontrar en Wattpad, Fanfiction y Ao3.

NOTA 4: Perdón por lo descarado que será el "cambio de escena", pero es que la parte funable es casi todo el principio.

La Cazadora se convierte en presa

Kohaku nunca habría imaginado que estaría sentada en la cocina de una chica muy extraña aparentemente enamorada de un demonio, pero lo cierto era que estaba ahí, viendo cómo Adhara curaba sus heridas con miedo mientras ponía cara de terror. Ruri se ofreció a ayudarla, pero ella se negó y siguió aplicando unos ungüentos en sus piernas.

—Entonces… ya que estamos aquí, necesitamos saber algunas cosas. Pero antes, te explicaré un poco de lo que hacemos. Nosotras nos dedicamos no sólo a la cacería de brujas y demonios, sino que también realizamos investigaciones sobre sucesos que podrían vincularse con ellos y mantenemos un seguimiento a situaciones sospechosas que puedan poner en peligro a los humanos, así que nuestro trabajo no sólo se limita a "cazar brujas" —contó Ruri.

Adhara asintió.

—Vinimos aquí porque Kohaku es amiga de la princesa Amaryllis y escuchamos que hay un hechicero muy malvado que ha estado recorriendo algunos pueblos de la región y se sospecha que se ha asentado aquí por una fuerte energía demoníaca que existe en la zona —expuso con bastante preocupación la rubia mayor, y Kohaku secundó esa información, mientras que Adhara seguía asintiendo.

—Eso mismo dijeron los guardias reales en la requisa —informó Adhara.

Kohaku de inmediato supo que algo podría estar muy mal en todo ese asunto, especialmente si la guardia real había ido hasta ese pueblo. Amaryllis y ella no habían hablado demasiado, pero si de algo estaba segura, era que su amiga no quería que su padre se inmiscuyera en ese asunto, ya que habían estado hablando de las implicaciones de que Ibara fuese el primero en encontrar al hechicero.

Recordaba las palabras de la joven princesa: "Por favor, Kohaku, no permitas que Ibara capture al hechicero, ya que lo intentará dominar para utilizarlo para derrocar a mi padre, aunque mi padre aún no sabe esto. Necesito que seas tú quien vaya y traiga al hechicero ante mí, por favor, Kohaku" —eso había rogado Amarylls en su última conversación días atrás y, ahora viendo en perspectiva las cosas, definitivamente las preocupaciones de Kohaku crecieron.

—¡Ja! ¡Debemos apurarnos y encontrarlo antes de que Ibara haga algo! —exclamó preocupada Kohaku y esta vez fue Ruri quien secundó sus palabras.

—¿Existe algún lugar abandonado que tenga altas probabilidades de tener "espíritus malignos"? —interrogó seguidamente su hermana y Adhara quedó pensativa por un momento.

Durante ese instante, la chica había terminado de aplicar el ungüento en sus piernas y había pasado a los brazos, que también estaban con bastantes rasguños. Le sorprendía que hubiera una persona que amara tanto a otra como para llegar al punto de exponer su vida de esa forma, aún sabiendo que ese demonio estaba a punto de acabar con su vida.

—Bueno, Ukyo siempre me dice que hay energías que no le gustan en tres lugares. —La morena alzó tres dedos—. El primero es una iglesia en el noroeste, que está muy cerca de aquí, en la que dicen que murió una hechicera que había sacrificado unos niños, pero sinceramente nadie sabe si esa historia es verídica —contó sobre el primer sitio. Las hermanas asintieron—. El segundo es una casa en el medio del bosque, que está bastante retirada de aquí, pero queda relativamente cerca del lago donde me encontraron con Ukyo —indicó con una mueca de tristeza—. Y, finalmente, la torre del reloj en el medio del pueblo. El reloj funciona a la perfección, pero dicen que existe un espíritu que vive ahí hace varios siglos y por eso ocurren muchos suicidios en el lugar.

Kohaku y Ruri se miraron notando que eran tres lugares con fuerte energía demoníaca en ellos y que podrían explicar lo ocurrido con el demonio.

—La iglesia sería el más cercano, ¿no es cierto? —cuestionó Ruri.

—Así es… el más lejano la casa en el bosque.

—Bien, Kohaku, tú eres más rápida, ve a la iglesia y al reloj. Seguramente nos encontraremos en uno de los dos lugares más distantes. Ya sea en la cabaña o en el reloj.

—¡Ja! ¡Será pan comido, hermana! —se emocionó la más joven.

Así fue como ambas se despidieron de la pequeña mecánica que acababan de conocer, avisándole que volverían, en caso de que no encontraran nada, para descansar en su vivienda. Ella, por supuesto, había accedido a la situación, nuevamente agradeciéndoles por no matar a su amigo. Que chica tan extraña era esa, que había puesto en riesgo su vida por amor.

"Yo jamás haría eso, sólo me arriesgaría por Ruri" —pensó Kohaku, momentos después, cuando ambas hermanas salían corriendo en las direcciones que les había indicado la joven.

Después de ir a la iglesia y enfrentarse a unos cuantos espíritus de pequeño porte, había sido pan comido para Kohaku alcanzar la torre del reloj y en donde había subido por una de las paredes con gran agilidad, tratando de que las penumbras la cubrieran. Por suerte, la ropa que usaban en sus cacerías protegía bastante y, además, la ayudaba a defenderse de energías negativas. Sin embargo, Kohaku sintió un escalofrío cuando llegó a la cima de la torre y estuvo frente a frente con una ventana cercana que le permitía el acceso a la sala de máquinas.

Miró alrededor y le pareció que el lugar era mucho más escalofriante, su cuerpo se tensó y una corriente recorrió toda su espalda, hasta llegar a sus piernas y casi hacerla flaquear. Sí, definitivamente había una fuerte energía negativa en ese lugar. Empezó a comprender que esa energía le hacía perder sus fuerzas y hacerla sentir desdichada, cosa que no había experimentado antes de eso.

A pesar de que estaba oscuro, Kohaku veía perfectamente bien, ya que su visión siempre había sido prodigiosa y superior a la de un ser humano común, aunque realmente no se podía decir que ella fuese totalmente humana, pero eso ya sería otra historia.

La mujer sacó un cuarzo que tenía en una pequeña bolsa en su cinturón y lo sostuvo en su mano mientras caminaba, repitiendo palabras de protección para aislar las energías negativas en el entorno. Necesitaba salir rápidamente de ahí por si su hermana se topaba con el hechicero, ya que no podía dejarla sola.

—Vaya, vaya… no suelen visitarme demasiado —habló una voz desconocida, con un tono bastante ronco que nuevamente estremeció el cuerpo de Kohaku.

Se volteó en dirección a donde procedía la voz, encontrándose cara a cara con un hombre que probablemente tendría su edad (teniendo en cuenta su apariencia) y que la miraba con una sonrisa ladina. Su cabello era blanco puntiagudo, con estas puntas en color verde, recordándole a la apariencia de un cebollín y sus ojos de un rojo que definitivamente no podían pertenecer a ese mundo. Su aura, claramente visible con la visión superior de la rubia, reflejaba un color verde esmeralda, lo que no compaginaba con una energía enteramente demoníaca, y no, definitivamente no era un fantasma.

—Tú eres… el hechicero —sentenció finalmente ella, percibiendo cómo la energía del lugar empezaba a atormentarla nuevamente y le hacía sentir temor ante la presencia de ese sujeto, miró rápidamente hacia abajo y abrió la mano: su cuarzo se había transformado en una piedra negra.

Levantó la mirada nuevamente, pero esta vez lo que se encontró fueron los ojos rojos del hechicero frente a ella.

—¿Cómo es que…? —iba a preguntarle cómo se había movido tan rápido, pero no pudo terminar la frase, porque en ese momento unas sogas salieron del techo y la apresaron tanto de las manos como de los pies, haciéndola maldecir por haber caído en semejante trampa.

—Mi nombre es Senku… Senku Ishigami —se presentó él con tranquilidad—. Lamento mucho apresarte de esa forma, sólo has sido un alma desdichada que justamente ha llegado a mí cuando más la necesitaba.

Intentó hablar y se dio cuenta de que no podía emitir sonidos.

—Sí, tuve que silenciarte, ya que… lo que pasará a continuación tampoco me place demasiado y no quiero oír tus gritos —señaló pareciendo más bien fastidiado y llevando su mano al cuello—. No me interesa saber tu nombre ni nada de ti, hueles a virgen y eres justo lo que necesito para invocar al demonio que me dará el poder para destruir a todas las absurdas religiones que frenan el progreso de la humanidad. —Parecía bastante enojado con esas palabras y Kohaku de verdad no estaba entendiendo nada.

Decidió pensar fríamente para intentar soltarse de las sogas, pero parecían demasiado resistentes, incluso para la fuerza sobrehumana que ella tenía. Forcejeó todo lo que pudo, pero no logró siquiera zafarlas del lugar. Senku desvió su mirada hacia ella, quien notó un deje de pena que sólo duró una fracción de segundos, pero lo suficiente para que ella se preguntara por qué alguien dispuesto a hacer daño sentiría pena por lo que estaba próximo a hacer.

Lamentablemente, ella no pudo analizar mucho más de ese asunto, porque en ese momento él alzó la mano e hizo un movimiento que dejó salir parte de su aura hasta rodearla, acto seguido, Kohaku estaba completamente desnuda.

Senku se aprovechó de ella tras haber hecho eso, corrompió su cuerpo tocándola y mancillándola, algo que nunca nadie había hecho, la Kohaku virginal sucumbió ante el deseo y posteriormente se planteó la posibilidad de entregarse a él voluntariamente. Necesitaba más, no importaba que inicialmente él hubiera abusado sexualmente de ella, ella había adquirido el gusto por sus caricias y por esos momentos de relajación posteriores al placer.

—Prometo no ser cruel y que lo disfrutarás. Y perdóname, pero tengo que hacerlo… piensa que es sólo tu virginidad lo que sacrificarás para traer al mundo un bien mayor —explicó—. Es una realidad… el fin justifica los medios —había sido una de las últimas cosas que él le había dicho, antes llevarla a la locura aun siendo su primera vez.

Siguió tocándola y haciéndole esas cosas que en otro momento ella habría considerado terribles, pero su deseo estaba por encima de otras cosas.

—Supongo que te preguntas cómo funciona el hechizo, ahora que estás viendo el círculo. Verás… tus fluidos vaginales de virgen deben hacer que el círculo brille lo suficiente, y luego la sangre que brote de ti al momento de que tu virginidad sea robada será la que permitirá que el demonio sea invocado. Luego de eso debo hacer que alcances el orgasmo a pesar del dolor… supongo que esa será la tarea más difícil, pues la verdad esta también será mi primera vez. Pero… no pasa nada. Prometo ser gentil —explicó el hombre con una sonrisa ladina tras haberla hecho alcanzar un gran placer.

También le puso un apodo horrible: leona, pero ella no quería pensar en lo que implicaba. Las manos de Senku la tocaron, y finalmente él la convenció de dejarla penetrarla, aunque en ningún momento él la desató, seguía en esa posición extraña e incómoda, pero que al mismo tiempo parecía gustarle. Que guarra se sentía mientras se dejaba llevar por ese hombre.

Después de un momento de dolor, seguido de placer desbordante y cada vez más lujuria y pasión, esa sensación de satisfacción que ya había sentido la golpeó nuevamente, su interior se contrajo fuertemente sobre el miembro de Senku y prácticamente sintió que una parte de ella estaba succionándolo desde su interior. Fue magnífico, y luego sintió una gran relajación y los músculos de todo su cuerpo empezaron a relajarse.

El corazón de Kohaku empezó a desacelerar, y se dispuso a acompasar su respiración. Iba a decirle algo, a insultarlo, era un imbécil, le había arrebatado su virginidad, pero al mismo tiempo quería pedirle más.

Vio brillar el círculo bajo sus pies y vio cómo Senku sonreía ladinamente, pero en ese momento un cuchillo atravesó el cráneo del hechicero a gran velocidad, llevándoselo por lo débil de su cuerpo. La sangre salpicó a Kohaku, que no pudo pensar demasiado, porque en ese momento las sogas a su alrededor fueron cortadas, ella sólo volteó al lugar donde había caído el cuerpo sin vida, con el cráneo destrozado de Senku. Estaba horrorizada, y en ese momento su hermana la tomó entre sus brazos.

—Kohaku… perdón, perdón por no estar aquí —dijo entre sollozos Ruri.

Ella no pudo evitar desmayarse y no supo más de sí misma. Le gustaba Senku y su hermana acababa de matarlo.

—Hola… despierta, humano~ —le habló una voz cantarina muy extraña, haciendo que Senku de repente reaccionara.

¿No se suponía que estaba muerto?

—¿Pero qué mierda me pasó? —preguntó enojado abriendo los ojos y viendo una silueta borrosa.

—Tuve que sanarte, no me quedó de otra —confesó el sujeto frente a él—. Me invocaste, ¿no? Tengo un pacto contigo ahora~ —saludó cantarinamente.

Senku miró a los lados, había sangre desparramada, el círculo de invocación ya no brillaba y frente a él había un demonio muy parecido a un humano, vestido con un extraño traje de color lila, pero con unas orejas y alas de murciélago. Su cabello era mitad blanco y mitad negro y sonreía demasiado alegremente para ser un demonio.

—¿Quién mierda eres? No creo que seas el demonio que busco.

—Oh… me ofendes, humano~. —Realmente no parecía ofendido, sino, más bien, divertido.

—Mi nombre es Senku Ishigami. Y mi deseo es erradicar todas las religiones para que la ciencia prevalezca y así poder utilizar mis dotes alquímicos para que el mundo progrese —explicó él, levantándose por fin y dándose cuenta de que estabas desnudo.

El demonio lo miró con suavidad.

—Senku-chan~. Lamentablemente, no puedo hacer eso por ti, tu conjuro era para buscar a Ryusui-chan, por lo visto~ —dijo riéndose—, mi nombre es Gen y me especializo en el engaño. Y tú mismo fuiste engañado, no violaste a una humana, violaste a una onza, Senku-chan~ —explicó.

—¿Pero qué mierda…?

—Sí, esas felinas se parecen mucho a los humanos, y es híbrida, así que su cuerpo cambia~ —le aclaró Gen—. Yo no tengo el poder para cumplir tu deseo, sólo puedo apoyarte en el engaño y la mentira, Senku-chan~. ¡Pero tienes suerte! Los pactos conmigo duran 20 años, así que seré tu fiel compañero por los siguientes 20 años~ —mencionó alegremente, haciendo salir de sus manos un montón de destellos.

Maldijo por lo bajo. Si ya se sentía mal por haber abusado sexualmente de esa chica (cosa que no pensaba volver a hacer con nadie más), ahora se sentía peor porque ni siquiera había invocado al demonio correcto. Tendría que ver en qué podría utilizar a ese extraño demonio de las trampas y las mentiras… y definitivamente era una completa mierda.

Esperaba algún día volver a ver a esa leona nuevamente y disculparse por lo que había hecho.

"No estuvo nada mal. Fue una equivocación que resultó mejor de lo que pensé" —pensó mientras trazaba una nueva estrategia.

Pero definitivamente cambiaría el mundo.

O dejaría de llamarse Senku.

¡Y eso es todo!

Espero que les haya gustado mi aporte de Travesura. Perdón por no colocar el lemoncito, pero la verdad no es por no querer ser descriptiva (saben bien que bastante lo soy), sino porque este lemon es un poco funable por el tema de que es sin consentimiento.

OJO: No apoyo en lo más mínimo ningún tipo de agresión sexual, por eso trato de que en todas mis historias haya consentimiento, pero esta lo ameritaba. Pueden verla en mi (que ya lo dejé activo), el cual estará en mi perfil de Wattpad de ahora en adelante. Dra. Hentai, es mi página… jeje, por si lo quieren buscar directamente en .

En fin, como bien saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, sino que le pertenecen a Inagaki y Boichi, yo sólo los uso para fines de mis historias, las cuales sí son de mi autoría.

Los quiero mucho y espero que puedan dejarme reviews para motivarme a seguir escribiendo. ¡Besos!